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12. Flipo

Quackity leía los mensajes que caían como gotas de lluvia, Luzu solía ser un poco intenso cuando tardaba en responder.

Sonrió para si mismo y siguió cepillándose los dientes mientras se veía al espejo. Su cabello despeinado, debajo de sus ojos habían ojeras bastante notables y obvias, muy remarcadas, no había estado durmiendo bien últimamente.

Llevaba una sudadera negra que había sido un regalo de Luzu.

Bueno, en realidad se la había robado la última vez que se habían visto. Pero no podía dejar de usarla, sin importar que hiciera calor o frío, Quackity no dejaba de usar aquella sudadera, que a pesar de todo, seguía oliendo a su novio, seguía oliendo a Luzu.

Le encantaba el olor del castaño, así como también le encantaba el castaño, lo traía simplemente loco.

Tomó su teléfono y salió del baño cerrando la puerta detrás de él. Escribió una respuesta para cada uno de los mensajes de Luzu y se dejó caer en la cama con el teléfono a un lado. Su teléfono vibró casi al segundo.

Quackity cerró los ojos, y cuando los abrió, no estaba en su habitación, estaba en un lugar distinto.

Todo a su alrededor era un mar de distintos colores brillantes que lo dejaban cegado. Rojo, rosa, amarillo, naranja...

Eran tulipanes.

El cielo era azul y el sol estaba en su mejor punto, el calor era simplemente imposible de ignorar, pero llevaba una camisa blanca de manga larga y unos pantalones del mismo color.

Quackity se sentó entre las flores que lo rodeaban y volteó hacia todos lados, completamente confundido, y a su lado, se encontró a un castaño bastante conocido, tirado en el suelo, con flores en la cabeza y los ojos cerrados, pero respirando tranquilamente, seguramente dormido.

El castaño abrió uno de sus ojos y observó al pelinegro mientras una sonrisa se le formaba en el rostro. El pelinegro se hizo un poco para atrás cuando el castaño se sentó, aún con los ojos fijos en los suyos.

¿Acaso aquella escena era real?

No podía serlo.

Era simplemente imposible que todo aquello pudiera estar pasando en la vida real, pero sabía que al mismo tiempo no lo era por completo. Luzu lo tomaba de la mano y no dejaba de verlo directamente, para luego ponerse de pie.

Quackity dejó de sentir su piel junto a la de Luzu e imitó sus pasos, poniéndose de pie. Luzu caminó entre los tulipanes, pisando algunos mientras se alejaba de un confundido Quackity, quien observa como el castaño se alejaba de él para acercarse cada vez más a una figura a lo lejos, que a penas se podía distinguir.

El pelinegro corrió detrás de Luzu, pero tropezó y cayó, golpeándose fuertemente en el suelo. Soltó un gruñido y levantó solamente la mirada, encontrándose con Luzu, refugiado en los brazos de aquella extraña figura, no tenía rostro y mucho menos algún rasgo para poder distinguirlo, lo único que podía percibir era un mechón de color naranja en su cabello.

Frunció el ceño y abrió los ojos otra vez.

Se pasó las manos por el rostro, y cuando pudo ver todo a su alrededor, estaba en su habitación una vez más, había sido un sueño.

-Y dicen que los sueños tienen significados, que estupidez — dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama.

Tomó su teléfono, había estado dormido un par de horas, así que Luzu le había mandado varios mensajes, preocupado. Sonrió.

Había sido un sueño, su Luzu no sería capaz de abandonarlo, el nunca lo haría. Estaba completamente seguro de que así era, y así sería siempre.

A pesar de que no llevaba mucho tiempo con Luzu, le gustaba hacerse ilusiones de que en algún momento de su vida, se iban a casar, iban a tener hijos e iba a despertar junto al castaño cada día que le restaba en el mundo.

Le gustan soñar despierto e imaginar miles de escenarios junto a Luzu, aunque luego le diera pena y lo llenara de nervios un simple roce de manos.

El amor era algo que había desconocido toda su vida, pero...

"Te quiero mucho, mi niño, ¿Nos vemos luego?"

Podía aprender sobre el amor junto a él.

[💙]

-¿Sabías que mis flores favoritas son los lirios? — Quackity comentó.

Estaba acostado en el regazo de Luzu, el castaño jugaba con su cabello mientras lo escuchaba atentamente, ignorando por completo el ruido que existía a su alrededor, casi como si fueran los únicos en ese parque.

Últimamente, a ambos les estaba dando igual lo que dijeran o las suposiciones que otras personas pudieran llegar a decir o hacer sobre su relación, pues lo que importaba eran ellos y cómo se sentían en la relación, pero aún no se sentían lo suficientemente listos como para confirmar que eran novios públicamente.

Aunque no fuera un secreto para nadie en ese punto.

-Son muy lindos, como tu, mi Quacks — Quackity amaba cómo Luzu añadía un "mi' antes de cada apodo meloso con los que lo llamaba — y ese detalle tuyo ya lo sabía, me gusta aprender sobre ti.

-Pero eso no te lo había contado — Quackity frunció el ceño, causando una risa en Luzu.

-Pero tu mismo lo dijiste, eres conocido, y a mi me gusta saber sobre las personas que quiero, sin importar que me tome un rato de investigación por internet.

-¿Y qué más puedes saber de mi por internet?

-No todo lo sé por internet, hay cosas que se aprenden por la persona, y hay otras que se aprenden observando.

-La tercera suena interesante, dime unas cuantas cosas que has aprendido de mi de ese modo.

-Tus ojos brillan más que mil estrellas juntas. A pesar de que finjas que no, te gustan los apodos melosos que llevan "mi" antes de este. Eres bastante romántico aunque digas que no. Haces mala cara cada vez que miras pastel de tres leches o comida supuestamente mexicana que en realidad es todo lo contrario, a menos que sea "la nalgada", claro — lo último los hizo reír a ambos — te gustan los patos, te emocionas cuándo salimos y hay cosas relacionadas con ellos, aunque al final no digas nada. Te gusta Taylor Swift, miras con ojos de admiración sus discos en las vitrinas de las tiendas. Te gusta que te tome de la mano y te de besos en la mejilla. Y esas son solamente algunas cosas.

Quackity estaba sin palabras.

Nunca nadie lo había llegado a conocer tan bien cómo aquel castaño frente a el. Tragó grueso y fingió que su corazón no se estaba derritiendo como un helado de sandía en un verano caluroso, pues Luzu lo había dicho, no le gustaba demostrar que era cursi, aunque en el fondo de su corazón si lo era.

Le dió un beso en la mejilla a Luzu y luego apartó la mirada mientras el castaño se volvía completamente rojo de las mejillas.

Le emocionaba incluso un simple beso en la mejilla.

¿Era aquel revoloteo en su estómago lo que todos llamaban mariposas?

-Que seas romántico no quita que seas un viejo drogo — Quackity bromeó.

-Aun con tus chistes, me encantas demasiado.

-¿Quien dice que es un chiste? — Quackity se cruzó de brazos.

-Ay, me encantas demasiado — Luzu dijo con una sonrisa antes de dejar un beso en las comisuras de los labios del pelinegro.

Quackity estaba completamente rojo, llegando al punto de parecer un tomate. Soltó una risa nerviosa y volvió a recostarse en las piernas del castaño, cerró los ojos, sintiendo como los dedos de Luzu acariciaban su cabello dulcemente.

Y se quedó dormido.

[💙]

La etapa de felicidad para la pareja es de mis favoritas, aunque siempre me gusta el drama, mala mia JAJAJAJA

(Escribir sobre personas que ya no forman parte de mis prioridades me encanta 🤪)

Nos vemos ♡︎

[💙]

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