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05. Marihuano mañoso 😈

-¿Quackity?

-Hola, Vegetta — el pelinegro saludó alegremente a uno de los dueños de la casa a la que recién había llegado.

Vegetta lo observaba con completa confusión, aún sosteniendo la puerta.

Quackity apretó fuertemente la caja que traía entre sus manos y pensó seriamente en volver a llamar a Vegetta al ver que este no había reaccionado y aún se encontraba procesando que lo tenía al frente.

Tenía a Quackity, en la puerta de su casa, y el nunca le había dado su dirección a él o a Rubius, así que solamente Luzu podría haberlo hecho.

-¿Qué estás haciendo aquí? — Vegetta preguntó cuando consiguió salir un poco del trance.

-Uh, venía a visitar a Luzu — Quackity explicó — el me estuvo contando sobre su accidente y me invitó, así que no me negué.

-Bueno, eso tiene sentido — Vegetta sonrió al escuchar la explicación de Quackity.

Vegetta terminó de abrir la puerta y dejó entrar a Quackity.

Quackity observó con admiración cada punto en la amplia sala de estar que estaba conectada a la cocina y comedor. Habían varios trofeos y medallas en algunas repisas, fotografías, cuadros y flores de colores opacos tanto cómo cegadoras.

Se notaba el empeño que había en la habitación, lo más seguro es que todo lo habría diseñado el de orbes lilas, pero Luzu habría estado ayudando a Vegetta de vez en cuando, pues se notaba la esencia de ambos en cada rincón de la habitación.

Quackity caminó lentamente, intentando no perderse ningún detalle. Aún no podía creer que estaba pisando el suelo de la casa de su crush desde que tenía memoria, era casi irreal.

Vegetta se acercó a él y señaló una puerta hasta el final del pasillo.

-Esa es la habitación de Luzu, toca la puerta y cuando escuches un pase o un gruñido podrás entrar — Explicó — seguramente está despierto, así que no te preocupes por el gruñido, que eso es sólo cuando lo despierto.

-¡Gracias, Vegetta! — el chico dijo antes de caminar hasta la puerta.

Vegetta se llevó una mano a la cadera y negó con la cabeza, caminó hasta la cocina y escuchó cómo Quackity tocaba la puerta de la habitación.

-"Ni mi giisti Qiickiti" — Vegetta imitó a Luzu. Soltó una carcajada y comenzó a preparar la cena.

Quackity tocó la puerta y casi al instante escuchó un ronco "pase" proveniente de la habitación de Luzu.

Retuvo el aire en sus pulmones mientras tomaba el pomo de la puerta lentamente, sintiendo que si respiraba podría arruinar la oportunidad que Luzu le había brindado de visitarlo.

Abrió la puerta a paso de caracol y se asomó.

Luzu estaba acostado en la cama mientras jugaba videojuegos, no llevaba camisa, solamente un buso de dormir a cuadros, así que su torso estaba completamente expuesto.

Quackity no pudo evitar echar un vistazo de arriba a abajo al abdomen marcado de Luzu.

« Dios, que se sentirá estar en el cielo... » Quackity pensó.

El castaño mordía su labio inferior, completamente concentrado. Quackity apreció que Luzu tenía un gran talento con los videojuegos. Estaba jugando al "Mario Kart" e iba en primer lugar.

Ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de Quackity en la puerta, y tampoco de la mirada que Quackity le estaba dando, casi comiéndoselo vivo.

-Vegetta, si me traes algo, déjalo donde siempre o habla, no te quedes ahí — Luzu habló finalmente.

Quackity soltó una risita, todo ese tiempo Luzu había pensado todo ese tiempo que el era Vegetta.

Al escuchar la risa, Luzu le puso pausa al juego y soltó un chillido al encontrarse no con Vegetta, si no con Quackity en la puerta de su habitación.

Se apresuró y tomó una de las camisas tiradas en la esquina de su cama y se la puso.

-Hola, Luzu — Quackity se recostó en el marco de la puerta — creo que se te ha olvidado que me habías prometido que serías mi anfitrión en tu casa si no seguía enviando regalos.

Luzu tragó grueso.

Quackity lucía extrañamente bien ese día, con sus pantalones sueltos, una camisa igual de suelta que sus pantalones y un gorro en su cabeza.

-Lo había olvidado... — Aceptó — ¿Q-Quieres jugar?

« ¡El gran Luzu acaba de tartamudear por un chico! » Se burló de si mismo en su mente.

Quackity sonrió, se separó del marco de la puerta y caminó hasta la cama. Se sentó junto a Luzu y le entregó el regalo que le había llevado.

Luzu lo miró con una ceja levantada, ambos estaban completamente rojos y sentían que la temperatura en la habitación había comenzado a subir a gran escala.

-Dijimos que no más regalos...

-Dijimos que no más regalos por delivery, no dijimos nada sobre los regalos que se entregan de frente a frente — Quackity sonrió — además, no podía venir con las manos vacías a tu casa.

-No tenías por qué molestarte.

-Es un pequeño regalo nada más, Luzu, vamos, ábrelo — Quackity animó.

Luzu soltó un suspiro y asintió.

Abrió la envoltura del regalo entre sus manos con cuidado, la envoltura no era lo mejor que había visto, pero seguramente Quackity se había esforzado al hacerlo, así que no lo molestó, aunque quería hacerlo.

Había una cajita de madera tallada dentro de la envoltura, habían detalles de flores de las mismas que Quackity le había enviado el día anterior. Luzu tragó grueso y acarició la caja con admiración pura.

Subió la mirada un segundo, y se encontró con los ojos brillantes y llenos de emoción de Quackity, pareciendo un niño pequeño frente una tienda de dulces.

Luzu sintió que el calor subía hasta sus mejillas, los ojos de Quackity eran cómo perlas que le gustaría vestir en un collar para llevarlos a todas partes.

Llevó su toque hasta el cierre de la caja y un escalofrío lo recorrió.

Quackity lo detuvo antes de que pudiera abrir la caja, el chico estaba completamente rojo, casi como un jitomate.

-Ábrelo cuando estés sólo — Le dijo. Su mirada bajó hasta sus manos, fue ahí cuando se percató de que la mano de Luzu y la de el estaban una sobre la otra — Pendejo deja de mirarme de ese modo.

Luzu soltó una risa nerviosa y alejó sus manos sin percatarse de que había roto el contacto entre sus manos y las de Quackity. El pelinegro soltó un suspiro ante aquello, pero disimuló la decepción.

El castaño observó bien la caja.

-¿Me regalaste un dildo o por qué te da tanta pena, Quackity? — Luzu sonrió, se notaba la diversión en su rostro.

Quackity abrió los ojos en grande y negó aquello al instante.

-¡Viejo drogo y pervertido, me lleva la chingada! — se quejó — ¡¿Cómo crees que te voy a regalar un dildo?!

-No lo sé, sólo tengo el presentimiento de que eres de esos que da regalos raros — Luzu se encogió de hombros.

-¡Nunca regalaría un dildo!

-Uhm, si tu lo dices — Luzu dejó la caja en su mesita de noche y volvió a tomar el control de la consola.

Le pasó uno de los controles a Quackity y tomó el que quedaba.

-¿Estás listo para que te haga papilla en Mario Kart? — Luzu sonrió.

-Ya veremos quién hace papilla a quien, Luzu — Quackity aceptó el reto sin dudar ni un segundo.

Luego de varias partidas del Mario kart durante varias horas seguidas, Quackity ganó dos rondas... Y Luzu diez.

El pelinegro tiró el control con cuidado a la cama, pero aún demostrando lo enojado que se sentía por haber perdido por décima vez contra Luzu.

-¡Este control debe tener algo malo!

-Quackity, hemos cambiado de controles en todas las partidas...

-¡Pues tú les haces algo mientras los tienes para que yo pierda, pero esto no es justo! — se cruzó se brazos — ya no juego.

Luzu soltó una carcajada y le dió su control a Quackity — toma, yo jugaré con el control que tenías — Quackity lo observó con recelo, pero aceptó el cambio y le entregó el control a Luzu.

Esta vez, Luzu dejó ganar a Quackity y fingió que las burlas por parte del pelinegro le afectaban.

-Bien, tu ganas, Quackity — Luzu rodó los ojos — ahora, ¿Podemos hacer algo más?, Trece rondas de Mario Kart cansan demasiado.

-Eso es que te afectan las drogas.

En respuesta, Luzu tomó el paquete de cigarrillos que estaba en la mesa de noche y un encendedor.

Quackity entrecerró los ojos en dirección a Luzu.

El castaño encendió un cigarrillo y se lo llevó a la boca, a Vegetta nunca le había gustado que el fumara en la habitación, pero Vegetta no estaba y tenía la excusa de que su pie dolía.

Luzu le ofreció un cigarrillo a Quackity cómo la primera vez en la que habían hablado, Quackity lo tomó, pero luego subió la mirada hacia Luzu.

-Pero... yo no sé fumar — Quackity dijo.

-Si quieres te paso el humo... Por la boca — Luzu bromeó.

El color llenó las mejillas de Quackity por completo.

-Ya mejor dime qué me quieres besar, marihuano mañoso — Quackity respondió con una risa.

-Los besos son de reforzamiento de amistad, Quackity, igual que pasar el humo por la boca — Luzu soltó el humo del cigarrillo.

-Bueno, entonces, hazlo.

-¿Quieres que te bese? — Luzu levantó una ceja.

-¡No, pendejo! — Quackity chilló — que me pases el humo por la boca...

Luzu comenzó a toser de la sorpresa y Quackity comenzó a darle un par de palmaditas en la espalda al instante.

Los ojos de ambos se encontraron un par de segundos y el silencio llenó la habitación. Ninguno dijo nada, ninguno se movió, solamente se quedaron ahí, viéndose fijamente y con el corazón acelerado.

La mirada de Luzu bajó inconscientemente hacia los cerezos rojizos de Quackity, eran su capricho más deseado, probar aquellos labios debía ser cómo tocar el cielo con las manos y nadar entre un río de nubes suaves y esponjosas.

La mirada de Quackity estuvo fija en el rostro de Luzu todo el tiempo, cuando aún no lo conocía en persona, Quackity solía decir todo el tiempo que Luzu debía ser muy lindo de cerca.

Y Dios mío, si que lo era.

Sus pestañas largas chocaban con sus mejillas llenas de un color rojizo, sus labios lucían suaves y rosados sus ojos brillantes y de color carmín cómo las esmeraldas, su cabello despeinado que se pegaba a su rostro.

Luzu era bellísimo desde cerca.

El momento fue interrumpido por un par de golpes en la puerta, ambos se alejaron al instante y se acomodaron en la puerta cómo si no hubiera pasado nada antes.

-Pase — Luzu murmuró cómo pudo.

Vegetta abrió la puerta y se asomó, cómo si esperara encontrarse con una escena distinta que involucraba un poco más de cercanía entre Luzu y Quackity.

El de orbes lilas observó a los dos chicos y rió.

-La cena ya está lista — informó — ¿Te quedarás a cenar, Quackity?

El pelinegro finalmente reaccionó y negó con la cabeza, se levantó de la cama llamando la atención de Luzu.

-Nos vemos luego, Luzu — se despidió y caminó hacia Vegetta.

El de orbes lilas le dió una mirada a su mejor amigo antes de acompañar a Quackity hacia la puerta.

Luzu cerró los ojos un par de segundos, apagó el cigarrillo y tomó la caja de madera que se encontraba en su mesita de noche.

La abrió cuidadosamente y se encontró con un bello reloj de color negro, parecía caro, pero, al lado del reloj, había una nota. Luzu sacó la nota y cerró la caja para dejarla una vez más en la mesa de noche.

Con un poco de miedo, leyó lo que decía la nota.

"Viejo drogo espero que pronto estés bien otra vez! :P"

Luzu sintió un revoltijo en su estómago

¿Qué significaba eso?

La puerta se abrió y Vegetta entró con dos platos de pasta en las manos.

Luzu escondió la nota rápidamente y se acomodó en la cama una vez más.

Cuando comenzaron a comer, Vegetta intentó hablar.

-No, Vegetta, no me gusta, es solamente un amigo.

-Si tu lo dices, Luzu — Vegetta rodó los ojos y siguió comiendo para no decir lo que pensaba de verdad.

[💙]

Quackity y Luzu se tienen que besar pronto, si o si 🙏🙏🙏

Nos vemos ♡︎

[💙]

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