01. Rubius el mejor doxxeando
Un joven de cabellos castaños caminaba de un lado para otro, nervioso, pero acostumbrado a la adrenalina minutos antes de sus presentaciones.
El patinaje en hielo era su vida, literalmente.
Sabía andar en patines desde que tenía ocho, algo que logró llamar la atención de los medios cuando cumplió los diez, pues sus presentaciones eran tan perfectas que dejaban sorprendidos al resto.
Su nombre ascendió rápidamente, y hasta el momento, a sus veintidós años, era uno de los mejores en lo que hacía.
Arregló sus guantes y se miró al espejo, su cabello aún estaba mojado, algunas gotas caían por su rostro hasta llegar a su clavícula expuesta ante el traje que había elegido, tomó una de las toallas y secó su rostro.
Sus ojos eran naturalmente negros, pero usaba pupilentes de color rubí oscuro, que hacía a sus ojos mucho más llamativos de lo que eran.
Escuchó un par de golpes en la puerta, sin muchos ánimos, camino hasta esta y la abrió, encontrándose con un hombre de orbes lilas que sostenía un par de papeles entre sus manos.
-Luzu — lo saludó — te quedan cinco minutos, así que termina de prepararte rápido o te juro que te quitaré todas esas botellas de alcohol que tienes en tu habitación de vuelta en casa.
-Entiendo, Vegetta — Luzu rodó los ojos — eres mi representante pero aveces me recuerdas a mi madre, ¿No te cansa?
-Son los gajes del oficio... Y de trabajar con tus amigos — rió — no te quito más el tiempo — dió un par de pasos hacia atrás — déjalos locos.
-¿Cómo lo hago siempre?
-Exacto.
Luzu suspiró y apoyó su cabeza en la puerta cerrada.
-No los puedo decepcionar — se quedó en silencio un par de segundos — ¿Pero qué mierdas digo?, Yo nunca lo hago mal, Luzu, lo mejor será que te calles.
« Idiota, hablando consigo mismo » pensó
Arregló su cabello y tomó sus patines.
Respiró profundamente y salió del cuarto. El pasillo estaba repleto de fotografías enmarcadas de jugadores anteriores y famosos que habían ganado miles de competiciones.
Leyendas, en pocas palabras.
Luzu caminó entre la gente que organizaba aquel evento, intentando no atrasarse, quedaba bastante claro que lo último que quería era perder el permiso de tomar alcohol que había recibido por parte de Vegetta después de meses sin haber probado ni un vaso de shot.
El escenario no era tan grande cómo a los que estaba acostumbrado, pero era lo suficientemente bueno para el.
Estaba confiado en su rutina, la había practicado durante meses, no lo arruinaría frente a tanta gente.
No otra vez.
Sus ojos se detuvieron en un joven sentado en los bancos, a su lado, un hombre alto de cabello rubio, pero este último no le importó, en lo absoluto.
Su mirada estuvo fija en aquel chico de cabellos pelinegros, su sonrisa era perfecta, y se imaginaba el sonido de su risa, seguramente angelical.
-¿A quien estás mirando? — la voz de su mejor amigo detrás de él lo hizo dar un respingón.
-¡¿Cómo mierda le hiciste?!
-La teletransportación se adquiere al mes de trabajar contigo — rodó los ojos — estaba aquí desde antes, Luzu, pero, volviendo al tema, ¿A quién veías?
-A ese chico de ahí, ¿Quién es?
La mirada del de orbes lilas fue hacia aquel chico que Luzu le había indicado, tardó un par de segundos reconocerlo.
Sus cejas se levantaron.
-Oh, ese es Quackity, viene de México y no es tan chico como luce, tiene veinte...
-Exacto, un chico — puso una mueca.
-Luzu, no hables como si fueras un viejo, tienes veintidós — Vegetta reclamó — una nueva promesa del patinaje sobre hielo, ya tiene unos cuantos fans, y no solamente chicas.
-A mí los chicos también me aman, estoy seguro de que no es ni la mitad de bueno que yo — Luzu habló.
-Ya veremos dijo el ciego — Vegetta se llevó las manos al rostro — su mánager ya tiene historia en esta industria, Rubius es un hueso duro de roer, seguramente Quackity lo es también si trabaja con el.
-Bueno, ¿Y tú cómo sabes tanto?
Vegetta puso una mueca.
-Soy tu manager, Luzu, tengo que investigar la competencia.
-Se me olvida por completo ese punto...
-Lo mejor es que te vayas colocando los patines, así no lo haces mientras te nombran — rió — soy una mamá orgullosa, ¿Sabes?
Luzu rió y se sentó en una de las bancas junto al escenario para colocarse los patines.
Se levantó, apoyándose fuertemente en el barandal, Vegetta se acercó a él y limpió con un pañuelo un sucio en su mejilla, con una sonrisa burlona en el rostro.
Luzu rodó los ojos, pero dejó que Vegetta hiciera aquello.
-Eres un idiota, Vegetta.
-Niega que sin este idiota tu no serías nada.
-Sin ti y tu idiotez, yo no sería nada, Vegetta.
-Así me gusta, Luzu, ahora ve.
Luzu sonrió y se despidió de Vegetta para colocarse en la entrada al escenario.
Sus ojos de color rubí se desviaron una vez más hacia aquel joven, por un segundo, Quackity desvió la mirada, así que los ojos de ambos se encontraron.
El corazón de Luzu se paró por un segundo, al igual que su respiración al tener aquellos ojos sobre el, Quackity sonrió.
-El siguiente contrincante viene fuerte, ¡Les presentamos a Luzu! — anunciaron, haciendo que el mencionado reaccionara.
Luzu entró al escenario, sintiendo las miradas de miles de personas sobre el, pero su cuerpo se movía por el lugar, estando acostumbrado a todas aquellas miradas de todo tipo.
-¿Acaso tú ídolo te acaba de ver, Quackity? — Rubius le dijo al chico sentado junto a él.
El pelinegro seguía pasmado en su lugar, con una gran sonrisa en el rostro y el corazón a mil.
-¡Luzu me vió, Rubius, y yo le he sonreído! — se levantó de repente.
Rubius soltó una risa ante la emoción de su amigo.
Para el pelinegro, aquel pequeño segundo había sido como estar en el paraíso, aunque no hubiera durado absolutamente nada, para el, fue como una eternidad.
Se acercó al barandal que lo separaba del escenario y observó a Luzu, siempre creyó que las rutinas del castaño eran lo mejor que podían existir en el mundo, siempre tan perfectas y refinadas.
Sus ojos brillaban al verlo, al igual que su imaginación volaba, pensando en cómo sería estar entre los brazos de aquel joven, pues apesar de que había sido su ídolo desde hace años, también había sido su crush.
-Luzu...
-El enamorado — Rubius suspiró a su lado — ay, aún recuerdo la primera vez que me enamoré...
-Cállate, Rubius, en este momento no quiero escuchar sobre cómo te dejaron plantado en el altar — Quackity respondió.
-Que mal amigo...
Quackity ignoró por completo a su amigo rubio y se centró en aquel pelinegro frente a el.
[💙]
-¡Lo hiciste genial! — Vegetta le entregó una botella de agua una vez salió del escenario.
Luzu sonrió y se sentó en una de las bancas, varias gotas de sudor caían por su cuerpo, pero todo el esfuerzo había valido la pena, la presentación había salido perfecta y el no había fallado.
Vegetta estaba feliz, y él estaba conforme con los aplausos que había recibido aquella noche. Le dió un gran trago a la botella, dejándola a la mitad.
-¿Ya no me quitarás el alcohol?
-Por ahora no, te lo mereces después de tantos meses entrenando — rió — muero por volver a casa.
-Yo también — Luzu se llevó las manos al rostro — ya quiero caer rendido en mi cama.
-Claro, eso será lo qué llegarás a hacer — rió.
-¿No me crees?
-Es imposible hacerlo — asintió — pero no te juzgo.
-¿Estarás conmigo?
-Lo estaré, pero no beberé ni una gota.
-Sirve para mi — se encogió de hombros.
-¡El siguiente es una nueva promesa!, ¡¿Están listos para conocer a Quackity?!
Aquello llamó la atención de Luzu, quién se levantó del banco y se apoyó en el barandal que lo separaba del escenario para ver la presentación.
Vegetta levantó una ceja, curioso, pero se acercó a Luzu y se quedó a su lado, dispuesto a ver la presentación.
Quackity entró al escenario, nervioso, pero intentado no centrarse en que existía la posibilidad de que pudiera hacer el ridículo.
Fue entonces, que de reojo logró ver a Luzu, viéndolo, apoyado en el barandal, su mirada estaba fija en el con gran curiosidad, aquellos ojos rubis eran tan imponentes.
Fue ahí cuando se dió cuenta de que no tenía la posibilidad ni estaba en el momento para fallar, tenía que dar lo mejor de si mismo en esa presentación.
Luzu apoyó su mentón en el dorso de su mano.
-¿Crees que sea bueno?
-Lo es, Luzu — Vegetta respondió.
Luzu se quedó callado.
-Entonces deseo ver qué lo demuestre.
[💙]
Vegetta se había equivocado al decir que Quackity era bueno.
Quackity era de lo mejor, sin duda llevaba mucho tiempo practicando aquella presentación, pues le había salido perfecta, dejando deslumbrado al mismísimo Luzu.
Pero aún así, no había sido lo suficiente para el primer lugar, el cual fue ganado por Luzu después de que la mesa principal lo discutiera un par de minutos.
Aún así, Quackity lucía feliz con su trofeo de tercer lugar, pues el segundo había sido ganado por un joven llamado Juan.
Luzu observaba la televisión, una botella de whisky en su mano, el trofeo del primer lugar a su derecha y Vegetta a su izquierda, con un jugo de naranja.
Estaban pasando la entrevista que le habían hecho a Quackity esa misma noche, debía aceptar que ver a aquel emocionado chico con su trofeo le recordaba a el mismo hace unos años.
Era bastante evidente que el pelinegro no estaba acostumbrado al resplandor de las cámaras, pero aún así, hacía lo mejor para intentar no lucir como un idiota.
A diferencia de Luzu, quien luego de años en el mismo trabajo, no estaba apenado de decir directamente que le alejaran el maldito resplandor de la cámara del puto rostro.
Tal vez esa era una de las características que los medios y las personas amaban, por una retorcida razón, todos amaban su carácter fuerte.
-¿Qué opinas?
-Tienes competencia, eh, estuvo a un puesto de alcanzarte — Vegetta rió.
-¿Se merece el trofeo?
-Nosotros no somos quien para juzgar eso, pero yo creo que sí, su presentación fue perfecta, Luzu.
-Creo lo mismo y odio eso... Nunca creí que admitiría que la presentación de alguien más fue perfecta.
-Deberías descansar —Vegetta se levantó del suelo y apagó la televisión, el rostro de aquel joven desapareció de la pantalla.
-No quiero — se quejó el castaño.
Vegetta se acercó a él y tomó sus manos para ayudarlo a levantarse, Luzu se apoyó en los hombros de su amigo y no volvió a soltar una queja.
La verdad era que moría por darse una buena siesta.
El de orbes lilas acostó al de orbes negros en la cama y lo cubrió con las sábanas blancas, alejo su cabello de su rostro y sonrió.
-Buenas noches, Luzu.
-Buenas noches, Vegetta.
Vegetta levantó la botella de Whisky del suelo y cerró la puerta de la habitación, no tubo que apagar luces, después de todo habían estado viendo televisión con las luces apagadas.
Guardó la botella en el estante de la cocina y tomó su teléfono, levantó una ceja al ver un mensaje de un número desconocido en su bandeja.
"Hola.
¿Tu eres Vegetta, verdad?, El manager de Luzu.
Soy Rubius.
Mi cliente y yo tenemos una pequeña petición que hacerles a ambos."
El de orbes lilas frunció el ceño y escribió una respuesta rápida antes de seguir limpiando el mostrador, donde Luzu había preparado un par de cócteles que habían resultado en desastre.
"¿Por qué no agendamos una reunión?
Así te puedo explicar las cosas mejor."
Vegetta se limpió las manos con un trapo y escribió.
"Esa es la dirección del restaurante chino más cerca de nuestra casa, así que si quieres una reunión esa es la mejor opción.
Nada personal, no acostumbramos a traer desconocidos a casa, Rubius."
"¡Gracias por la oportunidad, Vegetta!
Y entendemos el motivo del lugar, jaja."
"Espero que me expliques cómo conseguiste mi número mañana."
Vegetta apagó las luces de la casa y se encerró en su habitación.
Luzu se removió en la cama, la imagen de Quackity no se iba de su mente.
Y aunque se negaba profundamente, una parte de su mente le rogaba por poder volver a ver a aquel chico pelinegro de sonrisa perfecta.
[💙]
NUEVO FIC.
Y de un ship que no había hecho antes, así que probablemente habrán lectores nuevos JAJAJJA
Así que por si no me conocen, me pueden decir Ale, y seré la encargada de hacerlos sufrir en este fic (los lectores de mis fanfictions anteriores pueden confirmar eso) 😋
Nos vemos ♡︎
[💙]
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