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8._Mundano


-No puedo creerlo- continúo, pero súbitamente el muchacho se callo.

Esteban terminó poniendo una mano en su cadera mientras con la otra peino su cabello hacia atrás varias veces. A ratos también pasaba sus dedos desde su nariz hasta su mentón dando pequeños pasos sin dirección. Veía a Whiss sentado ahí, viéndolo como si él fuera la cosa más extraña del universo y volvía a peinar su cabello, para volver a avanzar a ninguna parte intentando digerir todo el asunto. Acabó en cluquillas junto a la mesa de la sala, donde tras unos minutos en que intentó articular alguna pregunta, terminó por sentarse y como un alumno desorientado ante la explicación de un gran catedrático exclamó:

-Entonces... Eres real.

-Asi es- afirmó Whiss sin quitarle los ojos de encima al muchacho.

-Y Mary, de alguna forma, intercambio su cuerpo con el tuyo.

-Es correcto.

-Y en estos momentos está en tu mundo, universo o, o, o... o dimensión, lidiando con el señor Bills. Que obviamente también es real- Esteban hizo una pausa y apoyando los codos en las rodillas abrió sus manos, extendiendo sus dedos, para después juntar ambas manos haciendo una cúpula.

Whiss se puso de pie mientras afirmaba lo dicho por el muchacho, que puso su atención en un punto entre los patrones de la alfombra.

-Lo ha comprendido muy bien, Esteban- le dijo el ángel inclinandose, al costado del chico, para poder verlo a la cara. Cuando Esteban lo advirtió se puso de pie bastante rápido.

-¿No hay algo...no, no, no?... ¿No puedes hacer algo al respecto? Es que bueno tú eres Whiss y si bien este cuerpo- dijo eso subiendo y bajando la mano señalando la figura de Mary- No es el tuyo, tú sigues siendo tú, entonces... No sé. No hay forma de que puedas... ¿Estás bien?

Aquella pregunta y la rápida acción de Esteban de sacar un pañuelo de su bolsillo, hicieron a Whiss darse cuenta de que algo tibio escurría de su nariz. Al llevar los dedos hasta allí y retirarlos fue que descubrió estaba sangrando.

-Mary, digo, Whiss- exclamó el muchacho moviéndose rápidamente para evitar que el ángel cayera al piso.

-Veo que no pierde oportunidad de tocar a esta mujer- comentó Whiss siendo sostenido por Esteban que se apartó inmediatamente.

-Lo siento- dijo un tanto nervioso  e incómodo también, pero le ofreció el pañuelo para que se limpiara- ¿Estás bien?

-Supongo que sí- respondió el ángel sentándose en el sofá- Aunque tengo la sensación de haberme caído de espaldas varias veces- comentó llevándose una mano a la zona lumbar.

-Tal vez sea efecto de los medicamentos- señaló Esteban- Son un tanto fuertes. Ah, por cierto, no deberías comer chocolates. Mary es alérgica a ellos, pero no al cacao.

-¿No puedo comer chocolates?- exclamó Whiss bastante escandalizado por esa información.

-Pues no...

-¡Ay como me desagrada este cuerpo! Si alguna vez creí que ser mortal sería divertido me retracto- se lamentó el ángel. Parecía bastante fastidiado.

-Claro... tú tienes que ser neutral y todo eso- murmuró Esteban rascándose detrás de la cabeza y viendo hacia otro lado- Oye y ¿En serio Gokú es tan idiota como en la serie de televisión o es más como en el manga?- le preguntó así, como pensando en voz alta.

-¿Serie de televisión?- repitió el ángel.

-¡No, nada! Olvídalo ¿si? Es que me...esto es un tanto confuso y bueno yo...

-No sé como lo hacen, pero desde luego no desconozco que  desde este mundo pueden espiar el nuestro- le dijo Whiss- Pero eso no me es relevante en estos momentos.

-Desde luego. Tú quieres volver a casa- dijo Esteban en voz baja- Sin embargo, yo no sé como Mary pudo lograr cambiar de cuerpo contigo. Ella siempre se mete en tantas cosas y la mayoría siempre es tan extraña, que honestamente jamás... Pero si en algo te sirve, para sentirte mejor, estoy seguro que ella debe estar buscando la manera de volver todo a la normalidad.

-Yo no estaría tan seguro- declaró Whiss apartando el pañuelo de su nariz- Ella hizo esto para estar cerca del señor Bills y bien podría intentar permanecer en mi cuerpo durante...

La risa de Esteban interrumpió al ángel.

-Mary jamás se querría quedar en tu cuerpo. Menos estando cerca de él- le dijo el chico- Simplemente no lo soportaría.

-Por supuesto que no. Ser un ángel no es nada sencillo. Además con mi cuerpo no creo que pudiera lograr lo que quiere.

-Desde luego que no, pero en realidad tiene que ver con ella misma- le dijo Esteban- Mary puede ser desenfadada, pero tiene reglas estrictas respecto a muchas cosas. Y obvio lo último que dices también influye mucho... Sino está en su cuerpo, no creo que quiera él la mire siquiera.

Whiss lucio un poco pensativo ante esas palabras.

-Tal vez no- dijo después de un rato- Pero no creo que pueda engañar al señor Bills por mucho tiempo. Se merece todo lo malo que le pase- agregó frunciendo el ceño.

Esteban se quedó viendo a Whiss que cruzo las piernas para apoyar el codo en su rodilla y descansar el mentón en su mano. Era una postura totalmente cerrada. El chico no estaba muy familiarizado con el mundo de Dragón Ball. Si vio la nueva serie fue por un tema de nostalgia y no le prestó más atención como para hacer un análisis de lo que Whiss debía estar sintiendo. Para empezar le costaba convencerse de que realmente fuera él quien estuviera ahí. Era obvio estaba muy molesto, pero también parecía algo triste. Esto último motivo a Esteban a hacerle una propuesta que sonó un poco extraña:

-¿Quieres salir conmigo mañana? No en esos términos ni en ningún término- se apresuró a decir ante la mirada del ángel- Es solo que...

-Mejor no diga nada- le pidió Whiss de manera apática.

-Solo quería ayudarte a distraerte un poco. No puedo hacer otra cosa por ti- le dijo Esteban- Pero puedes ver que ser mortal no es tan malo. Solo que a diferencia tuya nosotros tenemos responsabilidades.

Esa última parte se ganó la atención del ángel aunque no hizo comentarios.

-No tengo nada más que hacer así que... Supongo que puede pasar por mí mañana, siempre que no olvide que yo soy Whiss.

-Cuenta con eso- exclamó Esteban- Bueno me voy.  Duerme temprano. Los humanos necesitamos descansar. Yo...yo tengo descansar también.

Whiss se despidió de él de una forma formal, nada cercana. Esteban parecía un poco ansioso por dejar ese lugar. El ángel quería que se fuera desde que volvieron a esa casa. No porque el chico no le agradará, sino porque necesitaba estar solo. Muchas cosas se agitaron en él, por culpa de ese cuerpo tan frágil. Caminando llego hasta el baño y se miró en el espejo. Ese reflejo era tan diferente a él. Distinto más allá del aspecto y  sin embargo, ahí estaba su mirada, sus gestos; él. Esteban tenía razón. Aún dentro de ese cuerpo él era él, pero se sentía diferente ¿Le estaría pasando a ella lo mismo? Posiblemente si. Quizá ella se sentía todavía peor. Se lo merecía. Lo dijo y lo sostenía. Descubrir como era ser un ángel sería su castigo. Cerró los ojos un momento y recordó lo dicho por Esteban, lo que él mismo había percibido de esa mujer y sacando los ojos por la redonda ventana del baño, miró hacia los cielos, hacia el infinito, como hubiera hecho cualquier mortal ante una pregunta cuya respuesta exije algo más allá de lo mundano.

Mundano. Una palabra poco empleada en el vocabulario de Whiss, al mismo tiempo el concepto de esta era aplicable, para él, a demasiadas cosas. Lleno la tina de agua tibia. Tenía que lavar ese cuerpo que olía a medicamentos. Después tenía que comer y dormir. Al día siguiente debía prepararse para salir con Esteban. Tenía cosas que hacer. Tenía responsabilidades con sigo, con otros, con el mundo. Todo era pesado, cansino, vulnerable, solitario, frágil. Nunca añoro algo como eso. Ni en su más profunda frustración deseo ser algo ajeno a lo que era. Quizá hubo un tiempo en que su naturaleza fue motivo de angustia, pero aprendió aceptar lo que era y si bien en algún momento de rebeldía deseo que todo fuera diferente, lo deseo siendo él mismo. Mientras la tina se llenaba de agua, Whiss acabo sentado en el piso con la espalda pegada a la bañera y el pañuelo con sangre apretado en su mano. El hálito de la muerte todavía respiraba en su nuca. De pronto era solo un ser humano.

Allá lejos, en ese otro mundo, Mary cumplía su promesa al Pez Oráculo y le dió de comer cosas deliciosas. Tantas que el pobre adivino terminó con una panzota y queriendo irse a dormir para digerir todo cómodamente. Mary acabo sala en ese lugar, donde ese estado parecía amplificarse varias decenas de veces.

El palacio de Bills era un sitio extremadamente callado. Ahí no había música que interrupiera esa quietud. El mundo exterior también era silencioso y la noche parecía suceder de una manera más profunda todavía. Es que entre esas gruesas paredes de piedra era imposible, en realidad, saber si afuera brillaba el sol o la luna. Por lo menos para Mary la única diferencia radicaba en la ausencia o presencia del Pez Oráculo y Bills. Echo a andar hacia la alcoba del dios a pasa rápido. No podía perder tiempo y había gastado varias horas intentando volar y alimentando al adivino.

Mientras avanzaba no pudo evitar sentir que la observaban del mismo modo en que parecen vernos cuando caminamos en la soledad de la noche, y nuestros miedos son exaltados por nuestra imaginación. Sintió la necesidad imperiosa de romper esa atmósfera callada y quieta, por lo que empezó a tararear una canción. Sin embargo, eso no la ayudo con sus pensamientos.

Ella y muchos se han preguntado qué hace Whiss ahí el resto del tiempo. Cuando no está con Bills o este duerme por años. Seguramente pasa muchas horas solo en ese mundo, sobretodo de noche cuando el Pez Oráculo duerme. Todo lo que se puede deducir, es por medio de nuestra mirada humana, pero Whiss no es humano y por tanto los conceptos de soledad, monotonía o hastio no son los mismos. Mary creía que posiblemente no se sentía ni solo ni aburrido allí. Pero a qué podía dedicar tantas horas libres, era algo que no podía imaginar. Quizá simplemente no hacia nada o bien usaba el cetro para observar algún mundo y aprender de el. Las posibilidades eran tantas que pensar en ella era agobiante y en esos momentos, algo totalmente innecesario. Pero no pudo evitar dar con una respuesta, pues tenía acceso al cuerpo del ángel. Aunque eso no necesariamente contestaba interrogantes, ya que la parte esencial del ángel estaba en otro lado.

Mary no había tenido la oportunidad de pensar ni apreciar muchas cosas en ese lugar. Tal vez de haberlo podido hacer hubiese conseguido respuestas más satisfactorias, pero no lo que estaba buscando. Ella no llegó ahí por el ángel, sino por el dios. Mas al pasar frente a un grupo de cristales de color violeta y ver el reflejo de ese cuerpo, le molestó un poco apreciarse con el cabello suelto, la túnica sucia y rota, el rostro con una expresión melancólica. Después de dos ensayos con el cetro, devolvió a su físico la gallardía de siempre, pero su mirada no cambió. Era imposible. Ella estaba dentro.

Siguió su camino hasta alcanzar aquella camara y después de dejar el cetro acostado en el piso, se elevó hasta aquella cama. Lo hizo lento. Con dificultad. Todavía no dominaba la técnica y debido a su falta de instrucción en esas cosas, posiblemente no podría llegar a volar más rápido esa jornada. Pero era suficiente para conseguir lo único que le importaba tener: un instante a solas con Bills al amparo de su sueño.

Con cuidado apoyó una rodilla en el costado de esa cama en forma de plato. No quería por ningún motivo despertar al dios. No quería que advirtiera ella estaba ahí. Él dormía profundamente y así, solo así, ella quería verle. Que deseo cobarde pensarían algunos. Que anhelo tan mundano pensaría Whiss, creía Mary. Tal cosa podía no valer un cambio de cuerpo, saltar de la parte más alta del palacio, arriesgarse a ser descubierta y castigada por el ángel, el dios o Gran Sacerdote.

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