7._Al límite
Mary uso como excusa el ir a preparar la habitación del dios para dejar esa estancia. Se excuso hábilmente, pero tuvo una sensación extraña respecto a Bills. Había estado considerando algunas cosas mientras cocinaba. El Pez Oráculo se unió a ella unos corredores más allá. Quería saber si mantendría su palabra y le daría de comer cosas deliciosas.
-Prometí que lo haría- contestó Mary que se veía muy sería y meditabunda.
El Pez Oráculo también se quedó pensando un poco mientras veía el rostro del ángel. A veces Whiss también tomaba esa actitud y su semblante se tornaba frío e indescifrable, pero la cuota de melancolía jamás estaba presente en él como lo estaba en Mary.
-¿Eres un hombre o una mujer?- le preguntó el pequeño adivino y ella volteo a verlo un poco confundida- Tienes una actitud un tanto ambigua, pero a ratos haces que Whiss se vea más masculino de lo usual.
-No sé si debo tomarme eso como una ofensa y si es una ofensa no se a cuál de los dos estás ofendiendo más- le dijo Mary descansando el cetro sobre el hombro- En cualquier caso quien soy no es relevante.
-No importa si me das o no información. Whiss debe estar averiguando cosas de tí en estos momentos y si al recuperar su cuerpo quiere encontrarte...lo hará.
Mary miró al Pez Oráculo un instante. Claro que sabía eso, pero estaba considerando una forma de evitarlo aunque no sabía si fuera posible conseguirlo en realidad. Sin embargo, en ese momento Mary pensó en otras cosas y una de ellas fue en como el ángel iba a interactuar con las personas que ella conocía. Y cuando llevo a sus pensamientos a esas personas la primera imágen que vio en su mente fue la de Esteban. No es que él le gustará, solo había salido con el muchacho un par de veces y le dejó claro que no sentía lo mismo, sin embargo, también sabía que él seguía cerca. Ella no comprendía eso. No entendía porque las personas no dejaban de insistir pese a una negativa. Ella simplemente se retiraría ante el rechazo, pues no podía obligar a la gente a cambiar de opinión ni a darle una oportunidad. Así le doliera solo se iría. Aunque lo que ella estaba haciendo era igual de incomprensible. Se sonrió y continúo su marcha para ir a ensayar con el centro otra vez.
El Pez Oráculo la vio adelantarse y observó el cuerpo del ángel desde atrás. El paso que tenía Mary era muy relajado. Casi parecía iba moviéndose al compás de una música imaginaria.
-Seas quien seas te van a atrapar- reflexiono el adivino en voz baja, pero el oído de Whiss le permitió oír lo que dijo a Mary.
-Tiene que ser está noche- pensó- No seré capaz de fingir más tiempo- agregó.
Mary no sabía si a otra persona le hubiera entusiasmado usar el cuerpo de Whiss. A ella fue el cetro lo que realmente le interesó. Ese objeto tenía muchas funciones. En los términos que ella aplicaba era una impresora 3D, un buscador de Google, un teléfono celular y posiblemente también un transportador entre otras cosas. Ese objeto era la máquina más completa del universo. Cuando llegó a la alcoba de Bills pensó en deshacerse de los escombros ensayando enviarlos a otra parte, pero no estaba segura de como hacerlo. Se tardó veinte minutos en conseguir su objetivo, pero estaba segura de que no los llevó demasiado lejos. Si tenía razón o no lo corroboraría pronto.
-Me sorprende que seas capaz de hacer algo así- le dijo el Pez Oráculo- A este paso podrías asimilar ese cuerpo y quedarte en el...
-No creo poder hacer eso. Podría llegar a caracterizarlo a la perfección, a emplear este cuerpo con todas sus facultades, pero hay cosas que no podría lograr ni en un millón de años.
-¿Cómo cuáles?
-No puedo abarcar su conocimiento, sus criterios, ni su naturaleza- respondió Mary.
-Yo creo que lo haces bien. Has podido engañar al señor Bills.
-Sí, pero...-decía la mujer- No puedo engañar a todos. Me da terror que Vados aparezca por aquí ahora. Ella me descubriría muy rápido y ni hablar del Gran Sacerdote. Aunque con él...
El Pez Oráculo se quedó con la curiosidad respecto a lo que iba a decir, pues Mary callo y paseo sus ojos por el alto techo como considerando algo. Un rato después Bills apareció para echarse a dormir. Lo hizo con una expresión sería, tranquila. Mary tuvo la impresión de que estaba pensando en algo muy importante ¿Podía ser posible que sospechara algo? No estaba segura. Pero de ser así, ella creía que la increparia de inmediato, pues no iba a tolerar un intruso en su hogar. Confiaba en esa premisa, mas no podía garantizar que así fuera actuar. Cuando Mary considero era prudente se retiró, pero una media hora después le pidió al Pez Oráculo que fuera a verificar que de verdad estuviera durmiendo. Según el adivino si lo estaba haciendo por lo que Mary se sintió tranquila de poder poner su plan en Marcha.
-Necesito que me conduzcas a la parte más alta de este palacio- le dijo al Pez oráculo.
Él, con mucha curiosidad, aceptó llevarla hasta ese lugar. Así fue como terminaron sobre una de las ramas más alta de aquel árbol decadente. Mary caminó hasta el borde a paso muy lento, como temiendo tener que mirar hacia abajo y cuando lo hizo no pudo evitar sentir un pequeño vértigo. El viento agitó la túnica granate con fuerza, obstaculizando la vista de la muchacha cuyo plan era no solo descabellado sino que extremista.
-¿En serio quieres ensayar volar desde aquí?- le cuestionó el Pez Oráculo que adivino las intenciones de Mary.
-Una vez leí una historia de un rey que compraba un ave exótica que no podía volar. Pago a muchos expertos para que le enseñasen, pero ninguno pudo. Entonces el jardinero real, se ofreció a ayudar al monarca quien casi resignado le permitió intentarlo. El hombre de origen humilde y analfabeta puso el ave en una rama y luego, de un machetazo, corto esa rama. El ave voló- Mary terminó el relato dando el cetro al Pez oráculo.
La muchacha retrocedió para tomar un impulso desgarrando la túnica desde la altura desde la cadera hasta abajo. Esa prenda le era un estorbo. En especial si iba a correr.
-No sé si solo eres muy tenaz o solo muy estúpido o estúpida- le dijo el adivino.
-¿Sabes? Nadie nunca está seguro de eso respecto a mí, ni siquiera yo- le dijo la mujer y simplemente inicio su carrera hacia el borde, pero el instinto la obligó a detenerse un segundo ante de caer al vacío.
La idea de Mary era forzar el cuerpo de Whiss a reaccionar ante el inminente peligro. Sabía que ese vehículo de carne no saldría lastimado de una caída como esa. No iba a morir por un impacto contra el suelo aun a altura, pero no contó con su que propia naturaleza entorpeciendo sus planes.
Mary no sabía si su estadía en ese cuerpo era limitada o no y no tenía forma de averiguarlo, pero contaba con un plan para volver a su mundo. Solo que para ello era crucial poder volar. Además esa facultad también le permitiría hacer algo muy importante.
Después de unos minutos de reflexión le dió la espalda al vacío y extendió los brazos a los costados. No pudo dejarse caer. El corazón le latía a mil, su respiración se agitó hasta casi la hiperventilación y no pudo moverse. Pasaron varios minutos en esa postura hasta que de alguna manera (que ni ella se explicó) pudo echar la espalda hacia atrás y caer. Las ramas del árbol iban pasando a su costado, quedando por encima de ella. La caída se sentía como si una fuerza invisible tirará de ese cuerpo. Todo parecía tan irreal y sucedió tan, pero tan rápido que acabo sintiendo el impacto de ese cuerpo contra el suelo antes de cualquier otra cosa. Sintió un gran dolor, pero no era el dolor que ella recordaba ni mucho menos uno proporcional al impacto. Quedó hundida en un pequeño cráter del que se levantó sintiendo apenas un pequeño entumecimiento. Miró arriba y se echó a correr para volver a ese sitio. El cuerpo de Whiss podía moverse a gran velocidad. En cosa de segundos regreso al punto de lanzamiento y saltó como si nada. El resultado fue el mismo. Para la cuarta vez el cabello lo tenía totalmente suelto, la túnica estaba sucia y su expresión era... difícil de describir. Estaba empecinada con conseguir su objetivo al punto de que se olvidó de que podía estar causando el suficiente ruido para despertar a Bills o bien alguien más podría estar viendo.
-Esto no está funcionando- le dijo el Pez Oráculo- Deberías detenerte o...
La mirada de Mary calló al adivino, pero sus palabras le devolvieron su buen juicio. Él tenía razón, lo que estaba intentando no tenía un resultado positivo. Podía sentir el dolor, el vértigo de la caída, sabía que estaba corriendo peligro, sin embargo, también sabía no iba a morir porque estaba en el cuerpo de Whiss, de un ángel, de un ser extremadamente poderoso. No tenía su vulnerabilidad. Realmente no estaba corriendo ningún peligro y no lo haría a menos que fuera capaz de sentirse frágil otra vez. Caminó hacia el borde. Saltaría de frente en esa nueva oportunidad.
-La mente sobre el cuerpo- se dijo- Este es mi cuerpo. Estas son mis manos, esta es mi piel, no la de Whiss. Está es mi carne. Es mío, este cuerpo es mío, es mío, es mío, es mío, es mio...- se repitió mientras buscaba en sus recuerdos una memoria en que se hubiera sentido vulnerable y en peligro.
Le llevo varios minutos, pero dió con el recuerdo que necesitaba y lo exprimió antes de dejarse caer al vacío de nuevo. Iba directo al suelo a toda velocidad, pero en esa ocasión consiguió sentir miedo. No solo miedo sino pavor al aferrarse a ese recuerdo y no pudo conservar la postura. Se agitó logrando medio ponerse en pie en ese descenso mortal. Por ese lapso consiguió olvidar estaba en el cuerpo del ángel llegando a sentir la fuerza de gravedad como un hálito de muerte que la empujaba hacia las entrañas del Averno. Grito de terror y cuando estuvo a pocos metros del impacto cerró los ojos como si con no ver el final fuera suficiente para evitarlo o disminuir la angustia. Es tan ridículo como natural que hagamos eso en momentos como ese, donde el cuerpo es llevado a su límite y aunque esté herido o exhausto sigue ofreciendo resistencia a la muerte. Se niega a sucumbir, mas se requiere de un impulso poderoso para hacer que reaccione. Para moverlo de la defensa a la ofensa y Mary consiguió despertar aquello volviendo a abrir los ojos para mirar el abismo al que se precipitada.
Ni en un millón de años hubiera podido explicar que sucedió exactamente. Era algo totalmente nuevo. Indescriptible. De pronto solo estaba ahí flotando a dos metros del suelo.
-Lo logré- se dijo recuperando el aliento- Realmente lo logré ¡Lo logré!- gritó y se echo a reír mientras levantaba los brazos al cielo y movía los piernas como una niña que estaba brincando emocionada.
Verla intentar elevarse un poco más, era como mirar a Bambi dando sus primeros pasos. Una mezcla de movimientos torpes, ridículos con una cuota de ternura. El solitario observador en la distancia se mostró un tanto incrédulo, sin embargo, no pudo evitar sonreír también.
Esteban acabó medio encogiéndose de hombros intentando recordar donde había oído ese nombre antes: "Whiss".
-Admito lo subestime. Es usted muy listo, Esteban- le dijo el ángel yendo a pararse frente al muchacho y levantando un poco la cabeza para verlo a los ojos.
-Mary dice que soy como un ratón. Inteligente y muy silencioso- rio Esteban.
Whiss arqueo una ceja, pero como si estuviera evaluando al hombre delante de él.
-No le quitó razón a esa comparativa- comentó Whiss- No esperó que sepa como ayudarme, pero si tienes alguna idea de cómo sucedió este cambio, te agradecería la compartieras conmigo. Me gustaría volver a mi cuerpo lo más rápido posible. Ser humano es demasiado complicado.
-¿Ser humano? Tú no eres una persona.
-De dónde vengo nos llaman ángeles- le dijo Whiss yendo a sentarse al brazo del sofá. Cruzo las piernas con gracia y delicadeza obteniendo una mirada de Esteban, que él le reprocho aclarando la garganta- No olvide que no soy su enamorada, Esteban.
-Claro...- murmuró un poco avergonzado- Entonces eres un ángel. Eso es extraordinario y peligroso para Mary...creo.
-Desde luego lo es. En especial si el señor Bills la descubre. No creo que físicamente intenté lastimarla, pero no tiene que hacer algo como eso para destruirla por completo. En especial si ella alberga ese sentimiento por él.
Esas palabras, el tono oscuro, inquietaron a Esteban lo suficiente para que por unos minutos ignora algo que al notar lo hizo exclamar:
-¡Bills! ¡¿Dijiste señor Bills?! ¡Dios mío eres Whiss!
-Es lo que le he estado diciendo...
-¡Pero eres ese Whiss!- gritó el pobre muchacho haciendo que el ángel luciera un tanto confundido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro