Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5._Comida


Mary terminó el postre apenas unos minutos antes de que Bills llegará. Para cuando el dios entro el comedor, el Pez Oráculo no estaba. Y si bien, aquella criatura le habló un poco de lo que estaba dispuesto en esa mesa, Mary no dejaba de tener dudas respecto a detalles como la forma de servir la comida. Ella podía atender muy bien esos detalles, pues trabajo en finos restaurantes, sin embargo, la forma en que Whiss lo hacía podía ser muy diferente. Actuar como otra persona era bastante agotador y estresante. Mary creía que terminaría con gastritis o una serie crisis de identidad.

Pero tal y como lo había ensayado antes, le era más fácil actuar como Whiss cuando olvidaba que lo estaba haciendo. Cuando solo se dejaba conducir por Bills y la situación, sin embargo, esto no le permitía una actuación perfecta. Mary era muy distinta al ángel.

-¿Y tú no vas a comer?- le cuestionó Bills después de unos minutos.

-No tengo hambre- contestó Mary y de inmediato sintió esa mirada de inquisidor sobre ella.

Había metido la pata y no pudo disimular los nervios después de su declaración. Algo que Bills no ignoró. El dios estaba sentado en una de esas sillas flotantes, lo que le permitió acercarse a ella de una forma un tanto invasiva. Repentinamente Bills estaba cerca. Demasiado cerca y para colmo escudriñaba el aire entorno a ella.

-Andubiste de goloso eso es seguro- comentó el dios- Comer entre comidas arruina el apetito. En especial si lo que comes son chocolates...

La cara del ángel, que Bills estaba viendo, se torno roja. Desde luego él asoció aquello a que descubrió la travesura de su asistente y no a que la mujer dentro de ese cuerpo tenía a quien amaba tan cerca, que le estaba fundiendo algo más que el corazón.

-¿Tenías que venir a comer en bata? Dios hazme esto más sencillo por favor- pensó la mujer y luego apartó la mirada del dios para soltar un comentario que la sacará de ese incómodo momento. Lo logró.

-¿Todavía quedan de esos chocolates?

-Lo siento, pero no hay más- le contestó Mary. Mintió. Habían dos cajas.

-¡Pero si habías traído diez cajas y yo solo me he comido tres!

-¿En serio?- le cuestionó Mary con naturalidad.

-¡No te hagas él tonto, Whiss!- le gritó Bills levantándose un poco de la silla.

Mary se cubrió una oreja con la mano para amortiguar la voz del dios. Recordó, entonces, que en la despensa habían cinco cajas de chocolate. Dos estaban vacías. Si Bills decía haberse comido tres y quedaban tres con chocolates cuando ella llegó...

-Y supongo que descaradamente me culpara por la desaparición de todos esos chocolates- le cuestionó Mary y atrevidamente se inclinó un poco hacia él para verlo a la cara.

Bills hundió un poco la cabeza entre los hombros ante esa mirada que estaba gritando que sabía exactamente que pasó con la mayoría de los chocolates.

-¿Y qué hay del postre especial del que me hablaste?- le pregunto con un ánimo totalmente apuesto al que tenía medio minuto atrás.

Mary se sonrió para sus adentros y anunciando que iría por el, se encaminó hacia la cocina. Todo iba bien, pero al regresar la muchacha fue víctima de un súbito mareo. Fue tan fuerte que no pudo sostenerse en pie y terminó con una rodilla en el piso, mientras evitaba tirar la bandeja que llevaba en la mano. Aquel cuerpo temblaba, su visión se hizo borrosa. Mary no sabía que estaba sucediendo, mas intentó recuperar el aplomo levantandose. Fue un error. Volvió a caer y en esa oportunidad tiró el postre para disgusto de Bills, aunque esté puso más atención en el extraño estado del ángel.

-¿Qué te sucede, Whiss?- le preguntó el dios asomándose por un costado de la mesa.

Mary no respondió. Se puso de pie con una mano en su cabeza. Estaba algo mareada, pero eso no evitó que reflexionará un poco.

-No lo sé- contestó- Hace unos días que me he estado sintiendo... diferente.

-¿Diferente?- repitió Bills antes de dar una mordida a la pierna de algún tipo de ave que sostenía en su mano derecha- Tú nunca te enfermas. Tampoco te fatigas.

-Por si no la ha notado no estoy hecho de piedra- le señaló Mary con un aire ofendido.

-¿Y exactamente de qué estás hecho?- le preguntó Bills con ánimo desinteresado, mas no perdía de vista los pies del ángel. Todavía no estaba estable.

-Traere otro. Este se estropeó- señaló Mary medio hincandose para contemplar aquel bocadillo como si estuviera viendo una mascota muerta súbitamente- Que desperdicio- exclamó después y levantó la bandeja junto con lo demás.

Bills lo observó con atención. No hizo comentarios, pero desde luego hubieron varios detalles que no pasaron desapercibidos para él, respecto a la conducta de su asistente. Whiss volvió al poco rato con un vaso grande en la mano. Al principio Bills observó al ángel, pero rápidamente puso su atención en lo que llevaba en la mano derecha. En un vaso grande, de cristal, había una pasta blanca salpicada de un polvo café. Al principio el dios pensó que era un helado y no mostró mucho entusiasmo, pero cuando Whiss se lo puso enfrente descubrió que no era lo que creyó.

-¿Arroz?- cuestionó casi ofendido- Dijiste que se trataba de un postre especial...

-Lo es.

-Esto es solo arroz- señaló Bills- Y como que lo cociste demasiado- agregó.

Mary soltó un suspiro, mientras en su mente decía: ¡Ya prueba el maldito arroz, carajo!

-Es un postre sencillo, pero verdaderamente delicioso. Su textura es suave y cremosa, además tiene el toque justo de dulzor con unas notas cítricas que bailarán en su boca. Es una receta que hace mucho quería ensayar...

Las palabras de Mary lograron tentar al dios que hundió la cuchara en el vaso, como si estuviera comprobando la consistencia. Cuando levantó un poco, lo miró con mucha atención. El arroz se veía muy blanco. Olía dulce también. Una vez lo probó corroboro todo lo que Whiss le dijo y se olvidó de lo demás. Realmente le gustó. Y no solo lo dejo claro en las exclamaciones que soltó espontáneamente, sino en la forma en que comió. Unos granitos de arroz le quedaron en la cara. Algo que a Mary le resultó simpático y no pudo evitar quedarsele viendo más de la cuenta.

-¿Qué?- exclamó Bills cuando notó que lo estaba viendo.

-Cuide sus modales por favor- pidió la muchacha y con un gesto discreto y elegante le señaló que se limpiará el rostro.

Bills obedeció, pero después siguió con lo suyo y Mary puso su atención en sus ideas. Llevaba un rato considerando algunas detalles. Uno de ellos era el motivo por el que no rompió cosas como los utensilios de cocina. Whiss debía tener una fuerza tremenda. Si ella no la estuviera controlando sin duda hubiera causado más de un accidente. También estaba la posibilidad de que no pudiera emplearla, pero eso le resultaba  poco probable. Definitivamente ella carecía de las técnicas marciales de Whiss, pero estaba en posesión de su cuerpo. Conservaba lo fundamental. Lo que la saco de sus pensamientos fue el anuncio de Bills de que estaba tan satisfecho que tomaría una siesta.

-Pero si acaba de despertar- comentó Mary en voz baja.

Bills lo escucho, pero lo ignoró. El arroz con leche lo puso de buen humor. En cualquier caso era mejor que Bills permaneciera dormido, pero eso también significaba un pequeño gran problema para Mary. No había tenido tiempo de arreglar la cama del dios. Y esa habitación debía estar llena de escombros, pero para su alivio Bills solo se tendió en el sofá a descansar. Mary no sabía si eso era o no algo normal. Por alguna razón aquella acción la hizo entrar en un estado de alerta. Además debía limpiar la mesa y tampoco sabía si Whiss lo hacía a mano o usaba al cetro. Si bien siempre parecía emplear ese objeto, le costaba creer que realmente lo usará para todo. Aunque podía ser posible. Mary miró hacia donde dejó aquel "palito" y se quedó pensando.

-Estas muy callado- comentó el dios súbitamente, haciendo que ella lo mirase.

Mary no veía el rostro de Bills, dada la pocisión, pero estaba segura él aguardaba una respuesta.

-Estaba pensando en que será aquello tan especial para usted que llegara hoy, según el Pez Oráculo- contestó- Por más que pienso no logró imaginar de que puede tratarse. Aunque lo más seguro es que solo sea algún nuevo comestible- agregó en tono burlón.

-Para que lo sepas yo tengo más intereses que solo la comida. Soy alguien muy profundo...

-Desde luego- murmuró Mary con la misma tonalidad de antes.

Bills echo la cabeza hacia atrás para poder ver al ángel con una expresión de molestia que después volvió un gesto de desprecio caprichoso. Mary volvió su atención al cetro, un momento, después fue hacia el para tomarlo. El Pez Oráculo no pudo decirle como funcionaba ese objeto, pues Whiss nunca le comento algo respecto a ese asunto. Mary creía que podía tener mucho que ver con materialización instantánea. Técnica que no se explicó jamás en dragón ball, pero había una función muy parecida en otro anime (que tal vez podía ser real también, Mary ya no estaba segura de nada) y si tenía razón era posible que pudiera llegar a usar el cetro. Con discreción tomó una cuchara y la apretó en su mano. Cuando extendió los dedos corraboró lo que había supuesto. Solo tenía que esperar a que Bills se retira a descansar.

Esteban llevo a Whiss a una cafetería. Ahí el ángel, sin ninguna consideración por las finanzas del muchacho, pidió todo lo que se la antojó. A Whiss se le olvidó que no estaba en su cuerpo y simplemente fue él. Su carácter encajaba más con la piel que lo envolvía en ese momento, pero para Esteban ver a Mary así se le hacia demasiado confuso.

Para el pobre muchacho, la chica que le gustaba había sufrido un cambio de personalidad, literalmente, de un día a otro. Y no se le ocurría ninguna explicación razonable para algo como eso. Por más descabellada que le era la idea de que Mary tuviera una gemela con la que cambio de lugar, no parecía haber otro motivo lógico detrás de ese cambio tan brusco.

-Mary- la llamó Esteban y Whiss lo miró mientras se limpiaba la boca con una servilleta- ¿Te importaría darme esa galleta?- preguntó porque no se atrevió a hacer la consulta que se le había ocurrido.

-Ay, pero es la única que queda- se lamento Whiss.

-Bueno...si la quieres puedes comertela. No hay problema- le dijo un tanto resignado.

-Eres muy agradable. Te lo agradezco- exclamó Whiss.

Esteban se le quedó viendo un momento. Se levantó después diciendo que iba al baño. Necesitaba refrescarse un poco.

Whiss se quedó solo en aquella mesa, donde por error una mesera llevó una paella. Eran las once y a esa hora empezaban a servir almuerzos. Al ángel no le extraño que le llevaran ese platillo, pese a que no lo había ordenado. Se entusiasmo con la novedosa que le era aquella comida. Su aroma le resultó un poco fuerte, pero la probó con mucho entusiasmo. Su sabor le agrado por lo que continúo comiendo. Nunca había probado algo semejante y lo saboreó con gusto, hasta que comenzó a faltarle el aire. Él no podía verse, pero su cuello se pobló de unas manchas rojas grandes que se estaban inflamando. Sus antebrazos estaban salpicados de puntos rojos también. Por autoreflejo se llevó las manos al cuello sin entender que estaba sucediendo. Nunca le había ocurrido algo como eso. Fue cuando las personas comenzaron a reunirse a su alrededor que recordó no estaba en su cuerpo, sino en el de una mujer mortal. Un ser tan frágil que una sencilla comida podía matar. Eso ocurría. Estaba muriendo. Aquel platillo le causó una reacción alérgica severa. Sus vías respiratorias se estaban cerrando por lo que pronto se asfixiaria y no había algo que pudiera hacer. No sabía que hacer. Lo más insólito de todo era que mientras veía a esas personas reunirse a su alrededor, mientras él se desplamaba de espaldas en el piso, no se sentía alterado. Las personas lo veían preocupadas porque no sabían que le estaba sucediendo y querían ayudar, pero él sabía exactamente que estaba pasando. Iba a morir. Él, un ángel, un ser extremadamente poderoso para quien la muerte era una nimiedad estaba por sucumbir gracias a un descuido.











Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro