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3._Extraño

Mientras caminaban hacia el baño, Mary se estaba cuestionando si era o no buena idea seguir con esa farsa. Estaba segura que sería incapaz de sostener el engaño por un par de días, como imagino al principio. En sus actuales circunstancias se daba apenas un par de horas más en la piel de Whiss. Pero estaba siendo demasiado optimista. Posiblemente le quedaban solo unos cuantos minutos. Es que mientras iban avanzando al baño, Mary iba reflexionando respecto a cosas que muchas veces se preguntó, pero que tenían como respuestas puras especulaciones.

¿Qué hacían Whiss y Bills en ese mundo durante las horas de ocio? Seguramente sostenían algunas charlas, pero ¿Respecto a qué? Quizá jugaban a algo ¿A qué? No podía imaginarlo. Ellos tenían acceso a millones de mundos desde donde podían  obtener toda clase de pasatiempos. Cosas que eran absolutamente desconocidas para ella. Había tanta que no sabía que fue ridículo suponer le sería sencillo sustituir a Whiss y es que hasta la forma en que caminaba con el cetro en su mano sentía no era la correcta. Siempre tuvo la impresión de que el ángel no hacia ruido con ese objeto. Es decir evitaba poner el extremo inferior sobre el suelo a menos que se detuviera. Pero eso era solo una impresión alimentada por lo poco que movía el brazo en que lo sostenía. Quizá si lo hacía, tal vez no. El punto era que Bills no iba a pasar desapercibido ese pequeño cambio. Aunque bien podía serle irrelevante, mas el dios estaba demasiado familiarizado con su asistente para...

El dios. Se suponía ella quería verlo a él, aunque fuera un poco. Lo irónico es que no podía ni mirarlo sin temer cometer una indiscreción. Por un momento bajo su mirada a su diestra para observarlo. Fue solo un momento y todo su ser se estremeció debajo de esa carne. No. No podría fingir más. Se iba a delatar en cualquier momento. Lo mejor era decir la verdad de una vez. Ella no podía imitar a Whiss. Él era demasiada opuesto a ella en carácter. Muchas de sus actitudes le eran...un tanto ridículas a Mary. De sólo imaginar que tenía que reír como él sentía una vergüenza tal que solo quería se abriera un agujero a sus pies y se la tragase.

-¡Whiss!- exclamó el dios logrando sacar a Mary de sus reflexiones- Te estoy hablando ¿Se puede saber por qué me ignoras?

¿Le estaba hablando? Ni siquiera lo escucho. Además ella no lo notó, pero en ese momento tenía la cara un poco roja debido a lo que estuvo imaginando y aquello causó bastante curiosidad en la deidad.

-¿En qué estabas pensando?

-En nada- contestó un tanto nerviosa. Obviamente logró convencer al dios.

-A veces me preguntó que tanto guardas en tus pensamientos, Whiss- le dijo Bills en un tono ladino y un tanto burlón- Y si eres tan neutral como dices y se supone debes ser.

Mary arqueo una ceja. No sabía si ellos tuvieron un pleito previo al despertar del dios o esas palabras tenían que ver con algún suceso en particular. También podía ser solo una declaración espontánea ¿Qué demonios responder a eso?

-¿Tiene alguna queja respecto a mis acciones? ¿Le parece que he actuado contra mi postura?- preguntó al fin imitando exactamente el tono de voz que el ángel hubiera tenido en ese momento. También sé inclinó un poco hacia el dios cuando hablo.

Eso fue un riesgo. Sus sentimientos podrían haberla  traicionado, mas eso no ocurrió y él solo se dió la vuelta soltando una declaración destinada a bajar el perfil de su cuestionamiento.

Mary respiró aliviada. Supuso que tuvo suerte de que Bills estuviera de bien humor, ese día, pero también tenía suerte de estar en el cuerpo de alguien con una postura ligeramente superior a la de él. Retomaron el camino y a poco andar, Mary distinguió el baño. Al parecer estaba listo. Lo que fue una grata sorpresa, aunque al saber que Bills tenía pensado despertar ese día y descubrir despertó en un corredor que conducía a sus aposentos, Mary estaba casi segura de que el baño y la comida estaban listos. Aquello le dió una idea de como huir de Bills un momento.

-Será mejor que vuelva a la cocina. El postre especial que estoy preparando debe estar casi listo- declaró la muchacha.

-¿Postre especial?- repitió Bills y se giró al ángel con bastante entusiasmo.

-Es una nueva receta que quise ensayar.

-¿Y cómo se llama ese postre especial?

-Es un secreto- le contestó Mary de forma traviesa. Le resultó simpático ver así a Bills. Se le hizo un poco tierno ver como cambiaba la expresión facial del dios solo por mencionar una nueva comida- Se lo diré cuando lo pruebe. Un poco de expectativa estimula el apetito- añadió levantando un el dedo índice de su mano libre, como un profesor que quiere dar énfasis a su lección.

-Ah si- murmuró Bills como dándole la razón- Bueno en ese caso me daré prisa. Ya quiero degustar ese postre especial y descubrir que será lo que llegara a este mundo para mí.

Casi como un niño a quien le han prometido darle un día de juegos y golosinas, Bills se metió en el baño. Mary soltó un suspiro de alivio justo después de verlo cruzar la puerta.

-Por poco- murmuró Mary descansando su espalda en la pared y jugando con el cetro como si fuera un bastón de porrista.

En ese momento Mary notó que le fue fácil actuar como Whiss cuando dejó de pensar en lo que estaba haciendo. Cuando dejó que la situación y las palabras de Bills condujesen su respuesta. No pudo evitar recordar sus clases de teatro. Ella ya tenía estudiado a su personaje, solo tenía que dejarse llevar por él. No era difícil mientras no se enfrentará a situaciones que no conociera o tuviera que hacer cosas que requirieran usar sus facultades. Podía postergar la situación un poco más. Quería hacerlo. Al fin que con toda esa tensión encima no había sido capaz de apreciar a Bills.

-¿Y ahora dónde demonios está la cocina?- se preguntó mirando a ambos lados de ese pasillo.

Obviamente no estaba del lado del que venía, así que decidió seguir al frente. El problema es que ese sitio era tan grande que era posible que Bills llegará a la cocina antes que ella. El dios si conocía el camino a ese lugar.

-Este sitio debería contar con un mapa o algo así- se lamento la muchacha- Aunque pensándolo bien eso es ridículo. No estoy en un parqueo de diversiones... Aún así no sería malo tener un guía...

Mientras caminaba Mary bajo el cetro. Otra vez parecía estar llevando un palo de escoba, pues ese objeto le era un tanto inútil. Sin embargo, no había probado usarlo. Se detuvo, lo sostuvo con ambas manos y mirando atentamente la esfera negra en el extremo superior preguntó:

-¿Donde está la cocina de este lugar?

De inmediato una imagen se formó en el interior de aquella joya y le enseño la cocina del castillo. Aquello subió bastante el ánimo de Mary, pero no le fue muy útil. El cetro le mostró dónde estaba la cocina nada más.

-Bueno no tendría porque no ser capaz de responderme algunas preguntas- dijo la mujer subiendo el cetro, unos centímetros, de su mano izquierda para bajarlo azotando ligeramente su palma. Ese movimiento lento, reflexivo, le daba a ese cuerpo un aspecto totales diferente al habitual- Si entiendo bien y no me equivoco está cosa funciona de manera semejante al buscador de Google. Entre más detalles le doy más acertado es el resultado. Entonces... Muéstrame el camino desde donde estoy a la cocina de este palacio.

Su premisa resultó acertada. El cetro le enseño el sendero a seguir. Que ese "palito" le contestará una pregunta no era tan improbable. Aunque la verdad no sabía cómo funcionaba exactamente. Ni siquiera estaba segura de si era Whiss el único en poder utilizarlo. Recordaba que una vez se mostró que Bills fue capaz de responder una llamada de Zen Oh Sama. Eso quería decir que era posible que alguien más pudiera emplearlo, pero que no necesariamente lo haría en todo su potencial. No había tiempo para pensar en eso. Tenía que llegar a la cocina e inventarse un postre especial antes de que Bills llegará ahí o antes de que la llamará por alguna razón. Cuando entro en el tan apetecido lugar lo primero que vio fue un banquete sobre la mesa. Aquello le saco una sonrisa. Lo segundo que observo fue al Pez Oráculo comiendo.

-Por favor no le digas al señor Bills- le pidió la criatura con la cara amarrada de fruta o algo así.

Temor...tierra fértil dónde implantar el control. Mary no pudo evitar poblar esos ojos amatista de esa astucia oscura que le surgia ante una posibilidad ventajosa, pero cuestionable de tomar. Mas empezó con una farsa y por Dios que la iba a sostener hasta el último momento. De manera algo arrogante, un tanto amenazante también, descanso el cetro en su hombro como si fuera un bate de béisbol y caminó hacia el Pez Oráculo.

-Descuida...no diré nada. Si tú no dices nada también- le dijo Mary.

-¿Decir nada? ¿De qué?- le cuestionó el Pez Oráculo sin entender y un poco confundido con la actitud del supuesto ángel.

-Veras pequeño renacuajo de color azul...yo no soy Whiss- le confesó Mary de manera rápida y directa. No tenía tiempo que perder.

-¿De qué estás hablando? Claro que eres Whi...-decía la criatura, pero la mano del ángel entorno a él lo silencio.

-Cómo llegué aquí, no te importa. Por qué estoy aquí no es asunto tuyo. Por qué no quiero que él lo descubra tampoco te ha de importar. Pero lo que te haré si no colaboras conmigo eso sí te incumbe...dime una cosa Pez Oráculo ¿Qué tan bueno crees será tu sabor si te unto con mantequilla y te pongo en la sartén?

-Whiss nunca me habló así...- balbuceo la criatura.

-Yo no soy él- reafirmó Mary acercando al pequeño ser a su rostro.

Whiss estaba sentado frente al espejo que encontró en el cuarto de la muchacha. Tenía puesto el vestido negro y llevaba dos horas intentando encontrar un peinado que le gustase. No había tenido éxito. Probó el estilo de Marcarita, pero con su nueva fisonomia aquello no quedaba bien. Una cola de caballo se le hizo muy simple y lo demás que se le ocurrió lo pensó muy extravagante para el estilo minimalista que tenía esa mujer. Al fin decidió hacerse una trenza que bajara por encima de su hombro, como la de su hermana Cus. Adquiria un aspecto algo candido así, pero no le disgusto. Por el momento era todo lo que podía hacer. Satisfecho se puso de pie para revisar el cuarto y toda la casa. Tenía que adquirir más información para poder desenvolverse como esa mujer. No es que la vida de ella le preocupara o algo así. Sucedía que él no quería tener demasiados problemas. Después de un rato bajo a la cocina y comenzó a revisar la despensa. Era la primera vez que tenía hambre. Hambre real. Su nuevo estómago hacia una serie de extraños sonidos y tenía un gusto algo desagradable en la boca. Ese vacío en sus entrañas era nuevo. La necesidad de llenarlo le era imperante y un poco molesta. No se parecía a algo que hubiera experimentado antes. Él comía porque le gustaba. No porque lo requiriera de forma primordial. Nunca experimento el hambre antes y hacerlo lo estaba poniendo de un humor agrio.

Encontró varios productos en la alacena y para su suerte había una rebanada de pastel en la nevera. Eso realmente le gustó y lo hizo olvidar su desagradable situación por un momento, pero cuando terminó el golpe de realidad lo dejo mudo, quieto. Comer se le hizo tan diferente de esa forma. Además la textura, el sabor del pastel; todo lo experimento de un modo tan extraño. Levantó sus manos a la altura de su rostro y las contempló un rato.

-Esto es...- murmuró y para cuando volvió a ver sus manos la luz del sol le daba justo en la cara.

No recordaba cuando cayó dormido. Despertar así fue tan sorpresivo que se levantó rápido tirando la silla en el acto. Su cerebro se desconecto por... Unas cuatro horas, supuso al ver por la ventana. No tuvo tiempo de asimilar lo que le había sucedido. Unos golpes en la puerta lo hicieron recordar que ese hombre dijo pasaría por él en la mañana. Dudo en si debía o no abrir la puerta. Lo que pasará con el empleo de esa mujer no le interesaba, pero el tipo insistió tanto que terminó por decidir ir a poner un alto al escándalo, mas al abrir la puerta aquel hombre alto de barba cuadrada y cana, lo tomó por el brazo para llevarlo hacia un vehículo diciendo que estaban muy atrasados, que se diera prisa. Whiss no estuvo seguro si fue por la fuerza de aquel sujeto o porque todavía sus sentidos estaban dormidos, que no pudo poner resistencia, pero en cosa de segundos acabó en el asiento trasero de una camioneta junto a un muchacho que lo miró un tanto estupefacto.

-Hola Mary. Que bonita te vez hoy...

-Gracias-contesto Whiss viendo al tipo con cierta extrañeza.

-Nunca te había visto con un vestido. Te queda bien...

-¡Por favor, Estaban! Deja tu noviazgo para después. Ahora tenemos mucho trabajo.

-¿Noviazgo?- repitió Whiss en su pensamiento mientras miraba al chico con una mezcla de curiosidad y recelo.








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