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2._Exteriores

Después de unos segundos y con la cara roja, Whiss cerró la bata de manera brusca. Como si hubiera cerrado una pesada puerta de madera que no quería abrir nunca más. Ese cuerpo no era suyo y él se dió una panorámica completa. No estaba bien. Claro que ese sentimiento paso rápidamente a fin de cuentas no podría evitar darle más que un vistazo si seguía en el. Bastante incómodo, pero dispuesto a encontrar una explicación a su nuevo estado, Whiss miró con atención aquel pequeño y estrecho baño. Lo primero que hizo fue ir hacia la tina y tocar el agua. Estaba tibia. Era obvio que aquella mujer iba a darse un baño de tina, eso hacia muy probable que el cambio se haya producido de manera espontánea, ya que si entrar en el agua hubiera hecho parte de algún ritual o algo semejante, él hubiera despertado en la bañera y no en el piso. Al costado del mueble del lavado habían unos trozos de cristal. Algo se había roto bruscamente. Posiblemente deslizándose desde la superficie del mueble. No relaciono aquello con su situación. Cuando volvió a mirarse en el espejo se observó con atención. Estaba en el cuerpo de una mujer joven. Recorrió su nuevo rostro, con sus dedos, con mucho cuidado antes de palparse el cuerpo. Era extraño tener esas forma sinuosas, esa estatura, esa piel, pero sobretodo era curioso como percibía las cosas.

Después de unos minutos salió al pequeño pasillo y dió unos pasos hacia la sala. Era un lugar muy sencillo, limpio y silencioso. Era de noche. Estaba oscuro. Con cierta cautela fue hacia la escalera para subir al segundo piso. No parecía haber nadie ahí además de él. Eso era bueno. Arriba habían dos cuartos, pero uno permanecía cerrado. El que estaba abierto se le hizo obvio era el dormitorio de la mujer en cuyo cuerpo estaba habitando. Había ahí una lámpara encendida sobre un escritorio lleno de papeles y dónde se quemaba una bara delgada que desprendia un humo aromático, que inundaba el cuarto. Una cama pequeña, una alfombra de color negro, una silla en el rincón y un closet sin una puerta era todo lo que había ahí. Las paredes estaban desnudas salvo por la que estaba al costado de la cama, donde habían dos hileras de luces brillando. Y en ese mismo rincón, en una pequeña repisa, estaba lo que encamino a Whiss a encontrar una respuesta a su situación: una pequeña figura del dios de la destrucción. Olvidando que no tenía sus poderes, el ángel estiró la mano hacia el objeto intentando hacerlo ir hacia él. Tres segundos después se sintió un tanto estúpido por hacer eso. Apoyando una rodilla en el costado de la cama, Whiss alcanzó la figura y la miró un momento en su mano. En otra situación ese muñeco le hubiera parecido simpático, en ese momento lo veía con un semblante frío. Sosteniendo el juguete caminó hacia el escritorio. Aquella varilla estaba por extinguirse.

-Me parece que esta incómoda situación puede esconder una motivación bastante especial - comentó al ver unos dibujos sobre el mueble. Escarbó entre los papeles para extraer un retrato de su señor hecho a lápiz grafito, que miró un instante antes de volver al escritorio. Allí también dejó la figura de Bills- Será mejor que busque algo que ponerme. Empiezo a sentir frío.

Con una expresión todavía apática fue hacia el closet donde comenzó a buscar algo que ponerse. Nada pareció gustarle.

-Esta ropa no tiene estilo- exclamó mientras iba arrojando prenda tras prenda sobre la cama y al piso- Y todo está en negro, verde, violeta, gris y más negro, negro. El sentido de la estética de esta mujer es muy pobre. Espero que al menos sepa como revertir está situación. Supongo que cree que usurpar mi mi cuerpo y hacerse pasar mí es fácil. Descubrir como realmente es, será su castigo- dijo al encontrar un vestido bonito que se puso sobre la bata. Esa prenda si le gustó y fue con ella hacía al baño.

No lo había escuchado, pero el teléfono llevaba un rato vibrando y estaba por caer de lavado cuando él lo tomó. Alguien estaba llamando. Había un nombre escrito en la pantalla, pero Whiss no podía leerlo. Desde luego sabía lo que era un teléfono celular. Vio a Bulma usar uno de esos muchas veces, pero no estaba seguro si debía o no contestar. Al fin decidió hacerlo y con una curiosidad medio negada deslizó el dedo por la pantalla. De inmediato la voz de un hombre lo llamó Mary. Era la voz de un sujeto mayor y con un tono de autoridad.

-Mary- volvió a llamar aquel hombre- Necesito que mañana llegues una hora antes para coordinar los pedidos.

-¿Los pedidos?- repitió Whiss hablándole al teléfono que puso frente a su boca.

-Sí, los pedidos. El turno de la tarde confundió las nóminas y necesito que vengas a arreglar ese lío.

-¿No puede hacerlo alguien más? En este momento estoy enfrentando una fuerte crisis existencial.

-¡Mary no me salgas con tus ocurrencias ahora!

-Oiga, no me grite- exclamó el ángel frunciendo el ceño. No era un buen día para discutir con él.

-Lo siento... Pasaré por ti a las siete. Nos vemos- le dijo el sujeto y colgó.

-Pero que hombre más mal educado- comentó Whiss y se quedó pensando un momento mientras se paraba frente al espejo.

Definitivamente ese no era el cuerpo que él hubiera escogido para un cambio, pero no estaba tan mal. Podía hacerle unos pequeños retoques y sería más aceptable. Después de todo estaba en una situación que le convenía bastante. Era libre. Total y absolutamente libre de hacer lo que quisiera. Claro que este mundo era un sitio totalmente desconocido para él. Al principio considero estar en el planeta de Bulma, pero descarto eso al ver la figura de Bills y lo corroboró al ver por la ventana. Estaba en otro lugar. Quizá en una dimensión totalmente nueva. Para él nada de eso era insólito como si lo fue tener que buscar ropa interior que ponerse. Lo hizo con bastante pudor, aunque eso no le impidió revisar prenda por prenda a ver cual era la que le quedaba mejor.

-Esto de ser humano y mujer parece bastante complicado- se lamento al levantar un calzon a la altura de su cara. Lo arrojo a la cama inmediatamente después- Me gustaría decir que espero que a esa mujer le esté yendo mejor que a mí, pero... Deseo que sufra por cometer este crímen.

Mientras subió la escalinata, entre esos cristales rosa-violeta y la luz que entraba por aquellas redondas ventanas que le fueron segmentando las sombras de esa gigantes recamara, Mary creyó que podría mantener la calma al ver al dios. Pensó que pese a todo podría conservar una fachada natural y sería sencillo pero se equivocó. Mientras lo veía descender saltando por entre los escombros, aquella idea se le hizo más un disparate que cualquier otra cosa. Era muy importante que no se sintiera agitada al tenerlo en frente. Pero  es que el solo murmullo del dios, quejándose de que seguía con ganas de dormir, le causó tal agitación que la hizo creer Bills la reconocería apenas la viese. Sentía que el corazón que latía debajo de esa piel, de esa carne, que no era suya no palpitaba con la vehemencia que sus sentimientos reclamaban. Lo que era bueno, pues suponía que de ese modo era más fácil sostener la postura real del ángel, sin embargo, no dejaba de llamar su atención las reacciones de ese cuerpo en comparación al suyo. Había notado un par de cosas mientras se dirigía allí, pero no lograba concentrarse en ninguna. Su cabeza tenía demasiados pensamientos a la vez. Aquello era natural, mas en ese instante se sentía algo abrumada con todo lo que estaba considerando, mas cuando Bills finalmente estuvo frente a ella...todo ese rumor incesante se silencio. Él todavía no la miraba. Seguía ahí con los ojos cerrados, como resistiéndose a despertar del todo, mas consiguió darle a la mujer una calma extraña.

Mientras Mary, detrás de los ojos de Whiss, miraba al dios cayó en cuenta de que no sabía muchas cosas respecto a él, ni a Whis. No estaba segura hasta que punto debía guardar silencio o que debía decirle exactamente en ese momento. Aunque estás dudas no surgieron con esa cuota de ansiedad como lo hicieron las anteriores.

-¿Qué día es hoy?- preguntó Bills después de bostezar y frotarse un ojo con la mano.

Primera pregunta y Mary quedó sin respuesta, pues ellos no medían el tiempo como los demás lo hacían. Pero la atención de la mujer se la llevó él y no su pregunta. Escuchar su voz, verlo de frente era demasiado, sin embargo, gracias a que la presencia del dios enfrió su cabeza, Mary consiguió conservar el aplomo.

-Desperto a tiempo- contestó al fin, pues si esas alarmas estallaron quería decir que él tenía planeado dejar de dormir ese día- Y sin resistiese demasiado para variar- se atrevió a agregar.

-El Pez Oráculo dijo que hoy aparecería algo muy importante para mí- exclamó Bills estirando los brazos al cielo- Y muero por saber de qué se trata. Quizá una nave repartidora se estrelle aquí y este llena de comida deliciosa. O una celebridad podría detenerse en este planeta...eso sería interesante.

Aquello llamó un poco la atención de Mary. Lo último que quería era que algo más llegará ahí para complicar las cosas. Lo de la celebridad y lo interesante, en el tono que lo dijo Bills, le causaron una suerte de celos súbitos a la muchacha que paso de eso para preguntarse qué haría para limpiar ese desastre. Con toda certeza Whiss movía ese cetro y resolvía el dilema, pero ella no podía hacer tal cosa.

-Tal vez solo encuentre algo que olvido- dijo al fin y sin mucho interés en el asunto.

-Oh si... Sería fantástico encontrar mi colección de manga que desapareció tan misteriosamente y de lo que tú no sabes nada- Bills dijo eso con una mirada acusadora puesta en su asistente.

-No tengo idea de lo que habla, señor Bills- declaró Mary apartando los ojos de él con cara de inocente. Por dentro se estaba riendo, pues realmente no sabía de que le estaba hablando.

El buen ánimo de Mary no duró mucho, pues Bills le dijo que quería darse un baño y eso era sinónimo de problemas para la muchacha en más de un aspecto. El primero de todos es que no sabía dónde estaba ese lugar, tampoco como prepararlo sin mencionar que existía la posibilidad de que tuviera que permanecer ahí con él. Eso hubiera sido recreativo, pero no en ese momento. Por suerte para Mary el Pez Oráculo entro en escena rebotando entre más paredes. Aquello revelo a la mujer que su extraña sensación de que las cosas sucedían más lento no era producto de su imaginación. Desde que despertó en el cuerpo de Whiss advirtió que sus sentidos eran un más agudos, pero sobretodo era capaz de apreciar mejor el movimiento de las cosas. Y como si quisiera probar a ver qué podía hacer, Mary estiró la mano para detener al Pez Oráculo, sin advertir que al hacer eso consiguió que Bills la viera con cierta curiosidad, aunque aquello fue opacado por la chillona voz de esa criatura que dijo haber tenido ese sueño otra vez.

-¿Te refieres a ese en que aparece algo importante para mí?- le pregunto Bills.

-Sí...

-¿Y pudiste ver qué era eso?- preguntó Bills con bastante interés.

-No, pero...

-Eres un inútil- exclamó el dios dándole un pequeño golpe al recipiente de cristal en que se movía el pececito- Whiss, hoy no le darás de comer...

-Como ordene- contestó Mary sintiendo un poco de pena por aquella criatura que salió volando por una de esas pequeñas ventanas.

-Espero hayas preparado el baño. Quiero refrescarme un poco antes de comer- le dijo el dios mientras bajaba la escalera.

-Yo también lo espero- pensó Mary.

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