4. Esperanzas marchitas.
Tema: My Inmortal By Evanecense
Este es el mejor sitio del mundo. Aquí hay amor, fortaleza, seguridad, tranquilidad; hay esperanza, sosiego y dulzura. Hay paz.
Los brazos de mi mamá son un universo paralelo en donde lo malo deja de existir y todo se vuelve color de rosas. Siempre ha sido así, desde desde pequeñita, y ya siendo mujer es igual.
Hace apenas unas horas ambas llorábamos sin consuelo por su diagnóstico. El doctor me ayudó a decírcelo, ¡fue tan duro!
—Perla, hay que comenzar cuanto antes con los procedimientos —dijo el doctor López, el oncólogo que atendería su caso, luego de que nos calmáramos un poco.
—¿Qué tengo que hacer doctor? —preguntó mi mamá con voz apagada.
—Para empezar realizaremos unos últimos exámenes de rutina y luego coordinaremos lo que seguirá. Voy a explicarles lo más claramente posible, ¿bien?
Ambas asentimos.
—El cáncer de mama comienza en los tejidos mamarios. Hay dos tipos principales, el que tú padeces es el carcinoma ductal, comienza en los conductos que llevan la leche desde la mama hasta el pezón. Este es el más frecuente. La causa es genética, son defectos en los genes BRCA1 y BRCA2. Estos genes normalmente producen proteínas que protegen del cáncer, pero si uno de los padres transmite un gen defectuoso se tiene mayor riesgo de presentar cáncer de mama, teniendo hasta un 80% de probabilidades de sufrir la enfermedad en algún momento de su vida. Lo que haremos mañana será una ecografía mamaria para saber si la tumoración es sólida o está llena de líquido
—¿Y eso en que cambiaría la situación? —pregunté.
—Pues haremos una tumorectomía —me respondió como si hablara con uno de sus colegas.
—¿Y eso qué es?
—Es una biopsia abierta, un procedimiento quirúrgico en el que se extrae la totalidad o parte de la masa y se examina para hallar la malignidad.
—¿Y luego de eso que pasará? —preguntó mi mamá.
—Depende del resultado del procedimiento. Lo único que les pido es que estén tranquilas. Sé que no es una situación sencilla pero haremos todo lo que esté a nuestro alcance para brindarles lo mejor.
—Gracias doc —le dije, y éste se retiró.
Luego de eso mamá y yo simplemente nos abrazamos, acostadas en su cama y ella se durmió.
¿Por qué tiene ella que pasar por todo esto? No se lo merece, es una gran persona y una excelente madre. ¡Es injusto que sufra!
Mientras la veo descansar una lágrima traviesa se escapa de mi ojo derecho, rueda por mi mejilla y llega a mis labios, sabe a amargura, a derrota, a injusticia. Pero sobre todo sabe a dolor.
Salgo de su habitación con la intención de tomar un café. Pablo llegó justo en ese momento.
—Hola princesa —me saluda al tiempo que me abraza—¿cómo va todo?
—Ay amor —comienzo a llorar otra vez— Tiene cáncer. Mi mamá tiene cáncer.
—No puede ser...¡lo siento tanto pequeña! —nos abrazamos con fuerza. —¿A dónde ibas?
—A tomar un café. Mamá está dormida y yo necesitaba un poco de aire.
—Vamos, yo te acompaño. Pero quiero que comas algo, apuesto a que no lo has hecho.
—La verdad no, pero no tengo hambre.
— Adela, no es negociable. Vas a alimentarte, ¿o acaso es que quieres enfermarte?
—Claro que no, tengo que cuidar a mi mamá.
—Entonces vamos.
Logró que comiera un poco de ensalada y un trozo de tarta de verduras, realmente me hacía falta un poco de alimento.
Más tarde pasamos a ver a mi mamá, y después de muchas insistencias accedí a pasar la noche en casa, asegurando que a primera hora estaría aquí otra vez.
—Te espero abajo amor. Descansa Perla, mañana vengo a verte, y a traerte a tu niña, ¿si? —la besó en la frente.
—Claro, cuídense —le dijo mi mamá guiñándole un ojo y una notable segunda intención en su tono de voz.
—Ok —respondió el rascándose la nuca nervioso y muy sonrojado.
—¿Qué fue eso mamá? —estaba un poco confundida con su actitud.
—Adela, te conozco hija. Tus ojitos dicen mucho, y los de él ni te digo. ¿Qué tal fue todo?
—¿Estás segura que quieres que te lo cuente ahora?
—Por supuesto —se acomodó en la camilla.
—Fue buenísimo, genial y perfecto— podía sentir mi cara arder de la vergüenza —me cuidó muchísimo, casi no sufrí. Ay ma...¡lo amo más que antes!
—Me alegro tanto, solo cuídense. Son jóvenes y a su edad no se miden consecuencias. Dejarse llevar por la pasión es fácil y luego puede ser demasiado tarde.
—Te entiendo, no quedaré embarazada, tranquila.
Ella solo rió negando con la cabeza.
—Hasta mañana ma. Descansa.
—Hasta mañana mi cielo.
Tomé el baño más largo de mi vida, en verdad lo necesitaba. Pablo preparó carne con verduras al horno. Cenamos en silencio, un silencio perfecto. Eso era lo que necesitaba en ese momento, ya que aún no asimilaba lo que estaba ocurriendo.
Algunas cosas tendré que cambiar, y lo primero que haré será buscar un trabajo de medio tiempo, para no descuidar la Facultad. Pero no voy a permitir que mamá siga sacrificándose como lo ha hecho hasta ahora.
Ya habíamos acabado la cena y estábamos en el sofá viendo una maratón de <<¿Quién da más?>>, mi novio ama ese programa.
—Dormirás conmigo, ¿cierto? —le solté de repente
—Si quieres... —me dijo con inocencia.
—Bueno, en realidad quiero hacer algo más que simplemente dormir— le contesté de forma seductora.
—¡Pícara! —respondió segundos antes de devorarme con su exquisita boca.
Las siguientes horas fueron besos, caricias y jadeos. Pura pasión y mucho amor. Me dejé guiar por mis instintos y esta vez fue todavía más excitante. Besó partes de mi cuerpo que no sabía que existían, y por mi parte me dediqué a saborearlo hasta el cansancio.
Definitivamente fue una excelente manera de desahogarme y olvidar todo por un rato.
Era mediodía, acababan de realizarle la ecografía y el procedimiento a mi mamá. El resultado estaría en tres días, pero le darían de alta esta tarde.
Mis amigos, Pablo y su mamá habían estado aquí conmigo desde la mañana temprano. Les conté a Luna, Manuel y Agustín lo que ocurría y estaban muy conmovidos, sobre todo Luna.
La tarde llegó y con eso la vuelta a casa. Le preparé la cena a mamá y más tarde nos acostamos juntas en su cama.
—Ma, estuve pensando y buscaré un trabajo — le solté de repente.
—¡De ninguna manera! —me dijo exaltada —Tu debes estudiar.
—Haré ambas cosas, tú ya no puedes con todo —intenté hacerla entrar en razón.
—Va a estar todo bien, no perdamos las esperanzas.
—Lo sé, tengo mucha fé y todo saldrá bien pero de todas formas ya no podrás hacerlo todo sola. Yo no voy a permitirlo.
—Hablaremos luego de eso, ahora duerme — dijo girándose.
¿Qué? ¿En verdad me lo decía?
—Ya no tengo 10 años mamá —ya estaba comenzando a enojarme.
—No se trata de eso — vuelve a mirarme— se trata de que no quiero que te pase lo mismo que a mí. Quiero que tengas un futuro, una profesión, que seas alguien, no que termines trapeando pisos y soportando humillaciones.
—Justamente por eso mamá. Tú ya has hecho demasiado, ahora me toca a mi. No dejaré de estudiar, iré a la facultad, seré una gran abogada y estarás orgullosa de mí te lo prometo. Pero ya la decisión está tomada.
Ella suspiró, besó mi frente y se giró para dormir.
Pasaron los días y nos encontrábamos en la sala de espera del hospital para saber los resultados de los análisis.
El ambiente está tenso, mi mamá está enojada conmigo. Mañana por la mañana comienzo a trabajar en una cafetería; no es demasiado lo que me van a pagar, pero sí lo suficiente como para ayudar en casa y que mi madre no tenga que seguir sacrificándose tanto, pero eso ella no lo entiende.
El doctor entra con cara de pocos amigos.
—Perla, Adela. Buenos días.
—Hola doc —saludé.
—Buenos días doctor —dijo mi madre.
—Bien. Como ya saben tenemos todos los resultados de los análisis. Las noticias no son buenas.
Mi mamá suspiró. Mi pecho se oprimió.
—La tumoración es maligna y esta muy avanzada, en el nivel III; el IV es el mayor.
Sólo pude levantarme de mi silla y arrodillarme al lado de mamá. Ella comenzó a acariciar mi cabello con mi cabeza apoyada en sus piernas. Aguanté el llanto, tenía que ser fuerte para mamá, o al menos parecerlo.
—¿Y qué sigue? —preguntó ella con la voz quebrada.
—Comenzaremos con quimioterapia y haremos estadificación. Lo primero nos servirá para destruir las células cancerosas y lo segundo nos ayudará a guiar el tratamiento medicinal.
—¿Y eso funcionará? —por fin hablé.
—Eso esperamos Adela —noté sinceridad en su voz.
Nos dieron nuevas indicaciones. Mañana por la tarde comenzarán con la quimio.
Llegamos a casa, nos miramos a los ojos por varios segundos y nos abrazamos.
Estaba tan segura de que todo saldría bien, es que no podía pensar otra cosa, no podía aceptarlo. Pero esas ilusiones, esas esperanzas se marchitaron como una flor expuesta al sol del caluroso verano, sin piedad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro