Tema: Te amo/ Franco de Vita

Tenía esa fuerte necesidad de hacerlo o sentía que moriría. Nos dirigimos al interior de la habitación y al recostarme sobre la puerta ésta se cerró.

Fue el beso más ansioso y lleno de sentimientos que di en mi vida, él no tardó en reaccionar correspondiendo a mi acción y su lengua se encontró rápidamente con la mía dando paso a la voracidad. Sujeté con fuerza su cuello entrelazando mis dedos, Camilo hizo lo mismo en mi cintura con la intención de acercarnos más pero era algo imposible.

Bajé mis manos por su cuello y luego sus hombros guiándolas hacia su pecho donde pude sentir los fuertes latidos de su corazón.

Sabía que debía detenerme, mi visita tenía otro propósito mas mi cuerpo se quemaba y todo mi ser pedía más y más de él. Ya sabía la verdad, todo este tiempo me buscó y me ama tanto como yo a él así que víctima de sus labios, que pasaron a jugar sobre mi cuello, me dejé llevar entregándome al deseo y guiada por esa pasión que sólo a su lado se me enciende.

Ya habría tiempo para hablar.

Como tantas otras veces nos perdimos en un mar de pasión enredados entre las sábanas. Cada centímetro de mi piel seguía reconociendo su cuerpo y la química era la de antes, la de ahora, la que seria siempre. No fui consiente de todo lo que necesitaba de sus besos, de su mirada, de sus caricias, de todo el hasta este momento. Claro que nunca lo olvide pero es como si todo el amor que siento hubiera estado guardado en el fondo de un baúl todo este tiempo y ahora salió por fin a la luz para ser, para revivir, para quedarse y ya nunca marcharse.

Volver a sentirlo en mi interior fue una de las experiencias mas maravillosas y sublimes, la memoria que posee la anatomía fue nuestro mejor aliado que, mezclándose con el amor, hicieron un excelente trabajo. Llegamos al punto máximo de placer dejándome llenar por completo. Aun con nuestras respiraciones agitadas unimos nuestras frentes mirándonos fijamente a los ojos. Luego de un rato, fue Camilo quien hablo.

—Adela. No te haces idea de la falta que me hiciste todo este tiempo. Te lloré día noche, te invocaba a cada instante, me torturaba pensando en que algo malo te hubiera pasado a ti o a nuestro bebé y te juro que nunca me lo hubiera perdonado. Han pasado quince meses y en este tiempo solo he sido capaz de necesitarte y amarte cada día más mi estrella. Sé que tienes muchas preguntas y dudas y estoy dispuesto a responderlas todas cuando tu lo decidas.

Me senté en la cama colocándome la ropa interior y mi blusa, el hizo lo mismo y nos sentamos en unos sofás negros que había cerca de un gran ventanal con vista a la ciudad vecina que ya estaba iluminada por los faroles y la luna que ya casi había asomado por completo para darle paso a la noche.

—Vamos por orden. Lo primero que quiero, necesito saber, es lo de tu sociedad con Benjamín. Margot me dijo que eras dueño del lugar y luego Benja me lo confirmó. También me contó que te acostabas con todas. Necesito que me lo expliques.

—Bien, cuando Benja y yo nos conocimos fue realmente divertido. Él era diferente a todos esos amigos que tenía simplemente porque él no era de esas familias bien donde solo importa el <<que dirán>>. Hacíamos cosas que no podía hacer con los demás ya que siempre fui un poco...bueno, bastante rebelde. Un día me habló de que quería poner un club nocturno pero no tenía el capital, yo tenía mucho ahorrado de lo que mi padre me daba mensualmente porque por más que salía mucho nunca fui de derrochar, sí me tomaba alguna que otra cerveza pero nada más, lejos de ser como Cristóbal que todo lo gastaba en fiestas y mujeres y Clara que vivía en peluquerías, spa y esas cosas yo siempre tuve mis ahorros. La guerra con mi madre data desde tiempos memorables y tomé la idea de Benjamín como una posibilidad para vengarme por todas las veces que me prohibía hacer las cosas que me gustaba porque la diferencia entre mi hermano y yo es que él todo lo hacía a escondidas y fingía ser un hijo perfecto, pero yo no. Yo la enfrentaba y eso siempre la sacó de quicio.

<<Le propuse a Benjamín ser el socio inversionista y el inmediatamente aceptó. Lo de que me acostaba con todas no es tan así, solo que cuando la chica nueva era inexperta en el área él decía que era un riego para el negocio entonces se le ocurrió la idea de que yo las aprobara pero sin que ellas supieran que también yo era su jefe. No fueron muchas pero lo que realmente importa es que fuiste la última. Desde que te vi allí, con ese rostro divino y esa mirada con mezcla de ángel y travesura me enamoré completamente de ti. Fuiste mi perdición desde ese mismo instante, estabas todo el tiempo metida en mi cabeza y pensar que estabas con otros me mataba lentamente. El día que te llamé para ir al parque de diversiones...la noche anterior te había visto con un tipo, sentada en su falda y sonriendo. Estuve allí largo rato observandote, tu sonrisa no llegaba a tus ojos y cuando fueron rumbo a las habitaciones vi tu gesto de tristeza y como cerraste tus ojos antes de inhalar profundamente para tomar valor e ir con él. Yo no sabía porque lo hacías, pero sabía que eras diferente pero fue en ese momento donde terminé de entenderlo todo, ya no iba a permitir que siguieras allí, quería que fueras solo mía por siempre. Decidí que te convencería de que te fueras a trabajar conmigo de cualquier manera.

<<Cuando supe que eras mi prima casi se me va la vida porque sabía que traería problemas pero insistiría y si no llegabas a aceptarme igual pensaba sacarte de ese club. ¡Después pasó todo tan rápido! El apoyo de mi tía Perla, el viaje, perdimos a tu mamá y todo lo que eso conllevó que lo último que recordé fue contrate eso y cuando me lo preguntaste no creí que fuera el mejor momento para revelar semejante cosa. ¡Perdóname por favor!

Al oírlo lágrimas incontrolables caían por mis mejillas y sus ojos estaban llorosos. Sabía que decía la verdad, confiaba en él y una vez más me sorprendió con sus palabras y sentí mi alma hinchada al saber que me amó desde el principio como yo a él.

—Me duele que no me lo hayas dicho desde el vamos, pero no puedo reclamarte nada sino todo lo contrario porque a pesar de todo lo que viví y de todo lo que hice nunca me juzgaste, jamás me dejaste sola, ni siguiera cuando creí que lo habías hecho.

<<Denise estuvo en mi casa, ella me contó a grandes rasgos todo lo ocurrido este tiempo y dejame decirte que si yo debo perdonarte que me ocultaras lo del club tú debes perdonarme el que haya desconfiado de ti, de tu amor, por haber creído en las palabras de tu madre y no ir por ti para verificarlas. Perdón por haber sido débil y no buscarte.

—Mi amor —nos fundimos en un hermoso y profundo abrazo — y sé la verdad, se que no somos primos. No de sangre al menos.

—¿Quién te lo contó? —le pregunté aliviada

—Cuando la bomba de lo ocurrido contigo estalló mi padre me lo contó todo. Mi madre no puede tener hijos razón por la que buscaron una mujer para que tuviera a su bebé, la inseminaron con <<material>> de mi padre, allí también está la explicación de que seamos tres —rió —cuando nacimos nos entregaron con ellos y ya el resto es historia conocida —se encogió de hombros.

—¡Wow! No conocía esa parte de la historia pero sí sabía lo de Margot. Y si no te lo dije es porque se lo prometí a mi madre, solo lo diría si mi felicidad dependiera de ello. ¿Qué cosas no? Si te hubiera ido a buscar cuando todo ocurrió lo hubiera gritado a los cuatros vientos.

—¡Ya no te tortures más! El hubiera no existe y lo importante ahora es que las encontré y que están bien — una enorme sonrisa se formó en su rostro —Háblame de ella, cuéntame de nuestra hija.

—Se llama Renata.

—¡Me encanta ese nombre! —la emoción se le notaba a kilómetros.

—Nació el cinco de noviembre luego de un trabajo de parto doloroso pero maravilloso. Tiene mis ojos pero es igual a ti, es muy dormilona y también comilona... —Y así pasó la noche. Le relaté cada detalle de nuestra princesa, le conté todo lo que viví desde que tomé ese micro hasta el día que el apareció. Durante la charla pasamos juntos por cientos de estados de ánimo. Lloramos, reímos, sufrimos, nos pedimos perdón y nos dijimos mil <<te amo>>.

También me contó con detalles lo que Denise ya me había adelantado y morí al saberlo todo el tiempo en mi casa, con mis cosas y buscándonos. Imaginarlo allí sufriendo tanto como yo me dolió en el fondo del alma.

Eran casi las seis cuando caímos rendidos ante morfeo, abrazados llenándonos de besos y mimos dejando resurgir todo lo que estaba dormido.

Después del mediodía fuimos rumbo a lo de mi tía quien nos esperaba ansiosa. En cuanto entramos lo primero que vimos a Renata jugando con su sonajero sentadita en su silla especial. Camilo se acercó a ella temblando y la tomó en brazos mirándola a los ojos.

—Hola nena, soy tu papá.

Ella balbuceo algo inentendible pero le dio una gran sonrisa a su padre quien de forma inmediata comenzó a llorar abrazándola con fuerza. Fue lo más emotivo que vi jamás y sin poder evitarlo me acerqué a ellos uniendome a ese abrazo que tantas veces imaginé y el que creía que quedaría para siempre entre mis sueños.

—Entones, ¿cuándo se vuelven a su casa? — preguntó mi tía con nostalgia.

—Mañana mismo tía. Pero...quiero, deseo, necesito que vengas con nosotros. Has sido muy importarte para nosotras todo este tiempo, te debo tanto...

—Pero hija, ¿cómo se te ocure? Ustedes merecen un tiempo en familia, sólos. Yo no quiero incomodar.

—Eso no es problema, en el fondo de la casa hay una edificación que puede remodelarse, estarías con nosotros pero todos tendríamos nuestro espacio. Yo también deseo tenerte cerca, todo este tiempo has cuidado a mis mujeres de una forma extraordinaria. ¡No te dejaremos sola! Además Renata te extrañaría mucho.

—Pues, tal vez puedo alquilar aquí y aceptar su propuesta —se veía su entusiasmo — Puedo cuidar a la princesa cuando ustedes trabajen...lo cierto es que no quiero separame de ustedes. Le dieron sentido a mi vida, me llenaron de alegrías. Dede que enviudé todo era gris para mi y ustedes llegaron a colorearme el alma y llenar mis días de amor. Realmente creo que ya no podría vivir sin ustedes dos.

—Ni nosotras sin ti tía. Te amamos demasiado.

—Eres la hija que no tuve Adela y Renata es mi nieta del corazón. No pretendo ocupar el lugar que es de tu mamá, no me mal entiendas. Es sólo que también las amo.

—Está bien tía y claro que no pienso eso, pero a Renata le vendrá bien una figura como tú en su vida. Y cuando estemos allá instalados la bautizaremos y quiero que tú seas su madrina.

—¿Hablas en serio? —asentí — gracias mi vida.

Y después de mucho tiempo todo el llanto que reinó fue sólo de felicidad.

Tres días después marchábamos los cuatro rumbo a la ciudad. Estaba ansiosa por ver y abrazar a todos allá. ¡Los extrañé tanto! Pero más emocionada estoy por comenzar esta nueva etapa de mi vida.