Capítulo 37

Cassian P.

Mi cuerpo dolía, un leve y agudo sonido recorre mis oídos y el ardor junto al calor de mi piel se vuelve más intenso. Quería salvar a Fanett, quería cuidarla y lo único que logré hacer es cubrirla con mi cuerpo.

— Cass, vamos, debemos irnos si no queremos terminar siendo asado — escucho su tono desesperado

No logro moverme, no logro hacer nada más que escuchar sus quejidos casi como si estuviera al borde del llanto.

— ¿Cass?, En serio no estoy bromeando — mueve mi cuerpo con brusquedad haciendo que las quemaduras duelan más — Pernelle.

Coloca sus manos en mi cabello mientras comienzo a murmurar cosas entre un leve llanto que no se desvanece, el calor de la casa aumentaba evidentemente al igual que aquel olor a humo.

— por favor Cass

Intenta levantarme, pero al parecer no tiene la fuerza suficiente y yo no logro ni formular una palabra o abrir los ojos.

— Cass, no puedo.

Su llanto comienza ahora de una forma más intensa, logro abrir los ojos encontrándome a Fanett rodeada de humo y pedazos de la casa la cual se está derrumbando lentamente.

— Vete, está bien — logro decir

— No te voy a dejar, no te deje antes y menos ahora.

— Ellos van a venir.

— No — intenta ponerse de pie, pero un trozo de madera atraviesa su pierna y yo no soy de mucha ayuda — No Cass.

— Al final — tomó aire para seguir habano — La bomba que pusiste en mi cabeza no fue lo que me mato —esbozo una sonrisa

— ¿He qué bomba hablas? — limpia las lágrimas de su rostro

— Hace mucho me dijiste que habías puesto una especie de bomba en mi cabeza, por si llegaba a hacer algo estúpido, creo que llego el momento.

— Torpe Cassian, nunca hice eso, levántate — dice con un tono demandante

— No puedo hacerlo, no siento las piernas Fanett, vete yo estaré bien, al menos tuve el privilegio de ver que llores por mí.

Fanett es testaruda, tanto que dejaría que ambos muriéramos en este momento con tal de no fallar a su promesa de no dejarme.

— No juegues con eso — las lágrimas comienzan a ser más evidentes — No lo digas.

— Vete, alguien tiene que asesinar a media población y ambos sabemos que no voy a ser yo.

Ella niega con la cabeza y me abraza con cuidado mientras sus lágrimas caen, vuelve a negar y corta un pedazo de tela del uniforme que trae el sujeto que está muerto a la par suya, retira el trozo de madera y hacer presión en la herida haciendo que salga un poco de sangre.

— No vamos a caer, hoy no.

Me toma del brazo me ayuda a levantarme, me sujeto de una de las pocas paredes que siguen de pie y caminamos a la salida, las vigas en llamas dificultan nuestro paso y el humo dificulta nuestra visión.

— ¡Cassian! — grita Fanett ante el sonido de dos disparos los cuales impactan en ella haciendo que ambos caigamos al suelo.

Ella no pierde el tiempo y comienza a arrastrarse junto a mí hasta lograr estar en la salida, el humo que inunda mis pulmones dificulta si respiración, aunque ya nos encontremos fuera de la casa.

— Necesitamos ir a un hospital — susurro

Mi cabeza da vueltas y comienzo a toser, escucho gritos junto a unos disparos, pero no logro moverme estoy estático en aquel césped quemado mientras escucho un millón de voces hasta llegar al completo y profundo silencio.

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Logro abrir nuevamente los ojos y noto que es de noche, me pongo de pie con dificulta y observo la casa la cual está completamente en cenizas y no observo a Fanett en ningún lugar, solamente a unos sujetos muertos con uniformes blancos los cuales tienen un símbolo extraño, tomó el cuchillo y rasgo la camisa tomando el símbolo.

Subo la pequeña colina que se encuentra y me adentró al bosque en busca de Fanett o algún teléfono para llamar a Nathan o Merle.

Camino durante unas horas o eso supongo hasta toparme con la carretera y del otro extremo un viejo restaurante el cual está lleno de motociclistas, cruzó la carretera con dificultad hasta entrar al lugar en donde todos me observan, supongo que se debe a mi deteriorado estado.

— ¿Tiene un teléfono? — le pregunto a la mesera

— ¿Necesitas qué llame a una ambulancia? — exclama con preocupación

— Solo necesito un maldito teléfono — gruñó entre dientes

— Toma, usa el mío — dice un sujeto a la par mío el cual tiene una chaqueta negra — Trae algo para curarlo, sus heridas son graves — le dice a la mesera

— Agua, alcohol y unas vendas si no hay vendas con una camisa en tiras será suficiente — murmuro y marco el número de Nathan

— No sé si te diste cuenta, pero todo tu cuerpo esta quemado, al menos el lado derecho y tu espalda.

Decido ignorar lo que dice y llamar a Nathan quien tarda en responder.

— ¿Quién habla? — dice con fastidio al responder la llamada

— Cassian, soy Cassian, estoy en una cafetería a mitad del camino, necesito ayuda de inmediato, no creo que mi cuerpo soporte más.

— Voy a rastrear el teléfono llego de inmediato.

Corto la llamada y le devuelvo el teléfono al sujeto y noto como todos los demás se juntaron a verme.

— ¿Te duele? — pregunta una mujer

— No, pero si llego a quedar inconsciente necesito quedarme en este lugar hasta que Nathan Pernelle llegué y si alguien más me busca yo nunca estuve aquí — digo con un tono demandante

— Tranquilo niño bonito, todos terminamos aquí por algo, nosotros te protegemos, Blond es enfermera, ella puede ayudarte — dice un sujeto de barba larga

Blond, una señora algo mayor que viste con la misma chaqueta que los demás se acerca a mí. Comienzo a toser y me recuesto en el mostrador, sigo sintiendo el humo en mis pulmones lo cual no es buena señal.

— Junten dos mesas y coloquen manteles limpios, Luis, consigue oxígeno ya y un sedante — todos asienten ante su orden y hacen de inmediato lo que dijo

— No es necesario el sedante — intento comenzar a caminar, pero dos sujetos me ayudan hasta llegar a las mesas y recostarme boca abajo

— Bien, pero necesitas oxígeno por lo que vi tus pulmones están a nada de colapsar, hay un hospital cerca, no tardarán...

Mi vista comienza a nublarse y solo escucho un grito junto a un líquido frío sobre mi espalda el cual arde como si nuevamente estuviera quemándome.

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¡ahhhh! Que emoción al final salió mi querido Cass.

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