Desesperados
Capítulo 21
Tras varias horas conduciendo logramos conseguir una cabaña alejada de aquel maniático pueblo, dejamos nuestras cosas para finalmente descansar.
— Tengo que admitirlo, no confiaba en un principio.
— Se supone que ya deberías saber que siempre tengo razón ¿sabes dónde está?
— Tendremos que tomar un camino largo para poder llegar, salimos mañana, pero vamos a capturar al último Jesfer.
— Genial más tiempo desperdiciado — ruedo los ojos
— No todo es malo tendremos unos cuantos días de descanso — esboza una sonrisa — ¿Si no fueras tú quien serias o qué harías?
— Primero me cambiaría el nombre, me pondría Candy.
— ¿Por qué Candy? — pregunta confundido
— Candy es algo dulce, tierno, algo que no tiene maldad, si sería otra persona me aseguraría de estar lejos de lo que soy hoy.
— Podemos hacerlo, irnos a alguna montaña lejos de todo — esboza una sonrisa
— Eres todo un soñador, eso nunca pasará.
— ¿Y qué piensas hacer cuando esto termine?
— No lo he pensado, pero no será descansar y perder el tiempo — digo sin importancia
— Nos tardamos una semana en llegar, en esos días déjame por favor.
— ¿Dejarte qué? — cuestiono
— Déjame enseñarte que puedes ser feliz.
Me pongo de pie y me dirijo a la mesa tomando un cuchillo y volviendo a donde está Cassian.
— Una semana — hago una seña para que extienda su mano — Y no puedes volver a intentarlo.
— Hazlo rápido — cierra los ojos y espera a que el cuchillo roce su piel
— No entiendo la necesidad de un pacto de sangre.
— Es divierto — sonrío
Él está desesperado por lograr que mire la vida desde otro punto de vista y yo estaba desesperada por demostrarle que alguien como yo nunca cambia.
Estábamos desesperados por intentar buscar algo que no existe, la completa felicidad.
— Siéntate, busca una película y yo hago chocolate caliente — me ordena
— ¿Así qué para ti estar sentado viendo una pantalla es uno de los placeres de la vida?
— Así es — esboza una sonrisa
Espero por Cassian mientras busco entre el montón de películas que se encuentran, decido poner una de terror, si íbamos a hacer esto iba a ser a mi manera.
Como diría Cassian a la manera Fanett, frío, calculador, con misterio y sangriento.
— ¿Qué pusiste?
— No tengo ni idea, pero se mira buena.
Tomo el chocolate caliente el cual tiene pequeños malvaviscos, confiaba en Cassian tal vez demasiado y eso podía ir en contra mía.
Este chocolate caliente con apariencia inocente podía contener veneno algún tranquilizante.
Tal vez me vendría bien un calmante.
Pero por alguna razón Cassian transmitía confianza y su palabra valía oro, como su corazón.
— ¿Cuál es el punto? Mataron a todos sus amigos y él termino sin dos
dedos — cuestiono al ver el final de la película
— Logró escapar.
— Pero va a estar traumado toda su vida, el dolor lo va a perseguir hasta que un día ya no pueda con él.
— ¿Eso es lo que sientes Fanett? — me observa fijamente
— No Cass, no te confundas, yo no siento nada.
— Algunas veces llego a dudarlo, pero luego recuerdo quien eres y se despejan todas mis dudas.
Cassian se pone de pie y toma la vela que está encerrada en un farol, toma unos fósforos e intenta encender la vela.
— Vamos, es momento de despejar tu mente — extiende la mano
— ¿Quieres qué te corte la mano o por qué razón la extiendes? — enarco la ceja
— Es para que la tomes y dejes guiarme.
— ¿Quieres qué tome tu mano sin saber si te las has lavado? — cruzo mis brazos
Él deja el farol en la mesa y se dirige a la cocina en donde comienza a lavar sus manos cuidadosamente.
— Listo — muestra sus manos
— Completamente limpias.
— No voy a tomar tu mano.
— Vamos Fanett, colabora — dice en forma de súplica mientras sus brillantes ojos grises me observan fijamente
— No lo haré — tomo el cuchillo de la mesa
— Deja eso, no lo vas a necesitar.
— ¿Tú me dices a mi qué hacer?
— Hicimos un pacto de sangre y por una semana tienes que dejar de ser tu para que logre mostrarte que puedes ser feliz — cierra los ojos en espera de un golpe — Por favor no me mates.
— Está bien, tengo que advertirte que si intentas hacerme algo puedo contra ti y tres hombres más sin ningún tipo de arma.
— Confía en mí, sé que es mucho pedir, pero nunca he hecho nada para traicionar tu confianza, trasporte sangre de un continente al otro por ti.
— Vamos antes de que la vela se acabe.
Él esboza una sonrisa y me extiende la mano, la tomó con algo de duda y caminamos afuera de la cabaña, seguimos el camino de piedra hasta adentrarnos en el bosque.
Los búhos, el sonido de las hojas y el viento haciendo de nuestro camino algo misterioso y lleno de incertidumbre, dando la sensación de que en cualquier momento un asesino puede salir de la oscuridad, pero no era problema cuando tú eras el asesino o el verdadero peligro en el lugar.
Mis padres me enseñaron bien, puedo controlar a las personas, pero a la naturaleza no, así que tengo que jugar con ella y no en su contra, porque es lo que manda, gracias a la naturaleza existimos y estamos parados aquí solo porque lo permite.
No creo en un nadie que me va a castigar por hacer lo que me enseñaron toda mi vida, no creo en esos libros que dictan quienes se van al infierno o al cielo, incluso no creo en tal cosa, en lo que sí creo es en el poder de la tierra y como ella nos permite estar aquí.
Los animales, la tierra, la lluvia, estamos aquí porque ellos así lo desean y en cualquier momento nos pueden arrebatar eso.
Caminamos hasta la punta de la montaña en donde los árboles se hacían más escasos haciendo que la penumbra nos inunde por la escasa luz de la vela y de la luna.
— ¿Qué hacemos aquí?
Cassian apaga la vela dejando el farol en el suelo.
— Esto, en la oscuridad están las cosas más hermosas porque tienes que detenerte para apreciarlas y ya no tenerles temor.
— Algunas veces el temor es inevitable.
— Algunas veces, pero no siempre y no tienes que catalogar todo como bueno o malo hay cosas intermedias dependiendo de quien las haga o sus fines.
— ¿Al fin comprendiste qué no somos los villanos de la historia?
— Al fin comprendí que nadie logrará entender por lo que pasaste y todo aquello que te atormenta por las noches.
Me quedo en silencio mientras miro a Cassian, estábamos en la penumbra de la noche con el viento soplando hasta no poder más y los búhos dándonos la bienvenida.
Pero después de tanto es difícil saber que es lo que verdaderamente me atormenta por las noches.
Dicen que las pesadillas se desvanecen al despertar, pero yo vivo las mías, días tras día, noche tras noche.
Dolor interminable sumado a las burlas del mundo diciendo que es lo que merezco por el simple hecho de ser mujer.
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Hola amigos!!
¿Cómo les va, qué opinan? Yo simplente amo
Estoy demasiado emocionada, gracias a todos por acompañarme en este viaje.
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