La máscara.
Me desanimaba de vez en cuando, ¿qué tal si era una trampa? Digo, ya no podían devolverme a la Wammy's House, ya tenía más de 15 años, pero había otras opciones, posibles encuentros con la policía (me había convertido en un ladronzuelo), o simplemente la vergüenza que me daría el hecho de que Near no se presentara; bajaba apenado la mirada como un verdadero idiota, me molestaba conmigo, seguir con eso era infantil, y aceptarlo no me ayudaba, pero seguía allí, a pesar del peligro.
¿Qué estaba esperando con exactitud? Hay cosas que son muy predecibles, sin embargo ésa vez me quemaba por dentro mientras que en el exterior se veía en mis mejillas, los nervios eran evidentes y la cara roja se iba cuando ocultaba el rostro sobre mis manos, de la forma más inocente posible, aún tenía inocencia...
— No imaginé que alguna vez podría verte así—pronunció seriamente la persona que más esperé ese día y al fin llegaba, Near estaba detrás de mí.
— ¡Near!—sentí un escalofrío al oír las pocas palabras de mi rival, me sobresalté un poco para después voltear y verle, buscando su mirada en el camino, luego me di cuenta de lo que me impedía llegar a esos azabaches ojos: una máscara de ¿L? Éste niñato nunca acababa de tener imaginación, me sorprendió la mirada tan curiosa que le había puesto, sin embargo, el hecho de usar a L como protección contra cualquier riesgo me hacía pensar que me dejaba expuesto, tal vez quería evitar problemas— ¿Por qué traes esa máscara?—cuestioné de inmediato.
— Por si acaso...—suspiró— Mello, feliz cumpleaños —cambió el tema y habló mientras se pasaba un mechón de su cabello por su dedo índice— Acompáñame —no contesté, al notar mi silenciosa respuesta tal vez lo tomó como que asentí, pero ni siquiera yo sé si así fue.
A través de un camino guiado por su agarre en la manga de mi camisa, atravesamos parte de la calle, hasta llegar a la esquina, donde había un pequeño restaurante, ni muy ordinario pero sin pasarse de formal, era tipo clásico, ya algunas veces le había visto pero nunca pude venir. Near se sentó en la silla de una de las mesas redondas puestas sobre la cera, para que después yo me sentara en el otro lado; él me observaba, fijo, lo sentía incluso a través de la máscara, su penetrante mirada tratando de involucrarse con la mía, el silencioso momento se denominaba como "guerra de miradas".
— ¿Cómo va todo?—fue lo primero que dije en el momento en que llegó la comida— Ahora que protejo mi propia existencia sin apoyo de otros, me doy cuenta de las miserias de personas que llegamos a ser...—probé el primer bocado.
— Estoy en una organización contra Kira, pero si estoy bien enterado Mello ya sabe eso, ¿cierto?—escuché sus palabras atentamente, pero el hecho de que hablase en 3ra persona me desconcertaba, desde los 4 años no hablaba de esa forma.
— Mello sí sabía eso, pero no le importó, prefirió esperar a que la pelusa le mandara una nota —contesté con una sonrisa burlona.
— Pero Mello no estaba enterado de que Near vendría a buscarle, y menos que vendría a festejar su cumpleaños—
— ¿Es por mi cumpleaños?—sonreí de la mejor forma, con una voz un tanto pasiva.
— Mello cumple 16 años el día de hoy, y como regalo le dejaré ver mi rostro una vez más, pero aún no —reí ante eso, era tierno, pero a la vez hostigoso, me tendría que esperar, y esperar era algo grotesco, es desesperante.
— Que buen regalo, ya decía que no era posible que vinieras con tal máscara para fastidiar —
— Fastidiar a Mello nunca ha sido parte de mis planes —contestó de inmediato sosteniendo el mechón de su cabello.
— Mejor olvida ese tema pelusa, come —dije por último para después seguir masticando la comida y pasar de una pequeña plática a un silencio incómodo.
Pasó el tiempo y la comida se acabó, tratamos temas de todo tipo, desde la SPK hasta qué había sido de mi vida, en un año podían haber pasado tantas cosas y en unas largas horas se terminó de contar todo, pues al caer la fría oscuridad y notar que el Sol era suplantado por la Luna, para luego también ser suplantada por nubes, concluimos en que pronto debía terminar ese pequeño encuentro.
Caminamos por las calles, una a una, pasamos incluso por el orfanato.
— M-Mello...—su voz flaqueó como nunca— ¿Qué pasó con exactitud "ese" día?—susurró de forma que apenas oí.
— Ambos nos dejamos llevar, fue todo Near —contesté a secas, conteniendo todo el sentimiento que debió haber salido con esas palabras.
— Pe-... Bien —contestó manteniendo ninguna expresión.
Lo recordábamos, muy bien, pues ninguno iba a superar que casi nos otorgábamos nuestro primer beso, pasó entre cansadas horas de diálogo, en las cuales a fin de cuentas quedábamos él y yo, y que de una u otra forma nos heríamos indirectamente, nos decíamos frases tan malditamente desgarradoras hasta perder el control; Near decía una tras otra frase pensando bien en qué diría, todo lo tenía ya meditado, mientras que yo apenas y procesaba lo que decía, nos lastimábamos mutuamente y eso se notaba, pero ninguno cedía. Hasta que en la última discusión, un par de días antes de mi partida, me pasé del límite, dije cosas estúpidas y escupí tanto veneno, que causaron silencio en Near, no continuó, siquiera contestó, se quedó estático mientras veía sus ojos llorosos, lágrimas querían caer, lágrimas que yo había causado... No lo soporté, le acompañé hasta donde pude, me disculpé mientras le abrazaba y evitaba cualquier contacto con sus ojos, todo su rostro demostraba los horrores que había causado, había excedido el límite y lo sabía, desde un inicio. Esa tarde Near no dejó de llorar, pero tampoco de estar callado, no hablaba y trataba de no moverse, por lo que fue difícil definir si ya había caído dormido o no. Al cabo de un rato de tanta compañía, él se levantó como si nada, se separó de mí y lo sentí distante, por lo que al ver que se iba le sujeté de la misma forma en que él lo había hecho éste día, lo llevé hasta algún apartado lugar del cuarto de juegos (que estaba vacío, pues todos saben que en las discusiones éramos solamente Near y yo), y con la valentía que me quedaba, traté de tocar suavemente su rostro para acercarme lento, y tocar finamente sus labios con los míos; pero algo lo impidió, él lo impidió. Se fue lo más rápido que pudo, y en ese entonces nunca le había visto correr, por lo que me sorprendí, además me sentí engañado en cierto modo, se había burlado de mí, justo en el orgullo. Y fue desde entonces que ya no había visto a Near, parecía que el mundo nos hubiera separado.
[...]
— Es tiempo de que me retire —habló de forma silenciosa— Hoy caerá nieve y ya es muy noche —desvió la mirada, bajando la cabeza, de forma triste, cosa que cubría la máscara, cubría su tristeza. Y hubo algo más que no pase por alto hasta ahora... Ya no hablaba de la forma en que comenzó.
— N-Near... Falta algo, quítate la máscara —había decidido dejarlo pasar por alto, sin embargo, quería comprobar algo que me destruiría como ese día, su rostro definiría éste día.
— No —susurró, su voz se partía cada vez más de forma disimulada, comprobando mis sospechas.
— Hazlo —ordené.
— No —repitió.
— Hazlo, Near —trataba de mantener la paciencia.
— ¡No!—un grito de su parte me sorprendió, no lo esperaría viniendo de su persona.
— ¿Por qué no?—cuestioné en tono exigente.
— Porque me haces daño, y no quiero que veas el daño, porque parece que te burlas de mí, y aunque normalmente eso da igual... Mello logra que me lastime demasiado con los pensamientos que formo yo mismo —dijo tranquilamente, con un pequeño toque de amargura, hablando aún a través de la máscara. No contesté nada, lo arrinconé lento hacia la cera, y para cuando él se dio cuenta de mis repetidas intenciones, quiso escapar, acto que no fue permitido, pues sujeté firmes pero sin mucha fuerza sus muñecas.
— Quiero ver ese daño, quiero ver tus lágrimas, quiero ver tu rostro Near, porque lo merezco, desde hace años —dije aspirando lento el olor de su cuello, tomándome mi tiempo, para luego notar que tenía un cordón del cual la máscara se desprendía fácilmente— Déjame ver tu rostro, yo no deseo hacerte mal Near, y lo sabes desde aquella vez en que tu rostro fue visualizado por mis ojos, en la cual vi tus sentimientos y emociones, vi los desgarradores silencios que te acompañan... Yo quería curar esos males, deseaba con todas mis fuerzas poder tenerte conmigo, y que no sufrieras de la forma en que lo haces...—lo abracé acariciando su espalda en el acto, su cuerpo se tensaba al mismo tiempo que se dejaba llevar, parecía que me daba permiso para hacer lo que gustara.
— Quita la máscara de una vez si lo harás...
Comenzó a nevar.
Me encargué de quitar el cordón en un movimiento lento, los nervios se podrían percibir rápido. La máscara se removía, se tambaleaba pero yo no quería eliminarla de mi vista aún; la nieve seguía cayendo, poco a poco, y de pronto mucho a mucho, las calles se llenaban, era un ambiente helado, donde las lámparas eran lo que alumbraban nuestro pequeño espacio en el universo. Dejé de abrazar a Near con delicadeza, él sostenía la máscara con sus manos, apenado por la forma en que su cara miraba hacia abajo; llevé mis manos temblorosas hasta la máscara y de un momento a otro la estiré de las manos del albino, y se contempló bien, él sufría.
Lloraba.
Nevaba.
Era una nevada demasiado extensa, la noche nos acogía y nos susurraba "quédense a dormir", pero todo debe acabar, y mientras mejor sea el final mejor para todos...
Me acerqué rápido, juntando los labios de uno con los del otro, las narices frías rozaban y las manos se entrelazaban, las lágrimas se tornaban una molestia por lo que me encargué de secarlas para poderlas suplantar con amor y cariño, poco a poco empezaron los movimientos por parte de ambos, siendo ese nuestro primer beso, en la gran nevada de Winchester, Inglaterra, sobre la calle favorita el día más especial esperado por mí en el 2006.
[...]
13 de diciembre del 2008.
— Con que así resultó todo —susurró sonrojado desde la cama.
— Fue de los mejores momentos de mi vida —dijo con las mismas lágrimas del inicio, dando preferencia a los copos de nieve, quería recordarlos bien, nunca más vería una nevada así y lo sabía bien.
— Acércate Mello...—él obedeció, sin secarse las pequeñas gotas.
El albino se encontraba tan sólo con su camisa, y sobre él, las cobijas que le cubrían del frío, Mello se sentó a un lado de Near y causó un crujido por parte del colchón, le recordó por un momento a su infancia, los momentos en que saltaba en su cama junto a Matt.
— Mello no debe llorar más, yo secaré sus lágrimas —susurró Near en el oído del contrario.
— Eso quisiera Near... Quiero tus manos cubriendo mi tristeza y ver mi maldito corazón siendo protegido por ti —habló con angustia, a lo que el menor reaccionó con un beso igual de tierno, que era admirado por la lluvia, tan sorprendente llegó a ser que el momento no fue sólo un beso, sino el resto de la madrugada. Era su último encuentro a solas.
Parte 2/2.
Creo que me gustó el resultado ;u; la rubia es festejada en mil días de diciembre xD. Primero el 13, luego el 15 y yo subiendo esto el 16 :v, viva la semana Mello(?.
Bueno, ya está listo esto, el siguiente es Matt ;3 pero creo que él es hasta febrero, no recuerdo ;u;...
¡Muchas gracias por leer si has llegado hasta aquí! <3 son parte de mi mente y felicidad :3 💕💕
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