-.4.-
Cherry: ...¿Qué?
Keith: ¡Lo que escuchaste!
Cherry: Espera...
Keith: ¡No, espera tú! no es la primera vez que ocurre esto, no puedo estar un tiempo considerable con alguna amiga sin que salgas con tus malditos celos. Ya me tienes harto, lo he soportado por bastante tiempo, pero esta es la gota que rebalsó el vaso.
Cherry: Pero...
Keith: ¡Bop! ¡pero nada, no intentes justificarte! ¡desde antes siempre sugería la idea de discutirlo, pero cada vez que lo hacía cambiabas el tema o directamente me ignorabas! Además, ahora que lo pienso bien, cuando batallo con personas peligrosas (arriesgando mi vida), tú no haces nada más que sentarte en un altavoz mágico y sonreír a la nada, ¡ni siquiera me apoyas! ¿crees que eso es correcto? Esto ya no podía seguir así. Me hubiera gustado acabar en buenos términos, pero no lo voy a tolerar más. Adiós, Cherry.... ojalá te vaya bien.
{Keith, molesto, se va del sitio con la mente en blanco. No sabía ni por donde iba, solo dejaba que sus pies lo guiaran. Luego de un rato de caminata furiosa, el peli azul se sienta al borde de la acera a pensar. No puede evitar que unas lágrimas abrasadoras recorrieran sus mejillas. Había actuado de manera impulsiva, y no estaba seguro de haber decidido de manera correcta. Se queda allí durante mucho tiempo, sintiendo el peso de cada minuto. No quería moverse, pero se obliga a hacerlo.}
{Se levanta, aún pensando en lo que había hecho, y comienza a caminar rápidamente hasta la estación. Con suerte, el tren llegaría rápido y podría ahorrar algo de tiempo. Lamentablemente, sus planes se verían arruinados por un cartel colgado en la entrada (bloqueada por rejas), el cual dictaba: —Cerrado por mantenimiento—}
Keith: Demonios...
{Se le había ido de la cabeza totalmente. Esos últimos días, la estación cerró sus puertas por problemas relacionados a la salubridad. Era verdad; en una ocasión Keith llegó a ver una rata arrastrando un trozo de pizza como si nada, y se notaba que no era la primera vez que lo hacía. Por lo tanto, como remplazo del metro, el chico había utilizado el autobús. Miró su teléfono, eran casi las once. A esa hora, al menos en su ciudad, era casi imposible encontrarse esa clase de vehículo por las calles. Pensó en pedir un taxi, pero no traía la billetera consigo. La única opción que le quedaba era una caminata de hora y media hasta su hogar.}
{Al peli azul, que da un suspiro, no le queda más que resignarse y probablemente llegar a su casa a la una de la mañana. Sin embargo, se le ocurre algo que lo hace cambiar de opinión. Da media vuelta y, pensando en lo que hará a continuación, comienza a caminar. Lo más probable es que no lo aceptara, pero, de todas maneras, no tenía nada que perder.}
*originalmente, más o menos por esta parte aparecían Skid y Pump, más que nada como un cameo.
((no) P.O.V. : Sarv)
{La chica se encontraba observando por la ventana de su apartamento. Le gustaba aquel ambiente nocturno; la oscuridad, esa brisa fría... una maravilla, según ella. No estaba viendo nada en particular, solo disfrutaba del clima. Se queda allí unos cuantos minutos hasta que decide que ya es suficiente y se aparta, dirigiéndose a la cocina. Llevaba puesto el mismo conjunto rosa pastel, que era su favorito. Mientras buscaba algo para comer en el refrigerador, escucha el timbre en la entrada.}
Sarv: ¿Pero qué...? ¿Quién rayos tocaría a estas horas?
{Algo intrigada, cierra la puerta del frigorífico y observa por la mirilla de la entrada. En un principio no puede ver nada, y aún así mientras está allí se oye un "toc, toc, toc". Con eso, le entra una pequeña idea de quien podría estar al otro lado. La peli rosa abre un poco la puerta, e instintivamente su mirada se desvía hacia abajo. Allí estaba Keith algo compungido.}
Sarv: Ah... hola... ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Pasó algo?
Keith: Hola, Sarv... bap... eh, no, no ha pasado nada... solo...
Sarv: Por favor Keith, mientes muy mal. ¿Has estado llorando? tienes los ojos algo enrojecidos... ven, pasa.
{La monja se hace a un lado y el chico entra a la vivienda. Por la ventana ahora entraban gotas provenientes de una llovizna. Ambos se sientan en un sillón de la sala; una preocupada y el otro todavía avergonzado. Pasaron varios segundos de silencio, en los cuales se intensificó la lluvia de afuera. Sarv se levanta, cierra la ventana y vuelve con Keith.}
Sarv: Vamos, puedes contármelo...
Keith: No lo sé...
Sarv: Mira Keith, es parte de mi trabajo ayudar a las personas *le pone la mano en el hombro* No soy psicóloga, aunque tengo algo de conocimientos. Para mi, los problemas son como un veneno; mejor fuera que adentro. Es vital escupirlos, o de lo contrario te van a consumir. Si me dices lo que ocurre, seré capaz de ayudarte.
{El rapero lo piensa durante unos instantes. Finalmente, toma aliento y comienza a explicarlo todo. Habla durante unos cinco minutos, sin parar. El chico sentía que si lo hacía, no podría continuar. Sarvente lo escuchaba atentamente. Cuando el peli azul terminó de hablar, la lluvia en el exterior disminuyó hasta casi desaparecer.}
Sarv: Bueno, puedo llegar a entender tu situación. Supongo que la opción de cortar la relación ya estaba presente desde hace tiempo, pues de otra manera no hubieras llegado tan rápido a esa conclusión aún con la mente difusa. ¿Me equivoco?
Keith: Yo... bueno, sí. Lo estaba pensando hace semanas...
Sarv: Entonces, ¿crees que fue una buena decisión?
Keith: Es que no lo sé, me hubiera gustado hablarlo con ella antes, pero como te dije: siempre que lo intentaba me ignoraba.
Sarv: No hay peor sordo que el que no quiere oír ni peor ciego que el que no quiere ver *dijo sabiamente*. Para hacerte escuchar, tendrías que haber seguido insistiendo hasta que lo haga. En el peor de los casos, hubieran tenido que ir a una terapia de pareja. Debiste haber dado más valor a tu palabra. Obvio, no estoy diciendo que lo mejor que pudiste haber hecho era apuntarle con una pistola entre ceja y ceja y amenazarla, no. Pero sí, podías hablar con ella sobre el estado de la relación, así al menos se lo hubiera tomado más en enserio. Y, por cierto, ¿crees que ella no te apoyaba lo suficiente en tus batallas?
Keith: Pues... sí, de hecho sí que lo hacía... siempre que tocaba una mala nota ella reaccionaba, le importaba...
Sarv: Entonces, ¿por qué le remarcaste eso?
Keith: Tenía la mente en blanco, no podía pensar bien... demonios, ¿ahora qué hago? ¿podrá perdonarme...?
Sarv: Keith, el único que sabe eso eres tú. Si aún la quieres, no puedes perder nada al intentar disculparte.
{La lluvia había desaparecido. En la mente del peli azul se movían los engranajes, analizando toda la conversación con Sarv. Ahora, en vez de frustración e incertidumbre por su futuro con Cherry, había esperanza. El joven, sin poder contenerse, abraza a la chica helado. Sentía una infinita gratitud y cariño hacia ella, pues lo había sacado de las dudas (percibidas como tinieblas) en su cerebro. Sarvente, sabiendo esto, corresponde el abrazo. Se quedan así un tiempo mayor a los anteriores...}
Sarv: Bien *se separa* ¿eso es todo?
Keith: Um... una última cosa... sé que ya es abusar de tu hospi... ¿cómo se dice?
Sarv: Hospitalidad.
Keith: Sí, eso... ¿podría quedarme por hoy? Es tarde y no tengo ninguna manera rápida de llegar a casa.
{Unos segundos de silencio...}
Sarv: Pues, siempre y cuando no te importe dormir en el sillón...
Keith: No hay problema.
Sarv: Bien, de todas maneras me hacía falta algo de compañía. ¿Tienes hambre?
Keith: Claro.
{Después de que Keith llamara a su familia para avisarles que se quedaría con una amiga, tanto el rapero como la monja pasaron una buena velada charlando, riendo, compartiendo... Casualmente, descubrieron que tenían bastantes gustos en común.}
Keith: Y dime, ¿te gusta cantar?
Sarv: Ya me viste una vez...
Keith: Sí, ¿pero disfrutas haciéndolo?
Sarv: Sí. No soy tan buena como tú, pero... sí.
Keith: Je, gracias por el cumplido...
Sarv: Solo estoy diciendo la verdad, quisiera tener tu talento.
Keith: Si supieras en los problemas que me he metido...
Sarv: *se acomoda en el sillón* no entiendo como una habilidad como esa puede acabar en un lío.
Keith: Creo que es suficiente con decir que una vez me peleé con un erizo azul endemoniado. Por poco y me quedo sin alma.
Sarv: ...¿Ese no es Son-?
Keith: Seh, en fin... ¿qué hora es?
Sarv: Si tienes un teléfono...
Keith: Cierto.
{El peli azul saca su móvil. Eran casi las tres de la madrugada. El tiempo había pasado volando, justo como hace unas horas. Sin embargo, ahora había sido mucho más llevadero.}
{Luego de un par de charlas más, ambos amigos deciden que ya era hora de acostarse. Aunque realmente ninguno de los dos quería hacerlo, Sarvente necesitaba descansar, pues al día siguiente tendría que estar toda la tarde en la iglesia.
{Antes de que la peli rosa entrara a su habitación y cerrara la puerta, Keith llamó su atención.}
Sarv: ¿Sí?
Keith: Yo... yo solo quería volver a agradecerte por la ayuda que me has brindado... realmente eres increíble.
Sarv: *sonríe levemente* está bien, Keith. Recuerda que siempre serás bienvenido aquí.
{La chica le guiña el ojo y entra en su cuarto, cerrando la puerta detrás de ella. BF, solo en la oscuridad de la sala, se recuesta en el sofá con una pequeña sonrisa. Curiosamente, ahora la idea de ir a hablar con Cherry ya no le atraía tanto...}
[. . .]
{Sarvente se encontraba sentada en un banco del parque cercano a su trabajo. Le gustaba bastante aquel sitio, le permitía relajarse un poco mientras apreciaba la belleza de la naturaleza. A pesar de que era plena noche, la chica podía ver perfectamente gracias a la luz de la luna, la cual iluminaba absolutamente todo. De repente, comenzó a escuchar un ruido extraño, como un zumbido. La monja, algo intrigada, observa a su alrededor. No había nadie cerca de ella. ¿De donde provenía?}
{Sarv, sin poder ignorarlo, decide investigar. Se levanta y empieza a rastrear el origen del sonido. Cada vez que daba un paso, el zumbido se volvía más y más fuerte, ahora era molesto. En un momento dado, mientras caminaba, algo brilló con mucha fuerza en la distancia. Sarvente, protegiéndose los ojos con una mano, se da cuenta de que aquel artefacto era la fuente del ruido. Nuevamente estaba ante la esfera de luz. Esta vez no se acerca, más que nada porque si lo hacía, se quedaría sin tímpanos.}
{Sin embargo, algo curioso sucedió. La esfera, antes estática en el aire, empezó a desplazarse lentamente en dirección a la chica. Mientras la distancia entre el artefacto y Sarv disminuía, asimismo lo hacía el volumen del sonido, hasta que se volvió casi imperceptible. La bola de luz se detuvo justo en frente de Sarvente, que en todo ese tiempo solo había permitido que se acercara. Extendió una mano temblorosa en dirección al objeto...}
[. . .]
{La chica helado despertó en un revoltijo de mantas. Ya iban dos veces que aparecía ese extraño objeto en sus sueños, y en ambas ocasiones se había despertado justo antes de tomarlo. Quizás (aunque lo dudaba un poco) había sido una simple casualidad. De todas maneras, luego tendría tiempo de preocuparse por eso.}
*originalmente Keith, al tener una pesadilla, se fue a dormir con Sarvente. XD.
{Bostezando y estirándose, la monja se levanta y abre la puerta de su habitación. En la mesita de la sala había una nota y un plato de comida. La joven se acerca y agarra el papel.}
Me he tomado la molestia de hacerte el desayuno. Nuevamente, gracias por todo!!
Keith
{Sarvente sonríe y se sienta a comer. Sabía muy bien. La próxima vez que se vieran, probablemente Keith debería darle clases de cocina.}
-Fin del capítulo 4-
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