Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🖤Primera parte🖤

"Se que esto está mal, pero no puedo evitarlo. Eres la OBSESIÓN de mis fantasías..."

Danns Vega.

Nueva York es conocida mundialmente por ser una ciudad de enormes y considerables estructuras, como son los rascacielos. Visitada por más doscientos millones de personas anualmente, y habitada por más de ocho millones. La moda, los medios de comunicación, así como también las empresas, son el pilar de la urbe.

Sin embargo, detrás de tanta belleza y perfección existe un oscuro mundo en donde la sangre llena esos barrios más recónditos. Las armas y las drogas son fuentes esenciales para defenderse, y la violencia una palabra que se experimenta a diario. Un mundo, liderado por el hombre más inhumano y desalmado.

Su nombre era el temor de toda la ciudad, en especial para aquellos que no desean cargar con una muerte sumamente dolorosa y lenta. De limitados enemigos e incontables aliados; la mayoría de los mafiosos y líderes de países tanto lejanos como vecinos, preferían tenerlo como una fuerte alianza, antes que correr el riesgo de morir a manos de ese hombre.

Por desgracia aquel vil humano, dueño de toda una ciudad, peligro de un país, y el terror en persona, tenía una pequeña obsesión, la cual, llevaba nombre y apellido.

Park Jimin.

Jimin.

Deslizo mi pincel con sutileza sobre el lienzo que me ha tomado un día y medio en terminar.

Mayormente soy de los que se toma su trabajo con mucha calma. Suelo finalizar las pinturas de tres días a una semana, dependiendo de mi inspiración.

No obstante, ahora es diferente...

Llevo aproximadamente un mes con la misma rutina y apenas duermo. Extrañamente sueño con la misma imagen cada noche como si fuera alguna especie de tortura, y simplemente quiero dejar grabado lo que mi loca mente a comenzado a crear.

Me levantó sudando y con escalofríos; el corazón en la mano y unas ganas terribles de vomitar. Sin embargo, solo me dejó llevar por mi cuerpo y termino la madrugada y parte del día en mi cuarto de pintura, terminando la imagen que me atormenta; que me persigue sin razón alguna.

Es el mismo hombre en diferentes situaciones, pero siempre observandome. Sus ojos negros y psicóticos me acechan como si fuera su presa. Su risa macabra me indica que no planea nada bueno, que es una persona capaz de causar daño con tan solo su presencia.

Miedo, pánico, desesperación...

Las tres palabras que me representan.

A veces está cubierto de sangre de pies a cabeza, pero con una sonrisa aterradora en el rostro. Y en ocasiones, simplemente está parado en el balcón de mi habitación contemplando como duermo.

No sé que me sucede, ni mucho menos quien es este hombre misterioso dueño de mis pesadillas. Aunque a veces su aura y su mirada me hacen creer que lo he visto en algún lado, y por más que le meto cabeza no doy con el sujeto.

La única manera de recordar los fragmentos de mis pesadillas y analizar lo que mi mente recreó con mis manos, es pintando cada detalle.

Es por eso que me encuentro aquí una vez más, terminando de dar los últimos toques de pintura.

Los primeros rayos del Alba comienzan a darle color al cielo, así como también a mi cuarto.

Con un pequeño dolor en mi muñeca abandono el pincel en el lienzo, y contemplo el bello paisaje que se asoma por el balcón de la mansión.

—Necesito aire...—

Me levanto del taburete de madera y camino en dirección al gran ventanal. Abro las puertas con ambas manos. Ni bien asomo mi rostro por el enorme balcón, el aire fresco de la mañana se desliza con suavidad por mi rostro. Respiro hondo en tanto mi cerebro y mi cuerpo se conectan rápidamente con la naturaleza.

El olor a pino, a las gotas de rocío. El ligero olor a las azucenas plantadas en el jardín. Los pajaritos dando sus primeras notas indicando el inició del día.

Me sorprende lo perfecta que puede ser la madre tierra, y milagrosamente, es la única que me relaja en muchas ocasiones.

Con mi camisa de pijama ancha y de color blanco, la cual me llega por la mitad de mis piernas desnudas, los pies descalzos por los azulejos brillantes y muy fríos; me encamino hacia el barandal de concreto.

Estoy consciente de que puedo agarrar una terrible gripe con las bajas temperaturas y mi cuerpo casi desnudo, pero ahora me importa poco. Solo necesito relajarme después de varias semanas de mierda, en donde no he podido dormir.

Ubico mis manos en este para darme soporte, pero un latigazo llega a una de ellas provocando que la lleve con rapidez hacia mi pecho.

El dolor se aloja principalmente en mi dedo índice y anular, recorriendo mi antebrazo hasta llegar a mi codo. Es intenso e insoportable.

— ¿Otra vez con problemas para dormir?

Escucho la voz de mi hermano a mis espaldas, pero no me atrevo a mirarlo.

Tengo ganas de llorar, y no se si es por el dolor en mi brazo, o la desesperación al no saber que me sucede.

— Sí...— afirmó con voz temblorosa.

— ¿No crees que es hora de que vayas al doctor?

Noto su presencia a mi lado, y con el rabillo del ojo puedo ver sus manos escondidas en los bolsillos de su chandal debido al frío. Está apoyando de espaldas, mirando en dirección a mi cuadro nuevo.

Mi silencio se mantiene porque sé que si logró decir una palabra, rompere a llorar en su brazos como la semana pasada. Tuvo que dormir conmigo luego de verme tan asustado gracias a mis pesadillas.

— Si esto ya está afectando tu cuerpo, debes ir Jim. Papá y mamá se van a preocupar, sabes que con ellos es muy distinta la situación...— finalmente me mira— te haré una cita para que vayas hoy, de paso revisas tu mano antes de que sea muy tarde para lo que sea que tengas.

Asiento en silencio en tanto bajo la mirada. ¿Por qué mi hermano mayor me tiene que conocer tan bien?

—  Gracias Nam... — es lo único que logró decir antes de verlo salir del balcón, así como también de mi habitación.

— Es hora de que esto pare...— digo, antes de adentrarme nuevamente al cuarto, e irme en dirección a mi habitación.

Siquiera me atrevo a observar lo que dejó atrás. Sus cuadros están por las cuatros paredes y lo que menos necesito, es mantenerme paranoico el resto del día.


Jeon Jungkook.

Recostado en mi solitaria y fría cama contemplo la imagen del jovencito que me tiene obsesionado.

En una de las tantas veces que me he tomado el atrevimiento de verlo dormir, no pude aguantar el impulso inhumano de tomar una foto completa de él, dormido e indefenso. Totalmente a mi merced.

Su suave respiración se va acelerando con cada inhalación y exhalación.Se que siente mi presencia cuando estoy allí, admirandolo.

Sus párpados pesados por el sueño que tiemblan debido a que se siente observado. Su cuerpo jodidamente vibra. Se que quiere despertar, quiere verme, saber que no soy solo producto de sus peores pesadillas, sino que soy real.

Algún día mi pequeño Picasso. Algún día verás todo de mí. Y cuando llegue ese momento, será solo el inicio de nuestra historia de amor.

Por lo pronto voy a contemplarlo cada vez que me apetezca, esperando que pueda saciar mis ganas locas y enfermas de tenerlo entre mis brazos y hacerlo mío en todos los aspectos, en todos los jodidos sentidos. Disfruta de tu libertad, mi adorable artista, cuando llegue el día en que te permita coincidir conmigo.

Me quedo admirando la foto que mande a ampliar y enmarcar en el techo de mi habitación justo encima de la cama, para poder observarlo y admirarlo en momentos como estos cuando no puedo estar cerca de él. 

Es enorme. No tanto como mi obsesión por él, pero me sirve.

Por el momento...


Jimin.

En estos momentos debería estar descansando en mi cama, leyendo mi libro favorito en compañía de una deliciosa taza de chocolate caliente. La época más hermosa del año, el otoño, está finalizando; trayendo consigo a su amigo cercano el invierno.

Observo el hermoso paisaje de colores cálidos que se ve desde el octavo piso del edificio en donde me encuentro. Una hermosa perspectiva que no sería arruinada si no estuviera pasando el resto de la tarde con el idiota de mi cita a ciegas.

Suspiro, y bajo la mirada hacia mi muñeca protegida por un inmovilizador.

Un maldito año que estaré en reposo si no quiero acabar con mi carrera. Claras palabras de mi doctora.

— Te seré muy sincera Jimin. La artrosis en la muñeca no es algo con lo que puedas jugar. Está estrechando el túnel carpiano y comprimiendo el nervio mediano. Llegaste a tiempo y podemos darte un tratamiento para eso, mejorará tu dolor, aunque es una lesión permanente. Debes usar una muñequera a la hora de pintar y cuando sientas dolor. Además de hacer unos ejercicios para estimular.

Prácticamente mi carrera está en un hilo. Para los profesionales de la medicina es sencillo decir que un año de reposo es necesario. Para un artista como yo, es el descenso seguro de su carrera.

Por mucho que reciba los mejores tratamientos y tome los cuidados respectivos, mi cuerpo ya no funcionará de la misma manera.

Estoy jodido. Lo que antes me tomaba dos meses, posiblemente ahora me tome medio año. Las exposiciones no serán seguidas, y mi inspiración muchas veces deberá quedar almacenada en mis recuerdos.

Debo admitir que el dolor es menos denso desde que me tomé el medicamento ni bien me lo recetaron. El inmovilizador no me permite mover la muñeca y parte del brazo. Incómodo, pero es preferible, que estar agonizando por el daño.

— ¿Me estás escuchando precioso?

La voz irritante de mi acompañante me saca de mis pensamientos en donde últimamente me pierdo.

— Sí— respondo sin interés. Además de que no le preste atención ni a una sola palabra.

Comenzó presumiendo, y sigue presumiendo.

Esto es lo que me pasa por andar escuchando a mi madre. Me meto en estos líos por ella.

Deseo ver a mi hijo vestido de blanco. Caminando hacia el altar, y yendo a su destino final. El amor.

De cierta manera me repugna sus palabras, pero no es que me pueda negar tampoco. Seré adulto, pero fácilmente manipulable, incluso desde niño.

Lo sé, soy un desastre.

— No haz tocado tu comida...— me dice nuevamente el sujeto.

<<Será porque no me gustan las almejas, jodido imbécil>>

Estoy seguro que si mis pensamientos hablarán, actualmente estaría en la cárcel; o mucho peor, tres metros bajo tierra.

El ni siquiera me preguntó qué me gustaba y que no. Otro más a mi lista de rechazados.

Desde ya me estoy preparando mentalmente para el sermon que me darán mis padres cuando llegue a casa.

— No tengo hambre.

— Puedo pedir otra cosa si gustas.

Aguanto la respiración por unos segundos, y exalo con toda la calma del mundo.

— No quiero nada, solo irme a casa.

— ¿Irte a casa? Pero si la noche es joven cariño.

— No me digas cariño...— lo miro irritado. Acaso no se da cuenta que no me agrada. Estoy seguro de ser bastante expresivo con mi rostro, siempre me lo destacan.

— Yo sé cómo quitarte ese mal humor— acerca su mano hacia la mía. Obviamente la que no tiene la muñequera— Podemos irnos a un hotel, y hacer alguna cosillas. Tú sabes...— casi vómito al ver cómo me guiña el ojo con su última frase.

— No me apetece ir a ningún lugar. Solo quiero irme a mi casa.

Estoy a punto de pararme de mi silla, cuando siento un fuerte agarre en mi brazo lesionado. Libero un quejido de dolor y lo miro.

— Te haz hecho el importante desde que llegamos. Tú actitud me está cansando.

— Sueltame...— intento liberarme, pero a la hora de jalar el brazo hacia mí, sólo logro empeorar el dolor.

— Conozco a los de tu clase. Se hacen los difíciles en un principio. Pero no es más que están en la cama, y se comportan como la maldita perra que son.

Me lleno de rabia al escuchar sus palabras. Este idiota siquiera me conoce para que me juzgue de tal forma. Con su risita de suficiencia y actitud de niño mimado. Es del tipo de hombre que no acepta un no como respuesta, una sanguijuela de la sociedad.

Su agarre se vuelve más intenso, y no lo resisto más. Le doy una bofetada tan fuerte que su rostro se voltea en dirección contraria.

Lógicamente me suelta de inmediato quedando incrédulo por lo que acaba de pasar. Con mi brazo en mi pecho y adolorido, siento que estoy metido en grande problemas.

Quiero llorar, y en estos momentos me detesto por ser tan débil y sentimental. Ha sido un mes caótico para mí como para que también llegue este sujeto a decirme lo que no soy. A causarme daño.

Me doy la vuelta queriendo escapar del lugar, de las miradas que me acechan con cada paso que doy. Siquiera me percate de que el tipo me estaba gritando, estaba tan sumergido intentado que soltara mi brazo, que no noté nada más.

Un jalon en el hombro me hace voltear bruscamente, y decir que estuve preparado para lo que estaba a punto de suceder sería una mentira estúpida. Seguidamente en mi mejilla impacta la mano de este sujeto, y a diferencia de él, yo si pierdo el equilibrio y aterrizo en el piso de inmediato.

Me arde el rostro. De a poco siento como un calor se va alojando en mi piel. Con mi mano lastimada aún en el pecho, la otra la llevo directamente hacia el lugar golpeado. La primera lágrima traicionera escapa de mi mejilla.

Miro hacia arriba y noto como el tipo me observa con furia e ira. Su respiración es errática. Se peina él cabello hacia atrás, y sonríe como psicopata.

— ¿Sabes? Hoy iba hacer bueno. Me pareciste un chico lindo y de buen cuerpo, haría lo posible por llevarte a la cama siendo un caballero. Pero sólo te comportaste como un arrogante desde que llegaste, creyendote lo mejor. No lo eres. Hay muchos culos mejor que el tuyo.

Sonrió ante sus palabras, y aún con lágrimas en los ojos, la mejilla totalmente roja, y la reputación por el suelo, me levanto.

— ¿Tu estabas siendo bueno imbécil?. No eres más que un idolatra, egocéntrico, e insoportable hijito de papá, que nunca acepta que le digan que no. Eres berrinchudo y tu actitud es un asco. Te puedes llamar cualquier cosa menos hombre. Siento lástima por las parejas que hayas tenido, yo no te aguante ni media hora, no quiero imaginar esas pobres personas.

Me acerco a él, y aunque se que corro él riesgo de que me de otra bofetada más fuerte, no me interesa. La ira me consume. Lo que antes era un llanto de desconsuelo y desesperación, ahora es la liberación de mi enojo— Y si hay más culos mejores que él mío con los que puedes follar, entonces este no te hará falta.

Al parecer lo deje sin palabras y bastante avergonzado ante el público, porque lo único que hace es apretar los puños a cada lado de su cuerpo, gruñir como perro rabioso, e irse dando pisadas fuertes.

Cuando lo pierdo de vista en los pasillos, siento como la adrenalina de mi cuerpo se va yendo de a poco. Me duele todo. Ya lloré demasiado por hoy, y no me permito liberar ni una lágrima más.

Recojo las cosas esparcidas por el piso con la poca vergüenza que me queda, observo a los comensales quienes aún miran en mi dirección, hago una pequeña reverencia en señal de disculpa por el show de hace unos minutos, y finalmente me retiro del lugar. Nunca más vendré a este restaurante.

Estoy seguro que mi rostro estará por todo Internet en unas horas, así que mi cuarto será un buen refugio para estos días.

Luego de tomar el ascensor y llegar a planta baja, camino por el lobby arrastrando los pies hasta salir del lujoso edificio.

Mi chofer me espera afuera, y aunque deseo irme a casa, primero necesito caminar para despejar mi mente. Respirar un poco de aire fresco con tal de calmarme.

— Puedes retirarte Mike. Te llamaré más tarde para que me recojas en otro lugar.

— ¿Está seguro joven Park?

Le sonrió intentando transmitirle seguridad, ocultando el lado golpeado— Sí, no te preocupes. Más tarde nos vemos.

No parece convencido, pero aún así accede— Está bien joven. Estaré atento.

— Gracias Mike...

Me alejo de la ventanilla, y mi chofer finalmente se marcha. Por suerte no vió el golpe, de lo contrario me hubiera arrastrado al interior del auto.

Acaricio la mejilla que me duele con suavidad, sintiendo un poco de alivio cuando una corriente de aire fresco se pasea por ella.

— Necesito aire— suelto un largo suspiro y finalmente me deslizó por el asfalto.

🔍

Avanzo sin establecer un rumbo. Simplemente tengo la intención de llegar al centro de la ciudad, y distraerme con cualquier cosa.

Estoy aproximadamente a diez minutos, así que en el trayecto me entretengo con las distintas tiendas, e incluso entro a algunas para comprar accesorios o una que otra prenda de ropa.

A esta hora aumenta el tránsito de personas y autos, sobre todo porque es viernes.

Me adentro a una plaza cuando escucho música y algunas risas. Los restaurantes iluminan las calles de forma hermosa. Algunos artistas llenos de talentos cantan en las aceras; otros bailan, e incluso estan esas personas que se hacen pasar por estatuas y se mueven de forma graciosa.

Mi estómago ruge hambriento ya que en el restaurante no probé ni un sólo bocado. Así que me adentro a una cafetería cercana, y de ambiente cerrado.

Inmediatamente el olor a café recién hecho con una mezcla de vainilla me altera mi sentido del olfato, y como un fiel obsesionado de esta bebida, me permito tomarlo a la hora que sea.

Termino pidiendo un vaso grande de capuccino endulzado con vainilla, y dos croasant de jamón y queso. Perfectos para continuar con mi trayecto final.

Salgo de la cafetería y nuevamente me comienzo a deleitar con la hermosa vista nocturna. Paso por una fuente grande y llamativa, llena de peces y luces coloridas. Me quedo observando por unos segundos sonriendo por la ternura que me causan los pecesitos pequeños, y retomo el camino.

Ya termine mis croasant, por lo tanto solo me queda acabar con mi café.

Escucho a mi celular vibrar en el bolsillo de mi abrigo. No tengo deseos de responderle a nadie, pero debe ser mi hermano o mi mamá preocupados porque no he regresado.

Deslizó el botón verde hacia arriba con una mano, mientras en la otra mantengo el vaso con café.

— ¿Hola?

— Jim, ¿está todo bien?

— Si Nam no te preocupes. En unos minutos estaré en casa.

— Ya es tarde y mamá está preocupada. ¿Mike está contigo?

— Sí— preferí mentir que meter en problemas a mi chofer. La idea fue mía, no sería justo.

— Bien, te espero. No tarden.

— Calma a mamá. Ya sabes que a veces exagera. Besos.

Me despido y de inmediato observo la hora en la pantalla.

Diablos, cómo es que el tiempo se fue tan rápido. Casi las nueve de la noche; quiere decir que estuve dos horas caminando sin percatarme.

Cuando guardo mi teléfono, para darme vuelta y regresar por donde vine, todo a mi alrededor está oscuro. La ciudad enérgica e iluminada, ya no está.

— Que bien. Me perdí.

Saco mi celular nuevamente para escribirle a Mike y mandarle la ubicación, cuando escucho que algo se mueve detrás de mí.

Giro mi cuerpo rápidamente, pero no hay nada.

Extraño.

Regreso la vista a la pantalla, que para mí mala suerte en el momento que entro al chat de mi chofer, el jodido aparato decide apagarse.

— Mierda, no no no, ahora no por favor— murmuro con desesperación mientras hago el intento de encenderlo, pero nada sirve.

Murió.

Otra vez el mismo sonido me pone en alerta, ya que esta vez se escuchó más cerca.

Todo está en silencio, los edificios y las casas en este vecindario parecen no tener vida. Cero ruido, y pocas luces.

Unos perros ladrando me asustan repentinamente. No están muy cerca, pero el ambiente apagado, y el sentir que alguien me vigila en este mismo momento, me tiene con las espuelas alteradas.

— Padre nuestro que estás en el cielo...— comienzo a rezar mientras retrocedo al ver una sombra que se acerca— santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino...— guardo el teléfono lentamente en mi bolsillo, y miro a mi alrededor en busca de un alma, y nada.

Todos desaparecieron. ¿Cómo es que acabé aquí?

— Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo— la figura se acerca y puedo sentir el arrastre de sus zapatos. No espero más tiempo, me doy la vuelta con  rapidez, y comienzo a correr.

No sé a dónde, pero sólo lo hago.

En el trayecto continuó rezando. Si bien no soy un creyente nato o aficionado, soy de los que piensa que con tener un Dios, y agradecerle cada día por la vida, es suficiente.

Por desgracia, acabo en un callejón sin salida. Parezco un loco girando en el lugar buscando aunque sea una ventana o puerta para poder esconderme. Pero no hay nada.

No sé si es un ladrón, o un asesino psicópata lo que me persigue. Pero puedo asegurar que sus intenciones no son buenas. Sigo retrociendo. Por cada paso algunas lágrimas se deslizan sobre mi rostro.

Un día de mierda. Tenía que haber vuelto a casa.

—...no nos dejes caer en tentación, y libranos del mal...

— Amén...

Chocó contra algo duro a mis espaldas, o más bien, contra alguien. Y esa persona, es la que acaba de terminar mi frase.

Su voz grave y llena de peligro me causa pavor. Dos sujetos en traje aparecen adelante, pero apenas y puedo identificar sus rostros cuando lo único que ilumina este sucio callejón, es una luz sumamente débil a punto de apagarse.

— Ahora sí eres mío, pequeño ángel...— siquiera me da tiempo a reaccionar, cuando siento un trapo cubrir la mitad de mi rostro, y unos brazos sujetar con fuerza parte de mi torso.

Me remuevo y lucho como puedo, sin embargo, no basta que huela ese aroma tan fuerte, para que todo a mi alrededor se vuelva negro, y caiga en un profundo sueño...











Hello people. Yo por aquí otra vez.

En cuanto pueda les público la otra parte. No estoy clara si hacer un two shot o un three shot.

Dejeneme pensarlo.

Por cierto. QUIERO SUS TEORÍAS...

❤Besos en la cola❤

















































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro