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Capítulo 62

Alek Schneider.

Sentí el tirón en mi brazo y me vi alejándome de la mesa con mis manos estilando en sangre, mis ojos no podían ver nada concreto, ni mi oídos oír nada más que el fuego consumiendo ese miserable cuerpo, el aroma a carne quemado me repugnaba y fascinaba en la misma medida, <<Se lo merece>>, me repetía, se merece eso y mucho más, revivirlo y no parar de matarlo, una y otra vez.

Ver la agonía en los ojos de Hela, la desesperación, el saber que tuvo sus manos en el cuerpo de mi mujer, inconsciente, vulnerable, fue...asfixiante.

—Ya está Alek, ya está muerto. ——Airón sostuvo mi hombro y por fin parecí reaccionar, miré a mi alrededor notando los órganos en el piso, la sangre en mi ropa y rostro sentía incluso dentro de mis uñas pedazo de órganos y piel.

—Lleva más de diez minutos muerto... —Adam susurro y en cuanto me gire, note que ellos ya no eran los únicos en la sala, Akim y Aitor estaban en la entrada de la habitación, los ignore, mire de forma rápida, buscándola.

—¿Dónde está? —hablé en gruñidos incluso yo me sorprendí del tono tan profundo en mi voz.

—¿Q...que demonios paso Alek? —Akim hablo entre perturbado y fascinado, lo ignore.

—¿Dónde está Hela? —volví a preguntar esta vez dirigiendo mi mirada a Airón, me analizo con detenimiento, como si estuviera viendo dentro de mi cabeza.

—Cálmate...—me murmuro y con un gruñido rasgando mi garganta lo empuje cuando intento detenerme y pase golpeando el hombro de Akim para subir de dos en dos los peldaños de la escalera.

Llegue a la sala alarmando a los hombres de Iker, a mi madre, los ignore a todos, buscando, buscándola.

—¿Alek, que fue...que...

—¿Hela? —Noemí retrocedió al instante en que me vio lleno de sangre, sus ojos se abrieron de par en par me registro asegurándose que no fuera mi sangre y cuando volví a insistir dirigió su mirada hacia afuera y no tuvo que decir más, camine en aquella dirección ignorando los gritos de mamá exigiendo respuestas, incluso los de Iker, abrí la puerta y no medite mi reacción, ni siquiera me detuve a pensar lo que hacía, la vi en medio del sitio, con su cabeza mirando hacia arriba respirando con dificultad, camine hacía ella y en cuanto estuvo a pasos de distancia la tire del brazo, tome sus mejillas y exigí.

—¿¡Que mierda te hacían en esa fosa!? —no controle mi tono, ni la brutalidad de mi cuerpo, la sacudí de los hombros, ella no se dignó a mirarme, miraba el cielo soltando lágrimas, sus ojos estaban cerrados pero las lágrimas seguían corriendo—¡Responde joder!

—No...no abusaron de mí—susurro con su voz tan rota que mi corazón se estremeció, mi cuerpo entero sufrió un colapso al ver las lágrimas rodando por sus mejillas con tanto dolor que me jure, nunca más la vería llorar así, ya nunca más.

—Tus cicatrices, ¿Eso temías contarme?, ¿Por eso tus pesadillas?, ¿Ellos...ellos te...

—Me drogaban—soltó bajando su mirada para llegar directo a mi rostro—siempre que me resistía a mis torturas o peleaba por liberarme, era su manera de retenerme, dosis tras dosis hasta dejarme reducida en nada, cuando despertaba o me obligaban a reaccionar—respiro con profundidad—siempre era lo mismo, tengo solo imágenes, atada en una cama, esa habitación, tan... —se estremeció—tan tétrica, vacía, me ataban a los barrotes con alambres—toco sus muñecas.

<<¿recuerdas que te dije que a tu padre lo drogue para que no sintiera las torturas?, era lo mismo para mí, mi cuerpo se desconectaba a tal grado que me cortaba las muñecas dejándome a carne viva y no lo sentía, ellos...rompían mi ropa—trago grueso— me dejaban desnuda en esa cama, recuerdo los jadeos, como...como me tocaban y yo quería pelear, quería liberarme y matarlos a todos —gruño con su voz hecha un hilo y yo no podía más de la colera— son solo lapsos de recuerdos que se vienen a mi mente, pase años...demonios...años creyendo que me violaban, que abusaban de mí, que jugaban con mi cuerpo, las heridas en mis muslos, el dolor de esas heridas me distraía, no sabía si el dolor era por el corte o por el abuso, nunca pude...

—Cuantas— presione sus mejillas obligándola a elevar su mirada hacía mí—¿Cuántas veces fueron Hela?

—Todos los días—murmuro y su voz tembló, junto a su labio y las lágrimas quemaron sus mejillas—todos los días durante dos putos años... —La tire hacía mí callando sus lágrimas, dejando que mojara mi pecho y se sintiera jodidamente segura. —Pasé días deseando morir, me sentía tan sucia, Airón era un niño, y lo hacían ver...ver cómo me ataban en esa cama, como se masturbaban con mi imagen desnuda y drogada, lo vi perder el control, destruirse por mi culpa y no podía hacer nada...

—No es tu culpa—la tome de las mejillas—no es tu jodida culpa, son ellos, tú eres la víctima en esta historia llena de enfermos, Airón lo sabe, y tienes que mentalizarse eso de una jodida vez, no interesa los motivos por el cual Chavdar te secuestro, no interesa el poder que tenías y él quería, no fue tú culpa. No fue tu culpa—repetí recargando mi frente sobre la suya, respirando su mismo aire.

Asintió mordiendo su labio inferior controlando el temblar de sus labios, y el sollozo que moría por abandonar su boca, nos quedamos así, espere, solo espere hasta que estuviera lista por abandonar este espacio, por liberarse y entregarse a su nueva realidad, paso años creyendo que...que esos hijos de puta abusaban de ella, solo para enterarse que no era más que una manera de romperla, de jugar con su mente, y aunque ha fingido por años ser fuerte e indestructible esa era su fisura, la fisura que la hacía temer, que le gritaba no debía bajar la guardia porque volvería hacer esa chica vulnerable atada en esa cama.

—¿Lo...lo mataste? —no respondí.

—¿Mataste a tus demonios? —roce mi nariz con la de ella a lo que sonrió, con debilidad. Negó.

—Ahora los gobierno Alek.

—Esa es mi mujer. —la rabia se disipo de golpe, incluso cuando sentía que pequeñas partes de mí necesitaba más que una simple muerte, dejé a un lado las ganas asesinas que me abordaron al ver como de forma inconsciente me arrugaba la nariz en una sonrisa caprichosa, mi puto corazón se detuve en ese gesto tan infantil y a la vez tan ella. —Ven, vamos a la casa.

Hela Petrov.

Siempre he sido reacia a esto que le llaman sentir, a las emociones, a los sentimientos, incluso encontraba poco necesario tener palabra para todo tipo de emoción, amor, euforia, ira, serenidad, tristeza, de todos ellos mi enfoque a sido uno, la "Ira", me ha mantenido con vida tantos años que nunca pensé utilizaría otra palabra para describir lo que me hace humano, que es el sentir, y ahora, detallando esos ojos azules que tienen mi infierno vuelto loco lo único que surca mi mente es "Kairosclerosis", que patética me siento, aquella palabra la leí hace años, encontrando su significado tan alejada de mi realidad, y aquí estoy, pensándola y clamándola con mi voz apagada.

<<Kairosclerosis: Momento en el que te das cuenta de que eres feliz>>

Tengo a mi hermano, una parte de mi familia esta con él, de mi vida, un trozo de casa, y por otro lado esta él, con la familia que se me cruzo en el camino y ahora no puedo sacarme de encima, con un grito del universo que dice que la vida no puede ser tan jodida, que se tiene más porque luchar que solo venganza, se lucha por esto, por minutos de paz donde la felicidad se saborea sin dejar un sinsabor amargo, si no, dulce...apaciguo.

—Alek—lo llame cuando desvió la mirada a la casa, volvió a mí y sus ojos, joder son como imanes para mi sentir. —Gracias —murmure con dificultad, siento gratitud, por más de una cosa, pero mi orgullo me pesa al soltar las palabras. —Por ayudarme a recuperar a Airón, por arriesgar a tus hermanos, por...por arriesgarte tú a...

Me hizo callar tirando de mi mano para entrelazarla con la suya.

—Te debemos más que eso...

—Un par de casas quizás —bromee con él—otro par de coches...

—En mi defensa, nosotros no destruimos tu casa...

—Esa casa ni siquiera era mía—sacudí mi mano restándole importancia— pero los coches—chasqueé la lengua— oí que el tráfico de armas esta liderando la mercadotecnia y que ustedes tienen poder adquisitivo, podrías no lo sé—eleve mis hombros—devolverle el GT...

—Creí que si te salía del coño podrías comprarte diez más...

—Oh por supuesto que puedo—le rodé los ojos— con los ceros en mis cuentas bancarias podría vivir cien vidas envuelta en lujos...

—Nunca he preguntado, pero sacando el tema a la luz, ¿Por qué demonios me hiciste invitarte un helado siendo "Rica"? —me hizo comillas y eleve los hombros restándole importancia.

—En ese entonces no tenía dinero, tampoco es como si lo tuviera ahora, no poseo tarjetas, ni siquiera cargo con billetera, dudo que tenga cedula de identidad, para el estado no éxito, ni siquiera tengo una nacionalidad definitiva, soy...soy un fantasma—suspire aburrida— mi dinero está repartido por el mundo, en mis propiedades, bodegas, coches, yates, aviones, todas mis propiedades y bodegas tienen caja fuerte, "En caso de emergencia"

—Creí que tu nacionalidad era holandesa.

—Nací en Holanda, sí, pero nunca fui registrada en el registro civil, ninguno fue registrado, para el mundo no existimos, somos sombras, y eso debía ser así, por eso somos tan esquivos con la tecnología, redes sociales y esas mierdas, si no saben quién eres, no tienen como dar contigo.

—Tu familia si se tomó enserio eso lo de "vivir en las sombras"—me negó entre confundido e iluso a lo que yo le asentí con tranquilidad, nacimos en las sombras, no se nace normal teniendo de padres a personas como Inha y Andriy.

—¿Ya no te duele el pecho?

—¿Piensas golpearme?

—Quiero entrenar, ya me cansé de pelear contra un espejo— mi berrinche interno nadie lo vio, pero se hizo sentir, pelear con Airón es como si peleara conmigo, ninguno gana, y eso comienza a fastidiarme.

—Me halaga, que me busques como un oponente digno a tu grandeza—ironizo.

—Sí, si como sea, mueve el culo o buscaré a Aitor...

Me gire para caminar en dirección a la casa y en cuanto eleve la mirada me percate de algo, Airón, mirando por encima de mi hombro, gritando mi nombre en advertencia, me gire, notando como Alek se giraba de la misma manera que yo, no lo vi, jodida mierda no vi de donde vino pero lo sentí, el sonido del arma cortando el aire y el golpe seco del cuerpo de Alek al caer al piso, se arrastró por un lado de mí y mis rodillas por inercia se doblaron, lo oí quejarse y mis manos se fueron directo al centro de su cuerpo, vi la flecha, la sangre y los gritos de Airón.

¡Kairosclerosis y la mierda!

—¿¡Porque demonios tenías que ser tú!?—le grite en reclamo presionando su herida, Airón paso corriendo por mi lado y en cuanto gire la cabeza vi a más de diez hombres cubiertos por piel de animal, solo cuatro de ellos poseían arcos y las flechas apuntaban hacía nosotros.

—¡Mal...maldita sea! —Alek gruño en cuanto intento sentarse, con mi mano presionando su herida palpe mi chaqueta y pantalón sintiendo las dos cuchillas, ningún arma, jodida mierda.

—¡Yoan! —grite al ver como la sangre seguía brotando de su herida, incluso cuando la puta flecha debería estar tamponando la puta hemorragia de mierda.

Airón grito mi nombre y al girarme vi como él y Aitor peleaban con esos diez hombres, Airón intentaba derribar a los que estaban con arcos apuntando hacia nosotros, mientras que Aitor con suerte podía esquivar los cortes con las malditas katanas.

Yoan llegó arrastrándose hacía mí, junto a Lutza e Iker.

—Le diré a mis hombres que...

—No—intervine en cuanto Yoan me hizo alejar las manos—dile a tus hombres que registren todo el maldito bosque, de estos me encargo yo.

Me puse de pie sacando las dos dagas de mí chaqueta, girándome, di dos jodido pasos cuando el grito de Yoan me hizo detenerme, me giré de vuelta al cuerpo de Alek y lo vi temblando en el piso, no supe que mierda hacer, sudor comenzó a brotar de su cuerpo y no sé si fue la desesperación que aumentaba en mi cuerpo o en verdad vi jodido humo brotando de su herida.

—¡La puta flecha tiene veneno Hela! —Yoan me grito entre asustado y pasmado siendo gobernado por el pánico, analicé el cuerpo de Alek, vi a Noemí corriendo hacía Yoan intentando ayudar y yo no podía reaccionar, joder, jodida mierda.

¡Mierda!

¡¿Por qué coño él?!

¡¿Por qué no yo maldita sea?!, ¡Si estaba a su lado!

—¡Hela tiene...!

Me gire, incluso cuando los gritos de Lutza me suplicaban hiciera algo, y claro que haría algo, escuchaba los gritos de Yoan, incluso podía sentir el cuerpo de Alek a mis espaldas sufriendo de jodidos espasmos, soltando gritos por el puto dolor y yo pensaba solo en una jodida cosa, que no me lo devolvieron de la muerte para saborearla otra vez, que por segunda vez se quedaría con las ganas de quedárselo, porque el cabrón es mío.

Empuñe ambas dagas acelerando mis pasos al inicio del bosque donde Airón pasaba por encima de sus hombros a uno de los hombres embutidos en pieles, rompiéndole el cuello, hice girar la daga en el aire y en cuanto la tome del filo la lance con tal precisión que apenas roce el rostro de Aitor para darle en la cabeza al que lo tenía retenido con la katana, cayó al piso muerto y Aitor comenzó a respirar de forma acelerada, cayó arrodillado al piso y reaccionando tomo la katana para lanzármela, fue en cosa de segundos, ataje la katana en lo alto y gire escapando de la estocada que intentaron darme, estire mi brazo sintiendo el filo cortar el aire estremeciendo mi piel.

El peso, tan ligero, el mango tan firme, los grabados en el filo en un idioma que no conocía, sostuve el mango con ambas manos bloqueando el golpe que me lanzaron, el metal resonó, lanzo una patada certera en mis costillas, me ladeé perdiendo fuerza y el filo de su espada se acercó a mi cuello, hice presión contraria pero me hizo retroceder hasta detenerme con un golpe seco contra la corteza de un árbol.

—¿Ha que oso hice enojar ahora? —me burle de su vestir, a lo que él me gruño, entiende español.

Estaba perdiendo la puta batalla, su espada me arrincono y el filo de la mía comenzó a escocer mis manos cuando por la desesperación hice presión de ella para alejarla de mi garganta.

—El clan Petrov está muerto, no eres más que una vil embustera. —"El clan Petrov", mi respiración se entrecorto, nadie, además de Chavdar y los propios clanes sabían que mi familia pertenecía a uno, eso quiero decir una de dos cosas, o son de Chavdar, o...

Hizo un jodido movimiento con su brazo, cortando parte de mi hombro, me enfurecí, me aferre al tronco y perdiendo estabilidad arriesgándome a perder la cabeza flecte mi pierna lanzando una patada brusca a su rodilla, su espada hizo un corte por la impresión en mi clavícula robándome un quejido y en cuanto perdió estabilidad empuje mi espada cortándome con el filo la palma, me dio acceso y de un rápido y ligero movimiento gire a su alrededor cortando su garganta, su cabeza cayó hacía atrás y en cuanto su capucha cayó, se me congelo la sangre.

La marca detrás de su oreja, el color de su cabello, ¡Joder!

—¡Son del clan Inuit! —grite distrayendo a mi hermano y Aitor, quienes se giraron hacía mí.

Seis de diez ya estaban muertos en el piso, solo cuatro seguían peleando como malditos animales, el clan Inuit, es el clan antártico, son esquimales, pelean con la fuerza de unos malditos osos.

Vi algo dirigiéndose a mí con velocidad y me vi lanzándome al piso, una flecha se clavó en la corteza del árbol a la altura de mi cabeza y soltando un gruñido vi la punta de aquella con algo parecido a la miel, pegajoso y transparente.

Soltando un gruñido me puse de pie empuñando la katana para girarme en aquella dirección, vi como direccionaba su arco a la altura de mi cabeza y con la sangre golpeándome en los oídos camine hacía aquel, lanzo la fecha y por intuición la esquive, miraba la posición de sus brazos, la atención de la cuerda, su posición y sabía el momento en que soltaría y lanzaría su jodida flecha.

Saco la última flecha de su espalda y yo corrí en su dirección a la misma velocidad en la que preparaba su tiro lance el corte al aire que lo hizo retroceder soltando el arco, para girarse y desenfundar su katana, nos batimos a duelo, en donde sus golpes redoblaban los míos, enredo su katana con la mía y de un tiro certero doblo mi muñeca desarmándome, quedándose con las dos.

No fui capaz de verlo, su jodida capucha me impedía ver más que esa puta sonrisa sorna que se formaba en su rostro.

—La Diosa está viva—murmuraron a mi espalda y aunque no me gire, me tensé al oír una voz femenina y sentir el filo de espadas chocando—así que los rumores de alianza eran ciertos.

Gruño y en cuanto oí el sonido de ramas quebrandose a mi espalda me tire al piso dando una voltereta en el que me dio la oportunidad de tomar la flecha y ponerme de pie, la katana se enterró en el piso cortando la punta de mis cabellos haciéndome retroceder, gire siendo atacada por cuatro putas katanas.

—No se dé que rumores hablas—me defendí bloqueando los golpes con una flecha que se partió al primer golpe.

—La mafia ucraniana venera a su señora. —me gruño y en cuanto lanzo una puñalada a mi abdomen, gire débilmente tomando su muñeca, respondió tirándome un golpe con su otra mano, pero fui más rápida doblando su brazo bloqueando con su espada, me metí enredando mis piernas con las suyas y en cuanto empuje su estabilidad flaqueo, desarme su mano izquierda tirándola hacía atrás y empuñando la flecha se la clave en el centro del pecho, con la fuerza suficiente para atravesar la piel de animal que la cubría.

—¡No! —oí el grito del hombre a mis espaldas corriendo para atacarme, fui más rápida, golpee la parte trasera de la chica, pasándole la katana por el cuello haciendo sonar mi boca para detenerlo.

—Un paso y la decapito. —amenace para hacerlo frenar de golpe, su respiración estaba acelerada, sus manos retraídas, y el mango de sus katanas a punto de romperse. —será mejor que dejen las katanas en el piso—le indique con mi cabeza y mire a los otros dos que detuvieron su ataque al ver a la chica reducida en el piso.

—Suéltala, o haré que vuelvas al puto infierno.

—Oh sorpresa—escupí irónica— nunca he salido de ahí. Katanas, al piso, ahora. —hice un pequeño corte en el cuello de la chica a lo que el hombre arrojo con brusquedad sus armas al piso, asintiéndole a los demás.

Comenzó a murmurar algo en un jodido idioma que en mi vida había escuchado y al instante en que la tipa respondió di vuelta la Katana para asfixiarla con ella sin decapitarla y obligarla a ponerse de pie.

—La flecha tiene veneno, una desgracia que justo ahora este en su pecho, ¿no? —lo mire presionando más a fondo la flecha en el pecho de la chica, el tipo dio un paso hacía mí a lo que ella advirtió supongo en su idioma.

—No seré la única en morir a causa del veneno.

—¿Morir? —reí sobre su oído— le haces casos a los rumores erróneos sobre mí, yo nunca pierdo, y a él, no pienso perderlo.

—No le quedan más de diez minutos—grito con sorna y yo me estremecí, miré por sobre mis hombros y Alek ya no estaba en el piso, Akim y Adam estaban un poco más alejados con armas en sus manos apuntando hacia nosotros y centrados en el bosque.

—Te lamentaras de haberte metido en mi camino—le gruñí en el oído tirándola hacía atrás para retroceder—mátenlos—ordene mirando a Aitor y Airón y en cuanto el tipo frente a mí giro la mirada para impedirlo ya era demasiado tarde, mi hermano le atravesó con un puñal la garganta a uno y Aitor con la espada el corazón a otro. —Será mejor que empieces a caminar.

Hable sobre el oído de la chica, pero sin dejar de mirar al hombre, quien tenía los hombros como muros y era tan jodidamente alto que me estremecía, Aitor le arrojo una katana a Airón quien la atrapa en lo alto para ponerse cada uno a un costado de aquel sujeto que ni se inmuto, me hice a un lado indicándole que comenzara a caminar y con la tipa a la arrastra, los dirigimos a ambos a la casa, estaba a punto de llegar y antes de que pudiera intentar atacarnos, le di una mirada a Airón a lo que él reacciono, le atesto un golpe certero en la nuca con el mango de la katana que lo dejo aturdido lo suficiente para propinarle dos cortes lo suficientemente profundos en la parte trasera de sus rodillas que lo mando al piso, para que así Airón pudiera arrastrarlo junto Aitor.

Entramos a la casa y lo primero que oí fue los gritos de Lutza y Yoan en la sala, me dirigí a ella con la tipa a la arrastra, no opuso resistencia para caminar y eso, me tenía de los nervios, su piel comenzó a calentarse lentamente, incluso mis manos se humedecían a causa de su sudor y aunque quería parecer fuerte, sus piernas se doblaban y su respiración salía de forma aireada.

Llegue al centro de la sala...la que era un caos, Noemí, Ainhoa, Axel, Iker, Lutza, Yoan y el viejo, todos corrían de un lado a otro, me centre en el motivo de su alboroto, Alek, estaba sobre una mesa, su cuerpo pálido con el sudor goteándole por los brazos y rostro, su cuerpo ya no temblaba, pero de su puta boca brotaba espuma.

Mire a Yoan y él estaba al borde del colapso hojeando libros de medicina, buscando frascos alguna mierda, mierda que no servía, no cuando la mujer frente a mí soltó a reír silenciando la sala.

—La muerte a tocado la puerta—canturreo y a la mala la empuje de los hombros arrojándola al piso, lance la katana encaminándome a ella, la tire de las solapas dejando que la capucha cayera, confieso que el impacto que me ocasiono su aspecto casi me hizo soltarla, su cabello, blanco como la nieve y sus ojos joder, sus ojos parecían transparentes, un celeste tan claro como el agua.

Reaccione al escuchar los gritos de Yoan y ver como el cuerpo de Alek comenzaba a brincar sobre la mesa, enrede mi mano en esa mata de pelo blanco obligando a sus pies ponerse rectos, agarre la flecha de su pecho sacándola de un golpe y arrastrando una silla la tire en aquella, de forma bruta le saque la piel que tenía de abrigo, viendo que debajo de ella tenía solo una polera corta igualmente de piel y unos jeans del mismo material.

—Dijiste que tenía diez minutos—murmuré mirando la flecha, estaba manchada de sangre, pero de igual, se notaba la sustancia viscosa, la volví a clavar esta vez en su rodilla—¿Cuánto tienes tú?

Oí al hombre pelear a mis espaldas, gritando en su idioma obligando a mi hermano a poner más resistencia.

—Si está escrito en el libro de la vida que mi final sea así, lo aceptaré con la frente en alto. —Me gruño alterándome, saque la flecha clavándosela en la otra rodilla, intento gritar lo vi en sus ojos pero se mantuvo firme incluso cuando el que gritaba era el hombre que era retenido por Airón y Aitor.

—Mi familia por años protegió a los clanes, es casi poético que se levantaran en mi contra. —Camine a su alrededor, dándole miradas a sus movimientos y a Alek, la flecha ya no estaba en su pecho, la busque con la mirada encontrándola en una repisa a unos pasos de mí.

—Los Petrov crearon reglas, es justo que sean sentenciados por las mismas, extinción del clan al aliarse con mafias.

—No tenemos necesidad en aliarnos a nadie.

—La señora reniega a su mafia, vaya hipocresía.

—Yo—gruñí jalando de su cabello—no soy señora de nadie, menos de una puta mafia.

—¿Tus cinco años en ucrania fueron de gusto?

—Cinco años siendo torturada no me parece la forma adecuada de formar alianzas—hable en su oído viendo cómo se tensaban sus manos.

—Iva...

—¡No! —la mujer gruño una advertencia clara de "No interfieras en esto" y algo vi en la expresión corporal de él que me hizo actuar.

Me gire tome la flecha que anteriormente estaba en el pecho de Alek y de dos pasos quede frente al tipo le propine dos puñetazos seguidos en la nariz y quitándole la capucha lo tire del cabello <<Blanco ceniza>> para dejarlo arrodillado de la mujer quien lo miro e intento lanzársele encima, Airón la sostuvo, yo tire el cabello del sujeto para clavarle la flecha a la misma altura que Alek.

—He perdido mucho en esta guerra por poder, y sí él muere me encargaré de asesinar a cada miembro de tu clan con estas flechas, uno por uno...

—¡Tu sangre juro protegernos!

—¡Mi sangre fue derramada hace cinco años, todos están jodidamente muertos! —le grité perdiendo la paciencia—e incluso a punto de la muerte me di el puto lujo de salvar a una amazónica y a un niño Einherjer...

—¿Niño Ein...

—¡No tiene pulso Hela!

—¡Dame el jodido antídoto! —le grite sacándole la flecha el hombre en el piso para clavársela en el hombro astillándola dentro de su carne, grito y la mujer se estremeció.

—¡Iva...! —maldijo y grito en su idioma, el hombre se removió bajo mis brazos rebuscando en su abrigo y en cuanto saco un pequeño frasco no dude se lo arrebate lanzándoselo a Yoan.

—Úntaselo en la herida—gruño la chica comenzando a temblar sobre la silla, su piel se volvió de escarlata y el sudor le goteaba por el rostro, al igual que al hombre bajo mis manos, su cuerpo se sentía tan débil que ya ni siquiera debía retenerlo, saco otro frasco y cuando hizo el intento de acercarlo a la mujer se lo arrebate dándole una patada en las costillas mandándolo al piso, soltó quejidos aireados y su cuerpo comenzó a temblar. —¡Kunik! —grito forcejando con mi hermano, pero su cuerpo estaba tan débil que con suerte podía moverse, le moví la mano a Airón para que la soltará, lo hizo, ella cayó al piso.

Ambos comenzaron a convulsionar y en cuanto Yoan hizo el intento de correr hacía ellos lo detuve.

—Enfócate en Alek.

—Hela...

—Que. Te. Enfoques. En. Alek. —recalque cada una de las palabras obligándolo a retroceder, pase por encima del cuerpo de la mujer inclinándome a su altura, ella intentaba llegar a él, estirando su mano temblorosa, balbuceando palabras que no entendía.

Después de un rato, escuchándola hablar lo entendí, el idioma, es Inuit, me arrepiento tanto de no haber aprendido el jodido idioma incluso cuando mi padre me advirtió que me serviría a futuro, servir mis pelotas inexistentes, este puto clan sentenció su muerte.

Natuk...—murmuro y yo me reí, la única palabra que sé su puto significado y encima me repugna.

<<Cariño>>

—Así que el romanticismo besa la muerte—me burle viendo como por la boca del hombre comenzaba a salir espuma. — atacaste a la persona equivocada—murmure tirando de su cabello obligándola a mirarme, incluso cuando su cuerpo se convulsionaba y de su boca salía espuma— soy cabrona por naturaleza, pero como me jode cuando tocan lo que es mío, tu flecha se metió en el pecho equivocado—me acerque a su oído hablando con firmeza— da gracias que está vivo, porque si no lo estuviera, sumaria un clan a la lista de muertes, y partiría por tu "Natuk"

Dejé caer su cabeza y me erguí viendo como era el centro de atención, mientras que él mío era el hombre en la mesa, ya no convulsionaba, su pecho se movía y su color volvía a la normalidad.

—Ponle esta mierda en las heridas—le pasé el frasco a Aitor mirando los cuerpo en el piso—enciérralos en el sótano, y Aitor—advertí— sin tapar sus heridas, veamos cuanto duran sin infectarse y morir.

Me asintió para darle una mirada a Airón y juntos arrastrar los cuerpos, camine hacía Alek, ignorando la mirada de todos, podía ver como Lutza me juzgaba con la mirada, pero si me ponen a elegir entre matar a medio mundo para salvar a Alek, los mataría sin dudarlo, conmigo no van los delirios de héroe.

—No sé—murmuro Noemí apenas quede de pie a un costado de Alek—no sé qué tenía la flecha, ni el antídoto, pero le bajo la fiebre de forma abrupta, su temperatura se está regulando, Yoan le está pasando líquidos, pero...pero está bien, ¿Tú estás bien? —Noemí estiro su mano hacía mí y en cuanto la mire note los ojos húmedos. —¿Estás...estás llorando? —desvié la mirada respirando con profundidad—¿Estás bien?

Ignoré a Noemí girándome hacía Yoan, le indiqué con mi cabeza a lo que él me siguió de forma silenciosa.

—Traslada a Alek a la habitación—ordene a lo que él no tardo en asentirme, miro mi rostro centrándose más de lo debido en mis ojos, eleve la cabeza para mirarlo, y no espero a preguntar. —¿Todo bien contigo?

—Te di una orden—gruñí mirando mi alrededor, notaba las miradas rápidas que me daban, y me jode que no se muevan por iniciativa propia—En vez de estar de metiches flanqueen las puertas y ventanas, inútiles—gruñí lo último dedicándole una mirada despectiva a todos a mi alrededor, los hombres de Iker bajaron la cabeza y comenzaron a moverse por alrededor de la casa, mientras que él esperaba pacientemente a que Yoan se alejará de mí.

—Estás herida.

—Puedo vivir con ello.

—Tu cuello sangra...

—Repito, puedo vivir con ello.

—Deja que suture tus heridas y te...

—Te di una orden Yoan—lo mire mal, me enarco una ceja entre sorprendido y ofensivo, me ignoro mirando mis heridas, mi clavícula, hombro y cuello, para girarse.

—Noemí sutúrale las heridas, yo me encargaré de Alek—Noemí asintió mirando de lejos mis heridas para juntar material— hace años deje de seguir ordenes de tu apellido. —me dio una mirada de superioridad y se encaminó hacía Alek, siguiendo mi orden, vaya ironía de la vida.

—¿Qué? —hable al instante en que Iker se acercó a mí, Noemí me señalo su bolso con suturas y yo señale con mi cabeza el pasillo, para que me esperara en la habitación.

—Mis hombres revisaron los bosques, cubrieron casi cinco kilómetros a la redonda, todo despejado, Ainhoa desplego sus drones monitoreando por aire, y nada, eran solo ellos.

—Por el momento, mantén a tus hombres alertas y dile a Ainhoa que me informe directamente a mí. —restregué mis sienes irritada, joder siento un calor en el cuerpo que me está cocinando por dentro.

—Había oído cientos de veces sobre los clanes, ¿Cuántos son en total?, ¿Todos...todos los quieren muertos? —solté la respiración de forma cansada y cuando tiré mi cabeza hacía atrás mi cerebro dio vueltas.

Tuve que cerrar con fuerza mis ojos a la repentina sensación que invadió mi cuerpo, el calor abrasador, mi cerebro girando dentro de mi cabeza y los latidos de mi corazón obstruyendo el paso de saliva provocando que mi boca se llenará de ella.

—Estás herida Hela, deberías ir para que te vean...

—Los clanes son problema de mi familia—murmure volviendo mi cabeza recta intentando volver a la normalidad—mantén a tus hombres alejados del sótano, no quiero que se corra el rumor de que me alié a ti, bastante cabreada me tiene el saber que se te esta corriendo la voz de que con Chavdar somos uña y mugre. —me asintió y en cuanto di un paso todo el jodido mundo dio vueltas, tanto que mis piernas se doblaron y me vi tirando los brazos buscando algo de donde sujetarme.

Iker me tomo de los codos manteniéndome alejada del piso, enterré mis manos en sus brazos y sentí la respiración acelerándome, la saliva aumentando y el mareo en mi cuerpo abrumándome.

—Estás pálida Hela, ¿No te dieron con la flecha? —hizo el intento de revisar mis heridas y yo mantuve sus manos lejos de ellas.

—Es...estoy bien—murmure en cuanto empecé a sentir miradas puestas en mí, me sostuve un par de segundos más y aguante la respiración para alejarme de él.

Mantuvo sus manos estiradas hacía mí en caso de que tuviera que sostenerme de nuevo, pero esta vez mis pisadas si fueron firmes, camine recta, aunque de manera lenta y calmada, sentía mis extremidades temblar y tal asco que añoraba tomar un poco de aire fresco.

Me dirigí a las habitaciones entrando en la que era la mía, cerre a mis espaldas recargando mi espalda en ella respirando con profundidad dirigí mi mano a mi pecho.

—¿Hela estas bien? —Viré mi mirada viendo que Noemí estaba dejando cosas encima de la cama, cama donde Alek ya estaba recostado con una bolsa colgando desde el respaldo pasándole líquidos, Noemí se puso de pie mirándome con sus alarmas encendidas, la mire, mire las manos de Alek llenas de sangre, su polera manchada y mi estomago dio un vuelco.

—Estás pálida Hela, ¿Te sientes... —Sentí como algo se me devolvía rasgándome la garganta y acelerando mis pasos corrí al baño abrí la puerta de un golpe lanzándome al escusado, con suerte pude elevar la tapa para expulsar el vomito que no me dejaba respirar.

Mi espalda se arqueaba y de mí boca no dejaba de salir vomito en abundancia.

—Jo...joder—Noemí hizo arcadas aumentando mi vomito—que puto asco—chillo pero no se alejó si no que recogió mi cabello acariciando mi espalda incitándome a respirar—hace cinco minutos moría de hambre y ahora solo pienso vomitarte la nuca...

—No...—trague con dificultad—hables de vomitar joder.

Me deje caer en el piso sentándome en aquel recargándome contra la muralla Noemí soltó mi cabello para con asco y sin mirar tirar la cadena y cerrar la tapa.

—Estas sudando, ¿no te dieron con esa flecha cierto? —se inclinó a mi altura revisando mis heridas, la deje manosearme.

—No—murmure tragando saliva— son heridas limpias, las katanas no tenían veneno.

—¿Te importa que te revise?, quiero asegurarme de que no tengas ningún corte.

Se puso de pie dándome mi tiempo para recuperar fuerzas, la cabeza ya no me daba vueltas, pero el cuerpo me seguía temblando e irónicamente sentía malestar en todos mis músculos como si los golpes los sintiera al doble.

—Indirectamente me estas pidiendo que me desvista para que me revises.

—Exacto, así que quítate la ropa o lo haré yo.

Eleve las cejas con sorpresa y me puse de pie, no tembló, no como lo hacía antes en mí presencia, la mire de pies a cabeza notando su abdomen abultado y me trague el desafío de palabras por ese crio en su vientre.

—Bien—murmuré en gruñidos bajando el cierre de mi chaqueta comiéndome los quejidos por mis heridas para sacármela, seguir con la polera y dejar que me recorriera—¿El brasier igual?, quizás me pasaron a cortar los pezones y no me di cuenta.

—Pantalones fuera Hela—se detuvo nuevamente frente a mí mirando hacia mi parte baja, le solté un gruñido sacándome las botas para desabotonar mi pantalón y bajarlo de un movimiento sin quitarle la mirada asesina de encima, su boca se entreabrió soltando un; —¡Mierda! —exclamó haciéndome bajar la mirada, la ropa interior blanca de encaje tenía una mancha de sangre fresca—¿Te cortaron la...?

No respondí, claramente no paso eso, miraba mi parte baja confundida, ¿Qué mierda? Di media vuelta terminando de sacarme el pantalón para levantar la tasa y sentarme en el escusado quitándome las bragas.

—¿Me indispuse? —susurre perpleja, Noemí se volteo en cuanto tome papel higiénico para limpiarme, salió manchado con sangre—¿Por qué demonios?

—Es el ciclo femenino Hela, es normal, te puedo explicar porque las mujeres sangran una vez al mes si es que no...

—Cállate—lance la braga a la basura para sacarme el brasier y meterme a la ducha—yo no me indispongo, la última vez que me llego el periodo con regularidad fue cuando me... ¡Mierda! —maldije elevando mi brazo para mirar la cicatriz del corte donde debería estar el puto implante— la última vez que tuve ciclos normales fue cuando me quitaron el implante.

Noemí quedo en silencio un par de segundos pero se que mira en mi dirección aunque no pueda verme, las preguntas creciendo en su cabeza que pronto la harían hablar, salí de la ducha desnuda obligándola a chillar y girar, tome una toalla de la repisa para atarla a mi cuerpo.

—¿No...no tienes el implante?

—Chavdar me lo saco cuando se dio cuenta que lo tenía hace un par de semanas, hijo de...

—¡No has dejado de follar con Alek! —me grito maltratando mis oídos—¿Usaron preservativos?, joder, joder, joder, ¿Estas?, ¡No puede ser! —chillo emocionada—¡Siempre soñé con quedar embarazada a la vez con mi mejor amiga!, ¡Nuestros hijos serán...!

—Te detendré antes de que vuelva a vomitar, si he follado con Alek cada cinco minutos, sin preservativos, no son necesarios, tenía el implante y bueno, soy infértil —eleve los hombros sentándome en el retrete para que se acercara y comenzara a suturar mis heridas.

—¿Eres infértil?, ¿Co...cómo? —no me pregunto esta vez, puso anestesia local y espero a que hiciera efecto para mirarme y analizar mi rostro.

—Tengo un útero hostil, mata a los espermatozoides antes de llegar al ovulo, incluso mi útero es asesino—le sonríe con burla. Me rodó los ojos, aburrida.

—¿Alek lo sabe?

—¿Qué?, ¿Qué no podré darle hijos?, creó que podré vivir con el sinsabor de no darle seres con su irritante sangre...

—¿No te gustarías...?

—Demonios no—me estremecí—¿Acaso me vez de incubadora?, no es por ofender pero esa mierda de ser señora, madre y dueña de casa no va conmigo ni con mi vida, no estoy para educar ni moldear a un crio, no tengo la base para ello ni las ganas.

—No tienes la base, pero si la fuerza, yo creo que serias buena madre, y que Alek sería un padre fantástico.

—Prefiero que cambiemos el tema, ¿Cómo te has sentido?, ¿Todo bien con el engendro? —le heche una mirada despectiva a su abdomen a lo que ella se lo acaricio mirándome feo.

—No es un engendro...

—Teniendo en cuanta que su padre es conocido como uno, no estaría muy seguro de que no lo fuera...

—¿Te suturo la boca? —sonreí.

—Sería interesante verte intentarlo.

—Soy una mujer embarazada, sería muy bajo de tu parte atacarme—me reclamo revisando la sutura de mi hombro y clavícula para limpiar la herida en mi cuello—estoy bien—suspiro— con asco, hambre, sueño, insomnio, y así, tengo un poco más de tres meses y he vomitado mi peso y comido el doble, no engordo, lloro por nada, me enojo por todo, despierto a media noche con ganas de cortarle el pene a Axel, luego recuerdo que me da orgasmos y me contengo, pero digo, puedo conseguir un consolador de su tamaño y remplazarlo, el consolador no me embarazaría ni me diría, "respira profundo a cada rato", como detesto que me haga respirar.

—Así que estas bien—asentí confundida, creo que estoy siendo cómplice de un futuro asesinato y ni cuenta me di.

—Gracias a Dios sí, aparte Axel es maravilloso—bien estoy confundida— se preocupa tanto por mí —su labio tembló y mi confusión aumento, tenía una sonrisa gigante en la cara mientras hablaba de su embarazo y ahora parece que su abuela murió— y Akim es tan jodidamente irritante pero lindo a la vez, siempre esta pendiente de si necesito algo, si he comido o dormido, cada vez que me ve me manda a comer incluso cuando ya lo hice frente a él, Adam, él lanza preguntas como, "¿El bicho ya se comió tu estomago?", pero pregunta por él, y Alek, lo odio joder, me reta a cada segundo y me manda dormir, ¿Quién demonios se cree para...

—Me estas mareando Noemí—reclame tocando mis sienes.

—Lo siento, es solo que no tenía con quien hablar de esto, eres...bueno eres mi mejor amiga, las cosas no han estado bien entre las dos, pero te amo—sorbeto su nariz—y no sabes lo feliz que me haces que seas parte de esta etapa de mí vida, aunque no sea con...con...—lloró—joder como lo odio.

—Noemí no estoy entendiendo una mierda, ¿Amas u odias a Axel?

—¡Lo quiero joder! —me dio un golpe en el hombro a lo que respondí con un quejido, ni se inmuto y siguió llorando—al que odio es a tu hermano, ¡Aunque también odio a Axel por embarazarme y tenerme al borde con las putas hormonas que...!

—¿Odias a Airón?, ¿Qué demonios te hizo ahora el mocoso?

—¡A Airón no!

—¡Como vuelvas a pegarme me olvidaré de que estas...!

—Odio a Erlick joder—se sentó en el banquillo frente a mí escondiendo su cara entre sus manos para llorar—como lo odio—sollozo dejándome helada.

Como me diga que el embarazo le dio la habilidad de hablar con los muertos voy a enloquecer.

—No entiendo—murmure al borde del colapso.

—¿¡No sabes ahora que es odiar!?

—Joder cálmate—me grito provocándome un infarto— ¿Por qué lo odias?, si está muerto no puede irritar a nadie.

—¡Por eso mismo! —chilló—¡Porque está muerto y tú no! —Solté la respiración de forma aireada recargando mi espalda en el retrete para asentir con debilidad y bajar la mirada, Noemí siguió llorando incluso cuando sus palabras la hicieron callar.

Me quede en silencio, dejando que sus palabras dieran vueltas en mi cabeza, "Porque está muerto y tú no", él murió y yo saboree la muerte por cinco años, día tras día, esperando el momento glorioso en que daría el ultimo respiro

—Hela...

—No—negué tensando la mandíbula—no te disculpes por decir lo que piensas, está bien, Erlick murió y yo no, pasé años preguntándome lo mismo, ¿Por qué ellos y yo no?, ¿Por qué Calu y yo no?, la vida es muy hija de puta y la muerte muy avara, se lleva a sus favoritos y deja el resto hundiéndose en su mierda, lamento mucho el haberte quitado a Erlick, Noemí...

—No es eso Hela...yo tenía planes...creí que esto—toco su abdomen y yo desvié la mirada.

—Siento haberte arruinado los planes aunque yo perdiera más que tú —la mire— deberías agradecer que Erlick está muerto y tus planes los concretaste con alguien más...más estables, noble y bueno, no con la bomba de tiempo que era mi hermano. Axel no merece que llores por otro cargando a su hijo. —me puse de pie sin desviarle la mirada, de sus ojos seguían cayendo lágrimas, aunque ya no llorara con la misma intensidad.

—No es lo que crees Hela, yo amo a Axel, no...tu hermano...no...

—No me interesa Noemí, no es mi problema lo que sientas, y tus palabras ahórratelas para quien desee oírlas, ya viviste un triángulo, espero no vivas uno con un muerto.

—No es un triángulo joder, no lo hagas ver así, no es como si estuviera engañando a Axel, al estar derramando lagrimas por Erlick, te veo, veo a Airón y me cuestiono el porqué, porque ustedes sobrevivieron y él no, porque Calu no, eran igual de fuertes que ustedes igual de...

—Noemí vete—aprete mis puños apretando la mandíbula.

—Tengo derecho a cuestionármelo, preguntarme si ellos siguen vivos y tú no lo sabes, sí...

—¡Cállate joder! —di un paso hacía ella obligándola a retroceder— tú no sabes una mierda, no tienes ningún jodido derecho a preguntarte nada, a cuestionar nada, yo los vi morir, vi como caían como malditas piezas de domino ¿y tú lo pones en duda porque Axel no te llena? —la encaré—miéntele a quien quieras Noemí, menos a mí, no que te conozco como a la palma de mí mano, eres mi amiga y te considero de mi familia, pero no intentes engañarme con lo que te repites a diario, no amas a Axel, puedes quererlo, pero sabes que nunca serás capaz de amarlo, no como amaste a Erlick, no como lo amaras toda tu vida, miéntete, miéntele, que tú y yo sabemos perfectamente que hablo con la verdad, ahora se una buena madre, límpiate las lagrimas y no vuelvas a llorar por un muerto que no regresará.

—Eres una hija de puta.

—Sí—confirme porque es cierto— pero no lo soy por gritarte la verdad que hace tiempo pedías te dijera. Axel te quiere Noemí deberías aferrarte a la forma linda en que te ama, no a la toxicidad que mi sangre otorga...

Su mano se estampo en mi mejilla haciéndome retroceder, pero no retiré mis palabras, hablé con la verdad y ella lo sabe, por eso sus lágrimas, por eso su mirada de odio, y por eso el golpe, me negó y yo desvié la mirada.

Intento hablarme pero me negué a seguir mirándole la cara, miro sus manos, apretó sus puños y termino por girarse abriendo la puerta del baño de un golpe seco para salir de la habitación cerrando la puerta de un portazo que hizo estremecer las ventanas.

La hice enojar y no me conseguí toallas femeninas o alguna mierda útil.

Deje caer la toalla entrando desnuda a la habitación para encaminarme al closet y tomar algo ligero, un buzo y poleron, no saldré de aquí hasta que Alek despierte.

Deje la ropa en la cama y lo analice rodando los ojos al ver como su respiración se entrecortaba.

Me vestí de forma rápida, para girar en la cama y recostarme en ella dándole la espalda, perdiéndome en los ventanales.

—Chismoso—gruñí cerrando los ojos, acomodando mis piernas al sentir la pequeña punzada en mi abdomen bajo. —sé que estas despierto. —soltó la respiración de forma pesada y evite girarme.

—¿Es...tás bien? —murmuro de forma ronca, él preguntándome si estoy bien cuando recibió una maldita flecha en el pecho que por poco lo mata, de nuevo.

—¿Cuánto oíste?

—No mucho—mintió—¿Quieres...

—No, te dieron con una flecha en el pecho aprovecha los sedantes cierra los ojos y duerme.

—Ten...dremos que hablar de eso en algún momento.

—Ahora no—flecte mis piernas abrazando la almohada para buscar una forma más cómoda para conciliar el sueño que mi cuerpo exige.

—Hela...

—Ahora no Alek, por favor—susurre apretando la almohada, se quedo en silencio soltando un suspiro pesado y sentí su mano acariciando mi espalda.

—Ven—balbuceo y gustosa me gire para elevar mi cabeza dejar que pasara su brazo y aferrarme a él encondiendo mi cabeza en su pecho dejando que su aroma tranquilizara mis latidos y mente. 









———————
Holaaaa chiquitines, ¿Como están?

Sinceramente creó que el universo tiene cierto rencor hacía Alek que siempre lo está intentando matar jsjsjs

Recuerden votar y comentar todo lo que quieran 💜

6🐍

Besitos

Javi 🐍

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