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Capítulo 6

Helena.

Abrí la puerta del baño golpeándola contra la pared, para entrar apretando mis puños ignorando por completo las miradas confundidas de un par de chicas que se retocaban el maquillaje.

Me miré frente al espejo y solté un gruñido que rasgo mi maldita garganta.

Se me está saliendo todo de control, —toda esta mierda— se me está saliendo de control, tire mechones de mi cabello hacía atrás y me detalle en el espejo, después del numerito en la clínica veterinaria, fuimos a la casa de Noemí, me he estado quedando con ella este último tiempo, pero no se supone que demoraría tanto, soy eficiente en lo que hago y como lo hago, no sé porque mierda estoy dudando tanto, porque esa es la cuestión estoy dudando, dudando joder, yo, yo estoy jodidamente dudando de todo.

Estrelle mi puño contra el lavamanos y las chicas a mi costado dieron un brinco en su lugar, mierda estoy a segundos de colapsar maldita sea.

La puerta del baño fue abierta de forma lenta dejando ver el rostro temeroso de Noemí, volví a gruñir colera, la maldita no me ha dirigido la palabra desde que salimos de la clínica, estoy cabreada y lo sabe, por eso anda de inocente lanzándome miradas dulces, cuando la mierda arde en mi sangre.

Entro al baño, forzándole una sonrisa a ambas mujeres que ahora nos miraban a las dos sin entender que mierda pasa, no podrán seguir mirando una mierda cuando les arranque los jodidos ojos por no dejar de mirarme.

—Déjame explicártelo—Noemí balbuceo y yo estalle golpeando nuevamente el lavamanos con mis puños.

—Ambas, fuera de aquí –— mire a las chicas y señale la puerta, con la quijada tan tensa como mi mirada, se dieron unas miradas confundidas y apenas abrieron su boca para decir me gire hacía ellas.

Las mire fijamente, agachando la mirada, intensificando esa bendición de genética que es el color esmeralda en mis ojos, ese verde intenso, salvaje, llamativo, sumado a ese aura perfecto de caos, hace que desvíen la mirada, hizo que me desviaran la mirada apenas se centraron en mi rostro, la rubia tiro del brazo a la pelirroja y ambas salieron del baño sin decir palabra alguna, dejándonos a las dos sumidas en un jodido silencio que solo camuflaba el ruido del exterior.

Me gire hacía Noemí y empezó a temblar, su quijada y voz temblaron al hablarme.

—Se...sé que dijiste que me mantuviera alejada —solté un gruñido bajo y empecé a caminar por enfrente de ella, apenas se introdujo más al baño, mirándome tímida— pero es... Es que...Axel es tan lindo...y yo hace años no...no sentía un interés genuino por alguien, desde...desde tú...

—Sabes que no puedes...—la detuve, negándole con mi quijada tensa, lo que menos quiero es que me recuerde cuando fue la última vez que se le empaparon las malditas bragas.

—Lo sé —siseo cabizbaja—- nunca te traicionaría, eres mi mejor amiga, Helena...

—Noemí, se involucran con los Santos. —le recordé ese detalle que era jodidamente insignificante para mí, ¿Quiénes son los Santos?, cabrones con poder, el poder no es nada si no sabes como usarlo.

—Sabes al igual que yo que son inofensivos—balbuceo analizándome y yo rodé los ojos girándome para sostenerme del lava manos y comenzar a negar.

¡Jodida mierda!

Es ese el puto problema, ahí mi maldita duda, ¿Son tan inofensivos?, porque los animales más hermosos tienden a ser los más peligrosos y estos hijos de puta no son para nada feos, ¡Y no parecen para nada inofensivos!

—Tengo poco tiempo — murmure presionándome las sienes comenzando mi andar en círculos pensativos, tengo mucha energía acumulada, necesito moverme, hacer algo, no soporto estar quieta joder.

—¿Te han contactado? —me preguntó y pensé en reír irónica, "Contactado" hace años no escuchaba esa palabra.

—No — termine negando— pero tengo el tiempo medido y no he encontrado nada que los vuelva inocentes —chasquee la lengua tragándome la sensación de idiota, "No he encontrado nada", ¿Desde cuándo mierda me preocupo en buscar inocencia en los demás? —y si me hacen elegir, sabes perfectamente por quien voy. —la mire.

—Solo disfruta el tiempo que te queda –— me pidió tomando mi brazo-— has pasado por una infinidad de mierda, sé que eres una mujer fuerte, pero mereces un respiro, —respiro dándole énfasis a su pedido— hay un alemán guapo esperando por caer en tus redes, —sonrió coqueta— diviértete un poco antes de irte.

—Sospecha de mí — le recordé cruzándome de brazos.

Aún tengo el maldito olor de su perfume impregnado en mi nariz y eso que me bañe, el mal nacido sabe cómo tatuarse en la piel.

—Es inteligente. —señaló.

—No lo suficiente — le reste importancia, girándome para mirarme frente al espejo, me acomode el vestido de seda negro que llevo puesto, acomodando mis senos, he aprendido con los años que la mejor manera de distraer a tu enemigo es jugando con él, darle migajas de lo que desea encontrar manteniéndolo tranquilo, migajas, solo migajas, que crea que va ganando, que está obteniendo lo que quiere cuando en realidad lo tienes en la palma de tu mano.

Me subí un poco el vestido de las piernas y lo baje del escote, dándome pequeños golpes en mis mejillas pálidas para darles un rubor natural, me humedecí los labios mordiéndome el inferior para que se vieran más rojos, soy hermosa, hábil, astuta e inteligente, he ocupado a mi favor cada atributo bendecido de mi cuerpo para tener el juego a mi favor, y por primera vez el jaque fue mío, no dejaré que Alek me lo arruine, Noemí tiene razón, es inteligente y observador, pero no más que yo y si tengo que jugar un poco con su mente para alejarlo de mi camino, lo haré, porque nadie, joder nadie va a arruinar mis malditos planes.

—Te gusta — Detuve de golpe mis movimientos, dejando de peinarme el cabello para mirar por el reflejo del espejo en dirección a Noemí, me detallaba con una sonrisa curva, asintiéndome con complicidad.

—¿Qué? — musite a la defensiva.

—Alek—soltó como si nada—te gusta, lo notó...—solté una risa ahogada y negué para volver a peinarme el cabello con los dedos.

—Por favor, —rodó los ojos irónica— los sentimientos son para los niños.

—Lo deseas – canturreo girando a mis espaldas en tono burlón-— ¿Hace cuánto no follas?

Me tensé de pies a cabeza, sintiendo esa punzada de asco en mi abdomen bajo, imágenes se me vinieron a la mente y preferí negar, sacándolas de mi cabeza, estoy afuera —por ahora— no pensaré en otras mierdas que no sea en lograr que esto sea permanente, aunque no vaya a disfrutarlo yo.

Desvié el tema.

—¿Estás haciendo lo que te ordene? -— la mire enarcándole una ceja, y me sonrió con inocencia asintiendo.

—Trabajo lento. —balbuceo lenta.

—Déjate de follar y ponte seria – le ordene molesta.

—Puedo follar con seriedad, ¿Acaso tú no puedes trabajar y follar? —joder con lo mismo.

—No. —solté gélida.

—Bien, follaras con el alemán. —sentenció.

Termine golpeando el jodido lavamanos, ¿Acaso estoy hablando en chino?, ¿Qué mierda es lo que no entiende?, no puedo joder, no puedo pensar en follar ahora, o en meterme con alguno de esos infelices, no ahora, joder por más tentador que sea no puedo, debo centrarme y que siga hablando de esta mierda me hace preguntarme, ¿Qué tan bien folla?, porque el hijo de puta besa de puta madre, ¿Y follar?, ¿Cómo... ¡Joder, maldita Noemí!

Concentración Helena, concentración.

—No – negué intentando sonar segura—- es insoportable, presumido, ególatra y narcisista...

—Te describiste perfectamente-— sonrió y borro su sonrisa apneas gire el rostro detallándola fijamente, agachando la mirada centrándome en sus ojos. Tembló, vaya se ha vuelto débil, alguien ha de estar revolcándose en su tumba por eso—no...-—titubeo—no hagas eso maldita sea —– reclamo desviando su mirada—- no me mires como si fuera una de tus víctimas, lo odio.

Evite el sonreír.

—Eres una de mis víctimas. —ronronee sátira.

—Era –— corrigió-— mi deuda esta saldada, su majestad —– ironizo e hizo una reverencia burlona, haciéndome sonreír.

Le negué ladeando el rostro, estancando mi mirada en el espejo.

Es... raro verme sonreír, hacía años no lo hacía, al menos no de forma natural. Cuando llegue a España, sentí algo...joder liberador, sé que esta paz no será eterna, conozco mi trabajo y ahora más que nunca sé que debo cumplirlo, no puedo dudar, no como dude con Noemí, no se me es permitido fallar, no están permitidos los sentimientos, sean pasionales o sentimentales, pero...joder ¿Puedo dudar solo...no—negué en mi pensar— no, no puedo, esto, esta libertad es agradable, pero no soy yo la que debe sentirla, esto no es por mí, no puedo dudar.

—De Godin moet leren plezier te hebben –— Noemí se ganó a mis espaldas abrazándome por la cintura, susurrándome en un neerlandés perfecto al oído.

<<La Diosa debe aprender a divertirse>>

Solté la respiración relajando un poco mis hombros, viendo la sonrisa dulce que Noemí me profesaba, "Diosa", ¿Diosa de qué?, perdí el honor al igual que el color en mi cara, estoy tan pálida que parezco una muerta en vida, algo irónico, pero la falta de sol y el encierro me...me jodieron la piel.

—Raak niet gehecht, ik wil je niet meer zien lijden— balbucee pesada y me asintió con una sonrisa triste apoyando su cabeza en mi hombro.

<<No te encariñes, no quiero verte sufrir más>>

—Vámonos, —termino por decir— hemos tardado mucho en salir-— dejo un cálido beso en mi mejilla y acomodo su vestido azul oscuro, la detalle y negué divertida, distracción al igual que yo, espero, joder que no termine perdiendo el corazón cuando solo debía ser un distractor — ¿Lista para divertirte?

Se aferro a mi brazo y me miro con una sonrisa intensa, le asentí no tan convencida, pero le basto con eso ya que me jalo hacía afuera del baño.

Noemí, me preocupa joder, ¿Pero que mierda puedo hacer yo para que me entienda?, para que solo haga lo que le ordene sin involucrar sus jodidos sentimientos cuando ya admitió que Axel le provoca un interés diferente.

Debí dejarla fuera de esta mierda, ni siquiera debíamos estar en ese club la noche que conocimos a los Schneider, joder si no hubiese cedido a la invitación e insistencia de Noemí por ir a divertirnos, ahora no estaríamos aquí, ella no se hubiese involucrado tanto con estos tipos, que conviven con los Santos y yo no tendría estas dudas por su maldita culpa.

La mire odiando su sonrisa feliz.

Soy una mujer —muy— temperamental, crecí en un mundo que me obligo a formar un carácter fuerte, a los débiles los pisotean, y yo prefiero pisotear antes de ser pisada. Me enseñaron a trabajar bajo presión, fui entrenada para sobrevivir a todo tipo de escenarios, para actuar sin remordimientos, nunca me enseñaron el significado de lo que es " culpa", si sientes eres propenso a ser utilizado, si confías eres traicionado, en la única persona que puedes confiar es en ti y a veces igual corres el riesgo de ser tú propio verdugo o ser quien se traiciona.

Pero a pesar de como fui educada y moldeada, muy en el fondo sigo siendo humana, sigo teniendo necesidades básicas, y mis barreras no siempre son indestructibles, no cuando en estas últimas semanas cierta personita se ha vuelta un recordatorio constante de que tengo alma.

Y no joder no hablo de la maldita castaña parlanchina y alegre.

Tampoco de ese alemán de metro noventa con ojos color azul zafiro y mirada depredadora, no joder, por más follable que me parezca ese impulsor de hormonas no provoca nada en mí más que una mezcla de irritación, curiosidad, molestia y lujuria, porque sí, me pone, joder me prende un hombre inteligente, pero no inteligente de números, compuestos químicos y la mierda, inteligente de observador, hábil, planificador, estructurado, sabe como jugar, mueve sus piezas de una forma interesante, me observa y vigila como si no confiara en mí y eso lo hace inteligente, lo caliento, eso lo sé, pero su excitación no nubla su juicio, eso joder es inteligencia y con eso me costará jugar, más si Noemí se niega a mantenerlos alejados, me tocará jugar.

Más de todo el caos de sensaciones que Alek me genera, el que me recuerda que tengo un alma —bastante podrida— es nada más y nada menos que el menor de los Schneider, Adam.

Y no, no me excita el mocoso.

Ese ser está dándome dolores de cabeza con su incesante intriga, pero es un niño maldición, un niño encerrado en un cuerpo de hombre, es el más callado de los cuatro, pero es el que más expresa en su lenguaje corporal, dice tanto con sus expresiones y yo conozco esa tensión que carga, su mirada de miedo y paranoia, la conozco a la perfección, fui testigo de cómo ese mismo miedo e incertidumbre consumía el alma de la persona más importante en este mundo para mí y no pude hacer nada por él, siento, joder que debo frenarlo antes de que se consuma, pero no debo meterme, al final en un par de semanas yo seré la simple chica que conocieron un bar y luego desapareció, involucrarme no es parte de mi tablero, no es parte de mi juego.

Llegamos al centro del club y la música no tardo en hacerse oír con cada paso que dábamos el volumen se sentía más y más fuerte.

No estoy acostumbrada a este tipo de lugares, —no estoy acostumbrada a este tipo de mundo— las veces que he asistido a clubes no es precisamente para "Divertirme", —bueno—en general mi diversión no es precisamente la diversión de otros.

Pasamos por en medio de la gente dirigiéndonos a la barra, a pesar de tener una zona vip exclusiva para nosotros, a Noemí le gusta este tipo de ambientes, es una mujer hermosa, sociable, fiestera y amigable, en lo único que nos parecemos es en que las dos somos hermosas y no nos apenas aprovecharnos de ello, en lo demás somos totalmente diferentes, la jodida gente me apesta, este lugar me apesta, cierro los ojos y fantaseo al verlos todos muertos.

—¿Qué les sirvo? – apenas llegamos a la barra, el barman ignoró a todos sus otros clientes para centrar su plena atención solo en nosotras, sonriéndonos de forma coqueta, mirándome con detalle, perdiéndose en mi escote.

Las miradas no me molestan sinceramente, no negaré que si hay algo que apreció es el buen gusto y que me miré con ese deleite le da a relucir el buen gusto que posee, pero aunque las miradas no me molestan hay una en especial —que no me deja tranquila desde que salí del baño— que siento incluso cuando está a la distancia, incluso cuando hay docenas de miradas que se centran en mi espalda y curvas.

Que empiece el juego.

Sonreí por lo bajo, dando una negativa corta y me apoyé en la barra con sutileza, haciendo un movimiento con mi pierna que me levanto con debilidad el vestido reluciendo el brillo en mi piel y el camino a mis glúteos, coqueteando con malicia la mirada que me asecha.

Venga, desconfías de mí, pero no puedes negar que te tiento como me tientas a mí.

Noemí pidió los tragos por ambas y apenas el barman le sonrió guiñándole un ojo ella se giró, observándome a mí con una sonrisa y posterior observo a su alrededor buscando según yo al alemán que le moja las bragas. Su sonrisa aumento.

—Te observan — canturreo divertida al darse cuenta. La mire con una sonrisa sátira dejando en claro que ya lo sabía-— ambos son cazadores, la pregunta es ¿Quién se volverá la presa?

Él, por supuesto que será él.

Nos entregaron los tragos, y apenas Noemí lo recibió, me entrego uno y puse cara de espanto, mojitos, —la mire y ya bebía de la bombilla, evite el reclamar— blanquee los ojos y negué, lo mío son los tragos fuertes, no está mierda que no causará ni un estrago en mí.

—¡Uy amo esta canción! –— me chillo emocionada en la cara al sentir el tintineo de un ritmo desconocido para mí.

Me tiro del brazo

—¿Qué se supone que es esto? —– pregunte siendo arrastrada hacía la pista.

—¡Por Dios, es reggaetón y del antiguo! –— exclamó entre ofendida y pasmada.

Creó haber oído este tipo de música anteriormente, no lo recuerdo bien, debe estar inserto en alguna carpeta en mi cabeza que se titule, "Cosas que nos importan una mierda"

—¡Venga baila conmigo! —me pidió moviéndose frente a mí, la mire asqueada.

—¿Y cómo se baila está mierda? —mire a mi alrededor con el ceño fruncido todo el mundo canturreaba la canción a coro, haciendo movimientos de caderas exageradas es como si estuvieran follando con ropa.

Mmmh, comienza a gustarme esta música.

—Es fácil, solo – soltó un chillido y se puso a cantar la canción, jalo de mi mano y se giró estampando su espalda contra mi pecho —vale esto no me gusta— hizo que posara mis manos en su cintura y comenzó a moverse restregándome su cuerpo.

Definitivamente no me gusta.

Miré rápidamente a mi alrededor e intente acoplarme, para no parecer un maldito tronco echando raíces al piso, comencé a copiar ciertos tipos de patrones de movimientos y a dejar que la música latina dominará un poco mi ser.

Al menos eso intente.

Noemí se giró sin despegarse de mí, metiendo una de sus piernas entremedio de las mías y haciendo movimientos bastante explícitos de cadera, paso sus manos por alrededor de mi cuello, soltando una risa divertida contagiándome, bebimos los mojitos como si no hubiera un mañana y libere un poco las tensiones de mi cuerpo.

Una vida de tensiones lanzada a la mierda gracias a un mojito y música latina —quien lo diría, el mojito si tiene su efecto—el sabor de esa gente es realmente contagioso, alegra hasta los muertos en vida.

Unas manos se apoderaron de la cadera de mi amiga y un cabello negro azabache no tardo en hacerse notar, haciendo reír de forma sincera a Noemí.

—¿Te la robo? —– pregunto, pero no alcance a responder cuando ya se la había llevado, jalándola de la cintura, aferrándola a su cuerpo.

Me los quede mirando, frunciendo un poco el ceño, se pusieron a bailar entre ellos, y Noemí le hizo la misma mierda que hizo conmigo, girándose para restregarle el culo, y ahora, ¿Qué?, mire a Axel y me puse a negar.

Esos hermanitos fueron bendecidos con la jodida genética.

Axel tiene un rostro delicado, cejas pobladas, facciones definidas, nariz hecha con un pincel por la fineza de aquella, todos joder todos tienen un atributo que los diferencia, de Axel la elegancia, el chico habla con un desplante y una sofisticación que encanta, encima sus ojos, son pardos, pero tienen destellos azules que logran hipnotizar, si no fuera un pacifista anti-discusiones y peleas seria incluso más atractivo.

Akim, tiene ese ímpetu, la energía que desprende es algo incontrolable, su apariencia es...joder sexi, irritable, pero sexi, sobre todo por su sonrisa, esa combinación de su sonrisa que grita inocencia y su mirada totalmente pecaminosa es una mezcla perfecta entre el bien y el mal, inocencia y maldad.

El bebé Adam, con su cabello castaño, ojos pardos brillantes, su nariz pequeña pero puntiaguda, facciones marcadas, cejas claras y pobladas, es el más diferente de los cuatro, pero aun así no da a dudar del apellido que carga, el porte y poder lo desprende por los puros, al igual que la inocencia y el dolor, joder ese crío desprende pesar por todas sus facciones y sus ojos son la puerta misma a la culpa que...que me intriga.

Y está el otro...

—¿Te invito a un trago? —– contuve la sonrisa al desviar la mirada llegando directo al rostro de mi otro Schneider.

El mayor de los Schneider.

Con ese cabello negro azabache revuelto, porte dominante y mirada salvaje, a diferencia de sus hermanos, su mirada no demuestra inocencia, elegancia o lujuria, nada, lo único que me confirman sus ojos que este hombre te lleva al infierno y te folla sin compasión en el y eso me lo dice su sola mirada joder —que me dirán sus partes del cuerpo más interesantes— su...su rostro joder es una mezcla perfecta entre lo angelical y endemoniado, es la mezcla perfecta entre el caos y la tranquilidad, es...joder es rompehormonas.

Me detallo curvando una sonrisa y mis piernas temblaron un poco, pero lo contuve, mirándolo con el mismo desdén que he mantenido intacto en mi careta.

Estiro su mano hacía mí y aunque dudé un par de segundos en responderla, termine cediéndosela, me jalo algo de agresividad y eso me encendió más joder.

Alek no es un hombre paciente, ni dulce, su intención es doblegar y dominar, lo notó por cómo me mira, por las pocas interacciones que hemos tenido y su deseo por someterme. —pobre iluso—Está realmente equivocado si cree que podrá doblegarme, muchos lo han intentado y nadie ha sobrevivido para contarlo.

—¿Qué deseas? — llegamos a la barra y pregunto soltándome la mano. Lo detalle un par de segundos, curvando una sonrisa, ¿Qué deseo?, ¿Quieres saber lo que deseo?, se humedeció los labios, secando los míos, y bajo su mirada a mis manos—- ¿Mojito? —– enarco una ceja al ver lo que quedaba de mi trago.

Lo vi con toda la intención de pedirme otro de los mismos, pero chasquee mi lengua deteniendo su hablar dejando el vaso en la barra.

— Me gustan un poco más... Fuertes —ladee mi cabeza y juguetee con el movimiento de mi cabello. —los tragos— aclaré después de dejarlo fantasear un poco.

Sus pupilas se dilataron ante el movimiento de mi boca y bajo la mirada perdiéndose en el escote de mi vestido por un par de segundos, termine ladeando el cuerpo privándole la vista.

—Dos whisky secos —– pedí por él mirando al barman.

—¿Piensas emborracharte? —– me preguntó al cabo de un rato, recargándose en la barra, recorriéndome el cuerpo.

Lo admito esta es la mierda que más me moja las bragas. Su maldita voz, el acento alemán, la manera en que dice y marca las palabras, de forma lenta, seductora y rasposa, me excita joder, me prende, me hace pensar y justo ahora mi mente piensas puras pendejadas.

—Tengo más resistencia de lo que crees –— respondí juguetona y recibí ambos tragos que el barman deslizo sobre la barra en mi dirección.

Se lo ofrecí con una sonrisa coqueta y dio un paso hacía mí quintándome el vaso con total lentitud rozando mis dedos electrificando mi piel.

—Te gusta jugar, ¿no es así? –— pregunto tomándose el atrevimiento de deslizar el cabello que invadía mis hombros hacía atrás despejando mi cuello.

Se me aceleró un poco el pulso, pero mantuve mi rostro inexpresivo aunque sentía el deseo corriéndome por los ojos.

Un reto, eso es lo que es él para mí, un reto un desafió, y no hay cosa que adore más que un buen reto.

—¿Tienes algún juego en mente? —– di un paso hacía él sin desviarle la mirada regocijándome con la tensión sexual que se desata a nuestro alrededor.

—Demasiados y en todos te sobra la ropa –— soltó con una voz ronca que me erizo la jodida piel e hizo notorio mi pulso acelerado.

Alek es directo, —cosa que me gusta—es una de las muchas similitudes que tenemos y otra cosa más por la cual somos enemigos por naturaleza.

—Creí que no te prendían las arpías pelinegras —– repetí sus palabras elevando mi rostro para mirarlo directo a los ojos me curvo una sonrisa.

—El veneno parece ser adictivo – confeso y mi respiración falla debilmente, su mirada se estancó en mis labios y no pude evitar ver los suyos.

Tan suaves, con un sabor dulzón y un hambre feroz.

Al notar su repentina cercanía supe que era momento de pausar el jueguito de miradas, el besarlo fue un desliz, no puedo volver a cometer el mismo error, todo en él grita peligro y yo soy una maldita adicta al riesgo, no puedo, al menos no sin hacerme de rogar un poco.

Desvié mi mirada a la pista de baile y Axel junto a Noemí bailaban muy pegados susurrándose cosas supongo que eróticas al oído.

Hijos de puta que no piensan en uno.

Seguí mirando y vi a Akim, como se prendía de los labios de una pelirroja en una esquina del lugar—al parecer la misma pelirroja del baño— rodé los ojos y llegue a Adam quien miraba todo desde las alturas de la zona Vip con un vaso entre sus manos, aburrido, somos dos, pero...mire a mi costado y sonreí, tentaré un rato a mi cordura.

—¿Bailamos? –— le pregunte tomándome el último rastro de whisky en mi vaso.

Alek enarco su ceja con un gesto sorprendido y yo no le di tiempo de darme una negativa—No las soportó — jale de su brazo llevándolo a la pista de baile donde las luces eran tenues y el calor se hacía sentir.

—Te confieso que no soy un hombre de fiestas –— inclino su rostro a mi oído evadiendo la elevado música, aprovechando de paso, de rozarme el lóbulo con la nariz.

—¡Oh por Dios! —solté—¡el rey presumido Alek no sabe bailar! — exclamé con diversión y me sonrió tocando su mandíbula dificultando mi respirar.

He notado que lo hace de forma inconsciente, eso de masajear su mandíbula al momento de reír, como si le incomodará el hacerlo que intenta ocultarlo, cuando...tiene una sonrisa bastante linda.

—No dije que no sabía hacerlo. —me señaló.

—Entonces cállate y baila conmigo —– lo jale de la chaqueta apegándolo a mi cuerpo, su sonrisa se borró y sus músculos se tensaron al instante en que nuestros pechos chocaron, pensé que dudaría o tardaría más en reacción pero aferro sus manos a mi cintura sin dudarlo y comencé a moverme de forma lenta al compás de la música, deslizo su mano hasta mi espalda baja apegando mi pelvis a la suya.

Vaya, vaya, que tenemos aquí.

Sus movimientos se coordinaron con los míos, suaves, lentos y deliciosos, el coro de la canción subió de nivel y tome mi oportunidad para jugar un poco con su cordura, como con la mía.

Gire entre sus brazos dejando sus manos palpando mi abdomen bajo, sentí su erección ahora maltratar mi espalda y sin pudor alguno comencé a hacer más agresivos mi contorneo de caderas, restregué mi trasero contra su entrepierna mientras que deslizaba sus manos por mi abdomen, ladee mi cabeza al sentir su aliento tibio en mi nuca, sus labios rozaron contra el lóbulo de mi oreja y mi piel se erizo, su maldita fragancia golpea mi nariz incluso en un mar atestado de aromas.

Moví mis caderas de un lado a otro y lentamente comencé a descender provocando que sus manos subieran con tranquilidad por mi abdomen. Una vez sus dedos rozaron el inicio de mis senos, Alek deslizo su mano entre ellos y aferro mi mandíbula obligándome a volver a mi antigua posición, soltó un jadeo sobre mi oído y sus labios húmedos palparon la piel de mi cuello.

Me corto la respiración. El sentir sus fríos labios sobre mi piel en llamas, impidió el que siguiera respirando.

Su mano se apretó en mi mandíbula dejándome quieta para su degustación, mordió la piel de mi cuello y un jadeo airado salió de mi boca, restregué mi trasero contra su pelvis, haciéndolo gruñir y sin soltar mi mandíbula aferro su mano libre a mi cintura girándome de improviso para llegar de lleno a mi boca, que seguía rígida por la presión de sus dedos.

Mi pulso se fue a la mismísima mierda y por pendeja me quemé en mi propio juego.

Lo estaba buscando, eso lo admito y a mi bendita suerte, lo encontré.

Su lengua se abrió paso en mi boca y caí directo en aquella tentación, fue muy corto, muy poco, quede con ganas de más después de probar su boca y ahora, joder, ahora sé que no me conformaré con poco.

Até mis manos a su cuello jalándolo hacía mí. Retiró su mano de mi mandíbula guiándolas directo a mis glúteos apretujándome contra él, sus manos no son delicadas, al contrario, son agresivas, al igual que sus labios, su beso es hambriento y voraz, su lengua juguetea con la mía exigiendo más de mí, arrasando con todo a su paso, ambos nos estamos regocijando en el veneno del otro, sin saber que tenemos toxinas diferentes y comenzaremos a matarnos lentamente, como me está matando este jodido juego.

Quiero más.

Dio pasos confiados hacía mí, obligándome a retroceder, sus manos viajaban de mi espalda en un recorrido tortuoso hasta mi culo y me manoseaba sin pudor alguno y eso no dejaba de gustarme, el recato y vergüenza me la sudan.

Mi espalda choco contra algo duro y por la aspereza note que era uno de los muros del lugar, cambio la ruta de sus manos metiéndolas por debajo de mi vestido, sí, joder, al fin.

Sus besos se desviaron a la curva de mi cuello y tire mi cabeza hacía atrás, me importa una mierda que nos vean, que aprovechen el maldito espectáculo, somos un caos digno de ver.

Subió su mano por mi muslo, metiéndola dentro de mi vestido, lanzando maldiciones en alemán al pasar la mano por mi cadera y notar que andaba sin bragas.

Detuvo el movimiento de sus manos y boca, alejándose un par de centímetros de mi rostro, detallando mis reacciones, deslizando sus dedos por mi monte de venus desnudo y ladeando la mi mirada hacía el pasillo de los baños, volví a estrellar mis labios contra los suyos y me abrí paso con la lengua en un beso necesitado.

Se aferró a mi chocando su pelvis contra la mía acorralándome contra la pared, metiendo sus manos con todo descaro entre mis piernas, separándomelas, mordí su labio inferior y lo empuje apenas deslizo su dedo entre mis pliegues y me dio un choque de corriente por la jodida sensación.

El empujón que le di, me habilito el paso para que pudiera dirigir mis pasos hacía el baño, sin detenerme a acomodar mi vestido desordenado por sus manos, lo sentí recorrerme con la mirada, y lo deje que viera el inicio de la curva de mi culo, gracias a lo elevado que estaba mi vestido, me gire para entrar al baño, lanzándole una mirada y sonrisa curva para entrar.

Celebre para mis adentro al ver el baño vació, si hay alguien en los cubículos se jode o se masturba con lo que se viene.

Apenas me dirigió al lavamanos la puerta del baño se abrió de par en par y antes de que pudiera voltearme ya tenía una mano aferrando mi nuca me tiro hacía él girándome de un solo movimiento para envolverme el cuello y chocarse contra mi boca, haciéndome jadear por la brutalidad en sus acciones. Le respondí el beso con la misma ansia y necesidad salvaje de querer apropiarme de su boca.

Tomo mis caderas y de un tirón me tomó sentándome en el lavamanos abriéndome las piernas para meterse entre ellas, me giro el rostro y ataco mi cuello sin piedad alguna, ¡Joder su brutalidad maldita sea me tiene gimiendo!

Enrede mis manos en su alborotado cabello y deje que me comiera a su antojo, el agarre de sus manos en mi cadera es agresivo, llega a causarme dolor, un maldito dolor lleno de placer, me mordió el cuello succionándomelo y gemí arqueando mi pecho hacía él, quien no perdió oportunidad y apretó mis seno de improviso, un jadeo rasgo mi garganta y me hizo tirar la cabeza hacía atrás dejando que guiara sus agresivos besos por alrededor de mi cuello.

Su fría mano se deslizo por mis muslos abriéndose paso sin piedad entre mis piernas, las abrí más dándole paso libre a mi placer.

Sentí sus fríos dedos rozando la cara interna de mis muslos y me tense.

Joder había...había olvidado que las cicatrices que cargo son más notorias en ese sector, cicatrices que me recordaron por qué y a causa de que estoy aquí.

Intente evocar ese tipo de recuerdo, concentrándome, en el ser mítico que está devorando con vehemencia mi cuello, el que me recorre con las manos y admira como una Diosa, me centre cien por ciento en eso y en que pasó de largo con sus dedos evitando el cambio en la textura de mis muslos y los deslizó por mis pliegues húmedos, soltó un gruñido gutural acompañado con obscenidades en su idioma natal.

No las notó.

Se alejo de mi cuello y alejo su mano de mi zona palpitante sus dedos húmedos se hicieron presentes en mi campo visual y con una sonrisa deseosa los metió a su boca saboreándome, mi boca se entreabrió y mi respiración se aceleró.

No...

—Deliciosa.

Jadee con mi cuerpo temblando por la excitación y tomé su mano llevándome su dedo del medio a mi boca mirándolo directo a los ojos los cuales destilaron en deseo, acaricie su dedo con mi lengua saboreando mis propios fluidos y lo saque lentamente de mi boca chupeteando la punta de su dedo sin dejar de mirarlo, de jugar, de tentarlo. Soltó un gruñido jalándome de la nuca para dejarme cerca de su rostro

—Voy a follarte – confirmó-— y más te vale recibirme por completo.

Odio admitir que el que me ordenará me puso más cachonda de lo que pretendía.

Lo empuje por los hombros antes que pudiera lanzarse sobre mí con su salvajismo y me baje del lavamanos con mis piernas temblorosas.

Lo empuje de nuevo, pero esta vez metiéndolo en uno de los cubículos del baño dejándolo sentado sobre el retrete.

La iluminación no era la mejor, pero no hacía falta detallarlo a la luz del día para saciarme con su mirada hambrienta detallando mis pasos.

Cerre la puerta a mis espaldas y me senté a horcadas encima de él, no dudo en meter sus manos dentro de mi vestido prendiéndose de mi culo expuesto, mis labios rozaron contra los suyos, pero no lo bese ni lo deje besarme, me gusta su dominancia, pero que no se equivoque, el juego es mío y la que manda soy yo.

Me moví encima de él de forma tortuosa, su erección maltrata mi coño deseoso por él, y me analiza con sus ojos cargados de furia una furia mezclada con un deseo infernal.

Su mano se estrelló contra mi culo haciendo un eco tortuoso en el lugar mezclado con mi gemido de satisfacción.

Gruño aferrando su mano a mi nuca con fuerza para prenderse de mi boca, subió su mano por mi espalda subiendo mi vestido y al notar que tampoco llevaba brasier volvió azotar mi culo, gemí en sus labios acabando con su poca paciencia.

Jale de su cabello y fue mi turno de marcarlo como mío, deslice mi lengua por la curva de su cuello y masajeo mis nalgas restregándome contra su erección soltando suspiros airados de satisfacción, succione su cuello mordiéndolo con gentileza para guiar mis manos a la hebilla de su pantalón, desabotone el botón con experiencia y baje el cierre, su miembro erecto estaba a punto de estallar, pude sentir el grosor y solo hizo que mi boca se volviera agua.

Se elevo débilmente y termine por bajar por completo su pantalón dejando su erección cubierta solo por ese pedazo de tela que está a la nada de romperse.

Me puse de pie alejándome de él y antes de que pudiera reclamar comencé a despojarme de los tirantes del vestido.

Se quedó completamente quieto—buen alemán— su mirada lujuriosa estaba puesta en mis ojos y se veía incluso más delicioso, con su cabello revuelto, sus labios enrojecidos, mejillas sonrojadas, respiración agitada y pupilas dilatas y deseosas.

Pase el vestido liberando mis senos y trago en seco bajando su mirada directo a ellos, metió su mano dentro del bóxer liberando su miembro y un sudor frío escoció mi espalda.

Fije mi mirada en su mano, la cual masajeaba ese falo...largo, —joder— grueso y duro, imagine como seria tenerlo en mi boca y por poco me corro por la morbosidad en mi boca.

Delicia, bendita delicia.

Termine por bajarme el vestido quedando totalmente expuesta ante él.

Me recorrió con la mirada sin pudor, mientras que su mano subía y bajaba bombeando su miembro, aplicándole más presión y rapidez con cada jodido segundo que pasaba analizándome el cuerpo.

Le gusta, le gusta lo que ve.

Me gusta lo que veo.

—Móntame –— exigió en tono dominante, mezclado con suplica, me deslice las manos por las tetas, perdiéndome en la humedad que bajaba por la cabeza de su miembro.

—¿Traes condón? —– le pregunte acercándome a él sin desprender mi mirada de los movimientos de su mano.

—No—- jalo de mi brazo para dejarme intentar dejarme a horcadas encima de él, pero mantuve la distancia de mi cadera – estoy limpio—- me aseguro deslizando el glande por mis pliegues, robándome jadeos airados.

—No me cuido –— le mentí.

—Te compro la píldora, ahora móntame. —demandó tirándome de las caderas, presionándose en mi entrada, joder el grosor.

Renegué y tentando a mi suerte deslice mi mano por su falo y lo bombee centrando mi mirada en su rostro.

Alek se prendió de mis senos metiéndolos a su boca, masajeándolos y chupándolos, tire mi cabeza hacía atrás y deje de torturarme, lo deseo tanto como él.

Mantuve su miembro fijo en mi entrada y me dejé caer soltando un jadeo al sentir su miembro destrozándome la entrada, clavo sus dedos en mi cadera gimiendo en jadeos guturales, deteniendo mi bajada.

—Despacio —– aconsejo, acercando su boca a mis tetas jalando de mi pezón con sus dientes, ocupo mis fluidos para lubricar el resto de su polla que aún no estaba en mi interior y lentamente comencé a deslizarme por el, mis jugos lo lubricaban perfectamente, pero su grosor, joder incomoda-— ¡Mierda! —– siseo tirando su cabeza hacía atrás—- que estrecha estás.

Me apretujo el culo y me jalo hacía abajo. Un gemido mezclado entre dolor y placer rasgo mi garganta, al sentir como cada centímetro se introducía en mí abriéndome la carne.

Rugió como un animal rabioso y ataco mi boca con desesperación apenas mis glúteos chocaron con sus piernas, su boca me ataco y su lengua golpeo mi cavidad como un tsunami arrasando con todo a su paso, jale de su cabello y tome el control del beso mientras que me acostumbraba a su tamaño, puedo sentirlo en toda su virtud, siento como palpita dentro de mí, como el roce de mis paredes estrechas endurece aún más su miembro.

Comencé a moverme de adelante hacía atrás encontrando mi propio punto de placer, sus manos estrujaron mis senos y llevo el derecho a su boca, su mano libre bajo por mi abdomen encontrando ese bulto de carne y nervios que me hizo gemir en busca de más.

Até mis manos a su cuello y con ello me di impulso para elevarme y deslizarme con agresividad por su miembro.

¡Joder!

Alek mordisqueo mi pezón y aferro su mano a mi cadera incitándome a moverme de arriba abajo sin contemplaciones, gemí sin pudor alguno, sus dedos se deslizaban por mi húmedo coño maltratando mi clítoris con sus caricias voraces, nuestros cuerpos chocaban en una maldita sincronía, mis senos se movían de arriba abajo y Alek elevaba las caderas profundizando las estocadas y yo estaba hecha un lio.

—¡Mierda, mierda, mierda! –— chillé en gemidos tirando mi cabeza hacía atrás, enterré mis uñas en sus hombros y aceleré mis movimientos.

Un gruñido gutural resonó en las paredes del cubículo y Alek aferro sus manos a mi culo para levantarse y estrellar mi espalda contra la pared introduciéndose por completo en mí, jalé de su pelo y gemí deliberadamente su nombre.

—Maldita arpía —– jadeo y comenzó a embestirme con agresividad, con su ritmo y no se limitó a ser suave o delicado, me penetro sin piedad alguna, haciendo desaparecer su falo en mi interior.

—Narcisista de mierda—- gimotee perdiendo mi vista en la unión de nuestros cuerpos, sufriendo de espasmos enterrándole mis uñas en los brazos, rasgándole la piel.

Su miembro joder, humectado por mis fluidos se perdía en mi interior, sus venas marcadas, palpitantes y bestiales me tenían delirando con la forma tan arrasadora con la que se abría paso en mí, como mis paredes se amoldaban a su porte y lo malditamente excitante que son sus gruñidos extasiados.

Su mano se prendió de mi clítoris y le brincó toda su atención sin despegar su mirada de la unión de nuestros cuerpos y sin dejar de embestirme de forma bestial.

—¡Alek! – gemí enterrando mis uñas en su nuca, clavándole los talones a los glúteos, pidiéndole que acelerara sus movimientos y lo hizo, haciendo sus embestidas más rápidas y duras.

Aferro ambas manos a mi cadera y me movió en sincronía, mis paredes se tensaron en su entrada y mis músculos se agarrotaron, un calor infernal subió por mi espina y mis gemidos no tardaron en perder la sincronía y estructura, comencé a perder la cordura y coherencia y solo gemí exhorta en un placer que me estaba quemando los músculos.

Dio duras y prominentes embestidas y fue suficiente para que estallara, el orgasmo arraso conmigo, cada embestida siguiente fue el doble de placentera, mis piernas temblaron y una sensación eufórica se apodero de mí.

Alek se tensó en un jadeo y sentí el correr de su espeso y tibio liquido dentro de mí mezclándose con mis jugos. Dio un par de embestidas más vaciándose por completo en mi interior dándome una mirada satisfecha.

Oh, no campeón, yo deseo más.

Su respiración acelerada se comparaba con la mía, su boca estaba igual de sonrojada y palpitante con la mía y aunque a ambos nos costaba cerrar la boca para respirar, nos quedamos mirando fijamente con los ojos destilando en deseo.

Su falo seguía igual de duro dentro de mí y parecía no tener intenciones de dejarme ir.

Que no las tenga, porque no pienso irme hasta zacearme.

Su mirada se centró en mis labios nuevamente y se saboreó con deseo. A la mierda jalé de su rostro y me comí su boca demostrándole que quiero seguir jugando. Alek arremetió contra mis labios y me comió a su antojo, aceptando la extensión del juego.

Salió de mi abruptamente dejando un vacío en mi interior que me choco como balde de agua fría.

Me dejo en el piso sin cuidar mi poco estabilidad y se alejó, soltando gruñidos con la respiración acelerada.

—Inclínate – ordeno y la humedad me corrió por las piernas, se bombeo la polla, sin sacarme su mirada depredadora de encima.

Lo miré deteniéndome en esa obra de arte entre sus piernas e hice caso sin protestar, me giré inclinándome, levantando el culo.

—Separa las piernas —– golpeo mis piernas para que las separara más en énfasis y lo hice. Se posiciono atrás de mí.

Apoyo su mano en mi espalda baja incitándome a inclinarme más y lo hice dejando expuesto mi trasero, deslizo sus dedos abriéndose paso en mi feminidad palpitante prendiéndose de mi clítoris, mis gemidos ahogados no tardaron en hacerse oír.

—No seré suave-— se posiciono en mi entrada y lo sentí jadear, antes de que pudiera embestirme tire mis caderas hacía atrás penetrándome sola, gemí complacida y el extasiado –— muévete —– ordeno golpeando mi nalga derecha excitándome aún más.

Siento como goteo de lo húmeda que estoy, seguí su orden y comencé a moverme de adelante hacía atrás con agresividad, gimiendo sin pudor.

—¡Joder Alek, Follame! —– le exigí y rugiendo tomó el control.

Aferro mis caderas y mi cabeza cayó hacía adelante, el sonido de su pelvis chocando con la mía era incluso más estrepitosos que mis gemidos suplicantes.

Su mano se estrelló contra mi culo y no pude soportarlo, dirigí mi mano a mi coño palpitante y comencé a masturbarme, desbordándome en placer.

Alek maldecía mi nombre en gemidos ahogados y yo gemía el suyo implorándole que no parara, que me diera más duro, joder que tocara hasta lo más profundo de mi existencia y lo marcara como suyo.

Más de cuatros años, para terminar siendo follada de esta manera, su polla maltratando mi coño sacian mis cuatros años perdidos.

—¡Alek, Joder! – gemí con mi voz temblorosa.

Si no fuera por su mano atada a mi cintura ya estaría en el piso, mis piernas tiemblan, mis paredes se contraen, y mi cuerpo sufre de jodidos espasmos.

Alek reemplazo mi mano y comenzó a masturbarme con ferocidad.

Su agarre en mi cintura se intensifico y se derramó dentro de mí por segunda vez, dio un par de duras embestidas más y gemí perdiendo la estabilidad de mis piernas ¡Bendito puto orgasmo!

Alek me sostuvo con su respiración entrecortada evitando que cayera al suelo, fueron minutos en donde lo único que se oían eran nuestros jadeos, me dejo recuperar el aliento y la estabilidad de mis piernas.

Salió lentamente de mí para ayudarme a ponerme recta, mis piernas tiemblan y siento la humedad correrme por los muslos.

Con mi respiración aún agitada tome mi vestido del piso y comencé a vestirme con agilidad, sin decir palabra alguna, Alek guardo su miembro y comenzó a arreglarse, salí del baño antes que él y me arregle el vestido y cabello frente al espejo.

Estoy hecha un lío, cabello revuelto, labios hinchados, cuello sonrojado y palpitante, huelo a sexo, fue... una follada gratificante.

—Fue un buen polvo –—— sonreí mirándolo a través del espejo, apenas salió del baño, con su polla ya dentro del pantalón—- gracias por tus servicios—le guiñe un ojo y camine hacía la salida del baño, con el coño palpitando y la sensación de querer más cortándome la satisfacción, pero aun así salí del baño sin mirar atrás.

Más que un buen polvo, removió la telaraña y me dejo con el doble de ganas de seguir jugando, obviamente lo repetiré, vale la pena.

Vale la jodida pena quemarse con mi propio fuego.










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Holaaa mis chiquitines,

¿Como andan?

¿Sentimos calor o no?

¿Que les pareció el capítulo bueno, malo, lento, confuso?, diganme lxs estaré leyendo.

Helena es algo... Intrigante, ¿no lo creen?

Espero les gustará el capítulo, si les gusto recuerden votarlo y comentar, son libres de hacerlo.

Besitos,

Javi †


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