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Capítulo 53


Tercera persona.

Caos.

Eso lo que se podía apreciar en el aire, un caos que daba su primer aliento, como el llanto de un bebé siendo recibido por el mundo. Se vivía y sentía la tensión, a lo largo de todo el continente, no es solo el ataque a un hombre, es el ataque a un imperio regido por un sanguinario.

Las situaciones están divididas. Por un lado el caos gobernado por Hela y su gente en la casa de seguridad Gamma en Finlandia, ubicación; Clasificada y por otro el caos desatándose bajo las profundidades del imperio ucraniano, donde su líder estaba al borde de la histeria.

Se infiltraron en mis tierras, en mi casa, me vieron la cara, estoy rodeado de ineptos sentenciados a muerte por su inutilidad.

El líder ucraniano caminaba por los tétricos pasillos de su reconocida fosa de tortura, desesperado, pero con su expresión controlada, solo ira se veía en su rostro, una ira punzante que no lo dejaba pensar con claridad, "Estúpida malcriada" repetía en su cerebro las maneras en que torturaría a su hija por tremenda negligencia al dejarse capturar, no tan solo la torturaría, la haría desear volver a los brazos de la zorra en disfraz de Diosa.

—Mi señor la subasta está...

El señor de la mafia ucraniana detuvo sus pasos irguiendo su espalda para mirar por sobre sus hombros al burdo animador, una vida insignificante e irritante para quien determina quien vive y quien muere.

Se giro desfundando su arma y sorprendiendo a sus guardias le propino dos tiros en la cabeza al inocente animador.

—Cancelen la subasta y a los espectadores mándenles un mensaje, quien hable será castigo.

Señalo al hombre muerto en el piso con un claro mensaje, "Enséñenles de que forma los castigaré", los hombres a su cargo asintieron y se dirigieron en masa a la sala de subasta.

Ha sido no uno, si no dos golpes al preciado ego del ucraniano, el primero su Diosa y su arma lo traiciona y escapa, quedó como un débil ante sus hombres, muchas cabezas incompetentes rodaron en claro grito de "Con la mafia ucraniana no se juega", fueron días donde la base ucraniana estuvo sufriendo una guerrilla interna, con su líder colapsando.

Él sabe perfectamente la amenaza latente que es Hela Petrov, sabe que contra ella no puede pelear solo, la asesina de hombres, destructoras de imperios, paso noches enteras castigándose por no asesinarla en el primer instante que la tuvo débil a sus pies.

Cierra los ojos y ve la imagen de esa Diosa, peleando, desangrándose y al borde de la muerte, tomando solo una daga, asesinando a una legión, a su legión.

Chavdar la vio en su peor momento, por inanición, deshidratación, sufriendo de pérdidas de conciencia por su desangramiento, herida, fracturada, drogada, débil, se repetía el líder, la vio débil, vulnerable, quebrada y aun así era indestructible, aun así ocupo hasta su último aliento por asesinar, no huir, solo destruir y matar.

Se escucharon gritos sordos, órdenes y disparos, su orden se llevó a cabo, oía por el intercomunicador en su oído como informaban que perdieron a sus objetivos de vista, "Incompetentes", se repetía las mismas tortuosas palabras, se infiltraron en sus tierras, hackearon sus sistemas y vulneraron su imagen con la estúpida de su hija.

"A cambió de ¿Qué?, ¿un poco de caos que se resuelve cortando cabezas?"

Aceleró su caminar al oír que sus hombres habían encontrada algo en el túnel noroeste, repitiéndose que asesinaría a todos sus supuestos vigilantes.

Sus pasos resonaban con poder a su alrededor, sus hombres veneraban el piso que pisaba, retrocedían al ver a su eminencia caminar, agachaban sus miradas creyéndose poco dignos para apreciar su grandeza, lo enaltecían y adoraban como un Dios todo poderoso, como el rey del imperio más poderoso de la existencia, imperio que se caía a pedazos, con Heiko apoderándose de clanes y con la Diosa de la muerte en libertad, él debía actuar rápido, antes de que su camino fuera cortado.

Entro a su oficina ignorando la presencia de sus generales, ignorando la exigencia de respuestas, solo podía detallar la laptop encendida sobre su escritorio y la clara caja negra con una particular cinta roja, se encamino hacia ella, teniendo en claro lo que se encontraría dentro de la caja.

—Señor podría ser una bomba. —Y eso sería lo mejor que podría encontrar, Chavdar lo sabía, eso no era una bomba, si su hija seguía con vida era por una razón y Chavdar no estaba dispuesto a perder nuevamente.

Abrió la caja alertando a sus guardias, pero él ni se inmuto al ver una pulcra rosa negra, la tomo clavándose con las espinas, notando que en los pétalos de la rosa yacían pequeñas manchas de sangre aún frescas, miro sobre la rosa donde un teléfono retro estaba sobre seda roja.

Con la rosa aun en la mano, tomo el teléfono abriéndolo para que al instante le entrará una llamada, miro el identificador "Desconocido" cerró sus puños y miro a su alrededor.

—Rastreen la llamada. —Dio la orden a nadie en específico pero sus hombres corrieron alrededor de su oficina siguiendo lo ordenado.

Chavdar se tomó su tiempo, miro la rosa, detallo la perfección en su color, perfecta, como la débil risa que oyó tras el teléfono.

—Mi señor. —Rabia y placer sintió en la misma medida al oír el ronroneo juguetón en el acento ucraniano de su Diosa. No respondió. —Sabías que las rosas negras, son las más difíciles de encontrar y la gente suele confundir su significado, algunas piensan que son símbolo de misterio y elegancia, otras de homenaje al luto de una persona importante, cuando la verdad es que simboliza lo oculto y el deshonor, ocultar una verdad y el deshonor en batalla.

—No sabía que te gustaban las rosas, me disculpo por no haberte regalado ninguna, Morana. —Dejó un gusto amargo en la boca de la Diosa, que claro no demostró, solo le ensancho una sonrisa al teléfono, soltando la respiración de forme sonorosa estremeciendo el cuerpo del ucraniano.

—Me gustan muchas cosas, mi señor, pero la botánica no es una de ellas.

—Recuerdo las cosas que te gustaban, las recuerdo todas las noches...—Soltó sus palabras cargadas de morbo provocando que Alek, quien estaba tras de Hela tensara sus puños sintiendo la colera siendo inyectada en sus músculos.

—Te confieso, que yo también he pensado mucho en ti—sonó extasiada— tanto que me vi en la obligación de llamar tu atención, ¿no me extraña mi señor?, fueron cinco años excitantes. Ver cómo un crédulo creías en mi palabra, cómo caías de rodillas ante mis ojos, nunca creí que el líder ucraniano caería ante un zorro disfrazado de oveja, pero cayó, ¿cierto mi señor?

—Tienes mi atención Hela, siempre la has tenido. —Declaración que a muchos de sus hombres dejo sorprendido, pero no a Hela, ella sabía que ha tenido desde el primer día la atención de Chavdar.

Hela se quedó en silencio, saboreando el sentir en su cuerpo, Chavdar dio una mirada a su alrededor percatándose de que una docena de computadores estaban desplegados por la oficina, todos con un propósito, rastreando a la Diosa de su señor.

— ¿Te gusto mi regalo?

—Te confieso que no esperaba recibir una rosa esta noche. —La escucho reír con falsedad.

Camino por alrededor de su oficina mirando los mapas cifrados en las laptops de su gente, Hela suspiro tras la línea, chasqueando la lengua.

—¿Tus hombres pudieron rastrearme?, ¿o necesitas más tiempo? —La oficina quedo en silencio, pero Chavdar curvo su labio, chasqueando sus dedos exigiendo que se dieran prisa.

—Tienes a mi hija—habló de manera relajada borrando la sonrisa de los labios de Hela—Si esa era la manera de llamar mi atención, fue patética.

—Tienes a mi hermano—Chavdar detuvo sus pasos, apretando sus puños—Si creías que con su supuesta muerte me verías destruida, eres más imbécil de que lo creí.

—Tengo sus huesos, mis hienas aún juegan con ellos. Hela se rio de forma sádica tras la línea, sentándose frente a su escritorio, recargo sus pies en la madera, mirando con deteniendo el cuerpo tensó de Alek.

—Algo tengo en común con Darina y es que el sexo alemán nos prende más que el ucraniano—se extasió, al sentir la rigidez en la respiración de Chavdar—quiero a mi...

—Mátala. Hela se irguió y Alek relajo su postura al oír las sueltas palabras del líder ucraniano, a quien no le podía dar más lo mismo la muerte de su única hija. —Si crees que aceptaré un intercambio para recuperar a Darina, estas equivocada, mátala, débil no me sirve.

La línea quedo en silencio, el mundo se detuvo para la Diosa, los cientos de diálogos que había ideado en su mente se fueron a la mierda, en ninguno de ellos Chavdar prefería perder a su hija, a su protegida, se equivocó al creer que la ucraniana sería el talón de Aquiles para Chavdar.

—¿Sin palabras?

—Olvidaba lo hijo de puta que eras. —Hela rio en voz baja volviendo confusa la seguridad de Chavdar. —Tus palabras dañaran el corazoncito de tu hija.

—Lo entenderá, Airón me es más útil.

—Por supuesto que lo sé, no por algo destruiste medio país por nosotros, me siento...halagada, tanto que lo pediré de buena manera. —sonrió—Me harías el favor de reanudar el video, mi hacker abandono el lugar, intacta, por si te lo preguntabas.

Chavdar desvió la mirada a la laptop sobre su escritorio, tensando sus manos sobre el teléfono al oír la voz burlona de Hela.

Comparto tu pensar, Darina es inútil, irritante y débil, no resistió un par de descargas eléctricas sin llorar, entiendo porque prefieras mi sangre, Airón es superior a todos en esa base y comprendo tu deseo por tenerlo, sé que te aferraste a él después de perderme, pero debiste matarme querido, sí que debiste matarme.

Chavdar reanudo el video detallando como la pantalla era invadida por el rostro sangrante de su hija, como se convulsionaba de dolor, como lágrimas de sangre corrían de sus ojos, "Débil" murmuro su mente, murmuros incesables.

—Fui...fui marcada como inicio de caos— intercalaba su mirada, en su hija y en Hela, la Diosa que movía las cuerdas tras su hija, tras lo que quedaba de ella—mi condena será guiar a mi mafia por su camino al infierno...

—Mmmh—se regocijo—imagino la cara de tus hombres al ver este video, al saber que por la cobardía de su señor, morirán. Seré observadora de como tu propio imperio se levanta en tu contra.

—¿Crees que me intimidas con tus amenazas?, soy intocable en ucrania, soy...

Bla, bla, bla, puedes ser intocable en Ucrania, pero, ¿Qué dirán tus enemigos al ver tu debilidad?, sé que Heiko amaría saber que estoy viva, que me tuviste cinco años y no fuiste capaz de asesinarme, que por tu negligencia hui, capture a tu hija y la asesine, que se apoderara de un clan sería el menor de tus problemas, ¿no crees?, veamos un ángulo más grande, te vanagloriaste con nuestras muertes por años, los territorios que registe después de nuestra muerte fue a base de mentiras, Heiko lo sabrá, los clanes lo sabrán, cada señor, cada Boss, lo sabrá, sabrá que no solo mentiste, si no que encima fracasaste, ¿Qué crees que harán al enterarse?, Al enterarse que fracasaste al capturar a los asesinos de tu primogénito, y encima perdiste a la princesa de tu imperio a manos de quien supuestamente asesinaste hace cinco años.

—Te matarán—sentenció—mi caída conlleva la tuya.

—¿Quién crees que me entrego a Darina, Chavdar? Los músculos de Chavdar se enfriaron de forma abrupta, dejando que el calor de su ira los hiciera estallar, su mente trabajo a toda velocidad como lo ha estado haciendo desde que su hija desapareció, fue una sorpresa para él, enterarse que su hija había desaparecido, ignoro su ausencia, tanto como su presencia, no la creía tan estúpida como para dejarse atrapar.

—¿Qué estas...

Tienes veinte minutos para pensar, meditar, ver tus pro y contras de la situación, puedes escapar como el cobarde que eres, si quieres. Regresaré la llamada en veinte minutos y si tu respuesta no me agrada no tardaré ni dos minutos en hackear cada servidor de Alemania, ucrania y el mundo para que todos vean como cae un imperio, y créeme, recuperaré a Airón, cueste lo que cueste.

Corto, dejando al ucraniana con el teléfono presionado al oído, miro la sala sintiendo que se estaba ahogando en colera, miro a los hacker y ninguno era capaz de mirarlo a los ojos.

—¿Y? Tensó su mandíbula, mirando al montón de ineptos en la sala, quienes se miraron entre ellos debatiéndose quien se llevaría la furia de su señor, Chavdar camino hasta ellos giró el computador de Keivek obligándolo a retroceder, los ojos de su señor destellaron en ira, una ira que siempre evitaba presenciar y que ahora iba dirigida a él.

Chavdar miraba el computador con la vena punzante en su cuello, puntos rojos señalando la ubicación de la llamada estaban distribuidos a lo largo de todo el continente.

—S...su hacker interfirió en la red satelital...no podemos...no podemos...

Chavdar desfundó su arma atravesando el cráneo a Keivek con el primer disparó. Su cuerpo cayó sin vida al piso en un golpe seco que puso pálidos a todos los informáticos en la sala.

—Fuera.

No tuvo la necesidad de repetir la orden, la sala en un abrir y cerrar de ojos estaba sin computadores ni fracasados.

Chavdar le dio una mirada a sus guardias y bajando la mirada salieron de la oficina cerrando la puerta a sus espaldas, escuchando el ruido de los vidrios quebrandose, sintiendo la furia de su señor, furia que todos en la fosa sabían llegaría, todos tenían claro que su señor se dejó cautivar por unos ojos esmeralda y sensualidad de infarto, los más osados decían que se enamoró del coño de un Diosa nublando su razón y que los guiaría a la muerte, ahora los incrédulos comenzaban a verle razón a aquel pensar, su muerte se acercaba, la sentían, la olían.

Mientras, por otro lado, pero no muy lejos de la base ucraniana, el segundogénito Schneider y la primogénita Santos, tenían su momento de revelación en medio del caos y persecución, cientos de ucranianos estaban en las calles, rastreándolos, siendo conscientes que o llegaban con sus cabezas ante su líder o mejor se arrancaban el corazón.

Jadeos, palabras morbosas, excitación, besos lascivos y palabras odiosas, en eso se podía resumir el momento que los envolvía, habían rodado tantas veces en aquel prado que estaban al borde del abismo y parecía no interesarles, no les interesaba los gritos tras el intercomunicador en su oreja, las órdenes del mayor de los Schneider ni la sentencia a muerte de la Diosa.

Akim se dejó gobernar por su tercera liberación y Ainhoa sintió el sabor de su tercer orgasmo, el alemán no estaba dispuesto a detenerse, estuvo semanas siendo un animal enjaulado deseoso por quien dice no tolerar y por fin, la jaula que lo retenía estalló ante sus pies, era libre y lo demostraba hundiéndose con agresividad dentro de la "Rubia estúpida"

Ainhoa grito llegando al orgasmo y sintiendo el ardor de su eyaculación, Akim ensancho una sonrisa llena de suficiencia, mientras que su compañera se estremecía reclamando en placer, no contaban con que en ese preciso momento estaban siendo rodeados por la mafia ucraniana, carecían de ojos en el cielo y sus sentidos estaban nublados por la nube lujuriosa que los rodeaba, no sintieron las primeras siete camionetas en frenar alrededor del puente, mucho menos las docenas de armas que se elevaban a sus cuerpos desnudos y envueltos.

No fue hasta el primer seguro desactivo y el sonido hueco de cargadores cayendo que Akim se percató que donde estaban era un blanco fácil, sosteniendo las caderas de Ainhoa se sentó en el piso viendo los infrarrojos dirigiéndose a toda velocidad hacía sus cuerpos desnudos.

Akim, muy al pesar de sus hermanos, era el más impulsivo e irracional, no por eso termino follando en medio de una persecución, en un país donde su cabeza vale millones.

El primer disparó retumbo a su alrededor y actuando primero sin detenerse a pesar, agarró a Ainhoa apegándola a su pecho y giraron...giraron barranco abajo, sin saber si caerían metros para estrellarse contra rocas u cactus, con su suerte serían espinas, pero con su gran habilidad de sobrevivir a lo imposible, solo cayó.

Fuera del país dentro de la casa de seguridad Gamma, la pequeña sala de operaciones que se había instalado en la sala de la casa, quedo en silencio, ya no se oían gritos, ni ordenes, ni palabras tranquilizadoras, todos tenían la mirada fija en los rastreadores, el rastreador del McLaren minutos antes había desaparecido, escucharon los gritos acelerados de Akim y Ainhoa, escucharon su pelea en medio del caos, pelea que termino en jadeos, los que retumbaban alrededor de toda la sala activando la colera del líder español.

Axel, tras la mirada severa de Noemí tuvo la decencia de silenciar la comunicación, donde el silencio los reino, silencio que se reactivó al ver que sus rastreadores se movían, y al igual que el McLaren desaparecían.

—¿Akim? — Axel comenzó a teclear sobre el computador de forma torpe, Ainhoa le había dado una que otra indicación sobre qué hacer en caso de perder conexión, pero aunque siguiera al pie de la letra sus instrucciones, no podía recuperar la conexión de su hermano y eso le decía solo dos cosas, los capturaron, o los asesinaron.

—¡Espero tus indicaciones Hela!

Aitor grito por el comunicador provocando que cada mirada se desviará a Hela, quien permanecía inmóvil en la entrada de la sala, con el teléfono en la mano esperando que los veinte minutos llegaran a su fin, para obtener la respuesta que esperaba, se quedó en silencio, mirando el monitor, escuchando los gritos de Aitor en la sala desde Sora.

—Déjalos—su tonó de voz fue frío y seguro, ganando miradas mortíferas por parte de los dos padres a su alrededor, Alek la miro sorprendido y confundido por su actuar, dio un paso hacía ella con la exigencia de explicaciones marcada en su rostro, Hela le prometió no dejar morir a su hermano, y por la mirada que le dio, supo al instante que cumpliría su palabra.

—¡Es mi hijo, no...!

Hela movió su mano haciendo callar a Lutza y a Iker quien se preparaba para lanzar sus dardos, miro a Alek y presionando su oído hablo.

—Xavier.

Los latidos en el pecho de Alek se intensificaron, la conoce, la conoce a la perfección, por supuesto que Hela no confía en nadie más que en sí misma, claramente ella no revelaría partes fundamentales de su plan a menos que sea indispensable, como lo es la participación de Xavier.

—¿Los tienes?

Hela se encamino por el centro de la sala dejando que todos a su alrededor dieran un paso hacia atrás, Axel se alejó de la mesa de operaciones, dejando que Hela tomará el control, se sacó el intercomunicador, dejando que la voz de Xavier tranquilizará su entorno.

—Los tengo, compartiré su ubicación, se están moviendo rápido, espero tus órdenes.

La pantalla se ilumino donde dos puntos verdes brillaron en movimiento.

—Ve por ellos.

Ordeno sin desviar la mirada del monitor, se hicieron oír las respiraciones aliviadas y los llantos de ansiedad de Lutza por su hijo.

—¿Cómo...?, los rastreadores, los...perdimos...

Los rastreadores eran removibles, sabía que en caso de pelea o captura podían perderlos, como paso con el de Akim en los bosques, aclaré desde un principio que no me gustaba perder, y si los retenían para chantajearme llegaría a ellos antes de la primera amenaza, les implante microchip intramusculares para tener su ubicación en todo momento, Xavier ha estado monitoreándolos desde las afuera de ucrania desde que inicio la misión e irá por ellos.

—¿No podías decirnos tu puto plan?

Lutza se alteró dando un paso a la Diosa, Iker la detuvo, no es sabio desafiar a una mujer como ella.

—¿Para qué?, ¿Cambiaría en algo?

—¡Claro que sí!, ¡Creí que había muerto!, ¡No puedes jugar así con la vida de mi hijo!, ¡Esta arriesgando la vida por tu hermano!

—Prometí que no dejaría que murieran—Hela se puso de pie mirando a Lutza de forma desafiante.

—¡Debías decirme que tenía un microchip!

—No, no debía. Si te lo decía corría riesgo de que se lo contaran a Akim.

—¿Ellos...ellos no lo saben?

Adam la miro haciendo la pregunta que todos en la sala tenían, incluso Alek, que la miraba en silencio, con ira, planeo sin él, nuevamente lo dejo afuera.

—No era información vital. Si sabían que Xavier los estaba monitoreando, que no estaban realmente solos, se confiarían, no necesitaba que estuvieran confiados, ellos debían creer que estaban solos para que se aferraran más a sus ganas por sobrevivir, debían saber que nadie iría por ellos si estaban en riesgo. Si te contaba—encaró a Lutza—que le puse un microchip de rastreo a Akim y que Xavier estaría listo para atacar si los capturaban, tú irías y se lo dirías para relajarlo. Akim es un hombre fuerte pero su mente es débil, si los capturaban y torturaban, ¿crees que no diría que tienen rastreadores?, ¿no lo diría para proteger a Ainhoa?, es mi deber pensar en todo, si lo desconocen, no podrán hablar y así yo podría cumplir mi promesa, que es mantenerlos con vida.

—Eres una hija de puta.

—Vete acostumbrando a ello.

Hela la miro de pies a cabeza para girarse y teclear el teléfono, un pitido, dos pitidos, y el líder ucraniano se convulsionaba de rabia, se empino una botella y al quinto tono respondió.

No tuvo oportunidad de hablar cuando la voz de Hela invadió la línea.

—No te tortures respondiendo, se tu respuesta, el intercambio será al amanecer te haré llegar las coordenadas, trae a Airón, vivo.

—Como sé que no es una trampa...

—Recuerda que el que desea mi poder eres tú. Sin juegos Chavdar, no quieres provocarme.

Chavdar abrió su boca para responder, pero Hela corto, para que a los segundos la pantalla del computador se iluminara con las coordenadas, apretó sus puños miro la hora, solo seis horas para el amanecer, bebió hasta la última gota de whisky, arrojo la botella a la pared y salió de su oficina.

—Tráiganlo y preparen las tropas, es hora de matar a los Dioses. 

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