Capítulo 48
Hela Petrov.
Son lapsos, solo lapsos de momentos donde frenas y te preguntas;
¿En verdad vale la pena?, ¿Vale la pena atormentar y sembrar caos y oscuridad?
La verdad es que vale cada jodido segundo de mi existencia.
Siempre he odiado y venerado lo que han hecho de mí, no soporto que toquen, lastimen o hieran a la gente que estimo, es por eso por lo que me abstengo de sentir, porque disfruto del caos, disfruto de la muerte, disfruto del poder de quitar una vida, más si esa vida es tan asquerosamente miserable, más si esa vida será el inicio de un caos interminable que consumirá todo a su paso.
Me encuentro de pie, frente al ventanal de mi habitación, mirando como mi séptimo día inicia, la luna lentamente comienza a desaparecer dándole inicio al día.
Hoy siete de octubre inicia mi caos, hoy por fin, luego de cinco jodidos años, comenzaré con mi venganza.
——¿Lista? —Mire por sobre mis hombros encontrándome a Alek, analizándome desde el marco de la puerta a brazos cruzados, serio e inexpresivo.
No le gusta esta idea. Detesta mi plan, pero sin Blaz, no tengo otra oportunidad para llegar a Darina y es un trato que me beneficia en todos los sentidos, con la muerte de Darina le gritaré al jodido mundo que no es tan fácil acabar conmigo, con la muerte de Sören le haré saber a las mafias que quienes me desafíen asumirán las jodidas consecuencias, es...es un ganar, ganar para mí.
—¿Tú lo estas? —Me gire hacía él, para mirarlo de pies a cabeza.
Estos últimos días hemos estado entrenando juntos, gracias a eso me he sentido un poco más...libre, mi mente se distrae gracias a él. Verlo pelear, analizar sus movimientos, identificar sus patrones, es algo complicado, pero alucinante a la vez. Akim, Axel y Adam son muy sencillos de leer en combate, es más fácil identificar sus puntos débiles y fuertes, donde golpear o como atacar para distraer, pero con Alek es diferente, él me analiza de la misma manera, lee y copia mis movimientos atacándome con la misma fuerza, no se detiene y si ve que estoy advirtiendo sus movimientos, cambia sus patrones y la forma en que ataca, es impredecible.
—Ainhoa ya tiene los drones cubriendo la zona, los demás esperan indicaciones. —Ansiedad, es eso lo que huelo en el aire, son empresarios, no guerreros, fueron entrenados y adiestrados, pero es diferente entrenar para combate, que entrenar combatiendo, miro su rostro y veo de todo m—enos miedo, por supuesto que no tendría miedo, su soberanía no se lo permitiría, preocupación, desconfianza y ansiedad es lo que veo, e irónicamente no es por enfrentarse a Blaz o a una futura amenaza, es por lo que vendrá, por no saber qué demonios pasará con nosotros una vez Darina este bajo mis manos.
—No respondiste mi pregunta, Alek. —Me encamine hacía el closet con su mirada puesta en mis movimientos, son pocas las veces que he salido de esta habitación y la mayoría de ellas es netamente para dirigirme a la bodega y salir con Alek en dirección al gimnasio, no los he visto, al menos no ha todos, intente, lo intente por Alek, salir a la sala, verlos, aunque sea estar en silencio pero intentar volver, y los escuche hablar y fue como martillos en mi cabeza, me repetí que era necesario, que era necesario afrontar mis palabras, el daño, los recuerdos, que necesitaba ponerme de pie y enfrentar a Noemí, Aitor y los recuerdos que conllevan su sola presencia, pero oírla hablar fue como escucharla reír con Erlick, oír la voz de Aitor fue oír los reclamos de mi madre por como él y Calu ensuciaban el piso y vomitaban en su alfombra, fue revivirlos y no estaba lista para eso, no estoy lista para eso.
—La mafia alemana quiere nuestras cabezas, es un plan estúpido y arriesgado.
—¿Asustado?
—No por mí. —Me negó y yo detuve mis movimientos dentro del closet en cuanto una porción de la pared se desprendió mostrando los dispensadores, vacíos.
—Tus hermanos estarán bien, no los expondré.
—No me refería a ellos. —Me voltee cuando Alek tiro de mi mano para quedar frente a mí.
—Podrán querernos muertos, pero Chavdar ya destruyó un pueblo completo por tenerte, Heiko podría...
—¿Te asustas por mí? —Baje mis brazos analizando su rostro y él dio una débil caricia en mi mano, en respuesta. —¿Crees que es una trampa?
—No confió en Blaz y en su deseo por poder, no lo creó tan imbécil para ir solo a un intercambió.
—Para eso los drones de Ainhoa, Alek. —Ladee la cabeza y el soltó un suspiro pesado para desviar la mirada, no es secreto que la mafia española cuenta con buenos artefactos tecnológicos, aunque si fue algo inesperado saber que la mente detrás de todos los aparatos de espionaje creados por la mafia era nada más que la princesa de aquella, Ainhoa en menos de dos días creó drones miniatura con sensores térmicos, ella será nuestros ojos en el cielo, nos avisará de movimiento e incluso será capaz de atacar por aire.
—¿Unos drones podrían detenerlo?
—Tampoco confió en Blaz. El deseo por poder enceguece la mente de cualquier hombre, pero su deseo me beneficia. No dudo en su necesidad por acabar con Sören, tampoco creó que actué solo, si Sören tiene aliados fuertes dentro de su mafia, Blaz también, es por eso por lo que sé que no me traicionaría, porque si teniendo aliados, recurre a mí para acabar con Sören es porque es más fuerte e intocable de lo que creemos y quiero saber qué clase de aliados tiene.
—Desataras el infierno.
—El infierno se desato hace tiempo Alek. —Le di un guiño cómplice y me negó curvando una sonrisa.
—Tus cuchillas están en la sala.
—Que sea la última vez que tomas mis cosas. —Lo señale en advertencia y antes de que pudiera pasar por su lado tiro de mi mano estampándome contra la pared, aprisionándome contra su cuerpo.
—Prométeme que no harás nada estúpido, que no actuarás sin contarme o avisarme antes, prométeme que no me dejarás fuera de esto y por sobre todo, prométeme que pase lo que pase volverás a mí.
—Sabes que no me gusta que me den ordenes...
—Hela...
—Lo prometo, Alek. —Aferre su mejilla para que viera la honestidad en mi mirada, soltó la respiración recargando su frente contra la mía y me hice dueña de estos momentos, de estos segundos donde su cuerpo roza con el mío, donde la paz cala mis huesos y por absurdo que suene me siento en casa.
—Du machst mich verrückt, Hela.
<<Me vuelves loco, Hela>>
—Willkommen in meiner Hölle, Alek.
<<Bienvenido a mi infierno, Alek>>
Ladeo una sonrisa y enganche mis manos a su cuello para jalarlo hacía mí, sus labios se encontraron con los míos, desatando ese caos que se provoca cada que estamos cerca, hacía días no probaba la adicción de sus labios y puedo asegurar que Alek siente el mismo caos que yo.
Deslizó sus manos por mi cintura aferrándose a mi cuerpo, enrede mis manos en su cabello ladeando el rostro profundizando nuestro caos, dándole la bienvenida a mi jodido infierno, sostuvo mi quijada, envolviendo mi cuello con sus dedos, deslizando sus yemas como plumas sobre mi piel, mordí su labio inferior y con una sonrisa cabrona deslizó sus manos por mis piernas para elevarme del piso, las ate a su cintura y cuando su lengua azotó contra mi boca, nos detuvimos cuando un grito de espanto retumbo en cada rincón de la habitación.
Alek se alejó de mi boca pero no me soltó ni se alejó de mi cuerpo, apretando su mandíbula giro el rostro para lanzarle cuchillas con la mirada al intruso en la habitación, hice lo mismo que él, sentenciando la muerte de Akim, quien estaba de manos en cadera con mirada de reproche.
—Dijiste, en quince minutos salimos, han pasado más de quince minutos y en vez de ir saliendo por poco te veo entrando.
—Voy a matarte Akim. —Alek me soltó las piernas para dejarme en el suelo con clara molestia en el rostro.
—Aún esperamos indicaciones, ¿lo olvidas?
—Sal de aquí. —Señalo la puerta furioso y al ver la negación de Akim una sonrisa cómplice se curvo en mis labios.
—Cuñada, ¿Te molestaría decirnos que hacer?, por cierto, te vez linda hoy.
—¿Solo hoy?
—Cuando no intentas matarme, lo eres más. —Me sonrió de forma forzada, ganándose otra mirada de reproche por culpa de Alek.
—Ya iremos, ahora lárgate.
—Si me voy ahora, terminarán con lo que estaban a punto de hacer y no es momento para sus necesidades primitivas.
—¿Es envidia lo que veo en tu rostro? —Alek le enarco una ceja y como Akim se acomodó mejor en su lugar cruzándose de brazos yo preferí quedarme fuera de sus líos, que Alek lidié con sus hermanos no son problema mío.
Tomando mi chaqueta de la cama pasé por un lado de Akim para salir de la habitación, me la fui poniendo en el camino distrayendo mi mente, sé más fuerte, este es solo el inicio para obtener paz.
Mis pies se sintieron pesados con cada paso que daba acercándome a la sala, al sentir las voces, fue como si tuviera concreto en vez de botas de cuero.
Escuche las voces de Alek y Akim a mis espaldas y me mentalice en que este era el principio, el principio de todo, cerre con fuerza mis ojos mordiendo el interior de mi mejilla destruyendo esas estúpidas cadenas que yo misma cree.
Entre a la sala ganando la atención de todos, se pusieron de pie y yo ignoré en específico dos rostros, concentrándome, los recuerdos no siempre son malos, son recordatorios de lo que perdí y por lo que debo pelear, a los que debo vengar y por quien la sangre debo derramar.
—Haremos lo siguiente—hablé, al momento en que Alek se detuvo a mi lado— Adam, y Akim estarán de franco tiradores, en diferentes puntos cubriendo la mayor zona posible, tendremos comunicadores donde Ainhoa les dirá donde apuntar, Alek estará conmigo en el intercambio. Axel se quedará en caso de que todo se vaya a la mierda y vengan por nosotros.
—¿Y yo que haré?, no piensas dejarme fuera de esto, ¿o sí? —Cerré los puños al instante en que las risas de Calu estallaron en mi cabeza, los gritos de mamá, las burlas de Airón al ver a Calu semiinconsciente en el piso con Aitor vomitando al lado, la realidad Hela, que los recuerdos no confundan tu mente, esta es tú realidad.
Sacudí mi cabeza con disimulo para desviar la mirada al participe de varios recuerdos, Aitor me analizo con el ceño fruncido, no por curiosidad, si no molestia al creer que lo dejaría fuera.
—No me sirves de franco tirador, para eso está Akim y Adam, tampoco de apoyó porque para eso tengo a Alek.
—No me jodas Hela, necesitas todo la...
—No he terminado—lo detuve llamando a la calma— doy por hecho que Blaz no irá solo al intercambio, se mostrará solo o con uno o dos guardias, pero sé que el bastardo alemán no se fía de mí y estará listo para atacarme si me muestro como amenaza, no me sirves de franco, porque te quiero en tierra, la mafia alemana tiene muchos secretos y si Blaz no quiere contarme tendré que obtener información a la mala.
—¿Qué quieres exactamente?
—Yo torturare a Darina, ¿no quieres divertirte un poco tú también? —Ladee mi cabeza con complicidad y es esa mierda la que siempre me agrado de Aitor, ese deseo por dejarse llevar por la oscuridad, ese caos que desata y como lo vuelve suyo. —El intercambio nos dará dos cosas. Me dará el inicio de mi venganza y les dará la oportunidad de saber porque Heiko los quiere—los miré uno a uno y al centrar la mirada en Adam, me detuve un par de segundos, recordando quienes son, quienes eran y en quienes los convirtieron— no están —bajé la mirada— obligados a participar en esto, está es mi guerra y desde un principio fue solamente mía, mi casa de seguridad Gamma está a su disposición, Sora los llevará si desean mantenerse al margen de esto.
Desvié la mirada encontrándome con aquellos ojos marrones, Noemí me quedo mirando por lo que fueron minutos, analizo mi rostro en silencio, para luego mirar a Axel y volver a mí para negar.
—Nos quedamos. También era mi familia. —Se me contrajo el pecho al escuchar esas palabras, la quede analizando inexpresiva, suplicando porque se arrepintiera y tomará el avión y saliera de aquí, pero su seguridad y necedad me gritaban que no cambiaría de idea, le asentí con frialdad para girarme y recuperar la compostura.
Me gire para pasar caminando por un lado de Alek y llegar a la mesa donde un par de cuchillas y dagas estaban sobre ella.
—No están todas. —Hablé sin desviar la mirada de la mesa, no me es necesario girarme para saber que Alek está tras de mí, ni para ver su jodida sonrisa, no respondió y yo evite decir alguna mierda, tome algunas guardándolas dentro de mis botas, pantalón y chaqueta, las sigo prefiriendo sobre las armas de fuego. —Me agradas Alek, pero no te metas con mis cuchillas. —Me gire para mirarlo y me enarco una ceja.
—¿Te agradó?
—Te tolero.
—Te vuelvo loca, Hela.
—Loca he estado siempre.
—En eso estas en lo correcto. —Me sonrió con sátira y probando sus reflejos, empuñe una cuchilla direccionando el golpe a su garganta, lo bloqueo y de un rápido movimiento saco la que tenía escondida en su chaqueta para presionarla en mi abdomen. —Predecible.
—Lento. —Baje la mirada y la sonrisa de Alek se borró al ver que mi otra mano tenía una daga a centímetros de su miembro. —Las cuchillas son mías.
—Aprende a compartir. —Alejo sus manos girando la daga para entregármela, le enarque una ceja con suficiencia para recibir la daga y dar pasos seguros hacía él sin desviar la mirada y con mis manos seguras eleve un poco su chaqueta para meter la daga dentro de su pantalón escondiéndola.
—Las cuchillas siguen siendo mías. —Le aclare y dándole una rápida mirada pase caminando por su lado. —Ya es hora.
Avise y me dirigí a la sala que conecta con la bodega, baje rápidamente las escaleras con las pisadas de todos siguiéndome, mientras más bajaba más incrementaba la ansiedad.
Las luces se encendían a mi caminar dejando ver las paredes pulcras y el piso brillante, me detuve en el centro de la bodega mirando con detenimiento a mi alrededor, los dos deportivos, las motos, el avión, las armas, todo en orden.
—¿Nos iremos en Sora? —Akim se paró aún lado de mí, mirando el avión con una sonrisa sincera en el rostro, lo analicé un par de segundos, y más que la repugnancia habitual sentí una especie de calidez en el pecho, cuando mis labios peligraban en una sonrisa cómplice desvié la mirada a los autos.
—Deja a Sora tranquila, Akim. —No es un viaje tan largo, no nos será necesario el avión, son solo un par de kilómetros.
—¿Iremos en los autos? —Me gire para verlo y note su rostro de ilusión, miro por sobre mis hombros al McLaren y ahora si no pude evitar la sonrisa cómplice, lo he escuchado discutir con Alek por el McLaren, desea manejarlo y Alek no lo deja porque es mío, bastante sabio de su parte, le hace la más mínima raya y es hombre muerto.
Le asentí y al instante levanto la mano.
—Pido el McLaren. —Grito mirando a su alrededor. Alek lo quedo mirando con reproche, es como si Akim lo hiciera con la necesidad de irritarlo.
—Que no vas...
—De acuerdo—detuve el hablar de Alek llevándome la atención de todos— Aitor irás con Akim en el McLaren, Adam, escoge una de las motos, yo y Alek en el bugatti.
—¿Estás hablando en serio? —Akim me miro con asombro mezclado con temor debido a que esto sea un juego. Le di una sonrisa burlona asintiéndole para girarme e indicarles que se alistaran y caminé hacia el bugatti con Alek siguiéndome los pasos de forma acelerada.
—¿Estas segura de que Akim maneje el McLaren? —Me subí de conductor cerrando la puerta, Alek quedo de pie a un costado del auto y con sus puños apretados giro para subirse al lado de copiloto.
—Supongo que Akim si sabe manejar.
—Sabe hacerlo, pero la pregunta es si lo hace bien. —Gire la cabeza mirando por la ventana escuchando el motor del McLaren chillar.
—Es solo un auto, no dramatices. —Le reste importancia encendiendo el coche para que la rampa se desplegará.
—¿Cuál es el truco? —Me miro entrecerrando los ojos y rodé los míos con molestia para prepararme, iba a salir de la bodega pero el chirrido de las llantas del McLaren llamaron mi atención, en la misma velocidad que me gire para mirarlo, Akim paso por un costado de nosotros agarrando velocidad en segundos para salir de la bodega al bosque, mis manos se apretaron contra el volante al ver las ruedas marcadas en el piso. —Vas a matarlo.
Confirmo Alek recargándose en su asiento, respire profundamente y lo mire de lado viendo su cara de serenidad, le di una sonrisa curva y cuando menos lo espero acelere a fondo.
—¿Crees que tengo deportivos por la estética? —Salimos de la bodega esquivando arboles al instante. Alek se acomodó mejor en el asiento y yo me dedique a agarrar velocidad.
Me gusta la velocidad y sentir la adrenalina con cada kilómetro corrido, es necesario estar al borde de la muerte para sentirte realmente viva.
—No me apetece morir Hela. —Alek se aferró al asiento con su cabeza pegada al respaldo viendo los árboles pasar a máxima velocidad, le dediqué una mirada con burla y solté una pequeña sonrisa por la sensación del momento.
—Hace días no me sentía tan viva. —Murmure virando el volante, rozando a milímetros con la corteza de un árbol para salir a carretera.
Alek se acomodó mejor en el asiento y dándome una mirada rápida guio su mano a la palanca de cambio y de un rápido movimiento paso cambió indicándome que acelerara, mordí mi labio, baje el vidrio y enterré mi pie a más no poder en el acelerador, el motor rugió, mi cabeza se fue hacia atrás y el aire que entraba por la ventana azotó mi rostro dándome aliento, distracción y vida.
Vi al McLaren salir del bosque y tuve que dar un volentazo para no chocar de frente, lo rebasé y Alek se giró para ver a Akim. Lo mire por el retrovisor notando como se acercaba a gran velocidad a mí, no disminuyó hasta que quedo a mi altura, bajo el vidrio del lado del copiloto y mirando de soslayó note la sonrisa de Aitor y Akim.
—¿Una carrera? —La voz de Akim retumbo por el intercomunicador y por instinto agache la mirada, se me había olvidado el pequeño aparato en mi oído.
—Tú no aprendes, ¿Cierto? — Balbucee rememorando nuestra última competencia, con él borracho y vomitando sin control.
—Es mucha máquina para ti, cuñadita. —Chasquee la lengua, disminuyendo la velocidad, Akim soltó una risa grave haciendo lo mismo hasta que ambos nos detuvimos en medio de la vacía carretera.
—Están a treinta kilómetros del límite terrestre de Dinamarca y Alemania, deben ser discretos no...
—Rubia—se molestó Akim, hablándole a Ainhoa por el intercomunicador— es solo una competencia sana, eres nuestros ojos en el cielo, cualquier movimiento sospechoso nos informas.
—¿No tienes ganas de apostar cuñadito? —Toque el intercomunicador en mi oído notando como Alek tensaba las manos a mi costado, mire por la ventana viendo como la sonrisa de Akim se ensanchaba, incluso la de Aitor.
—Suena tentador apostar el McLaren.
—Tengo trabajo sucio que no me apetece hacer, el perdedor se encarga de limpiar mi porquería y el ganador se queda con el McLaren, ¿Aceptas? —Me incline en el volante para mirarlo y la sonrisa de Aitor se borró, le negó a Akim, pero él lo ignoró, ignoró incluso las advertencias de Noemí diciéndole que era mala idea apostar contra mí, Akim hizo rugir el motor del McLaren y Alek lo maldijo a mi lado por estúpido.
—Hecho. —Aferre mi mano a la palanca de cambio, mientras que mis dedos tamborileaban contra el volante ansiosa.
Axel tras el intercomunicador dio la partida y cuando mi pie se enterró en el acelerador Alek puso el freno de mano, la parte trasera del auto se elevó levemente y yo me gire con espanto en vuelto en confusión.
—¿¡Qué demonios haces!? —Akim grito de alegría tras el intercomunicador y cada segundo se iba alejando más y más de mí.
—¿Qué trabajo sucio lo mandarás hacer?
—No arriesgaré su vida—al menos no del todo.
—Hela...
—No dejaré que lo asesinen, por muy irritante que sea.
Me entrecerró los ojos, pero sé que más que preocupación, le está dando tiempo para dejarlo ganar, saco su mano del freno de manos, y yo pase cambio a una velocidad sobrehumana y aprete a fondo el acelerador, mis manos eran agiles, pasando cambio, aumentando la velocidad, llegando a los doscientos kilómetros en segundos.
—Malditas tramposos. —Reclame mirando como Akim jugaba con mi cordura zigzagueando en la carretera, riéndose de mí.
—Conozco a mi hermano, si perdía no iba a dejar de lloriquear y no estoy para sus dramas.
—Pudo solo pedirme el McLaren. —Cuando me vi a metros de Akim, mantuve una velocidad constante viendo como el aceleraba. Conozco estos caminos, perderá velocidad en la próximas curva y será mi momento para alcanzarlo, vino la curva y con ella los baches en el camino, Akim manubrio a lo bruto para esquivarlos, sufrí al ver como aporreaba al McLaren en los hoyos del pavimentos, pero celebre al estar a centímetros de alcanzarlo.
—¿Se lo hubieses dado así de fácil?
—Quizás lo hubiese retado a una pelea para divertirme un poco, pero sí, se lo hubiese dado después de humillarlo un rato.
—Una lástima que hayamos perdido el senna. —Le di una rápida mirada y cuando estaba por abrir la boca tuve que frenar para esquivar al imbécil de Akim que en su necesidad de rebasarme me tiro el auto encima, comenzó a zigzaguear para taparme la pasada y yo golpee el volante maldiciéndolo.
—Ya perdiste Hela, estamos a menos de cinco kilómetros.
—Si me ayudaras en vez de estar en calidad de bulto, seria genial. —Aitor comenzó a arrojarme lo que encontraba dentro del carro, poniéndome obstáculos y cada que intentaba rebasarlo Akim me tapaba la pasada, maniobre en un intento de despistarlo y nada.
Alek chasqueo su lengua y miro el camino, siguen los baches, dirigió su mano al freno de mano y yo le di una mirada de advertencia.
—Cuando te diga gira levemente el volante a la derecha, pondré el freno de mano y giraras el volante por completo a la izquierda con el pie a fondo en el acelerador.
—¿No que no querías morir? —Visualice al frente, preparándome. Alek curvo una media sonrisa y soltó un "Ahora", gire el volante a la derecha y cuando Akim volanteo siguiéndome gire por completo el volante a la izquierda, Alek puso el freno de mano y yo aceleré a fondo el auto se giró y las llantas sacaron chispas, mi lado del coche se elevó y no pude evitar soltar el grito eufórico, Alek soltó el freno de mano y las llantas se resbalaron en el pavimentos, rebasamos a Akim y con las indicaciones de Alek gire el volante a la derecha volviendo a la normalidad, las llantas revotaron en el piso y girando el volante frene a metros de Akim, ganándole.
La sonrisa en mi rostro era evidente, el sabor al triunfo siempre es grato, me gire para ver a Alek y me tope con su rostro, enredo su mano en mi nuca tirándome hacía él, mande a la mierda el temblar de mis manos por la presión ejercida en el volante y me pase por los asientos para quedar encima de él, coloque mis manos en su cuello y mejillas, él las guio directo a mi culo masajeando y moldeando con brusquedad.
—¿Feliz por tu victoria?
—Seré más feliz cuando tenga a Darina arrodillada suplicando por su vida.
Soltó un bufido pesado sobre mis labios parando el movimiento de sus manos reposo su cabeza sobre el asiento cerrando con cansancio sus ojos, baje mis manos a su pecho sosteniendo de él, mirándolo con confusión.
¿Ahora qué?
—¿Qué?
—Después de matarla, ¿Qué harás?, ¿Volverás a tus viejos hábitos?
—No pienso matarla, al menos no por el momento. —Le hable con mi voz cargada de obviedad, creí que era obvio que me divertiría con ella un buen rato, no sería divertido degollarla apenas la tenga en mis manos, la gracia es verla retorcerse, suplicando por su vida, torturarla como tanto nos torturaron a nosotros.
—¿De eso se tratará siempre?, entiendo tu necesidad por venganza, la entiendo y en cierto punto la comparto, ¿pero qué pasará después?, ¿No piensas solo detenerte? —No pienso sobrevivir, las palabras se estancaron en mi boca, pero Alek pudo leerlas en mis ojos, ya que su mirada se ensombreció afianzando sus manos a mi cintura. —Desde un inicio dije que te ayudaría en tu venganza, Chavdar no me ha quitado tanto como a ti, pero tengo mis motivos, solo no quiero que la venganza te consuma Hela, quizás si lo...
—No. —Le negué retrocediendo con enfado al deducir lo que quería decir, me sostuvo evitando que pudiera retroceder.
—Es una opción Hela, la venganza no puede ser...
—Mi familia Alek. Mis padres, mis hermanos, Ai...Airón, mi libertad, mi vida, no es una que otra perdida, lo he perdido todo por culpa de él, todo, no me detendré hasta verlo reducido en nada, no me interesa si muero en el intento, lo destruiré.
——Hela—advirtió forzando su voz.
—Ese desde un principio ha sido mi destino, no puedes ni debes interferir en él.
—¿Morir vengándote es tu destino?, ¿Después de tanta mierda morirás así?
—No tengo más motivos para pelear por vivir...—Alek alejo sus manos de mi cuerpo tensando su mandíbula analizo mi rostro y al darse cuenta de la seriedad en mi mirada se acomodó mejor en el asiento desviando la mirada a la ventana.
—Bájate, nos esperan. —Su tono de voz fue monótono, tomándome desapercibida.
¿Ahora que mierda paso?
Me mantuve firme, pero él ni siquiera quiso mirarme, empleo fuerza empujándome para alejarse de mí y así poder abrir la puerta del auto y bajarse, dejándome dentro de aquel, con la confusión gobernando mi rostro, ¿se enojó por mi decisión de vengarme?, ¿Acaso él no quiere venganza?
Desvié la mirada por la ventana, viendo la espalda rígida de Alek. Akim y Aitor le conversaban alegremente, pero él tenía su mirada puesta en cualquier lugar menos en ellos, se molestó porque... ¿El pretende que...
—Que idiota...—Murmure bajando la cabeza sosteniéndome en el respaldo del asiento, siempre he tenido motivos egoístas para mi actuar y pensar, si no me beneficia, ¿para qué hacerlo?, después de la muerte de mi familia mi objetivo solo fue uno, proteger a Airón y morir peleando, obteniendo mi venganza, ya tuve mi motivo para vivir y murió por mi causa, no permitiré que Alek muera por mi culpa, no sé qué pasaría conmigo si eso pasará.
—Hela...—Ainhoa habló por el intercomunicador provocando que mis manos se agarrotaron, las miradas en el exterior giraron hacía mí esperando una respuesta, respuesta que no tenía intenciones de dar. —Blaz se acerca al punto de encuentro, no va solo.
Respire con profundidad acomodando mi cabello para mentalizarme que no puedo corregirme en mis palabras, que no puedo demostrar cuento me afecta e importa porque eso lo volvería un blanco para mis enemigos, lo usarían para torturarme, y ya soporté mucho viendo como destruían a Airón, no aguantaría ver como lastiman a Alek, sin desquiciarme por completo, no a él, no a él...
—Despliégate, busca sus francotiradores y dale las coordenadas a Akim, Adam y Aitor, que estén bien distribuidos para mayor alcance.
—Entendido. —La comunicación se cortó y yo me erguí en el lugar, infle mi pecho de aire para pasarme al que era mi asiento, saque el freno de mano, preparándome mentalmente para entrar en mi papel, la puerta del copiloto se abrió y en cuanto gire la mirada esperando ver a Alek me desilusione topándome con la mirada analítica de Aitor.
—Eres más idiota de lo que creí. —Aitor me negó en reproche y yo le rodé los ojos en respuesta para poner en marcha el coche, vi por el espejo como Alek se subía al McLaren con Akim, aprete las manos al volante pasando cambio para acelerar con cautela, me desvié del camino saliendo de la carretera para entrar a un camino de tierra, si bien, nunca he finalizado un intercambio con la mafia alemana, no me es ajeno como trabajan y se mueven, se cuáles son los puntos ciegos entre sus territorios, así que se perfectamente dónde dirigirme.
—¿En verdad no sabes sentir o eres tan bruta como para darte cuenta de que lo haces?
—Sabes la respuesta a eso.
—Bruta. —Lo mire mal y me sonrió con burla, se giró para mirarme mientras que yo me concentraba en esquivar los árboles para llegar a la zona desértica del límite terrestre.
—Si te pregunto, quién es el dueño de tu infierno Hela, ¿Qué responderías? —Alek, pensé al instante, pero aprete mis manos al volante evitando el decirlo, Airón fue el dueño de mi infierno por mucho tiempo, o al menos creía que lo era. — ¿Sabes lo que el siente por ti?
—¿Quieres torturarte?
—Hela te quiero, te respeto y admiro. Fuiste mi primer amor y obsesión, pero no puedo estar toda la vida enamorado de ti cuando sé que tú arderas una sola vez, cuando sé que ya estas ardiendo por alguien, por el aprecio que te tengo, espero no seas tan idiota como para negarte a sentir y ser querida, no le hagas lo que a mí Hela, no juegues con él solo por el miedo a sentir.
Frene el auto en medio de los árboles recargándome en el asiento, Aitor me miro al rostro con una sonrisa forzada para bajar y darme mi espacio, no jugué con Aitor por el miedo a sentir, él siempre dijo que un corazón no se confunde cuando se le habla con claridad, pero es mentira, aunque se le hable con claridad el corazón es sordo, muchas veces le dije a Aitor que yo no sentía nada por él, pero él se aferraba a la idea de que podía hacerme sentir, de que su amor bastaba para los dos y no era así.
Solté el aire reprimido y me baje del auto, Ainhoa informó que los objetivos estaban a menos de quinientos metros y nos dio las coordenadas de los francos alemanes, Akim, Aitor y Adam siguieron las indicaciones de Ainhoa, tomando sus armas y yo me gire para quedar a unos metros del auto, me cruce de brazos analizando mi entorno, los demás ya desaparecieron y puedo ver como el dron de Ainhoa se eleva flanqueándonos, sentí las pisadas a mi costado erizando mi piel, siento una punzada en las costillas por la necesidad de decir las palabras que tengo atoradas en el pecho.
—Alek...
—Akim. —Alek se presionó el oído ignorándome, abrí mi boca para hablarle, pero volvió hablarle a Akim por el intercomunicador solicitando información.
—Visualizo a cinco, los tienen en la mira, espero tus órdenes. —Le di una mirada de soslayo a Alek y avance en sentido contrario mirando a mi alrededor con aburrimiento.
—Eres su objetivo Hela—Informó Adam. Solté levemente la respiración sintiendo el alivio inminente.
Comencé a sentir las pisadas más cercas y siguiendo a mi oído eleve la mirada viendo a Blaz acercarse a nosotros siendo respaldados por dos hombres armados mire por sobre sus hombros analizando a sus guardias para notar un tercero el cual traía una metralleta colgada al hombro mientras arrastraba un cuerpo, la silueta delgada y esbelta me grita que ese es mi objetivo.
Me centré en Blaz, quien intercalaba su vista en mí y en Alek a mis espaldas, vi como sus labios se movieron con sutiliza para desviar su mirada a mí, me mantuve seria inexpresiva aunque ese movimiento no pasó desapercibido para mí.
—Franco derecho a ciento cincuenta metros cambió de objetivo—Informó Ainhoa y yo me tensé, tuve el jodido instinto de girarme en aquella dirección, pero me mantuve calmada, soy el centro de atención de Blaz.
—Aitor. —Hable curvando una sonrisa irónica para disimular la ansiedad, estaban enfocados en mí, el franco derecho se desvió a Alek.
—Lo tengo. — Blaz se detuvo a una distancia prudente de mí, analizando mi rostro con cautela, su labio se torció en una sonrisa siniestra y yo le incliné mi rostro en un saludo corto.
—No sé si sentirme ofendida o alagada por tus medidas de seguridad. — Di un paso hacia el frente siendo consciente del movimiento de sus guardias y franco tiradores.
—Precauciones básicas.
—Puedo preguntar ¿Cuántos apuntan a mi cabeza en este momento?
—¿Cuántos son necesario para matarte, Hela? — Ladeo su cabeza mostrando una sonrisa que molestó al hombre a mis espaldas que dio un paso hacía mí dejándome sentir su calor.
—Lo intentó una mafia y sigo aquí, espero no seas tan imbécil para intentarlo, no creo que quieras correr con la misma suerte que la ucraniana a tus espaldas.
—Lo dije, precauciones básicas.
—Innecesarias a mí respecta, solo es un intercambio básico, ¿no?
—Intercambio. —se saboreó los labios— Me preocupa no cumplas con tu parte del trato, ¿Qué seguridad me da de que cumplirás tu palabra?
—Nunca prometo lo que no puedo cumplir. —Le enarque una ceja y él me asintió con una sonrisa curva.
—No lo dudo, aunque igual me gustaría tener una garantía de que cumplirás, quizás tener a alguien de tu circulo, una rubia, española, con un culo precioso...—Oímos a Akim maldecir por el intercomunicador para posterior el ruido de una rama quebrandose, evitamos mirar, pero la sonrisa de Blaz se ensancho. —Supongo que la mira de Akim enfoca mi cabeza, ¿no? —Blaz se inclinó hacía mí y yo chasquee mi lengua elevando mis hombros.
—Tientas a tu suerte, coqueteándole a una mujer que está fuera de tu alcance.
—¿Tentaría a mi suerte seduciendo a la diosa de la muerte? —Dio un paso hacía mí y yo ladee mi rostro en una sonrisa cómplice, no sé qué demonios trama, irritando a Akim y ahora a Alek.
—Me gusta el poder Blaz, algo que claramente tú no tienes.
—Estas jugando del lado equivocado querida, siendo mía acabaríamos con la mafia ucraniana en minutos. —Alek soltó la respiración en una risa sorda, para negar con burla, se cruzó de brazos a mi espalda mirando de pies a cabeza a Blaz, como si se estuviera debatiendo la idea de mandar todo esto a la mierda y atravesarle el cráneo con una bala.
—Las mafias se equivocan al verme como un objeto que deben obtener para tener el poder, espero no seas tan imbécil como para confundir las cosas, un simple intercambio no quiere decir que seamos aliados, al final, siempre serás un objetivo que por el momento no es de mi interés.
—Eres un buen elemento Hela, eso no lo dudo, pero no te veo como un objeto. Aunque si como la señora de mi mafia. —Los intercomunicadores quedaron en silencio, lo único que se pudo oír fue la respiración sorprendida de Ainhoa, no me fue necesario girar el rostro para saber que los ojos de Alek estallaban en furia, la sola sonrisa de Blaz me confirmo que Alek estaba a punto de explotar.
—¿Me ofreces un lugar en tu mesa?
—Te ofrezco ser mi mano derecha Hela Petrov, no quiero que trabajes para mí, quiero que trabajemos juntos. —Analice su rostro con detenimiento, podía sentir la mirada de Alek en mi nuca intentando leerme los pensamientos, como si me estuviera recriminando por qué dudo, con Heiko y Sören muertos la mafia recae en Blaz, todo el poder de una de las mafias más grandes y temidas del continente, todo ese poder será suyo.
—No es inteligente tener a un Petrov a tu lado conociendo nuestra historia.
Conociendo lo que mi padre hizo hace veinte años atrás, no conociendo el poder que carga nuestro apellido y la arrogancia de quienes los portan.
—No cometeré los errores de mis enemigos Hela, yo no te secuestraré ni tendré en cautiverio, es una crueldad mantener enjaulada a una bestia deseosa por sangre y poder, te prefiero de aliada, no de enemiga, podemos conseguir muchas cosas trabajando juntos, con un simple intercambio te entregue a Darina, puedo darte mucho más de lo que te imaginas.
Al ver la duda en mi rostro el curvo una sonrisa y me di el permiso de bajar la mirada y dudar, necesito más, deseo más, más que simple poder, más que simples lujos, deseo recuperar lo que me fue arrebatada, y eso no podré hacerlo sola, necesito carnada en esta guerra, peones que den su vida a mi causa sin importarles morir en el camino, eleve mi mirada centrándome en los ojos de Blaz y a pesar de la advertencia pulsante de Alek a mis espaldas camine hacía él, con pasos firmes y mirada decidida, hizo un gesto con su mano para que se mantuvieran en calma, espero mi reacción con la tranquilidad de un depredador que acecha a su presa.
Me detuve frente a él, miré por sobre sus hombros y sonreí de lado.
—Partamos por Darina, Blaz. —Vi el brillo complaciente en sus ojos, es una oferta que me daré el lujo de meditar.
—Como guste, mi señora. —Inclinó su cabeza en un acto cómplice y en cuanto miro por sobre sus hombros el tercer hombre a sus espaldas dio pasos seguros hacia nosotros mientras que yo me regocije escuchando como unos pies se arrastraban, mis manos temblaron ansiosas, y puedo asegurar que mis ojos mostraron la euforia que me provoca esta situación.
El hombre se detuvo a un costado de Blaz con su mirada fija en mí, analizaba mi rostro con detenimiento, pero no me intereso, solo miraba a la delgada chica inconsciente, con una bolsa negra en su cabeza donde unos rizos azabache se asomaban.
—La droga que le dimos la mantendrá inconsciente un par de horas más. — Mire por sobre mis hombros en un indicación clara y Alek toco con disimulo su oreja mientras acomodaba sus armas para caminar en mi dirección y detenerse a mi lado, a los segundos el intercomunicador se abrió.
—Franco derecho a ciento cincuenta metros neutralizado. —Le di un asentimiento corto a Blaz y Alek paso caminando por mi lado para tirar del brazo a Darina, el guardia de Blaz la soltó y su cuerpo casi toca el suelo de no a ser por Alek que con molestia la tiro del brazo evitando que se cayera.
—Tendrás mi mafia a tu disposición, si aceptas. —Alek camino a paso confiado al auto y yo me quede analizando a Blaz, quien me inclinó la cabeza con condescendencia para que posterior lo hicieran sus hombres, dio un paso hacia atrás y se giró para alejarse de mí a paso seguro, tardaron unos segundos pero al final sus hombres también se giraron con sus espaldas rígidas, pero puedo asegurar que Blaz les ordeno no mirar atrás y permanecer seguros, no mostrar el miedo que los consume al darme la espalda.
Me gire escuchando las indicaciones de Ainhoa, desde un principio mi idea era clara, asesinar a los francotiradores y a los guardias de Blaz, dejarle en claro que un intercambio no le confirmaba una alianza, pero Alek me contrario, ordeno no asesinar, solo vigilar, Akim, Adam y Ainhoa cumplieron con la orden de Alek, sin sangre, no quiere más problemas con las mafias, Aitor por el contrario sabe al igual que yo, que si no matas, te asesinan, tuve que poner todo mi autocontrol para decirle que solo capturara a uno, sin asesinar, "Aún no", fueron mis palabras cuando me debatió que era estúpido confiar en Blaz y en sus hombres, confiar en que guardarían silencio.
Al llegar al bugatti mire la parte trasera y Darina no estaba, escuche la cajuela cerrándose y posterior a Alek caminando hacia el lado del conductor sacudiéndose las manos.
Le enarque una ceja y él me dio una mirada despectiva para subirse al auto.
—Ainhoa. —Balbucee por el intercomunicador.
—Franco izquierdo y derecho a tu posición no dan retirada, siguen en posición, tú eres el blanco.
—¿Blaz?
—Retirándose del lugar con sus escoltas. —Me subí al auto para notar la mirada de Alek puesta en mí, oí la voz de Ainhoa diciendo que los demás francotiradores se habían ido que solo esos dos quedaban,
—Espero tus ordenes Hela. —Aitor hablo por el intercomunicador, pero yo no desvié la mirada de Alek, en un claro "No desates el infierno", pero el infierno se desato hace tiempo.
—Mátalos. —Presioné el intercomunicador y Alek asintió desviando la mirada, pasaron un par de segundos y sentí el ruido de cuerpos cayendo, para posterior...
—Franco izquierdo muerto—Alek agacho la mirada al sentir la voz de Akim.
—Franco derecho muerto—me recargue en el asiento dejando que las palabras de Aitor resonaran en mis oídos, repitiéndome que son ellos o nosotros, ya perdí mucha gente en esta guerra y no permitiré que muera más gente.
Vi a Aitor caminar entre los arbustos arrastrando un cuerpo y en cuanto me miro me dio un guiño para dirigirse al McLaren, Alek encendió el auto y en cuanto fue a pasar cambio mi mano se direccionó a la suya, no lo mire, solo detuve sus movimientos mirando como Akim, Aitor y Adam se subían a sus respectivos vehículos.
—Mi lealtad siempre ha estado en mi apellido y familia Alek. Dije que sería capaz de dar mi vida por mi sangre—me gire para mirarlo a la cara, pero el miraba mi mano sobre la suya— no perderé más gente, pondré a quien sea por delante, pero no dejaré que mueran.
—Cuando murió mi padre—acaricio mi muñeca con su pulgar— jure que protegería a mis hermanos dando mi vida si era necesario, como a ellos, no te dejaré morir Hela.
Me dio una mirada sincera y yo la desvié a nuestras manos, desde hace mucho se había cerrado este pacto de vida. Sin saberlo yo sería capaz de dar mi vida por él, y él por mí.
Es el comienzo del caos abriéndose entre nuestras manos, palpándose en el aire con una clara promesa, sobreviviremos juntos, o no lo haremos.
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