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Capítulo 40.

Alek Schneider.

Una semana, ya había pasado una semana desde que llevábamos a Noruega.

Siete días desde que Hela se fue y no sé una mierda de ella. Estamos incomunicados, bueno, semi incomunicados. La casa es total y absolutamente diferente a la mansión Petrov, está es tan rustica, desprotegida, silenciosa y acogedora que nadie podría creer que Hela la diseño, no tiene lujos, ignorando el McLaren y resto de vehículos en el subterráneo, sus lujos son básicos, no carece de comodidad solo que aquí la tecnología no es abrumadora, es...normal. Tiene cinco habitaciones y no me costó para nada entender el porqué de tantas habitaciones siendo que es su propiedad y como bien recalco solo ella la conoce, añadió habitaciones pensando en sus hermanos, incluso en sus padres, cinco habitaciones e irónicamente yo escogí la de ella, sin saberlo me topé con la habitación con frigobar.

La casa es de un nivel donde al final están las cinco habitaciones, por el pasillo derecho esta la sala principal, una especie de biblioteca, una sala de seguridad y una bajada alternativa al subterráneo, en el pasillo izquierdo está la cocina y comedor con una mesa gigante de madera rustica, también tiene un bar con todos los tipos de alcohol que pudiera pedir, incluso tiene su propia bodega con licores añejos de años, y por último está su oficina, no sabía que teníamos tanto en común hasta que vi su librero y me sorprendió ver los libros de historia y del arte de la guerra, cada ejemplar que tiene en su oficina los leí en las tutorías con mi padre.

Me encontraba de pie frente al ventanal de su oficina con un vaso de whisky en mi mano admirando la vista al bosque. La nieve caía con tal calma que me estremecía la piel.

Revise cada rincón de esta casa, busque algún tipo de mecanismo de seguridad y nada, en verdad estamos totalmente desprotegidos aquí, pero idiotamente me siento seguro, tenemos un lago a los pies de la casa, con un muelle y jates a la mano. Los laterales y la parte trasera de la casa está rodeado de un bosque inmenso y el pueblo más cerca está a kilómetros y por lo que investigue solo residen adultos mayores, es relativamente una zona segura.

Pase el whisky por mi garganta y gire mi mirada al escritorio frente a mí, donde había un teléfono de pedestal, de esos antiguos de los que dejaron de fabricar hace décadas. Llevo planteándome el ocuparlo hace horas, en algún momento debo contactar a Iker, al salir de España deje bajo su responsabilidad el negocio de mi padre, al igual que la búsqueda de la bodega en Mónaco. Sigo con la intención de trasladar aquella bodega a España, sería mucho más sencillo mover las cuerdas a través de Iker.

Me senté frente al escritorio y admiré la vista a mi alrededor, era un poco más de medio día y el sol brillaba por su ausencia, el día estaba nublado pero gracias a la chimenea encendida el calor se desprende de las paredes.

La oficina de Hela era grande, espaciosa y elegante, tenía una alfombra de piel frente al escritorio, una colección enmarcada de dagas antiguas arriba de una repisa y Whisky añejo en la licorería, en este lugar sin duda estaba el rastro de su esencia en cada rincón.

Miré con fijeza el teléfono con mis dedos retumbando en la madera y me debatí si en llamarlo o no.

¿Podría ser rastreable la llamada?, ¿Se puede rastrear este vejestorio?

No lo creo. Hela no tendría un teléfono que fuera rastreable.

Hela en sí no tiene teléfono.

Iba a tomar el teléfono cuando la puerta se abrió de un golpe, mandando mi estado de paz y quietud a la mierda.

—Les dije que estaría aquí. ——Akim me señaló y alegremente camino hacia mí para sentarse frente al escritorio.

Axel y Adam entraron cerrando la puerta a sus espadas.

Axel se sentó en el otro asiento disponible y Adam se apoyó en la repisa para mirarme a brazos cruzados, solté un suspiro pesado y los analicé uno a uno.

—¿Ahora qué?

—Encontramos un juego de mesa y nos falta un jugador.

—¿Estas jodiendo? ——Mire a Akim entrecerrando sus ojos y me negó con seriedad.

—Te dejamos la ficha de la serpiente, creímos que te gustaría.

—Sí, está jodiendo. —Axel lo miro de mala manera y Akim borro su sonrisa para mirarlo con molestia.

—¿Qué quieren?

—¿Estamos seguros aquí? —Adam balbuceó mirándome a los ojos e instintivamente le asentí. —Bien, entonces me uno al plan de los imbéciles. —Señalo con pereza a Axel y Akim para que ambos le entrecerraran los ojos y lo miraran feo.

—Sea lo que sea, no.

—Oh vamos no seas aburrido, ni siquiera sabes nuestro plan.

—No saldremos—enumere— no iremos de fiesta, ni nos subiremos al jate para recorrer el lago, no jugare como los críos con ustedes, no pienso sentarme frente a la chimenea a contar historias, y no, no se subirán al McLaren. —Axel y Akim se cruzaron de brazos a modo caprichosos y fue Adam el que soltó una risa áspera mirándolos con burla.

—Bueno, nos queda un solo plan. —Siseo Axel mirando a Akim quien pareció recordarlo y asintió mirándome con maldad.

—Nuestro hermanito está deprimido. —Me hizo un puchero y yo pensé en tomar una de las dagas de Hela y apuñalarlo.

—Si piensan joderme salgan de...

—Esta amargado, solitario y triste. —Axel se le unió y los mire con molestia, ¿desde cuándo se unen en mi contra?

—Necesita un poco de distracción.

—En serio, ¿tú también? —Mire a Adam y él me elevo los hombros restándole importancia.

—No tengo nada mejor que hacer.

—¿Recuerdas como superábamos las penas en la adolescencia?

—Akim ya no tenemos quince años.

—Pero seguimos sintiendo pena, ¿no?

—Estoy demasiado ocupado como...

—Nos emborracharemos. —Akim golpeo el escritorio y me hablo con autoridad—Siempre que nos metíamos en una pelea, o reprobábamos alguna asignatura—miro a Axel—nos emborrachábamos para pasar los malos ratos, Adam era muy pequeño y no logro vivir esos maravillosos momentos con nosotros así que como buenos y responsables hermanos mayores debemos emborracharlo por primera vez y hacer que olvide toda esta mierda al menos por un rato, y eso te incluye, no sería una tradición si no estamos los cuatro. —Se cruzo de brazos y mire a los otros dos en la sala, Axel me asentía con convicción y Adam parecía más divertido que de costumbre.

—¿Quieres emborracharte?

—No tengo nada mejor que hacer así que—repitió acercándose a nosotros con desinterés—¿Cuándo bebemos entonces? —Los tres me miraron simultáneamente y rodando los ojos llegue al teléfono en una esquina del escritorio, tamboree los dedos sobre la mesa y chasqueando mi lengua mirando a mis hermanos.

—Debemos...

—No, no debemos, lo único que debemos es emborracharnos.

—Debemos llamar a Iker, comentarle el estado de Ainhoa y pedir información sobre el negocio de papá, tenemos más responsabilidades que sentarnos a beber.

—Bueno ya. Llámalo dile como está la rubia y vámonos a beber. — Sentencio dando un golpe sordo en la mesa, a lo que Axel y Adam asintieron pero yo dude, como llevo haciéndolo desde que estoy en esta oficina, quiero paz y si esta llamada me la quitara prefiero no hacerla.

—¿Qué pasa?

—Y si...

—Alek, espera —Akim me detuvo moviendo su mano— si estás pensando de más y viendo las posibilidades de que todo salga mal, olvídalo, solo toma el teléfono y llama sin pensar tanto el asunto, si nos vamos a la mierda nos vamos y listo, pero deja de pensar tanto.

—¿Crees que puedan rastrear la llamada? —le asentí a Axel sobre analizando las cosas—¿Se puede rastrear esta antigüedad?

—¿Siquiera sirve?

Adam levanto el teléfono y al oír los pitidos, todos asentimos, sí, si sirve, me lo entrego y analizándolos a los tres marque el numero directo de la oficina de Iker, tantas veces marcando ese número que me lo memoricé, lo puse en altavoz y espere pacientemente a que él contestara.

Los cuatro teníamos la mirada puesta en el teléfono sobre el escritorio, uno, dos, tres pitidos y nada, cuando pensé en cortar respondió;

—¿Qué?

—Xavier dame pásame con Iker.

—¿¡Alek!? Chillo y los cuatro rodamos los ojos. —¿¡Donde carajos están!?, ¿Cómo está mi hermana? Mire a Akim y él me sonrió con complicidad.

—Pásame a Iker, Xavier.

—Han pasado muchas cosas desde que se fueron, nos agarramos a tiros con los numerales de Heiko, ¡Heiko!, ¿Supieron lo que...

—Xavier. —Me tense apretando la mandíbula, mientras que los otros tres idiotas tenían una sonrisa burlona en el rostro, claro está que les encanta verme fastidiado.

—¡Oh también...!

—¿Con quién hablas? Oí la voz de Iker y por las pisadas tras la línea noté que caminaba hasta el teléfono.

—Es Alek, estaba por contarle que...

—¿Alek?, ¿Dónde mierda están?, ¿Dónde está mi hija?

—No te diré dónde estamos y Ainhoa está bien, todos estamos bien, no puedo hablar mucho con...

—¿Alek?

Los cuatro nos erguimos de golpe frunciendo el ceño y mirando el teléfono, nos dimos una mirada rápida entre nosotros para comprobar entre todos si habíamos oído esa voz o era una ilusión de nuestras cabezas.

—¿Hola?

—¿Ma...mamá? —Akim susurro atontado y en cuanto el grito emocionado de mamá resonó en el altavoz del teléfono sentí como si un peso se me desprendiera de los hombros.

—¿Cómo es que...

—¿Axel, Adam, están bien?, ¿Todos están bien?

—Todos bien mamá. —Axel respondió con una sonrisa pero mamá no quedo tranquila hasta que escucho la voz de Adam y volvió a gritar por la emoción la escuche soltar sollozos y tardo varios minutos en calmarse, incluso oí como Iker intentaba consolarla.

—Mis bebes no saben cuánto los he extrañado.

—Y nosotros a ti mami. —A Akim le tembló la voz y a mí se me acelero el corazón al oírla llorar.

—¿Tú estás bien? —pregunte—lo último que supimos de ti fue que estabas en Libia, que los numerales de Chavdar te emboscaron y saliste herida.

—Fue Heiko. Llevaban meses siguiéndome, ¿Pueden explicarme porque Heiko nos está persiguiendo?

—No sé—restregué mis sienes— estamos investigando eso, ¿Cómo fue que llegaste con Iker?, creí que después de lo que paso en Libia desconfiarías de él.

—Sigo sin confiar del todo—siseo con recelo y no pude evitar sonreír— me encontré a cierta amiga suya en Bulgaria que me sugirió venir con Iker.

—¿Amiga?, ¿Qué amiga? —Pregunto Akim y por la risa burlona que soltó mi madre no me costó mucho entender hacía donde iba su esto.

—Hela Petrov, ¿Les suena el nombre?

—¿Te la encontraste en Bulgaria?, ¿Cuándo?, ¿Cómo? —Adam hablo desde la confusión, siendo que todos estaban igual, mientras que yo solo podía mirar el teléfono sin emitir palabra alguna.

—Supongo que ya saben que los carteles y bandas pequeñas se están tomando las bodegas de su padre para hacer crecer sus negocios, ¿no?

—Algo de eso supimos.

—He pasado meses recuperando las bodegas, tomando el control personalmente debido a eso llame la atención de Heiko y supo perfectamente donde encontrarme, creí que lo había perdido pero me siguió hasta Bulgaria, donde me hicieron una encerrona en un bar, estaba perdida, eran demasiados, me encontraba haciendo un negocio con unos desertores cuando irrumpieron y todo fue un caos, no tuve la oportunidad de huir cuando la mafia ucraniana llegó, fue cuando vi a la querida Diosa de la muerte, había oído rumores de que ella los estaba cazando, nunca imagine que estuviera viva y encima trabajando para Chavdar.

—No trabaja para él. —Corregí con mi voz tensa. Mis hermanos me miraron y la línea quedo en silencio, pero pude sentir la sonrisa de mi madre creciendo, como acomodaba su cabello y se preparaba para hablar.

—Lo sé cariño, su apellido carga con mucho ego como para trabajarle o pertenecerle a alguien. Tuvimos una conversación bastante...amena. —hubieron amenazas seguramente—Fue ella la que me ayudo a escapar del bar y me dijo que viniera con Iker, que él me mantendría a salvo y me ayudaría en todo lo que necesitaba. Me recargué en la silla y desvié la mirada a la ventana, se encontró a nuestra madre y... ¿no pensaba decirme que estaba bien? —Alek—mire el teléfono—lo has hecho bien cariño, tu padre estaría orgulloso de ti.

Baje la mirada a mis manos e ignore la mirada conmovida de mis hermanos, que me repita estas palabras cuando no estemos hasta la mierda de problemas, cuando ellos por fin puedan ser libres y nadie quiera asesinarnos.

—Antes de salir de España, con Iker estábamos viendo la posibilidad de trasladar la bodega de Mónaco a Salamanca, para poder manejar parte de los negocios de manera presencial.

—Me lo comento, lo estamos analizando. Oí que Heiko ataco zona blanca, ¿fue por ustedes?

—Nos estábamos quedando en la casa de seguridad de los Petrov en Suecia, cuando Heiko dio con nosotros y nos atacó.

—Hijo de puta—siseo Iker tras la línea junto a mamá.

—¿Lograron salir todos bien?

—Saltamos por una cascada mami. —Akim le lloriqueo y automáticamente los tres rodamos los ojos.

—¿Dónde están ahora cariño?, ¿Están seguros?

—Estamos en la casa de Hela, seguros por el momento.

—¿Y Hela esta con...

—No—negué mirando mis manos—ella se fue a Ucrania, su hermano...

—Lo sé, Iker me puso al día, ¿Qué piensas hacer ahora?, ¿Dónde irán?, ¿Volverán a España?

—Por el momento nos quedaremos aquí, aún no sanamos por completo del último ataque, una vez llegado el momento veré que hacer, pero de volver a España no lo creó, sería un movimiento muy predecible.

Mis hermanos comenzaron a contarle lo que hemos vivido a mamá y ella se lamentaba, sorprendía e incluso se reía, cuando Akim estuvo a punto de decirle que Axel había embarazado a Noemí fue donde él le negó cambiando el tema abruptamente mencionando que Iker podría hablar con Ainhoa, así que le dio la idea a Akim de que fuera por ella, hablaron por minutos, llenos de risas y lloriqueos, yo no intervine en ningún momento solo me quede analizando la voz de mamá, su cálida y dulce voz y por primera vez en meses sentí que por fin algo iba bien, mamá ya está con Iker, esta resguardada, segura y sé dónde está.

—Alek.

Me llamo y yo bajé la mirada al teléfono como se mantuvo en silencio y por su tono de voz entendí que quería hablar solo conmigo, descolgué el teléfono para guiarlo a mi oído y oír solo yo a mi madre, no tuve que decirle que la escuchaba cuando comenzó a hablar.

—¿Confías en ella? Pensé en darle una respuesta vacía o abierta, pero ella me conoce tanto que sería inútil mentirle.

—Sí.

—Entonces ayúdala. No la conocía, pero conocí a sus padres y su lealtad siempre ha sido hacia los suyos, ella iba por mí Alek, los ucranianos iban por la Schneider en el bar y ella me protegió como los protege a ustedes, me dejo ir arriesgándose, si necesita ayuda, dásela, Iker está en deuda con ella, tiene filas a su disposición y nos tiene a nosotros, con Airón fuera, Chavdar se queda con armas menos, si realmente confías en ella ayúdala a recuperar a su hermano y ser libres.

—No es tan fácil como parece.

Lo sé cariño, si lo fuera no sería divertido, ¿no? —sonreí— Alek, Ich mag sie.

<<Ella me gusta>>

Siseo con una voz suave y yo no pude evitar bajar la mirada y sonreír, se me aceleró el jodido pulso cuando las palabras se deslizaron de por mi boca.

—Und ich.

<<Y a mí>>

La sentí suspirar y vi como la puerta se abrió dejando ver la melena rubia de Ainhoa, me despedí de mamá para darle el teléfono a mis hermanos y que lo hicieran también para así darle vía libre a Ainhoa para que conversará con Iker. Me puse de pie ofreciéndole mi asiento y en cuanto ella se sentó los cuatro salimos de la oficina dejándola sola.

Akim cerró la puerta a nuestras espalda y los cuatros nos miramos, dos de nosotros tenían una sonrisa de oreja a oreja, mientras que a Adam le brillaban los ojos pero permanecía inexpresivo, por mi lado podía sentir que por fin respiraba, por fin lo hacía, respirar tranquilo.

—Ahora sí, vamos a beber. —Señalé con mi cabeza para que camináramos y Akim soltó un gritito lanzándose encima de mí, si bien las heridas ya no sangran siguen doliendo y más cuando se me ata al cuello como si tuviera diez años.

—No me hagas golpearte. —Lo amenace y se alejo de mí, pero antes de que pudiera preverlo sostuvo mis mejillas plantándome un beso húmedo en la frente, puse cara de asco combinada con molestia y unas ganas grotescas de partirle la cara. —Vamos a emborracharnos Alekcito.

Me dio un puñetazo en el hombro y pasando su brazo por el cuello de Adam se lo llevo malhumorado y asqueado hasta el final del pasillo, acomode el cuello de mi camisa soltando los puños para soltar un suspiro sonoroso y mirar a Axel.

—Si planeas besarme, te advierto que te daré un puñetazo. —Me negó con una sonrisa forzada y ambos seguimos a nuestros hermanos que se dirigían a la sala principal donde estaba la chimenea encendida y el bar.

—No me había puesto a pensar que debía contarle a mamá. —Me susurro y yo cerre con sutileza mis ojos, ¿Desde cuándo soy don consejos?, ¿Por qué demonios recurren a mí por ayuda?

—No tienes quince años, ¿Te asusta que te castigue por no mantenerla quieta? —Le rodé los ojos con sátira y me dio un empujón con su puño.

—No. Pero sigo siendo uno de los menores, tú vas a cumplir veintisiete y...

—Axel la edad no tiene nada que ver, seré el mayor pero no por eso ustedes tendrán que esperar a que yo siente cabeza para hacerlo, si te sientes listo para convertirte en padre y crees tener la madures suficiente ve y díselo a mamá, porque lo hagas o no en algún momento se enterará, ya sea cuando te vea con un crio en brazos o con una embarazada al lado y créeme será mucho peor si se entera de esa forma.

—Si papá estuviera aquí me obligaría a casarme. —Restregó sus sienes y ambos giramos hacia la sala principal donde Akim y Adam ya comenzaban a beber.

—Por no usar condón. —Le recrimine y me lanzo una mala mirada.

—Se me olvido solo una vez, ¡Solo una! —Señaló con su dedo en modo Akim, haciéndome rodar los ojos con burla, me apoye en la barra y Adam deslizo dos vasos hacia nosotros y el primero en beberlo por completo fue Axel, para girarse hacia mí y señalarme con el ceño contraído. —¿Acaso a ti nunca se te ha olvidado?

—¿Olvidado qué? —Se incorporo Akim metiéndose una aceituna a la boca.

—Usar condón. —Axel lo miro un par de segundos para volver a mí, mire mi trago y la botella y le eleve los hombros para ingerir el ron.

—Soy precavido.

—¿Precavido? —cuestiono— esa noche fui a tu habitación por condones y no encontré, ¿Qué clase de precavido no tiene condones? —Me increpo molesto y yo me gire hacia él ahora si poniéndole atención.

—¿Revisaste mis cosas?

—Primero revisé la de Akim pero no encontré una mierda, ¿Cómo no tienen condones de refuerzo?

—Existen otros métodos hermanito, como venirse afuera por ejemplo.

—Si bueno, ese método me dará un hijo así que no es efectivo. —Axel le dio una mala mirada a Akim y le estiro el vaso a Adam para que lo volviera a llenar.

—La abstinencia es una...—Los tres giramos el rostro a Adam quien al darse cuenta del calibre de nuestras miradas cerro la boca y nos negó. —Primitivos. — Susurró ahogándose con su trago.

—Se trata de comunicación, están los anticonceptivos...

—Inútiles, Noemí los tomaba y ya sabes lo que paso. —Suspiro recargándose en la barra dando lastima, nos lo quedamos mirando y cuando pensé en ignorarlo para seguir bebiendo, Akim y Adam me dieron una mirada significativa para señalar a Axel con la cabeza, quien seguía bebiendo con sus brazos estirados en la barra.

—¿No lo quieres tener? —Pregunte seco y Adam con Akim me rodaron los ojos para darme una negativa.

—Si lo quiero, es solo que...nada olvídenlo, dame otro. —Estiro nuevamente el vaso hacia Adam quien no perdió tiempo en servirle.

—Tienes miedo, ¿no? —Akim le enterró el dedo en la mejilla y yo me senté en el taburete esto viene para largo.

—No me da miedo ser padre, me da miedo no llegar a serlo, la hice saltar por una cascada y casi...casi lo pierde, no sé si...

—Axel no están solos en esto, tanto tú, como nosotros estamos emocionados por ese bebé—Adam miro con cara de espanto a Akim, pero él lo ignoro para seguir hablándole a Axel—no dejaríamos que nada malo les pasara ni al bebé ni a la castaña, ya son parte de nosotros.

—Mientras esta casa siga siendo segura trataremos de movernos lo menos posible, si vemos que las cosas se complican mucho tendrá que irse con Iker y mamá. Si volvemos todos a España llamaremos mucho la atención, no podemos...

—Lo sé—susurro Axel— lo he estado pensando y sé que es la mejor alternativa, pero quiero vivirlo, ¿Saben? —nos miró— sonora estúpido pero quiero vivir esto con ella, ver como crece su vientre, acompañarla a las ecografías, sentir cuando se mueva por primera vez, no lo sé, ser su apoyo.

—Si, suena estúpido. —Adam lo miro con asco y Akim le enterró el codo en las costillas sin disimular.

—No suena estúpido, es lo que se debe hacer, ¿no?, se supone que es algo lindo, los vómitos, los cambios de humor, que te odie por temporadas y tengas que dormir con un ojo abierto por el miedo a ser apuñalado en el miembro a medianoche...

—Es lo que tienes que hacer—interrumpí las imbecilidades que Akim decía— es tu hijo, tuyo, tienes todo el derecho a vivir todo este proceso, y no seré yo quien te lo impida, solo quiero que seas consciente que el que Noemí se vaya a España siempre será una opción.

Jadeo desordenando su cabello para erguirse y darnos una mirada, nos sonrió y elevo el vaso.

—Por los desastres de engendros que somos. —Akim elevo el vaso con una sonrisa y nuevamente tuvo que darle un codazo a Adam para que lo elevara con mala cara.

—Aclaro que ustedes son los desastrosos. —Nos miró de mala manera y levante mi vaso curvando una sonrisa, dimos un brindis para tomarnos el trago de un golpe. Adam sacudió su cabeza y Akim hizo sonar su boca, los únicos que evitamos expresiones fuimos yo y Axel.

—¿Qué hacen? —

Miramos a la entrada de la sala al sentir como se cerraba la puerta de entrada de la casa donde Aitor apareció con su cabello escarchado por la nieve y con sus manos temblorosas.

—Bebemos, ¿Dónde...

—¿Qué celebramos?, no, no me digan, no necesito motivos para emborracharme. —Se saco la chaqueta tirándola al piso y camino feliz de la vida hacia nosotros, bajo los tres peldaños llegando al centro de la sala para detenerse unos segundos en la chimenea y remover las brasas con un fierro, tomo una leña seca y la lanzo dentro de la chimenea avivando la llama.

—¿Dónde andabas? —Adam le pregunto tomando un vaso de la repisa para llenarlo de Bourbon.

Akim lo quedo mirando con su ceño fruncido a más no poder, mientras que Aitor se acercaba a nosotros recibiendo con una sonrisa gustosa el vaso que mi hermano le estiraba.

—Partiendo leña, se avecina una tormenta y necesitaremos más troncos secos, ¿Por qué? —Le enarco una ceja recargándose en la barra y la incomodidad bailo a nuestro alrededor, se miraban fijamente mientras que Adam bebía ron con naturalidad y Aitor lo miraba con verdadera fascinación.

—¿Y ya partiste lo suficiente?, porque vi unos árboles que se veían interesantes. —Akim lo miro de mala manera y por fin despegaron su juego de miradas, vi de reojo como Axel seguía bebiendo, pasando la incomodidad y yo sacudí mi cabeza recargándome en el taburete concentrándome en mi trago.

—Tendremos como para dos o tres noches más, esperemos que la tormenta no dure tanto.

—Dijeron que duraría una semana, deberías ir por más leña.

—¿Así?, ¿Quién lo dijo?

—Alek. —Me señalo y casi me atraganto con el ron, mire a Akim con un claro No me metas en tus mierdas pero me miro con advertencia y suplica señalando con su cabeza a Adam y apretando mi mandíbula gire la mirada a Aitor.

—Lo escuche en la radio.

—No sabía que teníamos radio.

—Veo que no sabes muchas cosas. —Susurro Akim y yo rodé los ojos, miré a mi costado y Adam sonreía con su mirada agacha, sonreía por los comentarios de Akim, vaya cosa, primera vez que veo que esto pasa.

—Yo vine a beber para relajarme, no para terminar con dolor de cabeza, así que beban y cállense. — Axel reclamó señalando a mis hermanos para tomar la botella de ron y servirse el solo.

—Si, tienes razón. —Balbuceo Akim dándole una mirada indignada a Aitor.

—¿Contamos historias de...

—No. —Le negué señalándolo para ponerme de pie y rebuscar en la barra. Encontré un whisky y me llevé la botella hacia un costado de la chimenea, la deje sobre un mesa para centrarme en el sonido del fuego.

—¿Podemos usar el McLaren?

—Que no. —Akim llego a mi costado con una botella de Bacardí y enseguida llego Axel con su botella de ron y Aitor junto a Adam con el bourbon, no tendrá mecanismos de seguridad pero el bar está lleno, algo es algo.

—Yo digo que tomemos el McLaren y el Audi y hagamos unas carreras. —Aitor paso sacudiendo su botella para centrarse en el fuego preocupado para que no se apagara, con una palilla escarbo acomodando la leña.

—¡Si! —se emocionó Akim— una vuelta a la redonda quien gana.

—Ninguno, porque no lo harán.

—Ganaría el McLaren. — Adam me ignoró tomando directo de la botella.

—No ganaría ninguno. —Los cinco desviamos la mirada a la voz femenina que entraba en la sala, viendo a Ainhoa que caminaba hacia nosotros con su pies a la arrastra y de brazos cruzados. —Por la nieve, la fricción y la velocidad se volcarían en la primera curva. —Llego a la barra con clara mueca de cansancio. Se demoró más de un minuto en caminar menos de dos metros.

—El McLaren lo ganaría.

—Es un auto de carreras—Ainhoa miro a Adam con incredulidad—pasa de cero a cien kilómetros en dos punto ocho segundos, en una carrera normal, el McLaren le ganaría al Audi, pero con nieve —negó— apostaría por cual se vuelca primero.

—La princesa española sabe de coches.

—¿Solo la Diosa de la muerte tiene permitido el buen gusto en autos? —Ainhoa tomo una botella de tequila de la mesa y se sirvió un Shot.

—Me arriesgo, quiero conducirlo.

—¿Conducir qué? —Noemí apareció tapada con una manta hasta la cabeza y los seis nos giramos para mirarla de mala manera, al instante nos frunció el ceño y levanto sus manos. —Tengo hambre y si nadie se digna en preparar comida no pienso morirme de hambre.

Nos señaló de forma acusadora y yo mire a Akim, quien se supone era el encargado de la comida, al notar mi mirada se empino la botella y camino hasta el otro extremo de la sala.

—Yo puedo cocinar si quieren. —Aitor saco el fierro del fuego para dejarlo a un lado, se puso de pie y sacudió sus manos dándonos una mirada de seguridad, cuando era claro nuestro gesto de "¿Tu cocinas?" —Trataré de no sentirme ofendido por sus miradas, pero si, si cocino, soy un mercenario con responsabilidades domésticas, ¿se creen que despilfarro mi dinero...

—Despilfarras tu dinero.

—¿Quieres comer o no? — Aitor señalo a Noemí de forma desafiante y ella asintió caminando hacia mí hermano.

—¿Qué se te antoja?

—Uy carne—sonrió Noemí sacudiendo la mano de Axel— papas, pan de ajo, uy, uy pollo asado y una cerveza...

—¿Cerveza? —Axel la miro hacia abajo frunciendo el ceño y ella le sonrió con dulzura señalando con sus dedos que sería un poquito.

—Muero por un sorbo.

—Si...no creo que sea conveniente en...

—Me emborrachaste estando embarazada.

—No sabía que lo estabas.

—Bueno un trago ahora que lo sabes no hace mucha diferencia.

—Claro que la hace...

—Solo un traguito—se columpio en su mano—chiquitito.

—No es buena...

Axel quedo a media palabra y yo a medio trago cuando la puerta principal fue abierta de un golpe poniéndonos a todos a la defensiva.

Aitor saco el arma de su pantalón y yo de mi chaqueta, quedando en un silencio donde no se oía nada más que el fuego y el ruido exterior.

Fueron minutos de silencio e incertidumbre donde Axel cubría a Noemí con su cuerpo, al igual que Akim a Ainhoa, y yo me daba miradas con Aitor mientras avanzábamos por la sala dispuestos a enfrentarnos a lo que sea, pero...no paso nada. Creí por un segundo que había sido el viento, idiotamente pensé en confiarme y bajar la guardia, pero los pasos que oí me confirmaron mi error, levanté el arma en dirección a la entrada de la sala al tiempo justo que vi una melena negra y un cuerpo enmarañado aparecer chocando con el pilar principal.

Baje al instante el arma al instante al reconocer el cuerpo cubierto de sangre que apareció en mi campo visual, baje el arma, pero...unas alarmas diferentes se prendieron en mi cabeza. Ese cuerpo...era...

—¿Hela?, ¿Qué...qué demonios paso? — Noemí dio un paso hacia ella, pero Axel la detuvo al ver la expresión corporal de Hela. Fue cosa de instinto, todos dimos un paso hacia atrás al ver la forma en que la caminaba, respiraba, la forma en la que su aura entro como un halo de oscuridad pudriéndolo todo nos...nos cortó el aliento.

Su...cuerpo estaba...muy herido...estaba cubierta en sangre, cubierta de pies a cabeza y por la forma en la que respiraba y movía podía apostar que esa sangre, al menos la gran mayoría era de ella.

Entro a la sala principal y fue como si mi alrededor temblará ante una nueva y desconocida amenaza. Paso caminando por en medio de la sala dejando un rio de sangre, ignorando absolutamente todas las miradas, ella...en ningún momento elevo la mirada del piso, en ningún momento pude ver su rostro, su cabello mugroso, desaliñado y opaco se le pegaba al rostro, ya ni siquiera era negro azabache, era una mezcla de colores entre la sangre seca y tierra pegada.

Paso por en frente de mí tomando la botella de Bourbon que Aitor había dejado sobre la mesa de centro y solo cuando se detuvo para empinársela, pude ver su rostro y...mis pies se arrastraron involuntariamente hacía atrás.

Lagrimas.

Ella...estaba...

Llorando...

—¿Qué...fue lo...

En cuanto Noemí dio un paso hacia ella, el rostro de Hela se contrajo y lo que vi en aquella expresión no fue nada...nada más que...que dolor.

Soltó un grito que hice a todo el mundo retroceder, menos a mí...que estaba paralizado, viéndola. Lanzo la botella con la mitad del contenido a la chimenea avivando ese fuego provocando que todos los que estuvieran cerca se alejar de ella.

Hela...ella...no dejo de gritar, no unos gritos de ira eran unos gritos tan desgarradores que...que parecían le rompían el cuerpo, ese...ese frágil y débil cuerpo que por primera vez veo, sin caretas, sin muros, sin barreras, sin protección, desprotegida, quebrandose, cayéndose a pedazos.

Como un huracán arraso con todo obligándonos a retroceder, rompió los muebles, despedazo los ventanales, arrojo mierdas a la chimenea, contra la pared, se...se destrozó ella, gritando, golpeándose el pecho, llorando a gritos que suplicaban una contención que...que no podía darle por...por lo paralizado que estaba.

Toda la sala quedo irreconocible, una mancha borrosa de destrucción y sangre, como lo que era ella.

Con el fierro destrozó la repisa encima de la chimenea arrojando frascos y adornos al piso haciéndolos mierda, junto a sus gritos. Tomo la botella de tequila que Ainhoa dejo en la repisa y se la empino ahogando sus sollozos, pero no sus espasmos, su boca silencio sus llantos, pero su cuerpo seguía arqueándose, como si llevará un...un dolor interno tan grande qué...

No...

Un...un vació me golpeo el cuerpo al verla, al verla y entender el motivo de agonía...

—Hela tienes que...

Volvió a gritar para girarse y lanzar la botella de tequila dentro de la chimenea provocando que el fuego aumentara. No hubo cese, no dejo de romper las cosas ni de gritar hasta que todo quedo reducido a cenizas, los sofás, las repisas, el piso, todo, todo era un desastre, lanzó la mitad del fierro a la chimenea, perdiéndose, perdiendo la mirada en la espada enmarcada sobre la chimenea.

Su...sus hombros cayeron sin fuerza hacía abajo, y...y dejo de gritar, solo...se perdió mirando esa espada por minutos, sufriendo espasmos, soltando sollozos que me destrozaron el pecho, sus manos se soltaron, su cabeza cayó hacía atrás sin fuerza y se rompió.

Cayó al piso arrodillada, sin fuerza, sin deseo ni voluntad de seguir peleando, lo veía en su rostro, en sus ojos perdidos, vacíos y carentes de vida, ella...no quería seguir respirando.

Cerró con fuerza sus ojos y su cuerpo se arqueo, se presionó tan fuerte el pecho y lloró...se destrozó en llantos, en agonía, vi...vi a una Diosa caerse a pedazos. No podía soportarlo, el cuerpo entero me temblaba, me dolía verla así, sentir ese dolor en sus llantos, ver esas lagrimas incesantes caer, no las quería, pero...cuando di un paso hacía ella, su voz...me llegó como un susurro traído por el viento, un susurro débil, inestable, ronco, fracturado.

—Fue...fue...mi culpa. —Lo repitió una y otra vez balanceándose en su lugar, golpeándose el pecho, jalándose el pelo, llorando a gritos.

—¿Qué...qué...paso Hela? — Aitor dio un paso hacia ella y antes de que pudiera acercarse más, Hela se...se sacó la chaqueta, congelando el mundo a mi alrededor.

Nunca...nunca había sentido un dolor así, una ira así, ni cuando murió mi padre sentí está clase de dolor, de impotencia de...de ira. Arrojo la chaqueta al piso e inconscientemente di un paso hacía ella al ver que los golpes eran más de los que creía, que quizás la sangre que la cubría si le pertenecía por completo a ella, que la jodieron tanto por fuera, como por dentro que se le haría imposible sanar sin perderse en el proceso, sin...

Dejo caer sus manos y al ver...la piel...quemada de su muñeca mi visión se tornó roja, ¿Qué...qué...coño le hicieron?, ¿Qué...qué...le hizo ese hijo de...

—N...no. —Aitor al notar la marca en su muñeca la miro balbuceando con su garganta apretada, Hela no lo miro y él comenzó a negó y negó mientras que sus ojos se volvían cristalinos. —Hela, dime que...

Hela tiró su cabeza hacia adelante y lloro, lloro cual niña con el corazón roto, su cuerpo cayó sin fuerzas hacia adelante y volvió ese llanto un grito que hizo vibrar mi alrededor, un alrededor sombrío, pasmado, que...que comenzaba a asimilar lo que estaba pasando.

Aitor giro la mirada a Noemí y en cuanto le cayeron las primeras lagrimas Noemí negó aferrándose al pecho de Axel.

Ya...ya la realidad comenzó a azotarnos, lo...lo perdió...Hela...la acaban de arruinar...le quitaron todo...la jodieron...

Tragando con dificultad el nudo que tenía en mi garganta camine hacia ella con el objetivo claro, si ya no tiene estabilidad ni motivos, seré su estabilidad y le buscaré un nuevo motivo para que siga peleando, estaba...por llegar a ella para sostenerla cuando se puso de pie y de dos zancadas llegó a la chimenea cortando el impulso de mi reacción, saco el fierro hirviendo de la chimenea y soltando un gruñido ronco presionó el extremo hirviendo a su muñeca ya quemada.

Me bloquee por segundos, hasta que me pegó el olor a carne quemada y reaccione, y no fui el único porque junto a Aitor nos lanzamos contra ella para quitarle el fierro...pero...no pudimos.

Lo sostenía con una fuerza descomunal que incluso con Aitor no éramos capaces de quitárselo, no sin hacerle más daño del que ya se estaba haciendo, de su muñeca salía humo, le brotaba la sangre, chorreando el piso, el aroma, la forma en la que estaba gritando por el dolor pero no era capaz de soltar lo que la estaba matando, no hasta que sus piernas perdieron la fuerza y cayó al piso, solo así Aitor pudo arrebatarle el fierro y yo la sostuve, o intente hacerlo, porque me empujo golpeándome los brazos para que no pudiera tocarla.

El silencio que quedó en la sala una vez Aitor arrojo el fierro dentro de la chimenea fue...fue aterrador, un silencio donde ni siquiera los llantos ni gemidos de Hela podían oírse porque...ya no existían...su cuerpo seguía temblando, pero...pero parecía algo involuntario...porque...porque la forma en la que respiraba...o comenzó a moverse...me dijo que esto...era recién el inicio de mi caos.

—¿Airón, él...

—Está muerto. — Jadeo, soltando un suspiro que no mostró absolutamente nada, el dolor, la agonía y el sufrimiento que mostraba su cuerpo y expresión hace apenas unos segundos...ya no estaban, miré su rostro, su perfil...sus ojos...y lo que vi en ellos...era vació...un vació profundo...oscuro...turbio.

Dejó estirada la mano quemada y aunque quise inclinarme para poder sostenerla, yo...no era capaz de reconocer a la mujer que tenía frente a mí, su voz, su mirada, no era ella, no era Hela, no era...la mujer que de verdad se estaba rompiendo por dentro.

—No—negó Noemí presa del llanto— no...no puede estar...muerto, sin él Chavdar no puede...

—Lo mató—tensó su garganta y a paso lento pero seguro se puso de pie—y todo por mi culpa. —Se puso recta en su lugar y con su mirada perdida se giró tomando una de las botellas de whisky de la barra.

—Pero... ¿Cómo?, ¿Por qué?, Airón...él le servía a Chavdar...

—No, —negó empinándose la botella, inexpresiva, sin lágrimas, sin emociones, sin...absolutamente nada—la que le servía era yo, la obediente, sumisa y fiel Hela, yo le servía pero, lo traicioné, jugué en su contra y como consecuencia perdí a mi hermano.

Destino su mirada a Aitor y a pesar de que estaba justo al lado de él no fue capaz de mirarme, me salto, ignoró mi existencia.

—¿Cómo...es que...escapaste?, ¿Qué...qué es...lo que...harás ahora? — Adam dio un paso hacia ella y por como Hela cerró sus ojos y tensó su mandíbula supe al instante porque desde que entro no nos miraba.

—Ahora, esperare a que tomen sus mierdas y se larguen de mi casa. — Empino su botella y en cosa de segundos todas las miradas llegaron a mí, me miraban en la espera de que hablará, de que reaccionará, pero solo podía mirarla y sentir su dolor, ese dolor...que no expresaba físicamente. Es...demonios odio verla destruirse así misma, odio ver esas jodidas lagrimas caer por ese rostro, odio ver el dolor en su expresión, pero prefiero eso maldita sea a la mascara de indiferencia que tiene puesta, prefiero verla romperse a pedazos a que callé toda está mierda y finja que puede soportarlo porque no.

Ella no...no puede con todo esto.

No sola.

—Estas...herida—susurro Noemí saliendo del silencio— déjame curarte las...

—¿Curarme las heridas? —sonrió sin ganas—¿Crees que suturándolas cambiaría algo? —la miro con desprecio para volver a ignorarla y concentrarse en su botella—Está es mi casa y ustedes ya no son problema mío. Lo único que los mantenía atados a mí era Airón, pero con su muerte ustedes dejaron de ser una ficha en mi tablero.

—Estas siendo irracional Hela, si quieres venganza nos necesitas, a todos. —Aitor la miro y Hela apretó sus puños tensando su mandíbula, estaba pálida y débil por la pérdida de sangre, ni siquiera sé cómo demonios llego aquí con el tamaño de sus heridas.

—No necesito a nadie. —espetó—Desde que decidí proteger sus culos me volví irracional, comencé a actuar sin pensar, los puse primero que a Airón y él...

—Nos estas culpando por una muerte que no cometimos. —Di un paso al frente y Hela bajo la botella apoyándola en la barra, no me miró, pero por su respiración su corazón se aceleró. —Nadie más que Chavdar es responsable de la muerte de Airón, ni nosotros ni tú, solo Chavdar Hela y te ayudaremos a...

Su mirada se dirigió hacia mí y me obligue a detenerme. Odio, eso era lo que había en sus ojos, un odio punzante y latente que iba dirigido a mí. Ella...nunca me había mirada así, ni siquiera cuando la insulte y dispare en el establo. No...porque ahora la...que me miraba no...era Hela, era la mujer que quería destruir, dañar, ella quería...quitarse todo ese dolor del cuerpo volviendo cenizas todo y...yo no estaba dispuesto a soportar eso.

—Me ordenó cazarlos y me desvié por lastima. Me dio una segunda oportunidad para llevarlos ante él, y preferí marcarlos para mantenerlos seguros. Los puse en un avión y los traje a las puertas de mi casa. Dices...que desde que llegue no he hecho más que hundirlos en la mierda, pero si yo hubiese entregado tu puta cabeza desde un principio mi hermano seguiría vivo, ahora, ¿Crees que la culpa solo es solo de ese hijo de puta?

—Nadie más que él es culpable Hela. No intentes culparnos a nosotros por algo que no pedimos...

—Si te hubiese entregado esto no...

—¿¡Y porque demonios no lo hiciste !?, ¡Tuviste la jodida oportunidad no una si no dos veces de entregarnos!, ¡De liberar a tu hermano y decidiste protegernos!, ¿¡Por qué demonios lo hiciste cuando yo no te lo...!?

—¡Porque no podía perderte a ti también! — Estrelló la botella en la barra reventándola, vidrios se le incrustaron en la mano pero le importó una mierda añadir una herida más a su ya muy mal herido cuerpo, solo se volteo hacía mí, lanzándome el veneno que la estaba matando por dentro y que a mí...comenzaba a matarme también. —Me...arrepiento tanto de no haberte asesinado cuando tuve la oportunidad, de no haberte arrancado la maldita cabeza como...como él quería...no debí sentir maldita lastima por ti, no...no cuando estaba más...—Su voz se fracturo y cuando su mirada tembló al igual que su cuerpo, apretó los restos de vidrio en sus manos, empeorando sus heridas, aumentando el sangrado, para respirar y...volver al odio.

<<La cicatriz en mi espalda—se señaló, sin soltar su mano— es por un latigazo, intentaron ponerme clavos en las palmas y Airón me protegió, por meterse en mis torturas lo castigaron con veinte latigazos, no soporte verlo y al quinto me lance para proteger su espalda recibiendo el azote, como castigo nos torturaron de forma sádica por días solo por querer protegernos. Las cicatrices en mis caderas fue porque pasé días con mis manos y piernas atadas a unos barrotes con dos fierros incrustados en mis caderas, días donde cada vez que respiraba esos fierros se enterraban más profundamente en mi piel, días donde tuve que ver como torturaban a Airón sin poder hacer una mierda por...

—Hela, no lo...

—¿No querías saber el porqué de mis cicatrices? —me interrumpió—cada una de ellas fue por proteger a Airón, todas Alek, todas porque amaba a mi hermano. Ahora dime si entiendes porque no me gusta sentir. Por amar a Airón lo arrastré a mi infierno, lo convertí en oscuridad y termino en nada. Airón tenía solo catorce años cuando fue torturado por primera vez, cuando lo tomaron ataron a unos fierros y le clavaron las palmas con clavos oxidados a una jodida cruz dejándolo suspendido y eso fue lo más suave que le hicieron. Día tras día veía como la persona que más amaba en este puto mundo era torturada frente a mí y no podía hacer una mierda. ¿Sentiste impotencia al perder a tu padre? —sonrió sin ganas—intenta ver como lo torturan todos los días y encima tener que servirle a su torturador.

—Eso salía de tus manos Hela, no puedes...

—No te atrevas—gruño señalándome con sus manos temblorosas— a decir que esto no es mi culpa, porque tú no sabes una mierda. Tienen media hora para tomar sus cosas y largarse de mi casa. No quiero tener que verlos ni un minuto más.

—No puedes alejarnos así como así, esto no es nuestra culpa y no pienso dejarte sola menos en...

—¡No quiero verte, joder!

Golpeo sus manos contra la barra salpicando sus ojos en ira, me mantuve firme aunque mis manos temblaban, aunque moría por ir hacia ella y aferrarla a mí sosteniéndola mientras se cae a pedazos.

—No me iré Hela, no te dejaré.

—No lo entiendes, ¿Verdad?, amaba a Airón porque era de mi familia, le debía lealtad porque portaba mi sangre, ¿Crees que podría sentir algo por alguien más aparte de odio?, no necesito que estes de lastimero tras de mí, ni que esperes a que mágicamente descongele mi corazón y sienta algo más que odio por ti, porque ni siquiera eso siento, me eres tan insignificante que ni siquiera odio me provocas.

—Adelante Hela, lanza tu veneno, desquita tu dolor conmigo, insúltame, golpéame has lo que quieras pero de aquí no nos vamos.

—Que miserable es tu vida, si te aferras a alguien que te desprecia.

Empino la botella de whisky y nos dio una mirada venenosa a todos.

Noemí no dejaba de llorar y Aitor no era capaz de mirar a la cara a Hela, ambos derramaban lagrimas silenciosas mientras que los demás miraban a Hela como una bomba a punto de estallar.

—Deja que te curen las heridas, intenta...

—Si en media hora no han desaparecido, los asesinaré a todos, contando a la embarazada. —Nos miró uno a uno para terminar en mí, me miro de pies a cabeza y la sinceridad en su mirada hizo estremecer mi cuerpo.

Tomo una botella sellada de whisky y con sus pasos débiles salió de la sala para entrar en el pasillo que daba a su oficina.

Nos quedamos en un silencio profundo, donde sentía la mirada de todos en mi pero yo no despegaba la mirada por donde se había ido Hela, trayendo las palabras de Aitor a mi mente "Si Hela pierde a Airón, hace arder la tierra o pierde la cabeza"

Su mirada y sus acciones me dicen a grito que Hela está lejos de hacer arder la tierra, ella...ella está perdiendo la cabeza.

—¿Qué...haremos?, ¿Dónde iremos ahora? —Akim balbuceó a mi espalda y eleve mis hombros en una respiración profunda para mirarlos sobre mis hombros.

—No iremos a ningún lado, nos quedamos aquí.

—Hela dijo que si no nos...

—Hela acaba de perder a la única persona que amaba, perdió al último miembro de su familia vivo. Está hablando desde la herida, no la dejaremos sola. — Sentencie para que se miraran entre ellos, Aitor y Noemí fueron los primeros en darme la razón para mirar el desastre que había a nuestro alrededor.

—¿Y si de verdad nos asesina?

—Escóndete en tu habitación si tienes miedo Akim, pero de aquí no nos iremos.

Le di una mirada seria y me dirigí a la barra por una botella.

Le daré el mismo tiempo que ella nos dio, tiene media hora para calmarse, media hora para hundirse en su odio. Pasando esos treinta minutos iré por ella y tendrá que escucharme, porque no permitiré que pierda la cabeza, no dejaré que se hunda en su infierno cuando no está sola en esto, me tiene, ella...me tiene, si ha de hundirse en la mierda me hundiré con ella, porque nunca más permitiré que pelee sola. 

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