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Capítulo 35

Noemí Govea.

Aferre mi mano a un pilar del establo y respire profundamente serenándome. Intentando calmar mi respiración agitada, intentando controlar las náuseas que me invaden, y no me dejan respirar con normalidad.

Deslicé mi mano por mi abdomen inhalando hondo y exhalando con lentitud. Calma, solo respira y todo pasará. Con mi muñeca tape mi boca y contuve las ganas de vomitar, han sido muchas cosas, muchos disparos, muertos, sangre, muchas emociones que me están abrumando, debo mantener la calma para no arriesgar la vida de mi bebé.

Solté un suspiro pesado acariciando mi vientre forzando una sonrisa, siete semanas, son solo siete semanas y ya hemos sufrido dos atentados donde casi nos asesinan, debo aferrarme a la idea de que esto no parará y que debo ser valiente, demostrar que no soy la cobarde que Er...que él decía.

——¿Te sientes bien? —Me erguí elevando la mirada para notar que Aitor estaba inclinado a mi altura, detallándome el rostro con el ceño contraído. Le asentí, porque era lo único que podía hacer sin mentir abiertamente y me señalé la cara enfatizando en mi boca.

—Nauseas. —Eso...era lo único cierto en mi "estoy bien", he sentido náuseas y mareos desde hace unos cuantos días, pero...esto es diferente, siento que me arde el cuerpo, se me acalambran las piernas y por periodos todo me da vueltas, es la ansiedad, la ansiedad me esta pasando factura, de pequeña solía sufrir ataques de pánico y aumentaron su frecuencia al convivir con Henrry, fue...fue difícil superarlos, pero tuve ayuda, buena ayuda.

—Se están tardando mucho.

—¿Preocupado? — Infle mi pecho con aire y volví a pararme recta para tirar mi cabello hacia atrás y dejar que el calor en mi cuerpo se fuera. Siento que ardo, las manos me y mi cuerpo quema.

—No, por ellos no, es Adam. Está pálido, pierde mucha sangre y tiembla por el dolor, ¿Qué puedo hacer por él? — Desvió la mirada y yo lo seguí notando a las personas a mi alrededor.

Todos están heridos y me siento culpable. Todos pelearon por sobrevivir, para salvarse entre sí y yo ni siquiera pude tomar un arma, no fui capaz de elevar una pistola y defender a los que me importan, solo deje que Axel me protegerá, fui...fui cobarde y por segunda vez deje que alguien peleara mis batallas, que decepcionado estaría de mí. Bajé la mirada quitando el recuerdo de sus ojos de mi mente, está muerto, me repetí, muerto.

Mire a Aitor cuando me dio un empujoncito con su hombro incitándome a decirle que hacer. Desde que salimos de la residencia Petrov me he encargado de curarlos a todos en lo que me es posible. Siento que es la única manera en la que puedo ayudar, ya que no soy capaz de levantar un arma y matar, pero, a pesar de mis esfuerzos por parar hemorragias, sacar vidrios del cuerpo, inmovilizar extremidades y tratar de disminuir sus dolores, sigue siendo ineficiente, siguen heridos, con dolores y con sus heridas abiertas y expuestas a infecciones.

Desde que Alek y Hela se fueron han pasado más de cuatro horas y todo lo que he hecho en este tiempo es revisar sus heridas, cambiar torniquetes y ropas que ocupo de apósitos para tamponar hemorragias, es lo único que puedo hacer.

—Tenemos que esperar que Alek y Hela lleguen con material quirúrgico.

—Le está doliendo Noe. —Tensó su mandíbula y yo tuve que elevar el rostro para mirarlo directo a los ojos, su mirada grisácea me observo con suplica y yo di un paso hacia atrás al entender el significado de aquella mirada.

—Es un niño Aitor. — Lo regañe en un susurro y él se hizo el desentendido para mirar a su alrededor. Puede engañar a los que le plazcan, pero lo conozco, he tenido que oírlo lloriquear borracho sobre sus romances fallidos y encima soportar que me cuente sobre sus jueguitos sexuales.

—No es un niño, si ya es mayor de edad y todo.

—Tiene dieciocho y tú ya vas para los treinta. —Me cruce de brazos y le enarque una ceja en reproche.

—¿No puedo divertirme un rato?

—Puedes, pero no con él, ha pasado por mucho, no necesita que confundas su corazón.

—Siempre tan dramática, un corazón no se confunde cuando se habla con claridad. Hemos estado sometidos a momentos de suma tensión, el cuerpo necesita liberarla de alguna manera.

Sacudió sus hombros y yo solté un suspiro cansado para acariciar mis sienes. Giré la mirada a Adam y se me estremeció el cuerpo, al verlo sentado en el piso del establo, apoyado contra un pilar con su rostro pálido, sudado y con su cuerpo temblando por el dolor, no se queja, no dice que le duele, solo para no molestar, es un niño que ha callado tanto que no merece que jueguen con él. —

—Si buscas liberar tensiones consigue ligue en un bar, no te atrevas a jugar con él. —Lo señalé seria en advertencia y él me levanto las cejas para desviar la mirada y analizar a Adam.

—Tenía mis dudas con respecto a sus gustos, pero veo que no estaba tan equivocado.

—Te aprecio y te tengo en estima, no me hagas sentirme desilusionada de ti. —Le di la última mirada y callando el malestar en mi abdomen bajo caminé hacia Adam.

En todo este tiempo Axel ha estado de mediador entre Akim y Ainhoa, las veces que he tenido que ir a revisar sus heridas he terminado con ganas de darme un tiro, son gritos, discusiones, malas palabras y amenazas, cada que están cerca del otro se insultan, descalifican, pero si alguno sale herido o esta mínimamente lastimado se alteran, son...frustrantes.

—Ey—llegué donde Adam estaba y me incliné a su altura para tocar con gentileza su frente y notar que estaba ardiendo en fiebre—Adam. —Toque su mejilla sacudiendo con delicadeza su rostro y el abrió de golpe sus ojos poniéndose a la defensiva lo calme, moviendo mis manos, diciéndole que todo estaba bien, me analizó detenidamente el rostro, miro a su alrededor y al percatarse él mismo de que todo estaba en orden se relajó soltando sus manos. —¿Puedo ver?

Señalé su hombro y me dio un asentimiento cortó.

Hela tenía razón al decir que él le recordaba a Airón, si bien la última vez que vi a Airón, el había cumplido catorce años, era un mini hombrecito con un aura pesado pero humano, a diferencia de sus hermanos él...él era humano, se reía conmigo a despensas de sus hermanos, jugaba e incluso robaba golosinas para que comiéramos juntos, a pesar de ser un niño, yo nunca vi en su mirada felicidad o inocencia, siempre fue frialdad y oscuridad, pese a que intentaba ser diferente su genética y entorno fueron más fuertes que él, incluso cuando Hela hacia lo que podía para que él tuviera la opción de elegir no formar parte de ese mundo y...veo lo mismo en la mirada de Adam, frialdad, oscuridad, culpa, es un niño que tuvo que crecer demasiado rápido por circunstancias de la vida, un niño que vivió una vida falsa, reprimida, un niño que carga con la culpa por la muerte de su padre y el dolor de perder a su única vía de escape de la realidad, perdió a quien le dio una mano y lo hizo sentirse menos miserable, y demonios que mal se siente perder a quien te ayudo a ser libre, a sentirte libre.

Le pedí que se inclinará un poco y con mi ayuda logró hacerlo, baje el cuello de su polera y palpe su espalda, vi con anterioridad que tenía solo orificio de entrada, pero la bala no esta alojada en su hueso ni toco venas importante, presione con ligereza su espalda y sentí una pequeña protuberancia que lo hizo soltar un jadeo por dolor, la bala esta sobreexpuesta por la piel.

— Para sacarla tendré que hacer una pequeña incisión—le explique continuando con mi examen físico— espero que Hela y Alek puedan encontrar anestesia local o analgésicos...

—Estaré bien, no te preocupes. —Susurro y se volvió a recostar en aquel pilar. Cerró sus ojos y callando sus muecas por dolor recargo su cabeza en el pilar.

—Deberás descansar el brazo por un tiempo, has perdido muchas sangre y no sé que tan grande es el daño que la bala ocasionó. Si te duele mucho puedo ver cómo conseguir morfina para que...

—Estaré bien—me repitió molesto—No soy el único herido.

—Eres el único con una bala alojada en el hombro.

—Y seré intervenido por una veterinaria, que maravilla. —Balbuceo con burla y yo le fruncí mi ceño de mala manera.

—Soy veterinaria, pero pase años curando las heridas de bestias que decían ser humanos, tengo la experiencia y sé lo que hago.

—Estas pálida. —Me interrumpió poniéndose recto para analizar mi rostro con el ceño contraído. —¿Te sientes mal?

—Estoy bien, son los mareos.

—Los mareos y que no te has sentado a descansar desde que salimos de esa casa.

—No estoy herida, me siento bien, puedo y debo ayudar en lo que más pueda.

—No estas herida, pero si embarazada, saltaste por una cascada, siéntate e intenta relajarte. No te vez bien.

—Vaya honestidad te gastas, mocoso. —Acomodé mi cabello mostrándome ofendida y el me curvo una media sonrisa. Su rostro estaba blanco cual papel. Tiene fiebre a causa del dolor y perdida de sangre, encima sufre de tercianas debido a lo mismo, solo...demonios solo espero que Hela y Alek lleguen pronto.

—Cuídate, ¿Quieres? —estaba por ponerme de pie para seguir revisando a los heridos cuando Adam me detuvo con su voz pausada—indirectamente ese niño nos da motivos para seguir peleando y esperar tener un futuro.

—Sin presiones, ¿no? —Susurre mientras me paraba con su mirada puesta en mí.

—Solo cuídate y descansa. —Repitió para que esta vez si cerrara los ojos y girara el rostro. Me mire las manos con nerviosismo y me gire para caminar hasta el otro lado del establo, vi como Aitor camino a pasos rápidos hacia donde Adam estaba y yo le dedique una mirada de advertencia.

—Solo digo que si no fueras tan cabeza dura, no te pasarían las cosas.

—¡Te salve el culo por segunda vez!

—¿Ustedes no saben hablar sin discutir?

Llegue a esa zona de combate para ver como el pobre de Axel estaba a punto de explotar. Estaba sentado en medio de Akim y Ainhoa, quienes se lanzaban dardos con la mirada pero de igual manera Akim sostenía la pierna de Ainhoa dándole dulces y suaves caricias a su pierna fracturada.

—Yo no estoy discutiendo, estoy expresando con educación mi punto de vista sobre la situación, no es mi culpa que el espécimen rubio aquí presente no sepa dialogar sin desesperarse.

—Mira, energúmeno, no me desesperaría si fueras un ser racional y no un imbécil de categoría mundial, te salve el culo en Ibiza y se los salve a todos pateando esa granada, porque no te vi con la intención de hacer algo, solo te la quedaste viendo y aceptaste que era tu fin, permiteme expresar mi punto de vista sobre la situación y decirte que eres un idiota egocéntrico que no soporta ser salvado por una mujer.

—¡Me atravesaron el muslo por tu culpa!

—¡Recibí un tiro en el hombro, abdomen y me fracturé la pierna salvándote la vida!

—¡Yo no te lo pedí!

—¡Al menos agradécemelo, hijo de puta!

—Bien, necesito revisar sus heridas y no lo haré si están gritándose como lunáticos.

Hablé sacudiendo mi cabeza llamando la atención de los tres, estaban tan concentrados en discutir que no se dieron cuenta de mi presencia hasta que me digné abrir la boca.

Axel se puso de pie y me dio una rápida mirada, me escaneó con su ceño fruncido y yo sentí mi corazón bombear dinamita, sus ojos se ven un poco más azules de lo normal, paso mis días viéndolo a los ojos para intentar descifrar su color exacto, pero es una mezcla única y perfecta, de azul, gris y pardos, al sol se le ven de un gris casi transparente, tan...tan únicos y hermosos.

—¿Pudiste dormir algo? —Acunó mi mejilla y dejándome llenar con ese gesto le negué recargándome en su mano. —Han sido muchas tensiones cariño deberías descansar un poco, ¿Quieres que te acompañe?

Me susurro de forma dulce, pero Akim pudo oírlo y soltó arcadas dramáticas. Ainhoa lo reto golpeándolo con la pierna buena y él la miro desafiante. Los ignoré a ambos y acaricié con mis dedos la mano que Axel tenía en mi mejilla.

—Estoy bien, no te preocupes. —Le arrugue la nariz y él me miro con duda, pero al ver mi seguridad termino por asentir y acercándose a mí dejo un beso cálido y dulce en mi frente.

Cierro los ojos y recuerdo la forma en la que Axel se hinco delante de mí en aquellos túneles, como se aferró a mi vientre susurrando un "Por favor sobrevivan los dos" un susurro con suplica, con necesidad y con anhelo, la primera vez desde que se entero que estoy embarazada que tiene ese tipo de gesto.

Es el ser más detallista y preocupado que he podido conocer, cuando se entero de que estaba en gestación partió desde el día uno preocupándose de como me sentía, si había comido, si estaba durmiendo bien, incluso lo encontré leyendo artículos de paternidad en el teléfono, esta nervioso, ansioso e incluso aterrado, pero no me lo dice, no comparte esas cosas conmigo, cuando le pregunte qué leía, respondió que un articulo sobre el cambio climático.

—Desparramen azúcar en otro lado, no me apetece tener un coma diabético.

Akim nos miro con repulsión y Ainhoa le volvió a rodas los ojos con molestia, me aleje de las manos de Axel y me encamine a su irritante hermano, creí que exageraban al tildarlo el rey del drama, pero al convivir un par de días con él, me di cuenta que no solo era el rey del drama, si no el jodido emperador.

—¿Cómo esta tu pierna?

—Fracturada, ¿no lo ves?

—Akim. —Axel regañó a su hermano y yo le di una mala mirada junto a una negativa.

Le pedí autorización a Ainhoa para revisarle la pierna y ella me asintió. Tiene más heridas, pero ninguna sangra en exceso, los puntos en su abdomen gracias al cielo no se abrieron del todo, pero los de su hombro sí y tuve que dejar partes de su ropa como apósito para tamponar la sangre. Saque la chaqueta de Akim la cual estaba cubriendo las piernas desnudas de Ainhoa y mire su pierna, de su rodilla hacia abajo estaba completamente morada, tendría que hacer una radiografía para asegurarme que el hueso no se astillo y no necesita cirugía. A primera vista sé que es una fractura, pero no sé de que tipo, necesito más que una mera intuición. Mantenía una varilla atada a su pierna para tenerla recta, pero estaba inflamada y tenía un muy mal aspecto.

Akim intercalaba la mirada en la pierna de Ainhoa con culpa para después mirarla a ella con molestia, son tan extraños, incluso cuando se lanzan insultos, Akim no deja de acariciarle el pie y ser dulce con ella.

—¿Duele mucho? —le pregunte en susurros.

—He tenido dolores peores, puedo soportar un hueso roto. —Elevo los hombros restándole importancia y yo le asentí para girarme y mirar las heridas de Akim.

Tiene el ojo derecho inflamado, el labio partido y el puente de su nariz con una herida abierta que necesitará puntos, pero más que eso y un par de rozones de balas en el brazo y muslo, no tiene nada en extremo grave, aparte de los golpes que deben de doler claramente.

—Estas horrible Noemí. — Soltó mirándome la cara con asco y ahora sí se llevo un golpe en la cabeza por parte de Axel, le lloriqueo como si lo hubiese desnucado y yo seguí viéndole los golpes, intentando mantener la calma para no matarlo. —Deberías hacerle caso a Axel y dormir un poco. —Me dio una escaneada rápida como lo hacen todos sus hermanos y terminé asintiendo para ponerme de pie y darle la espalda, pero, apenas lo hice sentí una puntada en mi abdomen bajo, fue como si me estuvieran atravesando desde la espalda con un fierro caliente. Me mordí la lengua y el dolor hizo que me inclinará sosteniéndome el vientre.

Axel se acercó de inmediato a mí al verme poner gesto de dolor, me sostuvo de los brazos y se inclinó en busca de mi rostro pero yo tenía mi ceño contraído y me estaba concentrando en regular mi respiración centrándome en que aquel malestar iba a desaparecer.

—Noe, ¿Qué pasa?, ¿Qué tienes? — Me susurro preocupado, tocándome el rostro, ganó su mano sobre la mía sosteniendo mi abdomen, acariciándome con miedo, con su cuerpo temblando, mientras que respiraba de forma aireada al igual que yo.

Inhalaba con profundidad y exhalaba con calma, para que aquella punzada disminuyera y solo quedará el calor corriéndome por el cuerpo, cosquillándome la espalda.

—Estoy...estoy bien—Aseguré elevando mi mirada para llegar a su rostro.

—Hazme caso amor y descansa. —Los calambres se volvieron en mariposas en cuestión de segundos. Mis mejillas se calentaron y sentí que podría ponerme como una loca justo ahora.

Cada vez que me dice así siento que mi corazón da giros, es...es primera persona que me trata de esa manera y se siente tan cálido, tan real, tan...dulce.

—Bien—le sonreí—pero si descansas conmigo. —Estire mi mano hacía él moviendo mis hombros con capricho y arrugándome la nariz me dio una sonrisa tierna para asentirme encantado.

—Ven, vamos a dormir. — Sostuvo mi mano e incitándome a caminar, me jalo con suavidad hacia él para pasar su mano por mi cintura e indiscretamente ayudarme a caminar.

—Si...puede...que este algo cansada. —Bostece, recargándome en el cuerpo de Axel al llegar a una parte más retirada y cálida del establo.

Axel y Aitor hicieron se encargaron de hacer una pequeña fogata para mantenernos en calor mientras Alek y Hela llegaban y a pesar de que en un principio todos estábamos alrededor de ella anhelando el calor, lentamente se fueron dispersando, buscando su propio momento de paz y silencio.

Nos sentamos encima de paja seca y el acunándome en sus brazos me dejo casi acostarme en su pecho, tiene una herida en brazo y múltiples golpes y cortadas, ya que se preocupo tanto en protegerme de los golpes que los...los recibió todos él.

Pase mi mano por su abdomen y me aferre a él impregnándome de su calor, de su olor.

—El primer trimestre de embarazo es el más riesgoso, —balbuceo— deberías estar tranquila, dormir bien, comer bien, sin pasar tantas tensiones.

—¿Cómo sabes que es el más riesgoso? —Lo detalle sin alejarme de su pecho y mientras que me acariciaba el cabello, recargándose en el pilar para dejarme ocuparlo de almohada.

—Alguien me lo dijo, o creó que lo vi en alguna película. —Le restó importancia y yo sonreí ocultándome en su pecho.

Película como no.

—¿Y que más te dijeron?

—Que es riesgoso en tu estado agotarte en exceso. Que deberías dormir más de ocho horas en la noche y tomar siestas en la tarde, cosa que no haces claro está. Que debes tener tu primer control prenatal, ingerir vitaminas, llevar una buena alimentación. No saltar por una jodida cascada alterándome los nervios. Realizarte pruebas médicas, exámenes de sangre, una ecografía, controlar tu peso porque tienes siete semanas y...

—¿Todo eso viste en una película? —Asintió y en cuanto le entrecerré mis ojos soltó un suspiro y negó. —¿Google? —inquirí.

—Artículos sobre maternidad y cuidados preventivos, ¿sabías que existen mil maneras en las que podría salir mal?, comenzando con que eres pequeña, ¿Cuánto mides?, como un metro cincuenta y cinco, ¿no?, yo mido un metro ochenta y tres, ¿Sabes que significa eso?, que probablemente sea un bebé grande y tengas un parto por cesárea, ¿tienes idea de cuantas complicaciones tiene un parto por cesárea?

—Toda intervención médica tiene su riesgo Axel, pero todo saldrá bien...

—La probabilidad de que mueras en un parto por cesárea es cuatro veces mayor que por parto normal. —Tuve que alejarme de su pecho al sentir la ansiedad en su voz, miré su rostro y no pude pedirle que dejará de hablar ya que veía como se sacaba un peso de encima diciendo estas cosas.

—Axel no pasará nada...

—Estuve leyendo que...para evitar intervenciones durante el embarazo y llegar a termino de manera normal, debías ejercitar el piso pélvico, no tengo ni la menor idea de que es esa mierda porque cuando estaba leyéndolo nos cagaron a tiros en Ibiza y perdí el teléfono, pero podrías intentarlo, ¿no?, igual el articulo decía que debíamos asistir a un curso de preparación para el parto, pero en nuestra situación no creó que podamos, ¿se puede ver por internet o tiene que ser presencial?, igual ...

Veía la verdadera preocupación y seriedad correr en su rostro de una forma tan caótica que inflaba mi corazón.

He pasado días cuestionándome si él realmente está interesado en este bebé, si es que no siente la presión de quedarse a mi lado porque estoy embarazada, pero esto...sus dudas, que este leyendo artículos que quiera participar en un curso sobre parto faltando meses para ello, me inyecta euforia, tranquila, esperanza, anhelo en mi corazón, tanto...que no pude seguir escuchándolo hablar, tuve que tirar de su nuca para atraerlo a mí y besarlo.

Me abrí paso en su boca con necesidad, dándole a entender que todo saldría bien, que juntos superaríamos esto y saldríamos adelante como la familia que estamos intentado ser.

Acuno mi mejilla reaccionando a mi beso para seguirlo al instante. Su lengua se abrió paso en mi boca calentándome el cuerpo y deslizó su mano por mi cintura aferrándome a él, robándome una sonrisa que interrumpió nuestro beso.

—Probablemente sea un bebé grande, pero eso no significa que deba tener un parto por cesárea, existen diferentes factores que conducirían a un parto por cesárea, pero sea natural o no, nacerá sano y viviré para verlo crecer, podemos ver cursos de preparación si eso te deja más tranquilo, pero no te centres en las complicaciones y en los riesgos, ve las partes lindas de estar creando una vida.

—No quiero perderlos Noemí, ni a ti ni a mi hijo. —Poso su mano en mi vientre y a mi se me formo un nudo en la garganta, escondí mi cara en la curva de su cuello y respiré con profundidad llenándome con su olor.

—Estaremos bien, tú tranquilo. —Agarre sus mejillas para hacer que me mirara y le mostré la seguridad que sentía, lo segura que me sentía en sus brazos, que independiente de estar en una guerra yo sabía que con él nada podría pasarme.

—No dimensionas lo feliz que me haces Noemí. —Sostuvo mis manos que acariciaban sus mejillas y me miro directo a los ojos regalándome la sonrisa más sincera que me había dado hasta el momento. Beso mis manos, mientras que se me llenaban los ojos de lágrimas.

—Axel yo...yo te quiero, más de lo que creía.

Sus ojos se incendiaron, su respiración se entorpeció pero a pesar de que espere alguna respuesta esa...esa nunca llegó. Solo me quedo mirando con sus ojos bien abiertos y boca en busca de palabras, palabras que no encontró y no dijo.

Baje la mirada al sentir la incomodidad creándose a nuestro alrededor y al instante en que retire las manos de sus mejillas él desordeno su cabello y se giró para mirarme, abrió su boca para hablar pero a la primera silaba que salió la puerta del establo se abrió de un golpe, poniendo a todos a la defensiva.

Axel se irguió tomando mi mano para protegerme tras su espalda, pero en cuanto vimos una melena negra sacudirse en el aire, se relajaron, Hela entro y a pesar de su gesto inexpresivo de siempre, note cierto toque de euforia en sus ojos, tenía puesto un poleron negro junto a un buzo holgado gris, y su repentina felicidad debe ser producto de la sangre salpicada en su ropa, sangre fresca, claro está.

Alek entro a su siga e ignorando los golpes y heridas en su rostro, vi el brillo en su mirada, sus ojos azules estuvieron apagados tanto tiempo que ahora, brillan con una intensidad exorbitante.

—Bien, aquí tienen ropa limpia—Hela arrojo un bolso al piso, para posterior arrojar otro—material médico y...

—Armas, dinero y más equipo médico.

Alek arrojo otros dos bolsos al piso, mirándonos como si no hubiesen pasado más de cuatro horas.

Se vieron entre ellos y la expresión que pusieron fue sincronizada, al momento en que volvieron a mirarnos, se ganaron de brazos en cadera, nos fruncieron el ceño y detallaron como si nos estuvieran desafiando a increparlos por haberse tardado tanto.

Esos...esos dos son...son el uno para el otro.

Negué con mi cabeza y apoyándome en el pilar me puse de pie para encaminarme con rapidez hacía ellos, como sigan en esa posición toda poderosa, terminaré agasajada en poder.

—Tardaron demasiado. —Balbucee, perdiéndole el amor a la vida cuando quede frente a ese par, que a pesar de no mirarse directamente, parecían dos animales deseosos por devorarse.

Ambos me dieron una mirada de pies a cabeza, con la misma precisión e intensidad y...eso, ese silencio me permitió analizarlos, ya que no me sostenían la mirada, me dio la valentía para recorrerlos, Alek...estaba de pie tras de Hela, con su cuerpo imponiéndose con autoridad y posesividad alrededor de ella, como si un manto de su esencia peleara para contener todo el halo caótico que emanaba el aura de Hela y la combinación de sus ojos, Dios bendito es la obra más pura de arte, Hela con esos ojos verde esmeraldas y Alek azul zafiro, ambos con bellezas catastróficas y auras destructivas, esos dos desprenden un aire de caos, un caos destructor que está a punto de desatarse.

—Tuvimos uno que otro inconveniente—Hela elevo sus hombros y restándole importancia se inclinó para abrir los bolsos, la seguí sintiendo una puntada que me quito el aire, Hela lo notó y me lanzo una mirada analítica. —¿Qué tienes?

—Nada—mentí ignorando el escozor en mi abdomen—me agaché muy rápido, solo eso, ¿Cómo esta tu pierna? —Le di una rápida mirada para posterior centrarme en el material médico que trajeron.

En los bolsos habían; apósitos, suturas, alcohol, suero, analgésicos, bisturí, vendas, tablillas, de todo lo que me fuera necesario, en verdad saquearon todo un hospital.

—Estoy bien. Solo necesito una sutura, yo puedo hacerla, ¿necesitas ayuda?

—Ahora que tengo gasas, —asentí— Akim necesita que limpie y cubra sus heridas con gasas estériles para que no se infecten, al igual que Axel, Ainhoa, Ainhoa y Alek—los señalé—Ainhoa y Adam son prioridad con la analgesia para el dolor y tú sí es...—negó con la cabeza—claro, tú no—balbucee—Ainhoa necesita la tablilla, y Adam que le remueva la bala del hombro, pero de eso y de suturar puedo encárgame yo, ¿Me ayudas con el resto?

—Claro—Asintió con una media sonrisa cargada de seguridad, provocando que le entrecerrara mis ojos por la duda, volvió a erguirse, congelando su expresión por la mueca de dolor para voltearse y...—Alek lo hará, ¿Verdad machote? —Le golpeó el pecho a palma abierta para sacar una botella de whisky de una de las bolsas y alejarse de todos nosotros camuflándose entre las sombras.

Alek la quedo mirando con su ceño fruncido y yo me puse de pie cargando el bolso, una nueva puntada me atravesó la espalda pero fue rápida y corta. No he comido nada desde ayer, es el hambre, muero de hambre.

—No debes hacerlo. Yo puedo encargarme del resto, descansa, luego iré a revisar tú...

—¿Tú has descansado?, no tienes buena cara.

—Ustedes carecen del don de la sutileza, ¿no? —Me moleste agarrando el bolsito para dar media vuelta e irme hacia donde estaba Adam, quien ya estaba siendo preparado por Aitor.

—Ya te digo yo—le hablaba—una vez tuve una bala alojada en mi muslo por días. Me dolía incluso para respirar, pero estaba en medio del océano pacifico, sin médicos, ni suministros, solo con cajas llenas de droga y un bar perfectamente equipado que me dio el privilegio de pasar todo el viaje camino a tierra borracho y drogado sin sentir ni media milésima de dolor.

—No...no...me ven...dría mal un...trago ahora. —Jadeo mal humorado, ni delirando por el dolor se le quita su mal humor, humor que empeoró cuando me vio llegar con el bolso.

—Tengo todo lo que necesito para sacar la bala, —le conté— la anestesia será local así que puede que sientas un poco, aun así debes quedarte completamente quieto para no pasar a llevar ningún nervio o ligamento importante, ¿de acuerdo?

Me incliné frente a él y desinfectándome las manos con alcohol procedí hacerme un lavado clínico y a desinfectar el material que no estaba estéril que debía ocupar, Aitor me ayudo y con clara fascinación le saco la polera a Adam.

—Si sabes lo que haces, ¿no?

—No tomaré como insulto el que dudes de mis capacidades, pero sí, sí sé lo que hago.

Nuevamente Aitor ayudo a Adam a quedar en una posición más abierta para mí con mejor iluminación, claro que no es la ideal pero peor es nada.

Me puse los guantes, aseptice el área donde haría la incisión para luego preparar la jeringa e inyectar la anestesia local. Adam tenso sus músculos al instante en que la aguja perforo su piel, pero lo aguanto como un guerrero.

Su cuerpo está muy golpeado y herido, esta receptivo al dolor y todo lo sentirá multiplicado por diez, debo ser muy delicada para que no entre en colapso por el dolor y me deje hacer mi trabajo y aunque sé que aguantará todo lo posible, me esforzará en causarle el menor dolor posible.

Espere un par de minutos a que la anestesia hiciera efecto y tome el bisturí para presionarlo sobre su piel, hice el primer corte y sangre comenzó a brotar, seguí abriendo limpiando la sangre que corría con un apósito, abrí capa por capa y cuando la carne quedo expuesta una repulsión se estanco en mi garganta que me hizo virar la cara, el puso se me aceleró y mi respiración comenzó alterarse, mis manos comenzaron a temblar y el sudor a correr por mi frente mientras que sentía mis pies, rodillas y muslos cosquillar.

—No piensas vomitar, ¿o sí? —Aitor me movió las manos frente a la cara y yo solté el aire estabilizando mi pulso para darle una negativa, me centre en la carne expuesta de Adam y en cuanto corte la última capa de piel desvié la mirada para tomar las pinzas, estire mi mano al bolso y todo me dio vueltas, mi visión se nublo y mis manos comenzaron a temblar de forma espástica, parpadee una y otra vez derramando una que otra lagrima que borre al instante, no, me repetía, no...por favor.

Mordí el interior de mi mejilla y callando la sensación abrumadora en mi cuerpo tome las pinzas y escarbe en la incisión que había hecho, llegando...a su umbral de dolor.

Adam gritó. La anestesia local no era suficiente para callar su dolor, para pausarla, no tenía una anestesia más fuerte para usar y ahora lo único que podría esperar es que se desmayará para que dejará de sentir.

Aitor tuve que sujetarlo con fuerza cuando empezó a contorsionarse y forcejear por el dolor, para que yo no le hiciera más daño en vez de sanarlo, para que no pasará a llevar nada importante y él no se terminará desgarrando nada por la bestialidad en sus movimientos. Absorto en el dolor sacudió sus hombros y tuve que presionar con mi mano su hombro sano peleando con su fuerza y manteniéndolo quieto, peleando incluso...con el temblar y dolor en mi cuerpo.

—A...Aguanta solo...solo...un poco más. —Suplique tomando nuevamente el bisturí para agrandar la incisión, la bala esta más adentro de lo que creía, tuve que ocupar mis manos introduciendo dos dedos para ver que tan lejos estaba, en cuanto mi dedo índice la toco saque mis dedos e introduje la pinza.

Adam comenzó a tirar golpes y yo tuve que erguirme para sostenerlo mientras intentaba agarrar la bala, Alek llego junto a Axel y ambos ayudaron a Aitor a retenerlo, ignore sus miradas incluso sus palabras y sacudiendo mi cabeza implorando que mi visión volviera a la normalidad. Tome la bala con las pinzas y la saque arrojándola al piso. El sudor...caía por mi frente, en gotas gordas y gruesas que rodaban por mis mejillas y caían por mi mentón, mis manos...demonios no dejaban de temblar y las punzadas pasaron a ser astillas clavándose por alrededor de mi pelvis, abdomen y espalda.

Arroje los apósitos sucios al piso y comencé a realizar suturas interna lo más rápido que pude, con mi vista nublada por las lágrimas, al terminar de suturar su espalda, suture su hombro y cuando iba a prepararme para ponerle una vía y pasarle antibióticos se desmayó cayendo hacia su costado, encima de Aitor, quien elevo las manos por la impresión y me miro con pánico.

Pudo desmayarse cuando hurgaba entre su carne, no ahora...que ya había pasado lo peor.

Le tome el pulso y estaba algo irregular pero nada alarmante.

Le coloque de igual manera la vía y le pase suero con analgésicos y calmantes para el dolor, suture sus otras heridas y en cuanto me puse de pie todo me dio vueltas, el bolso se desprendió de mis manos y yo tuve que apoyarme contra la pared para no caerme, mi cabeza parecía girar alrededor de mi cuerpo, mis manos comenzaron a cosquillar y sentí un hormigueo corriéndome por todo el cuerpo.

—Noe—Axel me hablo pero lo ignoré obligándome a resistir—Amor, ¿Qué tienes?

Axel estaba inclinado junto al cuerpo de Adam, se encargaba de cubrirle todas las heridas con gasas y apósitos con ayuda de Aitor, ya que Alek se había ido para intentar persuadir a Hela de que no se hiciera ella misma las suturas, pero incluso alejados de nosotros podía sentir la mirada de ambos puestas en mí.

—Estoy...estoy bien.

Susurre con mi voz apagada y rasposa, volví a inclinarme para tomar el bolso y con mis manos torpes saque la tablilla encaminándome hacia Ainhoa, cuando llegue a su lugar y me hinque a su altura mi cabeza cayó sin fuerzas hacia adelante y sentí el agotamiento golpearme el cuerpo, debí dormir cuando Axel me dijo, siento mi cuerpo pesado, hambriento, sediento, cada musculo de mi cuerpo comenzó a cosquillar y cada que toco algo siento como si me dieran descargas de electricidad.

—Tengo...tengo la tablilla—le hable tomando la tablilla con mis manos sudorosas y temblorosas—inmovilizaré tu...pierna pero...sigue siendo algo pro...visorio, necesito hacerte una...radiografía pa...ra ver que tipo de fractura es...y cual tratamiento seguir.

—Noe...tú, ¿Estas...

—Comen...zaré ahora, ¿de acuerdo? —La mire y sentí mis ojos arder, una punzada de dolor azotó mi cabeza y deje de respirar presa del dolor. Cerre mis ojos y me concentre en no demostrar el dolor que sentía. Todos están heridos, me repetí, tienen heridas de gravedad, yo estoy ilesa, debo ayudar, debo hacerlo.

Al bajar el nivel del azote en mi cabeza saque la chaqueta que cubría las piernas de Ainhoa y con ayuda de Akim comencé a entablillarla, al menos esto no era tan complicado, pero si requería de fuerza, fuerza que carezco, intente hacer presión en los amarres y mis dedos se doblaron. Axel llegó junto a mí y sosteniendo mis manos me hizo alejarme para que él con mis instrucciones pudiera terminarlo por mí, oí a lo lejos los reclamos de Hela contra la ayuda de Alek y tuve que ponerme de pie para ir a suturar a mi amiga, pero...en cuanto me di vuelta para caminar hacía ella el bolso cayó de mis manos arrojando el material al piso y un grito por dolor salió de mi boca, mi cuerpo se arqueo y fueron áreas múltiples de dolor, la cabeza, el corazón, la espalda y el vientre, la respiración se me cortó y sentí como se me desprendía algo del cuerpo, en cosa de segundos tuve a todos corriendo hacía mí pero para mí fue todo como si el mundo corriera en cámara lenta, baje la mirada y vi la sangre tiñendo mi pantalón y escurriendo por mis piernas y en cuanto volví a elevar la cabeza, una puntada me golpeó el cuerpo y...me dejo en negro.

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