Capítulo 29
Hela Petrov.
Cerre suavemente mis ojos y respire profundamente concentrándome en mi entorno, con mis dedos acaricie el Jo de entrenamiento y lo sostuve con presión, abrí mis ojos y comencé a moverme dando golpes al aire con aquel bastón, llevo catorce días aquí, ya van dos semanas desde que salí de España, dos semanas encerrada en esta fosa de mierda, hoy siendo diecisiete de septiembre recién puedo entrar a una sala de entrenamiento.
Suspendieron mis visitas a mi hermano, debido a las dos bajas de la última, me prohibieron ir a verlo pero estoy al tanto de que solo lo han torturado dos veces en lo que lleva mi encierro.
Giré en mi lugar dándole vueltas al Jo regocijándome con aquel sonido, esto fue mi arma mucho antes de aprender a usar una katana, solía entrenar artes marciales con mi padre, él tuvo un gran maestro y yo lo tuve a él, fui su primera hija y en mí deposito todos sus conocimientos, absorbí cada una de sus enseñanzas, como el arte del jōjutsu, fui admiradora desde muy pequeña de las artes marciales y mi padre se encargo de volverme la mejor en ello. Él siempre se encargo de destacar que yo era una mezcla de mi madre y de él, que obtuve la agilidad de mi madre y la frialdad de él, la agilidad de una ladrona y la frialdad de un asesino.
Aún con mis ojos cerrados sentí pasos a mi espalda y dando un giro en mi lugar direccione el Jo en aquella dirección, sentí la respiración sorprendida de alguien y apenas abrí los ojos vi el rostro serio de Darina, quien se esforzaba por no parecer asustada, el Jo estaba a centímetros de su cuello, me pare firme en mi lugar y la mire enarcando una ceja, los guardias que me custodiaban estaban custodiando la puerta de la zona de entrenamientos, así que solo éramos Darina y yo.
——No se intenta sorprender a una mujer armada.
Le recalque moviéndome a su alrededor sin mover el bastón de su lugar, un golpe certero y le corto la respiración o le rompo la tráquea y esta muerta.
—Eso no es un arma—se justificó—esto lo es.
Estiro su mano mostrando una cuchilla y yo le enarque una ceja, la entreno a diario, acepte entrenarlos a ella y a su hermano más que nada para conocer sus puntos débiles, el de Damyan era que a pesar de ser hijo de un monstruo era muy humano, tenía un potencial increíble, gobernaba sus manos con serenidad y agilidad, en cambio Darina siempre ha sido prepotente, simulando ser alguien que no es.
—Lo es—me gane frente a ella—cuando sabes ocuparlo—aferro el mango de la cuchilla y antes de que pudiera acercarse a mí, con el Jo golpee su hombro con fuerza provocando que tastabillara y al mismo tiempo gire a su alrededor golpeando su espalda baja y por último sus pies elevándolos del piso arrojándola directo al piso—No es el artefacto lo que te vuelve peligroso, es la persona que carga el arma, podría asesinarte, ¿Sabes?, con un bastón, un bolígrafo e incluso desalmada y atada.
Enterré débilmente el extremo del bastón en su garganta manteniéndola quieta en el piso.
—¿Y porque no lo haces? —cuestionó soltando una sonrisa—ay cierto, no puedes hacerlo.
Golpeo el bastón y se puso nuevamente de pie mirándome con arrogancia, curve una sonrisa sátira y agache mi mirada analizándola con fijeza poniéndola nerviosa.
—No te equivoques princesa, de poder puedo, pero aún no es tu hora.
Camine alrededor de ella obligándola a ponerse altera, me seguía con su mirada pero no movía un centímetro de su cuerpo.
—Debes saber que mientras yo viva, tu vida está en mis manos y —solté un sonido de satisfacción parándome tras de ella—como disfrutaré el torturarte hasta que mueras en agonía.
Susurre cada palabra a centímetros de su oído, vi como su piel se erizaba y como su respiración se aceleraba, esto no es una amenaza ni mucho menos una promesa vacía es un hecho, al liberar por fin a mi hermano comenzará mi caos y partiré por ella, la consentida de Velichko y princesa de la mafia ucraniana, me encargaré de que toda Ucrania vea como cae la princesa de un imperio.
—Mi padre no lo permitirá, te matará antes de que puedas tocarme.
—Soy intocable querida, aquí y en el infierno.
Tiro su cabeza hacía atrás en modo de defensa y yo la esquive dando un giro a su alrededor, gire el Jo frente a sus ojos y cuando se preparaba para atacarme abrieron la puerta para dejarse oír unas fuertes y pesadas pisadas.
Darina rápidamente guardo la cuchilla y se giró, mientras que yo seguí moviendo el bastón a mi alrededor restándole importancia tomándolo con naturalidad.
Unos de mis guardias sostuvo con firmeza el arma y sin mirarme a la cara hablo;
—El señor te llama, Morana.
Solté un suspiro pesado, para dejar el Jo en su lugar y asentir, acomode mi ropa, arregle mi cabello como si me estuviera arreglando para ver al amor de mi vida, mire a Darina de pies a cabeza y bajando el cierre de mi chaqueta acomode mi escote, para guiñarle un ojo y caminar en dirección a la salida.
—Nos vemos en tu entrenamiento, дочка.
<<Hija>>
Me introduje en los pasillos escuchando las maldiciones de Darina, su odio me produce una felicidad inmensa, saber que me odia y que su padre me desea es gratificante, se que al final del día si Chavdar debe elegir la elijé a ella y eso es tener el punto débil de Chavdar en mis manos, armar una rivalidad entre padre e hija es solo una forma de divertirme en mi encierro.
Me detuve frente a su oficina y en cuanto iba a golpear la puerta esta se abrió, dejando ver a un Chavdar alto, poderoso y con aire guerrero, vestía completamente de negro y tenía una capa del mismo color cubriéndole los hombros que lo hacía ver imponente, eleve mi rostro esperando alguna reacción en el suyo, pero solo me miro un par de segundos y paso por mi lado, sus hienas caminaron a su siga pero no sin antes gruñirme.
Me dio una mirada por encima de su hombro y al ver como hombres armados y con tenida de combate salían de su oficina lo seguí.
Acelere mis pasos para caminar pisándole los talones.
—¿Para que soy necesaria, mi señor?
¿Qué demonios está pasando?
—Cállate y camina.
Al momento en que bajamos al ala de tortura mi pulso se aceleró, mire sobre mis hombros y lentamente más hombres se unían a la marcha, todos iban vestidos de negro y armados a más no poder, las celdas empezaron aparecer y mis manos a sudar, en lo único que podía pensar era en Airón, joder, ahora que demonios pasa, conté a los hombres a mi espalda y eran más de treinta, no voy armada joder, si aniquilo al que esta a mis espaldas tendría su arma pero las balas no me alcanzarían para matarlos a todos, ingenie un millón de escenarios que quedaron en el olvido a pasar por al frente de una celda que creí haber visto vacía con anterioridad pero ahora estaba ocupada, lo que más llamo mi atención fue el rostro de la mujer y la marca en la mejilla, al chocar mis ojos con los suyos se paro recta en su lugar y se acerco a los barrotes, su cabello rojo enmarañado invadía la mitad de su rostro y si bien no la conocía, reconocía a la perfección esa marca, ese cabello rojo como una llama ardiente, esos ojos tan rojos como la sangre, ella, era... Una amazónica.
Su celda quedo atrás y yo baje mi mirada frunciendo mi ceño, ella es miembro de uno de los clanes, ¿Qué demonios hace aquí?, ¿Por qué Chavdar la tiene?
Detuve mis pasos al instante en que me percate que Chavdar lo hacía apenas se giro hacía mi una bolsa negra fue puesta en mi cabeza, me alarme, admito que mi instinto fue girarme y asesinar, pero mantuve la calma aunque mi respiración estaba acelerada.
—Un movimiento en falso y tu hermano muere.
Amenazo Chavdar jalando de mi brazo, caminé sin poner resistencia imaginando que iríamos por donde mismo salimos la otra vez, pero esta vez el camino fue totalmente diferente, bajamos más escaleras para luego caminar por un piso rocoso y subir peldaños, sentí el frio calándome los huesos y cuando nos detuvimos oí la puerta de un auto abriéndose y en seguida fui jalada de nuevo obligándome a subir.
Pasaron los minutos donde la bolsa y yo nos volvimos mejores amigas, me di el tiempo de analizar lo que pasaba, era una amazónica, estoy segura, la marca en su mejilla me lo afirma, la última vez que vine a visitar a mi hermano esa celda estaba desocupada, ¿Hace cuanto llego y por qué?, los clanes no invaden territorio ajeno, es una de las reglas, menos invadir territorio de las mafias, son reglas que establecimos para mantener la paz, ¿Qué hace una amazónica tan lejos de su territorio?
El vehículo se puso en marcha y al oír una compuerta de metal abriéndose fruncí mi ceño, intentando crear un mapa en mi cabeza armándolo con las zonas que conozco de este lugar e imaginando la posible zona donde guarda sus carros y claro, las salidas.
Mi espalda se fue hacia atrás al subir una cuesta empinada me recargue en el asiento y apenas volvimos a la normalidad pasaron unos cinco minutos y me sacaron la bolsa de la cabeza, mire al instante a mi alrededor para darme cuenta de que ya estábamos en medio del bosque, estaba dentro de un auto con los vidrios polarizados y a solas con Chavdar, el vehículo tenía separación entre los asientos delanteros y traseros, me gire hacía Chavdar quien me analizaba detenidamente.
—¿Se me es permitido preguntar que sucede?
—He estado vigilando muy de cerca los movimientos de Heiko y confirme tu informe, si los esta cazando.
—¿Dudabas de mi palabra? —cuestione con falso dolor, claro que lo hacía.
—Mis hombres al llegar al punto de encuentro lo encontraron vacío, sin cuerpos ni sangre.
—Limpiaron sus huellas, que inteligentes.
Susurre desviando mi mirada, habían cuatro cuerpos en ese lugar y un quinto al llegar a la carretera, ¿Cómo limpiar la evidencia sin ser vistos?
—La entrega era clasificada, solo yo y los recolectores lo sabíamos, Heiko no tenía como saberlo.
—Puedo conseguir esa información, solo tienes que pedírmelo.
Me gire hacía él y sacando mi lado coqueto, puse mi mano sobre la suya que estaba en su muslo, Chavdar la miro y yo con mis dedos acaricie parte de su pierna, para tirar mi cabello hacía un lado dejando parte de mi clavícula y escote a la luz.
—Sus numerales están persiguiendo a un Schneider los interceptaremos, me traerás al Schneider vivo y la información que requiero.
Mi garganta se apretó y tuve que morder el interior de mi mejilla al sentir como mi pulso se acelero y por mi mente se pasearon unos ojos azules, se me erizo la piel y mis manos comenzaron a temblar, maldita sea Aitor te lo advertí joder.
—Lo haré—asentí desviando mi mirada hacía el frente, tengo las manos sudorosas, el tan solo pensar que Heiko esta cerca de él...de ellos, ellos joder se me acelera el pulso, Noemí esta con ellos, pero dijo un Schneider, es solo uno maldita sea, ¿Quién?, ¿Cuál de los hermanos me esta causando dolores de cabeza?, ¿Cuál traerá la muerte de Aitor y de los numerales alemanes?
—Háblame de los clanes.
Desvié de golpe mi mirada para centrarme en Chavdar, quien me analizaba detenidamente, me lo quede mirando un par de segundos procesando su pregunta, primera vez en todos estos años que me pide que hable de ellos, todos saben de la existencia de los clanes, pero pocos cuantos son y sus ubicaciones, con mi familia éramos el clan siete, el último y los que lideraban a los clanes, sé que de eso Chavdar es consiente, no por algo quiere formar una alianza conmigo, quiere a los clanes, y que ahora tenga a un miembro del clan amazónico, me deja saber que su interés por ellos acaba de crecer aún más.
—¿Qué quieres saber de ellos?
No puedo esquivar sus preguntas, aunque quiera, si me niego lo tomará como traición y mi traición la pagará Airón.
—¿Cuántos son?
—Con mi familia forman siete.
—Quiere decir que son solo seis clanes, nómbralos.
Tensé mi mandíbula y apreté mis puños manteniéndome en serenidad.
—Está el clan Bushi, Clan Einherjer, Clan Zulú, El clan de las amazónicas, Clan Inuit, y el Clan Bunyip.
—¿Qué clan gobernabas tú?
—Todos.
Eleve mi rostro con altivez y mire detenidamente a Chavdar, los clanes están distribuidos por todo el globo terráqueo, su función es mantener el orden entre las mafias, en cierto modo son superiores, ya que ellos protegen sus zonas y a diferencia de las mafias no trabajan para un solo hombre ni le rinden respeto a un Boss o líder, se deben a su clan, todos son uno y se encargan de mantener a las mafias fuera de sus terrenos impidiendo que tomen territorios que no les pertenecen, nuestra familia era el límite entre ambos poderes, entre los clanes y las mafias, cada que una mafia irrumpida donde no debía los clanes convocaban a una reunión y se llegaba democráticamente a la solución del problema—muerte—la mayoría de las veces, nosotros, los Petrov, por ser el último clan y los que lideraban teníamos la última palabra, aunque los votos fueran un animé éramos nosotros los que dábamos el visto bueno al final de toda decisión y los que se encargaban de hacer valer el poder de los clanes, es por eso que ellos nos rinden cuenta solo a nosotros.
—Los quiero para mí—Chavdar elevo su mentón y casi me le burlo en la cara, mis labios se curvaron de forma peligrosa en una sonrisa burlona, la cual tuve que borrar al instante manteniéndome centrada en mi poder.
—No puedo darle eso mi señor, estoy muerta para el mundo.
—Eres mi mujer, Morana, revivirás siendo mi diosa, otorgándome el poder que deseo.
—Mis padres no solían intervenir en la decisión de los clanes, eran mis hermanos y yo los que nos involucrábamos, el poder me pertenece tanto a mí como a Airón y aunque desee dártelo y gobernar a tu lado, no es una decisión que me pertenezca del todo, se somete a votación y esta contra las reglas aliarse con una mafia, eso conlleva a traición y la traición se paga con...
—Muerte—respondió irónico y yo negué a labios juntos.
—Con la extinción del clan.
Deje mis palabras al aire y Chavdar me analizo un par de segundos, no todo lo que dije es cierto, si existe una manera de formar alianza con los clanes y es con sangre, lo que une a toda familia en un heredero, eso es innegable, un hijo entre yo y Chavdar le daría una ventaja para tomarse los clanes, aunque eso no quiere decir que ellos lo acepten, pueden negarse y revelarse acusándome a mí de traición, asesinándome a mí o a la unión entre los dos—hijo—
—Hazlo posible.
—Necesito volver a la vida para ello.
—Pronto—sostuvo mi mandíbula obligándome a mirarlo—primero necesito que no vuelvas a fallarme y me traigas a los Schneider.
Baje mi mirada en un asentimiento cómplice y en cuanto sus labios se acercaron a los míos el auto se detuvo, los rozo en un gesto posesivo y soltándome le abrieron la puerta y se dispuso a bajar, me quede un par de segundos en mi lugar y apenas cerraron la puerta solté un suspiro pesado, ese "Pronto" me dejo con el aliento entre cortado, me he esforzado demasiado en aprender a leerlo y siento que nunca podré meterme del todo en su mente, se que no confía en mí, no es imbécil y sabe que si me da la oportunidad lo traicionaré y ahora que tiene a una amazónica no me puedo dar el lujo de mentirle sobre los clanes porque ella puede hablar, aunque eso es traición, no todos sabemos soportar las torturas que los ucranianos imparten.
Respire profundamente y manteniéndome centrada y fuerte abrí la puerta, un avión privado estaba frente a nosotros, cerré la puerta a mis espaldas y me dispuse a caminar en dirección a Chavdar, son pocas las veces que sale a terreno y la mayor parte de veces que sale termina en masacre, como en la que destruyó a mi familia, llegue a su lado manteniendo mi rostro inexpresivo, no sé cuanto más soporte esta farsa, cada vez siento mi cuerpo más cansado y mis fuerza flaquean, han sido muchos años sumida en la oscuridad y ahora que saboree un poco de normalidad lo extraño, joder como extrañaría solo terminar con todo esto y ser...ser un poco...
—Andando.
Chavdar paso por al lado mío y camine en dirección al avión que estaba siendo abordado y cargado con suministros de armas.
Subimos al avión donde la cabina estaba perfectamente equipada para guardar las cajas y acomodar a más de cincuenta hombres, seguí los pasos de Chavdar y en cuanto abrió una de las compuertas nos introdujimos dentro de la habitación, sentí el sonido de la compuerta del avión cerrándose pero antes de poder girarme, Chavdar llegó a mí, aferro su mano a mi mandíbula me hizo retroceder cerrando la puerta con mi espalda, me dejo pegada aquella con el rostro elevado y centrado en sus ojos.
—No aguantaré una segunda falla, te crees indispensable y no es así, puedo deshacerme de ti y tú hermano en cuanto dejes de serme útil, así qué o cumples con lo ordenado o me encargaré de que tu asesines a Airón con tus propias manos.
—Cazaré a los Schneider por ti y conseguiré información sobre Heiko y sus intenciones.
Asegure con mi voz firme y segura, sin desviarle la mirada, sus ojos me analizaban con destreza y frialdad y odio admitirlo que si logra ponerme nerviosa, joder que soy mujer, indomable y poderosa pero ese turbio poder que emana si me altera, pero no de una forma sexual, me atrae la ilusión de oírlo gritar, me excita pensar en cuanta sangre perderá antes de perder la conciencia, en como gritara, joder podría tener un orgasmo de solo imaginarlo.
—Repíteme que pasará si me fallas—apretó mi cuello y mi boca se abrió débilmente soltando un jadeo aireado dilatándole las pupilas.
—No lo repetiré —susurre con mi voz rasposa por la poca cantidad de oxígeno—porque no te fallaré.
Sentencie y soltando un gruñido me estrelló una vez más contra la puerta y se lanzó contra mis labios, debo admitir que por primera vez este gesto no me es extraño ni ajeno, lo recibí atando mis manos sobre sus hombros haciéndome a la idea que ya no tengo una excusa para alejarme de él, no tengo heridas evidentes y no estoy en condiciones para asesinarlo, estoy en clara desventaja.
Jalo de mis piernas obligándome atarlas alrededor de su cintura y en cuanto desvió el camino de sus labios a mi cuello solté un jadeo bastante convincente, mire a mi alrededor notando que el avión ya estaba en movimiento, puedo oír el ruido fuera de esta habitación y claramente sé que no es ajeno lo que estamos haciendo o por hacer aquí.
Bajo el cierre de mi chaqueta dejándome en brasier a su disposición, en cuanto sus manos bruscas magrearon mis senos, me provoco cierto dolor pero aún así jadee por satisfacción, no fingiré ser una santa cuando es claro que no lo soy, me gusta el sexo agresivo y duro, disfruto en un sexo brusco, pero cuando el dolor es placentero, sus manos son agresivas pero no provocan ni un atisbo de placer en mí, me moje más pensando en como seria verlo desangrarse que con sus labios chupando la piel de mi cuello y manoseándome las tetas.
Tuve que poner de mi parte y con mis manos "desesperadas" saque su chaqueta y rompí su camisa, en mi mente mi cuerpo se estrella en las paredes de un pasillo lujoso y mis manos desgarraban una camisa de seda con ansiedad y necesidad, mientras tenía una boca mordiendo y besando mi cuello con una agresividad excitante, podía sentir sus manos manoseando mi culo y sin quererlo solté un gemido alto, al tan solo imaginarlo, volví a la realidad al sentir el bufido contra mi oído y el bulto maltratando mi entrepierna, mi excitación paso de estar en lo alto a lo bajo en segundos, que fea caída a la realidad me mande.
Chavdar me sostuvo con fuerza y con rapidez se giró dejándome caer en la cama, no perdió tiempo y se subió encima de mí desabotonando mi pantalón, en cuanto su mano se deslizo dentro de mi braga me sentí húmeda, me dio una mirada lujuriosa y yo tuve que cerrar mis ojos y tirar mi cabeza hacía atrás, supiera que esa humedad es gracias a quien quiere muerto.
Deslizo sus dedos por mis pliegue y pese a mi resistencia no pude evitarlo y solté un gemido, ¡Joder!, odio y me gusta esto, he tenido tanto sueños húmedos estos últimos días que el que sus manos fuertes y varoniles se paseen por mi cuerpo me hace tener sueños vividos, pero no, ¡Maldita sea!, no es real.
—Nos escucharan.
Intenté frenarlo, pero metió un dedo en mi interior con tanta facilidad que me di mil golpes mentales.
—¿Y?
Atacó una vez más mi boca y en cuanto metió un segundo dedo mi espalda se arqueo, maldita sea, Hela concentración, desvió el camino de sus labios a mi cuello, lo beso y cuando hizo el intento de succionarlo me alarme, no quiero sus jodidas marcas en mi piel, no las de él, aferre mis manos a su cuello y lo gire de forma rápida y agresiva, no lo deje reaccionar y lo distraje moviéndome con necesidad sobre su miembro erecto, soltó un jadeo de alivio y con ansiedad desabotono su pantalón para posterior sacárselo y desprenderse de mi brasier.
—¿Dónde vamos? —deslice mi mano por su pecho y dejándolo manosear mi cuerpo me incline para dejar débiles besos sobre sus pectorales y clavícula.
—Bulgaria.
Respondió extasiado y yo cree una ruta de viaje en mi cabeza, es una hora y media de vuelo, ya llevamos más de veinte minutos, solo debe hacer este juego previo más largo y evitarme el tener que fingir mis gemidos.
Hizo el intento de girarme pero lo detuve.
—Дозвольте мені порадувати вас, сер.
<<Déjeme complacerlo, señor>>
Susurre sobre su oído provocando que desistiera del querer voltearme, solo es una hora, joder solo una, por favor que este jodido avión se estrelle y me libre de esto.
[...]
Aguante la respiración y me di el lujo de volverme un ovillo en una esquina del baño, escondí mi cara entre mis piernas desnudas y me centre en respirar y calmar el latir de mi corazón, mi garganta se aprieta y los recuerdos me invaden, siento como el avión comienza a tocar tierra y no quiero, joder no quiero salir de aquí, no quiero seguir fingiendo que todo esta bien, que nada me afecta, porque maldita sea lo hace, no sé que siento, no sé si es ira, frustración o ganas de romperlo todo, es una mezcla infernal que no me deja respirar, no quiero salir, quiero quedarme aquí, encerrada entre cuatro paredes dejando que la miseria me consuma, desde muy pequeña me plantee que el sentir era arriesgarme a sufrir, puedo tolerar el dolor físico, lo tolero y en cierto grado suele serme placentero, ¿Pero el emocional?, ¿Cómo se cura una herida que no la vez?, nunca he sufrido por amor, porque me vale mierda, no seré la típica mujer que sufre por un corazón roto, ¿pero que hago cuando mi mente esta rota?, ¿Cuándo estoy tan jodida mentalmente que ya ni siquiera se distinguir mi realidad?, ¿En algún momento parara esto?, siento mis piernas temblar y mi estomago revuelto, tuve que abrir la llave y tirar la cadena del escusado en reiteradas ocasiones para que Chavdar no me escuchara vomitar desde la habitación.
Siempre he sabido como afrontar con el pecho en alto mis peores momentos, como lo dije santa no soy y mi karma lo llevo pagando desde hace cinco años, vi como asesinaban a mis padres, como le atravesaban el cráneo a mi clon favorito y como Erlick se caía en pedazos al ver como Calu moría, ¿Y que hice?, ¿Qué hice?, esa es la pregunta, fueron años viviendo con ellos, asesinando a su lado, peleando a su lado y entrenando a su lado, fuimos competitivos y rivales desde muy pequeños, poco nos consideramos hermanos, pero...joder como cuesta admitir que eran una pieza fundamental en mi vida, como me cuesta admitir que amaba a mi padre, que admiraba a mi madre y que apreciaba a mis hermanos, al verlos morir una parte de mí murió con ellos, la parte racional, la parte de mí que peleaba por sobrevivir a mi oscuridad, cuando los vi caer fueron minutos donde sentí que me atravesaban el pecho, donde mis piernas se doblaron y sentí como si un tsunami de emociones azotara mi cuerpo, pero al igual que una ola golpeando la costa lo único que salió de mi fue; Caos, destrucción y muerte.
No lloré, no lamente sus muertes y por sobre todo no baje mis brazos, porque sabía que no se lloraba en medio de la guerra, ¡No se llora en medio de la guerra!, no se le sufre a los muertos a menos que la guerra allá terminado, y la mía esta lejos de acabar aún.
Tengo mucha sangre pendiente que derramar, muchos hijos de puta deben pagar y a mi hermano debo liberar, solo así conseguiré paz, solo así me derrumbaré y solo así aceptaré que llego mi final, he pasado cinco años viendo el recuerdo de mis padres, viendo como mi madre agonizaba y como Erlick se rompía, he pasado cinco jodidos años escuchando los gritos de Airón viendo como mi protegido se convierte en una bestia que construyeron a punta de golpes y heridas, cinco años absorbiendo todo, callando todo y acumulando un odio incesante el cual me insta a seguir viviendo.
El avión aterrizo y yo cerré con fuerza mis puños volviendo mis nudillos blancos, soy una bestia enjaulada, un animal rabioso que esta deseoso de sangre, que se alimenta de odio y venganza, un ser que esta oliendo el aroma a libertad, y sintiendo el sabor metálico de la sangre, no es momento para bajar la cabeza, no lo hice cuando me vi en el piso y no lo haré ahora, soy la jodida Hela Petrov, primogénita de Andriy e Inha, soy la jodida Diosa de la muerte y a mí nadie me verá destruida.
Me puse de pie y a pesar del temblor en mis piernas tome mi ropa del piso y comencé a vestirme con rapidez, ignore las marcas de sus manos en mi cintura y aguantando mis ganas de vomitar termine de vestirme, peine mi cabello con mis dedos, me mire frente al espejo y limpie la humedad bajo mis pómulos, salpique agua en mi rostro para golpear mis mejillas dándole un sonrojado natural y humedecer mis labios, acomodo mi escote tire mi cabello hacía atrás y eleve la mirada con altives.
Inflé mi pecho con aire y tras darme los últimos retoques volví a ser la Diosa de la muerte, sin fisuras y con mis pedazos intactos, si no sientes no sufres, el sentir es debilidad.
Me repetí una y otra vez, haciendo sonar mi cuello para salir del baño, la puerta de la habitación estaba abierta y podía oír la voz de mando de Chavdar afuera de aquella, me toca volver a mi trabajo, hacer lo que mejor se hacer que es; Asesinar.
Salí de la habitación llevándome más de una mirada altanera, llegue aún lado de Chavdar y sin achicarme ante la mirada persistente de tantos hombres gane mis manos a mi espalda y me gire quedando aun costado de Chavdar esperando sus indicaciones.
Dio ordenes a diestra y siniestra y yo absorbí la mayor información posible, todos están armados hasta los dientes y yo no tengo ninguna jodida arma, por lo que oí, los numerales de Heiko se están agrupando alrededor de un pueblo dentro de Bulgaria, específicamente rodeando un club clandestino, por lo que informa el Schneider que están cazando esta allí y nosotros— más bien yo— debemos intervenir conseguir rehenes alemanes y traer ante sus pies al Schneider que persiguen, debo ingeniar de una forma ancestral como salvarle el culo al imbécil que esta dentro de ese club de forma tan descuida, si es el imbécil de Akim yo misma lo hago levitar a patadas en el culo.
—¿Entiendes lo que debes hacer? —Chavdar se giro hacía mi y yo tuve que elevar el rostro para mirarlo. Asentí con obviedad no soy estúpida.
—Necesito armas.
Me analizo un par de segundos y tras pensarlo y negar me estiro una beretta, miré el arma de fuego y volví a sus ojos para dar una negativa con mi cabeza.
—Mis armas.
Un brillo pecador se incremento en sus ojos que hizo revolver mi estómago, chasqueo sus dedos sin desviar su mirada de la mía y en cuanto abrió su mano dos dagas fueron colocadas sobre sus manos, las estiro hacía mí y sentí con mi mirada se ilumino al ver el filo de la cuchilla.
—Demuestra quien es la Diosa de la muerte.
Curve una sonrisa ladina con una promesa clara, "Pronto conocerás quien es realmente la Diosa de la muerte", tome ambas dagas y girándola en mis manos deje que el sonido de la cuchillas cortando el aire excitara mis oídos.
Fueron saliendo en grupos grandes distribuyéndose por los bosques para llegar en diferentes direcciones, estamos en medio de un bosque en Bulgaria, para llegar al club debemos caminar al menos cinco kilómetros y debemos ser astutos para que los numerales alemanes no nos vean venir.
Siempre he sido admiradora de las buenas estrategias y está aunque tiene sus falencias sigue siendo un buen movimiento, tanto Chavdar como yo deseamos saber porque Heiko quiere a los Schneider, obviamente por motivos diferentes.
Nunca he sido buena para trabajar en grupo, me considero una persona solitaria, él único compañero de batallas que tengo es Airón, pelear hombro a hombro con mi hermano siempre ha sido un placer, lo entrene desde pequeño, si se rehusaba a usar armas, al menos volvería sus manos unas y lo hice, soy una mujer orgullosa, pero no cretina y si he de aceptar mis derrotas lo hago, la primera pelea que perdí fue con él, siempre creí que Airón no estaba igual de jodidos que nosotros, todos nacimos siendo asesinos, va en nuestros genes, Erlick y Calu, uno peor que el otro pero cuando se juntaban eran desastrosos, desde muy pequeños su placer no era jugar baloncesto o alguna mierda absurda, era asechar y atormentar, eran descarrilados y atroces, llevaban la muerte corriendo por sus venas y Airón, bueno él prefería dibujar, tallar madera, incluso era un fanático de la astronomía, razón numero uno por la cual no encajaba con nosotros, tan dulce, inocente y bueno, siempre creí que el seria la versión buena y con humanidad de nosotros, que mal estaba creyendo eso, solo era una jodida fachada, cuando la verdad es que estaba igual de jodido que nosotros, solo que sabía controlarlo, sabía mantener su lado asesino bien escondido incluso pareciendo normal, pero cuando se enojaba, era...una bestia.
Me detuve al llegar al inicio del pueblo, las calles estaban vacías y con razón si era casi de madrugada, divise por sobre mis hombros y Chavdar ordenaba que se disiparan y cubrieran el perímetro, analice las calles, las casas y los autos, esta todo tranquilo, es solo uno, ¿Cuántos numerales lo estarán persiguiendo?, desvíe la mirada y tras una mirada significativa de Chavdar, guarde mis cuchillas y me introduje dentro de las calles del pueblo, puedo ver de reojo como los bastardos ucranianos rodean las calles, son más de cincuenta los que venían en el avión, pero solo dos grupos de diez rodearan el club, los otros estarán flanqueando a Chavdar y cuidando los alrededores.
Llegue a la calle del club y el aire se sintió más tenso, acomode mi cabello y caminando con naturalidad direccione mis pasos al club, un frio erizo mi espalda y mirando hacía arriba note los franco.
No me miraban a mí, pero en cuanto sentí el disparó todo se fue a la mierda, el ruido de los casquillos tocando el piso y zumbido de las balas no tardo en hacerse oír y tuve que correr introduciéndome en los pasajes ladinos al club, la mafia ucraniana se tomo el lugar y para mi sorpresa los alemanes estaban más distribuidos de lo que creí y eran más, jodida mierda eran más, me interceptaron en uno de los pasajes y corriendo me deslice por debajo de sus piernas, me pare rápidamente y sacando ambas cuchillas se las enterré en la garganta asesinándolo al instante, empuje su cuerpo y cuando oí los pasos corriendo hacía mí, estrelle mi cuerpo contra la puerta trasera del club y entre buscando con rapidez a un alemán alto e imbécil, pero este era un rio de sangre y cuerpos, di un paso dentro y tuve que inclinarme para que donde anteriormente estaba mi cabeza se agrietara por las balas, rodé por el piso escondiéndome debajo de las mesas y en cuanto vi piernas acercándose a mí patee la mesa golpeando su cuerpo, me puse de pie y tomando una botella la estampe en su cabeza, mientras que con mi cuchilla rajaba su garganta, jale de sus hombros y cubriéndome de los disparos, tome su arma de su chaqueta y ganándola por debajo de su brazo di dos disparos atravesándole el cráneo a uno y el pecho a otro de los que me atacaban.
Las ventanas reventaron y divise a los ucranianos entrar, el club estaba atestado de alemanes, estoy en la jodida boca del lobo, vi como apuntaban una metralleta en mi dirección y maldiciendo corrí escapando de los disparos, me lance sobre la barra arrasando con todo a mi paso y apenas caí, vi un cuerpo oculto bajo de esta, la marca en el cuello me hizo reaccionar y en cuanto tomo una cuchilla para cortarme la garganta envolví mis piernas en su brazo, y gire en mi lugar girándolo conmigo, me le trepe encima y aferrando mi mano a su quijada y la otra a sus sienes le gire el rostro rompiéndole el cuello, mire a mis costados y un pasillo relucía frente a mí, si siguen aquí es porque no encontraron a mi objetivo.
Dando una voltereta en el piso me puse de pie y corrí esquivando las balas entrando en aquel pasillo, pésimo y jodido error, en cuanto me metí dentro de los pasillos opacos, un puñetazo me voló el rostro, me incliné y el crujir de las tablas resonó con aquel puñetazo, volví a erguirme lanzando una patada lateral, tire dos puñetazos dándole en la cara y cuando di un tercero jalo de mi mano reluciendo la marca en su cuello, mi cuerpo hizo un látigo hacía adelante y en cuanto vi su rostro tapado por un pasamontaña acercarse con fuerza al mío me incline golpeándolo con mi hombro, enterré mis dedos lo agarre de la nuca impactando mi cabeza contra su nariz, y manteniéndolo firme di dos rodillazos en su abdomen obligándolo a retroceder conmigo sosteniéndolo, di dos puñetazos certeros en sus costillas y al tercero hundí mis dedos rompiéndole las costillas, se retorció de dolor y al sentir pasos a mi costado lo gire y lo empuje con mi pie arrojándolo al que intentaba llegar a mí, seguí corriendo revisando las salas encontrando solo cuerpos inertes, oía los disparos y podía sentir como mis pies chapoteaban con los charcos de sangre, escuche gritos y jadeos en la última de las salas y esquivando cuerpos y golpes corrí hacía aquella con el corazón latiéndome en los oídos, antes si quiera de poder llegar a aquella sala, tiraron de mi brazo estampándome contra una pared el filo de una cuchilla lastimo mi cuello y en cuanto sentí el aroma a cítrico pegar en mi nariz centre mi mirada en la dueña de aquella cuchilla.
—Ich kenne diese Augen. —siseo golpeando mi cuerpo contra la pared.
<<Conozco esos ojos>>
La analicé, jodidamente me tome mi tiempo de analizarla y mi pulso se aceleró al reconocer a la mujer que estaba frente a mí, esos ojos pardos brillantes me trae recuerdo a cierto alemán adolescente de mirada frívola.
Oí un arma siendo cargada y girando mi mirada reaccione con rapidez gire mis abrazos aferrando los de ella y aplicando presión contraria nos impulse atravesando la puerta de una de las salas, donde una luz tenue roja nos recibió sentí los disparos y nos arroje al suelo.
—Eres igual que Andriy —jadeo detallándome el rostro.
—¿Qué demonios haces aquí? —Cuestione cubriéndola de los proyectiles.
—Recuperando lo que me pertenece.
Tensó su mandíbula y en cuanto la puerta se abrió de un golpe, ambas giramos en dirección opuesta poniéndonos de pie.
Seis hombres de la mafia alemana entraron armados, sostuve mis dagas y la mujer al otro extremo de la sala, elevo su arma para empezar una contienda que no dio tregua, al enterrar la cuchilla en el pecho de uno, me abrace a su cuello y dando un brinco gire a su alrededor para romperle el cuello, aproveche el impulso y le patee la cara a un segundo sujeto desestabilizándolo, caí al piso pero no perdí tiempo y con ambas cuchillas rasgue la parte trasera de sus rodillas y en cuanto se arrodillo tire de su cabello para con fuerza y precisión enterrando mi navaja por su nuca atravesándola hasta llegar a su boca, intente sacarla pero fue mucha la fuerza, tiraron de mi pelo y recibí un culetazo en la cabeza que me dejo segundos aturdida, iba por un segundo golpe pero reaccioné, aferre su mano y dando un brinco subí mis piernas atándolas a su brazo para hundir mi talón en su hombro y dislocarle el brazo, aplique más presión arrojándolo al piso y su brazo se desprendió centímetros de su cuerpo, en cuanto soltó el primer grito tome su arma y le di dos tiros en el cráneo.
Eleve mi mirada topándome con una mujer que peleaba como una salvaje con dos hombres a metros de mí, me tome mi tiempo en analizarla, debe superar los cuarenta, es primera vez que la veo frente a frente, siempre me tocó verla de lejos cuando mis padres se juntaban con ella y su esposo, fui una sombra todo ese tiempo protegiendo mi identidad, pero como lo dijo, soy idéntica a mi padre y el color de mis ojos me delata como una Petrov.
Le atravesó el cuello a uno de los sujetos y en cuanto el segundo elevo un arma para apuntarle, me apresure para ponerme de pie y lanzar mi cuchilla clavándosela en la sien, no le di tiempo para recomponerse cuando la tire del brazo y estampe con la misma fuerza que uso hace unos minutos conmigo contra la pared, con la diferencia que yo no le presione una daga en el cuello, si no mi brazo.
—Oí que la Diosa de la muerte cazaba a mis hijos —me increpó—que me dices Hela, ¿Te mato o me matas?
—Paso—la mire directo a los ojos—me importa una mierda lo que haces aquí, tomarás tus mierdas y te irás lo más rápido que puedas, te cubriré la espalda y más te vale no morir.
—Los carteles se están tomando lo que es mío, no me iré sin recuperarlo.
—Te irás porque te lo estoy ordenando—aplique más presión en su garganta provocando que su boca se abriera—tanto la mafia alemana como ucraniana te esta pisando los jodidos talones, toma tus mierdas y lárgate de aquí antes de que te asesinen.
—Lo conociste, ¿no es así?
—Lutza—la calle con mi garganta tensa—sal de Bulgaria, corre, camina, vuela, que se yo pero lárgate de aquí, ve con Iker y dile que yo te envíe, él se encargará de ti.
Cuando vi que le quedaban claras mis palabras aligeré la presión en su garganta para que rápidamente ella tomara ventaja, me jalara del brazo e invirtiera las posiciones aplicando fuerza bruta en mis hombros manteniéndome quieta.
—¿Mis hijos?, ¿Ellos están...
—Seguros, siendo jodidamente irritantes, ya veo a quien salieron.
La empuje con brutalidad acomodando mi chaqueta ensangrentada, saque mi cuchilla de la sien del alemán en el piso, y girándola en mi mano, mire a la Schneider frente a mí, Lutza superaba los cuarenta pero se mantenía en forma, tenía una figura envidiable y un cabello castaño largo, pero que ahora estaba atado en una coleta en alto, sus facciones me recordaban a Adam.
Mire hacia el otro extremo de la sala señalando la ventana, a estas alturas los que rodeaban el club o están muertos o por morir, debe ser ágil y esconderse lo mejor posible, Lutza me dedicó una última mirada soltando su melena castaña para cubrir su rostro con una capucha y dirigirse a la ventana, al momento en que la abrió me pare frente a la puerta al sentir nuevamente los pasos, mire por sobre mis hombros a Lutza y sin decir más me dio un débil asentimiento y su cuerpo desapareció de mi campo visual, hice sonar mi cuello preparándome para una nueva ronda.
Vi una bota negra de combate asomarse en la puerta y antes de que pudiera entrar por completo tire un golpe con mi daga precisando la altura de su rostro enterrándosela en la cara, jale de su cuerpo para cubrirme de los disparos y cuando no pude sostener su peso le arrebate el arma y dispare a diestra y siniestra, me fui contra uno de los tipos aferrándome a sus hombros para clavar mi rodilla a su abdomen, se inclinó y dando un brinco ate mis piernas a su cintura, para pasar por sobre sus hombros y disparar asesinando a los que se asomaban por los pasillos, cuando me quede sin balas pase mis brazos pasando por su espalda tomando su cinturón para con impulso tirarme atando mis piernas a su cuello, me deje caer girándolo en al aire, su cuerpo cayó de forma pesada y con mis piernas aún envolviendo su cuello comencé asfixiarlo, peleo, me golpeo pero no me detuve hasta que sus movimientos cesaron, volví a ponerme de pie y de forma rápida y ágil me deshice de quien se acercaba a mí.
Llegue a la sala central del club donde divise los hombres de Chavdar entrando por todas las puertas y ventanas armados, el piso estaba lleno de numerales alemanes, Chavdar entro y un numeral alemán salió desde su escondite y apunto directo a la cabeza del ucraniano, sentí la muerte del bastardo llegar y me emputeció saber que su muerte no seria mía, así que no lo permití, corrí subiéndome encima de las mesas llamando la atención de todos, el insulso alemán direcciono su arma hacía mí pero fue demasiado lento, me lance contra su cuerpo, desalmándolo, rompí su brazo de un solo golpe y tomando su arma la presioné en su nuca, lo hice ponerse de pie y obligándolo a caminar lo lleve frente a Chavdar al quedar a centímetros de él podía ver la colera, tenía marcas de sangre en su ropa y rostro, de sus orejas salía maldita humo, golpee el interior de las rodillas del alemán dislocándolas para dejarlo arrodillado en el piso.
—Todos muertos.
Informe sin sacarle el cañón de la nuca pero mi mirada estaba puesta en Chavdar.
—Ve por ellos—mi corazón se aceleró—quiero sus cabezas.
Exigió y yo torciendo una sonrisa macabra solté el arma dejando al numeral a merced del líder ucraniano, le di un débil asentimiento y girando en mi lugar saboreé el comienzo de mi jodida libertad.
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