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Capítulo 25

AKIM Schneider.

Me senté en la cama reprimiendo maldiciones, miré mi pierna y mordí mis nudillos, nunca había odiado tanto estar acostado, de pequeño fingía lesiones en el tobillo para faltar a clases y quedarme en casa calentito viendo dibujos animados y siendo mimado por mi madre, cuando estaba enfermo era el único momento donde recibía toda la atención y lo disfrutaba, demonios como lo hacía, pero ahora, ahora odio esto.

Con ambas manos agarre mi muslo mordiéndome la mejilla para con dificultad sacar mi pierna de la cama e intentar ponerme de pie, fracase.

——¿Qué crees que haces? —inoportunamente oportuna.

—Cuñada, ven y ayúdame quieres.

Le estire mi mano a Noemí que aparecía como un ángel salvador por aquella puerta para que me ayudará a pararme, pero gano sus manos en la cadera, activando su modo jarrón y me negó con reproche.

—Akim tienes que descansar.

—¡Estoy solito y aburrido! —le chille histérico, a la mierda el descando encima ¡no es a ella a quien quiero ver, maldición!.

—Akim la última vez que te paraste te abriste los puntos.

—Por eso te pido que me ayudes, por favor he estado dos días en cama, ¿no crees que fue suficiente ya?

—¡Que mal estoy pagando! —se quejo tocando el puente de su nariz— no sanaran nunca si lo único que hacen es pelear por llevar la...

—¿Sanaran?, ¿Qué le paso ahora a la oxigenada?

—Intento levantarse, Axel la detuvo y se le abrieron los puntos.

—¡¿Qué le pasa a ese animal?! —me aferre al respaldo de la cama y a sentones me acerque a la orilla de la cama.

—¡No me hagas sedarte Akim!

—¿Cómo está Ainhoa?, ¿que puntos se le abrieron?

Noemí se sentó en la cama y yo la mire entrecerrando los ojos, astuta, lo hizo impidiendo que bajara los pies.

—¿Te gusta verdad? —la mire con cara de que olía a caca.

—¿El embarazo te afecta las neuronas?

—Te preocupas por ella—me enterró el dedo en el hombro. Chasquee mi lengua sacudiéndome con molestia— los Schneider tienen una forma rara de demostrar su cariño.

—Sí te afectó. —confirmé.

—Alek quiere odiando, y tú ignorando, no creó que lleguen muy lejos así —me arrugo la nariz con una sonrisita molesta.

—Oh claro, y como Axel es el perfecto.

Su sonrisa se borro y por como desvió su mirada a las manos, note problemas, pensé en burlarme de eso, pero estoy tan malditamente aburrido que no me vendría mal un chismecito.

—¿Problemas en el paraíso?

Le pregunte y pareció darse cuenta de su expresión, ya que sacudió su rostro en negación e intento ponerse de pie, pero se lo negué, me deja solo y terminaré creándome un amigo imaginario, odio estar solo, necesito hablar con alguien o me desquiciaré.

—Puedes contarme que tienes, soy bueno escuchando y rápido olvidando.

Le di una sonrisa sincera y me acomodé en la cama para mirarla con detenimiento, ¿Cómo será mi sobrino?, ¿Se parecerá a ella o a Axel?, ¿Será un mini castañito?

—No es nada, estoy bien.

Elevo sus hombros pero insistí, debería odiarla o al menos desconfiar de ella como lo hacen Adam y Alek, pero no puedo, todos hemos estado en una situación donde no podemos o no queremos decir no, aunque este mal, solo, no podemos negarle las cosas a la persona que queremos, y ella quiere a Hela, ¿Cómo no quererla?, si la desgraciada le salvo la vida.

—Vamos suéltalo. —la incentive.

Chisme, sobroso chisme.

—¿Ustedes saben querer verdad? —su pregunta me dejo volando bajo.

—¿Cómo?

—Viví con una familia donde creían que el querer era debilidad, ¿ustedes lo creen igual?

—Claro que no —fruncí el ceño— yo quiero a mis hermanos, incluso a Adam que es un pequeño desgraciado nos odia a todos.

—¿Existe una manera correcta de querer?—balbuceo confundida—los veo y no lo entiendo, la forma en que Alek mira a Hela...

—No intentes comprender a Alek, Noe—la detuve— llevo viviendo con él veinticuatro años y sigo sin comprenderlo del todo. No existe una manera correcta de querer, solo quieres y ya.

—Es que son muy raros, Alek es como un tempano de hielo, Adam me da miedo, tú...tu eres el más normal de los cuatro ¡Y eso es aterrador!

Movió sus manos con histeria y mi boca se abrió, ¿Qué sea normal es aterrador?

—Noemí sal de aquí—señale la puerta y me cruce de brazos con indignación—no espérate, ayúdame a ponerme de pie y luego lárgate.

—Le dije a Axel que lo quería y ¡Salió corriendo!

—¡¿Qué te pasa?!

Solté un grito de dolor cuando por la rabia me golpeo la pierna herida, se disculpo como una desesperada y tuve que pasarle una almohada para que la golpeara alejando mis extremidades de esa lunetica.

—Me sentí como una idiota ¿Sabes?, le abrí mi corazón, me arriesgué y le dije que lo quería y que no quería perderlo, ¡Y literalmente se fue corriendo!

—Ya...pero, ¿Se lo dijiste con esa cara? —agarro la almohada de las puntas para darme un almohadazo y levante mis manos en señal de tregua. —¿Te enfado que saliera corriendo o que no correspondiera?

Sinceramente me lo imagino y me da risa, tan romántico mi hermanito, jugado y cursi, para arrancar a la primera declaración de amor.

—¡Que...!

Quedo con el grito a medio camino, sus ojos se movieron de un lado a otro y bajo su mirada a sus manos que tiraban los bordes de la almohada con delicadeza.

—No quiero que sienta una obligación el estar conmigo porque me embarace.

Susurro y sus labios temblaron, sus ojos se cristalizaron y antes de que cayeran las primeras lágrimas las limpió rápidamente.

—No seas estúpida—suspire sentándome en la cama para acariciar su espalda—no te embarazaste sola Noemí y Axel podrá tener las pelotas deformes, pero las tiene bien puestas.

Soltó una risa amarga y limpio las lagrimas que seguían cayendo.

—Si él no hubiese sentido nada por ti, primero no se hubiese acostado contigo, a parte es la primera vez que contradice a Alek de esa forma, y lo hizo por defenderte así que no creó que sienta como una obligación el estar contigo.

—¿Y porque corrió?

—¿Por qué es un imbécil? —le sonreí desordenando su cabello— se asusto quizás, que sé yo que pasa por su cabeza. Aunque se te sea difícil creer, no somos de tener "Relaciones estables", siempre anduvimos de un país a otro así que nunca aprendimos a encariñarnos con la gente, motivo uno por el que Alek es tan tosco.

<<Ninguno tiene una manera correcta de querer, Alek aparenta a cada segundo que no nos soporta y detesta, pero el ha arriesgado su vida por nosotros y nos protege a diario, así que no dudo que nos quiera. Adam, Adam puede que si nos odie un poco —más que un poco en realidad— pero Axel es más de querer, preocupándose, por si comiste, por si te sientes mal, con él puedes sentarte y hablar y no te juzgará, te escuchará, aconsejará y abrazará si lo necesitas, su forma de querer es esa, dando pequeños detalles que marcan la diferencia.

—No parecen hermanos—me miro con una sonrisa sincera y sus lagrimas terminaron de caer — ¡Joder estoy tan sentimental!

—Si bueno, estas formando una vida, no puede ser todo perfecto, ¿Ya estas vomitando sin control?

—Por desgracia —asintió— casi te vomito encima cuando te sacaba la bala, si Adam no se hubiese encargado de distraerme, probablemente esta conversación seria diferente.

Le puse cara de asco y ella soltó una risa tierna, miré su vientre y me dio escalofríos.

—¿Y cuando se supone que nacería mi sobrino?

—Tu sobrino—sonrió—Adam me hizo la misma pregunta, pero dijo "El bicho ese"

—Al menos te pregunto—eleve los hombros con una sonrisa.

—Tengo cuatro o seis semanas, así que supongo que nacerá para mayo —toco su vientre y sonrió con calidez.

—Mayo —repetí—oh que peor mes para nacer.

—¿Qué?, ¿Por qué? —se preocupó.

—Si no es Tauro, será géminis.

—Yo soy géminis—me entrecerró los ojos y yo abrí los míos a más no poder.

—Axel es Piscis, castaña ustedes no funcionaran.

Le negué chasqueando mi lengua y ella se cruzo de brazos con ofensa.

—Claro que funcionaremos.

—El agua no se mezcla con el aire.

—Que estupidez—se puso de pie negando con la cabeza y camino hacia la puerta mientras yo le decía todas las desventajas de una relación entre Piscis y géminis, encima tendrán un hijo tauro o si el mal los acecha será géminis, citaré a Adam, "el mal nos llegará a todos"

—¡No te vayas! —ya se fue, tire mi cabeza hacia atrás soltando el aire reprimido en mis pulmones, detesto estar solo y tan a oscuras, le falta luz a esta jodida pieza o al menos un televisor.

Me agarre de la cama y me senté mejor, con ambas manos tome mi pierna herida y con cuidado lo baje de la cama, tanto habla y habla me distrajo y no me dijo como estaba la oxigenada.

Tan inútil, le dije cuidado a tu derecha, pero no, ella tenía que ir y dispararle a los que me estaban atacando, se llevo un disparo en el hombro debido a eso y por verla perder la estabilidad me dieron en la pierna y...se gano enfrente de mí recibiendo el disparo en el abdomen...es...es... ¡Una inconsciente!

Eleve las manos en victoria cuando me puse de pie, mire a mi alrededor para alardear, pero estaba solo, vaya hermanos que me gasto, llevo dos días aquí y ni se han aparecido para hablar conmigo, Noemí es la única que se acuerda de mí, y no me pueden decir que están ocupados o alguna mierda porque los he escuchado reír, al menos a Aitor y Axel, ya que Alek y Adam no tienen sentido del humor.

Con ayuda de una silla di saltitos débiles para llegar a la puerta, doy un salto y siento que me escuece la pierna, no recurriría a esto ¡Si no estuviera solo!

Mordí mi labio por el esfuerzo y abrí la puerta.

—¡No! —reclame al ver el rostro serio que acercaba la mano a la manija.

—¿Qué haces de pie? —Alek abrió la puerta tomándome del brazo para llevarme nuevamente a la cama.

—¡No, no, no! —reclame poniendo resistencia pero el astuto aplico más presión y tuve que saltar para que me dejara de nuevo en la cama—¡Me costó mucho pararme!

—Trata de no hacerlo de nuevo.

Me señalo con su entrecejo contraído y camino de nuevo a la puerta.

—¡No hermano no te vayas! —suplique bajando de nuevo mis pies de la cama, Alek detuvo su caminar en la puerta y soltando un suspiro pesado se giro para mirarme.

—¿Qué quieres?

—Me siento solito.

—Akim no estoy para tus juegos.

—Llevo dos días aquí y es primera vez que vienes a verme, no es un juego de verdad me siento solito—susurre lo último más para mi que para él.

—No es primera vez —me negó cruzándose de brazos para mirarme desde la puerta.

—Claro que lo es.

—Vengo cuando duermes.

Elevo sus hombros y mi boca se abrió con asombro, para lentamente cambiarla por una sonrisa, sacudiendo mis hombros lo mire de manera tierna.

—¿Si viniste a verme?

—Alguien tiene que vigilarte para que no te ahogues con tu lengua y mueras.

—Oh que lindo eres hermanito, no sabía que me querías tanto.

—No fastidies Akim.

—¿Dónde vas? —me puse nuevamente de pie al verlo tomar la manilla de la puerta.

—A ver a Ainhoa, ¿Por...

—Iré contigo.

—Acuéstate Akim.

—¡Demonios, Alek! —le reclame— he estado dos días en la puta cama, necesito salir de aquí o me volveré loco.

—¿Más?—Rodó los ojos— Akim tú amas estar acostado sin hacer nada.

—¡Pero ya me aburrí!

Se cruzo de brazos enarcando una ceja, o su ceja, aquí vamos.

—¿Quieres ver a Ainhoa?

—¡Quiero ver a alguien!

—Me estas viendo a mí.

—¡A alguien más!

—Ya viste a Noemí.

—¡A alguien más! —repetí perdiendo la paciencia.

—Le diré a Axel que suba para acompañarte.

—¡Si, si quiero verla!

—¿Tanto te cuesta aceptarlo hermanito?, ¿Qué paso con tus pelotas?

—Eras más simpático cuando la arpía te rondaba... ¡ES BROMA NO TE VAYAS!

Di brincos rápidos para llegar a la puerta que se encargo de cerrar de un portazo, la abrí y allí estaba su cara malhumorada, tuve que elevar un poco el rostro para mirarlo directo a los ojos, tiene la misma mirada que papá y es aterrador.

—Te vez lindo hoy—le sonríe.

—¿Quieres un tiro en la otra pierna?

—Alek nunca te pido nada.

Sonrió y lo hizo de una forma muy aterradora, son pocas veces que lo he visto reír de forma honesta y aunque lo haga sigue siendo aterrador.

—Vete a la cama Akim.

—Solo ayúdame a llegar y puedes irte.

—Que molesto eres.

Tiro de mi brazo para pasarlo por encima de su hombro y para ponerle más dramatismo a la situación di el primer salto y me quejé doblando mi pie bueno.

—¡Ahora que! —perdió la paciencia, vaya novedad.

—Me duele mi pie—lo mire con un puchero—tendrás que cargarme.

—¡¿Qué?!

—Oh vamos no es tanto el recorrido —le señale con mi cabeza el pasillo para llegar al otro extremo y Alek soltó humos por la nariz.

—Jodete Akim, no estoy para tus mierdas.

—Si me dejas iré solito, me caeré y se me abrirán los puntos.

—Las horas que estuviste inconsciente fueron las mejores de mi vida.

Reclamó pero sonreí victorioso cuando como un princeso me cargo, paso su mano por la parte trasera de mis rodillas y yo ate mis manos a su cuello sin borrar mi sonrisa triunfal mientras que él me lanzaba disparos con sus ojos.

Se me revolvió el estómago, papá hacia lo mismo cuando me salía con la mía y él hacia lo que no quería, pero lo hacía por mí.

—Aquí esta bien, gracias —le golpee el pecho a unos pasos de la puerta de Ainhoa, apretando su mandíbula me dejo en el piso, con rabia y todo aún así no me tiro como creí que lo haría.

—Me compadezco de Ainhoa, no tiene la oportunidad de arrancar de ti.

Se acomodó la chaqueta y dio medio giro pero de nuevo lo detuve y por como sus puños se cerraron me hace creer que se debate si darme en la cara o respetar mi invalidez.

—¿Para que ibas a mis aposentos?

Soltó el aire por la nariz y tiro de su brazo para que lo soltara, apretó el puente de su nariz clamando a la calma y respondió.

—Aitor consiguió un jet, mañana nos vamos a Suecia, así que trata de no morir ni hacer que te mate hasta mañana, ¿de acuerdo?

—Como ordené mi capitán—le di un saludo militar y él se fue maldiciéndome hacia las escaleras.

Desde que tengo uso de razón me ha gustado sacarlo de sus casillas, Alek carece de paciencia y tolerancia, se hace lo que él dice, cuando lo dice y como lo dice, su palabra es ley y si no lo cumplimos, se desespera y se impone como un ser todo poderoso, lo respeto y lo quiero porque es mi hermano, pero no puede ver la vida tan cuadrada y rígida, no todo puede ser siempre tan malo.

Solté un suspiro pesado y después de meditarlo un par de minutos gire la manilla, para perder la paciencia y molestarme en segundos.

—¡¿Qué estas haciendo?! —entre dando saltos.

Ainhoa tiro maldiciones mientras intentaba sentarse en la cama con la mano apretando su abdomen.

Soy un ser con mucha paciencia, se que las cosas cuando tienen que pasar, pasan y cuando no, bueno es porque aun no es el momento, siempre he dejado que todo fluya en mi vida, para no estresarme ni amargarme, ¿Qué saco con molestarme si las cosas no resultan?, quizás al segundo, tercer, cuarto, o quinto intento resulten y de paso aprenderé de mis errores, me quede con la paciencia de Alek eso es seguro, paciencia que he ido perdiendo desde que la conocí, nunca en mi vida había conocido a una mujer tan jodidamente detestable, todo lo quiere a la de ya, no tolera la lentitud, se desespera con facilidad, explota con facilidad, no sabe reírse, es una maldita bipolar.

—Parándome, ¿No lo ves? —susurro un ¿la pérdida de sangre te dejo idiota? Mientras intentaba sentarse de lado y soltando quejidos.

Padres de todo, denme paciencia para no asesinar a esta mujer.

—Lo veo, lo que no entiendo es porque, ¿Buscas abrirte los puntos?

—¿Y tú que haces aquí, descerebrado?, tienes un disparo en la pierna vete acostar.

—Ya estoy aquí.

Le elevé los hombros e hice lo mismo que Noemí conmigo, más patético ya que con cada brinco me daban ganas de llorar por el dolor.

Me senté en la cama y apoyando mi mano en su hombro sano la hice recostarse de nuevo, le sonreí arrugándole la nariz y ella busco sus dagas para apuñalarme.

—¿Qué quieres Akim?

—¿Qué tal tu herida?, ¿Duele mucho?

Mire su abdomen y aunque estuviera cubierto por una polera que es de Aitor si pude ver la curva de su cintura, si no fuera tan desagradable admitiría que es hermosa, antes de que abriera su linda boca el día que nos conocimos no podía dejar de mirarla, su pelo ondulado de un rubio casi dorado, su piel pálida con débiles pecas en sus pómulos y nariz y esos ojos, joder, la primera vez que sus ojos dieron con los míos tuve una jodida erección que dolió como un demonio, tan azules y tormentosos.

—Estoy bien—respondió y eleve mi mirada notando que analizaba mi rostro—ya no duele o al menos no tanto.

Mire su brazo que tenía una vía en la cual Noemí le pasaba antibióticos y líquidos.

—¿Quieres algo para el dolor?, puedo pedirle a Noemí que...

—¿Qué tal tu pierna?, ¿Ya no duele?

Bajo su mirada a mi muslo y tuve que sentarme mejor en la cama para disimular el crecimiento de una parte de mi ¡Que no debería estar creciendo ahora!

—Si todo bien, no fue tanto.

Le reste importancia, ella nunca debe saber que llore por la noche debido al dolor, exagerado pero con dignidad.

—La bala te rozo la femoral, pudiste perder la pierna, claro que fue para tanto.

—¿Y tú como sabes eso? —le enarqué una ceja y abrió su boca para hablar pero de su boca no salieron palabras, me detuve en sus labios, estaban resecos, ¿Hace cuanto no toma agua?

—Noemí me contó.

—No me digas, ¿Le preguntaste por mí?

—¡Claro que no! —se molestó—ella solo se puso a hablar mientras revisaba mi herida, le dije que se callara pero insistió en hablar.

—Claaaro.

—¡Digo la verdad!

—Por supuesto que te creo, conmigo hizo lo mismo, revisaba mi herida y me conto que la herida en tu hombro fue limpia, no toco el hueso y fue rápida de atender, en cambio la herida en tu abdomen le dio problemas, la bala se alojó entre tu hígado y estómago, tuvo que sacar una parte de tu hígado para sacar la bala, lo curioso es que dijo que el hígado se regenera así que lo que te saco pronto crecerá de una forma bastante espeluznante, pero lo bueno es que no morirás, seria bastante desagradable que la mafia española nos quiera muertos por la muerte de su primogénita.

—El tiro valió la pena—finalizó elevando sus hombros restándole importancia, y mis ganas de lanzarle una silla aumentaron.

—¿Eres estúpida?, ¿Cómo puedes decir eso?, pudiste morir, ¿Estas consciente de eso?

—Te estaban disparando al pecho, Akim, si no me ponía en medio para desviar el arma tu estarías muerto.

—¡Y eso que!

—¿Cómo es que...?, ¡Impedí que murieras y tú dices eso!

—¿Y si hubieses muerto tú?

—Pues no paso.

—¿Y si sí?

—¡No paso!

—¡Claro que no paso porque de suceder me hubiese vuelto loco!, jodida inútil.

—¡Deja de tratarme mal!

—¿Y como quieres que te trate desquiciada?

—¡Como alguien que recibió un jodido tiro por ti!

Se desespero tirando golpes al aire y mi respiración se aceleró, hice el intento de pararme para lárgame pero mi función motora me fallo, maldiciendo mi maldita impulsividad, la tome de la nuca y mandando a la mierda mi moral la bese.

Que tierno ni que nada, fue cargado de impotencia, ira, desconcierto y...y sentimientos que me confunden.

¡Rubia de mierda!

Me jode que me confunda y no me deje pensar con claridad, nunca me había costado tanto hacer esta mierda, siempre es al revés, las mujeres son las que se me insinúan, yo solo me dejo querer, pero ella es diferente.

¡Maldita rubia, terca, rubia, preciosa y estúpida!

Profundice el beso apenas reaccionó moviendo sus labios, choque mi lengua contra la suya como un tsunami azotando la tierra, demostrándole todo la rabia que siento al saber que pudo morir, al saber que recibió un disparo por mi y que se desangro en mis brazos, el despertar de la inconciencia y no verla fue desgarrador, que nadie me dijera si estaba viva o no fue desesperante y se lo doy a entender con cada azote de mi lengua.

Cuando me falto la respiración me aleje de golpe de sus labios con mi ceño fruncido y pulso acelerado.

No me aleje de su rostro, en lo absoluto, mi mano seguía sujetando su nuca y mi frente estaba a centímetros de la de ella, Ainhoa abrió lentamente sus ojos y sus pupilas estaban completamente dilatas y el azul de sus ojos más intenso que nunca.

Me analizo atónita por lo que fueron minutos, sin decir nada mientras su respiración se acompasaba y... Yo me perdía en el azul de sus ojos, estoy jodido, totalmente jodido.

—¿Qu...que fue...eso? —susurro introducida a más no poder en la confusión.

—Te trato como quien recibió un disparo por mí.

La miré directo a los ojos para desviar mi mirada a sus labios húmedos y sonrojados, me humedecí los míos con deseo y reprimí mis ganas de dejarla sin oxigeno al sentirla temblar bajo mi tacto.

—Y...yo...

—No me hagas besarte de nuevo, Ainhoa.

Le enarque una ceja y mi pulso se acelero al ver como sus mejillas se sonrojaban.

—Me iría a mi habitación, pero detesto estar solo y no es muy cómodo saltar en una pierna, así que tomate unos segundos para procesarlo y sigamos discutiendo.

Le solté la nuca y acomodando uno de los almohadones de la cama a los pies me recosté mirando el techo.

—Tú...tú me...me...

—Anda acostumbrándote rubia.

—¿Acostumbrándome? —hice una flexión con mi cabeza para mirarla, ya no daba más de lo sonrojada que estaba, le dediqué una sonrisa centrándome en sus labios tentadores y volví a recostarme.

—Dudo que sea la última vez que lo haga, así que sí, acostúmbrate. 

Probé mi veneno, ahora ¿Que más da morir por ello?

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