Capítulo 24
Alek Schneider.
Corte la llamada con Iker y deje el teléfono en la repisa de la sala, me apoye en la muralla aún lado de la chimenea y respire profundamente tratando de no perder la cordura.
No podemos volver a Salamanca, Iker ha tenido encontrones con la mafia alemana y a perdido muchos hombres, Salamanca esta infestada de alemanes que nos quieren muertos, ir es lanzarnos a los leones.
Llegamos a casa de Aitor hace casi seis horas, ya es de madrugada y nos estamos turnando para vigilar, Axel esta de francotirador en el segundo piso cuidando la zona frontal de la casa y Adam esta cuidando la parte trasera, todas las entradas vigiladas y todos con las armas listas para disparar, pase lo que pase a la casa no deben entrar, Noemí como pudo estabilizo a Ainhoa pero perdió mucha sangre, Aitor y yo hicimos de banco de sangre para ella y Akim, así que por el momento es nuestro descanso.
Akim perdió la conciencia llegando aquí y no ha despertado aún, Noemí saco la bala y aunque Aitor le consiguió todo lo que necesitaba, desde medicamentos, anestesia y equipo médico, no es suficiente y eso que lo consiguió a una velocidad increíble, gracias a eso pudo estabilizar a los dos, los dejo con medicamentos y los vigila cada media hora en especial a Akim, le preocupa su estado neurológico debido al golpe y la falta de sangre, le revisa la reacción de sus pupilas y estado en su función motora, la bala rozo la vena femoral, un milímetro y pierde la pierna, se salvo de milagro y tanto él como yo le deberemos la vida a esa castaña.
———¿Y ahora qué? —Aitor llego aún lado de mí y se inclinó para prender la chimenea—¿Qué piensan hacer?
Lo mire y volví a mi posición, pensando y pensando, diría que por el momento quedarnos, su casa es pequeña pero moderna, esta adecuada para una sola persona que vive con comodidad, no para siete y no estamos seguros aquí, su casa esta en medio de la nada, literalmente al entrar en ruta se desvió entrando a un bosque, sin carretera ni nada transitable, esquivo árboles, malezas y rocas para llegar a una casa escondida entre árboles.
—Apenas Akim agarre fuerza nos vamos, volveremos a nuestro antiguo andar y no nos detendremos. —sentencie agotado de toda está mierda.
—Akim necesitará más de unos días para ser más ayuda que estorbo, diría que semanas.
—No tenemos tanto tiempo.
—Aitor tiene razón—ambos desviamos la mirada a Noemí, quien se veía realmente exhausta, traía dos vasos de jugo y caminaba con su mirada fija en mi hombro, me puso un cabestrillo provisorio ya que los urgentes eran Akim y Ainhoa— Akim no podrá ponerse de pie quizás en días y al hacerlo no podrá apoyar su pie, necesitará recuperarse antes de poder correr por su vida.
Le quito el ron a Aitor cambiándoselo por un vaso de jugo de naranja recién exprimida, me entrego el otro a mí para pedirme que le dejara ver mi brazo, me saco el cabestrillo y comenzó a tocarlo, me ha dolido todo este tiempo, pero ha ido disminuyendo porque me he mentalizado en ignorarlo pero ahora que sus dedos tocan mi hombro sé que el dolor esta latente.
—Necesito arreglarlo—me forzó una sonrisa y yo asentí preparándome para lo que se viene, le indicó a Aitor como sostenerme y aunque aplico una leve presión le lance misiles con los ojos—a la cuenta de tres ¿de acuerdo?
Gano sus manos en posición y aferro sus pies al piso sin desviar la mirada de mi hombro respire profundamente armándome de valor.
—De acu...—la maldije en alemán en cuanto sentí el sonido de mi hueso acomodándose, me dejo unos segundos donde el dolor fue inminente, me recorrió la espina y casi me hace lanzarle un puñetazo— ¿no que a la de tres?
—Es mejor cuando no lo ven venir—volvió a inmovilizar mi brazo y movió sus hombros y cuello por tensión, en cuanto su mano se deslizo por su vientre pregunte sin pensarlo.
—¿Estás bien? —al darse cuenta de que mi mirada estaba en su vientre alejo sus manos y asintió.
—Agotada, hace tiempo no sacaba balas de un cuerpo.
—¿Pasaba muy seguido? —pregunte insinuando a los Petrov.
—Si, pero no a ellos si no por ellos, cuando necesitaban información me dedicaba a curar a sus víctimas después de las torturas y cada una era peor que la otra, tuve mucha práctica.
Asentí poco convencido, esta mierda no me da confianza, nada de esto me la da.
—Gracias por salvar a mi hermano.
Termine por decir.
Me sonrió de forma sincera, la sonrisa le llego a los ojos. No la correspondí, aún así me asintió respirando profundamente para no llorar.
—Gracias por hacer de escudo, recibiste el impacto por mí, yo te lo...
—No agradezcas—me tensé desviando mi mirada a la chimenea.
Hice lo que Axel hubiese hecho, al momento de estallar la granada el venía corriendo hacia Noemí y no alcanzo a llegar, no me imagino que hubiese pasado si la castaña sale herida, si Akim se desesperó por Ainhoa que según la encuentra irritante, Axel hubiese perdido la razón.
—Les puedo prestar mi casa de seguridad—habló Aitor sentándose en su sofá, ganando dos miradas atentas— por el momento aquí estamos medianamente seguros, pero no están en condiciones de un segundo enfrentamiento y tienen que salir lo antes posible de España.
—¿Y donde esta esa casa tuya? —Noemí se giró hacía él enarcándole una ceja.
—Ignorare tu tono incrédulo —la señalo digno—está en Suecia, en un punto seguro y con excelentes medidas de seguridad.
—¿Suecia?, ¿Por qué demonios tu casa está en Suecia?
—Suecia es zona blanca —respondí por Aitor—al igual que Finlandia, Noruega e Islandia, todos esos países están libres de mafia.
—Exacto—me dio la razón mirandome de soslayo—es donde los desertores huyen en busca de una mejor vida y tranquilidad, el gobierno los respalda y un solo altercado que involucre mafia significa guerra y destierro así que por el momento es el lugar más seguro que se me ocurre llevarlos.
—¿Qué te hace creer que aún no hemos ido?
—Intuición, no llegarían a un país que refugia desertores de las mafias que quieren su cabeza, menos sin un guía turístico tan fenomenal como yo.
—No sé si...
—¡Alek!
Adam grito y pasando por un lado de Aitor corrí escalera arriba al llegar al segundo piso me detuve con el espectáculo que veían mis ojos, por una parte me saque un peso de encima y por otra un instinto homicida me invadió de tal manera que me importo una mierda el dolor de mi hombre solo quería darle un zurdazo que lo devolviera a la inconciencia.
Adam sostenía a Akim por los brazos cuidando que no recargara el pie mientras que él intentaba empujarlo pero aún no recupera su fuerza.
Jodido imbecil.
—¡¿Qué demonios paso?! —pregunto airado.
Mire por sobre mis hombros pero me estanque en el otro extremo del pasillo, Axel sostenía de los hombros a Ainhoa manteniéndola fija en la cama mientras ella peleaba con los cables.
—¿Dónde esta la rubia oxigenada? —chillo Akim—¡Ya suéltame, Adam! —se molestó—¡Alek, Alek! —repitió al darse cuenta de mi presencia—¿Ya se murió? —su desesperación estaba al mismo nivel que su idiotez la escalera estaba en medio de ambas habitaciones y podía oír ambas discusiones.
—¡Deja de tocarme! —reclamo la voz quejumbrosa de Ainhoa—¡Quiero irme, necesito, necesito...!
—¡Respóndeme maldita sea! —Akim jalo de los hombros a Adam y como un imbécil calló al piso, estire mi brazo deteniendo los pasos de Noemí y lo deje un rato en el piso, maldiciendo y comportándose como un crio, y así dice que no le importa.
Adam lo ayudo a ponerse de pie y se veía realmente deplorable, daba pena y risa, con su cara de angustia, ojos saltones, pálido, cabello tieso por la sangre, un parche que cubría la mitad de su cabeza y vestido con una simple bata azul que parecía vestido.
—Vuelve a la inconsciencia por favor—suplico Adam intentando llevarlo a su cama.
—Déjalo —le sacudí la mano para que lo soltara—Ainhoa está...
Apenas señale la otra puerta y a saltones apoyado en la pared fue, la bata estaba abierta por detrás así que todos vimos el culo pálido de mi hermano.
—¡¿POR QUÉ DEMONIOS HICISTE ESO?! —mi cara de desconcierto aumento, Akim ni siquiera había llegado a la habitación de Ainhoa y ya estaba gritándole y lanzando golpes al aire.
—¡TE SALVE LA VIDA!
—¡NO PEDÍ QUE LO HICIERAS!
—¡AGRADECEME Y DEJA DE GRITARME!
Paciencia señor paciencia, tocando el puente de mi nariz camine hacia la habitación donde estaba Ainhoa para mirar más de cerca este espectáculo.
—La gente normalmente intenta esquivar las balas, no atajarlas y quedárselas de recuerdo.
—Si la gente fuera menos estúpida y no chillara por un poco de sangre la gente no tendría que atajar las balas con el cuerpo.
—Oh claro y ahora es culpa de la gente que se preocupen por los que recibieron un balazo en el hombro.
—¿La gente? —Axel pregunto enarcando una ceja y yo le negué, uno esta peor que el otro.
Axel, Noemí, Adam, Aitor y yo estábamos de pie fuera de la habitación admirando semejante espectáculo.
—¿Te preocupaste por mí?
—CLARO QUE...—dejo su boca abierta y las palabras en el aire, Ainhoa se sonrojo y Akim desvió la mirada, cinco años mentales tienen— claro que no.
Le respondió a los segundos, risas disimuladas se escucharon a mi alrededor aumentando el nerviosismo de Akim.
—A parte dije la gente, y tú no eres la gente.
—¿Vez a alguien más con un agujero en el hombro?
—¡Agujero que tienes por irresponsable y terca!, si te digo a tu jodida derecha ¡VAS A TU JODIDA DERECHA!
—¡TÚ NO ME MANDAS!
—Deberían dejar de gritar y des...
Noemí retrocedió al ver dos miradas mortíferas dirigiéndose a ella.
—¿Qué haces? —Ainhoa se saco la manta de encima y comenzó a quitarse los cables, Akim le dio manotazos para que se quedará quieta y ambos comenzaron a forcejear.
—¡No me toques!
—¡Quédate quieta! —chillo desesperado y mi sonrisa se borro lentamente.
—Me trae recuerdos esto— siseo Adam a mi espalda tensándome los hombros, por una brave fracción de segundos mi mente me traslado al segundo piso de una clínica veterinaria y a una pelinegra de ojos esmeraldas, gritándome con la misma intensidad y mirada asesina.
Bajé mi mirada a mi mano soltando un bufido molesto borrando la imagen de mi cabeza, debí dejarla tranquila como tanto me gritaba.
—¡YA DEJAME AKIM!
—¡Te dieron dos tiros desquiciada, no te muevas!
—¡Vete a la...! —quedo a medio grito cuando soltó un quejido obligándome a elevar mi mirada, Akim se arrodillo olvidando su propia pierna y dolor y le quito la manta que le cubría para revisarla.
—¿Qué tienes?, ¿Dónde te duele?, ¿Te hiciste daño? —le pregunto mirando su hombro y abdomen, a Ainhoa se le corto el aire y su rostro seguía contraído, por el dolor y aunque se que alguien debería hacer algo no podemos, ver a Akim en su estado, con su pierna herida siendo el rey del drama, ignorando su dolor para calmar los de Ainhoa, es...es algo pocas veces visto.
Akim deslizo su mano por la mejilla de Ainhoa y ella lo quedo mirando un par de segundos y cambio los gritos por lágrimas.
—Creí...creí que moriríamos —lloró y Akim maldiciendo y cuidando el no lastimarla la abrazo tomándola de la nuca y hundiendo su rostro en el cuello de la rubia.
Ainhoa hizo lo mismo que él, con su mano libre la enredo en el cabello de mi hermano y escondió su rostro en la curva de su cuello.
Noemí nos empujó para que saliéramos y le diéramos espacio, pero cual de los tres estaba más sorprendido.
—Tú no morirás—le susurro Akim—no lo permitiría.
Noemí cerro la puerta dejando al aire ese susurro de Akim, nos quedamos mirando la puerta como unos imbéciles mientras Noemí nos miraba a brazos cruzados, bajamos la mirada a ella y tenía su ceño fruncido y parada militar, casi cuarenta centímetros más baja y nos pone esa cara.
—Abajo, ahora.
Ordeno señalando las escaleras y mi boca se abrió con asombro, ¿y está que se cree?
—¡Ahora! —chillo empujando a Axel, quien se llevo a Adam consigo, Adam jalo a Aitor y a pesar de que tenía un jodido juego de miradas con la castaña que iba ganando retrocedí cuando Aitor me jalo del brazo.
Noemí nos analizo hasta que bajamos la escalera, advirtiéndonos que no nos quería acá arriba.
—Yo si había creído que Akim la odiaba.
Llegamos a la sala y Axel susurro con su mirada en las escaleras, sinceramente si era creíble su acto, creíble para los externos, esa mierda de tratarla mal e ignorarla es muy poco común en él que se folla a todo lo que tenga falda, Akim seduce, folla y adiós, que no lo haya intentado con Ainhoa es por tres razones, razón uno; lo intento, le pateo las pelotas y lo mando para la casa, razón dos; en verdad no le atrae, aunque eso ya quedo descartado y por último y las más acertada, razón tres; le aterra que no sea una follada y adiós.
—Ya que Akim despertó de la inconsciencia y no quedo deficiente mental, ¿Qué haremos? —Adam me miro cruzándose de brazos y yo por inercia mire Aitor, quien estaba recargado aun lado de la chimenea con su botella de ron dandome miradas complices, esperando, anhelando la respuesta que sé, sabe que daré.
—Iremos a Suecia.
Sigamos su plan.
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