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Capítulo 21

Alek Schneider.

Me quede de pie a un costado del escritorio observando mi entorno.

Llegamos al club hace una media hora, y no sé qué es lo que planea Hela, aunque me esfuerce en analizarla no me da indicios de nada, estamos en la misma oficina en el ático del club, la misma de ayer y donde supuestamente tendría que estar Ruslan, pero no está.

Hela conversa con Noemí y Axel en un extremo de la habitación donde lo único que se ve de ella son esos ojos esmeraldas brillantes que tanto llaman la atención, va vestida completamente de negro, debido a eso se pierde entre las sombras.

Aitor está a unos pasos de mí, conversando alegremente con Ainhoa y Adam, todos a mí respecta parecen demasiado tranquilos, quisiera tener un poco de su tranquilidad, no entiendo como estando en la mierda, pueden actuar de manera tan tranquila y natural.

—¿No te causa mala espina? – pestañee un par de veces volviendo a la realidad para notar a Akim quien estaba de pie frente a mí, con su mirada recelosa puesta en Aitor.

—¿Por qué debería? —escanee a Akim de pies a cabeza, su molestia era más que obvia.

—Tan sonriente y molesto – reclamó cruzándose de brazos-— llamando preciosa y dulzura a todo el mundo.

—¿A todo el mundo? – le entrecerré los ojos para recibir una mirada de obviedad.

—A Hela y Ainhoa.

—Es exnovio de Hela –— le reste importancia para ver su rostro de impotencia aumentar, causándome un poco de diversión.

—¿Y no sientes ni un poco de celos?

—¿Por qué debería sentir celos?

—¿No has visto como le mira el culo? – entrecerró sus ojos mirándome impaciente.

—He visto como se lo miras tú...

—No es lo mismo, somos hermanos y quedaría en familia – me lo quede mirando serio y me rodo los ojos en un Es broma, pero si te descuidas puede que no lo sea -— yo me pondría celoso, es su ex y al parecer el único, y según él estuvieron casi tres años juntos...

—No me metas en tus líos Akim, si estas celoso por su cercanía con Ainhoa es tú problema no el mío.

—¿Celoso yo? – se señaló con una sonrisa irónica – estoy cuidando que no te quiten a tu mujer y me lo agradeces así.

—¿Te crees que soy idiota? – me cruce de brazos y le analice el rostro-— que no tengas las pelotas para ir de frente con ella es tu problema, no me vengas a sembrar tu mierdero, que yo celos no siento por nadie.

—A claro...te follas a la diosa de la muerte y ya eres mejor que nosotros.

—No, no te equivoques hermanito, siempre he sido mejor que ustedes. —sonreí altivo—Trata de no ensuciar nuestro apellido con tus celos patéticos, ¿Quieres?

—Aitor – ambos desviamos la mirada en cuanto sentimos la voz de Hela. Le hacía señas con su mano al imbécil de Aitor, quien como un perro fue hacía ella como una sonrisa coqueta.

—¿De verdad no te molesta? – me pregunto Akim intercalando la mirada.

Le negué metiendo las manos en los bolsillos delantero de mi pantalón sin desviar la mirada ni por un segundo de ese par, Hela se inclinó hacía él para susurrarle algo y el imbécil no perdió su oportunidad para sostenerle la cintura.

—Admiro tu seguridad, Hela es tentación para muchos y tú aquí muy tranquilo viendo como intenta manosearle el culo.

En cuanto lo dijo desvié mi mirada a la mano de Aitor que se deslizaba con lentitud por la espalda de Hela. He de admitir que sentí como mi garganta se apretaba y mis manos temblaban, que solo un dedo le rocé su perfecto culo y es hombre muerto.

—Porque no vas a molestar a alguien más, a Ainhoa, por ejemplo.

—La rubia irritante puede irse al demonio si quiere.

—¿Te tiene frustrado?, ¿Qué pasa, te ha ignorado?

—Ya quisiera tener mi atención-— vi cómo le dedico una mirada despectiva mientras ella se acercaba a nosotros y no pude evitar rodar los ojos, tan infantil.

—Sabía que Iker tenía buenos mercenarios en la isla—hablo la rubia apenas llegó a nosotros—, pero nunca creí que sería el novio de Hela Petrov...

—Exnovio – le aclaré como si nada.

Adam llegó a nuestro lado junto a Ainhoa destinando su mirada a ese par que seguían hablando al extremo final del ático, mirándolos con el mismo interés molesto que Akim y Ainhoa.

—Ellos dos nunca terminaron oficialmente – informó Adam captando mi atención-— Aitor dijo que tuvieron esa pelea donde Hela le pidió a Erlick que lo matará y cuando iban arreglar las cosas...bueno, la mataron – elevo sus hombros—- así que ellos tienen una historia pendiente.

—No te molestes, dice que no le importa – Akim le sonrió con burla y yo los ignoré a los dos para centrarme en Hela.

Me irrita, jodidamente me irrita verla sonreír a causa de ese imbécil, ¿Qué es tan gracioso que sonreí así de linda?, lo único divertido que tiene el hijo de puta es la cara. Se me tenso la maldita mandíbula y comencé a sentir el cuello de la camisa asfixiante al ver como los ojos del animal brillaban detallando el rostro de Hela.

—Han pasado cuatro años – justifico Ainhoa – en cuatro años pasan muchas cosas...

—Bueno ambos se creyeron muertos, es normal que como revivieron pueda revivir el amor que se te...

—¿Y el ucraniano llegará en algún momento o que mierda esperamos?

Di un paso hacia adelante ignorando a los dos molestos que tengo por hermanos, Aitor sin sacar la puta mano de la espalda de Hela se giró hacía mí y ambos me miraron al principio algo confundidos, pero la sonrisa encaprichada de Hela no tardo en aparecer y me di cien tiros por idiota.

—Así que...el perfecto Schneider si siente celos...

—Mira Akim, aquí esta Ainhoa porque no conversan un poco – le señale con mi cabeza a la rubia y entreabrió su boca para analizarme con traición.

—Como si fuera agradable conversar con él – Ainhoa siseo rodando los ojos y Akim la miro con rencor.

—No desperdiciaría saliva hablando contigo.

—¡Oh! – lo miro con un puchero entristecido – idiota, ya lo hiciste – le saco el dedo corazón y dirección sus pasos hacía Aitor.

Akim abrió su boca ofendido para poner las manos a la altura de su cadera y mirarla con desdén, lentamente su mirada fue bajando para detenerse en el culo de la rubia, Adam lo miraba con una sonrisa burlesca, pero ninguno de los dos llegaba interesarme lo suficiente, ¿De qué tanto hablan y porque le sonreí tanto?

—Bueno vinimos hacer vida social o a interrogar a un ucraniano...

Akim dio un paso hacia adelante y antes de que Aitor le respondiera golpearon la puerta, la señalo mirando a Akim con una sonrisa a labios juntos y este le rodo los ojos con molestia.

En cuanto Aitor abrió la puerta lo primero que vi fue una mata de pelo enmarañado rubio entrando a la habitación con un aire pesado y tosco, Aitor lo saludo de manera fraternal y dirigió sus pasos al escritorio que estaba aún lado de nosotros.

—Ruslan amigo... ¿Qué tal te ha ido? – le pregunto con naturalidad.

Ruslan cerró la puerta a su espalda y camino hacía Aitor, nos miró a Akim, Adam y a mí con sus ojos entrecerrados con total desprecio y cuando pensé que iba a reconocernos nos ignoró para dirigirse a Aitor.

—Todo bien – le habló, con ese débil toque del acento ucraniano marcado en su voz.

Analicé su rostro y no pude no centrarme en la cicatriz que cubre la mitad de su rostro, parte desde el lado izquierdo de su frente bajando por su ojo nariz y atravesando hasta el otro extremo de su cara, supongo que debido a la cicatriz perdió el ojo, ya que en vez de iris tiene la zona completamente blanquecina.

—¿Para qué me necesitas? – Ruslan movió sus hombros y miro débilmente sobre ellos.

Desvié la mirada hasta el fondo de la habitación y no pude encontrar a Hela, vi a Axel, Noemí y Ainhoa un par de metros más atrás que Ruslan, pero Hela, no está. Entrecerré mis ojos algo confundido y seguí analizando el entorno.

—Quería preguntarte algo – le sonrió Aitor apoyándose en el escritorio —- ¿Tú conoces a estas personas? – nos señaló en conjunto a Axel y Ruslan se giró quedando frente a nosotros, miro a Axel y note como se desviaba analizando a su alrededor.

—La conozco a ella – señalo a Ainhoa – es hija de Iker, ¿No?

—Así es – le asintió Aitor-— pero me refería a ellos – nos señaló con más precisión-— ¿Los conoces?

Ruslan nos miró detenidamente uno a uno y ninguno borro la expresión seria, se dio el tiempo en analizarnos de pie a cabeza, como llevo haciéndolo desde que entro, cada segundo que pasa lo veo más tenso, mira por sobre sus hombros y sus ojos recorren el entorno.

Por un instante sentí un escalofrío recorrerme por la espalda y la piel se me erizo y como si pudiera sentir su presencia gire mi mirada al extremo contrario del ático, mire detenidamente enfocando un poco en la oscuridad y note un par de ojos esmeraldas sumidos en una oscuridad asfixiante, vi la débil silueta de Hela apoyada en unas cajas y lo entendí, entendí la sensación que provoca, hace un instante analice esa misma zona y no fui capaz de verla pero está allí, inmóvil, en silencio y observando todo desde las sombras.

—No nunca los he visto, ¿Por qué? – respondió al fin Ruslan desviando la mirada a Aitor—- ¿Son de Iker?

Aitor curvo una sonrisa maliciosa y le negó desviando la mirada a nosotros.

—Nunca supe tu trabajo dentro de la mafia ucraniana pero ¿Podrías decirme que hacías para Chavdar? —Ruslan nos miró al instante entrecerrando sus ojos queriendo comprobar si no éramos parte de la mafia.

—¿A qué se debe la pregunta?, Iker respeto mi pacto de silencio a cambio de mis servicios, creí que...

—Eras guardia, ¿no?, —lo interrumpió— si no me equivoco custodiabas a Damyan...

Ruslan dio un paso hacia atrás y lo miro desconfiado.

—Lo era, pero ¿Qué tiene que ver con que los conozca?

—Nada, nada – movió su mano Aitor con una sonrisa curva instalándose en su rostro— lo que pasa es que mi amiga tenía curiosidad sobre si los conocías.

—¿Amiga?, ¿Qué amiga? – miro por sobre sus hombros a Noemí y Ainhoa quienes le negaron con una sonrisa forzada.

—Oh por favor Ruslan la conoces. Dinos, ¿Cómo fue que te hiciste esa cicatriz?

Ruslan al instante retrocedió dos pasos con su boca entreabierta y en cuanto nos vio fue como si su mente se dio cuenta de lo que estaba a punto de pasar, dio medio giro para dirigirse a la puerta, cuando una negación y chasquido de lengua lo detuvo a centímetros de esta.

—Te vas, sin siquiera saludar RusRus ¿No me echabas de menos? – la silueta de Hela se hizo cada vez más notoria y Ruslan teniendo la oportunidad de abrir la puerta y echarse a correr quedo paralizado en su lugar, con su mano estirada hacia la manija y su mirada centrada en la mujer que daba lentos y tranquilos pasos hacía él con una sonrisa macabra en el rostro, saliendo por fin de esa bendita oscuridad dejando a la luz su presencia.

—¿Sorprendido de verme? – le ladeo una sonrisa y Ruslan acelero sus pasos hacía la puerta, Hela soltó una risa divertida y dio un golpe seco en el piso provocando que este nuevamente se detuviera— ¿Por qué huyes?, no vine a lastimar RusRus...

—T...tú...tú...

—¿Y...yo...yo? – se burló.

Es increíble, como un tipo gigante, mafioso y asesino le tiembla la voz en presencia de aquella mujer de mirada siniestra, ella ni siquiera parece intimidada o incomoda, es más parece incluso hasta feliz.

—Estoy bajo la protección de los santos...tú no puedes tocarme...

—¿Crees que quiero hacerte daño? – Hela toco su pecho haciéndose la ofendida-— ¿Por qué piensas eso de mí?, ¿No quieres rememorar viejos tiempos?

Ruslan repitió una y otra vez —No puedes tocarme— y abrió la puerta, al momento en que hizo el intento de salir una cuchilla se clavó con tal potencia a centímetros de su mano que este palideció y comenzó a temblar en su lugar.

—RusRus, no me dejes hablando sola sabes que no me gusta – lo regaño Hela— como la mujer tan compasiva que soy... Te daré dos opciones, la primera-— camino hacia el centro del ático – entras a voluntad, cierras esa puerta, tomas esta soga —– señalo sus manos-— te sientas y te atas para así conversar, o – sonrió – tomas el camino divertido sales por esa puerta te doy una ventaja de...-— lo pensó mirándonos a cada uno—- ¿Diez minutos está bien? – nos preguntó con sátira—- bien que sean quince, tú corres, huyes, te escondes, le rezas a quien estimes conveniente y esperas pacientemente a que vaya por ti...son opciones interesantes, ¿no crees? —sonrió— venga RusRus elije rápido no me apetece perder tiempo.

Ruslan miro la escalera y note como su mandíbula se tensaba, como sus manos temblaban y su pie daba pequeños golpes al piso como si se estuviera debatiendo, Hela camino alrededor de la silla que ella misma dejo en el centro del lugar en conjunto con una soga e hizo el sonido de un reloj. Ruslan cerro con fuerza sus ojos y dio un paso hacia atrás, miro por sobre sus hombros dando un suspiro pesado y con una reacción rápida se impulsó con la puerta y sentí sus pisadas rápidas bajar la escalera.

En cuanto su figura desapareció, Hela tranquilamente se sentó en la silla y miro sus uñas, nos miramos entre todos no entendiendo nada.

—¡Se acaba de ir! – chillo Akim señalando la puerta-— ¡Que se acaba!

Hela alzo su mano callando a Akim y miro a la puerta comenzó a bajar uno a uno sus dedos y en cuanto quedaba solo uno, señalo hacía la puerta y al pasar un solo segundo esta se abrió con lentitud y un Ruslan con la mirada agacha entro.

—¿Tan poco te duro la valentía? – le pregunto apoyando su espalda en el respaldo de la silla.

Sabiamente Ruslan entro cerrando la puerta y bajo la sorpresa de todos camino hacia aquella silla, Hela no movió ni un solo musculo se lo quedo mirando inexpresiva y en cuanto quedo parado frente a ella, le dirigió la mirada a la soga, Ruslan se inclinó la tomo y miro la silla.

Hela me dedico una mirada por sobre sus hombros y yo tuve que cerrar mi boca, que vea la erección pero no que me dejo sorprendido.

Se puso de pie y sin mirarlo ni decirle nada Ruslan se sentó en la silla y comenzó a atarse dejándonos anonadados.

—No olvides los pies RusRus – lo señalo provocando que se desatara un poco y atara correctamente sus pies a las patas de la silla.

Mire a mi alrededor y nadie desviaba la mirada de Ruslan, Akim tenía la boca entreabierta formando una sonrisa y Adam parecía que no podía creer lo que estaba viendo, incluso Aitor parecía asombrado.

Ruslan como pudo ato sus manos y con ayuda de su boca forzó el nudo una vez listo soltó un suspiro y miro a Hela como si estuviera esperando una aprobación.

—Que decepción – le negó caminando a su alrededor-— tomaste la opción del cobarde querido. —suspiró—Creí que tendrías las pelotas por último de sacar la cuchilla de la puerta e intentar enfrentarme – negó chasqueando la lengua y camino hacia la puerta para sacar su cuchilla-— ¿No dirás nada?

—¿Ya murió la perra de Airón? —Hela detuvo sus movimiento mirando el filo de la cuchilla y el silencio que nos gobernó fue aterrador, incluso para mí, se me erizo la piel e incluso el pulso me fallo al ver como ensancho una sonrisa jodidamente macabra que hizo arrepentirse hasta al mismo diablo de existir.

—¿Por qué?, —preguntó ladeándose hacia Ruslan, sin borrar esa sonrisa ni dejar de ver la cuchilla—¿Lo hechas de menos?

—Oírlo gritar siempre fue...delicioso– le sonrió y termino de confirmármelo, es imbécil, total y absolutamente imbécil, y pareció darse cuenta de ese detalle al ver la sonrisa divertida de Hela desaparecer, al instante en que su sonrisa se fue su semblante se enfrió y fue como si una nube de oscuridad nos azotara, fue como esa tranquilidad antes del caos, del tormento, de la muerte.

—¿Sabes que es en verdad delicioso? – tomo la cuchilla del mango y la hizo girar en un movimiento de dedos casi magistral, acompañándolo con pasos lentos y tranquilos hacía Ruslan—- Mmmh una lasaña recién hecha – se saboreó los labios casi ronroneando por el gusto, mientras que la sonrisa sátira de Ruslan comenzaba a pausarse-— acompañado de unos palos de ajo caseros, servido en una gran mesa por una esbelta y dulce mujer, pelirroja, ojos pardos, con sonrisa encantador – siseo cada palabra como una verdadera víbora -— ¿Te resulta familiar el nombre Linda?

—¡Hija de puta! –— ni un segundo tardo en removerse en la silla gritando colero pero por más que movía sus manos las sogas más se apretaban.

—Tengo una pregunta RusRus – le sonrió parándose en frente de él-— ¿Le pusiste Esmeralda a tu hija en honor a mis ojos? – señalo sus ojos batiéndole las pestañas de forma inocente cuando toda su aura era infernal, Ruslan comenzó a jadear como una animal rabioso y eso solo gano la risita divertida de la mujer frente a él.

—¡Si la tocas juro que te mato hija de puta! —suspiro divertida mirándolo con desdén.

—Puedes desatarte si quieres – le sugirió – adelante, desátate, toma la cuchilla y enfréntame. – lo señaló al no ver sus movimientos, le negó cansada y se acercó a él—Veamos, déjame ayudarte, —tomo las sogas— esta punta, pasa por abajo, gira en tus manos, baja a tus pies – narro mientras le desataba las sogas, Ruslan tiraba su cuerpo hacía atrás con temor a la reacción de Hela y en cuanto libero sus manos, le lanzo un puñetazo a la cara el cual estivo a la perfección—- Oye, oye, aún no termino de desatarte – lo regaño pero idiotamente Ruslan tiro otro golpe y Hela con fastidio le enterró la cuchilla en la pierna-— sostenla un momento que necesito ambas manos.

Ruslan soltó un grito ensordecedor que fue cubierto por la risa de Akim que ni se esforzó en controlarse, el cabrón miraba a Hela como si estuviera en el mismísimo paraíso, estaba fascinado por lo que ella hacía y sinceramente yo también, que importa el aura caótica e infernal, el jodido poder que desprende y la altivez y seguridad que posee me tiene el pulso acelerado y centrado en un zona específica de mi cuerpo.

Hela termino de sacarle las sogas y la dejo aún lado de la silla de forma despreocupada se ganó recta frente a él cruzándose de brazos para ladear el rostro y detallarlo enarcándole una ceja.

—Vamos tómala – le incito señalándole la cuchilla que tenía clavada en el muslo, Ruslan le lanzo miradas de odio, la maldijo una y otra vez, pero no fue capaz de tomar la cuchilla.

Hela soltó la respiración de forma pesada y de un movimiento casi imperceptible a la vista humana se acercó a Ruslan presionándolo del hombro con fuerza y rigidez aferrándolo al respaldo de la silla, quedando a centímetros de su rostro, curvo una sonrisa y giro la cuchilla dentro de su pierna, increíblemente Ruslan contuvo el grito, más no las expresiones de su rostro que eran simplemente únicas.

—A mí no me des amenazas vacías – le advirtió Hela– quieres matarme, se hombre, ponte de pie y enfrentame, ¿O acaso las pelotas las tenías solo cuando estaba drogada y débil?, —inquirió en gruñidos roncos— muy valiente frente a mi celda, pero un cobarde de mierda conmigo fuera, ¿no? – giro nuevamente la cuchilla y este se removió con dolor en su lugar-— las mataré – confirmo gustosa—- lenta y dolorosamente, voy a disfrutar cada grito, suplica y llanto por piedad, voy a contentarme despedazándolas lentamente, ¿Y sabes que es lo mejor de todo? – mordió su labio y se inclinó más a él-— que tú vas ayudarme RusRus.

—¡No...No...No demonios! – grito sacudiendo su cabeza—- ¡Por favor haré lo que quieras, pero no, no las toques, no le...!

Hela soltó una risa baja alejándose lentamente de él, dejando la cuchilla quieta en su lugar.

—¿Lo ya que quiera? —ronroneo con jugueteo

—¡Es solo una niña! – grito en suplica y el rostro de Hela se volvió de hielo. —por favor...ella...es solo una niña...no tiene nada que ver con...

—¿Quieres tener el honor tú?, —lo detuvo bajando débilmente la mirada incrementando la intensidad de ese verde esmeralda en sus ojos—sabes perfectamente que soy fetichista, me gusta cuando arrancan, ¿con un dos aún no corren verdad? -—toco su mandíbula con duda y negó – tendrás que matarla tú Ruslan, podríamos clavarle clavos en las manos – junto sus palmas y hablo con tanta ilusión que removió algo en mí -— ¡Oh, oh! – lo señalo-— mejor la metemos en una tina con hielo y le pasamos corriente por la...

—Tie...tiene solo dos años – Ruslan comenzó a sollozar y negó una y otra vez—- po...por favor...sabes...yo...yo no tenía opción, no...

—Resulta que todos a los que he torturado hasta ahora dicen que no tuvieron opción – balbuceo rodando los ojos con ironía.

—No...no la las...lastimes... mi...mi hija no tiene...

—Les haré exactamente lo mismo que tú me hiciste a mí, —lo calló acercándose a él, agregándole un ronquido a su voz que puso a temblar al jodido mundo— lo haremos juntos y lo disfrutaras de la misma manera – jalo de su cabello y lo obligo a mirarla-— te reirás de su inconsciencia, las insultaras en su agonía y las golpearas en su debilidad, porqué eso te gusta ¿no es así hijo de puta? – le dio un puñetazo que lo hizo caer de la silla — opciones tenías, pero elegiste la del cobarde – le saco la cuchilla del muslo y con su pie lo hizo girarse-— debiste matarme cuando pudiste, porque ahora tu vida me pertenece, y si quieres compasión para tú hija tendrás que ganártela.

—Haré...haré lo que quieras – se arrodillo ante ella encima del charco de su propia sangre y suplico con sus manos—- solo...solo no la toques...

—Oh y lloras – Hela ladeo la cabeza y Ruslan bajo la mirada-— lloras y suplicas cuando tienes la opción de ponerte de pie y pelear – renegó chasqueando su lengua – Aitor te hizo una pregunta hace un rato Ruslan, ¿Podrías decirnos como te hiciste esa cicatriz? —Hela giro la cuchilla en sus manos y se giró dándole la espalda para alejarse de él y de nosotros, ya no podía ver su rostro ni perfil, solo su espalda e incluso así notaba la tensión en su cuerpo.

—Fu...fuiste tú...

—Habla fuerte Ruslan no tengo oído biónico.

—Fuiste tú – elevo la voz temblando por el miedo cerrando con fuerza sus ojos esperando la reacción de Hela.

—¿Y cómo te la hice Ruslan? —preguntó y el tono en la que hablo llamo mi atención, ella... ¿Acaso no...

—T...te lle...lleva...

Hela soltó un bufido ronco y girándose lanzo con fuerza la cuchilla con una precisión impresionante clavándosela en el hombro a Ruslan quien por el impacto cayó hacía atrás, ella ni siquiera miro ni calculo el tiro, simplemente se giró y la lanzó acertándole sin dificultad, me hizo tragarme el jadeo por la bendita admiración.

—Deja de tartamudear y habla claro – le advirtió molesta y Ruslan reprimió todo tipo de quejas para volver a ponerse recto y forzarse en hablar.

—Te llevábamos –— respiro profundamente mientras la sangre brotaba de su hombro y muslo-— de vuelta a la celda...

—¿Cómo iba yo?

—Inconsciente – respondió al instante con su voz temblorosa—- tú, estabas inconsciente, drogada y débil por la pérdida de sangre.

—¿Y qué fue lo que paso? —Volvió a darle la espalda y nuevamente, ese tono, esa débil pizca de inseguridad en su voz me confirmo lo que sentí con anterioridad lo preguntaba con duda, como si ni siquiera ella recordará ese momento.

—Tú ni siquiera podías ponerte de pie, fue...no...—tartamudeo—de un momento a otro reaccionaste le rompiste la mano y el cuello a Yakiv, le quitaste su navaja y cuando intente detenerte me cortaste la cara arrancándome el ojo... intentaron someterte, pero fuiste demasiado rápida...

—¿Intento huir?

—No – negó – te liberaste para asesinar.

—¿Cuántas bajas?

—Veintidós.

—¿Cómo me detuvieron?

—Te dieron electrochoques e inyectaron altas dosis de droga para poder contenerte.

Hela asintió sin siquiera mirarlo y sentí la punzada en mi pecho.

¿En qué infierno vivió?

Usaron electrochoques y altas dosis de drogas, solo... ¿Para contenerla?

—Y no hui —– hablo después de un silencio para girarse y centrar su mirada en él – yo no hui teniendo la oportunidad y los motivos, pero tú si lo hiciste, tomaste tú oportunidad y ahora quiero saber tus motivos, ¿Por qué huiste la noche que Damyan murió? —Se cruzo de brazos y lo analizo con fijeza, sin mirar a nadie más que no fuera él.

—Yo resguardaba su puerta esa noche, si no huía Chavdar iba a matarme.

—Que cobarde – negó con una sonrisa—- resulta, Ruslan, que se les acuso a los Schneider de matar a Damyan, debido a eso su padre murió y sus cabezas tienen precio, pero... ¡Demonios, se me olvidaba! – toco su frente, exclamando con una sonrisa curva—- no los conoces, discúlpame, Ruslan, ellos – nos señaló-— son los Schneider. —Ruslan dejó hasta de respirar—Cuanto daño provocaste por no tener pelotas —negó divertida— ¿Quién entro a la habitación de Damyan esa noche?

—Nadie – respondió seco.

—¿Quién mató a Damyan Ruslan?

—No. Lo. Sé—- recalcó firme y seguro.

—¿Por qué Heiko los quiere muertos? – volvió a señalarnos y por su expresión note que no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

—¿Heiko?

—¿Debo traer a tú hija para recordártelo?

—¡NO! – grito comprimiendo un quejido para mover sus manos—- ¡No lo sé!

—Si los Schneider no mataron a Damyan, ¿Quién fue Ruslan?

—¡Que no lo sé! – Hela soltó un gruñido de fastidio y en cuanto se acercó a él este retrocedió negando.

—Esa noche yo deje a Damyan en su habitación, estaba solo, tú resguardabas su puerta junto a la de Darina...

—Darina – hablo deteniendo a Hela-— después de que te fuiste Darina entro, los oí discutir, ella salió, pero Damyan fue quien cerró la puerta y estaba bien, pasaron los minutos sentí un disparo y al entrar Damyan estaba en el piso, pero no había nadie.

—¿Arma?

—No había—negó y por la forma en que la miro, pude ver que ese detalle también le quemaba las neuronas—, fue un disparo directo en la cabeza. Tarde menos de un minuto en entrar y no había nadie.

—Eso es imposible.

—Te lo juro – se arrastró hacía ella, asintiéndole con seguridad—si me quedaba Chavdar no me iba a creer, hubiese sido el primer sospechoso del asesinato del señor y... Chavdar iba a torturarme, él...

Hela soltó un jadeo bajo deteniendo el hablar de Ruslan y retrocedió agachando su mirada, el ucraniano tardo un poco pero siguió hablando, contando sus razones y cómo fue que huyó, pero Hela lo ignoró, parecía pensar al mil por hora y honestamente yo tampoco lo entiendo, un disparo en la cabeza, estando solo en su habitación, y sin arma que compruebe un suicidio, es extraño, falta lógica.

—Te tengo buenas noticias Ruslan – Hela balbuceo después de unos minutos en silencio y se giró hacía Ruslan —hoy no morirás – le sonrió y Ruslan soltó un suspiro aliviado, tiro su cabeza hacía atrás y al notar la mirada seria de todos, volvió a mirar a Hela quien le sonreía gustosa—- volveremos a ucrania RusRus.

¿Volver a dónde?

Mire a Hela con la clara necesidad de pedir explicaciones como si me las debiera, pero estuvo lejos de notarme.

—¡Solo mátame! – le imploró—- ¡Llevarme con Chavdar es morir!

—Oh y piensas que de no ser necesario ¿te dejaría vivir? – se tocó la mandíbula y le negó a labios juntos, inclinándose hacía él—- resulta querido que eres mi regalo para Chavdar, tú irás y le dirás absolutamente todos los detalles de la noche en que Damyan murió, lo harás...

—¿Qué?, —espetó frunciendo su ceño— pero... ¿Por qué?, ¿Por qué volverás con él si eres libre? – le entrecerró los ojos como si no pudiera entender su lógica y cuando Hela nos miró pareció conectar los cables-— te mando a cazarlos – balbuceo detallando el rostro de Hela y formo una sonrisa segura—- no creó que le guste mucho saber que juegas en su contra...

Dejo la amenaza al aire dejando a Hela por lo que parecieron horas en completo pasmo, aumentando la sonrisa altiva de Ruslan, que no duro una mierda cuando ella formo lentamente una sonrisa que erizo mi piel, incluso Ruslan pareció querer sacarse la cuchilla del hombro y cortarse la lengua por idiota.

—¿Quién juega en su contra? – pregunto ladeando el rostro con inocencia.

—Te...te mando a cazarlos y tú los estas ayudando eso es traición y la traición se paga con muerte.

—¿Ayudando a quien RusRus?, ¿La pérdida de sangre te está haciendo efecto? – le ladeo la cabeza con compasión y Ruslan nos miró para comprobar que si éramos reales.

—Lo estas traicionando...

—Pongámoslo así – movió sus manos—- yo no trabajo para las mafias—le señaló hablando con calma, como si estuviese explicándoselo a un niño—no importa cuál sea la situación, las mafias siempre trabajaran para mí, siempre ha sido y siempre será así. —recalcó y Ruslan asintió tragando con dificultad al ver ese rostro felino llenarse de sombras—Justo ahora los Schneider están bajo la protección de los santos y los respalda un Petrov, —se señaló— ¿Quieres decirle a Chavdar?, adelante cariño dile, pero mientras tu hablas, Aitor tomará a tu esposa e hija y hará exactamente lo mismo que haría yo – miro a Aitor y este sonrió cargado de satira— puede que tú sobrevivas, pero vivirás sabiendo que tu pequeña y linda hijita murió porque su papi no tuvo los cojones para protegerla – le hizo un puchero y las manos de Ruslan temblaron-— toma la opción de hombre y. Cierra. La. Boca.

—¿N...no le harás nada?

—¿Quiénes son los Schneider Ruslan? – le pregunto seria.

—No lo sé, nunca los he visto – respondió frio y serio.

—Tú hija vivirá una larga y feliz vida, gracias a su papi — sostuvo su hombro y le sonrió con cinismo.

—¿Y...Lin...linda?

—Oh linda, por supuesto – sacudió su mano—- ella también, claro...

Asintió mirándolo, Ruslan la miro dudoso, pero termino por asentir, Hela no le desvió la mirada y en cuanto sacudió sus manos Ruslan retrocedió por inercia.

—¿No preguntaras por Rebecca?, ¿Tan poco aprecio le tienes a tu amante? – coloco ambas manos en su cintura y lo miro con desconcierto – eres la personificación de cobardía, no contentas a una mujer y encima tienes dos – le rodó los ojos—- y además son hermanas.

—¿L...la ase...ase...

—¿Asesine?, oh por supuesto que no – le movió su mano-— la pobre merece vivir con su mal gusto, ya es suficiente karma...Bien – aplaudió y retrocedió haciendo sonar su cuello-— RusRus, nos vamos mañana, anda a casa despídete de tu hija y dile a Linda que la amas, invéntale algo no lo sé, hazte a la idea que te verás con tu amante – movió sus manos hablando con burla-— se ingenioso, y recuerda que si le dices o insinúas algo no alcanzaras a poner un pie fuera de casa cuando puf – movió sus manos – todos muertos... ¿Lo entiendes?

—S...sí...

—Dime lo que tienes que hacer...

—Ir a casa despedirme de mi hija, decirle a Linda que la amo y que saldré por trabajo, no hablar ni insinuar nada porque nos matarás.

Hela apoyo su mano en su muslo y se inclinó débilmente para señalarlo con una sonrisa aprobatoria.

—Buen RusRus —le arrugo la nariz, poniéndose recta, para mirarlo desde lo alto—y recuerda dejar todo limpio antes de que te vayas, ten un poco de decencia y limpia tu sangre del piso — movió sus manos y Ruslan miro a su alrededor notando los charcos de sangre.

—L...lo ha...haré.

—Sí, claro que lo harás – Hela borró su sonrisa le dedico una mirada gélida que hizo temblar al ucraniano que agacho su mirada asintiendo.

Hela se giró para salir de la oficina permitiéndonos el sentir sus pasos bajando por la escalera mientras que nosotros nos quedamos petrificados en el lugar.

Nos miramos las caras boquiabiertos y sin decir absolutamente nada, nos quedamos mirando la puerta con total confusión.

—Per...permiso – bajé la mirada y Ruslan se había sacado la cuchilla del hombro para dejarla aún lado y con su camisa comenzó a limpiar la sangre del piso, di un paso hacia atrás y este comenzó a limpiar donde anteriormente estaba mi pie.

Mi boca se abrió con incredulidad y mire a mis hermanos que miraban la escena de la misma manera.

—Ruslan vete a casa – le ordenó Aitor cruzándose de brazos.

—N...no – negó restregando con más ganas-— debo limpiar antes de irme.

Akim tapo su boca con sorpresa y nos miró sin poder creerlo.

—¿Quiénes son los Schneider Ruslan? – pregunto nuevamente Aitor.

—No lo sé, nunca los he visto-— Akim lo señalo y estuvo a la nada de dar brincos como un crio.

—¿Quién más está en esta habitación Ruslan? – Aitor elevo una ceja y Ruslan miro a su alrededor.

—Tú, la hija de Iker y una castaña...

—Oh esto es increíble – no aguanto la emoción Akim y se mordió el dorso de la mano.

—Bien dicho Ruslan, que quede bien limpio mi piso – Aitor lo señalo con el dedo y direccionó los pasos hacia la puerta, nos dio una mirada significativa y tardamos un par de minutos en reaccionar, Ruslan seguía limpiando el piso, pero no servía de mucho ya que limpiaba y manchaba debido a sus heridas-— Hombre – reclamo Aitor—- un poco de inteligencia y ponle un torniquete a eso que no terminaras nunca de limpiar.

Rodó los ojos y salió de la oficina, Ruslan miro sus heridas y a su alrededor buscando algo con que hacerse un torniquete, camine en dirección a la salida intercalando mi mirada en él y en la puerta.

—Definitivamente nunca más irritaré a tu mujer – Akim me golpeo el pecho y avanzo con una sonrisa-— si me lo hubiese ordenado hasta yo me pongo a limpiar la sangre del piso.

Sigo sintiéndome un imbécil al creer que no sabía disparar, acaba de manejar la mente de un hombre a su antojo y solo con observarlo de lejos tuvo el control absoluto de su vida...es...es impresionante.

[...]

Llegamos a la suite en un total alboroto, Aitor, Akim y Ainhoa se trajeron del club un par de botellas de dudosa procedencia y no han dejado de tomar ni de comentar lo que acabábamos de ver, la responsable de su asombro desapareció apenas salió por aquella puerta del ático, creí que nos estaría esperando cerca del auto o dentro del club pero no fue así, la busque creyendo que estaría en alguna esquina sombría y no, simplemente desapareció y eso que no tardamos ni diez minutos en salir a su siga.

—Fue increíble – chilló Ainhoa sacudiendo la botella—- toda una vida soñé con presenciar a la Diosa en acción-— se recargo sobre Akim quien casi escupe lo que tenía en la boca por la impresión—- ¡Y fue mejor de lo que imagine! – le apretó las mejillas y mi hermano enrojeció abriendo su boca con sorpresa.

—Pero que te pasa pesada – se alejó moviendo sus manos quitándosela de encima.

—Pesado tu carácter de mierda, gilipollas—- se cruzó de brazos y toda digna se introdujo en la sala chocando con los sofás.

—¿Se te olvido como ligar o que te pasa? – Adam miro a Akim confundido al igual como lo mirábamos Axel, Noemí y yo.

—¡¿Pero porque ligaría con ella?! – se exaspero empinándose la botella con molestia –— es la versión femenina de Xavier, la detesto.

—Es linda – Aitor le elevo los hombros y Akim dio un giro fortuito hacia él señalándolo con la botella.

—Lindo se verá mi pie en tu culo, como le pongas los jodidos ojos encima —– Akim se tambaleo un poco y paso de señalar a Aitor a señalar a la nada con mirada furiosa, pero su amenaza, más bien el tono fue sincero, vaya imbécil, estos años huyendo si le arruinaron su forma de ligar.

Decidí ignorarlo dando un giro para caminar a la cocina. Llevan tomando desde que salimos del club, me han ofrecido a cada cinco minutos y ya he perdido la cuenta de las veces que he dicho que no. Si me moriré de cirrosis al menos lo haré bebiendo con clase, no ese alcohol barato que sabe Dios de donde lo sacan.

Oí sus pasos siguiéndome y las quejas de Akim, los chillidos de Ainhoa y los reclamos de Aitor, me decepciona la poca resistencia de mi hermano, que deshonra al apellido Schneider.

Llegue a la cocina y mis pies detuvieron su caminar, mis manos cayeron a mi costado al encontrarme a Hela, sentada en un banquillo de la barra con la botella de whisky a medio beber y la mirada perdida en su vaso.

—¡Hela! – la saludaron con alegría pero ella ni se inmuto.

Di lentos pasos sin sacarle la mirada de encima y supe al instante que algo andaba mal, no relucía esa mirada chispeante llena de malicia y sátira, estaba apagada, sumida en su propio mundo.

—¡Tú eres grandiosa! – Akim la señalo y Hela volvió a ignorarlo, lleno su vaso de whisky y comenzó a beber sin desviar la mirada de la nada.

Mire a Noemí y a Aitor para ver si notaban la misma extrañeza que yo, pero cada uno estaba inserto en su propio mundo, Noemí hablando con Axel y Aitor incitando a beber a Adam.

—¿Cómo entraste? – le pregunté logrando que me mirara un par de segundos – yo tenía la tarjeta – sacudí la tarjeta que nos dieron para el elevador principal de la suite, Hela la miro y volvió a centrar su mirada en el whisky.

—Tengo mis métodos – fue su respuesta y mi confirmación, algo anda mal.

Su tono de voz ni siquiera tenía esa arrogancia que la caracteriza, todo ella esta apagada, no nos analiza, ni juzga con la mirada, me inquieta, me incline hacía ella con la intención de preguntarle que pasaba, pero Akim y Ainhoa comenzaron a hablar entre gritos y risas interrumpiéndonos.

—Ruslan tienes dos opciones o entras y te atas a voluntad o iré tras de ti – Akim la señalo con una sonrisa eufórica y Hela soltó un suspiro pesado llenando nuevamente su vaso.

—Cuando se fue ¡Creí que arrancaría! – chilló Ainhoa — Yo lo hubiese hecho ¡Pero él volvió!, ¡Y se ató solito!

—¿Cómo estabas tan segura de que volvería? – Adam se recostó en la barra para mirarla y por primera vez Hela lo ignoro.

Desde que nos conocemos ella ha ignorado las preguntas y existencia de Axel y Akim, pero las de Adam las contesta siempre, por más estúpidas o molestas que sean ella le responde ya sea con sinceridad o burla pero lo hace, ahora ni siquiera lo miro y eso claramente provoco la confusión de mi hermano, que me miró entrecerrando sus ojos, notando que algo no estaba bien.

—Ruslan fue inteligente, si Hela hubiese ido tras él sería hombre muerto – Aitor sonrió señalando a Hela y está bajo la mirada.

—Hubiese sido interesante verlo – Akim balbuceo bajando sus hombros con lamento-— aunque ver como jugabas con su mente fue ¡Asombroso! – movió sus manos y volvieron las felicitaciones para Hela, todos hablaban de ella y sonreían por su hazaña, pero ella no reaccionaba.

—¿Todo está...

—¿Qué harás si no aparece mañana? – Akim me interrumpió arrastrándose en la barra, Hela apretó con fuerza el vaso y por como la sonrisa de Noemí se borró me lo terminó de confirmar, algo no está bien, di un paso hacía la barra, preparándome por si tenía que proteger a Akim o algunos de mis hermanos.

—Aparecerá, —confirmó Aitor—él sabe que si intenta algo, más sufrirá su hija que él – la respiración de Hela se aceleró y solo por eso le di una mirada de advertencia a Aitor que ignoró para seguir hablando y hablando, Hela dejo el vaso de lado y se empino la botella cerrando con fuerza sus ojos y bebiendo como si se tratara de agua.

Noemí intento aligerar el ambiente cambiando de tema pero pareció empeorarlo.

—No...no creí que te irías mañana, pensé que te irías en un par de.... —Hela arrastro el banquillo poniéndose de pie clavando la botella en la barra, cortando las palabras de Noemí y poniéndole fin a las risas.

—Creíste mal – le respondió con su voz tan ronca como turbia.

Noemí abrió nuevamente la boca para hablar pero Hela se giró tomando una nueva botella del bar y se fue sin mirarnos, sin hablarnos, simplemente se fue empinándose la nueva botella de whisky.

—¿Qué es lo que le pasa? – Akim señalo el pasillo una vez Hela desapareció arrugando su expresión enfatizando la confusión.

—¿Anda con la regla? – balbuceo Aitor dirigiendo la botella a sus labios la cual se estancó con la voz de Noemí.

¡Mierda! – siseo tocando su frente y mirando su teléfono, la miramos esperando a que hablará, pero esta giro la pantalla mostrándoselo a Aitor quien bajo la botella y toco sus sienes – es tres de septiembre.

Aitor miro por donde Hela se había ido renegó un par de segundos, elevo sus hombros restándole importancia y siguió bebiendo.

—¿Qué tiene que sea tres de septiembre? – pregunte mirando a Noemí.

—Se cumplen...hoy...se cumplen cinco años de la muerte de su familia –— la expresión de todos decayó al igual que el ambiente—yo...joder lo había olvidado por completo.

—No le des tanta vuelta, está bien – Aitor le restó importancia y Noemí pareció estar de acuerdo con eso porque asintió sin desviar la mirada de la barra y yo me pregunte, ¿Cómo mierda se hace llamar mejor amiga?, ¿Acaso no la vio?, claro que no está bien.

—¿No deberías ir a verla? – Axel acaricio el hombro de Noemí y ella le negó soltando un suspiro.

—Aunque intente hablarle, Hela lo único que hará será esquivarme, si la presiono me insultará y se irá, es mejor darle su espacio, estará bien.

Darle su espacio y una mierda, chasquee mi lengua y me encaminé hacía la habitación de Hela, perdió a sus padres, hermanos y su vida un día como hoy hace cinco años, no necesita jodido espacio, necesita que de una vez por todas alguien la proteja a ella.

Me plantee el golpear la puerta, pero incluso haciéndolo sé que no me respondería, así que solo la abrí con lentitud entrando de apoco sin invadir de golpe su espacio.

Cuando entre mire a mi alrededor, todo estaba completamente oscuro y sombrío lo único que daba luz era el brillo de la luna que entraba por la ventana.

Ventana en la cual una silueta curvilínea estaba apoyada, su brazo derecho se recargaba contra el vidrio y el izquierdo sostenía la botella, su rostro se escondía en su brazo y su respiración era calmada, mire su postura y si, estaba a la defensiva, con sus muros de cien metros con púas y arqueros listos para disparar en cuanto diera el primer paso.

Paso que di igual mente arriesgándome.

—¿Vienes a alabar a la Diosa de la muerte? – hablo sin siquiera verme, intente hacer el menor ruido posible al abrir la puerta y aun así me sintió llegar.

—A Hela, en realidad —– cerré la puerta a mis espaldas y me recargué en esta.

Hela elevo sus hombros en una respiración y volvió a beber, no se giró, se mantuvo en silencio volviendo el ambiente cada vez más tosco.

—¿Quieres...

—Lárgate Alek, no se me antoja follar ahora – primera flecha.

—¿Y hablar se te antoja?

Soltó una risa amarga y siguió bebiendo, di el primer paso el cual detuve al ver como miraba por sobre sus hombros en una advertencia silenciosa de que no me atreviera a dar otro paso.

—¿De qué quieres hablar?, ¿De cómo estuvo mi día? —sonrió con ironía— no seas patético y lárgate de aquí.

Segunda flecha.

—No tu día, ¿Cómo estas tú? – di otro paso acompañado con su risa ronca.

—De puta madre –— se giró y me obligue a detenerme, se recargo en la ventana y me analizo con su mirada altiva, estoy consciente que está a la defensiva, que la mujer que estoy viendo ahora no es la Hela sarcástica, irónica y seductora, es la Hela que no sabe cómo enfrentar la tristeza así que se esconde en el odio.

—Hela conmigo no tienes que fingir.

—¿Quién está fingiendo? – se cruzó de brazos y miro la botella la cual ya iba por la mitad.

—Toda persona tiene derecho a no estar bien.

—Estoy genial Alek. Van cinco años de mi supuesta muerte y sigo atormentando a la gente, siguen corriendo los rumores de la crueldad que emano y el respeto que impongo, ¿Qué mejor que eso?

—Los rumores siempre se distorsionan con el tiempo, tú no eres...

—¿Por qué intentas justificarlo? – me sonrió ladeando su cabeza-— cada uno de los rumores sobre mí son ciertos, ninguno puede distorsionarse a peor.

—Sigues siendo humana Hela. Tienes corazón y estas ahogando tus penas con odio, no...

—¿Corazón? – se burló – después de ver como Ruslan se cagaba en mi presencia, ¿Sigues creyendo que tengo corazón?

—Él merece estar muerto y ni siquiera lo torturaste como él lo hacía contigo.

—¿Y tú qué sabes de lo que hacía conmigo?, ¿Eh? – borro su sonrisa y su voz se fortaleció, desvié mi mirada y me replantee por qué mierda estoy aquí, por qué demonios me importa tanto lo que pase con ella cuando es una jodida terca.

—Puedo imaginarlo...

—No – negó—- no puedes ni imaginar la mitad de lo que soporte, no esperes encontrar un corazón bondadoso en mí, porque hace mucho que acepte el monstruo que soy.

—Hela...

—No, Alek – me detuvo – se tú intención. Vienes aquí, te haces el lindo e intentas que hable para zacear tu curiosidad ¿no?, ese morbo que todos tienen por opinar, creer y divulgar mierdas de los demás cuando no tienen una jodida idea de nada, ¿Quieres saber si estoy bien?, pues lo estoy, y la estaré aún más cuando des media vuelta y te largues de aquí.

—Mira sé que estas dolida, pero mi intención no es hacerte hablar, solo...

—Es que no lo entiendes — se exaspero tocando sus sienes – no es dolor lo que siento Alek, si esperas que me rompa y lloré porque un día como hoy hace cinco años perdí mi vida, es mejor que te largues, porque eso no pasará, no siento dolor, ni tristeza, ni estoy en negación, no puedo sentir nada más que un odio punzante que crece a cada jodido minuto.

—Hela, puedo ayudarte...

—¿Y en qué?, ¿Me darás tu cabeza? —inquirió sátira— ¿O serias capaz de hacer la mitad de las cosas que yo?

—Quiero lo mismo que tú, también quiero a Chavdar muerto.

—No – me negó caminando hacía mi-— yo no lo quiero muerto. Lo quiero en agonía, tenerlo a mis pies suplicando por un poco de piedad, volverlo miserable, quiero asesinar a cada uno de los hijos de puta que se atrevieron a tocarme a mí y a mi hermano, acabar con la jodida mafia que nos arruino, ¿Quieres lo mismo que yo Alek?, ¿Darías tu vida con tal de cumplir tu venganza?, porque yo sí – se señaló – yo me resigné a morí. Hace cinco años tuvieron los cojones de asesinar a mi familia, derramaron mi sangre y me mantuvieron cautiva, han jugado a matarme durante cinco jodidos años sin saber que el día que muera lo haré destrozando todo, porque eso es lo que soy Alek, no una jodida damisela dolida que no sabe cómo expresar su dolor, yo soy todo lo que dicen los rumores, caos, destrucción y muerte, dime, ¿Cómo vamos a querer lo mismo si no somos lo mismo?, no compares tú maldito querer con el mío, porque tú los tienes a ellos en cambió yo lo perdí todo...

—Nos tienes a nosotros Hela, me...

Soltó una risa deteniendo mi hablar que salió sin pensar y rodó los ojos mirándome con desprecio para girarse y caminar nuevamente hacía la ventana.

A la mierda.

—Me tienes a mi Hela—seguí hablando, deteniendo sus pasos—- Si quieres traer el infierno a la tierra, te ayudaré. Quieres acabar con la mafia que arruino tu vida, te ayudaré. Quieres gobernar el puto mundo, te ayudaré. Pero no intentes dejarme fuera, no ahora Hela, no ahora...

—Tú nunca serás parte de mi mundo Alek. – me miro por sobre sus hombros— llevan dos años asesinando para sobrevivir, yo llevo veinticinco años asesinando por placer, por gusto, por morbo, he arruinado suficientes vidas Alek, no los arruinaré a ustedes también...

—¿Por qué crees que nos arruinarías?

—¡No es creer joder! – elevo la voz desordeno su cabello girándose para mirarme — Alek mírame, mírame y date cuenta frente a quien estás, Helena era una maldita mascara, la mujer que creías conocer no existe, era un maldito personaje, entiende que mi jodido nombre es oscuridad, en mí no encontrarás nada más que muerte y crueldad, eso es...

—Eso no es cierto. —negué exasperándola.

—¡Que estoy dispuesta a entregarte con tal de salirme con la mía! – me señalo con ira y yo seguí negando, porque se lo que está haciendo, quiere intimidarme para que me aleje de ella, para que la deje ir— me vale mierda lo que Noemí sienta o el cariño que ella les tenga, si entregarlos me dará pase a mi venganza lo haré, porque nada es más importante que eso, ni siquiera tú.

—Entonces hazlo — me acerque a ella—- adelante Hela, no pondré resistencia, ata mis manos y llévame con Chavdar. Si dices no tener corazón, toma la soga y entrégame a Chavdar, que cojones no me faltan para afrontar mi destino. ¿Pero tú?, tan temible y valiente, sin poder aceptar que en tu pecho late un corazón que siente y sufre.

—Iba a matarla ¿Sabes? – hablo con recelo-— a la hija de Ruslan, todo lo que dije que le haría era cierto...

—No harás que cambie mi opinión sobre ti, pudiste entregarnos y no lo hiciste.

—La pequeña Esmeralda de dos tiernos años, —siseó— la observe de lejos y lo único que pasaba por mi mente era, ¿Cuánto sangrara antes de perder la consciencia?, ¿qué tan profundo puedo cortar solo para causar dolor y no muerte?, ¿Cómo...

—Le perdonaste la vida a Noemí — seguí ignorando sus palabras— tuviste la opción de matarla igual que a los demás, pero en vez de hacerlo le devolviste su vida, la recibiste en tu casa y la fortaleciste, tú no...

—Me debatía si debía dejar a la madre de espectadora o si debía empezar por ella, imaginaba su desesperación al intentar salvar a su pequeña, como intentaría escapar de mí y como disfrutaría siguiéndola...

—Salvaste a la madre de Ainhoa, le diste la oportunidad a ella, Iker y Xavier de despedirse de su madre y esposa—- siguió hablando sin sacar su mirada venenosa de mí y con cada palabra que decía su voz temblaba con impotencia, pero aún sobrepuse mis palabras con firmeza— defendiste a Adam – di un paso hacía ella obligándola a callar—- lo defendiste cuando Akim lo golpeo, te compadeciste de él y lo abrazaste en su dolor, lo has protegido desde que nos conociste, si no cambiaste tú plan de entregarnos por mí, entonces lo hiciste por él, porque a tu retorcida manera lo aprecias y eso es sentir – la señale mientras que esta retrocedía con su mandíbula temblorosa.

<<Te da tanto miedo encariñarte por sentirte débil que no te das cuenta de que como tú recibiste un disparó por nosotros yo recibiría diez por ti. Los demás verán a la Diosa de la jodida muerte, pero yo te veo a ti, la puta terca de mierda que tiene muros que se desmoronan a su alrededor, la que no sabe cómo actuar al recibir afecto, la que tiene tanto miedo de sentir que se refugia en la oscuridad que carga, veo a la mujer que odia las cicatrices que posee, que aunque tenga el ego por las nubes no sabe cómo aceptar un halago, la que incluso mal herida se preocupa por su amiga, no eres un monstruo, Hela. Digas o hagas lo que sea, seguiré viendo a la Hela que prefirió recibir golpes y un disparo con tal de que no nos tocaran a nosotros.

Quede a centímetros de ella, quien no dejaba de mirarme a la cara con total aturdimiento, me miro con fijeza y por un segundo creí ver un brillo diferente en la intensidad de su mirada, un brillo que se desvaneció cuando comenzó a reírse en mi cara.

—Eres tan ingenuo Alek – negó sin dejar de reír y yo no le perdí la mirada-— creyendo que cada pequeña obra de caridad en mi vida ha sido de forma genuina. Sí, salvé a Noemí, pero ¿Fue por compasión?, para nada. Pensaba dársela a Calu de regalo para divertirnos con ella al llegar a ucrania, jugar con su débil mente y reírme mientras lentamente se volvía loca, si no lo hice fue porque el imbécil de Erlick se encariño con ella.

<<Sí, salve a la madre de Ainhoa, pero no fue caridad. Iker me contrato para el trabajo y si no hubiese sido por la suma, ni siquiera hubiese asomado mi nariz. Y llegando al disparo, si querido, lo recibí por ustedes, porque a mí pesar Chavdar me los pidió vivos. Cambie de plan, no por ti, ni por el supuesto aprecio que le tengo a Adam, lo cambie porque tu puto hermano me recuerda al mío, mirar a Adam es retroceder cinco años y ver a Airón, pero el perdió la humanidad y yo agote mis actos de caridad. Si no los entrego ahora es porque necesito que antes de completar mi trabajo Airón este libre, todo este tiempo han jugado bajo mis reglas y han sido lo suficientemente imbéciles para ayudarme a llegar a su propia muerte.

<<Porque la de los cojones aquí Alek, soy yo, quien convive con el monstruos y no huye de él soy yo, quien planea una masacre sin huir de su muerte soy yo, ¿Me tildas de cobarde por no admitir que siento?, bien, júzgame por no sentir lo mismo por ti. La única persona en este mundo que merece mi muerte es Airón, y no me falta valentía para decir que lo amo, porque lo hago, yo se sentir Alek, lo que pasa es que no siento nada por ti.

Me dio una última mirada despectiva y sentí mi mundo ir al cien, con un jodido zumbido en los oídos y la colera corriendo por la espalda, todo lo que dijo lo hizo sin titubear ni apartar la mirada, lanzándome todas sus flechas con cada palabra dicha y aún así no pude distinguir la falsedad de la sinceridad.

——Eres una puta mentirosa de mierda – la jale del brazo y esta se giró empujándome con una brutalidad que hizo crujir el vidrió cuando me estampo contra la ventana. — Tus malditas palabras llenas de veneno no me...

—¿Mentirosa por qué? – detuvo mi hablar haciendo presión en mi hombro con sus dedos ladeándome el rostro con una sonrisa curva y en cuanto sentí el adormecimiento en mis manos entendí lo que hacía— ¿Mentirosa por no decir lo que querías oír? — intente invertir las posiciones, defenderme, pero apenas lo hice caí arrodillado al piso y Hela presiono con mayor presión nublándome la vista— Me iré Alek y espero que cuando vuelva a reclamarlos como míos, sigan vivos.

El adormecimiento golpeo todo mi cuerpo llevándome a la inconciencia. 
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