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Capítulo 16

Helena.

Mi pie se movía de forma inconsciente mientras que mi mirada no salía de la carretera, los árboles pasaban y mi mente parecía idear un millón de planes para poder evitar este fatídico final.

¡Evitar joder!

¡¿Qué me está pasando?!

De todas las veces que he manchado mis manos con sangre, nunca —¡Pero nunca! —Me he arrepentido o cuestionado, la primera vez que mis manos se mancharon con sangre fue a los cinco años y desde ese momento supe que mi destino era convertirme en la mujer que soy ahora, una que no conoce el significado de culpa, de perdón, de súplica y de rendición.

Llevo veintiséis años viviendo bajo mis propias reglas, sin arrepentirme de las veces que he oído el último suspiro de alguien. Las personas que cazó son basura, escorias que la tierra no necesita, todo aquel que supone ser un peligro para el resto y se ha librado de la justicia, cae en mi camino.

Lo admito, lo disfruto, es una sensación incluso más placentera que el sexo, oír sus suplicas, ver la vida desaparecer por sus ojos, cuando te miran con horror porque saben que su vida está en tus manos, es...extasiante.

¿Siento culpa?, para nada, llevo una vida haciendo esto...Una vida sin dudar, sin que me tiemble la mano, una vida hasta este punto.

Veo los árboles pasar a gran velocidad y mi mente se cuestione pensando esto está mal, cada que miro a los ojos de mi presa, veo la maldad, los años donde abusaron de los más débiles, las veces que violaron, torturaron, amenazaron e incluso asesinaron a inocentes, y tras el reflejo del vidrio del auto, veo mi rostro y siento que me parezco a ellos.

No soy una santa paloma, mis manos están más que sucias, pero no lastimo a inocentes, es por esa misma razón que le perdone la vida a Noemí hace ocho años en Holanda y al igual que ella, ellos son inocentes, no tengo pruebas, no las conseguí, pero mi instinto me dice que ellos no son a quienes debería estar cazando.

Una mano hizo presión sobre la mía que descansaba sobre mi muslo e inmediatamente frene el bailoteo de mis piernas, analice la fina mano con uñas color carmesí, y cerre brevemente mis ojos.

—Cambió de planes –— informé conteniendo el aire en mis pulmones-— sigue sin convencerme el plan inicial, hace años que deje de obedecer órdenes, me rijo por las mías. De a partir de ahora inicia el plan B.

Desvié mi mirada y Noemí me miraba entre perpleja y eufórica, intercalo su mirada en mí y en la carretera sin borrar la sonrisa.

Mire por el espejo retrovisor y el todo terreno negro de los Schneider, nos venía siguiendo.

Salimos de Salamanca a las diez de la mañana y ya son casi las doce treinta, vinimos en auto separados por idea de Noemí, le agradezco enormemente, no sé si hubiese soportado pasar más de dos horas en un mismo auto con Akim sin tener intención de meterle un tiro en la sien.

Noemí tiene una cabaña en Bilbao y es allí donde nos dirigimos, mi cuenta regresiva está por llegar a su fin y más me valía no estar en Salamanca para cuando eso ocurra.

—¿Lo estás haciendo por mí? –— Pregunto luego de minutos en completo silencio- —¿Por eso cambiaste de decisión?

—No soy un centro de caridad, y mis motivos son tanto egoístas como reservados. Evita preguntar manteniéndote al margen del plan, —la mire— ¿Tienes claro que dé a partir de ahora quieta no te quedas?

—Clarísimo—– sonrió dando golpecitos con sus dedos al volante-— tenía la sensación de que cambiarías el plan así que siempre me preparé para el segundo. Ya tengo todo listo.

Entrecerré mis ojos y la analice, me señaló que ya habíamos llegado a Bilbao, pero no le saque la mirada de encima.

—Bien –— bufo—- no sabía si cambiarias o no de opinión, solo imagine que si te insistía muchísimo podrías considerarlo, sabes tengo un corazón débil, sé que te prometí que no me encariñaría, pero... ¡No pude! – sonrió y mi corazón se apretó—- Axel es tan lindo, tierno, detallista, romántico, si me manda comida a la veterinaria en mis turnos largos, ¿Cómo no encariñarme con eso?

Soltó un suspiro de enamorada y yo rodé los ojos desviando mi mirada al camino, cerré débilmente los ojos y los abrí al instante al verme eligiendo sabores de helado con la mirada de Alek clavada en mi piel, —¡Que estupidez! ¿Por qué de solo recordarlo me dan ganas de sonreír? — dirigí mi mano a mi abdomen y este pulso frágilmente, todavía no sano al cien por ciento, —¡Hijo de puta! — pero ya no incómoda para caminar, necesito prepararme física y mentalmente para lo que se me viene.

—Llegamos —– miro por el espejo retrovisor y puso las señalización, entro en una especie de camino de piedras rodeado de árboles bordeando el camino subió una pequeña cuesta y la "Pequeña cabaña" deslumbraba al final del camino.

El pequeña fue solo humildad por parte de Noemí, aquella ni siquiera era una cabaña, literalmente parecía una mansión si hasta pileta tiene.

—Así que una cabañita –— enarque mi ceja.

—Le han hecho algunas remodelaciones.

—Ya.

Giro alrededor de la pileta y estaciono el auto a unos pasos de la entrada. Se saco el cinturón con una sonrisa en el rostro.

Mire a mi alrededor y la "Cabaña" estaba en medio de la nada —Perfectamente ubicada— lo único que se veía a su alrededor era kilómetros de bosque.

Me baje del auto a la siga de Noemí y respire profundamente, el aire fresco irrito mi nariz.

Estos pequeños momentos son los que disfruto, del aire puro y natural, el sol sigue irritándome y molestando mis ojos, pero es algo menos tedioso que los primeras días que lo tuve de frente.

—Cuando dijiste "Cabaña", creí que sería una casa de madera sin electricidad ni paso de agua, incluso me preparé para arrancar de las ratas —– Akim llegó a nosotras bajándose del todoterreno estirándose con una sonrisa en el rostro, elevo sus manos y su polera se elevó dejando ver su abdomen marcado junto con un par de cicatrices en su abdomen bajo.

Enarque una ceja y este bajo sus brazos en conjunto con su polera.

—¿Qué tanto miras? – pregunto con una sonrisa burlona—- ¿Te diste cuenta de que te quedaste con el hermano equivocado? —Paso su brazo por encima de mis hombros y mi gesto de desagrado se hizo presente, contacto físico fuera de lo sexual, que asco.

—Tienes tres segundos para alejarte de mí—- advertí—- uno —-se alejó elevando sus brazos. No tuve para que continuar.

Desvié mi mirada detallándolo con asco, para volver a Noemí quien ya mantenía una conversación con Axel, mientras Adam estaba junto al todo terreno al igual que Alek quien hablaba por teléfono fumándose un cigarrillo.

Akim comenzó a hablarme de lo que vio en el camino y yo asentí ignorándolo para iniciar mi caminar hacía el hombre con mandíbula tensa y mal genio.

—Ich sagte nein —–oí como su voz se rasgaba con autoridad y no pude evitar morderme el labio por la sensación en mi entrepierna

<<Dije que no>>

—Es ist mir scheißegal, was du denkst, ich gebe die Befehle und du führst sie aus, ¿hast du damit ein Problem? –— su mandíbula se tensó y expulso el humo por su nariz apretando su garganta.

<<Me importa una mierda lo que pienses, yo doy las órdenes y tú las cumples, ¿tienes algún problema con eso?>>

Pase mi mano por su antebrazo y al instante giro su mirada malhumorada a mí, la cual automáticamente cambio, me recorrió con la mirada y sus pupilas se dilataron, jale de su mano la cual sostenía su cigarro y lo coloque en mi boca quitándoselo, podía oír como reclamaban en alemán tras el teléfono, pero Alek no sacaba la mirada de mí.

Debo admitir que me gusta lo que provoco en él, el recibir su plena atención y distraerlo como lo distraigo, soy consciente de mi cuerpo y belleza, no tan solo de la externa es la interna el que lo embelese, sus ganas por poseerme lo hacen mirarme como me mira y desearme como me desea.

Le di una calada profunda desviando mi mirada al menor de los Schneider quien me analizaba con una ceja elevada.

—No sabía que fumabas.

—Aún hay muchas cosas que no sabes de mí –— ladee una sonrisa expulsando el humo en su dirección.

Alek dio un par de ordenes más que me dedique a ignorar, mientras que Adam me comentaba un poco sobre lo que Alek estaba hablando, resulta que se está haciendo cargo de un par de negocios de su padre —predecible — y eso lo ha tenido bastante estresado los últimos días.

Llevé el cigarrillo a mi boca y antes de poder darle la última calada me lo arrebataron desvié mi mirada y Alek se lo terminaba con el ceño fruncido.

—¿De mal humor? —– me gire hacía él, quien seguía con la quijada tensa.

Me analizo un par de segundos más y desvió su mirada al instante en que Noemí nos llamó. Camino hacia ella sin siquiera dirigirme la palabra, enarque una ceja algo confusa.

Por primera vez soy yo la que se acerca buscando atención y me ignora.

—Las cosas no están saliendo como quiere y se pone de mal humor, no es nada contra ti—- Adam paso su mano por sobre mis hombros caminando conmigo hacía donde Noemí.

—Así que Alekcito está molesto –— hice un puchero burlón y Adam negó.

—Te sugiero no irritarlo, suele ponerse algo idiota cuando está molesto.

—Mmmh –—Tentador. Curve una sonrisa maligna deteniéndonos frente a Noemí.

—Iré por unas cosas, para comer y beber, no sé si quieren acompañarme o prefieren quedarse.

—Me quedo – eleve mi mano—- me ahorro el viaje turístico.

Le di una sonrisa forzada y direccione mis pasos hacía el pórtico de la "Cabaña", oí a Adam decir que iría y obviamente Axel también.

—¡No olviden el whisky! – pedí entrando a la cabaña, mire a mi alrededor y era simplemente enorme, frente a la entrada estaba la escalera que daba al segundo piso, por sus costados habían dos pasillos, seguí a mi instinto tomando el pasillo a mi mano derecha y gire en la primera puerta.

¡Bingo! El bar.

Mi instinto nunca falla.

Bueno, era la cocina con bar incluido, pase de largo direccionando mis pasos al frigobar, lo abrí y mi sonrisa de ilusión se fue a la mierda, por la cantidad de mezcladores, vasos y copas uno pensaría que estaría lleno de alcohol, pero solo hay un miserable Ron Bacardí, encima de raspberry. Fruncí mi ceño y lo saque del frigobar, tome un vaso de la repisa malhumorada y me gire.

—¡Mierda! – susurre dando un disimulado brinco en mi lugar. Mi pulso se aceleró al ver la mirada azul que me acechaba desde las sombras.

¡Ni siquiera sentí cuando llego!

Lo mire un par de segundos con mis ojos entrecerrados y este no dejaba de analizarme desde su lugar en total silencio.

—¿Qué me vez? – pregunte-— maldito acosador.

Dejé la botella sobre la repisa y la abrí el aroma al alcohol llego directo a mis fosas nasales y a pesar de no ser whisky mariposas de felicidad brincaron en mi estómago, llevo días sin probar una misera gota de alcohol.

—¡Oye! – reclame al instante en que me arrebataron la botella-— ¡Alek!

Me ignoro empinándose la botella tomando un trago enorme sin detenerse a respirar—- ¿Qué demonios hace? –— limpio su boca con el dorso de su mano y arrastro la botella hacía mi sin desviar la mirada de mis ojos.

Hizo un ademán con su mano para que bebiera y entrecerré mis ojos guiando la botella a mis labios, apenas el alcohol paso por mi garganta su boca se abrió.

—¿Te sigue doliendo? –— pregunto dirigiendo su mirada a mi abdomen, vestía con un pantalón de cuero negro y una polera negra corta ajustada al cuerpo la cual dejaba ver parte de mi abdomen.

—Para nada – negué, tragando—- ¿Por qué?

—Porque me he estado controlando por días –— su garganta se apretó y camino hacia mí con su mirada centrada en mi cuerpo, se sacó la chaqueta y antes si quiera de procesar lo que estaba pasando.

Tiro de mi cintura subiéndome a la barra se metió entre mis piernas y su boca dio de lleno contra la mía, tarde un par de segundos en reaccionar y cuando lo hice note que ya no tenía puesta mi polera.

Reaccione a la entrada de su lengua y pase mis manos por sus hombros tirando de su camisa rompiendo los botones, joder que su autocontrol no podía cabrearme más, lo quería brusco, agresivo, lascivo, no quiero su maldito control.

Aferro mis muslos deslizando sus manos por mi cuerpo subiendo el recorrido apretando mis senos con una desesperación y necesidad que me hizo estremecer sobre la barra tire mi cabeza hacía atrás, dándole el paso a su lengua que se deslizo por mi cuello mientras que sus manos se deshicieron de mi brasier llevándose a la boca uno de mis senos, aferró su mano a mi mandíbula haciendo presión para dejarme recostada sobre la barra de la cocina.

Sus manos siguieron recorriendo mi cuerpo mientras que su boca estimulaba mis pechos, chupando, lamiendo y mordiendo esos montes de carne erectos y sensibles, cada vez que sus dientes los rozaban mi espalda se arqueaba y su pelvis se enterraba en mi entrepierna clavándome su miembro duro y erecto.

Lo quiero, joder lo quiero ya.

Tomo la botella del Bacardí y apenas el líquido frio hizo contacto con mis senos mi espalda se curvo, sufriendo de un corto circuito. Alek lamió, succiono y jalo del pezón, vertió un poco más bebiendo de mi cuerpo, lamiendo el alcohol que escurría por mi piel, succionando y dejando mordidas que erizaban mi piel, aferro mi mandíbula jalándome hacía él.

Mi boca quedo a centímetros de la suya y mi respiración estaba completamente agitada a comparación de la suya, que a pesar del descontrol reflejado en sus ojos, su expresión era de completo control, ahora era yo, la que jugaba con sus reglas.

Mientras me dé lo que quiero, que crea lo que quiera.

Paso su lengua por la comisura de mis labios y se introdujo en mi boca inundándome con su sabor a alcohol, su lengua se deslizo sobre la mía y su pectoral desnudo se restregó contra mi pecho, ate mis manos tras su cuello jalándolo hacía mí, profundizando aún más el sabor de sus labios.

—Sabe mucho mejor en ti – siseo dando mordiscos en mis labios, jalo de mi cabello tirando mi cabeza hacía atrás y empino la botella a centímetros de mi boca.

Abrí mi boca y este dejo caer el alcohol sobre mis labios, saque la lengua recibiéndolo con mayor gusto y cuando dejo escurrir el líquido por mi mandíbula alejo la botella aferro su mano a mi nuca y deslizo su lengua por la curvatura de mi cuello succionando el alcohol subió el recorrido de su lengua por mi quijada saboreando mis labios.

Su lengua acaricio mis labios y yo enredé mis manos en su cabello tirándolo hacía mí, me abrí paso en su boca tomando el control. Me deshice de su camisa en su totalidad y con mis manos recorrí sus brazos y abdomen marcados, su piel hervía con un calor que me electrificaba la piel.

Desabotone su pantalón soltando gemidos sobre sus labios y apenas mis manos se deslizaron sobre su miembro erecto, soltó un jadeo alejándose de mis labios empujo de mis hombros jalo de mis piernas dejándome recostada en la barra, con desesperación y brusquedad saco mi pantalón en conjunto con las bragas dejándome a su merced.

¡Al fin joder!, bendito sea su descontrol.

Tomo mi pierna derecha y sus labios húmedos iniciaron su recorrido desde mi tobillo hasta mis muslos, dejando besos húmedos, erizando mi piel, mientras que su mirada hambrienta me recorría por completo el cuerpo, deleitándose con mi desnudes.

¡Y es eso maldita sea!

Más que el placer que me da su polla, más de los orgasmos y la química en nuestros cuerpos, es su jodida mirada la que me prende, el que me admire y veneré como si fuera una puta Diosa, me tiene a segundos de bajarme del trono y cedérselo joder.

Paso mis piernas por sobre sus hombros y jalando de mi cadera hundió su lengua por mis pliegues húmedos.

Cargo su palma sobre mi abdomen dejándome estática mientras que su lengua hacía estragos en mi interior. Mis ojos se voltearon y gemí tirando mi cabeza hacía atrás.

Su lengua se hizo del punto preciso que hizo temblar mis piernas, succiono, lamio, mordió y beso mi clítoris provocándome espasmos.

Tomo la botella del Bacardí y vertió su contenido humedeciendo mi coño con el alcohol, dejándolo escurrir para deslizar su lengua bebiendo con más esmero de mí.

Mi respiración se fue a la mierda por el cambio de temperatura, mi coño caliente el Bacardí frio y su lengua tibia producto al alcohol, y por el maldito morbo joder. No dejo de succionar e introdujo un dedo en mí arqueándome la espalda.

Solté maldiciones cuando sus chupetones se tornaron más agresivos entorno a mi clítoris e introdujo un segundo dedo curvándolos encontrando el punto exacto que me hizo poner los ojos en blanco y jadear su nombre con desespero, masajee mis pechos, aferre mis manos a mi mandíbula y sentí el orgasmo erizando mi piel, Alek presionó mi abdomen bajo, metiendo un tercer dedo y mi cuerpo tembló bajo su tacto, los curvo y movió en sincronía con su lengua, mis piernas se estremecieron y cuando mi espalda se curvo alejo su boca de mi intimidad al igual que sus dedos.

—¡Debes estar jodiendo! – Chasqueo su lengua bajo su pantalón bombeo su miembro jalo de mis piernas dejándome sentada a la orilla de la barra.

—Esta vez – tomo mi mandíbula deslizando el glande por mis pliegues palpitantes-— será bajo mis reglas.

Se hundió lentamente en mi sin desviar su mirada de la mía, mi boca se entreabrió y cuando llego a la mitad volvió a salir robándome jadeos aireados.

—A...Alek-— jadee ladeando mi cabeza dejándole mi cuello libre.

—Eres deliciosa –— susurro en gruñidos guturales sobre mi oído deslizando sus manos por mis muslos, hundiéndose de forma lenta y pausada, torturándome, menudo hijo de puta-— mira—- jalo de mi nuca obligándome a bajar mi mirada a la unión de nuestros cuerpos.

Mi coño goteaba lubricando su miembro erecto, venoso y duro como una jodida piedra, se introdujo unos cuantos centímetros más y la tan sola imagen me excitaba, mojándome aún más.

—Mira todo lo que recibes-— salió de mí y en cuanto mi boca se entreabrió se hundió de una sola estocada, mi cabeza cayó hacía atrás, pero Alek volvió a jalar mi cabello manteniendo mi mirada fija en cómo se hundía en mí.

Me sostuvo de los muslos y movió sus caderas con brutalidad estampándolas contra mí, su miembro desaparecía en mi interior y el sonido de su polla hundiéndose en mi coño húmedo hacía vibrar mi cuerpo, el tan solo roce con mi interior me hacía virar los ojos, aferro sus manos a mis glúteos jalándome más hacía él apoye mis manos en la barra y sin apartar la vista contornee mis caderas encontrando mi propio placer.

Gemí, jadeé y maldije un sinfín de veces llenándome con su polla, venerando su maldita brusquedad.

Ate mis piernas a su cadera jalándolo hacía mí, solo podía ver la raíz de su miembro, saliendo y se hundiéndose con una brutalidad que tenía mis senos brincando con fuerza. Comenzó a embestirme con alevosía y mis gemidos se descontrolaron, nuestros cuerpos chocando hicieron eco por toda la maldita cabaña.

Mis paredes se contrajeron apretando su miembro y acelero sus embestidas soltando gruñidos sin desviar su mirada de nosotros en cuanto mi respiración se aceleró y el cosquilleo recorrió todo mi cuerpo se salió de mí y el placer fue remplazado por las ganas asesinas, comenzó a masturbarse a centímetros de mi entrada, su mandíbula se tensionó y se derramó en mí esparciendo su eyaculación sobre mis pliegues gruñendo con un animal rabioso.

Si tuviera un cuchillo en mano juro lo apuñalaría.

—¡Hijo de puta! –— reclame empujándolo por los hombros se alejó de mí y me bajé de la barra con mi jodida entrepierna palpitando por la necesidad del puto orgasmo, lance maldiciones al sentir su eyaculación correrme por los muslos y me gire con la mierda hirviendo para irme encabronada con este infeliz, pero apenas me gire enredo su mano en mi nuca estampando mi cara contra la mesa de la cocina jalo de mis manos en el momento en que quise pelearle, dejándolas atadas en mi espalda, separó mis piernas con un jodido movimiento de sus rodillas y no me dio tiempo ni de reclamar cuando ya me había embestido con una agresividad dolorosa.

Gemí en un mezcla deliciosa de dolor y placer

Separo más mis piernas y su miembro se deslizo en mi interior con completa libertad. Una de sus manos aferraba mi nuca a la mesa y la otra sostenía mis manos privándome de libertad, follandome como una maldita bestia.

La mesa recibió todos mis jodidos gemidos desesperados, sus embestidas eran sádicas, duras y rápidas la mesa incluso llegaba maltratar mis senos por el movimiento de mi cuerpo.

Libero mis manos y apenas lo hizo estrello la suya en mi nalga solté un chillido y volvió hacerlo una y otra vez la sensación dejo de ser dolorosa y comenzó a excitarme aún más tras el segundo golpe, sentía como me escurrían las piernas por lo húmeda que estaba, mantuve firme mi trasero, separando mis piernas y elevando mi cadera.

Me tiro la cadera y tomo mi pierna derecha subiéndola de la mesa, dándole más profundidad a sus embestidas que estaban a la nada de matarme.

El sonido de nuestros cuerpos chocando era un jodido concierto, donde mis gemidos se robaban el acto por completo.

Jalo mi cabello elevando mi cabeza de la mesa y arremetió sin compasión dejando mis gemidos al aire, —¡No pares, no pares, no pares joder! — masajeo, moldeo y golpeo mi culo a su antojo, dejo besos y mordidas en mi espalda y hombros mientras que mi cuerpo hacía malditos estragos el jodido placer hace temblar mi cuerpo hará que me estalle el puto corazón.

Al saborear el puto orgasmo, comencé a gruñirle en medio de mis gemidos que como se detuviera iba a matarlo, incluso lloriquee por correrme, pero el cabrón dio una última embestida y salió nuevamente de mí.

—¡V...Voy a...!

Golpee la mesa soltó mi cabello aferro sus manos a mi cintura y me giro sobre esta no me permitió pelearle y me subió a la mesa, jalando de mis pies pasándolas por sus hombros y con su respiración agitada, labios enrojecidos y mirada perversa volvió a embestirme con una estocada que me dio vuelta el estómago.

¡Terminará matándome!

—Te dije – tensionó su mandíbula rasgando su voz, las venas en sus brazos estaban completamente marcadas subiendo el camino hasta su cuello. — que esta vez seria bajo mis reglas.

Jalo de mi cadera dejando mis piernas rectas hacía arriba con mi culo golpeando contra sus piernas y su miembro haciendo maravillas en mi interior.

Junto mis piernas en lo alto acelerando sus embestidas y toque el puto cielo.

O...oh por...por los Dioses...

Cada célula de mi cuerpo sufrió jodidos espasmos, sus gemidos rasgaron su garganta, sus manos magrearon mi cuerpo y su bendito boca me dijo las mil formas en las que pensaba follarme, que me mate por orgasmos joder, que por él, feliz pierdo la voz tanto gritar en gemidos.

Volvió a separar mis piernas y dirigió su mirada a la unión de nuestros cuerpos dejo caer un hilo de saliva a mi intimidad y su mano se clavó en mi abdomen bajo presionándolo, llevando su pulgar a mi clítoris estimulándolo con mi humedad y su saliva.

—¡Joder! —– jadee asfixiada en placer, mi espalda se arqueo y Alek acelero sus embestidas al igual que su dedo maltratando mi clítoris, me embestía y masturbaba como un poseso, una jodida bestia.

Apoye mis codos en la mesa y mi cuerpo se tensó por completo, todo me palpito en extremo y mis piernas comenzaron a sentirse frágiles como si estuviera a punto de caerme en pedazos, mis oídos comenzaron a zumbar y mi corazón a golpear mi tórax me ha privado de tres jodidos orgasmos como me quite este juro que le enterrare una cuchilla en el cuello.

Su pulgar no pierde ritmo, las piernas me tiemblan. Me ha dejado demasiado sensitiva, cada que su miembro arremete contra mí lo siente cada molécula de mi organismo.

Acelero brutalmente sus embestidas y mi boca se abrió sin poder emitir gemido alguno, mis manos temblaron y el ardor que se generó en mi pelvis se incrementó por todo mi cuerpo.

—¡Mierda, mierda! – gemí tirando mi cuerpo hacía atrás, mi espalda se curvo sobre la mesa mordí mis labios apretando mis senos y mis ojos se cerraron soltando la exigencia de mi cuerpo.

¡Hijo de puta! Sentí mi propia eyaculación escociendo mi piel y Alek siguió penetrándome sin importar como goteaba en el piso mi cuerpo sufrió de un puto corte circuito, el hijo de puto me provoco un squirt, eyaculo y aferro sus manos a la mesa soltando jadeos ahogados.

Seguía con mis ojos cerrados y mi rostro hirviendo por la colera más contradictoria que he tenido en mi vida, eyacule en la jodida mesa, no siento mis malditas piernas y mi cuerpo está sumido en un viaje astral a la relajación y gratitud por el bendito orgasmo que me hizo tocar un pedazo del paraíso.

Me miro con una sonrisa de satisfacción y respire profundamente para empujarlo alejándolo de mí.

Me senté en la mesa aferrando mis manos a los bordes evitando el ver la mancha húmeda en el piso, tuve la intención de bajarme de la mesa e irme, pero mis piernas no responden a las orden de mi cerebro.

—Deberías vestirte – sonrió al ver mi cara y sentir mis ganas asesinas—- los demás están por llegar.

—Ni...ni se te ocurra dejarme aquí...no... ¡Oye no me...! ¡Hijo de puta! – advertí al ver como se alejaba—- ¡Alek!

[...]

Aprete las sábanas con tal fuerza que mis nudillos se volvieron pálidos, mi ceño se frunció y cada musculo de mi cuerpo se tensó al sentir como mis piernas se volvían como un maldito fideo por la falta de fuerza, mordí con fuerza mi labio y estrellé mi cara contra la cama dejando mi culo en alto y mi espalda arqueada, liberó mis caderas y sentí el peso de su cuerpo cayendo a mi costado con un jadeo ronco producto del cansancio.

Tarde lo que parecieron horas en poder moverme y ni siquiera estoy consciente de que tenga movilidad en mis piernas, solo me deje caer quedando recostada en la cama, escondiendo mi rostro bajo la almohada deformada, por mis uñas y rostro

—Por primera vez —– sisee con voz de ultratumba-— ya no quiero más.

Alek soltó algo parecido a una risa con la respiración agitada y aunque no lo vi soy consciente de que desordeno su cabello.

—Dijo la fiera indomable adicta al sexo.

—Al buen sexo –— corregí girando en la cama con dificultad.

Mi entrepierna escoció y tuve que cerrar mi boca callando los jadeos, el contacto de mi trasero con las sábanas duele. No quiero siquiera mirar cómo me dejo el culo esta bestia, me tatuó sus jodidas manos.

—¿Acaso eso es un halago? – Alek se estiro en la cama recogiendo sus pantalones del piso para tomar la cajetilla de cigarros sacando uno llevándoselo a la boca.

—Nah. He tenido mejores – le dio la primera calada y se lo quite de las manos metiéndolo en mi boca.

—Lo dudo – enarco una ceja, mirándome con desafió.

—Del uno al diez, diría que estas en el ocho, te daría un nueve, pero esa manía de privarme los orgasmos y querer dominar no me gusta mucho.

—La mancha en el piso de la cocina me dice lo contrario.

Expulse el humo en su cara para disimular el rubor de mis mejillas.

—Que no se te suba el ego.

—Tarde – curvo una sonrisa satisfecha quitándome el cigarro para darle una calada-— así que me das un ocho, ¿Puedo darte una nota también?

—¿Se puede clasificar siendo maravillosa?

—Te doy un seis – mi boca se entreabrió ofendida-— tienes un seis solamente por esa preciosidad de culo.

—Te di un ocho por caridad y tú me das un jodido seis, ¿Es en serio?, aparte para decirle "Preciosidad" parecías tener toda la intención de arrancármelo del cuerpo—- balbucee mientras que Alek esbozaba una sonrisa maligna, hizo una pequeña flexión dándole una mirada a mi trasero expuesto, casi lloro al creer que me iba a nalguear de nuevo.

—Tanteo la zona -—me miro enarcando una ceja, dejando la idea al aire. Cosa que pillé al segundo y negué bajando mi mirada por su abdomen.

—Es un no. Definitivo. No pienso quedar parapléjica.

—No sabía que eras una cobarde-— me sonrió con superioridad y mi boca se abrió ofendida.

—Se llama amor a mis piernas. Deja meterte una berenjena por el culo y estaremos hablando...

Curvo una sonrisa expulsando el humo del cigarro el cual se dispersó en la habitación dejando un silencio para nada incómodo.

Estar con Alek no es molesto, su presencia no me irrita y los silencios nunca son incómodos.

Aún sin conocernos por completo, ocultándonos mutuamente secretos, con tal solo mirarlo se lo que está pensando y sé igualmente que él puede leer mis expresiones faciales con facilidad. Es por eso por lo que estar con él, no resulta irritante, es como si por un momento no existieran los bandos, los problemas, es estúpido decir y pensar esto, pero es como si en realidad volviera a la vida.

Solté un largo suspiro y apoyé mi mejilla en mi puño analizando detenidamente el rostro de Alek. Tiene su brazo por detrás de su cabeza ocupándolo de soporte, su cabello negro revuelto le cubría parte de la frente y sus labios inflamados, sonrojados y húmedos, me tentaban a seguir besándolos. Viéndolo así pasa de ser un semi Dios a un jodido Dios, entreabrió los ojos echándome una mirada curiosa para luego enarcar una ceja y volver a cerrarlos sin inmutarse.

—Me comería una hamburguesa —– suspire saboreándome los labios.

—Te soporte una jodida semana, me debes unas cuantas folladas más, así que olvídate de comer.

—¿Te soporte? – lo golpee en la pecho—- ¿Tú...tú me soportaste a mí?

—Sí, así que cállate. A parte ¿Cuál es tu obsesión por las hamburguesas?

—Me gustan, ¿Qué tiene de malo?

—A mí me gusta el streuselkuchen, pero no por eso lo como cada cinco segundos.

Admito que el que hable alemán me pone más de lo que debería, incluso con sus palabras raras y los malos gustos en postres.

—Las hamburguesas eran la comida favorita de mis herma...

Me miro y se me trabo la mandíbula el pulso se me acelero y por como frunció su ceño doy por sentado que dé esta no me libro.

¡Malditos orgasmos traicioneros que me cagan las neuronas!

—Eran mi comida favorita de pequeña – corregí desviando mi mirada.

—¿Tienes hermanos? – me mordí la parte interna de la mejilla en castigo por habladora-— Helena.

—¿Eh?

—¿Tienes hermanos?

—No – entrecerré mis ojos con sutileza esperando a que se lo tragara, me enarco una ceja y yo bufe enterrando mi cara en la almohada-— Si – confirme.

—Le dijiste a Adam que no tenías hermanos-— vaya chismoso.

—Entonces no tengo.

—¿Tienes o no?

—Tengo uno – confesé molesta sin poder mirarlo.

—¿Y dónde está?

—Aquí no.

—¿Esta con tus padres?

—Espero que no – sonreí forzadamente-— mis padres están muertos.

—Oh – siseo-— lo siento.

Asentí algo tensa, es raro decirlo en voz alta, es raro hablar de esto de forma tan natural.

—¿Y cómo se llama tu hermano?

—Alek – lo mire—- evitemos las preguntas tan intimas, como lo son sobre la familia.

—Tú conoces a mis tres hermanos, al menos dame un poco de ventaja...

—Se llama Airón – balbucee—- es el menor, tiene dieciocho.

—¿Tienes más hermanos?

—No – mentí.

—¿Y porque no está contigo?

—No podía traerlo, tenía un par de asuntos pendientes en España así que...

—¿Te vas por él? – asentí, viendo su rostro borrar esa expresión relajada a una tensa—- ¿Volverás? —me detallo.

—No lo creó—dejó de mirarme—al menos no por un tiempo.

—Ahora lo entiendo. Adam te recuerda a tu hermano, ¿No?

Entrecerré mis ojos y lo analicé, me sabe leer mejor de lo que creí, ¿Tan obvia soy?, ¿Cómo es que...

—¿Tienes más familia? -— negué—- ¿Piensas volver a Holanda? – negué—- podrías...podrías quedarte con nosotros – me miro de reojo y vi su seguridad flaquear-— si no tienes donde más ir...podrías...

—¿Tú...quieres que viva contigo?

—¿Por qué no?, ya te soporté una semana, podría soportar unas cuantas más.

—Vaya gracias – ironice—- gracias por la oferta cariño, pero hace mucho que solo somos mi hermano y yo, no creó que este en mis planes cambiar eso.

——Tampoco es como si te estuviera ofreciendo un anillo ni hijos – mi expresión de asco le saco una sonrisa-— porque...-— son sonrisa se borró y me analizo un par de segundos para que su semblante decayera-— ¿Te cuidas verdad? – me miro directo a los ojos y su angustia me hizo sonreír.

—Preguntas unos cuantos polvos tarde y la respuesta es que no, probablemente ya me implantaste una semillita y te ataste de por vida a mí.

—Muy graciosa, deberías volverte comediante.

—Si me cuido – eleve mi brazo—- tengo el implante como anticonceptivo, y aunque no lo tuviera, no puedo tener hijos, así que tu tranquilo – di palmaditas en su pecho y soltó el aire retenido aliviado. Asintió tirando su cabeza hacía atrás, para contraer nuevamente la expresión y preguntarme.

—¿No puedes?

—Y volvimos a las preguntas – gire en la cama para salir de aquella.

—¿Por qué no puedes?

—Resulta que mi carácter no es lo único hostil en mí – eleve mis hombros y camine por la habitación dirigiéndome al baño con mis pasos raros—– según mi antiguo ginecólogo tengo un útero hostil así que mis probabilidad de concebir son del cinco por ciento, con un buen tratamiento seria del quince, pero como no quiero ni me interesa ser madre, disfrutaré de la bendición de tener un útero mata espermatozoides.

Me detuve frente al espejo del baño sintiendo los pasos de Alek a mi siga, aguante la respiración y vi las partes enrojecidas en mis pechos, abdomen, pelvis, cuello y todo mi cuerpo.

¡Puto salvaje!

Como me gusta joder.

—No tienes pinta de ser buena madre, así que menos mal que no estas apta físicamente para el cargo. —Se gano a mis espaldas sacando el cabello de mis hombros, dejando besos en mi cuello recibiendo las miradas de odio que le lance a través del espejo, me saca cabeza y media en porte, pero puedo patearle las pelotas con facilidad.

—Yo en todo soy excelente.

—Dudo que se te den los críos.

—Claro y el alemán cachondo si sería buen padre.

—Obviamente. La genética Schneider no se domina con facilidad y te falta algo de carácter para saber llevarla.

—¿Piensas que tu genética pesaría más?

—Por supuesto—soltó obvio.

—Claro y serian idénticos a ti.

—¿Y a quien más si no es a mí?

—¿Qué te hace creer eso?, —lo mire entrecerrando mis ojos— ¿Acaso tu super polla es un pincel o algo?

—Al menos sería un niño – elevo sus hombros, restándole importancia, como para dejarme contenta— todos los primogénitos en mi familia son varones.

—En mi familia son mujeres las primogénitas así que no te hagas tantas ilusiones.

—Quizás la segunda podría ser, pero el primogénito si o si sería niño.

—Un segundo, ¿Dijiste segunda?, ¿Cuántos hijos planeas tener?

—Entre cuatro y cinco, si son todos varones mejor para mí, no se pierde el apellido.

—¿Qué demonios? —– abrí mi boca con indignación y deje de peinar mi cabello para cruzarme de brazos-— aparte de ser una machista de mierda resulta que crees que seré una fábrica de bebes.

Un...segundo, ¿Seré?, ¿De...de qué coño estamos hablando?

—Espera—me detuvo frunciendo el ceño—, yo no soy machista.

—¡Oh claro señor solo quiero varones! – rodé los ojos.

—Eso no es ser machista, es ser realista, el apellido se pierde con las "hijas"

—¿Y piensas que de tener hijos les pondría tú apellido?, ¿En qué siglo vives? – fruncí mi ceño girando a brazos cruzados para elevar mi rostro y mirarlo, Alek bajo su mirada a mis ojos y vi un atisbo de molestia.

—¿Y cuál otro si no es el mío?, ¿Crees que dejaría que les pusieras otro apellido que no fuera el mío? – entrecerró sus ojos.

—¿Supones que te pediría permiso?, de tener hijos tendrían mi apellido.

—Yo ni siquiera se cual es tú jodido apellido y de saberlo sigue siendo un no, ellos y tú llevarían mi apellido.

Solté una risa amarga y las manos me palpitaron, ellos y tú.

Yo.

—Y así dices que no eres machista. ——mi seguridad tembló.

—Suponiendo que tuvieran tu apellido, que claramente no será así, ¿Cuál sería?

La respiración se me cortó y tuve que sacudir mi cabeza negando irónica para cambiar el tema de forma magistral.

—En qué momento pasamos de estar follando como conejos a hablar de hijos inexistentes y discutir por los apellidos – restregué mis sienes y lo miré sin entender.

—Cierto – enarco una ceja—- ¿Te ducharas?

—Si, vamos – lo empuje por el pecho y este jalo de mi mano aferrándome a su pecho, para introducirnos nuevamente en una sesión de besos cachondos. 





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Se viene, se viene, chiquitines. 

Próximo capítulo narra Alekim, espero lo disfruten. 

Besitos...

Javi. †
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