Capítulo 12
Helena.
Helena.
Lance un maldito puñetazo que casi le disloca el hombro a Akim, quien no espero ni siquiera que terminará de impactarle el golpe cuando de lanzó a chillar por dolor como un crío, cuando no hacía más que cabrearme al punto que vapor salía por mi nariz.
—Vuelve a reírte de mí y el siguiente te rompe la jodida nariz— rugí colera caminando a zancadas firmes hacía él, si no hubiese sido porque Noemí sujeto mi maldito brazo ya estaría despedazándole el rostro a Akim a puñetazos.
¡Maldito engendro de la mierda!
—¡Maldita agresiva! —me gritó.
Te estoy dando una advertencia Akim. —le recordé, que la aprecié, no soy de dar malditas advertencias.
—Pobre mimo ahora entiendo su dolor. —se burló nuevamente de mí y dándole un tirón a mi mano me solté de Noemí para girarme por completo hacía Akim y caminar hacía él cargada por el diablo, dejo de sonreír y comenzó a retroceder moviéndome sus manos tensos, me preparé para atacarlo pero está vez la mano que me sostuvo era más grande y fuerte, miré mi muñeca y apreté la quijada al reconocer el anillo en su dedo índice y el reloj en su muñeca.
Alek, genial, subí a su rostro y me emputecí el doble al verlo analizarme con burla.
—Es su cumpleaños. —me hizo saber curvando una sonrisa, di un tirón a mi mano para que dejará de tocarme, mirándolo con asco.
—Me importa tres conteiner de mierda—espeté— Una más y le parto la cara.
—Como al mimo. —Akim soltó un tosido disimulando su hablar y con un gruñido colero me gire lanzándome hacía él, soltando rugidos coleros al ser jalada de la cintura.
El malnacido de Alek me rodeo la cintura con su brazo aferrando mi espalda a su pecho inmovilizándome, presionándome el abdomen bajo, deje de pelear, no iba a parecer tan desesperada por liberarme cuando fácilmente podría romperle las manos si la situación fuera diferente, así que simplemente opte por mirar detenidamente a Akim, agachando mi mirada detallándole fijamente los ojos, firmando su sentencia en mi cabeza, se está burlando de la arpía equivocada.
Llevamos un par de horas en la supuesta feria, tardamos casi una hora en llegar y lo primero que hicimos fue irnos de tajo a los puestos de comida rápida, probé unas cosas en forma de tubo rellenas de manjar, churros creó que se llaman, que estaban...joder riquísimas, no soy fanática de los dulce, pero no me desagrado el sabor para nada además este último mes me he saciado de comida por montones, tanto tiempo privada de comida, que me alimento por el tiempo perdido y por el que se me viene, una vez me vaya mi libertad se acaba, pero mi festín culinario se fue a la mierda cuando Akim comenzó a joder y ahora solo me dio hambre de guerra.
Me aleje de las manos de Alek empujándolo, para mirarlo con desdén acomodándome mi vestido con altivez y así pasar caminando por su lado llegando junto a Noemí y seguir mi camino con ella, ignorando las burlas de Akim y las miraditas intensas de Alek.
—Repite que es un mimo — mire a Noemí y esta desmembró parte de su algodón de azúcar, lanzándome miradas divertidas.
Como me empiece a joder ella también haré que se ahogue con su algodón.
—Son como una especie de payasos, pero no hablan, te imitan burlándose de ti para hacer reír a la gente.
—Que desagradables—- balbucee irritada.
—No tenías que romperle la cara. —me regaño y la mire mal, excusándome.
—¡Me estaba siguiendo!
—Te estaba imitando. —la imite con sorna quitándole un pedazo del algodón para probarlo y tragarlo con asco.
Muy dulce.
—Era su trabajo Helena. —intento defenderlo, ese hijo de puta me siguió por media feria contorneándose, imitándome, como si me gustará caminar con una débil cojera, el hijo de puta de Alek se pone como animal a la hora de follar que me deja con una sensación extraña en la entrepierna que tarda en pasar y que a ese mino le encanto relucir.
Sensación jodidamente deliciosa.
—Me estaba cabreando.
—No era necesaria partirle la nariz.
—¡Tampoco es para tanto! – me defendí cruzándome de brazos.
—Lo sacaron en ambulancia — Axel balbuceo divertido pasándole un brazo por encima de los hombros a Noemí aferrándosela al cuerpo, los mire mal a los dos, ya que me miraban con reproche, no es mi culpa que el cabrón sea tan débil.
Un brazo paso por encima de mis hombros y al elevar mi mirada con la molestia brillando en mis ojos, me di cuenta de que no era el traidor de Alek ni el irritando de Akim, sino que era Adam, quien me analizaba con sus ojos entrecerrados y una sonrisita divertida que no hizo más que molestarme.
—Tienes un brazo fuerte, para ser tan delgada y escuálida. —señaló provocando que tensara mi quijada.
¿Qué coño?, ¿Es el día de molestar a la pobre Helena?
—Espero no estés buscando una paliza también, porque encantada te la doy. —le ofrecí caminando junto a él a brazos cruzados bajo mi pecho y ceño fruncido.
—Creí que era tu hermano favorito. —me detallo pero me negué a mirarlo, aunque si lo dejé apreciar como rodaba mis ojos.
—Que te deteste menos, no significa que me agrades del todo. — negó con una sonrisa jalando mi hombro a su pecho, aferrándome débilmente a él, acompasando su caminar al mío.
—¿Eras una especie de brabucona en tu infancia? –— Akim se ganó en frente de nosotros caminando en reversa a brazos cruzados detallándome el rostro.
Este imbécil no para.
—No me gusta que me molesten, Akim. —intente controlarme.
—¿Y qué te gusta? —Matar—porque desde que nos conoces, nada te agrada.
—Me gustaría que cierres la boca. —sonreí forzadamente.
—Eso no pasara. —negó seguro.
—¿No? – acomode mi garganta mirándolo con altivez. — Te ordeno que te calles, esclavo.
Abrió su boca y yo centre mi mirada en él, con mi rostro inexpresivo.
Se cruzo de brazos molesto y detuvo sus pasos, lo ignoramos caminando por un lado de él, no dijo absolutamente nada, aunque si se quejo un resto, vi por encima de mis hombros como movía sus manos al cielo, reclamando quizás, vaya a saber uno la razón del actuar de los locos.
Caminamos por los puestos de juego detallándolos. Adam giro la mirada al ser llamado por Axel y soltando una respiración cansada se alejó de mí dándome un sonrisa forzada para encaminarse hacía donde Axel y Noemí estaban, en el puesto de juegos contrario en el que estaba yo.
Me distraje mirando uno de los juegos, no parecía ser difícil —en realidad no era para nada difícil— se trataba de un tiro al blanco con un rifle a postones, el blanco estaba a un par de metros del punto de tiro y era demasiado fácil atinarle al primer tiro, no había que calcular mucho, ni siquiera era un objeto en movimiento, tiro fácil.
Una pareja jugaba, el tipo—pobre imbécil— se estaba haciendo el lindo con la mujer a su costado agarrando el rifle de una forma que aseguro imagina lo hace lucir sexi o malo, lo que claramente cree la mujer que lo mira fascinada cuando no es más que un imbécil que si estuviera sosteniendo así un rifle de verdad, seguramente al primer retroceso por el tiro se descuadraría la quijada, lo repito, pobre imbécil.
Mi...mi cuerpo se tensó de un momento a otro y la atención que tenía en la postura del hombre se desvió por una milésima de segundos hasta qué...
—¿Piensas noquearlo también? — Paso, llego ese calor que abrazo mi espalda erizando mi piel, sentí voz tan cargada de arrogancia pegando en mi nuca entorpeciendo mis oídos y su aroma joder, el aroma que emana embelese mi nariz, sentí el roce de su pecho contra mi espalda cautivando casi todos mis sentidos.
Me ladee.
—¿No harás lo que él hace? –— señale al tipo con mi cabeza, mirando por encima de mis hombros, tensándome a cuerpo completo.
Cautivo todos mis sentidos.
Lo detalle y... ¡Mierda!, ¿Desde cuando ser observada de está forma me agranda tanto el ego y autoestima?, a pesar de rodarme los ojos con ironía ante mi pregunta, me detalla como si fuera una jodida obra de arte y eso, le gusta a mi ego.
—¿Quieres el premio? — me pregunto, bajando la mirada a mi boca y al sentir una punzada de deseo corriéndome por el cuerpo desvié la mirada a los premios del puesto, antes de que bajará la mirada a su boca y terminará lanzándome a ella como si fuera una jodida necesidad cuando no es nada más que un capricho.
—Sí, porque no – eleve mis hombros restándole importancia al ver los peluches tan desdeñosos.
—Puedo comprarte una tienda de peluches si quieres. —ofreció acelerándome el jodido pulso al ser jalada por la cintura hacía él.
Me apego a su cuerpo dejando sus manos alrededor de mi cintura para correrme el cabello con la nariz hundiendo el rostro en la curva de mi cuello de una forma...tan natural maldición que no me incomodo.
—Mmmh—me acomode la garganta intentando no parecer tan sorprendida por sus besos en mi cuello, como si fuera costumbre— Tentador —aunque preferiría una whiskería. Soltó una risa irónica, dándome un débil mordisco en el cuello— ¿Te da miedo quedar en ridículo? —inquirí
—Quiero irme – pidió mordiendo el lóbulo de mi oreja, erizándome la piel.
—Toma el rifle y gana un peluche para mí. —demande.
—Te tomo a ti y te follo en el auto –— negoció deslizando la punta de su fría nariz por el contorno de mi oreja acelerándome débilmente la respiración, me palpito el coño pero me mantuve firme, no cederé así de fácil por él, se folla solo porque yo quiero y cuando quiero, se juega a mi manera, no a la suya.
—Sin peluche no hay sexo. —sentencié.
—¡Vamos Helena! –— reclamo afianzando sus manos en mi cadera— la tengo dura desde que saliste con este vestido.
Aferro su pelvis a mi espalda afirmándome sus palabras ya que me enterró la dura erección en la espalda.
Pidió fácil accesibilidad y quien soy yo para negarme el placer, me puse un vestido negro ajustado al cuerpo, es bastante sencillo, corto, sin escotes ni diseños, pero se amolda a la perfección a mi figura.
Negué ladeando el cuello dándole el acceso que pidió en mordiscos silenciosos para que siguiera besando la piel expuesta de mi cuello, mientras yo seguía mirando el show del pobre imbécil.
No ganó —predecible—ni siquiera estuvo cerca del blanco, así que se fue indignado sin ningún premio y con la mujer a su siga parloteando con una sonrisa tensa soltando mierdas como "Seguro que estaba arreglado el juego" para hacerlo sentir mal cuando la verdad era que el tipo es un pobre imbécil.
Solté una respiración lenta sonriendo al sentir la lengua de Alek moldeando mi piel para dejar un débil mordisco y posterior succionar mi piel, me marca, —posesivo y sin pudor, me gusta— restregué mi trasero en su erección, aguantando el jadeo al sentir la piel en mi cuello palpitar producto de sus besos ardientes.
Su mano comenzó a subir por mi abdomen y apenas sus dedos rozaron el inicio de la curva de mis senos me aleje de su cuerpo, por poco y tengo que despegármelo del cuello, pero logré zafarme con facilidad, lo mire por sobre mis hombros y me relamí los labios al notar el bulto en su pantalón tendría que ser ciega para no notarlo.
Solté una sonrisita curva mordiéndome el labio inferior al volver a sus ojos y notar como me devoraba el culo con los ojos, sus pupilas invadían todo ese azul zafiro precioso y su boca joder, sus labios estaban húmedos, sonrojados con un brillo delicioso.
Quiero.
Maldición, volví mi mirada al frente y negando con sutileza me saqué de la cabeza el sabor de su boca, si sé que es un capricho no puedo desear besarlo como si fuera una maldita necesidad, concentración Helena joder.
Me detuve a un lado de Akim centrándome de una maldita vez, para mirar a mi costado detallando al otro Schneider más irritante, le levante una ceja en desafió, se cruzó de brazos respondiéndome, me analizo un par de segundos y al notar mi silencio y seriedad, habló.
—¿Qué quieres? —espetó inseguro.
—Gáname un peluche. —ordene señalando el juego que estaba mirando antes de centrar su mirada en mí, era uno de encestar una argolla en el cuello de unas botellas, juegos de mierda básicos.
—Si te lo gano dejo de ser tu esclavo –— negoció y yo esboce una sonrisa irónica, detallándole el rostro aumentando mi sonrisa al notar que hablaba con seriedad.
—Cumple los tratos. —lo señale.
—Re–apostemos—pidió y me puse a negar, esté imbécil no aprende, ¿Qué le podría pedir ahora?, ¿Qué se cosa la boca o se vaya del país?, joder tengo tantas ideas en mente que irónicamente no alcance a decir ya que abrí mi boca y no dije nada, no al sentir esa mirada penetrante más cerca de mí, no tuve necesidad ni de girarme al sentir su voz hablar con arrogancia a mis espaldas.
—Es una excelente idea—- Akim se giró a cuerpo completo, y yo solo gire el rostro, viendo la sonrisa y mirada depredadora que Alek me lanzaba —suplanto a Akim, así que si te gano él deja de ser tu esclavo y tú te vuelves la mía. —jadeé sorprendida y me puse a negar girándome hacía él.
—Eso no es para nada justo-— me cruce de brazos, balbuceando con obviedad. Dio pasos seguros hacía mi quedando a centímetros de mi cuerpo, invadiendo mi cuerpo con su calor, las manos me temblaron ante su mirada tan...deseosa.
—Atarte las manos y ponerte en cuatro me parece bastante justo. —vloek
—Libero a Akim, ¿Para volverme tu esclava sexual? —cuestione.
—¿Te acobardas? – dio otro paso y su erección se hizo sentir en mi abdomen bajo, eleve mi rostro estancando mi mirada en sus labios.
Mi rostro se inclinó por mera inercia en atracción hacía el suyo, deseando chocar sus labios, lamerlos, sentirlos, joder, no, fruncí el ceño subiendo la mirada a su rostro acomodándome en mi lugar, juntando mis piernas sintiendo la maldita humedad instalarse en la tela de mis bragas.
Me detallo respirando con profundidad curvando una sonrisa.
—¿Qué tan húmeda estas? – ¿Qué demonios?, ¿Acaso puede oler mi humedad el cabrón?
Me mostré lo más inexpresiva posible y me erguí débilmente en puntillas balbuceando sobre su boca.
—Lista para recibirte —roce mis labios con los suyos y su manzana se movió de arriba hacia abajo, entreabriendo sus labios, dispuesto a recibir mi beso, claro si me molestaba en dárselo—- si pierdes, serás tú el atado. — ronronee mirándolo directo a los ojos, sus pupilas no daban más de lo dilatadas que estaban, trago en seco y desvió su mirada a mis labios, roce mi mano con su muslo subiendo con malicia sintiendo su miembro a punto de estallar.
Me deleite con la imagen en mi mente.
—Perderás –— confirmó humedeciendo sus labios, rozándome con debilidad el labio superior con la lengua.
Se alejo de mí, detallándome a cuerpo completo para caminar directo a la zona de tiro, divise su caminar curvando una sonrisa con esa erección entre sus piernas le es difícil caminar, Mmmh preciosa y perfecta erección.
Apenas se detuve, me puse a analizar el lugar y visualice otro puesto de juegos a unos metros de nosotros, con los mismos rifles con un nivel más de dificultad, ya que los objetivos van en movimiento.
—¿Ya te acobardaste? – desvíe mi mirada y Alek ya estaba sacando la billetera para pagar por los tiros.
—Que sea en el de allá—- señale hacía el otro puesto.
—No es un poco... ¿Complicado? – Adam balbuceo a mis espaldas y apenas mire por encima de mis hombros note que éramos el centro de atención de todos los que nos acompañaban.
—¿No confías en las habilidades de tu hermano? —pregunte sarcástica.
—No confío en las tuyas–sonrió detallándome el cuerpo— y no creó que se te dé bien el perder—Rodé los ojos irritada, todo por un maldito peluche.
—Bueno —acomode mi vestido –— aprenderás a no subestimarme, niñito. — Di medio giro y camine hacía el puesto contrario, con todas las miradas puestas en mí me detuve frente al puesto y analice los objetivos, eran una especie de patos sonrientes que se movían en línea recta, zigzag y de arriba abajo.
Analice el patrón de movimiento.
Alek llego a mi lado. Pagó el juego y el sujeto que los manejaba comenzó a dar las instrucciones, cinco tiros por jugador, con tres patos volteados te ganas un peluche pequeño, cuatro uno mediano y con los cinco uno grande.
—No es tan difícil disparar – mire a Alek y tenía una sonrisa pedante plantada en el rostro.
Lo analice un par de segundos y mire a mi alrededor, Axel, Akim y Adam tenían la misma sonrisa, mientras que Noemí negaba a labios juntos.
Solté la respiración y me puse a negar, ¿Tan débil aparento ser?
—Puedo enseñarte si quieres, para estar a la altura. —hijo de...
Mi pulso se fue a la mierda, pero solo al ver su mirada altiva y divertida en la espera de mi reacción, me controle respirando con calma para asentirle y asumir el papel que me impusieron, el de "Débil"
—¿Harías eso por mí, cariño? -— apoye mi mano en su pecho dando un lento paso hacía él mirándolo hacía arriba directo a los ojos, de forma inocente casi dulce.
—Toma el rifle – ordenó y asentí tímida haciéndole caso, soltando un débil jadeo al flaquear fingiendo que era pesado.
—Te confieso que nunca en mi vida he disparado. —murmure mirando el rifle con pánico. Noemí era la única sensata que no ha dejado de negar con lastima por la situación mientras que yo seguía disfrutando con la atención.
Alek se ganó a mis espaldas restregándome su erección, apoyó su rostro en mi hombro respirando sobre mi cuello y deslizo sus manos por mis brazos con lentitud hasta llegar a mis manos elevo el rifle ganándolo a la altura de mi hombro.
Me explico cómo hacerlo, pero no me concentre una mierda, ni siquiera podía mantener los ojos abiertos, su erección me desconcentra y el que susurre con su voz rasgada por la tensión en mi oído me eriza la piel.
Señalo la mira, el objetivo y presiono mi dedo contra el gatillo derribando a un pato sonriente.
—¿Lo tienes? —– beso mi cuello y asentí extasiada—- ¿Quieres partir tú?
—Prefiero ver como lo haces — deje el rifle sobre la mesa y me gire entre sus brazos.
Alek me acorralo entre la mesa y su cuerpo, ahora su erección daba directo en mi abdomen y sus ojos directo en los míos. Pase mis manos por su cuello jalándolo hacía mi cuando estuvo a centímetros de mi boca sonríe.
Quiero, quiero, quiero, quiero.
—Se gentil conmigo, no soy muy buena con las manos. —murmure.
—Permíteme dudarlo — enarco una ceja y yo mordí mi labio para rozar los suyos—- terminamos aquí y nos vamos, muero por saber si llevas bragas.
A la mierda, no resisto más.
Bajo sus manos por mi espalda baja y yo deslice mi lengua por la comisura de sus labios jalando de su nuca entregándome a ese deseo por probar sus labios, me tiro de la cintura apegándome a su cuerpo recibiendo mi beso con la misma desesperación efusiva que la mía, me aferro a su cuerpo restregándome la erección en el abdomen bajo, manoseándome el largo de la espalda, mordiendo y chupeteando mis labios como si darnos lametones torpes y desesperados fuera lo mejor de la existencia.
Es...lo mejor de la existencia.
—¡También queremos jugar! –— Akim reclamó a nuestras espaldas y Alek soltando un jadeo ronco sobre mi boca, me manoseo el culo y se separó por completo de mí.
Me miro de pies a cabeza para tomar el rifle.
Se concentro ignorando los comentarios de Akim y yo me dedique analizarlo, ver la posición de sus manos, la tensión en su agarre, la postura y concentración.
Desprende seguridad y confianza, dudaría de sus habilidades, pero maneja el rifle como un experto.
Soltó el aire reprimido y dio el primer tiro derribando al pato, esbozo una sonrisa confiada y yo rodé los ojos.
Dos, tres y cuatro patos abajo, sus hermanos celebraban los tiros, pero por muy confiado y concentrado que este, nada le gana a lo caliente que está.
Me apoye en la mesa deslizando mis manos por mis muslos de forma natural sin sacar mi mirada de los patos.
Alek comenzó a demorarse en su último tiro y yo comencé a subir mis manos elevando mi vestido con sutileza, como si estuviera rascándome la piel de los muslos, cuando no hacía más que acariciar mi piel de forma lenta.
Akim comenzó a gritarle que no se distrajera, pero soy mucha tentación para un hombre como él. Deseoso por follarme.
—Hace tanta calor –— sisee tirando mi cabeza hacía atrás mi cabello acaricio mis nalgas y Alek soltó un gruñido aferrando sus manos al rifle.
Sus ojos se movían en mí y los blancos sin poder mantenerlos quietos.
—Me siento tan húmeda –— susurre en neerlandés solo para que él escuchara y sacudí mi mano en mi rostro dándome aire, deslice mis manos por mis senos y Alek disparo a punta de gruñidos, le dio al pato, pero no en el centro así que no lo derribo.
Me alejé de la mesa con una sonrisa y volví acomodar mi vestido.
—¡Eso es trampa! — reclamó Akim, mientras que Alek miraba fijamente la mira viendo a ese último pato tambalear pero no caer.
Ignoré los reclamos, no es trampa, no intervine en su juego, quizás si en su mente, pero mis manos no lo tocaron y no interferí en su tiro, que su concentración sea un asco no es culpa mía.
—Mi turno –— sacudí mi cabello y camine hacía Alek quien estaba furioso, dejo el rifle en la mesa casi lanzándolo y dio dos pasos hacia atrás, dándome espacio para poder acomodarme y tomar el rifle— ¿Lo estoy tomando bien? —susurre tomando de forma patética el rifle.
Por un segundo creí que me mandaría a la mierda por el cabreó, pero detallándome señaló lo que fallaba en mi postura y una vez me reacomode asintió desganado, me voltee para ver los objetivos y solté esa sonrisa complacida que me estaba tragando.
Mande a la mierda la postura que Alek me recomendó y tome el rifle a mi conveniencia, calibrándolo a mi altura y perfeccionándome en mis técnicas.
Mi sonrisa se borró y mis ojos analizaron a mi objetivo, me centre en la mira y respire profundamente, los ruidos a mi alrededor se silenciaron, sentí la presión del aire, calcule los patrones de movimiento. Ladeé un poco mi cuerpo y di el primer tiro derribando al pato.
Sentí suspiros sorprendidos a mis espaldas y una sonrisa ladina creció en mi rostro. Mire a Noemí y esta sonreía de la misma manera.
Crecer en un mundo dominado por hombres me enseñó a que por muy fuerte, entrenado y capacitado que sean, el deseo carnal y tentación siempre será una debilidad.
Segundo tiro, pato muerto.
Tercer tiro, pato muerto.
Los suspiros cesaron y la tensión aumento.
Me estaba preparando para mi cuarto tiro cuando sentí las manos grandes de Alek recorrerme la cintura y su pecho pegándose a mi espalda.
—¿Qué crees que haces? –— pregunte mirando por sobre mis hombros. Alek enterró su rostro en mi cuello dejando besos húmedos.
—Lo mismo que tú – me jalo aferrando su pelvis a mí, clavándome el miembro duro en la espalda.
—Tú mente es la débil — ladee mi cuello dándole paso a que succionara mi piel, mientras que sus manos bajaban por mi abdomen bajo.
El dueño del puesto de juegos, trago en seco y desvió la mirada, moví mis caderas restregándome en su erección y este guio su mano a mi mandíbula su lengua se deslizo por mi cuello y un jadeo rasgo mi garganta.
¡Maldita sea concéntrate!
—Dispara –— gruño tensionando su agarre en mi mandíbula—- falla y termina con esto.
Sonreí ladeando mi cabeza y acalambrando mis piernas al sentir como su mano seguía bajando con una lentitud dolorosa.
Me centre en el rifle y concentre mi mente en los objetivos.
Mente clara, objetivo enfocado, fallar es debilidad y yo no fallo, me repetí una y otra vez hasta que deje de sentir sus caricias, el calor lo sentía en todo mi cuerpo, pero mi mente lo bloqueo.
Solté el aire y disparé.
Cuarto tiro, pato muerto.
Alek gruño sobre mi cuello y no pude evitar sonreír.
—Conmigo no sirve –— relaje mis brazos dejándome tentar por sus caricias—- mi mente no es tan débil como la tuya.
—Tú mente no, pero tu cuerpo me desea —– jalo de mi mandíbula irguiendo mi rostro y su respiración se centró en mi mejilla— puedo imaginar como estas de húmeda, como gemirás cuando me coma el veneno de tu coño.
Mi boca se entreabrió y el aire comenzó a pesar —¡Hijo de puta! —Mis piernas tiemblan con cada palabra que sale de su boca.
Imagino lo que haré al llegar a casa, como voy a follarte a cuatro patas en esa cama joder, te daré todo lo que te mereces arpía mentirosa...— sus gruñidos calentaban mi mejilla y sus palabras, me humedecían las bragas.
Mis manos comenzaron a temblar y el pulso a fallar, comenzaron a apurar mi tiro y mi corazón acelerado junto con mi respiración no me dejaban concentrarme, el que Alek susurre la manera en que me follara no me permite pensar con claridad, solo me imagino cabalgándolo como una desesperada, sintiendo sus fluidos llenándome, su lengua torturándome y sus manos maltratando mi cuerpo.
—Dispara Helena – mordió mi lóbulo y mi raciocinio se fue a la mierda.
Deje el rifle en la mesa y me gire en sus brazos lanzándome de lleno a su boca, mi lengua arremetió sin piedad con la suya y sus manos se dirigieron directo a mi culo jalándome para dejarme sobre la mesa se metió entre mis piernas importándole una mierda la gente a nuestro alrededor.
A la mierda la gente que me folle, ¡Ya mismo!
Todo, los reclamos de Akim, las advertencias de Axel y los carraspeos del dueño del puesto, a la mierda todo, jale su cabello descargando mis ganas en ese beso cargado de lujuria.
Cuando mi respiración escaseo y la rabia por la sensación de deseo menguó la necesidad por tenerlo dentro de mí, rugí de forma ronca y lo empuje bajándome de la mesa, sacudí mis hombros, me gire tome el rifle y volví a concentrarme.
¡Cazador, nunca la presa! Me repetí una y otra vez.
Lo bueno de ser tentación, es que nunca eres tentado, Alek tiene razón, mi cuerpo podrá desearlo y anhelarlo, pero mi mente no es débil y aunque lo desee como una desquiciada, mi objetivo en uno, ganar.
Disparé.
Quinto tiro, pato muerto.
Arrojé el rifle a la mesa y volví a respirar con normalidad, ni desconcentrada, ni siendo asechada, ni teniendo la tentación personificada en un alemán de metro noventa, con polla bestial y mirada infernal pueden distraerme de mi objetivo.
—¡Felicidades! –— el dueño del puesto camino hacía mi con cierta dificultad.
Ignore el bulto en su pantalón y el cómo se perdía en mi cuerpo, señale el peluche que quería y el sinfín de reclamos y maldiciones se hicieron sentir a mis espaldas.
El sujeto me entrego el peluche y con una sonrisa maliciosa lo estrelle en el pecho de Alek, una serpiente morada con ojos verdes.
—Y no –— me acerque a Alek—- no ando con bragas. —le informé.
Mordí mi labio y me giré dejándolo más duro que una roca y con la colera golpeando su cuerpo.
—¿Sorprendido? —– pasé caminando por un lado de Adam que tenía la boca entreabierta y clara mirada de aturdimiento— te dije que no me subestimaras.
[...]
Nos entregaron los tragos y el primero en tomárselo fue Alek, quien lleva un rato con su mirada seria y mandíbula tensa, su erección aún no baja y supongo que comenzó a doler.
No me saca la mirada de encima, cada movimiento que doy es supervisada por su mirada depredadora y aunque desde que salimos de la feria no ha dicho palabra alguna, no tiene para qué decirlo, cuando no sé qué le duele más, si el ego, la hombría o la erección.
—¡Ha sido un buen cumpleaños! — Akim elevo su vaso y todos lo siguieron.
Alek se pidió un trago más e ignoro las palabras de su hermano.
Dimos un brindis y bebí el Shot de tequila dejando que quemará la lujuria de mi cuerpo. Me prende el que este tan duro debido a mí, que ni siquiera sea capaz de mirar a su alrededor porque su mirada la tiene clavada en mi cuerpo. Me gusta el efecto que causo en él y que este así solo por mí, me gusta, pero de la misma forma en la que me gusta, me asusta.
No debería jugar con un animal hambriento, pero el que no arriesga no gana y mientras más juegue con su cordura mayor placer para mí.
Me apoye en la barra llamando la atención del barman, le pedí mi trago y mire a mi alrededor analizando todo con detalle.
Vinimos al mismo club de la otra vez el cual esta atestado de gente, pero no me siento del todo cómoda, dudo mucho que sea por la mirada de Alek, es algo más.
—Aquí tienes preciosa—- el barman me entrego mi trago con una sonrisa y yo lo mire de pies a cabeza.
No está mal, nada de mal, alto, cabello castaño, ojos grises, mirada pecaminosa y sonrisa juguetona. Bastante atractivo, pero ni sus ojos, mirada, sonrisa y aura llegan a tentarme, recibí el trago y giré evitando sus comentarios. Ni siquiera su acento llega a ser tan atractivo como un alemán irritado y cachondo.
Bebí el whisky y mire detenidamente a mi alrededor, mi piel se erizo y un frio recorrió mi espalda, algo está mal, mire con mayor detalle y mi cuerpo se tensó.
Alguien me está mirando, ¿Pero en dónde?
—Me estoy aburriendo de esta mierda—- no pude evitar soltar una sonrisa.
—¿No quieres divertirte un rato?
—No tienes una jodida idea de cómo está doliendo.
—Bébete unos tragos y se te pasará –— me giré y tuve que elevar mi rostro estaba a centímetros de mí.
—Al baño. Ahora— ordeno tensionando su mandíbula.
—Tienes más por donde elegir—señale mi alrededor ladeando mi cabeza. Tome del trago, sin quitar esa sensación de incomodidad, algo está mal, puedo sentir como me miran, ya sé que no es Alek, lo tengo frente a mí, mire por sobre mis hombros analizando a mi alrededor, el segundo piso, la pista y nada, la gente baila, se emborracha y ríe sin preocupaciones, no entiendo de donde proviene está jodida sensación
—No elegiré a otra, Helena...–— advirtió Alek y cuando sus manos rozaron mi cuerpo me aleje apenas unos pasos, centrandome.
Busque con mi mirada e identifique a Noemí con Axel en la pista, Adam está sentado en la zona vip y Akim.
—¡Alek, mira esto!
Allí esta Akim, abrazo a Alek por los hombros y le enseño la pantalla del teléfono, Alek con suerte me quito la mirada recelosa de encima, para mirar a Akim.
Ignore lo que veían y seguí analizando a mi alrededor, note en el otro extremo de la pista como un tipo de capucha se ponía de pies, saco sus manos del bolsillo y mi pulso se aceleró al ver aquella marca en la muñeca, mire nuevamente a la gente que me acompañaba y todos estaban insertos en su propio mundo, Axel bailando con mi amiga, Adam bebiendo desde las alturas, Akim irritando a Alek con sus conversaciones raras.
El sujeto se abrió paso entre la gente y yo deje mi vaso sobre la barra, mire a Alek y este estaba de espaldas a mí con su rostro ceñido y mirada confusa puesta en Akim.
Desvié mis pasos girando por la barra saliendo del campo visual del resto, no le perdí mi mirada al sujeto quien caminaba en el otro extremo del club.
Se metió entre el gentío, pero aun así puedo reconocerlo.
Llegamos al final del club y lo divise entrando en unos de los pasillos que dirigían a los baños, mire a mi alrededor confirmando que estaba solo y conserve mi distancia, sabe que lo vi y sabe que voy tras él.
Acelero su caminar metiéndose en los laberintos del pasillo y guarde una distancia prudente siguiéndole los pasos y cuidando mi espalda. La música paso a segundo plano y el frio del exterior comenzaba a sentirse.
Salió por la salida de emergencia y no tarde en salir a su siga, apenas salí sentí el cambio en la presión del aire y me incline un puño se estrelló contra la puerta donde anteriormente estaba mi cabeza.
Di un giro pateando su espalda y la puerta termino por cerrarse.
Se giró lanzándose contra mí. Mi puño se fue de lleno a su nariz y patee sus costillas jalando de sus hombros con la intención de patear su pecho, pero estrello su cabeza contra mi nariz aturdiendo mi vista, retrocedí y tomo su oportunidad jalando de mi brazo haciéndome una llave que me llevo directo a la pared del callejón en el que estábamos.
—Tienes prohibido estar aquí —– gruñí con mi cara contra la pared.
—Estas tardando –— reforzo el agarre susurrándome en la nuca con su puto acento marcado.
Enterró sus dedos en mi muñeca y eso me cabreo, tire mi cabeza hacía atrás impactando su rostro, gire mi brazo liberándome de su llave, enterrando mis dedos en partes claves de su muñeca agarrotando sus nervios, me gire, girando su brazo de paso y clave el taco en la parte trasera de su rodilla cayó arrodillo al piso y con mi brazo derecho abrace su cuello y con mi mano izquierda inmovilice su cabeza, con la presión justa le rompo el cuello de un solo movimiento.
—Teníamos un trato – me enfurecí haciendo el doble de presión, mi tacón seguía clavado en la parte trasera de su rodilla evitando que pudiera moverse, tenía mi rodilla enterrada en su columna y mis brazos en su cuello, o le disloco la rodilla, le fracturo la columna o le rompo el cuello, solo basta que de un movimiento en falso.
Elevo sus manos con un papel en ellas, y por reacción afiance mi agarre enterrando mi rodilla en su columna.
Desdoblo el papel y un taladro perforo mi pecho, era una fotografía, mis manos temblaron cargadas de ira.
Le arrebate la foto y de una patada en las costillas lo mande al piso.
Mi respiración se aceleró al igual que el dolor en mi corazón <<Hermano>> grito mi subconsciente, la foto detallaba la cara de Airón, con esos putos clavos en las manos y un corte que bajaba de su cuello a su pecho, la sangre inundaba el piso y la furia incontrolable domino mi cuerpo.
Arrugue la foto hecha un manojo de ira, pero cuando me voltee para acabar con toda esta mierda, su brazo se fue a mi cuello y mi espalda choco con el muro rasgándome por la rugosidad la espalda, mi boca se entreabrió y sentí el frio del metal atravesándome el abdomen.
—Empezó la cuenta regresiva—- giro el cuchillo en mi abdomen y mi respiración se cortó, me estrello con su brazo contra el muro y saco la cuchilla de mi piel para emprender la huida saliendo rápidamente del callejón.
Baje mi mirada en conjunto con mis manos y aferre mi abdomen, sentí el líquido tibio de la sangre escurrir por mis manos y mis pies se debilitaron, arrugue con fuerza la foto en mis manos manchándola con mi sangre.
Apoye mi cabeza en el muro e intente mantener firmes mis pies, pero el dolor era mucho, no solo el físico, puedo tolerar el dolor físico, lo soporte por años, pero la foto, la puta foto, teníamos un maldito trato —¡Hijo de puta! — no puedo moverme joder y ni siquiera es por la puñalada en mi abdomen, es...joder le falle, prometí que iba a protegerlo, que iba a salvarlo de está mierda y falle, sigo fallando, sigo... ¡Maldita sea sigo retrasándome!
Estrelle mi puño contra el muro y mis pies perdieron estabilidad llevándome al piso.
Mi sangre escurrió por mis piernas y mi abdomen comenzó a entumecerse al igual que mis piernas, pero aún así, no dejaba de gruñir colera, yo comiendo, follando, bebiendo y divirtiéndome como nunca cuando mi hermano no hace más que pudrirse por mi jodida culpa.
Tengo rabia, impotencia, pero incluso sintiendo este tipo de dolor emocional soy incapaz de llorar, no se llora, no hasta que se termina la batalla, el duelo se vive una vez ganada la guerra.
Tosi y la sangre broto de mi abdomen inundando el piso.
La puerta de emergencia se abrió e intente ponerme de pie, pero mis piernas no respondieron a mi orden.
—¡Helena! –— solté un maldito gruñido y volví al piso.
Mis parpados comenzaron a pesar y mi pulso se volvió débil, estoy perdiendo mucha sangre.
—¡Joder, mierda, joder! ¿Qué coño paso?
Pestañee un par de veces para centrar mi mirada, Noemí se hinco a mi lado presionando sus manos sobre la mía, mi boca se abrió para hablar, pero volví a toser sintiendo el líquido tibio escurrir por mis piernas
—Es...espero —– respire con dificultad—- qu...que no per...perdieras la prac...practica.
Noemí comenzó a hablar, podía notar que lo hacía por como movía sus labios, pero no era capaz de entender lo que hablaba, su mano se estrelló en mi mejilla y mi espalda se arqueo por el dolor.
—¡Ni se te ocurra desmayarte hija de puta! —– reclamo mirando a su alrededor.
Esbocé una débil sonrisa y volví a toser escupiendo la sangre.
Necesito pensar que hacer, como mover las fichas en mi tablero para ganar y no lo haré centrando mi mente en no desmayarme y pelear, él hijo de la reina de las putas no me apuñalo de forma limpia, la sensación metálica en mi boca me dice que me perforó algo de importancia ya que justo ahora me desangro tanto por dentro, como por fuera.
Pienso, ¿Seria bueno morir ahora?, ¿Morir de está forma tan patética?, joder sea patética la muerte o no, seria el cese a mi miseria eterna, podría solo ya no estar, podría simplemente volver al inicio de todo y encontrarme muerta en el piso de mi casa, junto...junto a los míos.
—¿Llamo a una ambulancia?, ¿Voy por Alek?
—Ni...se te ocu...rra.
Mi suerte no es tan buena, me jodio medio a medio en haberme apuñalado así, pero se necesita más para matarme, soy una hija de puta resistente, no moriré con poco, no después de haber sobrevivido a tantas mierdas.
—¡Dime que carajo hacer! —exigió Noemí y me centré en gruñir molesta, que ni desmayarse tranquila pueda uno joder.
Cerre con fuerza mis ojos y respire profundamente tragándome el puto dolor. Contuve la respiración y clave mis pies en el piso, aferré mi espalda al muro y con un gruñido desgarrando mi garganta y la ayuda de Noemí me puse de pie.
—Te vi salir, Alek te comenzó a buscar y yo tuve que distraer a Axel para salir sin que me vieran.
Paso mi brazo por sus hombros y abrazo mi cintura ayudándome a caminar mientras presionaba mi abdomen sangrante.
—¿N...no te...no te vieron...no...
—¿Qué mierda fue lo que paso? —interrumpió mi débil hablar, comenzando a soltar la narración con detalles incluidos de como salió sin ser vista.
Sé que me habla para que no pierda la consciencia en sus brazos, pero no soy idiota, la piernas comenzaron a entumecerse, me tiemblan y un frio similar al hielo corrió por mi espalda.
—Tienes que mantenerte despierta, no puedes desma... ¡Helena!
Chilló y fue lo último que oí antes de que mis piernas se doblaran y mi cabeza se estrellara contra el asfalto.
~~~~~~~~~~~~~~~
Chiquitines, espero disfrutaran del capítulo,
Besitos,
Javi †
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro