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3. Sucesos [Extraños]

Todos en el autobús iban dormidos cuando un golpe estrépito los despertó.

Adrien abrió los ojos y como si fuera parte de sus reflejos volteo a ver si su acompañante estaba bien. Sonrió al sentir como la mano de ella se había aferrado con fuerza a su playera para no caerse. Al darse cuenta de esto, la azabache retiro su mano rápidamente.

Bustier se levanto y se dirigió hacia el chofer para ver que había pasado.

-Lo siento señorita.- inquirió el chofer, cuyos rasgos asiáticos y playera hawaiana había sido lo que todos notaron al abordar el autobús.- El camino repleto de grava a perforado dos de los neumáticos y nuestros repuestos están agotados. Pero si quiere podemos quedarnos a descansar aquí en el autobús, mañana en la mañana yo parto a la estación de servicio más cercana a pie.

La pelirroja alzó su vista.

-¿Y que hay de esa luz a la distancia?- dijo señalando aquel pequeño destello en la lejanía.- De seguro a de ser de un lugar donde nos puedan ayudar.- la mirada del asiático se dilató.

-Señorita, no creo que sea buena idea. Hay una leyenda acerca de un ho...

-Tranquilo Señor Fu, por eso son leyendas. No son reales, puros mitos inventados para asustar a las personas. Vamos, nada nos cuesta ir y venir rápido.- el hombre negó con la cabeza, los franceses podían ser tan obstinados.

Con la poca utilidad que le quedaban a los neumáticos, el conductor se dirigió hacia aquel faro que ilumina a con intensidad entre tanta oscuridad.

-¿Que crees que sea?- preguntó Adrien tratando de sacar tema de conversación a la ojiazul.

-Quizás solo sea una tenebrosa luz.- inquirió la azabache.

-¿Tenebrosa?- preguntó algo incrédulo el rubio.- ¿Por que dices eso?

-No lo sé, simplemente así me pareció.- tiro algo apenada. Adrien tomó su mano con ternura y la cubrió entre las suyas.

-Tranquila, yo no pienso que sea así. Probablemente solo sea una estación de gas o un hotel.- ella elevó una pequeña sonrisa, pero dentro de si, esa constante pulsada que le advertía peligro seguiré en pie.

-Chicos ¿Que creen?- anunció Bustier con cierto nerviosismo.- El camión se descompuso y la ayuda llegará hasta mañana. - soltó tomando aire tras escuchar los quejidos de algunos alumnos.- Las buenas noticias es que hay un hotel tres estrellas aquí cerca; y ellos nos han ofrecido un descuento grupal para que nos quedemos esta noche ahí.

-Ahhhh, genial.- bramó Chloe.- ¿Que me creen? ¿Marinette para dormir en cualquier hotelucho? No, yo soy una Bourgeois, esto es inaceptable. Exijo que arregle la situación ahora. Entre más pronto regresemos a Francia, menor será el precio de la demanda.- la Maestra Mendeleiev se levanto molesto al escuchar ese comentario.

-Escúchame bien Bourgeois.- escupió con molestia.- No creas que yo estoy ahora para tus quejidos; tengo sueño ¿Entendiste? Siento mi cabeza pesada y mi vista nublándose. Así que es dormir en el hotel, o seguir soportando los ronquidos de tus compañeros ¿Tu decides?- Chloe asintió resignada.

Nadie más se quejó. Bajaron del autobús cubriéndose por el frío nocturno y tomaron sus maletas para empezar a dirigirse hacia el hotel.

El frío que consumía sus cuerpos resultaba escalofriante para el rubio. Tenía razón Marinette, un aura malévola cubría esa área del desierto. Y más ese brillo que resplandecía con más intensidad cada vez que se acercaban.

Tanto así, que cuando una mano se apoyo sobre su hombro, saltó del susto. Volteo a ver, era su mejor amigo.

-Oye bro, Alya y yo lo hemos pensado mucho. Ambos creemos que lo mejor será que tú y Mari se vayan acercando, y que mejor que dejarlos solos a ustedes dos esta noche.- inquirió con una sonrisa enorme.

-¿A que vas con esto?

-Bustier está diciendo que las habitaciones de todos estarán en el mismo piso. Muchos se están poniendo de acuerdo para cambiarse de habitación cuando los maestros se duerman, y pues, ya sabes...- empezó a decir con mirada picarona.- Tu, Marinette, y una habitación para ustedes dos solos.- las mejillas de Adrien se encendieron por aquel comentario, y a pesar de que el frío azotaba contra su rostro; el rostro se le fundía de tan solo imaginarse aquella escena. Sacudió su cabeza, tenía que quitarse ideas locas.

-Espera, no será que más bien tú eres la que quiere dormir en una habitación solo con Alya ¿Verdad? Con aquella que es tu novia.- tiro con astucia. El moreno empezó a reír.

-Bueno, en parte sí. Pero créeme que también es por lo otro.

Adrien giró los ojos poco convencido.

-Bien, pero solo si Mari quiere ¿Entendiste?- Nino asintió con gusto.

Los alumnos empezaron a ingresar al hotel. Aquella aura oscura se había apagado de golpe, solo remplazado por el asombro que se tenía ante aquel lugar. Detalles sumamente finos y elegantes como para solo tratarse de un hotel en medio de una carretera abandonada. Empleados y gente moviéndose por todas partes, música instrumental resonando en el ambiente del lobby. Candelabros que decoraban el techo y alfombras rojas que cubrían todo el suelo.

Pero a diferencia de todos, Marinette solo tenía los vellos de punta. Sentía algo aterrador un hotel tan "perfecto" en medio de la nada.

De repente apareció un hombre de edad rondando Los cincuenta, ojos azul claro, y cabello oscuro y canoso, usando un saco negro de mayordomo.

-Así que ustedes son los alumnos de la escuela François-Dupont ¿No es así? Pues sean bienvenidos a...- el hombre se vio interrumpido.

-Quiero mi habitación ya.- dictó Chloe. Y en vez de molestarse, el hombre asintió con una sonrisa cortés y prosiguió.

-Comprendo las necesidades de usted mademoiselle, pero permítame que antes le presente este bello hotel.- dijo con una mirada que cortejaba la belleza física de la rubia. Ella encantada por aquel gesto, le permitió proseguir.- Sean bienvenidos mis queridos huéspedes, al mejor hotel de la Carretera 76. Disfruten de la intimidad que se resguarda en las habitaciones, pues de ahí ningún ruido escapara. No te podrás perder del Gourmet nocturno, ni mucho menos el entretenimiento incluido. Podrás relajarte en nuestra alberca de aguas tibias mientras una banda toca para ti Beethoven. No somos cualquier Hotel, ya veras. Tenemos calidad que nos distingue. Así que disfruten su estadía en el Hotel California, y les prometo que les haremos desear jamás salir de aquí .

Los chicos rieron al escuchar el último comentario, pensando que solo se trataba de un chiste. Vaya ilusos, era una advertencia tan clara.

Marinette vio como una chica rubia, de ojos azules se aproximaba al grupo tras aquellas palabras dichas. La familiaridad con la que caminaba por el lugar le resultaba escalofriante.

¿Cuantos camiones se descompondrán por aquí como para que haya tanto huésped aquí? ¿Por que se descompondrán justamente en esta parte del camino?

-Mi nombre es Melody Denver, yo me encargaré de guiarlos hasta sus habitaciones.- la nueva no pudo evitar quedarse viendo a los hipnotizadores ojos verde esmeralda y así portador. Sumamente atractivos. Quizás los salvaría.

Y con ese halo de misticismo empezó a navegar por el lugar guiándolos hasta donde ellos dormirían esa noche. Marinette iba observando cada detalle, siempre lo hacía para notar cualquier cosa que pudiera fallar. Si, a diferencia de esa chica "Melody" que poco a poco iba ganándose miradas por su manera elegante de ser; Marinette era de movimientos torpes y algo paranoica, desde pequeña había tenido eso de estar precavida a todos sus alrededores.

Y más si el lugar es absolutamente nuevo para ella.

Podía ver el tapiz de la pared rasgado en muchas partes, las placas con el número de algunas de las habitaciones estaban marcadas con puntos blancos. Conforme avanzaban, también notaba extrañas manchas de humedad en la alfombra. En algunas partes de la pared, se notaba retazos de tela colocados, seguramente para cubrir algo.

Marinette negó. Debía de dejar de comportarse así. Paso saliva y se abrazo a sí misma.

-Mari ¿Estas bien? Te veo algo pálida.- inquirió la morena a su lado.

-No lo sé Alya, creo que lo mejor será tomarme mis pastillas para los nervios. Este lugar no me está haciendo bien.- y sin que lo viera venir, Melody llego a su lado.

-Tranquila, entendemos que al principio no se adapten. Pero ya veras que con el paso de los minutos, este se volverá un agradable lugar para ti.- la amabilidad con lo que la decía pudo ser convincente para muchos, pero a Marinette solo la asustaba más. Lo mejor era ocultar su temor, si no volvería a ser la rara de la clase.

-Gracias.

Cada quien empezó a entrar en su habitación, y para la desgracia de la paranoica de Marinette, le tocó en una habitación de punto blanco. Rogó para que eso no significará nada malo.

Cuando Adrien entró a la suya, Melody le deposito sus llaves junto con un papel. Al abrirlo, pudo ver un número escrito.

126.

Y a lado, una marca de lápiz labial.

-Me parece chico, que esa americana te está invitando a su habitación.- dijo Nino viendo aquel número escrito. Adrien no entendía bien porque, pero su mente le daba el presentimiento de que no era así, que significaba algo más.

Mientras esperaban a que los maestros se durmiesen para hacer el cambio de habitación, muchos bajaron al Gourmet nocturno del hotel, y ciertamente era delicioso. Muchos engullían más de lo que sus estómagos soportaban, y como la comida era gratis, no paraban. Los meseros los asistían contentos de su labor, de su hermosa y preciada labor.

Y las demás huéspedes, en sus rostros parecía que no había rastro alguno de otra emoción que no fuera alegría. Por alguna extraña razón estaba muy al pendiente de lo que los jóvenes hacían, algo que Kim notaba alertado más no decía nada.

-Mari, también pediste omelet. Qué sorpresa.- dijo Adrien acercándose a ella tratando de sacarle tema de conversación. Gracias a sus pastillas, la azabache se sentía más tranquila, lo suficiente como para hablar con el sin que su lengua se trabara.

-Si, me gusta mucho. Mi padre sabe hacer los mejores en el mundo.- denotó la chica alegre. El sonrió al verla más tranquila.

-Ojalá algún día pueda probarlos. Y... ¿Ya te dijo Alya que Nino y ella van a dormir en una habitación juntos esta noche?- ella asintió algo apenada.

-Ehhmm, si. Lo que significa que...- al ver las mejillas rojas de la chica Adrien comprendió hacia dónde iba la platica.

-Si, eso significa.- inquirió apenado. Marinette resopló con los hombros encogidos.

-Pues supongo que no tiene nada de malo, digo, mientras duramos en camas diferentes todo está bien ¿No?- pronunció más segura. Adrien asintió.

-Que así sean las cosas entonces.- dijo lanzando su mano para que esta la estrechará. Ella no tardó mucho en corresponderle con una gran sonrisa.

-Entonces seamos, compañeros de cuarto.- soltaron los dos al unísono.

Lo suficientemente audible para que un pelirrojo a la distancia los escuchara y se fundiera en celos.

Nathanael se dirigió al inmenso jardín del hotel a tomar aire. Era la primera noche y su soñada azabache ya había decidió pasar la noche con el estúpido Agreste. Ahg, que injusto y repugnante era el mundo.

Sabía que el rubio no pasaría un segundo en esa habitación con ella sin admirar el cuerpo de su dulce Mari.

¿Por que no fue más inteligente y le pidió el primero?

Se sentía indignado, frustrado y enojado con el mismo. Un mar de emociones que solo lo confundían hasta ahogarlos en más dudas. Tanto, que no notaba esa mirada asesina que se posaba en el.

-¿Esta todo bien?- preguntó Melody acercándose a él. Este pego un brinco, no esperaba que estuviera por ahí cerca.

-Si, estoy bien.- se empezaba a encaminar de vuelta a lobby cuando sintió como la chica lo había sujetado de la muñeca.

-Es una pena que Marinette no reconozca a un chico tal lindo como tú.- el pelirrojo alzó la mirada asombrado por el comentario de Melody. Una vez ahí se perdió en su mirada azul. Una bellísima y sensual mirada azul.

Esa fue su primera cadena a la tumba.

Y mientras Marinette y Adrien dejaban que las palabras agradables fluyeran entre los dos, Nathanael estaba a punto de ser masacrado cruelmente.

El primer asesinato se cometió, y la primera noche comenzó.

...
...
...

Lamento la gran tardanza. Es que estoy en medio de proyectos finales y esta difícil cumplir con todo.

Espero que les haya gustado el CAP. Perdónenme si aún no le meto todo el suspenso que quieren, pero ya verán que en siguiente el suspenso será lo que más habitará.

Y pues bueno, el Hotel California les da la bienvenida.

Adiós mis Luckys.
Jazval.

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