[Mack había salido de su casa para comprar unas latas de frijoles que necesitaba para la cena. Sentía una punzada quebrando su pecho, el sonido del viento sacudiendo las hojas de los árboles la mantenía alerta. No estaba sola en esa calle, varias personas caminaban por la acera y los focos hacían un poco más cálida la fría noche.

Pero ella sentía que no podía respirar, jamás se había sentido así de vulnerable.

Compro las latas y regreso a casa donde estaban su esposo e hijo.

Pero conforme se acercaba a donde vivía, un extraño olor a humo se filtraba por su nariz. Alzó la vista, observó una apenas perceptible nube gris oscuro a pesar de la noche. Su corazón temía que esto tuviera que ver con su familia.

Pero cuando llegó a la calle donde vivían, su corazón por fin de detuvo. Ahí, su casa cobijada por fuego, el rojo crujía, aumentaban su tamaño y una nube negra de humo amenazaba con expandirse sobre todo su alrededor. Al parecer, los vecinos miedosos permanecían escondidos en sus casas. Ingresó con miedo a su casa.

Lo primero que vio termino de destrozar su corazón. El cuerpo sin vida de Phil permanecía en la sala principal de su casa, acostada en el suelo, con sus ojos carentes de expresión, su boca derramando sangre, su rostro todo mallugado.

—Te dije que habría consecuencias.— escucho esbozar a Robert a sus espaldas. Regreso a verlo con odio. El muy idiota sonreía con aires de grandeza y satisfacción. Pero no tenía tiempo de hacerle daño, tenía que rescatar a su hijo, si es que seguía vivo. Sin embargo, al momento que iba a subir las escaleras, Robert la tomó de la cintura y pego sus labios contra los de ella.

Ella ya no soporto más. Simplemente dejo el control atrás. Tomó la lengua del hombre y la mordió, la mordió hasta explotarla y que la sangre cayera en su bocay se esparciera por la parte superior de la blusa.

—Perra.— escupió adolorido. Mack no perdió el tiempo y subió rápido hasta la habitación de su bebé.— Ve tras ella.— escucho como Robert le ordenó a alguien. Se escabulló entre las llamas y entro a la habitación del bebé. No lo pensó mucho y lo sujeto entre brazos para llevárselo de ahí ya que las cortinas ya empezaban a quemarse.

—Descuida Ian, saldremos de aquí.— dijo consolarte buscando una salida.

—Perra, ven acá.— Robert gritó en la puerta de la habitación. Con ese hombre ahí el escape no sería fácil. Deposito a su bebé en un lugar seguro y después se abalanzó sobre el hombre.

Ahí resurgió la bestia.]

Melodie veía como la sala de eventos ya estaba terminando de ser decorada. Pronto el festín mañanero sería llevado acabo. Los caníbales solían tener gustos excéntricos, así que disfrutaban que la fiesta tuviera un estado mediaval, con faldas enormes y música tan fina que a penas y endulzara sus oídos.

La primera pareja llegó y se sentaron en una mesa a platicar de temas tan finos cuestionando y discutiendo sobre sus empresas. Sonrió, realmente eran lindos juntos.

¿Por qué no invitaba a Adrien?

De solo imaginarse los dos juntos bailando al compás de la música de la pequeña orquesta que siempre invitaban, balanceándose en sus cálidos y seguros brazos, sus rostros estando a centímetros, sus alientos acariciandose y provocando bastante deseo.

Sonrió y se dispuso a ir a la habitación de Adrien importándole poco Marinette. De repente pensó en Cloude ¿Qué diablos estaba planeando ahora ese chico? Se encogió de hombros y lo ignoro.

Recorrió el pasillo analizando los puntos blancos en las placas. Casi hasta podía sentir lástima de los asesinados, ellos no llegaron a saber qué significaba que durmieran en una habitación con esa marca.

Al llegar a la puerta toco con lentitud pero el silencio que emanaba de ahí era bastante extraño. Volvió a tocar exasperada. Nada. Toco una vez más.

—Adrien, una llamada te acaba de llegar desde la recepción.— mintió. Pero la respuesta siguió sin aparecer. Ya desesperada utilizo la llave maestra y abrió la habitación. Bufo al toparse con una profunda oscuridad.— ¿A donde te llevo esa francesa?— pregunto con molestia.

Una horda de celos invadió su estómago. Respiro nuevamente. Esa chica ya le empezaba a fastidiar. Sería la siguiente. Solo tenía que ver donde diablos se había metido.

[...]

Afortunadamente, Mendeleiev había sido encontrada con vida y ya todos habían sido llevados al cuarto donde Cloude les había dicho que se quedarán. El silencio ahí era asfixiante, ni siquiera la profesora emitía sonido, solo se dedicaba a guardar luto por todos los alumnos caídos.

Chloe ya había dejado de llorar, pero sus ojos aún seguían hinchados y sus labios secos. Mantenía su cabeza recargada en el hombro de Adrien mas no emitía ninguna palabra, en su cabeza pensaba en su amiga, en lo mal que la trato, en que jamás tuvo el tiempo de decirle como la aprecio. Se sentía inútil. Sabía que para los sobrevivientes ella solo era una carga. Hubiera sido mejor que Sabrina siguiera viva.

Soltó accidentalmente otra lágrima, se sentía como una vil y sarnosa basura.

Kim solo veía a sus amigos destrozados y la culpa golpeaba sobre su pecho. Quizás si le hubiera dicho a todos sus presentimientos. Patán cobarde, era lo único que siempre fue; odiaba sentirse así. Solo pensó en no ser juzgado y por eso terminaron todos así.

Alya permanecía fría, se negaba seguir pensando en Nino. Ya no más, por más que quisiera no podía traerlo a la vida. Lo único que podía hacer era escapar de ese espantoso hotel para poder contarle a los señores Lahiffe lo que había pasado con su hijo.

Marinette y Adrien únicamente se veían uno al otro. Quizás sonaba egoísta, pero el hecho de que el otro aún continuará con vida les resultaba un consuelo, se sentían afortunados de tenerse. Pero eso era solo algo que las miradas comunicaban. Y al parecer ambos comprendían, porque cuando uno sonreía el otro lo hacía por igual.

Bastardos. Idiotas ¿Cuanta maldad puede haber en ser feliz cuando los demás sufren? ¿Acaso se ha visto bestias peores? Ah, por supuesto que no. Asquerosos y repugnantes, solo piensan en sí mismos. Que náusea me causan. Tanto así que ni su destrucción me causaría satisfacción, simplemente un mal sabor de boca.

Esta jugada esta tornándose de un asqueroso y dulce rosa ¿Me creen cupido para regalar dulzura?

Quizás si hago un movimiento, aunque sea solo ligero.

Como un ligero incendió provocado en la planta baja.

Oh si, un caníbal borrachos cayó accidentalmente en la fogata y al correr enloquecido por el dolor que el fuego causaba al consumir cada tejido de su cuerpo, baño de fuego a los otros caníbales que se habían cubierto en alcohol festejando su velada. Así poco a poco ellos mismos se volvieron su perdición con sus cabezas tan intoxicadas por aquel líquido.

La planta baja se empezó a consumir en llamas cuando uno de los incendiados intento pedir ayuda dentro del hotel y toco una cortina, al instante de que esta se empezó a consumir, el tapiz le prosiguió. Toda la alfombra que le rodeaba también. Quizás si no tuvieran que estar tan ocultos de la sociedad, hubieran podido planificar un control anti-incendios.

Era una jugada muy cruel del destino. Parecía el mismo infierno. Monstruos siendo castigados por su propias llamas. Incluso los restos de Rose y Bustier que aún habían quedado en el suelo, se empezaron a consumir cuando el pasto sucumbió ante el fuego.

Literalmente la muerte andaba rondando por el lobby de ese hotel. No me causaba ningún tipo de satisfacción verlos morir. Simplemente se volvieron un juego que me empezó a aburrir y solo esperaba ansioso su final para ya no saber más de él.

En los pisos de arriba aún no se sabía del caos que acababa de suceder.

Melodie buscaba desesperada al de ojos esmeraldas cuando una explosión se escucho. Provenía de la cocina del hotel. El enorme incendió que estaba ocurriendo combinado con el gas que utilizaban las estufas y sus hornos provocó que en un minuto ésta colapsara. Solo quedaron regados los cadaveres carbonizados de los chefs y sus asistentes, cubiertos por aceites, especias y alguno que otro ingrediente más quemándose sobre ellos, con sus ojos tan vacíos como siempre bien abiertos por el impacto.

Parecía una desquiciada obra de arte de un pintor a punto de perder la cordura. Tanto rojo y naranja sobre ellos, tantos colores tan vívidos y ellos tan muertos.

Los alcoholizados caían lentamente, no reaccionaban con tanto gas maligno entrando es sus fosas nasales. Su inútilmente los hacia caer al instante al piso.

Quizás si no fuera por el terror, cualquier loco se hubiera quedado a comer tanta carne ahumada.

Melodie bajo por las escaleras de emergencia, ya que el elevador dejo de funcionar. Al ver tanto fuego consumiendo su amado hogar su corazón se paralizo. Solo pensó en una cosa.

Mackenzy, tenía que salvar a su abuela Mackenzy.

Empezó a buscarla por todo el piso, intentando esquivar las llamas y a los borrachos que aún se mantenían con vida. Encontró a un trabajador que a duras penas se salvaba del fuego, se acercó a ayudarle en seguida pues el fuego había provocado que las decoraciones de madera que estaban encima de él cayeran.

Cuando lo logro salvar y ponerle en un lugar a salvo por fin hablo:

—¿Sabes donde está mi abuela?— le dijo la rubia. El trabajador negó.

[...]

—¿Estas viendo lo que sucede?— dijo una de las caníbales que había estado en el piso de arriba viendo desde la suite presidencial todo lo que acaba de ocurrir. —Todo esto es tu culpa, Señora de Denver.— culpó la mujer a la anciana quien veía frivola todo lo que sucedía.

—Si.— respondió con simpleza.— Que bonito es el fuego ¿No lo cree?— preguntó con ternura recordando cuando trato de ser feliz, cuando quizo formar una familia normal. Lo dijo recordando a Phil.

Pero la huésped no estaba muy feliz. Es más, sentía una enorme desesperación al ver todo el caos de abajo. Trataba de no pronunciar todo su dolor, pero realmente estaba enloqueciendo. Su amante se estaba carbonizando allá abajo. Las lágrimas empezaron a brotar inevitablemente. Ese fenómeno, tenía que morir.

¿Quién permite que se destruya todo por lo que una vez trabajo?

Y en la habitación de los maestros Stewart, unos caníbales de la alta sociedad, donde se habían reunido para el festín; aquella mujer perdió la cordura al ver a su amor en problemas y empezó a apuñalar a Mackenzie con un cuchillo de acero que le dejaban para rebanar mejor la carne humana.

¿Será este el final de Mackenzy de Denver?

No. Eso jamás. Melodie encontró la habitación a tiempo. Melodie logró salvar a su abuela antes de que aquella la asesinada, lo hizo poniéndole una bala en su cabeza. Y como ahí estaba el esposo presenciando todo atónito, también lo asesinó.

Se acercó a su abuela quien respiraba con dificultad por la pérdida de sangre. Su cuerpo era débil. Miro la sonrisa de su nieta, lo único bueno que resistió a toda su desastrosa vida. Melodie era más que fuerte. No podía creer que en esa tierna sonrisa, existiera tanta maldad.

Mackenzy estaba cada vez más débil.

—M-mel.— tartamudeo.— Escapa de aquí.— dijo con sus pocas fuerzas. Y sin embargo, la joven negó. En ese instante, Mack pudo notarlo: Melodie había perdido todo rastro de humanidad, ella ya no tenía bestias, ella las había esclavisado a todas con su dulzura.

Se había convertido en el mismo Satán.

—Adiós, Mackenzy.— pronunció fría clavándole un balazo justo en el pecho. Sentir como el cuerpo de su abuela se vacío de vida en sus brazos fue una sensación inexplicablemente...

Agradable.

Que sentimientos tan ardientes ¿No lo creen?

Lamento muchisisimo la tardanza. Elimine este capítulo tantas veces como no tienen idea. Cada capítulo que escribí tenía distintas tramas pero ninguno me complacía. Y al final cuando ya estaba a punto de renunciar me llego el olor a mis tórtolas quemadas y ¡Pum! dije "Hay que incendiar mi historia"

En unas horas público el "Preguntas y respuestas"

Por cierto, comienza la cuenta regresiva. Cinco capítulos para que la historia acabe.

Las muertes seguirán, y las recetas que algunos me han mandado aún serán aplicadas (en el epílogo).

No tienen una idea como me dolió matar a Phil, creo que ha sido el personaje que más me ha dolido en mi vida. Esto tiene una larga historia de su porqué, pero me da flojera contarla.

¿Que les pareció?

Jazmín Valero