Planes
—¿Por la mujer que eres? Eres una niña, ¡por Dios!
—¿Tú ves una niña aquí? Me temo que estás ciego o simplemente te estás haciendo el ciego.
—Abigail, no es momento para bromas de mal gusto.
—¿Bromas? ¿Te parece que esto es una broma?
—Quítate, no quiero lastimarte.
—¿Por qué? ¿Por qué me rechazas? Yo siempre he estado contigo, te he demostrado mucho más que esa asesina.
Agarré sus dos muñecas y la quité de encima.
—¿Por qué demonios te empeñas en mencionarla en todo?
—Porque pareciera que esa tipa te ha embrujado. Yo te amo, Dominick, y no, no como tu maldita prima. Te amo como hombre y siempre te he visto como tal, pero has estado tan sembrado con esa mujer que ni siquiera te has dado cuenta, porque en tu cabeza no hay otra cosa que no sea ella.
No estaba preparado para su confesión. Me tomó algo fuera de base.
—Vístete y déjame solo.
—No. No pienso irme y dejarte solo. Tú me necesitas y yo te necesito.
—Yo lo único que necesito es estar solo y organizar mis pensamientos porque mi cabeza está a punto de explotar. Necesito encontrar la manera de recuperar a mi hijo, eso para mí es lo único importante ahora.
—Te encerraste aquí para apaciguar un poco la amargura de haberla visto casada con otro hombre y que te haya tratado como basura frente a él, y por supuesto, por estar imaginando cómo debe estar follándosela y tú no puedes.
—¡Cállate, Abigail! — vociferé.
—Con eso lo compruebas. Te jode admitirlo. ¿Realmente vale la pena estar así por ella? ¿Crees que a mí no me duele verte siendo esclavo de los recuerdos con esa mujer, a sabiendas de que todo fue una mentira y que solo te usó? Recapacita de una vez, que mientras ella hace su vida y una familia con otro, tú estás ahí pasándola mal y martirizándote.
La ira se me subió a la cabeza y nubló mis pensamientos. Mi mano se movió sola y se posó sobre su cuello. Jamás me hubiera visualizado haciéndole daño a la única persona que ha estado conmigo durante todo este trayecto tan difícil.
En el fondo, me mortificaba tener que darle la razón. Repudio con todas mis fuerzas que mi mente se haya convertido en el verdadero enemigo y sea ella quien me esté abriendo las heridas.
Me jode saber que uno de los tantos sueños que tuvimos juntos, lo concretó con alguien más. Se veía tan feliz y hermosa en ese traje blanco.
Solo imaginando a Amelia en los brazos de ese imbécil arrogante haciendo las mismas cosas que hacíamos juntos, hace que la sangre me hierva. No lo soporto.
Las puertas de mi despacho se abrieron y vi el rostro de mi madre. Nos había encontrado en una situación bastante comprometedora. Dejé ir su cuello y me aparté de inmediato.
—¿Qué está pasando aquí? —entrecerró los ojos, mirándonos a los dos.
—Madre…
—Tía, no es lo que crees —Abigail recogió su traje y se tapó con el.
—¡Eres una sinvergüenza! — la mano de mi madre impactó su mejilla y ella chilló.
—No la golpees, madre. Fui yo quien le pidió que se desnudara. Déjala ir.
—¿Qué has dicho? — sus ojos se engrandecieron.
Miré a Abigail y le señalé la puerta.
—Déjanos a solas. Luego hablaremos de esto seriamente.
Ella salió disparada del despacho y tan pronto cerró la puerta, mi madre se cruzó de brazos.
—Es tu prima y solo tiene dieciocho años. Tú eres un cabro viejo ya para estar detrás de una niña.
—¿A qué has venido, madre?
—Este tema no se ha acabado. No te perderé de vista.
Suspiré exasperado.
—Después de lo que ocurrió hoy, me di la tarea de investigar el hotel en que se están quedando.
—¿Hablas de Amelia?
—Sí. De esa mujerzuela.
—¿Dónde están?
—No pienso revelarte ese dato, querido. Ya te conozco y puedes terminar arruinando los planes. Solo quiero comentarte que ese abogaducho problemático debe desaparecer. Se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza. Ha estado metiéndose en lo que no le han llamado y no estoy dispuesta a pasarlo por alto.
—¿Qué tienes en mente?
Su teléfono sonó, interrumpiendo nuestra conversación y lo respondió, caminando hacia la ventana.
—¿Qué me tienes? — su semblante cambió por completo, en su expresión pude notar que le habían dado una noticia no muy agradable—. ¡Maldito cretino, eres un inservible! — arrojó el teléfono contra el suelo y le enterró el tacón varias veces seguidas.
—¿Qué pasó? Definitivamente fue una muy mala noticia para que te hayas puesto de esa manera.
—Ese sujeto siempre va un paso más adelante. Es un hueso difícil de roer, más no imposible.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro