Me trajo a la habitación donde me estaré quedando y la verdad es que es como un paraíso por las comodidades, los detalles, la fornitura, la decoración y la gigante cama. Por fin dormiré en una cama cómoda y no en esa litera tan incómoda y ruidosa, donde mi compañera de celda no hacía otra cosa que invadir el pequeño espacio de la mía con tal de fastidiarme. Sus ronquidos no me permitían dormir, aparte de eso, defecaba constantemente y ese fuerte olor tardaba en desaparecer. 

—En el armario encontrarás ropa con la medida que me dijiste. No sé si sean de tu gusto, pero me parecieron que van a tono contigo. Las escogí personalmente. 

—Gracias. Este lugar es muy hermoso. 

Sus manos masajearon mis hombros y se sentía tan bien que no quería detenerlo. 

—Estás muy tensa. Relájate, libera tensión y ponte cómoda. Luego de que lo hagas, puedo darte un masaje de cuerpo completo; tanto en el exterior como en el interior — su risita se ha vuelto muy malvada—. El baño está esperando por ti. Te esperaré en la mesa. 

Estampando un suave beso en mi hombro, salió de la habitación sin decir nada más. No ha dejado de ser el mismo. Tal vez no es en la mejor circunstancia, pero es agradable contar con su apoyo y compañía. 

Me tomé todo el tiempo que pude dentro de la tina. Jamás me había dado un baño tan relajante. Mi cuerpo se sentía aliviado luego de eso. Está anocheciendo, por lo que me puse una pijama cómoda. No veo la hora de tirarme en esa cama y fundirme en ella.

Bajé a encontrarme con Enzo en la mesa, y la empleada fue en busca de la comida. Aprovechando que estábamos solos, decidí romper el silencio con mi mayor preocupación. 

—¿Cuál será nuestra siguiente movida? 

—Será complicado, pero no imposible— descansó sus codos sobre la mesa—. Tú no quieres que utilice mis propios medios para recuperar a tu bebé, porque quieres hacer esto por tu cuenta, por lo que considero que vas a tener que mantener un bajo perfil. Si te acercas a ese tipo ahora, puede usar las dos únicas cartas que tiene a su favor; y es solicitar una orden de alejamiento o incluso acusarte de acoso y no tendrás forma de defenderte contra ello. 

—Entonces, ¿cómo voy a recuperar a mi hijo?

—Va a ser difícil que te concedan la custodia absoluta, por lo que podemos luchar por una custodia compartida. Eso sí, hay ciertas reglas que debes seguir. La primera, encontrar un trabajo con el que puedas probar que estás capacitada para sustentar y cubrir todas las necesidades de tu hijo. Segundo, no meterte en ningún problema legal ni con él, ni con nadie. Tercero, llevar un estilo de vida moralmente correcto. 

—¿Y crees que será fácil encontrar un trabajo ahora teniendo mi reputación manchada? 

—Ya comenzamos mal. Te necesito más avispada y positiva, mi florecita. Dime, ¿existe algo imposible para mí en esta vida? No estás sola. Más que nadie quiero despedazar a ese cerdo y ensartarlo en la varilla, pero debemos ser más inteligentes que él y adelantarnos a los hechos. Cuando cumplas con todo lo mencionado, a él no le quedará de otra que dar su brazo a torcer. Eso sí, tengo curiosidad por algo. Espero me lo respondas lo más sinceramente posible— entrelazó sus dedos, sin apartar la mirada de mí—. ¿Realmente todo esto lo harás por tu hijo solamente? O sea, en ti no hay intenciones de recuperar la confianza de ese hombre y volver a su lado, ¿o sí?