Amar
En el fondo sus palabras me dolieron, pero no porque dude de mí, pues ya estoy acostumbrada, sino por confirmar nuevamente que de ese hombre que amé algún día ya no queda nada.
—No estoy esperando que creas en mí, hace mucho tiempo entendí que nada de lo que te diga hará la diferencia. Por eso ni me inmutaré a responder tus ataques. Esto se convirtió en quién hiere más a quién. Estoy harta de esta situación, Dominick. ¿Hasta cuándo seguirás con esto? He salido de tu vida como querías, he guardado mi distancia, he aceptado que tu familia logró su objetivo, ¿y sabes qué? Debo agradecerles por haberme hecho descubrir que tú no eras ni eres el hombre para mí y que estuve equivocada todo este tiempo.
—Suelta a mi nuera, antes de que llame a seguridad y te echen como un perro de aquí. Es egoísta amargarle la vida y la existencia a los demás por tu propia amargura. ¿No te fue suficiente con haberla encerrado en la cárcel y apartado de su hijo? Aunque suene muy cruel e inhumano de mi parte, cada quien cosecha lo que siembra y, si alguien tiene la culpa de todo lo que está pasando, ese eres tú mismo, por imbécil y orgulloso.
Dominick miró a mi tía y dejó ir mi brazo.
—Oh, ¿eres su suegra? ¿De cuál de sus amantes? ¿Del abogado?
—Del único hombre que no solo confía en ella y la ama con locura, sino que la llevará al altar y en un futuro me hará abuela. ¿Eso responde tu pregunta?
Su respuesta fue con un balde agua fría para los dos; a mí porque todo mi rostro se calentó al pensar en Enzo y Dominick porque pude notar molestia en su expresión. Quería decir muchas cosas, pero de mi boca no salió palabra alguna, ya que no podía desmentirla. En realidad, es cierto que me casaré con Enzo, aunque lo de convertirse en abuela ocurrió antes.
—Ahora si nos permites, queremos hacer compras en paz.
—No te vas a liberar de mí fácilmente, Amelia. Me destruiste la vida y ahora me toca a mí hacerlo — se alejó de nosotras y desapareció en solo un instante de nuestro campo de vista.
—Ahora entiendo muchas cosas. Que hombre tan persistente y fastidioso. Lo que tiene de guapo, lo tiene de imbécil. Lamento haberme portado de esa forma delante suyo, pero no pude quedarme callada.
—Enzo te contó, ¿cierto?
—Sí, pero no te preocupes, no le diré nada a nadie. Solo debía cantarle sus cuatro verdades a esa escoria. Si no le dije más fue por ti y por mi nieto. ¿Cómo te sientes?
—Bien. Hoy es un lindo día y no pienso permitir que nada lo arruine.
—Te diste cuenta, ¿verdad?
—¿De qué?
—No pienso defender a esa basura, porque no lo merece, pero sentí que algo lo estaba perturbando.
—Por supuesto. Está siendo investigado como principal sospechoso por la muerte de ese bebé que estuvo criando. Es totalmente normal que esté tan afectado.
—No lo entiendes, querida. Esa mirada y actitud que asumió, no es la de un hombre consumido y cegado por el odio y el desprecio, es la de alguien que se siente traicionado y herido por alguien que aún siente algo. ¿Sabes cómo lo sé? Porque más que una pregunta y un ataque, sonó a un reclamo, como si hubiera estado esperando una respuesta que desmintiera lo que dijo. ¿Por qué alguien que te odia y quiere verte tres metros bajo tierra, va a actuar de esa forma sin siquiera pensar en lo patético y vulnerable que podría parecer ante los ojos de su supuesta enemiga? Amelia, el hecho de que sea prácticamente tu suegra, no significa que debas fingir delante de mí. Respóndeme una cosa, ¿tú aún lo amas?
—No, tía. Para mí murió desde ese momento que me dio la espalda cuando más lo necesité.
—Más que nadie sabes lo mucho que te aprecio y te amo como si fueras mi hija, por eso mismo te diré lo siguiente. Si aún no estás segura de lo que sientes hacia ese hombre, no juegues con los sentimientos de mi sobrino. No sabes lo mucho que ha sufrido por ti y, aunque tiende a fingir y guardarse todo por dentro con tal de no preocupar o cargar a los demás, sufre igual que tú y que yo. Él ha estado enamorado de ti desde que tenía trece años. Y no, no te digo esto para que te sientas en la obligación de corresponder sus sentimientos, Amelia. Las cosas forzadas nunca salen bien. Lo digo para que lo tengas presente. Mi sobrino también está bien ilusionado con mi nieto, porque siempre ha soñado con ser papá y siento que esto es un arma de doble filo, porque si un día decides hacer tu vida y alejarte de él, le estarías arrancando el alma y quiero evitarle ese sufrimiento.
—Te agradezco que me digas todo esto, tía. Es cierto que hubo un tiempo donde me sentí confundida por muchas razones que no quisiera ni mencionar, pero si hay alguien en este mundo a quién no quiero lastimar jamás, ese es Enzo. Ya una vez lo hice sin querer, debido a esas dudas que no me dejaban dormir tranquila, pero ya eso pasó. Ahora no me quedan dudas; quiero darle a mi hijo una familia completa, un hogar estable dónde siempre se sienta amado y feliz. Es cierto que aún mis sentimientos hacia Enzo no están claros, al menos no de la forma en que piensas, pero sé que puedo llegar a amarlo con la misma intensidad que él lo hace e incluso más.
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