Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6º MÍO

La noche llegó, aunque realmente Remus no estaba deseoso por ello. ¿Esposarlos? En serio odiaba a ese viejo en algunas ocasiones.

Después de la cena (en la que tuvo que aguantar a James quejándose de Lily y burlándose de él a partes iguales. Y tuvo que aguantar a un Sirius en las nubes que se quejaba falsamente de Severus) se dirigió al despacho de Dumbledore de la mala gana.

—¡Ho! Remus... —dijo con una gran sonrisa Dumbledore.

Lucius ya estaba sentado enfrente del director. Miraba con aires de superioridad y claramente, esa idea no le gustaba nada, como en el caso de Remus.

—Pues creo que expliqué todo lo que pasará esta noche —dijo Dumbledore—. Se os esposará durante ocho días, una convivencia más bien. Las esposas se desatarán cuando entréis a los baños, tanto para una ducha, como para poder hacer vuestras necesidades. Por lo demás, permaneceréis juntos.

A Remus se le ocurrió una idea, quedarse en un baño todo el rato, y así evitaban tener que estar esposados. Pero claramente, esa idea ya se había pasado por la cabeza de Dumbledore.

—Yo sabré cuando las esposas estén separadas, es magia después de todo. Si veo que el tiempo es demasiado largo, no dudaré en acercarme a veros. Y no se les ocurra pelearse, el castigo será mucho peor —dijo Dumbledore.

¿Peor que eso? Se preguntó irónicamente Remus en la cabeza, pero sencillamente bufó y puso los dos brazos sobre la mesa, para que Dumbledore escogiese cuál poner.

—Lucius aún no te recuperas demasiado del brazo izquierdo, así que será ese el que te esposaré —y dicho así, con un golpe de varita sus muñecas quedaron entrelazadas.

Una cinta dorada que parecía espumosa y brillante se había encasillado en la muñeca derecha de Remus, y en la izquierda de Lucius.

—Háganlo como prefieran —dijo el director, y los dos chicos se levantaron de las sillas.

Salieron del despacho y cerraron la puerta detrás de ellos.

—Primero vayamos a Gryffindor —dijo Lucius, comenzando a caminar junto a Remus.

—Está bien —comentó el licántropo, y se encaminaron a la sala común de Gryffindor.

Iban lo más separados que las esposas le dejaban, hasta que llegaron al pasillo antes de Gryffindor y Lucius empujó a Remus contra la pared.

—Lobito, no te portaste demasiado bien esta mañana —dijo Lucius con una sonrisa ladeada.

—¿Por qué debería hacerlo? —dijo de mala gana Remus.

Después de hacer como si nada hubiera pasado, ahora le venía con esas. Maldito Lucius, maldito Slytherin y maldito lobo que llevó dentro, pensó en ese momento Remus.

—Por que eres mío —respondió Lucius, y a Remus se le aceleró el corazón.

Pero no le iba a perdonar esa manera de actuar con él, no tan fácilmente.

—No soy tuyo, ni ahora ni nunca —dijo Remus con el entrecejo fruncido y Lucius soltó una pequeña carcajada.

—Lobito, ya eres mío —dijo Lucius—. ¿O es que ya no te molesta que te ignore? Después de todo disfrutaste tu primer beso conmigo —explicó.

A Remus se le tiñó la cara entera de rojo. ¿Cómo lo sabía? Se preguntó Remus inconscientemente.

—T-te e-equívocas —dijo Remus avergonzado.

—Remus Lupin. Licántropo. Amante de los libros. Adoración por el chocolate. El más tranquilo de los cuatro idiotas de Gryffindor. Mestizo. Con miedo a descubrir. Un pasado que odia contar. Sin pareja y sin rastros de haberla tenido anteriormente. Para relajarse se va con Hagrid a beber tazas de chocolate caliente. Odia que le traten de inferior por su sangre —Remus se quedó boquiabierto, lo sabía todo de él. No se le escapaba nada.

—¿C-cómo s-sabes... —trató de articular Remus.

—Lo sé todo de ti, Lobito. Llevo persiguiéndote desde que llegaste, y ahora eres mío —dijo Lucius con voz tranquila.

Remus se fijó en sus ojos. Parecían hermosos en la noche, pero tenían rastros de tristeza en ellos. No podía dejar de mirarle, se había quedado hipnotizado.

Lucius le acarició lentamente la mejilla a Remus, y comenzó a acercarse hacia él. Finalmente, posó sus labios en los del lobo y lo pegó más hacia la pared.

Esta vez, no era como el beso anterior. Le había comenzado a lamer el labio con delicadeza, hasta que Remus lo abrió y la lengua de Lucius se metió en su cavidad bocal.

Después de un largo y apasionado beso, Lucius se separó. Lo miró y acarició su cabello con delicadeza.

—Espero que te sirva de advertencia, eres mío, Lobito —dijo Lucius, y comenzó a andar hacia la sala común, con el menor detrás suyo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro