5º POCIONES
Sirius llegó solo a la clase de pociones, allí estaban James y Peter, que se habían sentado juntos.
—¡Ho! Perfecto —dijo el profesor—. Llega justo a tiempo para colocarle una pareja, Sirius —dijo el profesor—. Siéntese con Severus Snape. No rechiste o le castigaré.
Sirius apretó los puños, pero no dijo nada. Caminó en silencio hasta donde estaba Severus, y se sentó a su lado. Lo observó unos segundos con asco y dirigió su mirada al profesor nuevamente.
—Harán un trabajo por parejas durante esta semana —dijo el profesor—. Se trata de buscar una poción difícil y de intentar hacerla a la perfección. Podrán traerla hecha en la próxima semana. También quiero la teoría. Y ahora, pueden dedicarse a buscar en sus libros e intentar escoger una —dijo el profesor alegremente.
Severus abrió su libro y de reojo, el Gryffindor lo miraba. Se fijó en todos los apuntes que habían sobre el libro, todos los tachones y borrones. ¿Cuanto tiempo había pasado haciendo todos los apuntes? Se preguntó Sirius en ese momento.
—Deja de mirar mis cosas —escupió el Slytherin y Sirius, dejó de observar el libro.
Posó su mirada en el cabello de Severus. Realmente no parecía tan grasoso visto de cerca. ¿Será suave? ¿Dejará que le acaricie el cabello para que lo compruebe? Se preguntó Sirius. Pero rápidamente miró hacia su libro, enfadándose consigo mismo por pensar en Severus de esa manera.
La clase transcurrió con normalidad. Ni peleas, ni insultos. Pero Severus estaba harto de las miradas que sentía por parte del Gryffindor. Solo de pensar que tendría que hacer el trabajo con ese idiota, su humor se tornaba de perros.
Cuando la clase por fin terminó, Severus solo dijo una cosa.
—En la biblioteca esta tarde, no faltes —Sirius lo miró y asintió de mala gana.
Odiaba la biblioteca con todo su ser. Encerrarse a leer era una mierda. Le gustaba leer, sí, pero lecturas de su gusto, no lo que había en esa antigua e insoportable biblioteca.
—•—
Sirius se dirigió al comedor, y por suerte, allí estaba Remus, con James y Peter.
—Odio a ese profesor de pociones —fue lo primero que soltó Sirius, al sentarse en la mesa con sus amigos.
—Ho vamos, no es para tanto —dijo divertido James—. Hay otro que están peor —dijo riéndose finalmente.
—No hace gracia James —musitó Remus de mala gana.
—¿Qué puede ser peor que te toque hacer un trabajo con Snivellus? —preguntó Sirius con asco.
—Que te esposen a una serpiente por ejemplo —dijo James, mofándose de la situación.
—¿Que qué? —Sirius estaba incrédulo y no se creía lo que escuchaba.
—Dumbledore se ha divertido con los castigos. Me ha dicho que me tiraré una semana, bueno, ocho días esposado mágicamente al idiota de Malfoy. Solo para que nuestra relación mejore —dijo Remus, con un enfado que se veía a quilómetros.
—Joder... —fue lo único que atinó a decir Sirius en medio del Shock.
—•—
Después de la conversación que habían tenido todos, Sirius estaba más tranquilo.
Caminaba hacia la biblioteca con aires de superioridad, como acostumbraba a hacer.
Aunque en su familia nadie le quería, en el colegio lo adoraban algunos, aunque otros, también lo odiaban. También es cierto que adoraban al Sirius que creían conocer. Nadie sabía que tenía forma animaga. Que odiaba volver a casa. Que más de una vez había aguantado palizas de los Black. Que estaba harto de no encontrar a la chica perfecta. Que se escapaba al bosque oscuro para pensar cuando no podía más. Sirius Black, aparentaba mucho ser feliz, por ejemplo. Esa era una de sus mentiras favoritas, esas sonrisas que le dedicaba a todo el mundo, cuando en realidad, sabía que hablaban mal de él a escondidas. Es un mujeriego, no sirve para nada, jamás llegará a ser auror, su hermano es mucho mejor que él debería estar en nuestra casa no en Slytherin, siempre jugando con los sentimientos, seguro que ni siquiera sabe hacer otra cosa que interponerse siempre en todo, siempre jugando parece un niño pequeño. Esos eran algunos de los comentarios que a menudo, solía aguantar.
Abrió la puerta de la biblioteca y lo primero que pudo escuchar de unas chicas que estaban estudiando fue: ¿Desde cuando Sirius estudia?
A Sirius no le importó demasiado, ya estaba acostumbrado, no le importaba una mierda lo que pensaran, o eso hacia parecer, mientras su corazón se quebrara en el fondo de su pecho.
—¿Qué haremos hoy? —preguntó, cuando llegó a la mesa de Severus y lo observó leyendo.
—Haremos la parte teórica —dijo Severus, cerrando el libro que estaba leyendo.
—Empecemos —dijo animadamente Sirius, sentándose enfrente del Slytherin y abriendo su libro.
—¿No te cansas de sonreír? —preguntó Severus, arqueando una ceja con amargura.
—Mejor sonreír que explicar lo que te duele —dijo Sirius, y Severus lo observó extrañado por unos segundos, pero no le dio demasiada importancia.
Aquella tarde no pelearon e incluso llegaron a escoger de una vez la poción. Toda la semana a la misma hora 17:00 le dijo Severus, al finalizar la tarde.
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