22º ADIÓS SIRIUS
Hermione explicó que con su giratiempos podrían viajar al pasado y hacer que Buckbears se llevase lejos a Sirius.
Cuando sacaron a Sirius del lugar donde lo habían metido, Severus lo esperaba cerca del bosque prohibido para que antes de marcharse pudiese despedirse de él.
—Severus... —dijo Sirius, Severus se encontraba delante suyo, de espaldas y con las manos cogidas tras la espalda.
—Te vas —afirmó Severus.
—Cierto, me voy... —contestó Sirius un poco apenado.
—Sabes, me he pasado años odiándote y amándote al mismo tiempo. Ahora que vuelves debes irte, que irónico —Severus se río amargamente, pero para ese entonces Sirius había llegado hasta él.
Con lentitud Sirius acarició el hombro de Severus y viendo que el hombre de pelo negro no se quejaba ni apartaba, se acercó hasta apoyar su cabeza en la nuca del profesor.
—No quiero que te marches —dijo Severus casi en un susurro que fue poco audible para Sirius.
—Yo tampoco quiero marcharme —respondió con la voz quebrada Sirius.
—Ojalá hubiese sido distinto —la voz de Severus se vio casi interrumpida por lágrimas.
Sirius lo abrazó por la cintura pegándolo a su cuerpo. Sabía que a Severus no le gustaba que lo viesen llorar y era mejor abrazarlo de espaldas a que se enfadase y le lanzara un maleficio.
—Te amo Severus —susurró Sirius a su oído.
Severus se zafó del abrazo de Sirius, se giró con lágrimas en los ojos y besó sus labios como pensó que jamás volvería a hacer.
El sonido de Buckbears los hizo parar en seco. Un sonido ajeno a ellos se acercaba.
—Vete ya —dijo Severus.
En menos de diez segundos Sirius estaba volando or los aires y menos de veinte había desaparecido en la lejanía.
—Yo también te amo —susurró Severus—. Nos volveremos a ver.
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