15º DOCE AÑOS DESPUÉS
Remus se había quedado dormiros en el tren. Su vida había
sido una misería desde lo ocurrido con su grupo de amigos. James y Lily habían muerto, Sirius estaba en la cárcel por asqueroso traidor (aunque realmente, él era incapaz de creer eso), Peter había muerto y Lucius se había casado y había tenido un hijo llamado Draco. Remus había tenido una relación con Tonks, pero la relación no había salido bien, ella misma le dijo que no había salido del pasado y se había quedado estancado.
Y ahora iba en el expreso de Hogwarts, como en los mejores años de su infancia y que ahora, recordaba con esa melancolía.
No había notado nada, cuando un grupo se había sentado en el mismo vagón que él, pero se despertó en el mismo instante que notó a un dementor. Ese frío gélido que sería capaz de helar la sangre a cualquiera.
—¡Expectro Patronum! —gritó con la varita en la mano, alejando al dementor y observando a todos los que estaban en el vagón.
—¡Harry! —gritaba una chica de melena morena, el chico había perdido la consciencia y Remus sabía que era algo bastante normal.
Se acercó al chico que yacía inerte y le acarició la cara, no fue hasta segundos después, que se fijó en su frente, en la cicatriz de rayo que llevaba y entonces sintió su cuerpo temblar. "Harry Potter" el hijo de sus dos mejores amigos, el chico que sobrevivió a Voldemort y el que habría sido como un sobrino para él.
—Harry, despierta —dijo con suavidad, y como si el chico reconociese la voz, abrió los ojos esmeralda que le había regalado su madre, y le miraron por primera vez en años.
Harry se incorporó en el asiento, confuso, mirando a sus amigos, una morena y un pelirrojo que no reconocía Remus, pero por las pecas, lo larguirucho y el cabello, sabía que el pelirrojo debía ser un Weasley.
—Deberías comer chocolate, es lo mejor para los ataques de dementores —dijo Remus, y cogió una pequeña tableta que llevaba, partió un trozo y se lo dio a Harry, a Ron y a Hermione.
—Profesor Lupin —dijo la chica morena que Remus no conocía.
—Dime —dijo con voz suave Remus, y la chica sonrió.
—Mi nombre es Hermione Granger, él —señaló a Ron— es Ron Weasley, y él —dijo, señalando a Harry— es Harry Potter.
—Muy bien, pues estaré esperando para tenerles en clase. Espero ser un buen profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras para vosotros —dijo animadamente Remus—. Ahora si me disculpan, iré a hablar con el maquinista.
Y Remus salió lo más rápido que pudo del lugar. Llegó hasta una ventana y se fijó en que ya habían llegado, y cuando las puertas se abrieron, salió el primero de todos.
—¡Remus! —gritaba una voz ronca y antipática delante de él.
Miró, y observó al hombre que había quedado más destrozado de todos: Severus Snape. Sirius había sido su pareja hasta que lo metieron en Azkaban por todos los delitos que llevó a cabo. Aunque él, jamás había pensado que Sirius hubiera sido el culpable, estaba seguro de que le habían tendido una trampa, y Remus tampoco era la excepción en esa creencia.
—Severus, amigo mío, ¿Cómo estás? Hace meses que no me envías cartas —dijo Remus con añoranza, acercándose para tenderle un abrazo al hombre que a primera vista, parecía severo.
—Estoy bien, Remus. Conocerás a Draco, es un chico bueno en el fondo, pero también es cierto, que Lucius cambió mucho cuando se separó de ti —dijo Severus con añoranza y Remus también lo sintió.
—Bien, veremos que se puede hacer —dijo con una sonrisa Remus, y se despidió de él, cargando con su maleta.
Cuando llegó a Hogwarts, fue Dumbledore el primero en encontrarse con él.
—Remus, ven, te enseñaré tu despacho —dijo Dumbledore con una sonrisa.
Y los dos se encaminaron en silencio hasta llegar a un despacho, en el cual Remus estaría todo el año corrigiendo.
—¿Cree que Sirius hizo aquello? —preguntó de repente Remus, haciendo que el hombre soltara un pequeño mmm...
—No importa lo que yo crea, no estuve para ver lo que ocurrió, pero a este viejo director es difícil ocultarle cosas. Como por ejemplo, que Sirius, Peter y James, eran animagos ilegales: a, y que no se me olvide Lucius también. Pero, no creo que Sirius hiciese aquello, yo mismo hablé con él, antes de que se lo llevaran. Solo me dijo, las ratas se esconden en las alcantarillas, y los traidores también —dijo Dumbledore y Remus no entendió demasiado bien, aquella lógica.
—Estoy seguro de que Sirius quería decir algo, pero no sé el que —contestó Remus pensativo.
—Remus, siempre fuiste un chico de utilizar la razón, en vez de la intuición. Pero estoy seguro de que ahora, la intuición será tu punto fuerte, después de todo, Sirius busca a Harry, y estoy seguro de que no es para hacerle mal —dijo Dumbledore—. O quizás, no es realmente a Harry, al que busca —terminó de explicar—. Piénsalo Remus, dejare que te instales, hasta esta noche —y se despidió con una sonrisa, dejando a Remus mas confuso que antes.
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