¡NO ME LO CREO!

Dios, no puedo creer que esté escribiendo esto. No puedo asimilar del todo que ya es el final. No quiero despedirme de ellos, no quiero.

Vaya, ¿cuánto tiempo ha pasado? ¿cuántas cosas he hecho desde que comencé a escribir esta historia? ¿cuánto he aprendido con estos dos?

No puede ser. ¡Tres meses! tres meses sonriendo, llorando, gritando, celebrando. Tres largos meses en los que fui capaz de experimentar tantas cosas con esta historia que ahora no puedo evitar sentirme nostálgica.

Sebastián y Aibyleen me enseñaron tanto, me mostraron un mundo nuevo. Y los amo. Amé escribirlos, amé crearlos, amé hacerlos desde el día 1. Los amé, los amo y los amaré siempre.

Con esta historia aprendí que el amor se refuerza con la constancia, la confianza, las ganas de estar con la persona que amas, con respeto, tolerancia y aceptación.

Después de la tormenta siempre viene el arcoiris. Después de cada mala experiencia viene la merecida recompensa.

A veces, cuando nos aferramos a algo, eso nos lastima aún más. Por eso, aunque duela, debemos soltar para ser libres.

El corazón no siempre se equivoca, de vez en cuando, hasta tiene la razón.

Hoy no tengo palabras para decirles lo agradecida que estoy por el amor incondicional e inigualable que le dieron a esta historia. Lastimosamente, solo existe la palabra gracias para expresarlo, así que:

¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS!

Gracias por acompañarme en este viaje y por ser ese apoyo constante que me motiva a seguir. Gracias, mis panditas, gracias por leer mis locuras desde el día 0.

Los amo de aquí a la luna y de vuelta a pasitos de tortuga.

Nos leemos pronto. 🤞🏻

Atte: La Osa Mayor. 🐼✨

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