50. Aibyleen.
Siete meses.
Treinta y dos semanas, para ser exactos.
Dieciséis de julio, un día realmente importante para nuestra familia.
Nunca pensé que las cosas cambiarían tanto en mi vida como cuando vi a mi sobrino, ese niño tan pequeño, rosadito y con ojos de cielo era lo más hermoso que había pisado la tierra y revolucionó mi mundo apenas nuestros ojos se encontraron.
Demián estaba feliz, le contaba todos los detalles a Sebastián y le explicaba ese sentimiento que lo abordaba en este instante. Anggele nos miraba atentamente desde la camilla, estaba exhausta por el viaje y el parto complicado que tuvo, pero está bien y eso es lo único que importa.
¿Yo? Bueno, estaba enamorada de Derek Whittemore, el pequeño de ojos azules y piel bronceada como la de su padre. Si bien dicen que, los bebés cuando están recién nacidos no se parecen a nadie, este niño era la réplica exacta de Anggele, pero con los labios y la forma de los ojos de Demián.
Era perfecto, y aunque no lo había llevado dentro de mí, lo sentía como mi hijo. Quizá porque mis padres nos dijeron a mi hermano y a mí desde muy pequeño que nuestros hijos serían importantes para ambos.
—Es tan lindo —susurré, pasando mis dedos por su mejilla rosadita.
—Es igual a mí —dice Anggele encogiéndose de hombros.
—Arrogante. Eres demasiado arrogante —mi hermano se acerca a ella y le da un beso.
—Después de que no sea igual de fastidioso que su madre, todo está bien —dice mi novio sentado a mi lado.
—Será un angelito como su tía —repliqué yo, subiendo mi barbilla con suficiencia—. Será igual de precioso como su tía, ya dije.
—Quien es la arrogante ahora, ¿eh? —Sebas besa mi mejilla haciéndome reír.
Me acomodé en el sofá y sostuve a Derek muy cerca de mi pecho.
—¿Por qué se adelantó la fecha? —cuestionó Sebastián.
—El doctor dice que tal vez fue el estrés, aún y cuando Aiby me ayudó con la boda, sentía que tenía un peso en los hombros —explica Angge con una expresión cansada.
—Mamá nos contó que el parto de Demián también se adelantó, unos meses o algo —recuerdo—. Quizá pasó lo mismo.
—No había pensado en eso —Demián se frota la barbilla con los dedos—. Lo importante ahora es que está sano, estuvo toda la noche en la incubadora y el doctor está realmente sorprendido de que respire tan bien por si solo estando tan pequeño.
—Es que mi pequeño es todo un guerrero —besé su frente y acaricié su pequeñita nariz con la mía.
Era tan lindo y gordito que me daban ganas de comérmelo a besos.
—Sí todo sale como queremos, mañana nos darán de alta —exclamó Anggele con alegría y alivio.
—Eso está bien, los hospitales no son el mejor lugar para un bebé tan pequeño —comentó Sebastián y todos estuvimos de acuerdo con él.
Derek estaba muy chiquito, a pesar de estar fuerte y sano, debía tener más cuidados. Nacer de siete meses no era algo sencillo, y el hecho de que respirara e hiciera cosas que un bebé sietemesino no haría por si solo, no nos daba derecho a celebrar del todo.
Estamos muy felices, sí, pero ahora debíamos cuidarlo más que nunca.
—¿Has hablado con mamá? —le pregunté a Demián.
—Sí, llamó hace unas horas —asintió.
—Debe estar ansiosa por venir.
—¿Lo dudas? —se ríe—. Papá está cerrando un negocio y no quiere que venga sola, ya sabes cómo es —después de tantos años, papá seguía siendo el mismo ogro protector con respecto a mamá—. Estarán aquí el sábado sin falta.
—Que bien —me mordí el labio inferior y volví a besar la mejilla de mi sobrino—. Ay, es que lo amo —hice un puchero cuando soltó un sonidito de boca que me dejó embelesada—. ¿Puedo llevármelo?
—Hablando de eso... —murmuró Anggele con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios—, queríamos hablar con ustedes de algo importante.
—¿Qué es? —indagó Sebas.
—Bueno, queríamos hacer algo especial una semana antes del parto —se encogió de hombros Demián—, pero sucedió todo esto y no se pudo.
—Creo que debemos hacerlo ahora, así estamos todos juntos —la rubia miró a su esposo y le sonrió—. Ustedes son las personas más importantes en nuestras vidas, y creo que ya lo saben —sonrió aún más y eso hizo que mis ojos y los de Sebastián se encontraran, confundidos ante sus palabras—. Okey, me estoy extendiendo. La cosa es que, queremos que sean los padrinos de Derek.
Una bomba explotó en mis oídos y mi corazón se detuvo.
—¿Hablan en serio? —mi novio fue el primero en preguntar.
—No hay personas en el mundo en las cuales confiemos más que ustedes —respondió mi hermano.
—¿De verdad? —chillé yo, con los ojos bien abiertos.
—Claro que sí —respondió ahora mi cuñada.
—Oh, santo Dios, sí —asentí con lágrimas en la mirada, observé al lindo bebé despierto entre mis brazos—. Seremos los mejores padrinos del mundo, Derek.
★★★
Capítulo corto pero emotivo y lleno de felicidad por la llegada de un nuevo miembro a la familia.
✨🛐Derek Whittemore🛐✨
¿Adivinan algo?
¡FIN DE LA SEGUNDA PARTE!
Sí, gente. Se nos viene la tercera y última parte de esta historia.
Ay, me pongo nostálgica y sentimental.
¡No quiero dejar a Seyleen!
Cómo qué quiero hacer extras (okno. Puede ser broma, pero si quieren no es broma).
¿Que esperan de esta tercera parte?
Opiniones.
¡Voten y comenten mucho!
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