3. Aibyleen.
Repaso mi cuerpo de arriba abajo frente al espejo, mientras escucho la voz potente de Adele a través de los pequeños parlantes que tengo en mi habitación.
PTI ¿Qué es eso? Es un termino médico que es muy complicado de explicar, pero al mismo tiempo muy común para mí si lo llamo por su nombre completo.
Púrpura trombocitopénica idiopática.
La púrpura trombocitopénica idiopática, ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error a las plaquetas. Esto ocasiona hematomas con facilidad, sangrado y manchas rojizas y moradas en varias partes de mi cuerpo.
¿Por qué lo sé? Fácil. Mientras admiro mi cuerpo, paseo mi mirada sobre la enorme mancha violácea que surca la parte baja de mi abdomen, cerca de mi cadera. Mientras que, más abajo, en la parte superior de mi pierna, cerca de la unión de mis muslos, se encuentra otra igual o más grande.
Fui diagnosticada con PTI a los siete años, mi madre creyó que los pequeños puntos rojizos en la parte inferior de mi espalda y en mis piernas, era un simple brote a causa de una alergia común. Pero no fue así, al contrario, resultó que mi hemoglobina estaba por el suelo, teniendo en cuenta la disminución de las plaquetas en mi sangre.
Desde entonces solo vivo llena de moretones y hematomas en varias partes de mi cuerpo, sin contar las hemorragias nasales, bucales y el periodo menstrual abundante. El dolor en los lugares en dónde se concentran las manchas y el simple hecho de que la gente te mire como si te hubiese atropellado una locomotora.
El hecho de que sea blanca, color papel, no ayuda demasiado, ya que el color de los moretones, son exactamente así. Morados.
¿Lo gracioso de todo esto? Que solo se producen cien casos de PTI cada un millón de años, y para mi muy buena suerte, soy una de las cien personas que poseen este trastorno.
Ser modelo no es fácil tendiendo en cuenta mi imagen, pero, así como muchas mujeres con vitíligo han podido triunfar en el mundo de los reflectores... ¿Por qué una mujer con púrpura no puede? Todas tenemos derechos, somos hermosas tal cual, y como somos, y es por eso que hago lo que hago.
Sacudo mi cabeza apartando todos los pensamientos negativos de mi parte, desde que cumplí los diez años he recibido miradas indecorosas, asquientas e incluso de lastima. Sufrí, no puedo mentir, sufrí más de lo que una adolescente normal debería hacerlo. Entonces desde que cumplí los veinte, he sido yo quien le dio la cara al mundo y acepté cada parte de mi, de la manera en la que me fue dada.
Acepté cada una de mis marcas, de mis estrías, de mis hematomas.
Acepté cada pedazo de fibra que componía mi cuerpo, que lo hacía diferente a los demás.
Acepté el hecho de saber, que el físico no lo es todo, lo más importante en lo que llevas en tu corazón y en tu mente.
Y eso me llevó a estar en las portadas de muchas revistas, en los corazones de un montón de niñas y mujeres que se sienten inferiores por su físico, cuando no debería ser así. Mi más grande propósito es hacerles saber a todas que somos hermosas sin importar el que dirán, que son importantes y fuertes.
Le sonrío a mi reflejo, sintiéndome más hermosa que nunca. Rebusqué en mi closet y saqué un top de tirantes negro, unos jeans anchos de mezclilla y mis tacones negros de aguja. Me vestí con rapidez y arreglé mi cabello, ese que hoy estaba corto por sobre mis hombros, ya que me habían quitado las extensiones el día de ayer.
Mi entrevista con Hellen Roberts era hoy a las tres de la tarde, y eran casi las nueve de la mañana y debía darme prisa su no quería perder mi vuelo, y antes de que Brady me mate por llegar tarde otra vez.
Bajo mi maleta de la cama, mi enorme bolso de mano, mi teléfono y un libro para no dormir durante el vuelo. Salgo a toda prisa de mi habitación, encontrándome con Malcom al pie de la escalera, quién me ofrece su ayuda cuando ve que estoy a un segundo de caerme y hacerme puré.
—¿Hiciste los trámites para el alquiler de la camioneta, Malcom? —le pregunto cuando salimos de la casa.
—Claro, señorita, nos estará esperando fuera del aeropuerto —responde, y yo suspiro en alivio, porque había olvidado ese pequeño, pero importantísimo detalle.
Nos ponemos en marcha una vez que Malcom guarda mi maleta en la camioneta y nos pusimos a toda marcha. Sabía que Brady se molestaría, se suponía que debía estar en el aeropuerto a las ocho, pero es que me distraje conmigo misma en el espejo. ¿Acaso es culpa mía llamar tanto la atención?
Observo mis uñas acrílicas de color azul cielo con estampado de nubes, y me concentro únicamente en lo que haré dentro de unas horas y debía hacerme la idea de que podían hacerme cualquier pregunta y que no debía sentirme mal al respecto. Había forjado mi vida de tal manera que nadie tenía el poder hacerme sentir inferior, ni siquiera yo.
Unos minutos más tarde, ya estábamos entrando al estacionamiento del aeropuerto y Malcom estacionaba la camioneta en el lugar donde estaría hasta el lunes por la mañana, justo cuando volviéramos de Los Ángeles. Ambos bajamos del vehículo, y yo llevaba más prisa de la normal. Solté ya risita nerviosa cuando vi a Brady con los brazos cruzados y una expresión de enojo en su rostro.
Genial, estaba en problemas.
—¿Quién es el mejor representante de todos los tiempos? —le dije con zalamería, y él solo rodó los ojos.
—Eso no te salvará, niñita —me pellizcó el brazo, a lo que solté un chillido—. ¿Puedo saber por qué siempre llegas tarde?
—Lo siento, se me fueron los tiempos —dije con un puchero, junté mis manos sobre mí pecho y lo miré suplicante—. ¿Me perdonas?
—Sí, sí —le restó importancia.
Alguien soltó una exclamación y yo pegué un salto, era una chica como de unos dieciocho años, era bajita y pelirroja, llena de pecas.
—¡Oh, Dios! —dijo caminando hacia mí con rapidez—. Eres Aibyleen Whittemore.
—Sí, esa soy yo —me señalé y sonreí cuando me abrazó, le correspondí el gesto con amabilidad.
—Yo, soy tu fan —dijo con voz ahogada, mirándome con sus ojos verdes muy abiertos—. Eres la mejor de todas.
—Oh, gracias, preciosa —apreté su hombro—. ¿Cómo es tu nombre?
—Kathe.
—Bueno, Kathe, ¿quieres una foto? —asintió y sacó su teléfono, abrió la cámara frontal y sonreí hacia la selfie.
—Muchas gracias, Aibyleen —me abrazó una vez más y se despidió con la mano antes de ir hacia una mujer, quién creo es su madre.
—Las chicas te adoran, Aiby —dice Brady una sonrisa que me decía lo orgulloso que estaba de mí.
—Soy un amor, Brady —me alejé el cabello de los hombros.
—Bueno, hablemos de tu habilidad para enamorar a las personas en otro momento, perderemos el vuelo.
Y solo entonces, escuché que estaban llamando a las personas del vuelo a Los Ángeles.
[...]
Estaba en uno de los camerinos y me encontraba lista, Brady había optado por un vestido sencillo de seda de color azul cielo, corto y delicado, junto con unos tacones plataforma transparentes. Natalia, mi estilista, quién se encontraba en Los Ángeles por asuntos familiares, había llegado por su cuenta y me hizo unas suaves hondas en el cabello para después maquillarme sutilmente.
—Recuerda que ella te hará muchas preguntas, si no quieres responderlas, solo desvía el tema —dijo Brady, asentí, totalmente quieta para que Natalia terminara de aplicarme brillo labial—. De todos modos, hablará sobre tu fundación, ya sabes, todo el mundo se enteró que pronto abrirás otra sucursal.
—Eso está bien por mí —tomé mi teléfono y encendí la cámara para tomarme un selfie y enviárselo a mamá, papá y Demián—. Me gusta hablar de ello, así puedo llamar la atención de las personas y obtener más donaciones. Los animales lo necesitan.
—Perfecto, relájate y sé tú misma —me dijo cuando me puse de pie frente a él.
—Eso me ha traído hasta aquí, Brady.
—Estás muy hermosa, nena —me sonrió con cariño—. Es hora de billar.
Asentí y miré mi teléfono, sonriendo al ver el mensaje de mi madre.
Estás preciosa, mi cielo.
Tu padre y yo estamos orgullosos de ti.
Te amamos.
Gracias, mami.
Les amo un montón.
Inspiré profundamente por la nariz y le di el teléfono a Brady, él me sonrió una vez más y ambos salimos del camerino hacia el estudio, y esperé pacientemente a que Hellen anunciara mi precedencia.
—La noche se ve mágica, amigos —murmuró al público—. Las estrellas están resplandecientes, justo como nuestra invitada de honor. Una mujer poderosa y despampanante, el nuevo rostro de la belleza y superación, Aibyleen Whittemore.
Enderecé mi postura y marqué la mejor sonría que poseía, salí de las sombras y los aplausos no tardaron en escucharse, elevé una de mis manos para saludar al increíble público que había esa noche y fui directamente a dónde Hellen se encontraba sentada.
—Encantada de tenerte aquí esta noche, Aibyleen —se levantó para recibirme y me dio un corto abrazo.
—Oh, gracias, el placer es todo mío poder estar aquí hoy —sonreí y tomé asiento en el otro sofá individual, crucé mis piernas y sonreí.
—Estás encantadora —declaró.
—Gracias, se hace lo mejor que se puede —reí, y las personas lo hicieron conmigo.
—Muy bien, Aibyleen Whittemore —musitó Hellen leyendo su guía—. Modelo, empresaria y cosmetóloga —dijo mirándome, asentí—. Esto último no lo sabíamos, fue una gran sorpresa.
—Sí, recibí mi título hace un par de meses, de hecho —respondí con simpleza—. Era una meta que tenía desde hace tiempo y logré llevarla a cabo, por lo que es un gran logro para mí.
—Eso es estupendo, todos nos sorprendimos mucho al enterarnos, teniendo en cuenta que una modelo tan reconocida tuviera un espacio para obtener un gran título —pasé mechón de mi cabello detrás de mí oreja y la observé leer—. Por eso me preguntaba: ¿Qué te llevó a estudiar esta carrera?
—Me considero una persona inteligente, centrada y para tener tan solo veinticinco años de edad, he cumplido más sueños de los que una persona de cincuenta no ha podido cumplir, como muchos ya saben —dije, remojé mis labios—. Siempre he sido una persona ambiciosa con respecto a mis metas, me gusta aprender y soy de las que piensan que entre más inteligente eres y más experiencias tienes, más sabio llegarás a ser.
—Interesante, Aibyleen —sonríe—. Eres ambisiosa, eso te llevará muy lejos en este mundo.
—¿Sabes, Hellen? —entrelacé mis manos—. Me gusta tener conocimiento en aspectos en cosas en las que otras personas son ignorantes, me gusta plantearme grandes retos, porque sé que al final, la recompensa será generosa —sonreí, recordando las palabras de una gran persona—. Y no, no quiero ser más que los demás. Simplemente quiero ser suficiente para la única persona que me va a amar por el resto de la vida; y esa persona, soy yo.
—Esa es la Aibyleen Whittemore qué tanto amamos, damas y caballeros —me señala, logrando que mis mejillas se tiñan de rosa—. Un aplauso para ella, por favor —sonreí en agradecimiento, me encantaba estar aquí—. Muy bien, ahora cuéntame, me enteré por ahí que estás por abrir una nueva cede de tu fundación Give love to receive love —asentí—. Una fundación sin fines de lucro, un lugar mágico para aquellos seres que dan todo su amor sin pedir nada a cambio. Dime: ¿Por qué abriste una fundación para animales?
—Bueno, desde un principio, a mi hermano y a mí nos encantan los animales —comienzo, pasando mis uñas por mi antebrazo—. Recuerdo que cuando cumplí los siete y mi hermano estaba por cumplir diez, nuestros padres decidieron regalarnos un cachorro Golden Retrievers —sonrío—. Cabe aclarar que, mi hermano y yo insistimos un montón de tiempo para que mamá y papá accedieran, y sé que ellos están riéndose porque saben que tengo razón.
>> Era una tarde de julio cuando nuestros padres llegaron a casa con esa pequeña y peluda cosita, era increíblemente hermosa y mi hermano y yo enamoramos de ella inmediatamente. La nombramos Flappy, era súper leal y amorosa, juguetona y muy obediente. Por circunstancias de la vida, Flappy tuvo muchos problemas de salud con lo referente a su corazoncito, y solo pudimos tenerla con nosotros tres años.
—Oh, que triste —se lamentó Hellen—. Debió ser muy difícil para ustedes.
—Lo fue, de hecho —asentí—. Flappy dejó una gran huella en nuestros corazones. Nos enseñó que la vida es muy corta, que el amor debe darse en el momento, no después, porque no tendrá sentido. Entonces, al ver todos esos perritos y gatitos sin hogar en la calle, sin un lugar donde los amen y cuiden de ellos, es muy duro. Creo que desde entonces tengo este amor incondicional hacia ellos, por eso les formé un hogar, junto con todo mi equipo de trabajo les brindamos todo el amor que ellos se merecen.
Los aplausos llegaron otra vez, solo que sin esperarlos.
—Esta mujer no solo es hermosa por fuera, gente —dijo Hellen una gran sonrisa—. Si no que también, tiene un enorme corazón.
Y sonreí, sintiéndome sonrojada hasta las orejas.
—Es algo que me sale solo —dije—. Creo que sí todos aportamos un granito de arena, la recompensa que obtendremos en un futuro será gigante. Por eso trabajo cada día, no por la fama, ni el dinero... Lucho por hacer de este mundo un lugar mejor.
★★★
¡Hola, hola, panditas de mi corazón!
¿Cómo están? Yo estoy feliz de traerles nuevo capítulo.
Aquí un poquito de la lucha de nuestra pequeña reina, un pizca de todo aquello que marcó su vida.
¿Que les pareció?
Espero les haya gustado el capítulo de hoy, si todo sigue igual, nos vemos el viernes.
Ya saben que hacer...
¡Voten y comenten mucho!
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