Unico
Entonces despierta de golpe, sintiendo todas sus articulaciones desgastadas y sus músculos pesados, no puede moverse y solo sus ojos miel son los que exploran la habitación donde se encuentra. Los sonidos que hace la máquina, marcando el lento latir de su corazón, el olor a medicina y los colores blancos, hacen que se de cuenta en el lugar donde se encuentra el décimo.
En su cuarto no hay luz que se cuele, no sabe si es temprano o tarde, quiere saber, quiere recordar lo que pasó, sin embargo nada al rededor lo ayuda. Hasta que un doctor desliza la puerta de la habitación y se da cuenta que está despierto, se apresura a la cama de hospital y checa sus signos, ignorando que el moreno quiere llamar su atención.
-¿Que hago...aquí?-pregunto, pero su voz salió como si estuviera reseca. Paso su lengua sobre sus labios, tratando de humectarlos, notando que estaban igual de secos y partidos.
El doctor luego de terminar con el chequeó, le dijo.
-No se levanté, décimo, aún está debil-
-¿P-pero porque, que pasó?-insitio el moreno un poco más alarmado, su intuición se había disparado en un sentido poco agradable.
-Lo ideal...será que se lo explique la persona indicada, ya la estamos llamando-dijo finalmente y salió otra vez dejándolo solo.
Tsuna se preguntaba por qué el malestar, porque sentía una sensación enferma acerca de lo que le iban a contar y quién le iba a contar, además de todo.
Pasaron unos largos minutos, mientras esperaba a la dichosa persona quién le diría todo, sentía todos sus músculos contraerse y recobrar la movilidad, se sentía aún pesado, pero poco a poco ya podía flexionar sus dedos en puño, mover sus muñecas, sus codos y rodillas, con trabajo, pero ya podía. Así la esperada persona entro, la que menos esperaba y de la manera que menos se imaginaba.
-Tsunayoshi-hablo el chico con semblante serio, caminando cauteloso y eso le preocupaba.
Su cabeza le estaba doliendo, lo que sea que iba a revelarle aquel guardián suyo, no le iba a gustar.
-¿Mukuro...? ¿Que...pasa? ¿Y los demás?-el moreno buscaba con su mirada inquieta detrás del guardian de la niebla, por si alguien más venía detrás de él.
Pero...nadie aparecía, no sentia la presencia de los demás, y además la usual risa y comportamiento de la niebla, no estaba. El castaño notaba con ese silencio que le estaba dando, que Mukuro lucía más alto, sus facciones más maduras y su cabello largo en una coleta baja.
-Ellos no vendrán, Tsunayoshi-hizo una pausa, viendo cómo los ojos de Tsuna querían brillar en esperanza-Recuerda la batalla que tuvimos contra la familia Tezla, todos estábamos ahí para protegerte cuando caímos en su trampa que habían puesto una bomba muy cerca de nosotros para que el edificio se derrumbara sobre todos...
El castaño, ya sentado sobre la cama, escucho y empezó a recordar, todas las imágenes parecían con pinchazos, atravesando con dolor hasta su corazón; era doloroso pero le parecia importante porque quería saber porque estaba aquí, solo, con su único guardián de la niebla visitandolo. Mukuro veía sus expresiones confusas, a decir verdad, él no quería revelarle todo tan rápido, pero entre más pronto lo hiciera, más rápido el dolor se desvanecerá.
Entonces recordo...aquella batalla que la niebla le mencionaba, esa brutal guerra que creía sería muy fácil de librar pues eran los vongola y vongola era poderosa, pero en esa ocasión, hace cinco años, no había podido hacer nada mientras amenazaban a toda su familia. Recordó que la bomba estalló, el humo y el olor tóxico se esparcieron muy rapido ¿Cómo salió de ahí? ¿Los chicos no deberían de salir también? ¿Porque...?
-Saca al décimo de aquí...por favor... protegelo, estúpida piña-Mukuro recito las últimas palabras de Gokudera, antes de desmayarse por el mucho humo tóxico que respiro.
El guardián de la tormenta, fue el único en ese momento, que pudo asomarse un poco de entre los escombros para decir eso, antes que...antes que fuera aplastado por otro gran bloque de concreto. Tsuna no sabía sobre eso, él ya estaba inconsciente por un golpe en la cabeza, al verlo inmóvil y al saber Gokudera que ya no se podía salir de ahí, dejo todo en manos de la niebla, que era la única fuera de peligro, incluso su preciada Chrome....incluso la pequeña niña que juro protegería, incluso ella la perdió entre una montaña de pedazos del edificio...
Mukuro Rokudo no quería irse, no quería salir de esa zona sin antes verificar realmente si nadie más estaba vivo.
¿Porque solo ese mocoso estaba intacto?
¿Porque era el único libre de todo el derrumbe? Bien podía dejarlo ahí y hacer como que no lo había visto tendido sobre el suelo, pero el bombardero tenía que pronunciar esas horribles palabras.
-Es lo que Chrome querría-
También recordó y volvió a sentir esas palabras como si estuvieran frescas, como si no hubieran pasado cinco años de aquel horrible tragedia.
-E-entonces...-el castaño se estaba conteniendo-Yo...estuve en coma por 5 años, dormí...¡Por cinco años sin haberles dado una correcta despedida!-el gritó, se desgarro en ese momento la camisa de hospital que traía.
El guardián solo miraba al suelo, no podía culpar al castaño, además, se sentía avergonzado de pensar si quiera en dejarlo morir meses atras; pero siempre se reprendía diciendo que Nagi, su preciosa Nagi, no querría eso, se decía que Tsunayoshi era el único recuerdo que le quedaba de ese día y si lo dejaba ir, volvería a la soledad, a la locura.
¡Todo menos eso!
Así que, dejo que el castaño llorara, evitando claro, que se culpara y lastimara. Se acercó con paso titubeante hasta la orilla de la cama, los sollozos salía de su boca, con una vocesita ronca y desgarrada, con cuidado acercó la cabellera castaña a su hombro y dejo que dijera algunos insultos, a la familia enemiga, por haber caído en la trampa, por haberse quedado en coma o a él...por no hacer algo más por su familia.
-Tsunayoshi...-dijo con tranquilidad para llamarlo, para que dejara de hacerse daño gritando.
Entonces el moreno apretó las ropas que traía su guardian, ese abrazo...quería sentirlo como si fuera el abrazo de todos sus guardianes. Kyoya, Hayato, Ryohei, Chrome, Takeshi e incluso Lambo, todos ellos que fueron víctimas de su estupidez, de no haber escuchado lo que decía su intuición.
-L-lo siento...lo siento tanto....perdoneme chicos-decia con su voz quebrada.
Los doctores para ese momento habían entrado a la habitación en pánico por el ruido al inicio que hizo el décimo, pero luego solo se quedaron ahí en silencio, mirando con tristeza como su jefe ya había recordado todo.
Escuchan como se disculpa en el aire, entre lágrimas. ¿Porque?
Porque, como se atreve a descansar, sin antes haberles despedido con honor, como se atreve a regresar sin ellos, sin antes agradecerles por los buenos amigos que fueron. Cómo si quiera se le ocurre pensar que, puede vivir, sin toda su familia reunida y celebrando de la victoria.
No más fiestas, no más celebración, solo luto, silencio y lágrimas...ellos serán recordados con cariño, apartir de ahora, que Tsuna se le dió una nueva oportunidad de vivir.
-M-mukuro...-hablo el oji-miel mientras se separaba del repentino abrazo-¿Y que hay de... Reborn?-su inquietud aún no se iba, las lágrimas aún brotaban.
-El Arcobaleno...destruyó a la familia que nos tendió esa trampa-respondio colocando una mano sobre el cabello enredado de su jefe-Antes de irse dijo que, sería un placer morir en batalla por su alumno, por la familia que le diste para pertenecer.
El castaño escucho hasta el final, sonriendo con amargura por aquellas egoístas palabras que dijo su tutor, siempre orgulloso y arrogante, pero que nunca se harto ni se arrepintió de haberlo tenido con él hasta verlo tomar el puesto de vongola, hasta verlo cambiar toda la Mafia Vongola...Entonces moriría y diría que estuvo orgulloso de él, sin embargo, él aún estaba en coma para saber que fue querido como alumno y como hijo.
Lágrimas más tristes, más dolorosas salieron por esos ojos ya apagados y sin ganas de nada, como si no hubiera tenido caso en despertar si aún así iba a quedarse sin nadie a su alrededor.
Pero...
-Sawada Tsunayoshi-llamo otra vez la niebla-Sigues siendo el Décimo Vongola, no puedes dimitir del puesto, es algo que aquel Arcobaleno y los demás no querrían que hicieras, voy a...
Se detuvo, pensó bien en lo que iba a decir, ¿se iba a condenar?....si, talvez, pero era hora de que dejara de vagar en círculo y comenzará a tomar en serio lo se le fue dado. El cargo de ser el único guardián y el único amigo que Sawada tenían para tampoco volverse loco ante tantas perdidas.
El moreno seguía sollozando en silencio, poco a poco agotando las lagrimas.
-Voy acompañarte como tú Único Guardian...-él saco de la bolsa del abrigo que traía, el accesorio de Chrome, objeto que también se le fue entregado por Gokudera.
Cómo lo odiaba, se atrevió a llamarlo piña y a darle ordenes, hasta el final, siempre fue el guardián con el que jamás se llevó bien, pero ahora por decisión propia y por el recuerdo de todos aquellos que también le dieron un lugar donde pertenecer, lo haría.
-...Y como tú único guardián, te protegeré, hasta que cumplas tu palabra de cambiar el bajo mundo, yo no me iré de tu lado-dijo muy decidido, pero con esa sonrisa de confiado.
El capo solo bajo su mirada, no sabía que hacer o que pensar ahora, todo, todo le daba vueltas y...quería seguir consentrado en recordar momentos que pasó son todos, antes e incluso durante la última batalla. Quería revisar en sus recuerdos, algún consejo o regaño que Reborn le daría para estos momentos; así, mientras hacía eso, poco a poco se volvió a recostar en la cama y la niebla salió, dejando nuevamente a los doctores hacer su trabajo.
◦- ✿◉●•◦
Después de que el décimo despertará, muchas cosas comenzaron a moverse.
Primero, se encargó de darles la despedida que se merecían, incluso a Reborn; sentía que lo que hacía no era suficiente para darles un "Gracias" y un "Lo siento" por no estar con ellos hasta el final, pero Mukuro nuevamente no dejo que el castaño pensará en tonterías, se reía de el con su típica risa, para fastidiarlo y que olvidará el dolor, fue algo que se le ocurrió con el tiempo.
No era propio de él ser serio y cumplir órdenes todo el tiempo, pero hacia el intento, para que tampoco él cediera ante la tristeza y la soledad que de repente quería venir a él para botarlo todo; para ello también Tsuna estaba ahí, dándole sonrisas sinceras y mostrando algunos actos torpes para que no olvidará que estaban juntos en esto, en levantar a vongola luego de esa caída.
Por qué claro, muchas familias, incluidas las aliadas, escucharon sobre ese terrible accidente,; los Arcobalenos había ido ante Tsuna para reclamarle el porque dejó ir a Reborn así como si nada a morir, se sintió triste en ese momento por sentirse acusado, pero más tarde todos se disculparon con él.
Por su parte, Dino tambien presento sus condolencias, porque el azabache también fue parte de su vida y perderlo le generaba vacío. Enma estuvo con él como buen amigo en sus terapias, para fortalecer los músculos de las piernas y brazos que durante el coma no fueron ocupados. Del otro lado, los Giglio Nero, visitaron con más frecuencia la mansión; Uni para ver y jugar con Tsuna, y Byakuran para tantear terreno peligroso con Mukuro.
Al contrario, todos los enemigos de vongola, pensaron que eso lo podían tomar como ventaja para destruir a Tsuna de una vez por todas. Más fue su error, no calcular que la seguridad se triplicaria, gracias a las familias aliadas que lo querian y lo apoyaban. Todos los enemigos, terminaron más que muertos y Mukuro solo reían ante ello.
-Mas papeleo~ Tsunayoshi-entro el hombre de piña por la puerta de la oficina de su jefe, canturreando con burla, pero deteniéndose al no encontrar a nadie sentado en el escritorio-¿Oya? ¿Dónde está Vongola?
El joven jefe, mientras hacia su papeleo solo en su oficina, había tenido un ataque de tristeza ante un recuerdo doloroso de su familia. No pudo deshacerse de ellos hasta que viera cosas u objetos que lo relacionaran con todos cada uno de sus guardianes. Las cosas que en el pasado, cuando eran estudiantes, cada uno le dió un pequeño regalo en su cumpleaños.
Todos los años le dieron un regalo, pero ese cumpleaños número 15 tuvo más significado que todos. Pues a pesar que ese día habian olvidado su cumpleaños, le dieron una fiesta y regalos improvisados, pero que, con cariño, los recibió y los guardo más que nada, después de todo,fue el primer cumpleaños que pasó con todos.
Esos objetos que le dieron, los guardo en una caja de madera, casi como un baúl viejo, pero que era un secreto solo para él. Pero lo que ahora le afligia, era que no recordaba dónde lo había escondido entre toda la mansión, no era una caja muy grande, pero si recordaba cómo era su forma. Si tan solo...no perdiera fragmentos de su memoria por cortos periodos de tiempo...
-No está aquí tampoco...¿Dónde lo deje? ¿Porque no está aquí?-decia casi en desesperación, sus manos temblaban por qué no podía calmarse-Eso regalos son tan valioso....como pude perderlos-su voz empezaba a sonar entre cortada por las lágrimas que de nuevo salían.
-Kufufufu ¿Ahora que sucede vongola? ¿Que es lo que no encuentras?-dijo, pero se detuvo al ver la mirada triste de su jefe.
Anteriormente podía fácilmente reír por la fragilidad de Tsuna, pero ahora, después de todo lo ocurrido, simplemente no podía.
-Sus regalos...no están, yo...-cubrio su rostro humedo-Tengo miedo de olvidarlos y por eso quiero encontrar aquellos objetos que me dieron todos ustedes...
-Esta bien...está bien, busquemos juntos, Tsunayoshi-lo llamo por su nombre e hizo que se levantará del suelo dónde estaba sobre sus rodillas.
Así pasaron unas horas, el moreno buscando en la cocina, comedor, sala; mientras que Mukuro buscaba en las viejas habitaciones todos, sabía que Tsuna no sería muy fuerte de corazón para ir a buscar en esos lugares, así que lo hizo por él; observando en el proceso que ninguna estaba cubierta de polvo, todas impecables y bien ordenadas como si ellos siguieran ahí, ocupandolas, sintio ese hueco en su corazón, los chicos si que le hacían falta, todos de algún modo traían alegría a su corazón después que fue liberado de los Vindice, cada día fue divertido en esa mansión.
-¿Porque no están? No ven cuánto hacen falta... Nagi-penso con tristeza la niebla, ese chico ahora más alto, más maduro, como su jefe.
Termino de revisar todas las habitaciones, incluso la de los empleado y nada, seguramente el moreno seguirían deprimido si aún no la encontraba.
Se reunieron en el comedor, sin nada en manos.
-Revise todo...y sigo sin recordar dónde está aquel baúl...-decia decaído.
-En tu habitación ¿Revisaste?-llamo la atención del moreno, vio sus ojos intranquilos-No lo hiciste...
-No me gusta ir ahí, se siente muy solo-confesó sin tapujos.
Mukuro se dió la vuelta y camino a la habitación de su jefe, miro nuevamente que todo estaba limpio y en orden, ciertamente el moreno no entraba ahí a dormir, siempre dormía en el sillón que tenía en su oficina; no lo culpaba, él también hacía lo mismo, no dormía en su habitación porque estaba muy lejos y estaba a lado de la de todos que le traen malos recuerdos, por eso, había tomado una habitación vacía cerca del despacho del Vongola, para también ir a su rescate si era atacado de repente.
Suspiró y entro, búscando a bajo de todos los muebles y solo en el ropero, que era completo desde el piso hasta el techo, lo abrió, y oculto entre abrigos colgantes, el baúl de madera, pequeño y pesado.
¿Que traía ahí? Se preguntó.
Llevo la caja ante el castaño sentado en el sillón de la sala principal, y como niño sus ojos se iluminaron, sus manos dejaron de temblar, pero su sonrisa parecía torcida. Tsuna lo abrió y Mukuro vio objetos absurdos ahí dentro.
Una dinamita vieja, de las primeras que Gokudera utilizo al atacarlo. Una bola de baseball sucia, desgastada porque fue la última que uso Yamamoto en su torneo de secundaria, con la cual ganó. Unos guantes púrpura, que extrañamente Hibari le dió en un día donde nevó mucho, eran de él, por eso se veían grandes. Luego, la primera bala que Reborn uso contra él, para sacar su última voluntad y confesarse a kyoko. Unos guantes de boxeo viejos, no tenía que adivinar quién se los dió, pero fueron esos guantes con los primeros que lucho Ryohei. Después la pluma de hibird, Dada por Chrome pero de parte de Mokuro, como forma de molestar a Hibari, pero que de todas formas guardo y por último, un viejo dulce de uva, que solo Lambo daría y que hoy en día seguro sabía agrio.
Tsuna tomo cada objeto y lo saco uno por uno, admirandolo cierto tiempo para recordar el porque de esos regalos, rio amargamente ante el recuerdo y cuando llegó al último, al caramelo, fue que comenzó a llorar con una sonrisa triste. Abrazo o trato de sostener en sus brazos cada objeto mientras lloraba sobre ellos.
-Vongola solo te estás...
-G-gracias chicos, por todo, no se cómo pagarles..-
"Torturando" eso era lo que quería decir finalmente Mukuro, pero al final se detuvo al oir a Tsunayoshi decir eso. Cómo si al hacerlo mientras llora torpemente, se libera de la tristeza, del recuerdo pesado y doloroso que seguía cargando aún después de despertar del coma, y de eso ya habían pasado unos 15 años.
Y ahora, todo parecía liberarlo en aquellas últimas lágrimas. Sin embargo no significaba que dejaría de llorar, más bien que los dejaría ir, dejaría ir el dolor, para que solo los recuerdos los inunden y lo hagan llorar de felicidad, porque ya era hora que olvidará pues no iban a volver, no iba a poder avanzar si no dejaba de extrañarlos en todo momento.
Claro que seguirá recordando cada cosas que pasaron juntos, pero eso ya no sería causa de sus decaídas de depresión, si no, serían su fuente para avanzar, hasta el final y enorgullecer, honrar sus memorias, honrar lo que alguna vez fueron.
Ahora Mukuro, seguía a su lado, dándole la espalda y también llorando, todo lo que había guardado con cariño Tsuna, le había dando un sentimiento de calides en su corazón, era orgulloso y no lo diría, pero también se había hecho daño en recordar a los chicos, más que nada a una alondra que le encantaba fastidiar. Tomaría su tiempo también dejarlos ir, pero, lo haría, porque también le fastidiaba de cierta manera saber que en el más allá, aquel molesto bombardero, aquella seria alondra y aquella cariñosa chica, se reían de él por ser débil. Cuando llegara allá con ellos, los haría ver los 6 caminos del infierno.
Ya más calmado y que al platicar ambos en ese sofá, se sintieran ligeros y tranquilos, Tsuna guardo otra vez esos regalos, jamás los botaría, incluso pensaba que talvez podía enterrarlos en el jardín de su mansión para que las próximas generaciones lo encontrarán y supieran que a pesar de todas las pérdidas siempre se podia encontrar esperanza.
Y eso hizo. Más tarde, cuando ya era viejo y había acabado con todo lo que estaba mal dentro de la mafia, cuando Mukuro aún soltero como él, lo había acompañado hasta el final; con ayuda de sus mayordomos y de su guardian , cavaron un hoyo no tan profundo y antes de enterrar la caja de madera dejo una carta, donde decía básicamente:
Tsunayoshi D' Vongola
Agradezco por cada momento que pase desde mi juventud hasta mi vejez, los momentos malos y los buenos me hicieron entender muchas cosas; como que la familia y la amistad nunca se pierden, o que las batallas siempre son necesarias para que al final se llegue a un resultado, que sea malo o bueno, nos abren caminos al futuro.
No me arrepiento, en ningún momento de mi vida, haberle hecho caso a un bebé asesino que decía sería mi tutor para convertirme en mafioso, no me arrepiento de pelear por y con mi familia, no me arrepiento de haber tenido un conflicto con mi amigo, porque eso nos hizo más cercanos...no me arrepiento de haber peleado hasta el final con mi familia, en dónde la perdí, pero al quedar con un gran hueco, tuve a alguien que estuvo conmigo hasta que cumplí mi trabajo como Décimo Vongola.
Le agradezco a Rokudo Mukuro, por cumplir su deber, como amigo, guardian y un pilar para que todo pudiera llevarlo acabó.
Al final, solo espero que mis palabras lleguen hasta la siguiente generación y sigan mis pasos, para no hacer el mal y siempre ayudar a los mas necesitados, como Jefe Vongola es algo que espero.
Me despido, con la esperanza de ver a mi familia en la próxima vida y que me acompañe mi guardian en este último viaje.
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¿Que tal? ¿Les gustó?
Me mega inspiré luego de leer un fanfic triste sobre khr, entonces aproveche escribí sin detenerme.
Y bueno, a una personita de por ahí le dije que escribiría una historia donde si se mencionara a Mukuro, entonces escribí y esto fue lo que resultó, espero les haya gustado a pesar de lo triste que fue jsjsjsj
H a r u h i ~ ✧*。
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