ÚNICO
Jodido día. No conforme con mi reporte, mi jefe me manda a una jodida montaña en pleno invierno para realizar una investigación.
4:37 am.
Marcaba el reloj. Porque no solo tendría que subir una jodida montaña, no, también tendría que salir de mi casa a las cinco de la mañana para poder llegar a buena hora y que me puedan transportar. De lo contrario tendría que esperarme hasta las diez de la noche.
"Vamos muchacho" me decía que el señor de edad avanzada, con una sonrisa. Como puede sonreír con este frío, no lo entiendo, no es que odie el frío, obviamente lo prefiero antes que al calor, es solo que aquí es lo que le sigue, la tierra de la montaña es casi imposible de ver, por las toneladas de nieve que yace en ella.
El señor era muy conversador, yo solo negaba o asentía.
Nos encontrábamos en cuando por fin llegamos a lo más alto de la montaña, el señor me miro con ojos un poco espectadores
-Listo muchacho, aquí está la cabaña en la que te quedarás. Solo te recomiendo que cuando salgas hacer tu investigación no lo hagas después de las siete de la tarde o que regreses antes de esa hora.
Mientras baja mi valija, me sorprendí por su comentario y volteé a verlo. - ¿disculpe?
- ¡Oh!, es que las personas que anteriormente se quedaban aquí decían que si salían después de esa hora sus pertenencias se perdían, bueno en especial su ropa, por lo que pasaban frío, aparte que la cabaña después tenía las ventanas abiertas y así, pero son solo rumores. No se debe preocupar.
-Debe estar bromeando ¿cierto? -Lo mire con desconcierto, si era una jodida broma, sin duda era una muy mala. Pero el señor me miro con los ojos más serios que había visto en mi vida.
-Me temo que no muchacho, bueno si es todo suerte con tu investigación, y vendré por ti en una semana específicamente, ¿prefiere este horario o el de las diez de la noche?
De ninguna manera pensaba levantarme a esta hora de nuevo.
-Creo que está ocasión escogeré el de la tarde, para poder experimentar los dos horarios.
El señor simplemente asintió y me deseó buena suerte. El señor ingreso de nuevo al teleférico y descendió de la montaña. Agarre mis maletas e ingrese a la cabaña.
La cabaña, era pequeña pero agradable, tenía una cocina sin puerta, solo una pequeña ventana, una pequeña sala con un sofá y una chimenea, un solo baño y el cuarto que tenía una ventana de un tamaño superior. Di un recorrido a la casa para comprobar que todo estuviera cerrado así no entrara el aire helado. Decidí que lo mejor que podía hacer a esta hora era retomar mi sueño, y descansa para poder empezar en la tarde con mi investigación
Una brisa helada me atravesó hasta los huesos. Mis ojos se abrieron de la impresión, mi cuerpo empezó a temblar, y juro que no sentía mis pies. De nuevo otra brisa. Giré mi cuerpo hacia la pared derecha, encontrándome con la ventana abierta. Juraría que me cercioré que todo estuviera cerrado para que no entrara ningún animal o está condenada brisa. Debo admitir que fue una excelente alarma. Estire mi mano hacia el pequeño buro izquierdo de la cama para poder tomar el celular y verificar la hora.
12:40 PM
La cerré y en está ocasión puse el seguro. Me abrigué bien y me dirigí a la cocina. Un café negro no vendría mal.
Mientras preparaba todas las cosas para salir de la casa, con lo que paso hace un momento con la ventana las palabras del señor me vinieron a la mente. "no, no es posible" me dije a mi mismo. Con el pensamiento en mente, Salí de la casa, al abrir la puerta de la entrada el viento frio golpeo mi rostro, así que decidí regresar por una sudadera extra, en la mesa se encontraba mi grabadora y el cuaderno de notas, antes de salir las tomé, cerciorándome que todas las ventanas y la puerta estuviera bien cerradas.
5:50 pm
Debía regresar a la cabaña. Guarde el celular después de revisar la hora. Guarde todo en el maletín, y camine hacia a la cabaña, mientras caía la noche el frio se volvía aún más insoportable.
7:40
Vaya. El tiempo corrió muy rápido. Entraba a la casa y todo lucia tal cual lo había dejado. Dejé las cosas en la sala y fui hacia el cuarto quería poner algo más encima antes de prepararme algo de comer. Todo estaba normal, todo, excepto por mi maleta que estaba abierta y ya no tenía ni una sola bufanda, ni una sola, toda la ropa esta removida, incluso había alguna fuera de ésta. Me cuestioné, tenía un enigma en la cabeza en estos momentos, debí haber hecho caso, me repetía mientras me acomodaba para dormir, el hambre se me había ido.
2:40 am
De nuevo esa helada brisa, de nuevo la ventana. Y otra vez mis dudas. No sabía si empezar a tener miedo o mi lado de investigador me estaba ganando. Me levante de la cama, y camine hacia la ventana que anteriormente se encontraba cerrada y según mi mente con seguro. Me volví a recostar, pero el sentimiento no desaparecía, así que no dormí en lo que resto de mañana.
En todo el rato restante mire videos de animales para distraer mi mente con la ternura que me causaban algunos. Después decidí que era hora de pararme y consumir algo de comida, mi estómago me lo exigía.
1:20pm
No he dormido nada. Pero pienso salir de la casa seguir con mi investigación y entrar justo cuando el reloj marque las siete. Creo que es una gran idea, sí.
7:00 pm
Entro justamente cuando el reloj marca la hora señalada por el señor. Justo cuando voy cerrando la puerta, escucho como abren el seguro de la ventana corro velozmente. Y nada me preparo para lo que mis ojos están viendo.
Un joven como de mi edad, estatura pequeña, con mejillas y labios gorditos, unos ojos color azul, pequeños que me miran. Y claro todas mis bufandas alrededor de su cuello. Sus ojos se abren tanto que me da un poco de miedo. Quiere volver a salir por esa pequeña ventana, pero se tropieza y cae de pompis. Gira su cabeza para mirarme y sus ojos se vuelven cristalinos. No sé cómo actuar ante esto, no me esperaba que un joven es el que entrara y robara mis cosas.
Mi mente reacciona. -Dios ¿estás bien? -corro ayudarlo, pero se desliza a la esquina del cuarto y empieza a llorar. - No te haré nada, lo prometo. -Pero el solo agarra sus piernas y las abraza hacia su pecho. No se me ocurre nada más que hacer. Hasta que recuerdo por qué él se encuentra ahí. - Si me dices cómo te llamas, te daré unos guantes.
Su llanto paro y me miró.
-¿U..unos gu..guantes?- se empezó a parar, sin despegarse de la pared.
-Sí, mira.-Me dirigí a mi maleta, y saqué unos guantes.-Mira, son azules como tus ojos.-Los estiré hacia él, poco a poco se fue acercando hasta que los intento arrebatar de mi mano, pero pude ser más rápido y logre apartarlos antes de que pudiera quitármelos.- No, no, quedamos que me dirías tu nombre.
Me miro he hizo un adorable puchero, pero con sus ojos entrecerrados como juzgándome. Analizo las opciones y después de un breve momento, me miro y contesto.
-M..me llamo Ji..Jimin. ¿Ya me los pu..puedes dar?
Estire los guantes y deje que los tomara. Sus ojos se iluminaron al mirarlos, los admiraba como si fueran lo más bello que hayan visto sus ojos.
-Bien Jimin, yo me llamo Yoongi. No te haré nada. ¿Gustas una taza de café?
Jimin sonrió y juro que podía ver luz en ella. Solo veía como asentía demasiadas veces de manera rápida.
Me dirigí a la cocina buscando preparar la cafetera, saque dos tazas de la pequeña alacena, mientras él se disponía a repartir el café Al principio bebió un poco de café, pero cuando hizo una mueca en desagrado, opte por prepararle un chocolate caliente. Sus ojos se iluminaron. Y entre palabras cortadas me dijo que era muy bueno. Terminándose el café muy rápido me tendió la taza para que le sirviera de nuevo.
Después de 3 tazas de chocolate caliente, Jimin resultó muy parlanchín. Resulta que tras el bosque hay otra cabaña en donde Jimin vive con un señor, cada vez que preguntaba por su familia, o si el señor era una de esta, el cambiaba el tema pidiendo otra taza de chocolate. No entendía que sucedía al respecto con su familia, pero suponía que era un tema delicado, así que accedí a cambiar el tema.
Ahora sabía que Jimin tenía veinticuatro años, que nunca había salido de aquí, y que desde hoy amaba mucho el chocolate. Que "tomaba" ropa de las personas que venían aquí porque así no pasaba mucho frío. No entendí esa última parte, supuse que no vivía en buenas condiciones con el señor.
11:00 pm
Mire el reloj de mi celular, era muy tarde y Jimin se hallaba aun aquí en el sillón con los guantes que le había dado y con todas las bufandas aun puestas en su cuello.
-Jimin es un poco tarde, ¿quiere que te acompañes tu casa?-
Pregunte, viéndolo como este se cobijaba, mientras con la cabeza negaba.
-No, no quiero, me quedaré aquí contigo. –Dijo con más seguridad al hablar.
Su respuesta me desconcertó - ¿¡Que dices!?, eso no es posible, preocuparas al señor con el que vives. - fue lo único que se me ocurrió decir.
-No, no lo hará. Vamos tomemos otra taza de chocolate. –Dijo mientras estiraba la taza hacia mí con una gran sonrisa.
-Creo que es suficiente por hoy. – Lo mire mientras estiraba la mano para tomar la taza y llevarla al lavabo. -Vamos, puedes dormir aquí en el sillón, te traeré una cobija más gruesa.
Su rostro me miraba con duda. Así que solo me dirigí por la colcha, para que no pasara tanto frío. Se acomodó en el sillón y lo arropé. Me sonreía y me agradecía a cada rato.
Me dirigí a la habitación y me recosté, temiendo un poco el despertar y encontrar mi valija vacía o sin pertenencias algunas después de todo, conocía muy poco a Jimin.
No podía respirar, sentía un bulto extra sobre mí. Hasta me sentía calientito, entre abrí los ojos para encontrarme con los mofletes de alguien en mi cara. Por un momento sentí pánico hasta que reconocí esa nariz de botón y esas pestañas cortas. Lo hice a un lado bajándolo prácticamente de mí. Para acomodarme mejor. Y poder volver a dormir. Él de inmediato se acomodó aun lado mío pasando su brazo y pierna encima de mi cuerpo.
Conforme los días pasaban me acostumbraba más a la presencia de Jimin, me acompañaba a las investigaciones, se acurrucaba a mi lado o usaba mi computadora o celular para escuchar música, cuando yo hacía informes. Nunca me dejaba solo, me acostumbre a su compañía.
-No te vayas. Quédate conmigo siempre. - Me sorprendió, que de la nada me diera eso. Nuestras miradas se encontraron. Sin duda en estos días le había agarrado un cariño a Jimin. Pero no podía quedarme.
Nos encontrábamos en el sofá cuando me dijo eso, lo mire y pase un brazo por sus hombros y lo arrastre más cerca de mí, el me miraba con sus ojos lleno de dudas y esperanzas sobre la respuesta que daría.
-Lo siento Jimin, ya te había dicho que estoy aquí por trabajo. -Solo asintió y me abrazo más fuerte.
No hablo más del tema, pero pude notar que su ánimo cambio.
- ¡Yoongi yaaaaa! Por favor, no más, no m..más. Me voy hacer pipí en el lado de tu cama si no paras. –ante esa amenaza, pare.
Deje de hacerle cosquillas en sus costillas. Y solo me abrazo. Nos quedamos mirando un buen rato veía como sus mejillas se calentaban y podía saber que las mías también porque sentía como el calor me subía al rostro, mis manos cosquilleaban cada vez que tomaban las suyas. Mi estómago se contraía, por más que pasara saliva mi garganta se resecaba. Con Jimin sentía que el tiempo pasaba tan lento, cuando me perdía en sus ojos azules, sentía que podía ver el mar a través de sus ojos, cuando decía mi nombre podía sentir esa brisa que es tan cálida diciendo "hogar". Yo con el sentía que no había un ayer ni un mañana, solo un ahora.
Tome el atrevimiento de rozar sus labios con los míos. Y ni el pan más esponjoso, ni el platillo más sabroso, o la seda más suave se comparaba con la suavidad de sus labios, abrí mis ojos encontrándome con los suyos, me regaló una sonrisa, una de esas en donde sus ojos se perdían, y supe que estaba condenado.
-No puedo quedarme Jimin.–Volví a repetir.
El borro su sonrisa, y su semblante se hizo triste, bajo su mirada. Yo la tome haciendo que me viera.
-No puedo quedarme, pero si puedes venir conmigo, si tú quieres.
Sus ojos cristalizaron. Y solo sentí sus brazos rodearme, su aliento pegando en mi oído, con esa voz dulce y melodiosa diciendo "claro que quiero Yoonie".
Cuando me preparaba para irnos, Jimin me veía mientras estaba sentado en la esquina de la cama.
- ¿No llevaras nada Jimin? - Pregunte mientras intentaba cerrar la maleta. Y volteaba a verlo.
El solo rio y negó con la cabeza.
Bien ya mero es la hora del que señor venga por nosotros, te encantara la ciudad, no te preocupes Jimin, estaré contigo. Jimin sonrió y se bajó de la cama para hincarse a mi lado y abrazarme por el cuello acerco sus labios a mi mejilla y los poso en ella suavemente, tan delicadamente como si tuviera miedo de que fuera a lastimarme. Cuando aparto sus labios, me miro a los ojos, decidí acercarlo de nuevo y darle un beso suave en los labios.
-Vamos. –tome su mano y la entrelace con la mía.
Salimos de la cabaña y nos encaminamos hacia la parte donde se encuentra la cabina del teleférico. Estuvimos esperando un rato ahí, hasta que me percate como los cables de tensión se movían, sabía que el señor ya venía en camino.
Cuando llego me sonrió y mantenía la puerta abierta para que pudiera subir. Mientras descendíamos mantenía a Jimin a mi lado con nuestras manos enlazadas, el señor giro a verme y sabía que empezaría con sus preguntas.
- ¿Qué tal te la pasaste muchacho? ¿No tuviste incidentes con tus prendas?–Pregunto
Sonreí porque ese incidente si me ocurrió, pero sin duda me trajo algo bueno.
-En realidad me llevo algo bueno de eso. El lindo chico a mi lado le dirá. –Voltee a ver a Jimin y el me miro con una sonrisa un tanto tímida.
- ¿De qué muchacho hablas?–Gire mi mirada hacia el señor con las entre cejas fruncidas.
- ¿Cómo que de que muchacho hablo? ¿Acaso no ves el joven a mi lado? –Pregunte con la voz un poco más alzada. Sentía como Jimin jalaba la manga de mi suéter tratando de detenerme.
- ¿Joven se encuentra bien? ¿Me está jugando una broma? No hay nadie a su lado.
Me puse de pie rápidamente sumamente enojado. –Usted deje las bromas. Este chico es el que se metía a la cabaña a robarse la ropa, por eso había tantas quejas solo que nadie nunca lo descubrió. Pero yo sí y se ira conmigo así que agradecería que dejara sus bromas estúpidas de lado. –Gire hacia Jimin, el solo tenía la cabeza agachada mientras pasaba sus manos una y otra vez por el pantalón. Me encogí hacia él y le tomé el rostro, pero sus ojos no me veían, solo evitaba la mirada. – Él está aquí mírelo, su cabello cobrizo, sus ojos azules, su piel clara. ¡Mírelo!
-Joven está asustándome, lo único que hay aquí arriba es la cabaña en la que usted se quedó, anteriormente había otra entre el bosque, pero eso fue hace muchos años y fue derrumbada. –Me miraba con nerviosismo, se veía que nada era broma. –Joven yo era solo un niño cuando eso paso, pero recuerdo que un joven fue hallado con marcas de frio, murió por congelación, tenía las mismas características con la que lo describe.
Estaba anonadado. Sentí un jalón en mi brazo. Jimin tenía sus ojos llorosos. Y seguía jalando mi suéter como si suplicara algo.
-No es cierto Yoon. Soy real. –Sus manos se posaron en mi barbilla. Lo rasposo de la tela del guante lo sentía. –Siénteme Yoon. Él miente, soy real.
Yo solo asentí, tomando sus manos en las mías, recargué mi frente en la suya.
-Lo eres cariño, lo eres.
Está versión me gusta más que la anterior, porque algo así me lo imaginaba en la mente. Gracias por leer
FIN
🌬❄️🌨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro