Avanzando los meses, me aplicaba más y más en el trabajo y aplicar lo que aprendía, en los procedimientos, papeleos y también en las terminologías que se empleaban, también me di cuenta que no todos eran tan buenos como aparentaban, y en realidad eran pobres policías frustrados y condenados a pasárselas en una oficina, mientras ellos querían acción. Yo también empezaba a pensar lo mismo, y quería que el trabajo allí fuera más entretenido, para eso me propuse que cada vez que terminaba los papeleos me daría una vuelta por los cuarteles, para así no aburrirme tanto

Fui un día a los calabozos, como estos estaban sin uso hace varios años, algunas celdas las usaron de archivos y bodegas, pero como había un proyecto de hacer un museo con este calabozo histórico, se mandó a limpiar las celdas, es decir todo departamento o sección que tuviera archivos y otras cosas las tenían que sacar; así que cuando entre, parecía la escena de un asesinato todos con trajes blancos y mascarillas, pero era solo que no se querían ensuciar, yo, curioso como siempre, fui a ver que estaban sacando, y todos los cachureos que habían, mi visita en ese momento fue corta, necesitaba estar solo para investigar mejor, llego a la oficina y me encuentro con el señor Costa, le dije supo que están limpiando los calabozos?... me dijo si en un rato acompáñame para que echemos un vistazo, ese rato se hizo eterno, hasta que fuimos a ver, ya no había ningún oficial limpiando y ordenando, solo estaba el desastre lleno de cajas, archivos y cachureos, nos pusimos a inspeccionar, en un momento el señor Costa encontró algo y me llama !Ven! en voz baja, voy me acerco a la caja que alumbraba boquiabierto con la linterna, era una caja pequeña con osamentas humanas, estaba el cráneo, los fémur, las costillas, las rotulas de las rodillas y algunos otros trocitos de huesos, según la forma que tenían y el porte podrían haber sido de una mujer pequeña o de un niño, me inclinaba más a pensar que se trataban de una mujer pequeña porque al revisar su dentadura tenia tapaduras en las muelas de esas negras que hacían en los años 70 y mediados de 80, bueno todo al fin y al cabo era pura especulación, no tengo grandes conocimientos para identificar el sexo en los huesos, pero nada me sacaba la impresión que tenia de estar tocando huesos humanos, abandonados escrupulosamente en una caja, sin digna sepultura, volvimos asombrados a la oficina; nuestro Jefe al enterarse se asustó ya que él era el Jefe de Cuartel y la responsabilidad caería sobre el si alguien se llegara a enterar, sin saber que hacer tomo una decisión que sospecho que no fue la mejor, mando al señor Costa a botar las osamentas en una bolsa de basura y tirarlos al contenedor, a la semana después de este evento me di otra vuelta por los calabozos, y en la oscuridad piso algo duro como una piedra me agacho lo recojo y era la rótula de una rodilla, como buen funcionario fiel a su Jefe, la lleve a la oficina se la pase al señor Costa, comentándole que se le había quedado la rótula, sin decirme nada, tomo el huesito y salió de la oficina.