18
La cabaña de Sasha irradiaba un aura de misterio y conocimiento antiguo. Nos quedamos de pie, asimilando el cambio repentino de atmósfera, mientras nuestras miradas recorrían los libros antiguos, frascos de pociones y herramientas alquímicas que decoraban el lugar. El ambiente era denso, cargado de magia y secretos. Miré alrededor, maravillada por la cantidad de conocimiento que parecía estar almacenado en esa cabaña. Cada rincón hablaba de la dedicación de la elfa a las artes prohibidas de la hechicería y la alquimia.
Las estanterías de madera oscura, cubiertas de polvo, estaban repletas de tomos encuadernados en cuero, algunos tan antiguos que las letras doradas de sus lomos se habían desvanecido casi por completo. Había frascos de vidrio de todas las formas y tamaños, llenos de líquidos de colores brillantes y extrañas criaturas en conserva. El aire estaba impregnado de un sutil aroma a hierbas y especias, mezclado con algo más profundo y arcano que no podía identificar del todo.
En una esquina, una mesa de trabajo se encontraba cubierta de herramientas de metal y piedra, retortas y alambiques, y velas de cera negra que proyectaban sombras danzantes en las paredes. Un caldero grande y pesado descansaba sobre un hogar de ladrillos, con residuos de brebajes antiguos pegados a sus bordes. La luz de la luna se veía reflejada en un pequeño lago fuera del hogar, filtrándose a través de las pequeñas ventanas cubiertas de telarañas, añadía un brillo espectral al ambiente.
En el centro de la habitación, una gran mesa de madera ocupaba un lugar prominente, cubierta de mapas y pergaminos desplegados. Cada mapa parecía describir un lugar diferente en Gwyndolin, con marcas y anotaciones hechas con tinta roja y negra. Los pergaminos estaban llenos de símbolos y diagramas complejos, escritos en lenguas que no reconocía, pero que transmitían poder y un conocimiento.
Había también estatuillas y amuletos dispuestos cuidadosamente en estantes y nichos en las paredes. Estos objetos, aunque pequeños, emanaban una energía palpable, como si estuvieran imbuidos con la esencia misma de la magia que Sasha practicaba. Algunos eran de formas familiares, mientras que otros parecían salidos de pesadillas o sueños extraños, con formas que desafiaban la lógica y la razón.
Cada objeto en esa cabaña tenía una historia, un propósito, y juntos formaban un tapiz de conocimiento que solo una vida de dedicación podría tejer.
—Impresionante —susurró Sofía, sus ojos recorriendo la habitación—. ¿Todo esto es tuyo?
—Sí —expresó, parecía feliz por la pregunta —. Aquí he vivido desde que escapé de la Ciudad de los Elfos. Es un lugar seguro donde puedo practicar y aprender sin ser perseguida.
Zelly, aunque se notaba deslumbrada, mantenía su desconfianza—. Está bien, estamos aquí. Ahora dinos qué está pasando con Carlos.
Sasha asintió, una mirada de intrepidez cruzando su rostro.
—No hay tiempo que perder —respondió ella—. Carlos está en peligro, y debemos actuar rápido.
El hada se acercó a una de las estanterías, observando con curiosidad los objetos dispuestos con precisión casi ritual mientras la escuchábamos. Zel permanecía alerta, sus ojos oscilando entre Sasha y la penumbra que parecía moverse en las esquinas de la habitación.
—Tu hermano se encuentra en Akuma, el reino de los demonios, del lado sur —comenzó Sasha, su tono era grave a pesar de su aguda voz —. Ellos lo quieren por su don de ver el futuro, esa habilidad les daría una gran ventaja estratégica en sus planes de dominar Gwyndolin. Conocer el futuro les permitiría anticipar movimientos y asegurar su supremacía.
Quedamos perplejas en su explicación.
—Sin embargo, a pesar de tener a tu hermano no han actuado porque te desean a ti también, Amber —continuó —. Creo que piensan que la unión de ambos gemelos, con dones opuestos, podría generar un poder considerable según una antigua, muy antigua, profecía.
Esta era la información que realmente contestaba a la mayoría de mis dudas, pero la idea de ser parte de una profecía antigua me resultaba abrumadora y, en cierto modo, aterradora.
¿Qué significaba que él pudiera ver el futuro y yo el pasado?
Mis pensamientos se enredaron en un laberinto de posibilidades, cada una más desconcertante que la anterior.
—Quisiera saber… ¿Por qué no supe de él antes?
Sasha suspiró, mirando a sus manos antes de responder.
—Carlos, lamentablemente, no tuvo la misma suerte que tú. No fue adoptado como tú lo fuiste —declaró —. Estar solo en el mundo humano lo llevó a descubrir su don mucho más rápido. Fue en el sótano donde se dio cuenta de su capacidad para ver el futuro, gracias a un libro que encontró. Pasó sus días esperando pacientemente a que crecieras lo suficiente para venir a Gwyndolin, ya que había visto en una de sus visiones que te mudarías a esa casa de vuelta. Nos lo confesó a Brom y a mí en uno de nuestros encuentros.
Zelly frunció el ceño, claramente preocupada.
—¿Y cómo terminó en Akuma? —preguntó, su voz era un susurro cargado de inquietud.
—Carlos estaba siguiendo sus visiones para encontrarte —explicó la hechicera —. Pero cuando llegó a Licantropia, sus visiones fueron interrumpidas por la magia negra de los demonios. Eso lo llevó a tomar una dirección equivocada y caer en una trampa.
Zelly se acercó más, sus ojos reflejaban una mezcla de ansiedad.
—¿Una trampa? —indagó, tratando de comprender la gravedad de la situación—. ¿Cómo pudieron los demonios atraparlo tan fácilmente ahora si llevaba, según tú, tanto tiempo en este mundo?
—La magia negra que cubre Akuma es muy poderosa —respondió Sasha—. Carlos, al intentar seguir sus visiones, fue manipulado sin saberlo.
Sentí una mezcla de temor y responsabilidad. Aunque nunca había conocido a Carlos, el vínculo de la sangre y el destino era innegable.
—¿Y por qué quieres ayudarlo, tú que tienes que ver con él? —siguió Zelly interrogándola.
—Quiero ayudarlo porque… se lo que es estar solo en el mundo, sin un lugar al que pertenecer —su voz resonó en la habitación —. Él y yo compartimos esa sensación de estar perdidos en un lugar donde no encajamos, eso nos volvió amigos en primer lugar. Pero, sobre todo, lo hago porque creo en ustedes, en el vinculo que comparten como hermanos y en la gran posibilidad de liberar por completo a Gwyndolin de cualquier amenaza.
—¿Cómo podemos ayudarlo? —cuestioné, mi voz se volvió firme.
—Primero, debemos llegar a Akuma —soltó Sasha—. No es un lugar que se pueda alcanzar fácilmente. Está protegido por barreras mágicas que solo pueden ser atravesadas con el conocimiento adecuado, eso sin contar lo complicado que será el camino.
—¿Y tú tienes ese conocimiento? —preguntó Sofía, sus ojos reflejaban una mezcla de esperanza y temor.
Sasha asintió, su mirada era firme.
—He estudiado durante años para entender estos secretos. Y aunque no será fácil, creo que juntas tenemos una oportunidad. Pero necesitamos prepararnos. Akuma es un lugar peligroso, lleno de trampas y criaturas oscuras.
La determinación en su voz era contagiosa. Sentí una onda de valentía y propósito. Carlos me necesitaba, y haría lo que fuera necesario para salvarlo.
—¿Qué debemos hacer primero? —preguntó Zelly, dando un paso adelante, dispuesta a actuar.
Sasha se volvió hacia una estantería, sacando un antiguo pergamino que desenrolló sobre la mesa.
—Antes que nada, debemos aprender a romper las barreras mágicas de Akuma —expuso —. Esto requerirá una combinación de nuestros poderes y habilidades. Pero estoy segura de que podemos hacerlo, si trabajamos juntas.
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