Con la tarde cayendo sobre el pintoresco pueblo de Licantropia, las sombras se alargaban entre las calles empedradas mientras Flor y Florian nos guiaban con entusiasmo por los senderos sombreados. Nos adentramos en un pequeño parque, donde un antiguo roble proyectaba su sombra sobre bancos de piedra y senderos cubiertos de hojas caídas.

—Aquí estamos más tranquilos —comentó Flor con una sonrisa, señalando el entorno acogedor del parque.

—Bienvenidas a Licantropia.—Florian nos da la bienvenida nuevamente.

Pero esta vez pude notar que su gesto es más solemne y serio, revelando una expresión que denota la importancia y sumándole gravedad al momento.

—No obstante, es crucial que mi padre, Neville, el líder de nuestra manada, no sepa que están aquí —advirtió el gemelo con tono cauteloso—. Su reacción podría desencadenar problemas innecesarios.

—Nos dijeron que algo extraño sucedió antes de nuestra llegada. Vi en una… visión… a esos demonios encapuchados agarrando a Carlos —solté mirando a los gemelos —. ¿Podrían compartir más detalles sobre lo que pasó?

—Padre, no tolerará que hablemos de esto abiertamente —Florian frunció el ceño.

—Pero ellas son amigas, Florián —le interrumpe su hermana —. Escuchaste a Amira en el árbol, trajeron a Amber para protegernos. Debemos confiar en ellas.

—Estamos aquí para ayudar y entender lo que está pasando.

—Necesitamos encontrar a Carlos —habló Sofía.

—Está bien —suspiró el chico —. Los demonios llegaron hace unas semanas. Eran sombríos y poderosos, vinieron por algo específico. No sabemos por qué se llevaron a Carlos, pero causaron mucha agitación en el pueblo.

—¿Hay alguna pista sobre dónde podrían haberlo llevado?

—Después del incidente, mi padre reforzó la seguridad y no se ha divulgado información. Algunos dicen que se dirigían hacia el Bosque de Gwyndolin, probablemente de vuelta al Sur.

—El Sur es peligroso. Si Carlos está allí, puede estar en grave peligro —se dirigió Sofía hacia mí.

—Entonces, ¿debemos ir al Bosque de Gwyndolin? —cuestionó Zelly.

—Les advierto —expuso Florian —. El Sur es un lugar donde incluso los más valientes pueden perderse. Prepárense para lo peor.

Flor se acerco a nosotros con un brillo de entusiasmo en sus ojos, como si este momento hubiera sido el que había estado anhelando durante años. En ella se revelaba una expresión de profunda disposición a brindar ayuda.

—Si van al otro lado del Bosque de Gwyndolin, necesitarán protección. Permítanme proporcionarles armas adecuadas para enfrentar los peligros que puedan encontrar allí —expresó.

Con un gesto cuidadoso, Flor sacó una espada finamente forjada del interior de su abrigo y me la presentó con reverencia. La hoja dorada brillaba con un pulido impecable, y su empuñadura estaba adornada con intrincados grabados que reflejaban la artesanía experta detrás de la espada. 

—Amber, toma esta espada. Es ligera pero resistente, confío en que sabrás usarla para defenderte —explicó, ofreciendo la espada con ambas manos.

Me sentí fascinada por la belleza y la destreza del arma mientras la aceptaba con gratitud. Noté cómo el peso perfectamente equilibrado de la espada se sentía natural en mis manos, sin embargo, no me sentía lista para utilizarla.

Mientras tanto, Florian se acercó a Zelly con un arco de madera pulida y cuerdas tensas.

—Zelly, aquí tienes un arco con flechas. Es una arma poderosa y fácil de manejar, pero requiere precisión. Confiamos en que sabrás usarla con destreza —dijo entregando el arco.

Zelly tomó el arco con admiración, mirando fijamente la artesanía cuidadosa del arma.

Continué analizando lo que tenía en mis manos y me sentí desconcertada cuando por mi mente pasó la idea de empuñarla.

—Flor, esta espada es impresionante, pero debo admitir que nunca he manejado una antes —confesé, observando con curiosidad los intrincados detalles del pomo y la guarda—. No tengo experiencia con armas como esta. ¿Tienes algún consejo para usarla correctamente?

Ella asintió con comprensión, su rostro mostraba una mezcla de respeto y paciencia.

—No te preocupes, Amber. Te mostraré lo básico —respondió, tomando la espada con cuidado y sosteniéndola frente a sí misma—. Primero, debes acostumbrarte al equilibrio de la espada. Sostenla firmemente, pero con flexibilidad. Deja que el peso de la hoja te guíe.

Observé atentamente mientras Flor realizaba movimientos fluidos con la espada, demostrándome cómo manipularla con destreza.

—Intenta balancearla tú misma ahora —añadió, ofreciéndomela a mí.

Acepté. Traté de imitar los movimientos que me había mostrado, ajustando mi postura para encontrar un agarre más cómodo.

—¿Ves? La clave está en mantener el control pero también la flexibilidad —explicó Flor, guiándome en mis primeros intentos de manejar la espada.

Sostuve la espada con cautela, tratando de dominar su peso y equilibrio. A pesar de su elegancia y el gesto generoso de Flor, nunca me había sentido tan fuera de lugar cómo con un arma en las manos.

Me di cuenta de lo torpe que me sentía con ella, como si estuviera sosteniendo algo completamente ajeno a mí.

—Aprecio mucho este gesto, pero hasta ahora no he tenido la necesidad de portar una espada —comenté sinceramente, observando la hoja brillante—. No me considero una guerrera y espero no tener que usarla en serio.

—Pero la conservarás —habló Sofía —, como un valioso regalo y como una medida de precaución.

Flor asintió comprensivamente.

—Entiendo, Amber. Esperemos que no tengas que recurrir a ella.

—Va a oscurecer pronto —mencionó Zelly, mirando hacia arriba mientras las sombras se alargaban.

Florian asintió pomposamente, su atención fija en la luna que se alzaba en el cielo.

—Será luna llena esta noche. Nuestros hermanos lobos se reunirán alrededor del pueblo para completar su transformación —explicó Florian con seriedad.

—¿Qué significa eso? —preguntó Sofía, con la curiosidad reflejada en sus ojos.

Flor y Florian intercambiaron una mirada antes de responder.

—Durante la luna llena, nuestra comunidad se reúne para completar la transformación de hombres lobo a lobos, en las noches solemos vernos como humanos peludos con garras —explicó Flor, con tono serio pero tranquilo—. Sin embargo, en luna llena nos convertimos completamente en seres licántropos, es un momento crucial para nosotros, cuando honramos nuestra naturaleza y nuestro vínculo con la luna.

Su hermano mostró estar de acuerdo con las palabras mencionadas.

—Es una ceremonia ancestral que nos conecta con nuestra esencia y nuestros antepasados —añadió —. Es un momento sagrado para nuestra manada, para los hombres lobo de Gwyndolin, para Licantropia.

—Tenemos que esconderte antes de que todos salgan —dijo Flor de repente.

A lo lejos, vislumbraron a través de las sombras el movimiento de las puertas y ventanas, indicando que los habitantes de Licantropia estaban comenzando a congregarse para la celebración de la luna llena. De imprevisto, la figura del padre de los gemelos se materializó entre la multitud, seguido por los demás residentes del pueblo.

—¡Ahí está mi padre! —exclamó Florian en un susurro apresurado—. ¡Rápido, necesitamos esconderlas!

Flor tomó la delantera y empujó suavemente a las chicas hacia un arbusto cercano. Con sigilo y determinación, nos acomodamos entre las ramas, observando cómo el pueblo cobraba vida con la llegada de la noche y la influencia de la luna llena.

Entonces, un sonido crujiente cercano captó mi atención y me puso en alerta. Permanecí completamente quieta mientras observaba cómo una figura se acercaba lentamente, indistinguible en la oscuridad de la noche.