10
El sol se estaba poniendo en el horizonte y el mar a lo lejos comenzaba a brillar con una luz dorada. Justo antes de seguir con nuestro camino, las tres somos detenidas en seco por el llamado de la tierna voz de Theodora.
—¡Esperen! —gritó.
—¿Qué pasa?
—Deberían irse por la mañana, ya está oscureciendo y la situación podría volverse peligrosa.
Nos quedamos confundidas por un momento, dudando, y nos miramos como para comprobar que estábamos de acuerdo. Tiene razón, pero el tiempo está pasando constantemente y deberíamos aprovechar cada segundo al máximo.
—Mi nieta está en lo correcto, me gustaría ofrecerte mi cueva como refugio. Este será un escondite seguro para salir a primera hora.
Agradecidas, las tres aceptamos la hospitalidad de los centauros, convencidas por sus palabras.
—Confío en que esto es lo mejor para nosotras.
—Amber —agrega Zelly —. Vamos a quedarnos por esta noche.
—Vale.
***
En la calidez de la cueva, mientras el fuego crepitaba en la hoguera y las chicas descansaban, me encontraba a solas con el sabio centauro. El silencio lleno la cueva mientras contemplaba las llamas danzantes. Finalmente, tras darle muchas vueltas en mi cabeza decidí romper la quietud con una pregunta que pesaba en mi corazón.
—Señor, ¿por qué los humanos desaparecieron del mundo mágico?
Javaid levanto la mirada, parecía sorprendido por la pregunta. Después de tomarse un momento de reflexión, respondió con voz serena.
—Hubo un tiempo en el que la humanidad compartía historias y sueños bajo el mismo cielo estrellado que las criaturas mágicas. Pero esos tiempos quedaron atrás, sepultados por el peso de la historia.
Intrigada por la mención del pasado, me gano la curiosidad, decidida a no quedarme con ninguna duda esta vez.
—¿Qué pasó?
El anciano suspiro profundamente antes de comenzar a relatar la historia.
La desaparición de los humanos en Gwyndolin ocurrió mucho antes de los eventos que llevaron al nacimiento de los gemelos sin raza y su posterior envío a la Tierra.
La historia de la desaparición de los humanos se remonta a una época de gran conflicto y guerra en Gwyndolin. Hace muchos años, los humanos coexistían con las criaturas mágicas en armonía, compartiendo el mundo y sus recursos de manera pacífica.
El anciano suspiro, sus ojos reflejaban la tristeza de los recuerdos lejanos, mientras Amber veía cada imagen reflejada en el fuego con atención.
Sin embargo, todo eso cambió cuando estalló una guerra devastadora que involucró a todas las razas de Gwyndolin. La guerra fue despiadada y destructiva que dejo a muchas familias incompletas, y los humanos se vieron atrapados en el conflicto, luchando junto a las criaturas mágicas por la supervivencia de su especie y por la paz en el mundo.
Desafortunadamente, a pesar de sus esfuerzos, los humanos fueron diezmados en la batalla final. Muchos murieron en combate, y los pocos que sobrevivieron fueron condenados al exilio o a la extinción. La guerra dejó un rastro de destrucción y desolación, y los humanos desaparecieron gradualmente de la faz de Gwyndolin, convirtiéndose en una especie casi olvidada en la historia del mundo mágico.
La desaparición de los humanos dejó un vacío en el mundo de Gwyndolin, y su ausencia se sintió profundamente en la sociedad de criaturas mágicas que quedaron atrás. Su legado perduró en las leyendas y mitos que se transmitieron de generación en generación, recordando tiempos pasados de convivencia y cooperación entre humanos y criaturas mágicas.
Aunque las razones exactas de la guerra y la desaparición de los humanos pueden haberse perdido en el tiempo, su ausencia dejó una marca indeleble en la historia de Gwyndolin y en el destino de las criaturas mágicas que continuaron viviendo en el mundo después de su partida.
Su relato abrió las puertas a un pasado oscuro y olvidado, Javaid se volvió hacia mí con una expresión de gratitud en su rostro hendido.
—Tu presencia aquí es mas importante de lo que puedes imaginar —expreso con sus ojos brillando de sinceridad.
Inmediatamente sentí el peso de sus palabras en mi corazón. Quedé abrumada por la responsabilidad que recaía sobre mis hombros.
—No sé qué decir…
Me ofreció una sonrisa reconfortante.
—No necesitas decir nada, Amber. Tu mera presencia aquí nos da esperanza. Eres la luz que guiara a nuestro mundo fuera de la oscuridad. Pero ahora es tarde y necesitas descansar para la aventura que te espera mañana.
—Gracias —asentí —. Haré todo lo posible por estar a la altura de esta responsabilidad, lo prometo.
La mirada de Javaid estaba llena de gratitud y complicidad, como si quisiera transmitirme su aprecio por estar allí con nosotros en ese momento crucial.
Sin decir una palabra, Javaid me condujo hacia el rincón acogedor de la cueva donde Zelly y Sofía dormían pacíficamente. La suave luz de la hoguera iluminaba el lugar, creando una atmósfera cálida y reconfortante. Al observar a mis amigas descansando, sentí una oleada de gratitud por tenerlas a mi lado en esta aventura.
Con gestos cuidadosos, Javaid me indicó que me acostara junto a ellas, como si quisiera asegurarse de que estuviéramos juntas y protegidas durante la noche. Me sentí reconfortada por su cuidado y su preocupación por nuestro bienestar.
Mientras me acomodaba entre Zelly y Sofía, veía como se él alejaba hacia su habitación.
Traté de quedarme dormida hasta que el suave murmullo del viento comenzó a acariciar mis oídos. Mis pensamientos se agitaron, revoloteando como mariposas inquietas en la oscuridad de mi mente, manteniendo mi mente alerta y despierta.
La inquietud me envolvía como una manta pesada, apretando mi pecho y agitando mis pensamientos. Incapaz de conciliar el sueño, decidí deslizarme en silencio fuera de la cueva, buscando la paz bajo el resplandor de las estrellas.
Al salir, noté de reojo que Zelly no estaba junto a nosotras, pero en mi estado de preocupación, no le di mayor importancia. Mis pasos me llevaron hacia el claro donde el cielo nocturno se extendía sobre mí, y me dejé llevar por la majestuosidad del universo, perdida en mis propios pensamientos.
De repente, un sonido sordo rompió el silencio de la noche, sacándome bruscamente de mi ensimismamiento. Volteé hacia la entrada de la cueva justo a tiempo para divisar una figura oscura deslizándose hacia dentro con movimientos furtivos y sigilosos. Contuve el aliento, mi corazón latiendo con fuerza mientras observaba con incredulidad cómo el Troll camuflado se adentraba en nuestra guarida.
La adrenalina corrió por mis venas, y sin pensarlo dos veces, me preparé para enfrentar la situación. Mi mente se aclaró y mi cuerpo se tensó, lista para actuar si la situación lo requería. Con determinación, me acerqué sigilosamente a la entrada de la cueva, lista para enfrentar al intruso y proteger a mis amigas de cualquier amenaza que se interpusiera en nuestro camino.
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