Epilogo(Segunda parte,segundo fragmento)
Mis disculpas por lo retrasado de mis respuestas a sus comentarios,me pondré al día cuanto antes. Valoro muchísimo lo que me escriben,no creo que se imaginen cuanto. Infinitas gracias.
Continuación de la escena,y capitulo anterior.
Uriel no se podía estar quieto. Golpeteaba con su pie contra el suelo marmolado con nervios evidentes,y en ascenso.Se estrujaba las manos, se alisaba el cabello, el traje, se acomodaba la corbata,agitaba sus alas plateadas con la misma ansiedad con la que que movería su cola un inquieto gato .
Volvió su vista a Pilly,de nuevo,y ella de nuevo le sonrió, dándole ánimos y fuerza.
Llevaba diez minutos esperando a su novia en el altar y estos se le habian hecho largos en virtud de su ansioso estado.Cerró los ojos por un momento y recordó aquello,que meses atrás, hizo posible esta resolución, que ese día uniría su vida a Ximarixi, para siempre.
Estaba de visita en la tierra,en Londres específicamente,y aún mas, afuera del departamento de Finn y Ziloe. Esperaba,luego de tocar el timbre,que los esposos lo atendieran,pues hacia casi dos años que no los veía,y extrañaba mucho a su amigo.
Había camuflado sus alas,como Rafael y Gabriel le habian enseñado,y era a la vista de los que cruzaban el pasillo de aquel piso de departamentos,solo un joven mas de veintitantos años esperando fuera de un departamento,uno muy guapo cabe agregar,que se robaba las miradas de cuanta fémina pasaba,pero muy lejos de ser quien era en verdad,un arcángel del Dios de los Cielos.
La puerta al fin se abrió, y su rubio amigo lo recibió con una sonrisa enorme y sorprendida,que segundos después mutó a un abrazo apretado y cariñoso que él recibió afectuosamente.
-Uriel...¡Cielos!No te esperaba...Pasa,pasa-le dijo Finn,haciéndose a un lado para que él entrara en su hogar.
Así lo hizo Uriel,solo asintiendo pues el volver a ver a ese ángel con el que tanto había compartido le había causado tal emoción que le parecia que no le saldrían las palabras.
A veces le era algo incomodo ser tan sensible,pero a veces no,como esta...Lo que emociona no puede guardarse,igual que al amor no puede contenerse de ninguna manera.
-¡Vaya!...Es increíble...Ven siéntate-Le volvio a decir Finn mientras lo invitaba a sentarse en un sillón de dos cuerpos al mismo tiempo que él también lo hacia-Te extrañe mucho...a todos en realidad,pero a ti ,a Melezel,y a Miguel en particular.
-Yo tambien-pudo decir él al fin-Nos hemos distanciado bastante...así es la vida supongo...Miguel y Luzbell se fueron a vivir a Urón con Luciel, allí la crían...los vi hace unos tres años...No imaginarias lo hermosa que es esa niña...ellos se ven muy felices...Hariel y Pilly residen en Plutón...Y siguen procreando-se rió-No se si algún día se detengan..atendí el parto del más pequeño,de Efraín...es un angelito adorable,de cabellos negros y ojos tan verdes como los de Pilly-.
Finn escucho su relato con alegría, y demostrando cierta curiosidad al final de este.
-¿Es un ángel?...Ziloe no se ha podido contactar con ella desde que nos visito por ultima vez cuando recién se enteraba de su estado,y no supo bien como salio todo...Pero si conocimos a los gemelos,ángeles tambien...Solo Elián es humano...¿Como llevan eso?-.
Uriel bajo la cabeza un momento,había sido el confidente de Pilly en cuanto a esto, había mitigado su dolor con palabras de aliento,pero aún a él estas les parecían insuficientes dado lo infortunado del caso.
-Lo mejor que pueden-comenzó su respuesta-Digo,es muy difícil tener conciencia de la mortandad de uno de tus hijos,de sus escasos años de vida,en comparación con la eternidad que tú,tu esposo y tus demás niños tienen...Pilly es fuerte,los dos lo son...Elián es solo un niño,pero cuando deban despedirse de él, tal es la ley de la vida...sera un golpe duro-.
Finn asintió,mostrando algo de pesar por un momento,y dejando que de a poco este cambiara por un brillo de esperanza en sus ojos celestes.
-¡Pero lo tienen!...y cuando este cumpla los días que el Padre le obsequie...su recuerdo,el de su amor,lo que significo para ellos,pesara mas que toda sombra de pena...Sabes Uriel...-se detuvo el antes ángel,y luego prosiguió-Cuando me vi en la disyuntiva entre elegir ser un ángel de Dios eterno, lejos de Ziloe,o un mortal con sus días contados pero viviendo cada uno de ellos a su lado...Lo entendí...no es el tiempo,ni donde vives o quien eres lo que te trae felicidad completa,es estar con el que amas...Un día,mil...eso no importa,el amor compartido es eterno...imperecedero...Deja huellas que no pueden borrar la muerte o el tiempo. Podría morir mañana y lo haria sin lugar a dudas siendo el hombre mas feliz de la tierra...Porque la ame,porque me amo...porque nos amamos,y créeme amigo,no hay mayor dicha que esa-.
A Uriel se le aguaron los ojos,por su declaración tan sentida,pero tambien porque esta tocó fibras en su ser que hilvanaban preguntas que él se venia haciendo.
-Estoy con alguien-le confesó,como preámbulo a su confidencia-Somos novios desde hace un par de años,la amo...y se que me ama...Ximarixi,la joven saturnina que lleve a aquella fiesta¿la recuerdas?...Bien...Nunca le he dado un beso-.
Finn frunció el ceño,gesto poco usado por él,pero útil para hacer clara su perplejidad ante su comentario.
-¿Nunca?...¿Y dices que son novios?...Pero...no entiendo¿Tu quieres avanzar en tu relación con ella?-le preguntó-Uriel...No dejes en stand bye, tanto su vida como la tuya...O te decides a amarla,con todo lo que eso significa,o déjala,y sigue solo...No cometas el mismo error que cometiste con Lumiel-.
Uriel lo miro serio...En un pequeño resquicio de su corazón, aquel frustrado amor con Lumiel,aun le dolía.
-Lo de Lumiel fue distinto...Yo no quería mancillar mi santidad...y ella insistía-se explico algo titubeante-Ximarixi no es así...me espera,me ama y acepta lo que soy ,en lo que creo...He entendido que dentro de los parámetros correctos,el amor puede expresarse en forma física,sin hacer mella en tu pureza...Estoy dispuesto a darle de ese amor a Ximarixi,ese completo,en corazón,alma y cuerpo...es solo que...-.
Uriel se detuvo y Finn ante su abrupta interrupción le hizo una pregunta certera.
¿Que Uriel,que te detiene?-.
-Tengo miedo-soltó él, casi exhalando del fondo de su ser aquello-Es saturnina Finn ¿Cuanto viven ellos?...¿Doscientos años,trescientos?...¿Y luego que?¿Que haré cuando la pierda?¿Como seguiré?¿ Y a su hijo?...a mi querido Abel. Él es humano,lo conocí con dos años,ya tiene once...fue un parpadeo...Los perderé a los dos tan pronto,y yo seguiré aquí, eternamente...¿Sabes cuanto duele eso?¿Cuanto temor me aqueja?.
Finn le sonrió con acongojada comprensión, sus ojos brillando. Extendió una mano y lé apretó un hombro.
-Con mas razón entonces...Encontraste a dos seres que por lo que dices amas,y te aman...¿Y pierdes el tiempo temiendo,dudando?...¿Que haces aquí Uriel? ¡Ve con ellos!...¡Ámalos!...Sesenta,setenta años con Abel...¡Aprovéchalos!...Dos siglos o tres con su madre...¡Disfrútalos!.Se su sostén cuando lo vea partir, pero no le temas al amor...Duele a veces,si. Arriesgas mucho por el,claro...Pero no pierdes,es imposible perder cuando ya haz entregado todo-Al decir esto se acerco más y Uriel dejo brotar un par de lagrimas-El amor es para valientes mi amigo,sé uno...Siempre haz sido mi héroe, muestrale al temor que no guía tus pasos,y al amor que puede caminar contigo-.
Luego de eso la charla fue ligera. Pero su corazón parecia haberse despertado de un largo sueño. Ahora entendía los porque que antes le eran incomprensibles,ahora veía claramente.
Lo primero que hizo al salir de allí,fue ir a la casa de Ximarixi e invitarla a dar un paseo por los Lagos hirvientes que eran una atracción única a la que acudían muchos turistas en la galaxia,pero que ese día casi como si fueran cómplices suyos,estaba vacíos,y esperándolos.
Las aguas azules y y burbujeantes se mecían al son del viento que soplaba despeinando el cabello artificial de Ximarixi, quien reía jurando que si su peluca salia volando demandaría a los dueños por daños a la autoestima.Él la miro tan bella,tan única, tan divertida...Ese momento les pertenecía...Dejarían un impresión perenne que nada, ni nadie borraría,y Uriel quiso que fuera la que su corazón de mujer soñó algún día .Rodeo su cintura,la atrajo a él despacio,ella abrió los ojos ,entre felizmente expectante y alegremente incrédula,y sello aquella escena con un beso dulce y perfecto.
Uriel oyó una exclamación compartida, y volvió de sus recuerdos. Se giro para verla caminar hacia el altar,y en ese instante ceso toda inquietud,y su alma se aquieto por la visión de ver a su charlatana saturnina viniendo hacia él,vestida de novia.
Ximarixi sonreía y saludaba a su paso.Era tan extrovertida,tan sincera...tan ella,sin doblez,ni mascaras...Bueno,solo una peluca rubia esta vez,y solo dos brazos,aunque le prometió usar los cuatro en su noche de bodas,lo que lo hizo reír cuando lo dijo,pero que ahora lo tenia algo turbado.
-Lo logre-dijo al llegar hasta él con su habitual postura desenfadada-Te conquiste,y ahora te tengo aquí...Les pedí a tus pares que custodiaran todas las salidas,mi perfectisímo Uriel,mi ángel...debo decirte que no tienes escapatoria-.
Uriel se rió y negó con la cabeza.
-Seria un tonto si escapara del amor,y un, más que necio si huyera de ti...Te haré feliz Ximarixi,lo prometo-.
Ella se acerco un poco y deposito en sus labios un pequeño beso,coreado y aplaudido por la concurrencia angelical,después mirándolo a los ojos,contestó a su promesa.
-Uriel ...ya lo haces-.
Miguel iba detrás de ellos. Solía ser su posición casi permanente.Se sentía su protector y guardián ,el que velaba por que aquellas dos bellezas a las que tanto amaba, estuvieran siempre al resguardo.
Observo la pálida cortina de los cabellos de su ángel moverse ligeramente, y se perdió en aquel acompasado movimiento,pensando en que las hebras platinadas de su amor eran semejantes a olas que lo invitaban a fundirse entre ellas.
Luzbell se detuvo y girando lo miró. Percibía de alguna forma sobrenatural, cuando él se dejaba llevar por sus pensamientos románticos. Lo escudriño con la mirada mientras sonreía.
-¿Que?-solo le preguntó como si nada,pero a esta altura Miguel ya sabia que adoraba oír lo que él pensaba y sentía.
-Tu cabello suelto así...Lo amo-le complació con sinceridad.
Luzbell se rió, y Luciel sonrió mirándolos a ambos. Le encantaba la forma en la que sus padres se amaban.
-Cuando lo tengo recogido dices lo mismo-le recordó Luzbell moviendo uno de sus hombros con delicadeza.
-Porque amo cuando lo tienes así también-le dijo acercándose mas a él-¿Sabes porque Luzbell?-
Su esposo solo negó con la cabeza mientras dejaba que su mirada celeste se desvaneciera en la suya verde.
-Porque te amo-le dijo y lo beso-Te amo ,te amo,te amo,te amo-más besos pequeños,casi castos,y Luciel soltando una risita suave,pues las damas no se carcajeaban, su padre Luzbell le había enseñado eso,y ella siempre le obedecía.
Luzbell se alejo ruborizado, y se permitió reírse un poco más antes de contestarle.
-Amo como me amas...Pues como me amas,solo haces que te ame...mas cada segundo,mucho mas cada minuto, inmensamente al correr de las horas...y en forma excesiva al morir el día...y así hasta el proximo amanecer-.
Miguel se sorprendió un poco,o mas bien mucho por su respuesta.Él era lo mas meloso del mundo...No podía evitarlo,no podía acallar lo que su Luz le hacia sentir,pero su ángel era moderado...mesurado en sus muestras de afecto.Lo había dejado pasmado...y muy feliz por cierto.
-¿Que?-le inquirió Luzbell, aun riendo.Notó su sorpresa-Aprendo del mejor...y en materia de romance,tú lo eres-.
Miguel sonrió,y dejo que el mundo se detuviera,que las horas cesaran en su incansable carrera solo para perderse en ese momento de contemplación.
Luzbell era tan...No encontraba las palabras a veces,se le escapan como asustadas avecillas temiendole a tan formidable tarea. Sus labios eran como una deliciosa fruta, abierta, invitante, tentadora.Sus ojos...¡Padre de los Cielos!...Un porción hurtada al firmamento,la cual brillaba cautivándolo, teniéndolo preso en la cárcel mas apetecible en la que se puede estar,una forjada de sentimientos,una en la que pagaría sin queja alguna la condena de enamorarse de aquel ángel de exquisitez completa.Dejó que su vista lo recorriera lánguidamente, desde sus pies blancos,en los cuales derramaba besos por las mañanas, hasta el secreto escondido en el rincón de su cuello,uno que se le descubría por las noches,refugio en el que se perdía para hallarse a el mismo,encontrándose como un retazo de su piel,como un latido mas de su pecho,como un suspiro de su boca.
Tan dulce todo él,tan bello,tan esquivo, que se le antojaba perseguirlo para exigirle la confirmación del sentimiento que compartían,pues tenia que oírlo para darle sosiego a su corazón inquieto,para traerle paz a todos sus sentidos,estos que se rendían sumisos a uno solo de sus parpadeos,a una palabra de esa voz melodiosa, a una caricia de esas manos tan níveas y suaves como un lecho de nubes.
¿Conocería su Luz esta alocada adoración que sentía por él?
¿Sabría que su amor era un bohemio hipnotizado por la curva de su cintura?
¿Que se derretía en el tibio y rosado rubor de sus mejillas?
Luzbell lo miró,y sonrió conociéndolo tan bien...
Si que lo sabia.
-Papá-lo llamo Luciel , deshaciendo esa burbuja soñadora-Lo estas haciendo de nuevo.
Miguel se rió suavemente,no necesitaba preguntar que era lo que estaba haciendo,pues lo conocía. Se había perdido en Luzbell, solía pasarle seguido, y tanto su amor como su niñita reconocían su condición de enamorado perdido.
-Lo lamento-se disculpó,no muy arrepentido en verdad,y luego los tres caminaron juntos hacia la vasta concurrencia que atestiguaba la ceremonia .
Luzbell, Luciel,y él, se sentaron un poco rezagados,para no incordiar a los que habian llegado temprano,pues ellos,y nunca diría que por culpa del tiempo que su amor se tomaba arreglándose,habian llegado tarde.
Solo oyeron las potentes palabras del Padre,sellando esa unión, y el pequeño beso compartido entre los desposados.
Todos se pusieron de pie para aplaudirles y dedicarles bendiciones,y bienaventuranzas. Los nuevos esposos caminaron en medio de todos,agradeciendo los buenos deseos y parándose a saludar a sus mas cercanos.
Cuando llegaron a ellos,Uriel sonrió y se acerco hasta Miguel para recibir de este un fuerte abrazo y sus sinceras felicitaciones.
-No creí que llegara el día que te viera haciendo esto,pero no puedo ser mas feliz por ti.Te mereces toda la dicha del mundo Uriel...Como tú mismo un día me dijiste,lo harás muy bien,estoy seguro-.
Miguel vio que Uriel suspiraba emocionado ante sus palabras,y que luego fijaba sus ojos en aquel magnifico ser que compartía su vida.
-Tengo una sorpresa para ti Luzbell. El padre me preguntó que podría obsequiarme por mis años de fiel servicio...Como aquella vez en la que pedí la vida de Miguel ¿Lo recuerdas?-le preguntó,y Luzbell asintió, algo apenado pues él era la razón de aquella muerte injusta,un absurdo proceder,que al recordarlo aún le hería.
-Bien-continuó Uriel,quitando de un bolsillo interno de su traje,un pergamino sellado-Este es mi regalo,y te pertenece...Digo que es para mi,pero se que muchos lo desean,aun la creación misma-.
Luzbell tomó algo titubeante aquel rollo de la mano de Uriel,y luego paseo su mirada arrobada de incomprensión en este,y luego en Miguel.
-Léelo...Quizás convenga que te alejes un poco para hacerlo tranquilo,el lacre evidencia que es algo muy personal...Ve amor,yo cuidare de Luciel,y me quedare conversando con nuestros amigos--
Luzbell asintió. Las palabras parecían haberse alejado de él al verlo en tal estado de perplejidad.Se acercó a Miguel y deposito un beso pequeño en sus labios,y un ultima mirada cerúlea antes de marcharse.
Caminó hasta uno de los bordes,no fueron muchos metros,pero allí estaba solo,pues toda la población angelical estaba conglomerada en el festejo nupcial.
Aspiró hondo, y luego soltó el aire.Con dedos algo tiritantes rompió el sello,y desenrollo aquel inesperado mensaje.
-Luzbell,hijo mio-comenzaba, y estas palabras fueron suficientes para que él se emocionara-Como seguramente ya te ha expuesto Uriel, este es su deseo,uno que quise cumplir,creyendo que su fidelidad y lealtad sin igual,lo merecen. Lee con atención,pues ademas de ello encontraras aquí unas nuevas,unas buenas nuevas, que seras el primero en conocer.Pero antes...Ve hasta el lugar de adoración-Luzbell se quedo impávido,sin saber que hacer-Ve,hijo no dudes-siguió el mensaje, como conociendo de antemano sus dudas-.
Luzbell lo hizo,interrumpiendo su lectura.Caminó bastante,pues el lugar de adoración se encontraba emplazado en la otra esquina celestial, y en alto. El temor de volver a ese lugar,hizo que sus pasos fueran disonantes,inarmónicos,a veces lentos,a veces apresurados,pero aun así, no se detuvo, queriendo cumplir al pie de la letra el pedido de su creador.
Llego allí,la orquesta estaba preparada. Eran los únicos que no estaban en las nupcias,el conocía bien el sacrificio que hacian,pues él mismo lo había hecho por siglos.Primero estaba el adorar,pues poniendo primero a su Señor,todo lo demás les seria añadido.Y él lo había constatado y era verdad...¡Que gran error suyo fue desoír la voz de su propia fe,para prestar oídos al odio y la mentira!
Una vez mas llevo sus ojos hacia aquel mensaje buscando en él, el proximo paso que le marcara su Dios.
-Mira-la hora-decía a continuación,y él lo hizo consultando su reloj, quince para la hora novena-Solo minutos para la hora de adoración,la novena. Sube al atrio hijo...No temas,hazlo-.
Luzbell alzó la mirada y se quedo estático, y con la boca algo abierta.
Le aterraba.Ver a los que antes dirigía,a los que enseñaba.El desprecio en sus ojos,el rechazo,el repudio...¿Como presentarse ante aquellos ángeles que antes lo habian seguido?¿Que una vez lo admiraron?...¿Como?...Él que había sesgado un sinnúmero de vidas,que había engañado al mundo,que había traicionado al que lo creo,que había sido el causante de la muerte de sus hermanos,que había roto el corazón de su padre,que aun se había atrevido a insultarle,a maldecirlo...¿Como?...No era merecedor de estar ahí,no era digno.
-No-susurró,pero su alma le gritaba sí,le exigía obedece,le pedía cree.
Cerró los ojos,apretó los parpados,tembló ante aquel paso que se le hacia descomunal, titánico.
Suspiró y avanzó .Despacio,tímido,como si temiera que aquellas baldosas azuladas se abrieran ante sus pies, y lo dejaran caer en un interminable abismo.
Llegó hasta ellos,los músicos,el nuevo director de alabanza,que le dijeron se llamaba Priel...lo recordaba de antes, vagamente.
No halló lo que anticipaba...No había menosprecio,ni recelos,ni un atisbo de repulsión o censura.
-El Padre me dijo...-comenzó, sintiéndose cohibido,sin saber bien como terminar aquella aclaración de su presencia en aquel lugar santo.
-Lo se-le dijo Priel,y le tendió una batuta,la recordó bien,era la suya.Repujada de diamantes y rubíes,confeccionada por él mismo. Demasiado afeminada según le decía Emanuel,quien tenia una cubierta de zafiros y perlas,tan poco masculina como la de él.
A su incomprensión, ese recuerdo le sumo una sonrisa.
-No entiendo-expuso sinceramente.
-Quizás te falte leer entonces-le respondió el director de la orquesta.
Él asintió,una vez para sumar a todas las otras,y continuó con su lectura.
-Toma tu instrumento,y prepara el otro. Esa voz que te di con un propósito,uno que no te quite, sino al que renunciaste. Luzbell, vi tu arrepentimiento en cada uno de estos miles de días desde aquella vez que te enlace a Miguel en mi templo. Te vi pidiéndole perdón a cada uno de los que murieron por tu causa. Abadón me informo de tu deseos de expiarte ante ellos. Me sorprendiste con ese gesto contrito, y créeme hijo,a mi pocas cosas aún me sorprenden,solo las nacidas del corazón,para las cuales no hay ley,para la cuales no hay limite. Fue hermoso de ver...sé que te alivio el hacerlo.Por esto y por todo lo que vi en silencio,lo que observe a la distancia,es que te traje aquí. Te pido esto...Luzbell ,mi hijo prodigo,mi ángel amado...Canta para mi-.
Luzbell soltó una exclamación,y aquel pergamino casi cayó de su mano.
¿El padre le pedía que lo adore?...¿A él?...No era posible...Él era...había sido...¿Como podría?
Miró en todas direcciones sin ver nada...No sabia que hacer,o lo sabia y le atemorizaba,en gran manera,nunca antes temió nada como aquello...Era inconcebible.
Nuevamente cerro los ojos,batió sus alas blancas,se apretujo las manos.
Fe...Obediencia...Entrega.
Esas palabras le daban vueltas en la cabeza,le suplicaban a su alma.
-Si-dijo,y nunca dos simples palabras hubieran costado tanto.
Subió tembloroso,pero feliz,inmensamente, a aquel atrio que conocía tan bien. Acaricio la madera laqueada,tomó su instrumento de la mano de aquel ángel,miro hacia el frente.
Algunos lloraban...Zorababiel y Astiel,los recordaba.
Otros sonreían,otros más solo esperaban.
Movió sus manos lentamente al saber que la hora había llegado. La novena y él ahí...¡Padre santo!.
La orquesta comenzó guiada por él...acordes dulces,inmaculados,sinceros.
Y era su turno.Y esta vez no dudo.
Luzbell alzó su voz como antes lo hacia. Una voz única, forjada en el inicio de los tiempos para venerar al único que merecía toda la honra.
Entonó un himno,nunca antes escrito,uno que brotó de su corazón,de sus vivencias,de lo que ahora entendía claramente,de lo que su caída en desgracia le hizo comprender. Destilaba virtud, ensalzaba su divinidad,su amor tan alto,tan profundo,tan extenso.Su misericordia,una piedad sin medida para aquellos a quienes formó con sus propias manos.Lo describió a Él,perfectamente. A un ser que no se conformo con ser Creador,con ser Dios,con ser el Dador de vida...sino que albergo en su persona un anhelo mayor,el de ser Padre.
Cuando Luzbell concluyó,se sintió él mismo.Él,no otro manchado por el dolor,no otro confundido por la pena,no alguien contaminado por la venganza.
Era Luzbell,lo era nuevamente.
Lo felicitaron,sus dos antes aprendices se acercaron a saludarlo.Se dejo abrazar,se dejo querer,ya no evitaría al amor,estaba dispuesto a abrirle sus brazos.
Esto le trajo a memoria a Miguel,y se prometió ya no limitarle su sentir,sino a rodearlo con el,colmarlo de afecto.
Pensó en Luciel,su pequeña princesa,la haria sentir orgullosa,su redención la honraría.
Luego recordó,aun faltaban palabras,aun había algo mas que su Padre debía darle a conocer.
Bajo del atrio,despidiéndose de todos calidamente. Caminó sin rumbo por los pisos marmolados,rodeando las enormes columnas,dejando que su espíritu se entibiara con esa nueva apreciación de su vida.
Y después alzó la carta, para proseguir donde se había quedado.
-Hay algo más,tú lo inspiraste,y al evocarlo lo supe bueno. Hay una parábola...Habla de dos hijos,sé que la conoces,uno se quedo en la casa del padre,otro rechazando el buen consejo se fue en pos de malos caminos.Se perdió a si mismo,a su destino,se olvido de quien era,del lugar que tenia,de quien lo amaba. Se cubrió de vergüenza,llevando su existencia hacia la mas completa oscuridad, convirtiéndose por su propia mano en nada.Pero su padre,esperaba...Sabes hijo,un padre siempre espera,nunca se cansa.Su brazos que desean abrigar a su hijo extraviado, nunca flaquean,su corazón que anhela verlo venir arrepentido, nunca cesa en creer,nunca lo da por perdido,solo lo considera atrasado. Pero¡Que regocijo cuando vuelve!¡Cuanto gozo!...Lo abraza,lo besa,le pide a sus criados que lo vistan de dignidad,y llegado el momento le devuelve su lugar,pues nadie puede ocuparlo, pues para él fue hecho.Ese eres tú...mi pequeño ángel prodigo.¿Sabes que mas hizo el padre al recibir tal contentamiento?
-Una fiesta-susurró Luzbell,pues conocía con detalle la historia.
-Un fiesta-continuó el mensaje-He invito a todos para que se alegren con él. Luzbell eso he hecho,pues tu restauración,solo sera la primera de muchas...Invite a todos,pues todos se merecen la misma oportunidad...a todos,y no faltará ninguno-.
Luzbell suspiró, no terminaba de comprender el final de aquella misiva.Pero solo segundos pasaron para que entendiera. Solo basto una voz y una pregunta,y su corazón salto de dicha en su pecho, y sus lagrimas se vertieron de sus ojos claros como una cristalina fuente.
Solo una voz,y una pregunta.
-¿Luzbell?-.
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