Capítulo XVII.
Hola.Como veran a continuación,el quiebre temporal que produjo Elviria,al intervenir en el pasado,cambio en parte las cosas.No todas,y algunas para bien, y otras para mal.
Solo queria decir eso,motivada por mi absoluta,aunque escondida maldad, jaja.
Aparte de eso una pregunta...Tengo en mi proyección de esta historia bastante todavía,por esto será notablemente mas larga que las demas.Queria saber si de ser así,les aburriría o al contrario les agradaria leerla un poco mas.
¡Besos!
Miguel estaba parado en la Lugar de entrenamiento,a punto de dar darle final a las prácticas de de ese día,pues tenía algunos ángeles faltantes,y está habia sido mas corta de lo normal.
Miraba a su inseparable lista,para corroborar que no le faltara nadie mas, cuando lo vio.Caminaba hacia ellos con una hechizante lentitud,y un movimiento un tanto felino en su andar.
Sabía que debía poner atención en su tarea supervisora,pero cómo hacerlo cuando Luzbell se acercaba a ellos,nublándole la vista de todo y de todos lo que estaban a su alrededor,como si una bruma silenciosa se hubiese levantado para esconder a sus ojos a todo lo que no fuera él.
¿Y como no perder su norte cuando él se deslizaba acercándose con la sinuosidad de un marea que amenazaba con envolverlo en sus profundidades para siempre?¿Como no hacerse habitante de la insanía cuando veía venir hacia él al que le dio nombre a la perfección misma?
Vio en sus ojos una nueva frialdad escrita, una que al posarse en los suyos le heló el corazón.¿Era producto de la herida que él causara aquella ira que parecia destilar de su interior?...Si asi era,no debería tener perdón alguno sobre los Cielos,ni aun debajo,en la tierra...Si él apagó la luz brillante con la que sus ojos celestes miraban,no deberian tenerle compasión.
Antes de que los alcanzara,vio que su vestimenta igual que su expresión también se mutó a una nueva.Ya no era blanca como su piel de porcelana,ni etérea como la seda que vestía en su normalidad.Era de tonos oscuros,amalgamados con cuero negro y con rígidas hombreras plateadas,que no solo le daban un aspecto mucho mas sombrío,sino que tambien le daban a su belleza una cuota de misterio y sensualidad.
-Vine a entrenar-solo dijo pasando a su lado,como si no lo conociese,como si su boca no supiera el sabor a tentación absoluta que tenía la suya,o como si no le hubiera permitido antes hacer de su cintura la delicia de sus manos al sostenerla.
Se lo merecía...¿Que podría decir en su defensa?Si en el juicio de sus acciones,él era tanto su juez como su abogado defensor.
-Oh...¿Participarás?...¿Crees que sea conveniente?-le preguntó,obteniendo solo silencio como réplica,y solo su ignorar como contestación.
-Lo he estado entrenando Miguel-intervino Hariel-Créeme te sorprenderás,él es mucho mas fuerte de lo que parece-.
Lo se,quiso gritar el arcángel.Esta aqui,entero y orgullosamente de pie,mientras yo siento que se me derrite el corazón y que mis extremidades privadas de toda fortaleza optaran en cualquier minuto por dejarme caer vergonzosamente a sus pies.
-Bi...bien-tartamudeo un poco,y respiro hondamente con resignación.
Luego observó a los que faltaban en su lista,y solo eran Uriel y Pilly-kabiel,quienes brillaban por su ausencia,Qirel quien estaba ocupado en asuntos de templo...y él.
Sería él...
-Entonces tú y yo Luzbell-le dijo mirándolo tímidamente,a lo que el otro sin bajarle la mirada simplemente asintió.
Solo tú y yo,perdidos en la sublime belleza de Uron,tú bailandole desnudo a sus agonizantes cometas,y yo solo llenando tanto de ti mis pupilas que solo tu imagen seria despues de eso lo unico que podria ver.
Solo tú y yo,perdiéndonos en una danza y en una canción,dejándonos hechizar por los acordes que no salen de tus labios rosados, sino que brotan de tu interior,de eso que no sabes callar,y a lo que yo no supe darle mi voz.
-Miguel-escucho mientras su fantasía volaba a horas mas felices.Era Gabriel,y lo miraba con consternación.
-Oh,si empezemos-se despertó y luego mirando a el ángel culpable de sus bochornosos delirios,le dijo-Atacame Luzbell...Prometo no hacerte daño.
Mala elección de palabras Miguel,se dijo al ver la dureza que cubrió la tez de Luzbell.
-No me dañaras-repitió este con sarcasmo,y luego agregó-¡Que suerte tengo!...Es una pena que yo no pueda hacerte esa promesa,sabes, a mi no me gusta romperlas después.
Y así comenzaron,Miguel dando titubeantes golpes,por temor a causarle alguna herida,y Luzbell atacándolo con una inexperiencia compensada por la agresividad.A el líder angelical no le bastaron muchos embates para someter a su oponente,pues queriendo terminar rápido lo desarmó,haciendo volar su espada de practica a unos metros de donde él estaba.Pero lo que ocurrio después,nadie se lo espero,el ángel adorador en dos pasos largos se acercó a él,y lo tomó del cuello,con toda la extensión que su brazo le dió.Miguel preso de la sorpresa y de la ascendente asfixia solo lo miro incrédulo,sin oponer resistencia alguna,pues se creía merecedor de ese trato,aunque nunca lo imagino con tal vigor.
-Bájalo Luzbell...Ya suéltalo-se oyó la voz de Hariel al notar que el rostro de Miguel pasaba de rosado a rojo en segundos.
-¿Quieres que te baje Miguel?-le preguntó el que lo tenía sujeto, con un cinismo que nunca le vio.
Por supuesto en esa postura y agarre no pudo darle ninguna contestación.
-¡Luzbell!-se volvio a oír al Jefe del Ejército,y por fin este lo liberó,haciendo que callera al piso con brusquedad,mientras intentaba recuperar el aire perdido.
-Lo siento Miguel...Yo hable,pero tú callaste...Creí que no tenías nada que decir-le dijo con superioridad,y luego de esto se marchó con un paso altivo y de completa seguridad.
Miguel solo pudo mirarlo irse,y sentirse aún más infeliz,por creerse el exterminador de ese amor tan puro que compartieron por dos segundos,y en el cual apenas se pudieron regocijar.
-¡Rayos!..amo su nueva actitud-oyó decir a Lumiel,y luego a Yasiel responderle.
-Si...una acompañada con una increíble fuerza...¿Quien lo iba a decir?-
Algo en esas palabras le dolió a el ángel vencido,quien se levantó con premura de su posición y sin duda alguna se fue tras él.
No...no cambies...No lo permitire.No dejaré que te transforme mi estupidez.
Apresuro sus pasos hasta alcanzarlo,al doblar en una de las esquinas lindantes a la Zona alta lo logró.
-No lo hagas Luzbell,no seas esto...no es quien eres,no es quien tienes que ser-le pidió en tono suplicante volteándolo al tomarlo de la mano.
-Quizás no seas quien debía ser,quizás si, no lo se,pero si se que esto es lo que dejaste de mi...Lo que tú y Él dejaron tras de sí-le respondio con voz herida.
-No...Solo dejame...-le rogó tomando su rostro entre sus manos-Dame una oportunidad,no callaré esta vez...Lo diré a voces para que todo el que tenga oído,oiga mi sincera declaración de amor...Te amo Luzbell,te amo como no pensé nunca que podría llegar a amar-.
Luzbell lo miro con intensidad, mientras sus iris cerúleos se cristalizaban al enfocarse en sus esmeraldas suplicantes.
-No se si creerte...no después de lo que sucedió...No soportaré otra desilusión Miguel,no juegues con mi corazón-le dijo con un ligero temblor en su voz,que hizo temblar su labio inferior,labio que él apresó en un arrebato de pasión,acallando con su boca toda naciente aprehensión.
El beso se profundizó como si los que le daban vida,no tuvieran conciencia alguna de nada que no fuera la boca ajena que con idéntica devoción se permitía el degustar como el ser degustada ,dar sin reparo,como recibir sin inhibición.
Miguel embebido en aquel frenesí,bajo sus manos de el delicado rostro de su ángel a su estrecha cintura, y lo apretó contra sí,y a su vez contra el muro detrás suyo,sin dejar de besarlo,logrando que el otro ángel le abriera los labios para compartirle los secretos que guardaba esa dulce cavidad.
-Mío,dí que lo eres,que me pertenecerás para siempre,que nunca te hartarás de mi simpleza...Dimelo amor,y te juro que no habrá poder alguno que logre alejarme de ti-le dijo entre besos y suspiros,entre la tibia humedad de unos,y la emisión fogosa de los otros.
-Lo soy,lo seré siempre,tuyo y de nadie más...Te amo Miguel,te amo mucho-le correspondió Luzbell,abandonando su boca por un agónico instante para deleitarse con ella de nuevo solo un momento después.
-Lo enfrentaremos juntos,lo que sea,el destierro o cualquier pena impuesta...Los dos,así sera de aquí en más-le declaró Miguel,cuando por falta de aire sus bocas se tuvieron que tuvieron que alejar.
-Si,lo dos-confirmó su enamorado,y luego agregó-Miguel,ven a buscarme esta noche,cuando todos duerman,y llevame al lugar mas hermoso que conozcas-.
Su enamorado al oír su petición sonrió y se alejo un poco para mirar en sus ojos sus intenciones antes de hacerle una pregunta.
-Lo haré,lo que desees...Pero puedo preguntar que es lo que haremos allá-.
La respuesta articulada en un ardiente susurro junto a su oído,dejó a Miguel como un olvidado del buen juicio,y como un hallado del desvarío pasional.
-Todo...y más.
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