Capitulo XI.
Se paró delante de aquel espejo con algo de ansia.Quería ver lo que sus pupilas lozanas veían al posar en él su mirada.Luzbell solía observarse en ese cristal cada dia,buscando alcanzar la perfección en cada detalle,pues sentía que se la debía al que lo creo,el mismo que con orgullo de Padre declaraba la majestuosidad de su belleza al Universo entero.Pero hoy era distinto,él necesitaba ver lo que Miguel veía,lo que lo enamoraba,lo que tanto lo deslumbraba...para hacerlo resplandecer.
¿Sería acaso su largo cabello blanco que emanaba ese sutil brillo?
Lo cepillaría entonces,hasta que esté alcanzara el mismo fulgor de las estrellas con las cuales se lo comparaba,lo embebería en aceites fragantes para que esté fuera su locura,para que el afrodisiaco aroma alcanzara sus sentidos y quisiera dejar perder sus dedos entre la suavidad de su hebras.
¿Serían sus ojos de ese celeste tan cristalino como los mares de Andrómeda?
Los bañaria entonces con colirios para que casi se trasparentáran,para que se tornaran a su mirada de la típica tonalidad del amor.Humedecería con óleos sus pestañas para que al abanicarse estas,le confesarén que al cerrarse esos capullos, sus prisioneras orbes lo soñaban.
¿Sería su piel tan pálida y niveamente luminosa?
La rociara entonces con perfumes,con las mas deleitables fragancias que se pudieran hallar,esas que le llevaran a perder la razón,esas que robaran de sus labios el secreto,esas que que embriagándole derribaran todas las fortalezas que con tanto ahínco levantaba.
¿Que es Miguel?...Dimelo para que lo hermosee...Dímelo para que de la manera que sea, lo haga a tus ojos irresistible,para que ya no puedas negar lo que sientes,lo que tienes tatuado en la piel...y se que es mi nombre...lo sé.
Estos eran los pensamientos de Luzbell esa cálida tarde,pensamientos que ya no cabían en su ser y deseaban ir a susurrarle un ...lo sé...Sé lo que sientes,porque lo siento tambien.
Tan ensimismado estaba en sus delirios amorosos que no pudo poner en la balanza de la cordura sus actos,y saliendo raudo de su habitación,aceleró su paso para encontrarlo.
Ya no soportaba callar,no lo soportaba.Y tampoco su silencio,ni esa consciente omisión de sus sentimientos.
Caminando por el patio de plata,lo busco con su mirada.Bien sabía que esa era la hora de su descanso, y que seguramente lo hallaría,en un costado del templo leyendo o dormitando un rato.
Y lo encontró.Previsiblemente sentado hojeando uno de los tantos libros de Uriel.Sonrió con anticipación pues sabía que la osadía lo acompañaba en esa perdidamente enamorada labor.
-Te buscaba-solo le dijo,y el otro arcángel alertado por su voz levantó su mirada jade para enfocarla en él con tal emoción,que Luzbell sintió que un fuerza de la naturaleza había azotado su cuerpo,pues todo temblaba en su interior.
-Luzbell...Pues,me encontraste-solo articulo sumergido en esa bruma que los envolvía cada vez que se miraban,convirtiéndolos en habitantes únicos de ese paraíso exclusivo para dos.
-Ven-le susurro Luzbell-Ponte de pie...traje una melodía para ti...y vine a pedirte algo-.
-Una melodía...y un pedido...Eso suena misterioso¿Que es lo que quieres pedirme?-le preguntó Miguel mientras que con una sonrisa amplia se ponía de pie.
-Que mientras yo canto...tu bailes conmigo-fue su dulce respuesta que terminó en un suspiro.Suspiro que bien pudo atrapar Miguel por la rapidez con la que cerró entre los dos la distancia.
-No se si lo pueda hacer bien...Pero enseñame Luzbell...Tu eres la melodia misma,los acordes mas exquisitos viven en ti-le respondio,enamorándolo aún mas.
-Bien...Tu tomas mi cintura-le indico,y al instante el otro angel obedeció-Y yo me sujeto de tu cuello-.
Y la posición de baile que disfrazaba un anhelado abrazo,los unió como nunca antes,y en ese instante de perfecto entendimiento sin palabras,los dos se miraron a los ojos,y de los labios rosados de Luzbell,la musica comenzó.
♪ ♪ ♪
Sabes que nunca una duda golpeó tan fuerte en mi ser,nunca algo clamo por saber...hasta hoy.
Quizás es porque el momento perfecto llegó...Quizás esa confidencia vehemente necesitaba fluir...deja que llegue hasta mi.
Dame la oportunidad...¿Que no ves que mi alma ya no puede más?...¿Hasta cuando en tu silencio me ahogaras... y callaras?...
Dejame ser partícipe de tu sentir...el secreto he de guardar...Ya lo veras...No lo escondas más.
Libérame....Dale alas a tu voz...Necesito saber...No lo calles más.
Tu sonrisa te delata como lo hace en este momento el latido de mi corazón...Nunca algo clamo por saber....Nunca hasta hoy.
Dejalo ser...Lo que sientes no se puede guardar...El cofre de tu boca no lo puede aprisionar...Aunque intentes retenerlo no lo harás...se desbordara...Deja que llegue hasta mi.
Libérame....Dale alas a tu voz...Necesito saber...No lo calles mas.
Sabes que nunca una duda golpeó tan fuerte en mi ser,nunca algo clamo por saber...hasta hoy
♪ ♪ ♪
Solo un tarareo suave y acompasado de las notas románticas y necesitadas,siguieron a su declaración cantada.Un mecer puro y lento los envolvió mientras Luzbell reposaba su cabeza en el pecho de Miguel,y esté,su mejilla en sus cabellos.
La danza duro un espacio de tiempo inexistente,uno que se detuvo temeroso de interrumpir tan significativo momento.Y luego la voz de Luzbell ceso,y levantó su mirada clara a él,sin detener el delicado balanceo de sus cuerpos.
-¿Acaso hay algo que quieras decirme Miguel?-lo instó Luzbell,deseando que su letanía afectuosa de momentos atrás,hubiera causado el efecto que deseaba.
Lo vio morderse el labio un tanto nervioso e indeciso.Lo vio sumergirse en sus ojos como si quisiera llegar hasta el lecho marino del mar que evocaban,hundiéndose tan profundamente como su ímpetu le dejara.
-Hay mucho Luzbell...pero no se como...Déjame encontrar las palabras-le pidió el otro ángel con una súplica en sus pupilas verdes,hecha de incertidumbre y anhelo en parte iguales.
-Dime donde las extraviaste entonces...Y con gusto accedere a ayudarte-le respondio él,con una ligera gracia,que esperaba ayudaría a aligerar la tensión afectiva que los tenía atrapados.
Miguel sonrió y tomando su mentón suavemente lo alzó un poco más.
-Aquí-le susurro acariciando su mejilla primero,y luego continuó rozando delicadamente con su pulgar sus labios-Y aqui...En ti las perdí...Todas y cada una-.
Luzbell sonrío,y espero un poco,queriendo ocultar la impaciencia que le desbordaba,la ansiedad de que esas dulces palabras llegaran hasta él.
Pero bajando la mirada Miguel las escondió otra vez.
El ángel suspiro.Deberia tomar medidas drásticas.
Miguel tenía el corazón extasiado de felicidad.Ahí estaba,entre sus brazos,dejándose llevar por él o llevándolo...No importaba quien guiaba a quien,si al final los dos iban juntos.
Sentía en su pecho la cabeza de aquel ángel recargándose,en una dulce entrega,en una rendición total¿Sabía cuánto deseaba estrecharlo en sus brazos y no soltarlo jamas?¿Entenderia que ninguna dicha antes vivida se le podía comparar a esta?...¡Bendito ser que eclipsaba a las constelaciones!...¡Bendito lucero que alumbraba su corazón!.
Prestó oído a sus palabras cantadas...¿Sería posible acaso?...¿Tal maravilla sería verdad?
Una estrella estaría declarandosele...a él,a uno de tantos en el Universo...¿Que podría ver acaso el Océano en una gota de agua?¿Que admiraría el sol de una pequeña llama?
No lo sabía,pero lo quería creer.
Al cesar su canto,lo vio buscando en su mirada una respuesta.
El quería gritarla,decirle que con amor eterno se había enamorado de él,que nunca habría nadie más,pues esto no era una promesa nacida de la emoción...era solo la verdad.
Pero les temía a las palabras...temía su poder y su peso,temía que ya libres de la prisión de sus sentimientos,volvieran furtivas a causarles daño.
Quería protegerlo...El era tan inocente,tan puro aún en su picardía,tan frágil.
Calló.
Luzbell solo lo miro con decepción al principio, y luego con algo que a él le pareció determinación.
-Estás en tu descanso-le dijo-Apoyate en mi regazo,y duerme un poco mientras te canto-.
La idea lo sedujo por completo.
¿Le diría un peregrino de lejos que no, a un tibio refugio?¿Se negaría un sediento de beber el elixir de la vida?
No...pues él tampoco.
Asintió un tanto embobado,y mientras Luzbell se sentaba en el mismo lugar donde antes él reposaba,respiró, un tanto ansioso.Siguiendo la indicación de aquel perfecto ángel,se apoyó en su regazo en tanto encogía un poco sus largas piernas.
Y se dejó llevar,como una balsa solitaria es mecida por el amoroso mar,el se dejó acunar en esas atentas olas que lo envolvían.
Su voz lo hechizo,mientras sus manos en sus cabellos reclamaban lo conquistado.
Te pertenezco...Haz vencido...He sido derrotado a la vez que tambien he triunfado.
Y se durmió,o casi,pues eso parecería si alguien lo observase,pero más bien estaba en un letargo,del que creía renaceria para ser mutado a algo más sublime.
Hasta que en medio de aquel sopor lo percibio...su aliento dulce,a centímetros de su boca.
¡Que deleitable tormento el beber de lejos uno de sus suspiros!
Pensó en abrir los ojos,pero no pudo...la magia se rompería,y aún el reloj no daba las doce.
Lo sintió titubear tembloroso...¿A que le temes amor mio?Si eres mas valiente que yo...Atrevete,pues ante esta invitación de tus labios juro que morire si no me besas.
Y lo hizo.Sus labios tiernos y húmedos apresaron con delicadeza los suyos,se movieron lento,como queriendo aspirar de su boca la evidencia de sus sentimientos.
Ya no pediría nada más...Toda cúspide en su vida había sido alcanzada por un beso.
Sonrió en su boca,como no creyendo sus propios actos.¿Como culparlo?...Él aun no creía que tan diáfano ser lo estuviera besando.
Y luego se apartó.
No lo hagas...no dejes desamparado de la tibieza de tu boca a este cobarde...La necesito igual que al calor del sol necesitan las hojas...Ellas sin él mueren¿Porque dudas que yo no?
Y se durmió,estaba vez en serio,y soñó que él era el orgulloso firmamento al que tímidamente las estrellas..le robaban un beso.
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