Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27: Todo cae por su propio peso

Al día siguiente...

4 de octubre de 2023.

Facultad de Economía.

Era un nuevo día en la ciudad. Clima frío, cielo nublado.

Matías y Katia estaban en su salón de clases, sentados en bancas y platicando tranquilamente.

Sus atuendos:

Matías: Sudadera gris, pantalón de mezclilla negro, zapatos tenis blancos.

Katia: Sudadera azul, pantalón de mezclilla azul, zapatos tenis negros.

—Katia, ayer me enteré de que Carlos te violó. ¿Es cierto? —preguntó Matías preocupado.

Katia no sabía qué decir, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—¡No sé por dónde empezar, Matías! —sollozaba triste—. ¡Un día, se lo dije a Roberta, pero ella no quiso entender!

—¿Cómo es posible que Carlos se haya aprovechado de ti? —exclamó Matías triste—. ¿Por qué no me dijiste lo que Carlos te hizo ese día? ¿Cómo es posible que Roberta haya minimizado tu tragedia?

—¡Perdóname, Matías! —sollozó Katia triste—. ¡Por favor, perdóname por no haberte dicho nada de esto! ¡Pero tenía mucho miedo por lo que estaba pasando!

—¡Maldición! —dijo Matías triste—. ¡No puedo creer que Carlos haya abusado de ti! ¡No puedo creer que te haya destruido la vida de esa forma! ¿Cómo es posible que no me haya enterado de esto antes, Katia?

—¡Lo siento mucho, Matías! —sollozó Katia triste—. ¡Pero todo fue tan rápido! ¡No puedo creer que Carlos se haya aprovechado de mí de esa forma!

Los dos hermanos se levantaron de sus bancas.

—Tranquila, Katia. Aquí estoy. No te voy a dejar sola —dijo Matías triste.

Matías le dio un abrazo a Katia, ella no hacía más que llorar desconsoladamente. Matías ya estaba enterado de la terrible tragedia por la que la joven había pasado, y no sabía qué hacer.

De repente, alguien entró al salón de clases. Era Emiliano, quien usaba sudadera blanca, pantalón de mezclilla negro y zapatos tenis blancos. Usaba una mochila gris en su espalda. Vio a Matías y Katia, ellos dejaron de abrazarse y voltearon hacia él.

—Chicos, siento mucho por lo que están pasando... —dijo triste.

—Gracias, Emiliano... —susurró Matías triste—. Aún no puedo creer que hayan violado a mi hermana.

—De verdad, Katia. Siento mucho por lo que estás pasando —dijo Emiliano triste—. No sabes cómo lamento que Carlos haya abusado de ti.

—Muchas gracias, Emiliano... —dijo Katia triste.

—Sé que cometí muchos errores. Como ustedes saben, yo acusaba a Andrés de haber alejado a mi hermana de Adriano... —susurró Emiliano triste—. Pero ahora mismo, se me está cayendo la venda de los ojos. Me estoy dando cuenta de la clase de monstruos que son Adriano Villamizar y sus secuaces.

—Lo sé... —susurró Matías triste.

—Y ahora te digo que cuentas con todo mi apoyo, Katia —dijo Emiliano triste—. Pase lo que pase, prometo que esto no va a quedar impune.

—Muchas gracias, Emiliano... —susurró Katia.

—Muchas gracias por apoyar a Katia... —susurró Matías triste.

Poco a poco, Emiliano se iba dando cuenta de qué clase de persona era Adriano. Estaba dispuesto a apoyar a Katia en ese momento tan difícil por el que estaba pasando.

***

Más tarde...

Facultad de Economía.

Luciano se encontró con Alessia en la facultad para hablar con ella. Sus atuendos:

Luciano: Sudadera azul, pantalón deportivo negro, zapatos tenis negros, mochila azul en su espalda.

Alessia: Sudadera gris, pantalón de mezclilla negro, zapatos tenis blancos, mochila gris en su espalda.

Luciano quiso hablar, pero Alessia se le acercó y le dio una cachetada en la mejilla izquierda.

—¡Eres un idiota! —gritó enojada—. ¿Cómo pudiste hacerle esto a Andrés?

—Lo sé, Alessia... —dijo Luciano triste—. Sé que mi traición es injustificable. Pero te juro que lo hice para proteger a nuestra familia.

—¿Es en serio? —gritó Alessia enojada—. ¿Te atreviste a darle información delicada a Adriano Villamizar sobre la familia de los Abascal? ¿Te das cuenta del dolor que le provocaste a Andrés?

—¡Claro que lo sé! —gritó Luciano triste—. ¡Soy consciente del dolor que le provoqué al causar la muerte de su padre! ¡Pero te lo juro, yo sólo quería proteger a nuestra familia! ¡Adriano me tenía amenazado!

—¡Puedo entender que Adriano nos tenía amenazados a todos! —dijo Alessia enojada—. ¡Pero por Dios, no tenías por qué hacerle esto a Andrés! ¿Cómo se te ocurre trabajar para Adriano de esta forma? ¿Y te das cuenta de lo que puede pasar si Katia se llega a enterar de que Osvaldo murió, y no desapareció como se lo hicieron creer?

—Entiendo... —dijo Luciano triste—. Sé cómo va a reaccionar en cuanto se entere, y estoy dispuesto a aceptar las consecuencias. Sé que mi silencio ha causado mucho daño, pero te lo juro. ¡Fue Adriano quien mandó matar al padre de Andrés! ¡Fue él quien mató a Osvaldo, y quien ordenó sodomizar a Alan Ventura! ¡Tienes que creerme!

—¿Roberta sodomizó a Alan? —preguntó Alessia impactada—. ¿Cómo?

—Mira... —dijo Luciano triste, y respiró profundamente antes de seguir hablando—. No es fácil explicarlo, pero ocurrió. El día que Adriano mató a Osvaldo, Roberta tomó un palo del suelo y sodomizó a Alan con él, mientras le gritaba muchas groserías e insultos. Yo vi todo con horror, además de que Osvaldo me obligó a enterrar el cadáver de Osvaldo.

—¿Cómo que Adriano te obligó a enterrar el cadáver de Osvaldo? —preguntó Alessia horrorizada—. ¡Yo creía que Adriano no iba a hacer nada contra los Ventura!

—Pues ya lo ves... —dijo Luciano triste—. Tienes que creerme, Alessia. Adriano me tenía manipulado para que no dijera nada de esto.

—¿Y sabes si Alan ya confesó lo que Roberta le hizo? —preguntó Alessia.

—No, pero ayer me golpeó al enterarse de este secreto —dijo Luciano preocupado—. Ahora tengo miedo de lo que Adriano pueda llegar a hacer. En estos momentos, ha de estar enterado de que ya solté la sopa.

—Tranquilo, Luciano —dijo Alessia preocupada—. Adriano no nos va a hacer daño. Buscaremos la forma para protegernos. Pero tendrás que enfrentar las consecuencias de tus actos en cuanto él caiga.

—Lo sé. Estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias... —dijo Luciano.

Alessia estaba muy dolida por lo que había descubierto, y no sabía si perdonar a Luciano por haber guardado el secreto de la muerte del padre de Andrés.

***

Más tarde...

Facultad de Ciencias de la Comunicación.

Melissa estaba en la facultad, caminando hacia su salón de clases. Usaba sudadera azul, pantalón de mezclilla negro y zapatos tenis blancos, además de su mochila en su espalda.

De repente, Carlos la alcanzó. Usaba sudadera blanca, pantalón de mezclilla blanco y zapatos tenis negros, además de su mochila en su espalda. Melissa volteó hacia él y lo confrontó.

—¡Ni creas que te vas a escapar de mí tan fácilmente, Melissa! —gritó Carlos enojado—. ¡No olvides que sigo siendo tu novio!

—¿Cómo quieres que te vuelva a ver a la cara, después de lo que intentaste hacerme ayer, Carlos? —le dijo Melissa enojada.

—¡Perdón, es que sólo fue por impulso! —dijo Carlos enojado.

—¡No, realmente querías abusar de mí anoche! —gritó Melissa enojada—. ¿Acaso ya se te olvidó?

—¡Sí, lo acepto! —dijo Carlos enojado—. ¡Pero sabes bien que solo lo hice por impulso! ¡Tú sabes que eres mía, y no te puedo dejar ir!

—¡No, no soy de tu propiedad! —dijo Melissa enojada—. ¡No puedo creer lo que está pasando!

—¿Acaso Andrés te está diciendo que te alejes de mí? —dijo Carlos enojado.

—No, solo me estaba diciendo la verdad, ¡resultaste ser un patán! —exclamó Melissa—. ¡Además, me enteré de que violaste a Katia hace semanas!

—¡Eso es mentira! ¡Yo no abusé de Katia, está loca! —gritó Carlos enojado—. ¡De seguro está mintiendo!

—¡No, no está mintiendo! —gritó Melissa enojada—. ¡Claro que la violaste en su propia casa! ¿Cómo pudiste hacer algo así?

Carlos se enfureció y estrujó a Melissa para someterla.

—¡No vas a terminar conmigo, Melissa! —gritó enojado—. ¡No me vas a dejar así como así!

—¡Suéltame! —gritó Melissa enojada, y se zafó de Carlos—. ¡Yo no tengo por qué soportar esto! ¿Sabes qué? Creo que aquí la dejamos. ¡Ya no somos novios!

—¿Me vas a terminar así como si nada? —dijo Carlos enojado—. Qué lástima. Se ve que dejaste que Andrés y los demás te lavaran el cerebro.

—¡Cállate! ¡No hables así de mis seres queridos! —gritó Melissa enojada—. ¡Andrés tenía razón, nunca debí haberme juntado contigo! ¡Al fin me doy cuenta de la clase de persona que eres! ¡Hasta nunca!

Melissa quiso alejarse de Carlos, pero él quiso detenerla.

—¡Melissa! —gritó Carlos furioso.

—¡Déjame en paz! —gritó Melissa enojada.

Melissa se fue muy enojada a su salón de clases. Carlos se quedó solo, y entró a un salón de clases. Ahí, su furia aumentó considerablemente.

—¡Maldita seas, Melissa! —gritó furioso, tomó un banco y lo aventó lejos de sí—. ¡Mil veces maldita! ¡Haré que ardas en el infierno, maldita!

Siguió tomando bancos y arrojándolos lejos de sí. Estaba completamente furioso tras su ruptura con Melissa. Después de unos segundos, dejó de arrojar y golpear bancos y quiso calmarse, pero no lo conseguía.

***

Más tarde...

Parque Avándaro.

Alan y Matías llegaron al parque Avándaro, y se sentaron en una banca. Alan usaba sudadera celeste, pantalón deportivo negro y zapatos tenis blancos.

—¿Para que me citaste aquí, Alan? ¿De qué querías hablar? —preguntó Matías preocupado.

—Es que te tengo que confesar algo, Matías... —susurró Alan asustado—. Tú me abriste tu corazón, ahora me toca a mí.

—Sabes que puedes hablar conmigo —dijo Matías tranquilo—. ¿De qué querías hablar?

Alan respiró profundamente antes de empezar a hablar.

—Es que... me da pena decirte esto... —dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. La culebra se mata por la cabeza. Y quiero resolver este problema de raíz.

—Te escucho, Alan —dijo Matías.

Alan empezó a reunir coraje para empezar a hablar de lo que vivió semanas atrás.

—Osvaldo y yo... estábamos en la casa una tarde... —dijo muy triste—. Platicábamos como siempre... Hicimos planes para ir al Parque Fundidora un fin de semana...

—¿Y qué más pasó? —preguntó Matías.

Alan empezaba a llorar conforme pasaba el tiempo.

—¡Alguien nos secuestró a mí y a mi hermano! —gritó Alan triste—. ¡Eran los hombres de Adriano!

—¿Los hombres de Adriano? —preguntó Matías estupefacto.

—¡Sí, Matías! —gritó Alan triste—. ¡Adriano llegó y mató a mi hermano de un disparo! ¡Y luego, después de matarlo, eso ocurrió!

—¿Qué pasó? —preguntó Matías.

Alan seguía llorando a medida que contaba su triste historia.

—¡Después de que Adriano mató a Osvaldo...! ¡Ella me bajó los pantalones...! —sollozó asustado—. ¡Tomó un palo... y lo metió dentro de mí...! ¡Lo empujó por completo...! ¡Adentro y afuera, hasta que sangré...! ¡Y me dejó tirado ahí, mientras me gritaba e insultaba!

—¡Dios, no puedo creerlo...! —susurró Matías, completamente sorprendido y horrorizado después de haber escuchado la historia de Alan—. Se puede saber, ¿quién te hizo todo eso?

Alan llegó a un punto en el que ya no podía contener el llanto, pero aún así, prosiguió con su historia.

—¡Roberta! —gritó llorando—. ¡Fue Roberta! ¡Roberta Lazcano!

Matías se quedó completamente helado después de haber escuchado el nombre de Roberta. No podía creer lo que había escuchado.

—Alan yo... no sabes cómo lamento lo que te pasó —susurró Matías, mientras él y Alan se levantaban de la banca—. Siento mucho que Roberta te haya hecho semejante barbaridad.

Alan y Matías se levantaron de la banca.

—¿Puedo abrazarte? Claro, si quieres... —dijo Matías.

Alan asintió. Matías le dio un fuerte abrazo. Alan empezaba a llorar como un niño, mientras Matías no dejaba de abrazarlo.

De repente, Katia apareció. Usaba una blusa azul de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Se acercó a los dos chicos.

—Siento mucho lo que pasó, chicos... —sollozó Katia triste—. Lo siento mucho, Alan.

Matías dejó de abrazar a Alan para hablar con Katia.

—No sabes cómo lamento lo que te hizo Carlos, Katia... —dijo Alan llorando.

—Estamos contigo y con Alan, Katia —dijo Matías triste—. Les aseguro que vamos a salir adelante.

—Gracias, Matías —le dijo Katia triste a Matías, antes de dirigirse a Alan—. Alan, sé que lo que mi hermana te hizo es imperdonable. No hay perdón que valga, no hay disculpa que valga. Pero no sabes cómo lamento por lo que estás pasando. De verdad.

—Lo sé, Katia... —dijo Alan llorando.

—Si necesitas apoyo, aquí estamos para ayudarte —dijo Katia triste.

—Yo también, Katia... —sollozó Alan triste.

Los tres chicos se dieron un fuerte abrazo grupal, para poder sobrellevar el dolor por el que estaban pasando, por culpa de los abusos sufridos.

***

Más tarde...

Congreso de Nuevo León.

Adriano estaba en el estacionamiento, usando traje y zapatos negros. Caminaba hacia su auto, tenía un Audi A4 sedán blanco. Se encontró con Santino antes de entrar. Usaba sudadera roja, pantalón deportivo negro y zapatos tenis blancos. Ambos jóvenes platicaron.

—¿Así que ya te enteraste de lo que pasó con tu novia, Adriano Villamizar? —preguntó Santino tranquilo.

—Sí, Santino. ¿Qué es lo que quieres? —preguntó Adriano enojado.

—¿Podemos hablar adentro? —preguntó Santino.

Ambos entraron al auto para hablar.

—Sé que ya te enteraste de que Roberta mató a tu novia hace tiempo —dijo Santino tranquilo—. Y quizá esto sea demasiado para ti, pero aquí tengo el video de lo que le pasó a Alan Ventura, el día que mataste a Osvaldo.

Adriano respiró profundamente antes de seguir hablando.

—Mira, Santino. Sé que alguna vez te dije que ibas a sufrir si llegabas a hablar de lo que pasó ese día —dijo tranquilo—. Pero ahora me trago mis palabras, después de haberme enterado de que fue Roberta quien mató a Sofía Martell. Te pido perdón por haberte amenazado.

—Sí, está bien. No pasa nada. No me imagino cómo te sientes —dijo Santino tranquilo.

—Por favor, quiero que me pases ese video por WhatsApp —sollozó Adriano triste.

—Como quieras —dijo Santino, sacó su celular del bolsillo derecho de su pantalón y le mandó el video a Adriano vía WhatsApp.

—Muchas gracias, Santino —dijo Adriano ya tranquilo, antes de enojarse—. Ahora sé que fue ella quien mató a Sofía Martell, ahora va a saber de lo que soy capaz.

—Sólo espero que sepas lo que estás haciendo, Adriano —dijo Santino ya preocupado—. Porque así como tú puedes acusar a Roberta por la violación de Alan, ella también te puede acusar por el asesinato de Osvaldo.

—Yo ya no le tengo miedo a nada ni a nadie, Santino —dijo Adriano serio—. Le dije a Roberta que no iba a decir nada acerca de lo que pasó. Pero ahora voy a usar las pruebas en su contra. No sabe con quién se metió.

Después de una charla, Adriano encendió el auto y empezó a manejar hacia su casa. Quería vengarse de Roberta a como diera lugar, sin importarle el precio a pagar.

***

Más tarde...

Galerías Valle Oriente.

Matías estaba con Daniela en el centro comercial. Daniela usaba una sudadera beige, pantalón deportivo negro y zapatos tenis blancos. Los dos caminaban tranquilamente, viendo algunas tiendas de ropa mientras platicaban.

—Siento mucho que te hayas enterado de lo que le pasó a tu hermana, Matías —dijo Daniela triste y preocupada.

—Gracias, Daniela... —dijo Matías triste—. Cuando me enteré de lo que le hicieron a Katia, sentí que mi corazón se rompía en pedazos.

—Lo sé... —dijo Daniela triste—. De verdad, lamento mucho lo que está pasando.

—Ahora me estoy dado cuenta de la basura de ser humano que es Carlos —dijo Matías un poco enojado—. Lo peor es que Roberta minimizó la tragedia. Y por si eso fuera poco, lo está encubriendo.

—¿Roberta está encubriendo a un violador? ¡Qué horror! —dijo Daniela horrorizada.

—Sí —dijo Matías preocupado—. Roberta está encubriendo a Carlos, de una forma u otra.

—Sinceramente, no sé qué pensar —dijo Daniela preocupada—. Ya no me sorprende la clase de monstruo que es Adriano. Pero, ¿Roberta defendiendo a un violador?

—Sí, No puedo creer que mi hermana haga eso —dijo Matías preocupado—. Total, me llueve sobre mojado. Roberta dice que es feminista y lucha por las mujeres, pero es una hipócrita. No duda en defender a Carlos, aún sabiendo que él violó a Katia.

—Qué basura de mujer es tu hermana, Matías —dijo Daniela un poco enojada.

—Lo sé, Daniela... —dijo Matías triste—. Y lo peor, es que ella también abusó de Alan.

—¿Cómo? —preguntó Daniela impactada.

—Es que me confesó que Roberta lo sodomizó con un palo ese día —dijo Matías triste—. Te juro que se me destrozó el corazón al oír las palabras de Alan. Te juro que mi hermana es un asco de ser humano.

—Lo sé. Siento mucho por lo que Alan y Katia están pasando —dijo Daniela preocupada.

—Lo sé, Daniela... —dijo Matías preocupado—. Mucha gente va a saber que mi familia no es tan ejemplar como parece.

De repente, Andrés apareció en el centro comercial. Usaba una sudadera blanca, pantalón deportivo negro y zapatos tenis blancos. Se acercó a los dos chicos y platicó con ellos.

—Hola, chicos —dijo tranquilo.

—Hola, Andrés —dijo Daniela sonriendo.

—Hola, Andrés —dijo Matías triste.

—¿Ya te enteraste de lo que les pasó a Katia y a Alan? —dijo Daniela preocupada y triste.

—Así es, Daniela. Siento mucho lo que les pasó a los dos —dijo Andrés ya enojado—. Lo peor es que anoche, ¡vi con mis propios ojos cómo Carlos quería violar a mi hermana!

—¿Cómo? —preguntó Matías asombrado.

—¿Carlos quería abusar de tu hermana? —dijo Daniela asombrada—. ¡Dios mío!

—Sí, chicos —dijo Andrés enojado—. Cuando llegué, Carlos estaba tocando inapropiadamente a mi hermana. Así que lo aparté de mi hermana y le dije que no se le volviera a acercar.

—Vaya, ahora nos vamos dando cuenta de que Carlos es igual de sinvergüenza que Adriano —dijo Matías sorprendido.

—No te sorprendas, Matías —dijo Daniela enojada—. Sus amigos también son así: Carlos violó a tu hermana, y Roberta lo está encubriendo. Lo que es peor, abusó de Alan con un palo

—¿Roberta está encubriendo a un violador? ¿Y violó a un chico inocente? No lo puedo creer... —dijo Andrés horrorizado—. Discúlpeme, pero no puedo creer que Roberta, siendo mujer, haya sido capaz de hacer algo así.

—Lo sé, Andrés... —dijo Matías enojado—. Solo espero que muy pronto se haga justicia.

—Ojalá que Carlos pague por lo que le hizo a tu hermana —le dijo Daniela a Matías—. Todo cae por su propio peso.

—Es cierto, Daniela —dijo Andrés indignado—. Todo cae por su propio peso. Espero que Roberta pague por lo que hizo.

Los tres chicos estaban muy indignados por todo lo que estaba pasando. Matías se sentía muy mal tras haberse enterado de las tragedias de Katia y Alan.

¿Qué opinas del capítulo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro