Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18: El infierno apenas comienza

Esa noche...

Casa de los Abascal.

Andrés estaba en la sala de la casa con Melissa, su hermana. Ambos estaban enojados y discutiendo.

—¿Cómo que ya te hiciste novia de Carlos? —preguntó Andrés enojado.

—¡Lo siento, pero es la verdad, Andrés! Carlos y yo ya nos hicimos novios —respondió Melissa enojada.

—¿Y por qué no me lo dijiste? —preguntó Andrés enojado—. ¿Te das cuenta de que Carlos es igual de sinvergüenza que Adriano?

—¡Ya pero dije mil veces, Andrés! —dijo Melissa enojada—. ¡Carlos no es ningún sinvergüenza como muchos de ustedes lo quieren hacer creer! ¡Yo me hice su novia por mi propia voluntad!

—¡Tienes que alejarte de él, te lo digo por tu bien! —dijo Andrés enojado—. ¡Ese tipo está loco, dicen que se aprovechó de!

Melissa soltó una carcajada.

—¿De qué te ríes? —preguntó Andrés enojado.

—Por Dios, ya no sabes ni qué inventar para separarme de Carlos —dijo Melissa burlona y enojada—. ¡Ahora resulta que Carlos es un violador!

—¿A qué te refieres? —preguntó Andrés.

—¡Pasa que algunas personas me andaban diciendo que Carlos es un violador! —dijo Melissa enojada—. ¡Pero yo no les creo nada! ¡Sólo son unos mentirosos que no soportan que yo esté junto a Carlos!

—¡Piénsalo bien, Melissa! —dijo Andrés enojado—. Carlos está loco. Yo sólo quiero protegerte.

—¡No necesito que nadie me proteja, ni siquiera tú! —gritó Melissa enojada—. ¡Yo quiero ser novia de Carlos! ¿Por qué no me dejas en paz y te largas?

La mamá de los chicos vino a la sala de la casa para calmar a sus hijos. Estaba impresionada por la discusión.

—¿Pero qué es este escándalo? —preguntó la mamá sorprendida—. ¿Por qué se están gritando entre ustedes?

—¡Este idiota no soporta que Carlos y yo seamos novios! —dijo Melissa enojada señalando a Andrés—. ¿Por qué no me deja en paz?

Melissa se fue muy enojada a su habitación, subiendo las escaleras. Andrés y su mamá estaban platicando.

—¡Tú y tu hermana nunca habían discutido de esa forma, hijo! ¿Está todo bien? —preguntó la mamá sorprendida.

—¡Pasa, que no puedo dejar que Melissa ande con el sinvergüenza de Carlos! —dijo Andrés mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Hijo, tranquilo... —dijo la mamá muy preocupada.

—¡No me pidas que me calme, carajo! —gritó Andrés enojado—. ¡Y menos sabiendo que Melissa anda con el hermano de mi peor enemigo!

—Hijo, Yo sé que esto no es nada fácil —dijo la mamá para calmar a Andrés—.
Pero esto ya es decisión de Melissa y no podemos interferir. Ella ya no es una niña, es una joven que ya está consciente de sus propias decisiones.

—Pues espero que no se arrepienta de esa maldita decisión —dijo Andrés triste, mientras se secaba sus lágrimas—. Porque pase lo que pase, yo nunca voy a aceptar esa relación. Carlos es el hermano del hombre que me culpa del rompimiento con su novia. No sé qué hacer, mamá. Te lo juro.

Y a mamá abrazó a Andrés para consolarlo. Él no hacía más que llorar, lamentando que Melissa se hiciera novia de Carlos

***

Más tarde...

Casa de los Montes de Oca.

Daniela y Emiliano estaban en la sala de su casa, platicando. Emiliano usaba una playera negra de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.

—Todo es tan apacible desde que terminaste tu amistad con Andrés, Daniela —dijo Emiliano sonriendo.

—Ni creas que vas a cantar victoria, Emiliano —dijo Daniela enojada—. ¡Algún día, Andrés y yo volveremos a ser amigos!

—No estés tan segura, Daniela —dijo Emiliano burlón—. Sabes lo que le pasaría a la familia Abascal, si reanudas tu amistad con él. No te gustaría que les pasara algo malo a los Abascal, ¿o sí?

—Di lo que quieras, pero te aseguro que Adriano no sería capaz de hacer algo así —dijo Daniela enojada—. Porque sea como sea, Andrés y yo no le tenemos miedo.

—¡Claro que sí! —dijo Emiliano burlón—. ¿Por qué crees que terminaste tu amistad con Andrés?

—¡Lo hice para protegerlo a él y a su familia! —dijo Daniela enojada—. ¡Le dije ante todos que ya no lo quería, pero solo fue para protegerlo! ¡Y te aseguro que él y yo volveremos a ser amigos muy pronto!

Emiliano se echó a reír.

—¿Y cómo estás tan segura? —preguntó burlón—. ¡Mira nada más! ¿De verdad crees que vas a volver a ser amiga de Andrés? ¿Piensas que Adriano no es capaz de quitar de su camino a quien le estorbe?

—Adriano nos hace la vida imposible, porque no nos dejamos intimidar por él —dijo Daniela enojada—. Andrés y yo no nos dejaremos intimidar por él, ni por nadie.

—Tú sabes lo que haces, Daniela —dijo Emiliano burlón—. Adriano dice que puedes hacer lo que quieras, siempre cuando no vuelvas a ser amiga de Andrés. Porque como ya te dije anteriormente, es capaz de hacer algo horrible contra Andrés y su familia.

—¡Pues dile a Adriano de mi parte que no voy a volver con él! —dijo Daniela enojada—. ¡No regresaré con él, aunque fuera la última opción! ¡Dile que pueda hacer lo que quiera, pero que no se meta con Andrés, ni con su familia!

—Vaya, sí que te gusta defender a Andrés, aunque ya no sean amigos —dijo Emiliano burlón—. Eso habla muy bien de ti, Daniela.

—¡Te guste o no, él y yo volveremos a ser amigos! —dijo Daniela enojada—. ¡Y no dejaremos que Adriano se salga con la suya! ¡Algún día, vas a entender que no fue él quien rompió mi relación con Adriano! ¡Fueron el propio Adriano y Roberta!

—No olvides que si vuelves a ser amiga de Andrés, él y su familia van a sufrir las consecuencias —dijo Emiliano ya tranquilo—. Así que ten mucho cuidado con lo que haces. Porque como ya sabes, Adriano es muy impredecible. Mucha suerte.

Después esa discusión, Emiliano salió de la casa para dar una vuelta. Por otra parte, Daniela se quedó sola en la casa. Se sentó en el sofá para calmarse un poco, y deseaba volver a ser amiga de Andrés. Pero tenía miedo de las represalias que Adriano podía tomar en su contra.

***

Más tarde...

Casa de los Arévalo.

Andrés estaba en la sala de la casa de los Arévalo. Estaba sentado en el sofá con los dos hermanos, viendo el televisor, exactamente las noticias.

Luciano usaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Alessia usaba una blusa gris de tirantes, minishort negro y un par de zapatos tenis blancos.

—De verdad que no puedo creer que tú y Daniela hayan terminado su amistad de años, Andrés —dijo Alessia indignada—. Sentimos mucho por lo que estás pasando.

—Gracias, Alessia... —dijo Andrés un poco triste—. Me está lloviendo sobre mojado. Daniela yo ya no somos amigos. Y ahora, Melissa y yo seguimos peleando constantemente.

—No puedo ni imaginar por lo que estás pasando, hermano —dijo Luciano triste—. Todavía no puedo creer que Daniela haya terminado una amistad de muchos años. ¡Tú y ella eran buenos amigos!

—Todo cambió desde que Adriano me secuestró el otro día —dijo Andrés preocupado y triste—. No sé si sea prudente contarles esto.

—Somos tus mejores amigos, Andrés. Puedes confiar en nosotros —dijo Alessia tranquila.

—Gracias, chicos... —dijo Andrés preocupado—. Adriano amenazó con hacerle daño a mi familia si no me alejaba de Daniela. Y quizá ella se haya enterado de esto y se alejó de mí.

—No puedo creerlo —dijo Luciano ya indignado—. ¿Qué clase de monstruo es Adriano Villamizar? ¿Cómo se atreve a amenazar a la familia de un chico inocente, para alejarlo de su mejor amiga?

—No lo sé, Luciano... —dijo Alessia preocupada—. Por como están las cosas, Adriano está dispuesto a hacer lo que sea para volver con Daniela. Quiere quitar de su camino a sus enemigos, sea como sea.

—Un día, le voy a demostrar a Adriano que nunca debió haberse metido con mi familia —dijo Andrés indignado—. Adriano puede meterse conmigo, pero si se mete con mi familia, no se va a salir con la suya.

—Anímate, Andrés —dijo Alessia tranquila—. Te aseguro que algún día, esta tormenta va a pasar. Ya verás que tu y Daniela van a volver a ser amigos.

—Sí, Alessia. Pero por como están las cosas, ese día no parece ser próximo —dijo Andrés un poco triste—. Nada me haría más feliz que volverá a ser amigo de Daniela. ¡Y que Adriano pague por todo lo que ha hecho! Lo peor de todo, es que mi hermana se hizo novia de Carlos, hermano de Adriano.

—Por eso te peleaste con Melissa, ¿no es así? —preguntó Alessia.

Andrés asintió triste.

—Dios mío... —dijo Luciano preocupado.

—Les juro que no sé qué hacer... —dijo Andrés triste—. Nunca se había enojado así conmigo. Les juro que no entiendo por qué me pasa esto. No sé qué hacer.

Los hermanos Arévalo estaban haciendo todo lo posible por animar a Andrés, quien sequía sin poder creer que Melissa estuviera de novia con Carlos, hermano de su peor enemigo.

***

Más tarde...

Parque de los Sauces.

Daniela estaba caminando tranquilamente en el parque de los Sauces. Pero no podía con la idea de haber roto su amistad con Andrés.

—¿Acaso fui muy mala con Andrés...? —susurró tranquila.

Mientras Daniela caminaba, Roberta apareció en el parque y se le acercó a Daniela para enfrentarla. Daniela se molestó al ver a Roberta.

—Todo es tan apacible desde que terminaste tu amistad con el pendejo de Andrés —dijo Roberta burlona—. Parece que Adriano tenía razón. Después de todo, esa amistad no tenía futuro.

—Si viniste a burlarte de mi situación, ya te puedes ir, Roberta —dijo Daniela muy enojada—. No tengo por qué estar soportando tus tonterías.

—¿Por qué te pones así? ¿Porque sólo estoy diciendo la verdad? —dijo Roberta burlona—. Daniela, ese pinche pito chico solo te traía problemas. Es bueno saber que decidiste romper tu amistad con él. De todos modos, Andrés es tan pito chico, que ya se ha de querer robar a otra novia.

Roberta se echó a reír, provocando la furia de Daniela. Ésta le dio una cachetada a Roberta en la mejilla izquierda.

—¡Ya deja de burlarte de Andrés! —gritó muy enojada—. ¡Si rompimos nuestra amistad, fue para protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias!

—¡Hija de tu pinche madre! —gritó Roberta enojada—. ¡No me gusta golpear a una mujer, pero...!

Roberta quiso darle una cachetada a Daniela, pero ésta usó su mano derecha para detener la mano derecha de Roberta.

—¡A mí no me vas a poner un dedo encima! —dijo Daniela muy enojada—. ¡Y tampoco vas a volver a ofender a mis amigos! ¡Tú no eres nadie para criticar a mis amigos, mucho menos después de lo que hiciste!

—¿Lo que yo hice? —gritó Roberta enojada, mientras Daniela la soltaba—. ¡Todos ustedes siempre se la pasan reprochándome! ¿Y qué hay de lo que hizo el pendejo de Andrés?

—En serio, ¿Tú no te cansas de culpar a Andrés de lo que tú y Adriano me hicieron? —preguntó Daniela enojada—. ¿Cómo puedes dormir tranquila sabiendo lo que hiciste?

—Yo tengo la conciencia tranquila, Daniela —dijo Roberta enojada—. El pito chico de Andrés es el que debería tener la conciencia sucia.

Daniela le dio otra cachetada Roberta en la mejilla izquierda.

—¡Ya basta! ¡No voy a tolerar que vuelvas a insultar a Andrés! —gritó enojada—.
¡Pase lo que pase, no voy a terminar mi amistad con él! ¡Tú y Adriano son los culpables y lo que está pasando! ¡Pero les aseguro que no se van a salir con la suya!

Daniela se fue muy enojada del parque, dejando a Roberta sola. Roberta decidió respirar profundamente y se sentó en una banca para descansar. Pero era inaludible que no podía olvidar ese conflicto que tuvo con Daniela.

***

Más tarde...

Parque del Gusanito.

Emiliano estaba en el parque del Gusanito, caminando tranquilamente. De repente, Luciano llegó al lugar y lo enfrentó.

—¡Muy bonito! ¿No? —preguntó Luciano enojado—. ¿Cómo te atreviste a destruir la amistad entre Andrés y Daniela?

—¡Yo no tuve nada que ver, Luciano! —dijo Emiliano enojado—. ¿Por qué no se lo preguntas a Adriano? ¡Él se está regodeando con lo que pasó!

—Yo sé que no, ¡pero seguramente tú fuiste cómplice! —dijo Luciano enojado—. ¿Por qué sigues insistiendo al culpar a Andrés de lo que pasó? ¡Sabes muy bien que fue Adriano quien engañó a Daniela con otra mujer!

—¡Yo simplemente digo lo que pienso! —dijo Emiliano enojado—. ¡Fue Andrés quien terminó por ponerle los últimos clavos al ataúd de esa relación! ¿Cómo puede vivir tranquilo después de lo que le hizo a mi hermana?

—¡Entiéndelo de una vez! —dijo Luciano enojado—. ¡Ya no sigas encubriendo a Adriano Villamizar! ¿No te das cuenta de que tu hermana solo está sufriendo más y más?

—¡Daniela estaba sufriendo mucho con la amistad que mantenía con Andrés —dijo Emiliano enojado—. ¡Por eso me alegro de que lo mandara al carajo!

—De verdad que hablar contigo es como hablar con la pared, Emiliano —dijo Luciano enojado—. ¿No te das cuenta de que Adriano solo se estuvo burlando de tu hermana? ¿Por qué te empeñas en seguir culpando a Andrés de lo que pasó?

—¡Yo solo quiero lo mejor para Daniela! —dijo Emiliano enojado—. ¡Solo quiero que sea feliz!

—¿Y planeas hacerla feliz, alejándola de Andrés? —preguntó Luciano enojado—. ¿De verdad la quieres alejar de su mejor amigo? ¿De verdad quieres que se someta a la voluntad de Adriano Villamizar?

Después de escuchar esas preguntas que Luciano hizo, Emiliano se quedó pensativo por unos segundos. No pudo pronunciar palabra alguna.

—Por favor, Emiliano. Daniela es tu hermana, no puedes hacerle esto —dijo Luciano ya triste—. Yo sé que harías lo que fuera por verla feliz, pero no la puedes alejar de sus amigos. Y mucho menos mantenerla atada a Adriano. Tú la quieres mucho, eres su héroe. Te admira por tus ganas de superarte. Pero no la puedes tener a merced de ese tipo.

Emiliano seguía pensativo pero mantenía la cabeza baja. Parecía no escuchar ninguna de las palabras que Luciano le decía.

—¿Esto quieres para tu hermana? ¿Tenerla a merced de un tipo al que ya no ama? —preguntó Luciano triste, con la voz entrecortada y con los ojos llenos de lágrimas, las cuales se secó—. Por favor, Emiliano. Piénsalo bien.

Después de esa discusión, Luciano se alejó de Emiliano y se fue del parque. Emiliano se quedó muy pensativo después de haber escuchado todo ese discurso.

—¿Qué es lo que quiero para mi hermana? —susurró tranquilo.

Sentía que no podía moverse, no sabía qué era lo que quería para Daniela. Y tenía que pensarlo algún día.

***

Más tarde...

Parque de los Sauces.

Daniela y Adriano se encontraron en el parque de los Sauces, y se vieron frente a frente.

—Hola, Daniela... —dijo Andrés tranquilo.

—Hola, Andrés... —dijo Daniela tranquila.

Los dos chicos se sentaron en una banca y empezaron a platicar.

—No sé por dónde empezar, Andrés... —dijo Daniela tranquila.

—Yo tampoco... —dijo Andrés tranquilo—. Solo quiero decirte que ojalá pudiéramos volver a ser amigos muy pronto.

—Sí, ojalá... —dijo Daniela tranquila—. Pero enteré hace tiempo que Adriano te amenazó a ti y a tu familia.

—¿Cómo te enteraste? —preguntó Andrés sorprendido.

—Es que Adriano te secuestro el otro día, y me llamó —dijo Daniela preocupada—. Amenazó con hacerles daño a nuestras familias, si no rompíamos nuestra amistad.

—Sí, Adriano me amenazó a mi también... —dijo Andrés triste—. Yo lo único que quiero, es que podamos retomar nuestra amistad. Y saquemos la fuerza necesaria para enfrentar a Adriano.

—Yo también, Andrés... —dijo Daniela triste—. Por favor, perdóname. No quise tratarte de esa forma. Es que estaba asustada y enojada. Adriano siempre se ha opuesto férreamente a nuestra amistad.

—Está bien, Daniela. No sabes cómo lamento lo que pasó... —dijo Andrés tranquilo—. Espero que no haya ninguna rencilla entre nosotros, y podamos volver a ser amigos.

—Yo también, Andrés... —dijo Daniela un poco más tranquila—. Yo también quiero volver a ser tu amiga, si es que no estás molesto por lo que pasó.

—Está bien. Sólo estabas asustada por las amenazas de Adriano... —dijo Andrés con una leve sonrisa en su rostro—. Te prometo que voy a defender nuestra amistad, ahora más que nunca.

—Yo también, Andrés. ¿Amigos? —preguntó Daniela con una leve sonrisa.

—Amigos... —dijo Andrés sonriendo.

Andrés y Daniela estaba muy contentos, ambos habían logrado retomar su amistad.

De repente, Adriano apareció furiosamente en el parque. Se acercó Andrés y Daniela, y los enfrentó.

—¡Par de ratas malolientes! —gritó furioso—. ¡Ya sabía que iban a retomar su maldita amistad algún día! ¡No puedo creer lo que estoy viendo!

Andrés y Daniela voltearon hacia Adriano, se levantaron de la banca y lo enfrentaron.

—¡Te advertimos que no nos ibas a intimidar tan fácilmente! —le dijo Daniela enojada.

—¡Daniela y yo logramos retomar nuestra amistad! —dijo Andrés enojado—. ¡Ahora nuestra amistad es más fuerte que nunca, te guste o no!

Cegado por la ira, Adriano sostuvo a Andrés de su playera para golpearlo, pero Daniela se lanzó a defenderlo.

—¡Basta! ¡No voy a dejar que lastimes a mis amigos! —gritó enojada.

—¡Vaya, llegó la abogada! —dijo Adriano burlón—. ¡Mira que te has vuelto muy fuerte, Daniela! ¡Andrés te defendía a ti, y ahora tú eres la que lo defiende a él!

—¡Lo hago, porque Andrés es mi mejor amigo! —respondió Daniela enojada.

—¡Esta vez no te vas a salir con la tuya, Adriano Villamizar! —exclamó Andrés enojado.

Adriano soltó una carcajada malévola.

—¿Creen que pueda librarse de mí tan fácilmente, chicos? ¡Se equivocan! —gritó ya enojado—. ¡Les juro que van a sufrir, especialmente tú, Andrés! ¡No te voy a matar, pero te aseguro que vas a desear que lo hubiera hecho! ¡El infierno apenas comienza!

Después de esas fuertes amenazas, Adriano se fue enojado en el parque. Andrés y Daniela se quedaron, pero estaban asustados.

—Tranquila, todo va a estar bien, Daniela —dijo Andrés, mientras abrazaba a Daniela.

—Gracias, Andrés. Tranquilo, no dejaremos que Adriano se salga con la suya —dijo Daniela.

Es obvio que los dos chicos estaban muy asustados, solo podían esperar a que Adriano tomara represalias contra ellos.

¿Qué opinas del capítulo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro